El ajedrez, un juego-deporte 

 

Beatriz Bengoechea

 

Juan era un clásico ejemplo de chico hiperactivo, que no podía pararse quieto. Siempre iba de un lado a otro. A sus cinco años no sabía concentrarse ni dedicar la atención a algo más de cinco minutos seguidos. Miguel, por el contrario, se pasaba por el extremo opuesto: indolente, vago, pocas cosas le interesaban. Hace dos años, estos chicos auguraban muchos problemas para su educación. Sin embargo, en la actualidad Juan y Miguel no sólo son chicos normales sino que aventajan a bastantes compañeros ¿Cómo ha sido posible este cambio radical? Gracias al ajedrez.

 

La verdad es que estos dos casos tienen poco de milagrosos porque las ventajas educativas del juego del ajedrez son bien conocidas, especialmente a edades tempranas. Justo cuando un chico o chica está desarrollando su inteligencia y está estableciendo sus conexiones neuronales, la práctica del ajedrez viene a potenciar de una manera sorprendente todo este proceso.

 

El ajedrez a edades tempranas ayuda a que se desarrollen una serie de mecanismos de aprendizaje básicos para su futura etapa como escolar. Lo que se pretende con este juego no es que nuestro hijo se convierta en campeón mundial, sino que haga gimnasia mental y desarrolle su inteligencia. Lo mismo que le apuntamos a judo para que haga deporte, coordinación de movimientos, etc. y no para convertirle en un maestro de artes marciales.

 

EDAD TEMPRANA, EDAD IDEAL

La edad ideal para iniciar a nuestros hijos en este deporte-juego se sitúa entre los tres y los siete años. Justo el periodo en el que más se desarrolla su inteligencia. A partir de los siete, la práctica del ajedrez sigue siendo electiva y proporciona muchos beneficios, pero no tantos ni de moda tan rápido como en la etapa anterior. En varios colegios ya han incluido el ajedrez como asignatura obligatoria, pero no en todos. Por eso, a muchas

familias no les suele quedar más remedio que apuntar a sus hijos a una actividad extraescolar de ajedrez, ya sea a través de profesores particulares o de academias. De todas maneras, los propios padres pueden enseñar los fundamentos del juego a edades tempranas, y para facilitarles su labor damos unas reglas en este artículo. Pero si queremos aprovechar todas las potencialidades de este juego, lo mejor es dejarlo en la mano de los especialistas.

 

FUERZA MENTAL

Se ha definido el juego del ajedrez como una auténtica "gimnasia mental". Todo el juego se basa en cálculos mentales, sin papel ni lápiz, sin poder tocas las fichas antes de moverlas, por ejemplo. Los chicos han de imaginarse sus jugadas y estrategias... y también las intenciones de su oponente. Todo ello proporciona una gran fuerza mental que además, de divertirles, mejorarán las notas de nuestros hijos en sus futuros exámenes.

 

Como se trata de un juego de reglas, los chicos han de seguir unas pautas establecidas: no pueden hacer lo que quieran. Además, los movimientos han de pensarse mucho. Todo ello fomenta el autodominio, justo lo que le faltaba a Juan: en dos años, este chico podía disputar ya una larga e intensa partida.

 

CAPACIDAD DE CONCENTRACIÓN

Tres son las principales capacidades que se desarrollan con el ajedrez: la capacidad  de concentración, la de análisis y la de síntesis. Poco a poco, los chicos van acostumbrándose a poner la cabeza y los cinco sentidos en lo que hacen, con intensidad.

 

Hacen trabajar sus cerebros con energía durante un periodo de tiempo, generalmente breve ya que es cansado. Esta gimnasia mental les prepara, de un modo admirable, para su futura profesión de estudiantes.

 

Además, incluso con las jugadas más sencillas, los incipientes jugadores de ajedrez han de pararse a analizar sus movimientos: han de seguir un objetivo, un sentido. Y hay que conseguirlo del modo más eficaz posible. Una vez analizada la situación tienen que hacer trabajar la memoria, aplicando lo aprendido a esa situación concreta, es decir, sintetizando en una jugada toda una estrategia.

