CULTURA
MEDIEVAL
a)
Medioevo
b)
Economía medieval
a)
Medioevo
“La Edad Media fue hábil en introducir su cultura en todos los ámbitos
de la vida, y en mantenerla eterna en ellos en el transcurso de los siglos”,
comienza diciéndonos la prestigiosa Regine Pernoud.
En
cualquier parte, sigue añadiendo la dra. Regine, “los vestigios culturales de la época
medieval son más numerosos que los de todas las demás épocas reunidas”. Es
imposible, pues, circular por Europa sin ver un campanario del s. XII-XIII. Es más,
casi ninguna región europea suele poseer ningún museo importante, y en cambio
amontona riquezas en monasterios, literatura popular, arte parroquial rural,
frescos románicos….
Así mismo, la afluencia de turistas es habitual en los edificios
medievales. El Mont Saint Michel recibe más visitantes, por ejemplo, que el
mismo Museo Louvre de París.
En todos los lugares se han ido creando clubes arqueológicos, talleres
de restauración y excavación, sobre todo resto medieval.
Si el Renacimiento recurrió a las fuentes de la Antigüedad, por poner
un ejemplo, la Edad Media batió record
en sentido literario.
Bernardo
de Claraval manejó una prosa completamente nutrida de citas antiguas. Incluso
fue tan asiduo el cultivo de los autores latinos y griegos por parte del entorno
erudito de Carlomagno, que se ha llegado a hablar del “Renacimiento
Carolingio” del s. VIII-IX, aparte del “Renacimiento del s. XII” y del
constante “Humanismo medieval”.
Por
otro lado, cabe recordar la filosofía
aristotélica del s. XIII, por no seguir ahondando en la enorme
riqueza literaria popular, proliferación de los primeros best sellers,
memorización de romances y géneros épicos… a lo largo de toda la Edad
Media.
Tomando
el relevo del Imperio romano, cuando Carlomagno emprende la reanimación
de la enseñanza y la cultura, lo hace siguiendo las normas romanas:
-fundando
en Aquisgrán la Academia palatina,
-trayendo
y agrupando a los mejores gramáticos, letrados y poetas de todos los lugares.
El poeta franco Angilberto, el visigodo Teodulfo, el inglés Alcuino… y
todas las artes medievales siguieron los modelos de las formas clásicas,
llegando a convertirse en los nuevos Homero, Píndaro y Virgilio.
Menos de 200 años después de la muerte de Carlomagno renació la vena céltica,
la Chanson de Roland, el Baudri
de Bourgueil, Mardobio, Guillermo de Aquitania, Bernat de Ventadorn, Jaufre
Rudel, por no citar las leyendas del rey Arturo, la Tabla Redonda, la Demanda del
Grial, Erec y Enide, Tristán
e Iseo…
Por último, el teatro fue practicado en la Edad
Media desde fecha muy temprana, añadiendo al teatro clásico mayor vida
interior y valor educativo.
En el tema de las corporaciones financieras medievales, y de los derechos
económicos medievales, la Economía medieval supuso hacer frente al
derrumbamiento y agujero económico dejado por el Imperio
romano, que había sido centralizado hasta el extremo.
Para hacer frente al desastre económico romano, la Edad Media puso el
centro de la riqueza en la tierra, con toda una serie de derechos o feudos
de uso y protección.
Un ejemplo lo tenemos en el Código
forestal medieval. Cuando en 1827 el propietario Jodot trató de comprar un
bosque a los Rochefoucauld, los habitantes de Counozouls se le echaron
ferozmente encima, recordando la costumbre que había imperado durante siglos,
desde los siglos medievales.
Por otro lado, la sociedad europea estaba en inferioridad económica
respecto al Islam, teniendo que sufrir el terror
sarraceno por doquier. Evocar esta situación a menudo en sus
documentos, y tratar de sobrevivir por medio de costumbres iguales y constantes,
fue la receta medieval utilizada por Europa.
Otra de las recetas económicas utilizadas por la Edad Media fue la de la
economía de
Castillo, y la del sufragio de las Órdenes de caballería, para
proteger la débil vida urbana.
Lo que si abolió el sacro Imperio medieval fue la esclavitud,
permanente durante milenios en todas las sociedades antiguas, y que había
llegado a convertirse en algo natural. Los antiguos esclavos pasaron a ser
siervos, de igual a igual con el resto de ciudadanos, y ahora con protecciones a
su favor.
