La teoría del universo inflacionario

Por Mariano Artigas

 

 

Si una hipótesis evolucionista es materialista y atea, se opone a la doctrina de la creación divina, pero no por ser evolucionista, sino por su materialismo ateo. Y ese materialismo no es ni nunca podrá ser una conclusión verdadera de la ciencia experimental, que sólo puede estudiar lo que sucede con los seres que ya existen: su método no le permite hablar ni estudiar la creación desde la nada.

A veces se dan confusiones al respecto, incluso entre científicos serios. Por ejemplo, Alan Guth, uno de los astrofísicos más conocidos en nuestra época, ha expuesto su teoría del universo inflacionario sobre los primeros momentos de nuestro universo, mezclando la Física con la Metafísica de modo incorrecto (Ami. GUTH - P.J. STEINHARDT, El universo inflacionario, en «Investigación y Ciencia», VII-1984., págs. 66-79). En efecto, después de exponer sus hipótesis científicas, dice: "se ha especulado, desde planteamientos rigurosos, sobre si la creación real del universo podrían o no describirla las leyes físicas. La idea es que el universo habría surgido como una fluctuación cuántica a partir de la nada absoluta»... «la idea del modelo inflacionario que quizá haya resultado más revolucionaria es aquélla según la cual toda la materia y la energía del universo observable puedan haber aparecido de casi la nada. Esta afirmación se enfrenta a la tradición científica multisecular para la que la nada no produce nada». Además resultaría que «los físicos, salvo contadas excepciones, reputan insostenible la idea de creación a partir de la nada». Por fin, el modelo inflacionario ofrecería la primera explicación científica plausible de la creación, compatible con «la evolución del universo a partir de la nada»: desde el mecanismo que proporciona para explicar los primeros orígenes del universo, «nada nos impide ceder a la tentación especulativa y dar un paso más: el universo ha evolucionado desde exactamente nada».

Estas ideas de Guth carecen del rigor más elemental (además de que, desde luego, hay muchos físicos que no tienen ningún inconveniente en admitir la creación divina del universo). El caso es tan llamativo que ha provocado una reacción insólita: en la edición francesa de la misma revista, que es una de las más prestigiosas en el ámbito de la divulgación científica, se ha añadido un comentario en el que se aclara que a las especulaciones filosóficas del final del artículo son puntos de vista personales», añadiendo que «son contradictorias y están fundadas sobre una ambigüedad del lenguaje». Es falso, en efecto, que una teoría física pueda hablar de la creación de la nada: «los autores mismos explican que la materia proviene de la energía del "falso vacío"; hay una simple transferencia de un estado de materia a otro, y no creación a partir de la nada». Se añade que, en el lenguaje corriente, el «vacío» se asimila a la «nada», pero que no es así en la física, donde el «vacío» es un medio material susceptible de todo tipo de fenómenos, y no es la «nada» de donde sería creada la materia.

Efectivamente, la creación original del universo puede ser conocida por la razón y viene además avalada por la revelación divina, pero cae fuera de los temas posibles de la ciencia experimental.

Por otra parte, al decir que todas las cosas fueron creadas por Dios al inicio del tiempo, no se excluye que de unas criaturas hayan podido surgir por evolución otras diversas, si así lo decidió Dios en los planes de su infinita sabiduría. De hecho, los vivientes proceden de otros que los han engendrado, y son criaturas de Dios, porque Dios es causa de su ser y los conserva en la existencia. Si se ha dado evolución en los vivientes, pasando de unas especies biológicas a otras, todas serían igualmente criaturas de Dios, que da el ser y lo conserva a cada criatura individual: las causas creadas sólo pueden actuar sobre el ser de lo que ya existe, pero no dar el ser a secas ni conservarlo como tal. Si ha habido evolución, se ha de aceptar necesariamente que ha habido creación previa, y que además Dios sustenta en el ser y en la actividad a todos los seres que existen.

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