 

FANTASÍA Y CRATIVIDAD

Los grandes jugadores de ajedrez siempre han destacado por ciertas características que, pronto, irán apareciendo en nuestros hijos. Suelen ser fantasiosos y creativos, ya que el ajedrez se trata de un juego tremendamente creativo, aunque no lo parezca a primera vista. Cuando una posición de las piezas no nos gusta hay que tener la suficiente fantasía para imaginar otra mejor, y crearla por medio de una serie de jugadas.

 

Una característica esencial  de este juego es su lógica. Los chicos y chicas aprenden a actuar con lógica. Las cosas son como son, no como queremos que sean. Las jugadas no dependen del azar ni de un árbitro, sino de cómo las juguemos. Las fichas se mueven de un modo determinado; hay unas normas que hay que cumplir siempre, etc. Y todo ello sin poder disponer de papel ni lápiz, sin poder coger las piezas antes de moverlas: se hace todo de cabeza. Esto potencia su capacidad de cálculo.

 

ADICCIÓN AL AJEDREZ

Después de mostrar tantas ventajas y beneficios, quizá pueda afirmarse que existe un único problema con el ajedrez: crea una gran adicción. En todos los juegos y deportes ocurre lo mismo, porque en todos hay una autosuperación. Pero en el ajedrez se da en un grado mayor: como es un juego tan perfecto y un reto tal, nuestros hijos se aficionan en demasía. Están superándose y venciéndose continuamente a ellos mismos y, además, de una manera muy rápida

 

Todo esto se supera con algo de vigilancia por parte de los padres. No dejarles que jueguen demasiado, ayudarles para que realicen otros deportes y juegos con sus amigos, etc. Al ir creciendo, comenzarán a descubrir muchos otros temas interesantes a su alrededor, perdiéndose esa manía.

 

También se le achaca, por esta autosuperación, su carácter individualista. Sin embargo, para jugar hace falta siempre un compañero. Ni siquiera las máquinas u ordenadores acaban de satisfacer al jugador. En su enfrentamiento contra otra persona es donde el ajedrez alcanza su grado máximo de elemento socializador.

 

PARA TODO EL MUNDO

A primera vista, no se trata de una actividad extraescolar tan atractiva como el judo, pero puede engancharle perfectamente. Sobre todo, si su profesor es agradable, pone ejercicios divertidos, avanza gradualmente, etc.

 

ESCUELA INFANTIL MODELO

En la Escuela Infantil Bebin, conscientes de las ventajas del ajedrez para los niños, están desarrollando un programa de ajedrez como asignatura escolar, es decir para todos los niños. Con los menores de tres años, el aprendizaje se basa en el conocimiento de las piezas y sus movimientos mediante un ajedrez humano. Para ello han elaborado unos babis con las figuras y los nombres de las fichas y disponen de un tablero gigante en el patio para realizar partidas humanas. Además, para los niños un poco más mayores, existe la posibilidad de jugar al ajedrez en la guardería como actividad extraescolar. Pueden asistir tanto los niños de la guardería como los ajenos.

 

¿SABES CÓMO ENSEÑAR AJEDREZ A TU HIJO?

Sólo basta con que tengamos algunas nociones básicas de este juego para comenzar, cuanto antes, las clases con nuestro hijo. Siguiendo las reglas prácticas que incluimos en este reportaje, y utilizando los ejercicios de las páginas siguientes, nuestro hijo se ilusionará en poco tiempo con este juego y, estemos seguros de ello, en poco tiempo nos sobrepasará. Nuestro pequeño Kasparov no sólo se estará divirtiendo, sino que irá adquiriendo unos mecanismos intelectivos y de aprendizaje impresionantes.

 

El objetivo de este juego no es otro que procurar una gimnasia mental a los chicos, muy distinto de aprender multitud de jugadas, aperturas, etc. con la idea de ganar todas las partidas.

 

1 .- Los primeros días, deben enseñarse las bases del juego. En concreto, hay que mostrar cómo se mueven las piezas con ejercicios sencillos. Esto nos llevará varias clases, porque las piezas del ajedrez combinan movimientos muy diversos y complejos. La primera pieza que deben aprender a usar son los peones, las piezas más numerosas y, según los expertos, las más difíciles de jugar en una partida normal.

 

2.- Desde el primer momento es importante utilizar pocas piezas en los ejercicios o partidas. A estas edades no son aún capaces de realizar una partida seria hasta pasado cierto tiempo. Podemos jugar peones contra un caballo, torres contra caballos, mate con torre y rey, etc.