Se trataba de una servidumbre ligada a la tierra y a los imperativos agrícolas,
y no a las personas, como en el mundo precedente (y en el que el esclavo no tenía
derecho a casarse, fundar una familia, tener dignidad de ciudadano).
El siervo u obrero medieval, según
se desprende de numerosos documentos, como los de la abadía de Ronceray, era:
-un
hombre de nuestra tierra,
-de
todas las clases,
-con
nuestro mismo linaje,
-censado
y con contrato de trabajo,
-sujeto
receptivo de donaciones,
-intercambiador
de mercancías,
-con
riquezas potenciales lejos de haberse agotado.
El derecho romano de “usar” y “abusar” quedó abolido, pues, en
las costumbres económicas medievales.
Las referencias a la mujer en la Edad
Media se han producido a un ritmo impresionante. La mujer en la sociedad de Siam,
en cambio, o según los derechos cuneiformes, o en el derecho maliki magrebino,
no hablan de ella para nada. Es igualmente inútil buscar un estudio sobre la
mujer en las sociedades célticas.
¿No es sorprendente, en efecto, pensar que en los tiempos feudales la
reina era coronada como el rey, con dominio real?
Un rápido repaso de las reinas
da una idea bastante exacta de lo que pasó en la sociedad. Mientras que la
mujer en los tiempos antiguos es constantemente relegada, incapaz de reinar, de
ejercer su derecho sobre sus bienes… en tiempos medievales los muchachos y
muchachas se encontraban en pie de igualdad rigurosa.
En efecto, a mitad del s. XIII la universidad tuvo que dispensar el
derecho romano porque no admitía más que el pater
familias. Por otra parte, la difusión del cristianismo había ido
introduciendo desde sus comienzos la libre
elección de los esposos.
Las tonterías que se han vertido sobre que “la mujer no tenía alma”
para la Iglesia medieval presentan serias lagunas, pues:
-en la Iglesia antigua y moderna la mujer ha gozado siempre de alma, y la Iglesia
nunca ha cambiado sus criterios,
-la Iglesia no dispensa la comunión ni confesión a seres sin alma, por ejemplo,
y a ellas siempre se las ha dispensado,
-la Iglesia ha propuesto siempre modelos femeninos de heroínas, a diferencia de
la cultura pagana: Santa Inés, Santa Cecilia, Santa Catalina…
También es sorprendente que la enciclopedia más conocida del s. XII
emanara de una religiosa, la abadesa Herrade de Landsberg, o que multitud de religiosas
cristianas gobernaran abadías, escribieran, enseñaran griego,
hebreo, literatura… ya desde su más joven edad. La Iglesia, pues, ha sido la
única en la historia que ha dado protagonismo absoluto a las mujeres y un lugar
de poder. Eso sí, desde un punto de vista distinto, femenino, y siempre
eminente.
Pues bien, la sociedad civil introdujo en su derecho los mismos estatutos
de la mujer, que estas gozaban en el seno de la Iglesia:
-casadas
y actuando por sí mismas,
-abriendo
tiendas y comercios sin tener que presentar autorización marital.
No será hasta la Edad Moderna, en los Decretos del Parlamento francés
de 1593 (casi siglo XVII), cuando a la mujer se le aparte explícitamente de
toda función estatal.
En pleno s. XIII, ya Brunetto Latini había explicado en su obra Tesoro
que la tierra
era redonda; luego no fue Galileo el primero en decirlo ni saberlo.
Por
otro lado, los procesos contra la brujería
alcanzaron su máximo auge en la Edad Moderna, en la época de la Ilustración y
siglo de la Razón (en el s. XVII, 3.000 brujas fueron enviadas a la hoguera por
el juez Nicolás Remy, o por el abogado real Jean Bodin, sin mencionar los
peores casos de brujería, los ocurridos en la propia corte francesa). En
Burdeos, en pleno siglo XVIII, todavía tenían lugar procesos civiles contra la
brujería, terminando con la hoguera.
En
cuanto a los herejes,
fue el conde de Tolosa, Raimundo V, el primero que llamó a combatir
militarmente a esta “plaga pútrida, que genera peste y ruinas”, entre otras
cosas porque generaba la incultura. Ante el cariz que tomaban las cosas, en 1231
el papa Gregorio IX fundaba la Inquisición, para investigar y así poder juzgar
a los herejes. El termino Inquisición significaba, por tanto, indagación,
como investigación permanente y no sólo puntual, para no juzgar alocadamente.
