HISTORIA DE LA FILOSOFÍA

El marxismo 

 
 

INTRODUCCIÓN 
- Tres sentidos clásicos del término «marxismo» 
- Biografía y obras

1. La crítica de Marx al idealismo de Hegel 
    a) Lo real y lo racional 
    b) La realidad como sujeto 
    c) La realidad como espíritu 
    d) El idealismo hegeliano 
    e) La ambigüedad de la filosofía hegeliana 
 
2. La crítica de Marx al materialismo de Feuerbach
    - [Breve excurso sobre Feuerbach
    a) Crítica de Marx al «materialismo» feuerbachiano 
    b) Insuficiencia de la crítica materialista feuerbachiana al idealismo 
    c) Crítica de Marx al «idealismo» oculto en Feuerbach 
 
3. El concepto marxista de «ideología»
4. La alienación y sus formas
5. Las formas de la alienación
6. El humanismo marxista 
        i) Concepción marxista de la naturaleza humana 
        ii) El «humanismo» marxista. Tres significados

7. Materialismo y dialéctica 
    a) El concepto marxista de dialéctica
    b) El concepto de «materialismo» 

8. La concepción materialista de la historia

 

    EL MARXISMO

I. Introducción

• Tres sentidos clásicos del término «marxismo»

1º. Económico-sociológico: En este sentido, el marxismo equivale a una teoría de la realidad social, una crítica a un modelo de sociedad y a unos modos de producción económica: la sociedad burguesa capitalista. Lleva a cabo una crítica de la economía política, y desarrolla una teoría de la historia, con pretensiones de cientificidad.

2º. Político: Es una práctica o acción política revolucionaria orientada a transformar las estructuras económicas, políticas y sociales, porque considera intolerable el grado de alienación que vive el ser humano. «Los filósofos hasta ahora se han limitado a interpretar, de muy diversas formas, el mundo; pero lo que importa ahora es transformarlo».

3º. Crítico-filosófico: Es una crítica de la filosofía, o de la función que ha venido desarrollando hasta ahora. Marx criticó, sobre todo, el idealismo de Hegel y el materialismo mecanicista de Feuerbach. El marxismo, además de criticar la filosofía, presenta su propia visión del mundo, del hombre y de la historia, e intenta dar un paso más en la clarificación racional de la conciencia que inició la Ilustración.

[4º] En un sentido más amplio, puede considerarse marxismo la obra de Carlos Marx, pues fue quien mejor sistematizó la doctrina filosófica que recibe hoy ese nombre. Engels completó y sistematizó las tesis de Marx, haciendo del marxismo una teoría no sólo sobre la sociedad y la historia, sino también sobre la naturaleza. Y después vinieron las diferentes «lecturas» que pretendieron adaptar las tesis de Marx a las circunstancias concretas de un país concreto: Lenin -escolástica soviética-; Althusser -científico-estructural-; Sartre -existencialista: el marxismo es una antropología de la revolución-; Escuela de Frankfurt -teoría crítica de la sociedad-; Lukács, Bloch y Gramsci -últimos desarrollos críticos de la teoría, recogiendo aportaciones de la sociología, la teoría política, la economía, etc.
 
 

• Biografía y obras: Carlos Marx no fue propiamente filósofo, sino más bien un economista y un sociólogo que prestó también atención a otros muchos campos: política, derecho, historia, estética y filosofía. Nació en Tréveris, Renania (1818) y murió en Londres, en 1895. Se educó en un ambiente liberal y democrático, opuesto al régimen absolutista prusiano. Estudió Derecho en Bonn y Berlín, pero se fue interesando cada vez más por la filosofía -«sin un sistema filosófico no se puede entender nada»-. En 1841 se doctoró en filosofía en Jena, con una tesis sobre «Diferencia entre las filosofías de Demócrito y Epicuro». Comenzó leyendo a Hegel y a Feuerbach en profundidad. Sus primeros trabajos fueron colaboraciones en periódicos de la burguesía renana, abordando problemas sociales. Prohibieron el periódico y marchó a París en 1843.