 

3.- Los ejercicios o problemillas que propongamos a nuestro hijo, en estos primeros estadios, han de ser sencillos, que se resuelvan en poco tiempo. Las soluciones prácticamente serán evidentes: "¿con qué pieza te comerías ese peón?", etc.

 

4.- Para no cansar a los chicos, las sesiones de ajedrez deben ser breves. Es mejor dedicar diez o quince minutos cada dos o tres días, que una hora entera a la semana. En cualquier caso, una sola sesión de ajedrez no debe sobrepasar la media hora al principio.

 

5.- Una regla fundamental a estas edades consiste en alabar cada acierto de nuestro hijo, reforzar cuando llega a la solución. Y, por el contrario, animarle cuando pierde o no es capaz de resolver un ejercicio.

 

6.- El aumento de la complejidad en los ejercicios debe ser muy gradual. Hemos de ser cautelosos en los pasos que damos. Un nuevo ejercicio ha de ser lo suficientemente difícil como para que sea un reto intelectual para él, y lo suficientemente fácil para que el chico pueda realizarlo por sí mismo.

 

7.- Cuando se sigue un libro para enseñar a jugar al ajedrez, muchos padres caen en un error: adelantar lecciones rápidamente, pensando que su hijo es muy capaz de hacer los ejercicios de las últimas páginas. Sin embargo, hay que ir despacio, poco a poco, asegurándose de que le quedan claras todas las nociones.

 

8.- Hemos de respetar el interés del niño, su ritmo, para ir avanzando a su paso. Hemos de estar atentos para ver si se aburre, si pierde la concentración, si da o no fácilmente con la solución, etc. Así sabremos si conviene cambiar de ejercicio y avanzar más.

 

9.- Hay que evitar complicar la mente del chico con jugadas, aperturas, etc. El ajedrez no se trata de un mero ejercicio memorístico, sino de deducción. Como juego creativo, podemos fomentar que busquen soluciones distintas a un mismo planteamiento.

 

10.- Para potenciar los beneficios del ajedrez, podemos ayudarle a que piense en lo que hace, es decir, que ejercite la capacidad de análisis. Si comentamos las partidas y los ejercicios, nuestro hijo se acostumbrará a razonar y a ejercitar su inteligencia: por qué ha jugado de esa manera, qué solución puede ser la mejor, etc.

 

11 . - Poco a poco hay que fomentar el sentido de competitividad, de lucha contra un contrario, de autosuperación. Esto les ayuda a esforzarse y a poner más atención: a aprender más rápidamente.

 

12.- El ajedrez es un juego de es un juego de reglas, todo sigue una lógica muy estricta. Esta característica es muy importante, porque ayuda a adquirir un pensamiento lógico. Por ello, hemos de esforzarnos (sin ser demasiado estrictos) en cumplir todas las normas siempre, sin dejar pasar una: las fichas sólo se mueven en sus direcciones; ficha tocada, ficha jugada; etc.

 

Ajedrez: algunos ejercicios

 

 

1.      PEONES CONTRA PEONES

En el tablero hay cuatro peones negros y cuatro blancos. Se trata de alcanzar con un peón la última fila. Es decir, la fila 8 por un peón blanco, o la fila 1 con un peón negro. Gana el que lo consiga primero. Para conseguirlo hay que sacrificar algún peón, aprovechando que los peones comen de lado.

 

  1. ¿CÓMO SE MUEVE EL CABALLO?

En el tablero hay un caballo blanco y dos caballos negros. Se trata de situar un peón negro en cada escaque (cuadrado) donde pueda saltar el caballo blanco (8 en total), y un peón blanco en cada cuadrado donde puedan saltar los caballos negros (6 en total). Puede hacerse por turnos.

 

3.      ALFIL CONTRA PEONES

En el tablero hay dos peones blancos y un alfil negro. El bando blanco trata de llevar un

peón a la fila 8, y el negro, de impedirlo con su alfil, comiéndose a los peones. Cuidado, no vaya a resultar comido por un peón.

 

4.      CABALLO CONTRA PEONES

Ahora las negras tienen un caballo, y los blancos dos peones. Puede parecer que el caballo lo tiene fácil, pero hay que andar con mucho ojo. Una pista, el negro gana fácilmente si alcanza, por ejemplo, la siguiente posición: peones blancos en D4 y E5, y el caballo en D5.

