Teatro
"No
sin elegancia podría
alguno llamar a los teatros cátedra
de pestilencia: porque la junta que allí se hace
está sacrificada a las maldiciones. Estas juntas están
llenas de iniquidad y confusión, y la misma ocasión
de congregarse es causa de la torpeza. Prohíbanse. pues, los espectáculos
y discursos que están llenos de maldad,
de palabras obscenas y ociosas,
dichas con temeridad. Porque ¿qué historia puede haber tan torpe que no se
manifieste en los teatros? ¿Qué palabra impura que no pronuncien los bufones y
cómicos que^ pretenden excitar la risa? (S.
Clemente. Pedagogo, lib.
3, c. 5, sent.
9. Tric. T. 1, p.
151.)”
"La
obligación que tenemos de apartarnos de todo género de impureza nos prohibe la
asistencia a los teatros: ellos son una escuela de impureza,
donde se aprueba cuanto fuera de ellos se condena. (Tertuliano,
lib. de espectáculos, c. 17.sent.
13. Tric. ibid.. p.
199.)"
"Las
leyes excluyen a los farsantes de todos los empleos honoríficos y dignidades.
¿No es un claro testimonio de que es mala una
cosa. el notar con infamia a los que la ejecutan,
y cuando al mismo tiempo que tanto agradan, se les
mira como a infames? (Tertuliano,
ibid.. c. 22. sent. 14.
Tric. ibid.. ibid.)"
"¿Podrá alguno meditar en Dios en la comedia,
en un lugar en donde nada se trata de Dios? ¿Aprenderá
alguno a ser casto, cuando se halla
transportado del placer de la representación? Lo más escandaloso
en los teatros es el excesivo adorno de las
mujeres con todo el artificio posible: la uniformidad o variedad de sentimientos
y demostraciones de
los espectadores, aprobando o desaprobando la representación.
contribuye mucho para promover un trato libre y familiar y encender en el corazón
las llamas de la impurc/.a.
Nadie asiste a la comedia con otro deslino que el de ver y ser visto. Pidamos a
Dios que arranque del corazón
de los cristianos la afición a un placer tan pernicioso.
A la verdad, ¿no es una cosa extraña el pasar desde la Iglesia de Dios a la
del diablo? ¡Emplear esas mismas manos que acabáis
de levantar a Dios, en aplaudir a cómicos y bufones, y alabarlos con la misma
boca que dijisteis amén al recibir el santo cuerpo del Señor! (Tertuliano,
ídem. c. 25, sent. 15,
Tric. ídem. ídem.)"
"Si
los cristianos quieren dar algún tiempo a los placeres, ¿cómo son tan
ingratos al Señor que no quieren conocer el gusto de las delicias que El les
ofrece, y les da a gustar aun en esta vida. y contentarse con ellas? En efecto,
¿qué cosa hay mas agradable que el reconciliarse con Dios. nuestro Padre y Señor,
reconocer los errores, adquirir la luz de la verdad, y alcanzar el perdón de
tantos y tan grandes pecados? ¿Puede haber delicia mayor que la que da el
disgusto de los deleites, la que nos representa
como despreciables todas las cosas del mundo, nos deja entera libertad, conserva
pura nuestra conciencia, nos tiene contentos en el estado presente y nos quita
todo temor a la muerte? (Tertuliano, ídem. c. 29, sent. 16. Tric. T. 1. p.
200.)"
"SÍ
para nosotros es execrable toda impure/a. ¿cómo ha de ser lícito oír lo que
no es permitido hablar, sabiendo que la chocarrería y toda palabra ociosa esta
condenada por Dios? ¿Cómo ha de ser lícito mirar lo que es delito ejecutar?
¿Por qué aquellas cosas que. pronunciadas con la boca se comunican al hombre,
no se le comunicaran también cuando las admite por los ojos o por los oídos,
supuesto que por estos sentidos llegan al espíritu, y no puede éste estar
limpio cuando sus ministros se manchan? (Tertuliano, ídem, c. 17. sent. 1 1. Tric. ídem. p.
361 y 362.)"
"La
obra de las mascaras, representada, pregunto: ¿cómo ha de agradar a Dios. que
prohibe que se haga toda semejanza. ¡Cuánto más prohibirá la de sí mismo! (Tertuliano, ídem, c. 23. sent. 13. adic. Tric. ídem.
p. 362.)"
"Nada
de las cosas que se destinan para los espectáculos es agradable a Dios, y lo
que no es agradable al Señor, no puede ser conveniente a sus siervos. (Tertuliano, ídem. c. 24, sent. 13. adic. Tric. ídem. ídem.)"
"Demos
que haya algunas cosas en los espectáculos que sean dulces, gratas y sencillas,
y aun honestase pero ninguno templa el veneno con hiél. sino con sazonados y
sabrosos condimentos: y sé mucho de este mal en las cosas dulces: de este modo,
cuando el diablo dispone la bebida mortal, la mezcla con cosas muy agradables y
muy del gusto de Dios. Todas las cosas que allí se ven, sean fuertes, sean
honestas, sean sonoras, sean delicadas, míralas
como gotas de miel que caen de un desfiladero
envenenado: no mires tanto a la gula del deleite
como al peligro. (Tertuliano,
Ídem, c. 27, sent. 14.
Tric. ídem. ídem.)"
"Delicado
eres, cristiano, si en este mundo deseas el deleite:
y aun demasiado necio, si esto lo tienes por delicia. (Tertuliano, ídem. c. 28. sent. 15. adic. Tric. ídem.
p. 363.)"
"El teatro conmueve nuestros sentidos, aviva
nuestras pasiones, destierra el pudor y la castidad de los corazones más
honrados y modestos. (S. Cipriano, en la
1.''
Carta a Donato, sent.
2,
Tric. ídem. p. 295.)"
"Todo
cuanto pasa a en esas representaciones perniciosas es vergonzoso e inclina al
mal: las palabras, los vestidos,
los pasos, la voz, el canto,
las miradas, los gestos, el son de los instrumentos,
los mismos asuntos y enredos de los comediantes:
todo está lleno de veneno y todo respira impureza. (S. Juan Crisóst..
Homil. 3^. sent. 59. Tric.
T.6.p.310.)"
"Si
no hubiera espectadores, no hubiera representantes
ni espectáculos: y de este modo, por ser los unos y los otros causa del pecado,
tanto unos como otros serán castigados en el fuego d^
la otra vida. (S. Juan Crisóst.. ibid.,
sent. 60, Tric. ibid.. ibid.)"
"En
el teatro todo es risa. torpeza, pompa diabólica,
disipación. inútil empleo del tiempo, preparación de la concupiscencia,
escuela de la deshonestidad y de la intemperancia,
exhortación y ejemplos de
torpeza... Luego son muchos los males que introducen en las ciudades los
teatros: grandes, por cierto. (S. Juan Cri.sóst..
Homil.
42. c. 19, sent. 19. adic. Tric. T. 6, p. 459.)"