    Entra en contacto con los grupos revolucionarios socialistas, comunistas y asociaciones de obreros alemanes exiliados: Heine, Proudhon, Blanc, Bakunin. Comienza la amistad inseparable con Friedrich Engels. Escribe y estudia intensamente, al mismo tiempo que se comprometía en numerosas actividades políticas y sociales. Criticó todos los autores en los que había basado su formación anterior: la filosofía del Estado y del Derecho de Hegel, la economía política inglesa, etc. Publica La Sagrada Familia, 1845. Criticó a Feuerbach en las Tesis sobre Feuerbach, 1845. La ideología alemana, 1846 continúa esa línea. La miseria de la filosofía, 1847, contra el socialismo utópico de Proudhon. Manifiesto del partido comunista, 1848, junto con Engels. Se inicia ya la crítica de la economía capitalista y tiene ya las ideas fundamentales del materialismo histórico. Se decanta incondicionalmente en favor del proletariado, apoyado por la burguesía para realizar la revolución.

    En 1849 se traslada a Londres, y desde 1851 trabaja incansablemente en la biblioteca del British Museum, una de las mejor dotadas de Inglaterra, en medio de penurias económicas y enfermedades. Se dedicó por entero a estudiar la economía capitalista, y publicó muchísimos artículos sobre economía, actualidad política e historia. 1849: Contribución a la crítica de la economía política. En 1860 lee a Darwin y creyó encontrar en sus obras justificación de su punto de vista materialista y dialéctico. Su obra fundamental, El Capital, apareció en Hamburgo, en 1867. Marx, agotado y enfermo, participa entonces en la fundación de la Primera Internacional de los trabajadores (Londres, 1864). Tuvo muchos enfrentamientos con otros miembros de la Internacional, sobre las orientaciones a seguir. Con enorme esfuerzo preparó la publicación del segundo tomo de El Capital, terminado por Engels (1885).

    Las fuentes de Marx fueron el pensamiento hegeliano, los hegelianos de izquierda, la economía política inglesa y el socialismo utópico. Contra ellos fue extremadamente crítico, pues consideró la filosofía como un medio para transformar el mundo, y siempre en relación con el Derecho, la Economía y la Política. Parece que pasó por una primera etapa más bien humanista, y otra segunda más madura y cientifista, el materialismo histórico.

 

1. La crítica de Marx al idealismo de Hegel

    Hegel había sido uno de los mejores continuadores del talante ilustrado, expresión de una filosofía madura capaz de lograr una síntesis de alcance similar a la de Kant. Con Hegel se consuma la madurez teórica e ideológica del pensamiento cristiano-burgués. No es de extrañar, por tanto, que Hegel sea una de los primeros objetivos de Kant.

a) Lo real y lo racional

Una de las ideas más conocidas de Hegel es la siguiente: «Todo lo racional es real y todo lo real es racional» (Principios de la filosofía del derecho). Puede significar tres cosas: [1ª] La realidad es de naturaleza racional, es decir, que la esencia de la realidad es la razón, el pensamiento; y las diversas manifestaciones de lo real no son más que manifestaciones del espíritu humano. [2ª] Todo lo que existe en la realidad es racional, satisface las exigencias de la razón. Por tanto, [3ª] toda la realidad social y política, tal y como está estructurada, es racional -se presta a justificar cualquier orden o estado social y político-.

b) La realidad como sujeto

La realidad, lo que nos rodea, no es más que un producto del pensamiento, pues el pensar rige al ser y a la realidad. El pensamiento se considera sujeto, y la realidad objeto. Pero en este caso el sujeto es más importante que el objeto, porque todo lo que sea objeto no es más que expresión, exteriorización y manifestación del sujeto.

c) La realidad como espíritu

Toda la realidad, para Hegel, es una gran unidad o sistema, cerrada y bien diseñada, de acuerdo con las exigencias de la razón. Es una unidad o sistema racional, y sólo el todo resulta verdadero. Las partes aisladas no son más que verdades parciales, limitadas. La verdad no está en un campo limitado del saber, sino en la relación de una idea con las demás del sistema. Sólo lo inteligible, comprensible, racionalizable y expresable en ideas es real.

d) El idealismo hegeliano. Afirma, resumidamente, lo que sigue:

i) La realidad es razón, idea, espíritu (tesis ontológica).

ii) La idea o espíritu determina y origina las diversas formas de realidad (tesis epistemológica). Las ideas son el sujeto que originan los diferentes objetos de la naturaleza.

iii) La realidad es un sistema racional. Lo verdadero es el absoluto, y el absoluto es idea o espíritu.