En los casos juzgados por la Inquisición eclesial, en los lugares en que
sus registros se han conservado, el porcentaje resultó ser:
-el
10%
culpables, e inocentes el 90%,
Ante estos juicios benévolos de la Iglesia, fueron los reyes los que
mandaron reos a la pena capital, como Roberto el Piadoso (que mandó en Orleans
a 14 clérigos y laicos a la pena capital), o como Federico II de Alemania (que
promulga el endurecimiento de las penas contra los herejes, siendo el prototipo
de “monarca ilustrado”).
En cuanto a las cruzadas, fue en el Concilio de
Clermont-1095 donde Urbano II decide hacer un primer llamamiento a toda Europa.
El papa, expulsado de Roma y errante en Francia:
-no
duda en abrir el concilio excomulgando al rey de Francia, ante la mirada atónita
de la diplomacia europea,
-es
enérgico en el llamamiento que hace a la cristiandad europea, para que recobre
el feudo que le corresponde, y que le había arrebatado el Islam.
Por último, las órdenes de caballería,
hospitalarias con el enfermo (para ellas, es el “señor de la casa”), no
dudaron en llamar “Casa de Dios” a los lugares en que acogían a los pobres,
enfermos y miserables, y no tanto a sus iglesias.
La Edad Media supuso un avance sobre la Edad Antigua, al igual que la
Edad Moderna avanzó sobre la medieval. A nivel social, es difícil creer que se
reprodujeran a conciencia errores del pasado, o no se conocieran las fórmulas
para luchar contra enfermedades ya encaradas en el pasado. En el campo de la
ciencia, menos creíble es que un periodo de tiempo posterior a otro no tratase
de superar obras de arte y letras ya plasmadas en el pasado.
Lo que fue la academia ateniense de filosofía en el cénit de la cultura
griega, se convierte ahora, por ejemplo, en mega-universidades de medicina,
derecho y geometría, con estatutos para alumnos tanto internos como
extranjeros, tanto en Bolonia como en Oxford y París. Lo que fue la figura del
“pedagogo” griego, a especie de esclavo-cuidador-correa del niño, se
convierte ahora, a inspiración de Guillermo de Champeaux y otros cientos de
rectores más, en profesorado cualificado y dotado de licentia docendi.
Para
terminar y no ahondar más en la herida (de que cada época histórica supera a
la anterior), desempolvar dos definiciones, sobre el “alma de la mujer”, de
las dos épocas en litigio:
-según
Aristóteles, máxima cima y biólogo de la cultura antigua, “la mujer
carece de los mismos dientes que el hombre”,
-según
Tomás de Aquino, máxima cima y teólogo de la cultura medieval, “la
mujer (y el hombre) son la más perfecta imagen que nos lleva a la contemplación
de Dios”.
Se puede decir, por tanto, y a pesar de los intentos de la masonería y
de E. Gibbon[1],
en orden a sembrar prejuicios en la que fue una cultura más cristiana que
nunca, que la Edad Media[2]:
-eliminó
la esclavitud de la Antigüedad, salvo excepciones islámicas o bizantinas, y
hasta que fue recobrada por el Mundo moderno;
-fue
cristiana, y tuvo imperativos cristianos;
-tuvo
a Europa occidental por debajo de otra civilización (el Islam), luchando por
sobrevivir,
-unió en una única identidad a los pueblos bárbaros más
diversos, balcánicos o vikingos;
-tuvo
al Islam como auténtico protagonista, viviendo su época gloriosa;
-fue
configurando la ciencia, las letras y los estados.
Manuel
Arnaldos
Mercaba,
diócesis de Cartagena-Murcia
versión
imprimible
Indice:
www.mercaba.org/EnciclopediadeHistoria/1.htm
________
[1]
Según GIBBON, y sus tesis recogidas en su History of the decline and fall of the Roman Empire-1776, las
causas de descomposición del Imperio romano, y consiguiente e irreversible
decadencia del mundo medieval, hay que buscarlas en la difusión del
cristianismo, y en la implantación de su doctrina en todos los ámbitos
sociales.
[2]
cf.
RODRIGUEZ DE LA PEÑA, A; Alta Edad
Media, ed. CEU-SP, p. 3.