 

5.      PEONES SEPARADOS

El bando negro tiene un alfil y el blanco dos peones. Pero los peones están muy separados entre sí lo que, aparentemente, ha de aumentar las dificultades.

 

6.      TORRE CONTRA PEONES

El bando blanco cuenta con cuatro peones, pero el negro tiene una torre que, en principio, no ha de tener dificultad en comerse los 4 peones, antes de que uno llegue a la última fila. Si ya se realiza con facilidad, podemos probar con cinco peones en vez de cuatro.

 

MOVIMIENTOS DEL REY, LA TORRE Y EL ALFIL

 

EL REY.- El Rey, la pieza más importante, puede moverse una sola casilla en cualquier dirección: vertical, horizontal y diagonal. Puede capturar cualquier otra pieza que encuentre en su camino, salvo al Rey contrario. Pero no puede moverse a casillas, donde puede ser capturado por las piezas enemigas (jaque).

 

LA TORRE. - cada jugador dispone de dos torres, que pueden moverse todas las casillas que se quieran, pero sólo en dos direcciones; horizontal y vertical. No pueden moverse en diagonal.

 

EL ALFIL.- Hay dos alfiles para cada bando, uno sobre un cuadrado blanco y otro sobre un cuadrado negro. El alfil sólo se mueve en diagonal, todas las casillas que se quiera, pero sin cambiar de color.

 

7.      CON AYUDA DE UN CABALLO

El bando blanco sólo tiene 3 peones, pero cuenta con la ayuda de un caballo para ir defendiéndoles y apoyándoles en su avance hacia la última fila. ¿Podrá la torre negra impedir su marcha?

 

8.      CON AYUDA DE UN ALFIL

Ahora el bando blanco tiene, además de los peones, un alfil para ayudarle en su avance. Así, irán familiarizándose con las distintas piezas y su valor en la partida.

 

9.      LA PODEROSA REINA

Una lucha de película: la Dama, la más poderosa de todas las piezas del ajedrez, tiene que vérselas contra los 8 peones del bando enemigo

 

10.  VIVA EL REY

Por fin jugamos con el Rey, la pieza más importante ya que el fin último del ajedrez consiste en comerse el Rey contrario. No puede ser comido como una pieza cualquiera, antes hay que darle jaque, es decir, avisarle para que se resguarde o aparte. Cada bando tiene 5 peones y ha de tratar de conseguir, como siempre, que uno de ellos corone o llegue ala última fila, ayudado por su propio Rey. Los Reyes no pueden estar nunca en casillas colindantes.

 

11.  ENROQUES

Aumentan las complejidades. Cada bando tiene, además de 5 peones, una torre y un alfil. Es el momento de explicar en qué consiste el enroque, recordando que hay uno largo y otro corto.

 

12.  CASI UNA PARTIDA

Ya están en el tablero los 16 peones formando unas líneas invencibles. Además, cuentan con dos torres y un caballo por bando. Cada vez se parece esto más a una partida de verdad. Antes hay que familiarizarse con todas las piezas. Otro paso más: en vez de dos torres y un caballo más el rey, podemos enfrentar una torre, un alfil, un caballo y el rey por bando.

 

 MOVIMIENTOS DE LA DAMA, EL CABALLO Y EL PEÓN

LA DAMA.- Todos los caminos están abiertos a la Dama, que asume los movimientos de la Torre y el Alfil a la vez. Puede avanzar y retroceder todas las casillas que se quiera en las tres direcciones: horizontal, vertical y en diagonal. La Dama puede capturar cualquier pieza que encuentre en su camino.

 

EL CABALLO.- En cada bando existen dos caballos que se mueven saltando, en forma de L. Como una regla fácil suele decirse: "un pasito de torre y un pasito de alfil". Siempre acaba en el color contrario al de la casilla que ocupaba y puede saltar cualquier pieza.

 

EL PEON.- Cada jugador tiene ocho peones. Cuando el peón sale de su posición inicial, puede avanzar una o dos casillas en línea recta: después solamente una, siempre por la misma columna, y sin poder retroceder. El peón sólo puede capturar en diagonal.