Y sus consecuencias:

1) Respecto a la naturaleza humana, el hombre consiste fundamentalmente en razón: es una forma de espíritu o autoconciencia.

2) Respecto a la historia, está dirigida por el espíritu, que es el sujeto de la historia, y consiste en el desarrollo progresivo de la libertad -pero una libertad imaginaria de sujetos imaginarios-. El Estado es la mejor realización de la libertad, la plasmación empírica e histórica de las ideas.

3) Respecto a la filosofía del Derecho, significa que el orden social y político, la estructuración social y política que se da en el Estado, es plenamente racional: el orden político de su tiempo coincide con los principios de justicia y racionalidad que la razón impone. Hace posible, según Hegel, la realización del hombre.

Pero Marx señala que la existencia del proletariado contradice la supuesta racionalidad de lo social y lo político. El proletariado no está destinado a realizar las capacidades y aptitudes humanas, sino a todo lo contrario: la realidad de la razón, del derecho y de la libertad se convierte entonces en la realidad de la falsedad, la injusticia y la esclavitud.

4) En relación con la filosofía y la cultura, Marx critica con dureza su carácter puramente teórico y especulativo. La filosofía se ha limitado a reproducir, en el orden del pensamiento, algunos aspectos de la realidad. Según Hegel, «la filosofía llega siempre demasiado tarde: aparece sólo cuando la realidad ha cumplido y terminado su proceso de formación». El saber y la filosofía se convierten así en otra forma de ideología, instrumentos en manos de quienes tienen el poder social. El marxismo propondrá que la filosofía y la cultura son ante todo acción, praxis.

e) La ambigüedad de la filosofía hegeliana

    Hegel da pie a interpretaciones de talante muy conservador, pero también puede ser entendido como una invitación a la revolución y la transformación de la realidad. Cuando afirma que «todo lo real es racional», no intenta decir que lo que vemos ahora es racional -cosa que tiene muy poco de verdad-, sino que cualquier elemento de la realidad que no responda a las exigencias de la razón y no quede justificada ante ella, ha de ser cambiado y transformado hasta que sea verdaderamente racional. Asoma aquí el lado revolucionario de su filosofía: el mundo no puede concebirse como un conjunto de objetos terminados, sino como un conjunto de procesos en oposición: la dialéctica de la naturaleza y del saber.

    La ambigüedad hegeliana facilitó que tanto izquierdas como derechas intentaran «apropiarse» de Hegel. Pero Marx siempre mantuvo y potenció los aspectos revolucionarios de la filosofía hegeliana: «Lo grandioso de la fenomenología hegeliana...: la dialéctica de la negatividad como principio motor y generador».

 

2. La crítica de Marx al materialismo de Feuerbach

Frente a toda interpretación idealista de la realidad, como la hegeliana, el marxismo es una teoría materialista de la realidad. Para el materialismo, «lo único real es la naturaleza: la naturaleza existe independientemente de toda filosofía; es la base sobre la que crecieron y se desarrollaron los hombres, que son también, de suyo, productos naturales; fuera de la naturaleza y de los hombres no existe nada, y los seres superiores que nuestra imaginación religiosa ha forjado no son más que otros tantos reflejos fantásticos de nuestro propio ser» (Engels). 


[Breve excurso sobre Feuerbach]


    Nació en una aldea de Baviera (Landshut) en 1804 (†1872). Tuvo a Hegel como maestro y se decantó por una concepción antropológica de la filosofía. Obras: Crítica de la filosofía hegeliana (1839) y La esencia del cristianismo -Das Wesen des Christentum, 1841-, donde sostiene que la religión no es más que una divinización del hombre y que Dios no es más que el ideal de un pueblo. 

Resumen de sus principales ideas: 

• Había sido un crítico implacable del idealismo hegeliano, y su concepción de la filosofía era claramente materialista. 

• Sitúa al hombre real y concreto como punto de partida y único fundamento válido de su sistema filosófico. Huye del idealismo y espiritualismo abstracto que caracterizó a Hegel y a Kant. Intenta estudiar al hombre concreto en su entorno social y cultural. 

• La que caracteriza al hombre como especie es su conciencia de sí mismo, de ser humano, que le diferencia del resto de los animales. 

• El error del hombre religioso ha estado en proyectar las mejores cualidades del ser humano en un ser al que llama «Dios», hipotecando en un ser ficticio la dignidad y valor que sólo al hombre corresponden. Bondad, infinitud, inteligencia, sabiduría no son más que rasgos humanos que el hombre proyectó sobre lo divino. 

Dios no más que el reflejo de los ideales y mejores deseos del hombre. Dios no es más que una creación nuestra, gracias al poder irresistible de la imaginación, que proyecta en un ser infinito los contenidos de la conciencia humana. Pero Dios no es más que el doble perfeccionado del hombre. 

El hombre religioso está alienado: se ha convertido en un extraño para sí mismo, y es preciso acabar con la religión para que el hombre se dé a sí mismo la importancia que merece. El hombre será verdaderamente libre cuando reconozca que no hay más Dios que él mismo. 

• Dios no es más que el resultado de proyectar rasgos humanos mediante la imaginación, la ilusión y la fantasía. 

Texto 1: "Dios no es más que la esencia del hombre. «Para enriquecer a Dios, debe empobrecerse el hombre; para que Dios sea todo, el hombre debe ser nada... El hombre afirma en Dios lo que niega de sí mismo... La religión es la escisión del hombre consigo mismo... Dios es el ser infinito; el hombre, el ser finito. Dios es perfecto; el hombre, imperfecto. Dios es eterno; el hombre, temporal. Dios es santo; el hombre, pecaminoso. Dios y el hombre son extremos: Dios es lo absolutamente positivo, la suma de todas las realidades; el hombre es lo absolutamente negativo, la suma de todas las negaciones... La religión es la escisión entre el hombre y su propia esencia»". [La esencia del cristianismo. Sígueme, Salamanca, 1975, p. 61 ss.]

 

  

a) Crítica de Marx al «materialismo» feuerbachiano

i) Es un materialismo mecanicista, siguiendo las doctrinas del s. XVIII, que intenta explicar la naturaleza por medio de causas mecánicas. Por eso

ii) Se muestra incapaz para concebir el mundo como un proceso, como una materia sujeta a desarrollo histórico. Para el mecanicismo clásico, el movimiento en la naturaleza siempre engendra los mismos resultados; consiste en la eterna repetición de lo mismo.

iii) En esta visión, el hombre es entendido como un objeto natural y sensible entre otros, como un ser contemplativo y no orientado a la acción práctica. El de Feuerbach es un materialismo contemplativo.

b) Insuficiencia de la crítica materialista feuerbachiana al idealismo

i) Feuerbach sostenía reiteradamente que la filosofía hegeliana era falsa; pero un sistema filosófico tan importante como el hegeliano no cae por tierra diciendo simplemente que es falso; era preciso mostrar con claridad dónde estaban sus errores y criticarlos desde la perspectiva adecuada.

ii) Feuerbach explicó de qué modo la autoenajenación religiosa desdobla el mundo natural/sensible en dos: un mundo religioso y otro terrenal. Sobre este punto, Feuerbach se limitó a proponer la necesidad de devolver a este mundo terrenal lo que había sido robado y depositado en el trasmundo ficticio de la religión. Pero mundanizar la religión no es desterrarla o destruirla, sino camuflarla o maquillarla de terrenal, manteniendo todos sus efectos negativos y sentido original.

iii) Marx echa de menos una crítica práctica, revolucionaria, a partir de un análisis mucho más riguroso y radical de la religión. Se trata de conocer sus concreciones históricas e institucionales para denunciar su falsedad; hay que extirpar prácticas y ritos concretos que, amparadas en el sentimiento religioso, son mero instrumento de dominación, alienación y deshumanización en la sociedad y en la historia. «Feuerbach es un materialista que no toma en serio la historia y, por tanto, un falso materialista».

 

c) Crítica de Marx al «idealismo» oculto en Feuerbach

    El materialismo feuerbachiano se situaba fuera de la historia y conservaba todavía el «sentimiento religioso» en el hombre, como elemento diferenciador entre hombres y animales. Feuerbach pretendió definir la esencia del hombre al margen de la sociedad y de la historia. Pero al colocar la esencia o naturaleza del hombre en un quimérico e imaginado «género humano», estaba mostrando inequívocamente que el pretendido materialismo de Feuerbach era, en realidad, idealismo, desde la crítica marxista.

i) Era idealismo por utilizar un método abstractivo que le llevaba a prescindir tanto de la historia como de las relaciones y circunstancias sociales.

ii) Era idealista la admisión de una esencia humana genérica, de la que cada hombre concreto es expresión o realización particular. Con esto no se llegaba más que a un hombre abstracto. Si consideramos el hombre como separado e independiente de las relaciones sociales y de la historia, lo convertimos en un individuo «desgajado y desencarnado», «que no vive en un mundo real, históricamente surgido e históricamente determinado», en un individuo irreal. La esencia de la que habla Feuerbach es la del género humano, una generalidad abstracta y ficticia, separada en realidad de los hombres concretos.

iii) Este idealismo larvado tiene su reflejo en el hecho de que Feuerbach conserva la religión, pero interpretándola ahora como la relación de cada hombre con el género: «la religión es la relación del hombre consigo mismo, con su esencia». Es un idealismo orientado a la naturaleza y a la esencia genérica, que presta escasa atención al orden real, social y político. Pero, según Marx, la filosofía contemporánea sólo dice la verdad si entra en alianza con la política.

En consecuencia, materialismo -Feuerbach- e idealismo -Hegel- tienen que ser transformados y superados. Hay que mundanizar la filosofía.

 

3. El concepto marxista de «ideología»

Uno de los objetivos del marxismo era desarrollar una clarificación crítica y racional de la conciencia, para erradicar las distorsiones y falsedades que el hombre sufre en su relación con la realidad. Buscaba una clarificación de las representaciones que el hombre o una clase social tienen acerca de sí mismos, de su lugar en el mundo y en la historia.

• Acepción general: «Un sistema de representaciones -imágenes, mitos, símbolos, ideas o conceptos- que existen desempeñan un papel histórico en el seno de una sociedad concreta» (Althusser, 1968). En este sentido, la ideología es algo necesario y general en todos los hombres, inevitable, pues todos nos hacemos una representación de la realidad.

• Acepción precisa: Pero las representaciones que el hombre se hace del mundo y de su existencia social e histórica pueden ser adecuadas o deformadas. En este sentido, ideología significa «un conjunto de "ideas" y "formulaciones nebulosas" o "sublimaciones" que dan una imagen o representación falseada y falsificadora de la realidad y de las condiciones en que se desarrolla la vida de los hombres».

Se comprenden así mejor tres afirmaciones del marxismo sobre la ideología:

a) Lo que piensan los hombres es un producto de la sociedad en la que viven; la conciencia -o conjunto de representaciones e ideas- es «un producto social», es «el lenguaje de la vida real».

b) La ideología tiene un sentido predominantemente negativo: viene a ser sinónimo de ideas falsas y falsificadoras, que enmascaran la verdadera realidad. «En toda la ideología, los hombres y sus relaciones aparecen invertidos como en una cámara oscura» (Marx).

c) Los contenidos ideológicos de la conciencia -religión, moral, política, derecho- no tienen peso propio ni desarrollo histórico, aunque la conciencia ideologizada crea que sí, que incluso tiene sus propias leyes de desarrollo histórico y social.

    Las formas ideológicas de la conciencia tienen como función ocultar, desfigurar, sublimar y suplantar imaginativa o conceptualmente una situación de la existencia real, social e histórica, que el marxismo considera alienante para el hombre. La ideología y la alienación sólo pueden erradicarse mediante la clarificación racional, el conocimiento de la situación de conciencia ideologizada y de existencia alienada. Pero no basta una crítica teórica; es necesaria, además, una acción práctica/revolucionaria, una teoría que impulse a la acción transformadora. Pero antes es preciso conocer las formas de la alienación.

 

4. La alienación y sus formas. Tres acepciones iniciales:

Por consiguiente, la alienación presupone dos elementos en relación mutua, uno de los cuales produce o transforma algo y el otro que recibe el resultado de esa acción productivo-transformadora. Algunos términos utilizados en castellano para traducir el alemán «Entäusserung» son exteriorización, enajenación y extrañamiento. Esto significa que uno de los dos polos -el elemento subjetivo, el hombre- se desposee de algo propio, pierde algo suyo -su trabajo, su capacidad productiva- que pasa a manos de otro -Veräusserung-. Hablamos, pues, en este contexto, de la acepción marxista:
 

- Sentido neutro: la enajenación del trabajo propio es inevitable, porque pertenece a la naturaleza misma del ser humano: todos producimos y transformamos algo, y consideramos propiedad nuestra el producto obtenido.

- Sentido peyorativo: El resultado de la acción productiva y transformadora del obrero no le pertenece, no es considerada ni utilizada como suya, sino que pasa a ser propiedad de un extraño, hasta el punto de que ni el primer sujeto productor se reconoce en su propia actividad productiva/transformadora: es algo que realiza exclusivamente en beneficio de un extraño -Entfremdung-. «El objeto que el trabajador produce, su producto, se enfrenta a él como un ser extraño, como un poder independiente del productor... el trabajador se relaciona con el producto de su trabajo como un objeto extraño» (Marx).

    En situación de alienación, lo alienado o extraño no es sólo el producto, sino también, y sobre todo, el trabajador que lo produce, pues queda desposeído del resultado de su acción productora y con ello pierde las oportunidades de realización personal mediante el trabajo a las que como todo hombre tiene derecho. El trabajador deja parte de su vida en el objeto producido, pero éste pasa a manos ajenas y al trabajador le es arrebatada así parte de su vida.

    El objeto producido es convertido en independiente y desconectado de su relación con el sujeto productor: es considerado una cosa natural, y por extensión, el mismo trabajador es considerado «cosa» y «medio de producción». Tiene lugar así una reificación y una mercantilización del hombre: el trabajador pasa a ser una cosa más entre otras, sometido al mismo trato y uso que objetos y cosas.

• La alienación como división/escisión del hombre consigo mismo, como reificación del hombre, encierra un sentido negativo, contrario a la naturaleza del hombre, fruto solamente de un modo de entender y organizar las relaciones de producción en una sociedad y época concreta. Impone graves restricciones a la libertad del hombre y lleva a una des-humanización, a una animalización. Para evitar la alienación se impone una doble tarea:

1) Estudiar y conocer a fondo la estructura socioeconómica y modos de producción de cada sociedad concreta.

2) Iniciar la transformación práctica de la realidad social, orientada a una mejor realización del hombre. Se trata de humanizar la vida humana, para que cada ser humana pueda realizar plenamente todas sus potencialidades. Es evidente, pues, que el marxismo aporta un proyecto propio de realización humana y una concepción particular de lo auténticamente humano.

 

5. Las formas de la alienación

La alienación básica y fundamental es la alienación económica, el trabajo como actividad alienante del obrero en la sociedad capitalista. Se trata de una alienación estructural y radical, inherente al modo de producción capitalista. Marx realiza una crítica teórica de la economía política, considerada ideológica en la medida en que «oculta la alienación esencial del trabajo» y de la actividad económica. Lo hace precisando el significado de términos como «valor de uso» y «valor de cambio», «mercancía», «trabajo general abstracto», «plusvalía», «capital constante y capital variable», «acumulación del capital», etc.

Por su alcance e importancia, la alienación económica promueve otras formas de alienación: alienación social y política:

i) La alienación social se debe a la división de la sociedad en clases.

ii) La alienación política es consecuencia de la división social entre «sociedad civil» y «estado».

    Estas dos formas de alienación van estrechamente relacionadas, y segregan un conjunto de representaciones ideológicas que tienden a obnubilar y justificar la situación real. La crítica a estas formas de alienación la realiza en Principios de la filosofía del derecho de Hegel y en El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte. Alienación económica, social y política vienen complementadas por otras dos formas: religiosa y política.

• Alienación religiosa: La religión y el tipo de existencia del hombre religioso no pueden ser considerados, a juicio de Marx, constitutivos del ser humano. Lo religioso está muy estrechamente relacionado con la organización económica, social y política, aportándole una justificación ideológica y estabilidad, en la medida en que propone una liberación que no es de este mundo y que no requiere transformación de la estructura social.
 

• Alienación filosófica: Como conjunto de representaciones e ideas, la filosofía constituye un modo singular de alienación, con una poderosa función ideológica: sólo interpreta la realidad, y además la interpreta falsamente.

 

6. El humanismo marxista

i) Concepción marxista de la naturaleza humana

- En cuanto ser natural, el hombre es de naturaleza activa y tiene una serie de fuerzas naturales. Pero sus necesidades le convierten en un ser pasivo/receptivo, y en cuanto corpóreo/biológico depende del resto de la naturaleza y es un objeto más entre otros («naturalismo»).

- En cuanto ser natural humano, la naturaleza humana no es mera naturaleza fija, estática, cerrada; tiene que ir haciéndose al ritmo de su progresiva realización humana. Su nacimiento se produce en la historia, que es su verdadera naturaleza, donde se da la conversión de la naturaleza en hombre.

- El trabajo constituye la esencia del hombre, entendiendo «trabajo» como actividad práctico-productiva que expresa la verdadera naturaleza del hombre. Es la producción lo que lo distingue operativamente de los animales, y no la religión o la autoconciencia: «El hombre (...) se diferencia de los animales a partir del momento en que comienza a producir sus medios de vida» (La ideología alemana, p. 19). Esto significa que:
 

• En el trabajo/acción práctica y mediante el trabajo se produce la apertura del hombre al mundo y a la realidad.

• Mediante la praxis y el trabajo realiza el hombre su ser en la historia, entendida como proceso real y práctico.

• La praxis configurará la totalidad de la vida social.

• En la praxis surge y cobra sentido el viejo problema de la naturaleza del saber, del conocimiento, de la verdad y valor de las teorías científicas: «El problema de si puede atribuirse al pensamiento humano una verdad objetiva no es un problema teórico, sino práctico» (Tesis sobre Feuerbach, II).

• Sólo en la praxis y mediante la praxis se encuentra una solución teórica y técnica a los problemas importantes y a los pseudoproblemas: «Es en la práctica donde el hombre debe demostrar la verdad»; «Todos los misterios que inducen a la teoría, al misticismo, encuentran su solución racional en la práctica humana y en la comprensión de esta práctica» (Tesis sobre Feuerbach, II y VIII).
 

- La naturaleza del hombre consiste en la producción de su vida. Esto le obliga a relacionarse con la naturaleza -relación natural- y con los demás hombres -relación social-.

- La esencia humana es, en su realidad, el conjunto de las relaciones sociales (Tesis, VI).

 

ii) El «humanismo» marxista. Tres significados:

a) El marxismo puede ser considerado como un humanismo porque promueve una crítica y lucha contra la alienación del hombre. Su objetivo es terminar con la explotación, con la deshumanización, para hacer posible una liberación del hombre por medio de la libertad, la racionalidad y sus capacidades personales. Mantiene, pues, el ideal ilustrado-racionalista.

b) Niega la existencia de un ser distinto y superior a la naturaleza y al hombre. El ser humano, autónomo y racional, puede desarrollar y manifestar todas las potencialidades de lo humano. El naturalismo humanista del marxismo vive de la negación de Dios y afirma la primacía, suficiencia y autonomía del hombre.

c) El hombre es el principio de la sociedad, el sujeto de la historia, el eje teórico de su concepción del mundo y de la historia. Se puede afirmar, entonces, que el marxismo es un humanismo epistemológico, en la medida en que «el hombre» o una supuesta «esencia humana» es el principio científico-explicativo de la teoría de la historia.
 

    No obstante, detrás de estas aportaciones laten algunas contradicciones. Por una parte, el hombre es el resultado de un complejo conjunto de relaciones sociales que lo configuran, explican y casi determinan estrechamente. Y, por otra, difícilmente puede servir de eje o principio teórico-explicativo en la visión marxista del mundo si es un resultado o producto social (carecería de sentido la acepción epistemológica). Se comprende así que pensadores como Louis Althusser se nieguen a considerar al marxismo un humanismo -un concepto ideológico- y prefieren hablar de «socialismo» -concepto científico-. Y concluye afirmando que, desde el punto de vista de la teoría, Marx es un antihumanista teórico: «Sólo se puede conocer algo acerca del hombre a condición de reducir a cenizas el mito filosófico del hombre».

 

7. Materialismo y dialéctica

a) El concepto marxista de dialéctica

En el concepto «dialéctica» radicaba el aspecto revolucionario de la filosofía hegeliana. Marx retoma ese concepto, pero lo despoja de su carga idealista, mística e ideologizante.

i) No todo objeto natural es fruto de una acción productiva previa. La naturaleza no es la síntesis de ninguna oposición previa; es lo originario e históricamente inmediato.

ii) En Hegel, la categoría de «totalidad» no se refiere a toda la razón o todo el espíritu, ni a la realidad como un todo racional: «totalidad» se aplica a la totalidad natural-social, a la totalidad material que es la producción de la vida: toda la sociedad de clases.

iii) La totalidad de lo real tiene un carácter negativo y contradictorio, y esas contradicciones son reales, no meramente lógicas (oposiciones/luchas de contrarios reales entre grupos sociales). Y negar una situación social contradictoria no es sólo negarla en el orden del pensamiento: consiste en transformar la estructura y el orden social contradictorio, para instaurar uno nuevo más justo que armonice mejor la diversidad de intereses opuestos.

iv) Superar las contradicciones y la negatividad no consiste en «aniquilar» -disolver algo real- ni en superar algo negativo mediante el pensamiento. Superar es iniciar una acción transformadora y productiva que mejore la situación actual pero mantenga sus elementos positivos.

 

b) El concepto de «materialismo»

Marx parece tener una concepción de la realidad como algo natural, independiente del hombre, de su vida y de su historia.

i) Marx considera que la naturaleza y el hombre se realizan dialécticamente. No es la naturaleza física lo que influye en la historia humana, sino la naturaleza en cuanto proceso de producción material sobre la cual el hombre ejerce su actividad productivo-transformadora.

El materialismo de Marx consiste en considerar la realidad como el proceso dialéctico real de producción, un proceso material y no espiritual, como trabajo y acción productiva del hombre en y con la naturaleza. Habría, según Marx, una ciencia que estudia la historia de la naturaleza y la historia de los hombres, y su relación mutua: el materialismo histórico. Y esta concepción materialista de la historia se extiende también a otros muchos aspectos de la vida social.

ii) Por otra parte está el materialismo dialéctico, sistema filosófico que considera la materia como constituyente esencial de todo lo real, cuya dinámica dialéctica es anterior e independiente del hombre/la historia, y concretada en una dialéctica de la naturaleza con leyes propias. Esta visión fue la propuesta por Engels.

 

8. La concepción materialista de la historia

Para el marxismo la historia no es una «colección de hechos muertos» (empirismo) ni una «acción imaginaria de sujetos imaginarios» (idealismo). Para el marxismo, la historia se reduce a la sucesión de diferentes modos de producción. Y en la concepción marxista de la historia aparecen una serie de conceptos importantes:

a) Fuerzas productivas: La capacidad de producción o trabajo real de los hombres.

b) Relaciones de producción: Relaciones entre los propietarios de los medios de producción y los productores directos en un proceso de producción determinado.

c) Estructura económica o infraestructura: Fundamento sobre el que descansa todo el proceso de producción y que condiciona todas las demás «producciones», incluida la superestructura ideológica.

d) Superestructura: Conjunto de representaciones o ideas que configuran la conciencia: derecho, moral, religión, política, arte...

e) Modo de producción: Toda la estructura social global, tanto la económica como los demás niveles: jurídico, político e ideológico.

f) Formación social: Una totalidad social concreta históricamente determinada. La integran una estructura económica, una estructura jurídico-política y una estructura ideológica.

g) Revolución social: Destrucción y transformación de unas determinadas relaciones de producción, con la consiguiente subversión de la supraestructura.

A partir de estos conceptos se comprenden mejor algunas tesis básicas del marxismo: