¿Se puede clonar hombres?

Por Benito Fraile Laiz. Profesor Titular en la Universidad de Alcalá


INTRODUCCIÓN (*)

La clonación es un tema que últimamente está muy de moda. Es raro el dia que los medios de comunicación no nos ofrecen alguna noticia relacionada con este asunto. Sin embargo, las técnicas de clonación no son algo novedoso, ya se conocen desde hace mucho tiempo. Realmente derivan de las técnicas de fecundación in vitro.

Ya por los años cincuenta, los británicos Briggs y King realizaron experimentos de trasplante de núcleos de células en distintas etapas de diferenciación a huevos enucleados de rana. Obtuvieron embriones con diferentes grados de malformación según la procedencia del núcleo.

Los primeros experimentos de clonación con éxito se realizaron hace más de treinta años. El pionero fue John Gurdon, de la Universidad de Cambridge, que en 1970 consiguió clonar a un sapo africano (Xenopus laevis). Aunque estos resultados fueron recibidos con gran interés por la comunidad científica, los medios de comunicación no concedieron demasiada importancia a este hecho. No parecía que pudiera repercutir mucho en la vida de la sociedad. Además, ¿a quién le importa un sapo?

Sin embargo, todos los medios de comunicación se hicieron eco cuando en 1997 Ian Wilmut en el Instituto Roslin de Edimburgo consiguió clonar una oveja. Sus resultados fueron publicados en la revista Nature en febrero de ese año, y desde entonces la clonación se ha convertido en un tema de actualidad que ha desatado una amplia polémica.

¿Por qué este cambio de actitud frente a la clonación? La obtención de un mamífero clónico a partir de una célula de un animal adulto abría las puertas a la clonación humana. Si la técnica permite clonar con éxito a una oveja, ¿por qué no a un ser humano? La idea de producir seres humanos clónicos, como ovejas, es de verdad repugnante para la sensibilidad humana más elemental. La polémica estaba servida.

CAPÍTULO I

¿QUÉ ES Y CÓMO SE HACE

1.-¿QUÉ ES LA CLONACIÓN?

La clonación consiste en la obtención de individuos genéticamente idénticos. Es un sistema de reproducción que se da en la naturaleza. Cuando una bacteria va a reproducirse duplica su material genético (DNA) y a continuación se divide en dos, repartiendo por igual el material genético y los orgánulos citoplasmáticos. Ahora tenemos dos bacterias idénticas. Cada una de ellas se dividirá en dos, y así sucesivamente, con lo que al cabo de un tiempo tenemos un grupo de miles de bacterias todas idénticas. Se ha formado un clon de bacterias.

Este tipo de reproducción se da no solamente en seres unicelulares, sino también en organismos más complejos.

En este sentido amplio, ¿quién no ha clonado algo en su vida? Basta cortar un esqueje de un geranio y se coloca en una maceta con tierra. Si se riega adecuadamente, al cabo de un tiempo echará raíces y se desarrollará un nuevo geranio con las mismas características del anterior. Es genéticamente idéntico. Es clónico. Algo similar ocurre cuando seccionamos por la mitad a una lombriz de tierra. Cada fragmento regenerará el extremo que le falta y se obtienen dos lombrices idénticas. Son clónicas.

Este mecanismo de reproducción, denominada asexual, no es muy frecuente en la naturaleza. Solo se da de modo esporádico en algunas especies. Lo más común es la reproducción sexual, en la que en cada especie los nuevos individuos provienen de la conjugación de un gameto masculino y otro femenino. Cada uno de ellos aporta la mitad del material genético (DNA) para formar el cigoto, del que se originará el nuevo ser vivo mediante divisiones celulares. La reproducción sexual es la responsable de la gran variabilidad que observamos en la naturaleza. Todos los individuos de una misma especie son genéticamente distintos. Esta variabilidad confiere a cada especie una gran capacidad de adaptación y supervivencia, y ha hecho posible su evolución a lo largo del tiempo. Incluso en las especies en que puede darse la reproducción asexual, de modo habitual se reproducen sexualmente.

Pero está claro que la importancia del tema que nos ocupa no viene dada por la clonación de los geranios o las lombrices. Y el hombre no puede ser clonado mediante un «esqueje».

(La clonación es la obtención de individuos genéticamente idénticos. En la naturaleza hay clonación, que se da en los seres que pueden reproducirse asexualmente.)

2.- ¿CÓMO SE HACE LA CLONACIÓN?

Imaginémonos un granjero que tras muchos años de cruces entre toros y vacas de diferentes razas, al final consigue la vaca de sus sueños. Ha conseguido un ejemplar maravilloso que cumple todas las características que quería y da una leche abundante de primera calidad. Pero ahora quiere tener muchas vacas como esa para poder explotar el fruto de sus esfuerzos. Si cruza esa vaca con un toro las crías que obtendrá tendrán características de ambos progenitores, por lo tanto no serán igual que la vaca de sus sueños. Este sistema no le sirve. Quiere que las vacas sean exactamente iguales a la obtenida, algo así como fotocopias. Necesita clonar esa vaca, ¿cómo hacerlo?

A lo largo de los cruces que ha tenido que realizar para obtener ese ejemplar, los genes de los progenitores se han ido combinando. Mediante una selección adecuada se fue quedando con los ejemplares portadores de las características genéticas que le interesaban. Ahora tiene una vaca que dispone de la información genética necesaria para expresar las características deseadas. Pero ¿dónde tiene la vaca esa información genética? La vaca está formada por millones de células que se organizan para formar los diferentes tejidos y órganos, cada uno de ellos realiza una función específica, por lo que sus células son distintas.

Simplificando mucho podríamos imaginarnos una célula como una especie de globo, cuyo contorno sería la membrana plasmática, y en cuyo interior hay un líquido viscoso con una serie de orgánulos que se denomina citoplasma. En el centro de ese citoplasma hay otro globo más pequeño, que es el núcleo, y dentro de él se encuentran los cromosomas con el DINA que contiene la información genética. Podríamos comparar al núcleo de la célula con el disco duro de un ordenador, donde se encuentran todos los programas y datos necesarios para que la célula funcione. El citoplasma con sus orgánulos (mitocondrias, ribosomas, retículo, etc.) sería el encargado de ejecutar esos programas.

Esa vaca, como todos los seres vivos, procede de la unión de un gameto masculino y otro femenino. El espermatozoide aportó la mitad de los cromosomas, y el óvulo la otra mitad. Por sí mismos no contienen la información genética necesaria para formar un nuevo ser vivo, solo tienen la mitad, pero al unirse ambos para formar el cigoto se completa toda la información. El cigoto duplica el material genético (cromosomas) y se divide en dos. Ahora tenemos dos células iguales. Cada una de ellas vuelve a dividirse y se obtienen cuatro. Tras varias divisiones tenemos un conjunto de células (blastómeros) que vistas desde fuera tienen el aspecto de una mora, y recibe el nombre de mórula. Hasta aquí todas las células son prácticamente iguales. Pero llega un momento en el que comienzan a diferenciarse. Unas se sitúan en la periferia, dejando una cavidad interna, y originarán la placenta y las envolturas embrionarias (es el trofoblasto), mientras que las del centro forman la masa celular interna o embrioblasto, que queda rodeado por una amplia cavidad, y dará lugar propiamente el embrión. Al conjunto de esta estructura, que presenta una amplia cavidad en su interior, se denomina blastocisto. Me explico, el blastocisto es como una pelota de tenis en la que la pared gruesa es el trofoblasto, y en la cavidad interna hay una masa de células gruesas (embrioblasto) pegada a la pared, no flotando en la cavidad. A continuación la masa celular interna se dispone formando dos capas (ectodermo y endodermo), a partir de las cuales unas células embrionarias se diferenciarán para dar lugar a unos tejidos y otras a otros, de modo que se van formando todos los órganos y miembros del nuevo ser vivo. Al final tendremos una gran variedad de células distintas. Todo esto es el proceso embrionario que tiene lugar en el interior del útero materno. La madre nutre y protege al embrión que poco a poco se va desarrollando por sí mismo. El nacimiento simplemente supone un cambio de medio externo, pasa de recibir oxígeno y alimento por la sangre a respirar aire y comer por la boca. Todos los órganos se han formado completamente durante el período fetal.

Según esto, si todas las células del cuerpo proceden de una única célula inicial (el cigoto), en todas y cada una los genes de sus cromosomas son los mismos. Cada célula posee toda la información genética (todos los programas) con las características de esa vaca. Por lo tanto, en el núcleo de cualquier célula podríamos encontrar la información necesaria para «fabricar» otra vaca igual.

Sin embargo una célula muscular es muy distinta de una neurona o una célula del intestino. ¿Cómo es posible que todas tengan los mismos genes si realizan funciones tan distintas? Volviendo al ejemplo de la informática, en el disco duro de un ordenador podemos tener una gran cantidad de programas. Cuando uno trabaja con el ordenador normalmente solo utiliza un programa. El resto están ahí, pero no se utilizan. Incluso si alguno estuviese averiado no habría ningún problema mientras no pretendamos utilizar precisamente ese (a no ser que interfiera con el programa que estemos usando). ¿Quién decide el programa a usar? El usuario. En este caso el usuario es el citoplasma. Un citoplasma con una gran cantidad de filamentos y retículo, típico de una célula muscular, le dirá al núcleo que utilice el programa de contracción. El citoplasma ramificado característico de una neurona le dirá a su núcleo que utilice el programa de transmisión de impulsos. Así, cada célula usará solo el o los programas necesarios para su funcionamiento, aunque también conten-ga el resto de los programas.

Pero hay una célula que es capaz de poner en marcha todos los programas a un tiempo: el óvulo. El citoplasma característico del óvulo le dirá a su núcleo que lea toda la información que posee, lo que iniciará el proceso embrionario para el desa-rrollo de un nuevo ser vivo.

Por lo tanto bastaría con coger una célula cualquiera de la vaca, extraer su núcleo e introducirlo en un óvulo al que previamente le hemos quitado el núcleo (con la mitad de cromosomas) que poseía. Todo este proceso se realiza en el laboratorio «in vitro». La nueva célula artificialmente formada, equivalente a un cigoto, comenzará a dividirse e iniciará un proceso de desarrollo embrionario normal. Cuando tenemos un grupo de células se implanta en el útero de una vaca para su gestación. Si todo va bien, al cabo de unos meses de embarazo nacerá una ternera con idéntica información genética a la vaca modelo de la que hemos extraído el núcleo. Hemos clonado la vaca.

Incluso cabe la posibilidad de obtener más de una vaca. Durante las primeras divisiones de la célula artificialmente formada, si en la placa de cultivo separamos las células hijas, cada una de ellas nos dará un embrión, con lo que tenemos varios embriones para implantar. Todos ellos tendrán los mismos genes, y darán como resultado varias terneras clónicas. Con esto nuestro granjero se sentiría feliz.

Este procedimiento puede emplearse para obtener otros animales de granja o animales de laboratorio. En la investigación es muy interesante disponer de un buen grupo de animales genéticamente idénticos para poder experimentar y hacer análisis estadísticos.

De todas formas, el hecho de que los clónicos sean genéticamente idénticos no quiere decir que sean exactamente iguales en todo (auténticas fotocopias). Hay una gran cantidad de variables externas (ambiente, alimentación, estrés...) que hacen que puedan llegar a ser muy diferentes en tamaño, aspecto externo, comportamiento, etc.

(La clonación de un ser vivo adulto se realiza mediante la extracción del núcleo de una célula suya y la posterior introducción de este en un óvulo al que previamente se le ha quitado su núcleo. Esa nueva célula -artificialmente creada- es equivalente a un cigoto, tendrá un desarrollo embrionario normal tras su implantación en el útero.)

3.- ¿POR QUÉ HAY TANTA POLÉMICA?

La polémica surge cuando se pretenden extrapolar estos experimentos al hombre. El ser humano no puede ser considerado únicamente como un animal más. Todos nos damos cuenta de que somos radicalmente distintos de todos los demás animales, incluso de aquellos a los que físicamente más nos parecemos, como son los primates.

De modo intuitivo percibimos que en la naturaleza hay una jerarquía en cuanto al valor de la vida de los diferentes seres vivos que nos rodean. Esta escala de valores hay que tenerla en cuenta a la hora de manipular o suprimir una vida. A lo largo de nuestra existencia todos hemos eliminado deliberadamente miles de vidas para poder sobrevivir. ¿Quién no ha tomado alguna vez un antibiótico, matando miles de bacterias, para poder salir de una enfermedad? O si en una noche de verano un mosquito impertinente merodea por la habitación, uno coge el spray insecticida y lo mata, simplemente para que no lo moleste. Pero si es su perro quien viene a molestarlo, evidentemente no obra del mismo modo. Ya se ve que damos un valor diferente a la vida de una bacteria, un mosquito o un perro.

Pues bien, la diferencia que hay entre el valor de la vida de un hombre y un chimpancé es muy superior a la que hay entre un perro y una bacteria.

El ser humano es persona. Su naturaleza trasciende la materia. A diferencia del resto de los animales, posee un componente espiritual que puede subsistir sin la materia

Basta echar un vistazo alrededor para comprobar que el hombre con su inteligencia es capaz de construir máquinas complicadas, edificar ciudades, transformar la naturaleza e incluso salir al espacio exterior. Ningún otro animal lo ha conseguido. A veces se habla de la inteligencia de los animales, pero se trata de una inteligencia relativa y siempre ligada de modo necesario a la materia, propia de su naturaleza animal.

Un reflejo de este componente espiritual podemos verlo en el arte, las matemáticas o el lenguaje. Solo el hombre puede hacer arte. El valor de un cuadro es muy superior al de una mezcla de colores amontonados sobre un lienzo. Un aspecto importante de la inteligencia humana es la capacidad de abstracción, que se manifiesta en la utilización de conceptos. Así podemos utilizar los números y hacer con ellos matemáticas. Si a un perro le damos a elegir entre un hueso o tres huesos, evidentemente prefiere los tres, porque son más, pero es incapaz de comprender lo que significa el número uno y el número tres, y mucho menos entender que uno más tres son cuatro. El concepto «mesa» no se refiere a una concreta, sino a cualquier mesa de cualquier material o tamaño. El lenguaje humano se basa en la utilización de conceptos. Dos personas se pueden comunicar si ambos conocen el mismo idioma. Yo no podría entenderme con un ruso (a no ser que él sepa español). Sin embargo un perro ruso se entiende sin problemas con un perro español. Su lenguaje no está basado en conceptos sino en aspectos puramente materiales (gestos, posturas...).

La dimensión esencialmente comunitaria de las personas no es en absoluto comparable a la vida social que se da en algunas especies animales. La capacidad de comunicarse con los demás, expresar sus sentimientos, amar, muestran que las relaciones interpersonales humanas trascienden la naturaleza animal.

La conciencia que un animal puede tener de sí mismo y de su entorno está limitada por la condición de su propia naturaleza. Ningún animal se plantea las trascendentales preguntas de quién soy, de dónde vengo y adónde voy. Y mucho menos podrá plantearse la existencia de Dios. El hombre es el único ser «capaz de Dios», abierto a algo que es más que el mundo, es decir, al Creador del mundo. Capaz de conocerle, amarle y ser amado por sí mismo.

Otro aspecto a tener en cuenta es la naturaleza libre del hombre. Los animales no son realmente libres, solo pueden actuar según las leyes impuestas por la naturaleza. Sin embargo el hombre, al disponer de libertad, tiene la posibilidad de actuar incluso en contra de la naturaleza. Tanto la naturaleza en general como la propia naturaleza humana.

Por eso a la hora de plantearse una actuación sobre la vida humana hay que tener en cuenta la dignidad de lo que tenemos entre manos, siendo conscientes de que tenemos la posibilidad de actuar de modo contrario a lo que dictan las leyes de la naturaleza.

Cualquier científico honrado debe pararse a considerar si debemos hacer todo aquello que técnicamente podemos hacer. Es necesario ver dónde están los límites.

Robert Stillman y Jerry Hall, investigadores de la Universidad George Washington en Estados Unidos, publicaron en 1994 en la revista Science los resultados que habían obtenido sobre clonación de 17 embriones humanos entre 2 y 8 células con polispermia. La comunidad científica se les echó encima por haber roto un pacto científico no escrito, ya que la clonación humana aunque es técnicamente posible, éticamente es inaceptable. Ya antes de la aparición de la oveja Dolly se había establecido entre los científicos una moratoria sobre la clonación humana.

En 1997 Ian Wilmut (creador de la oveja Dolly), manifestó que la clonación humana, si bien es posible, sería ofensiva. No encuentra ninguna razón de tipo médico por la que sería deseable hacer una copia de una persona humana. Aboga por una prohibición internacional.

Sin embargo Ruth Deech, miembro del comité de fertilización humana de Gran Bretaña opinaba que existen determinadas circunstancias en que la clonación de seres humanos sería deseable, por lo que no debe prohibirse sino regularse.

Por aquellas fechas, Richard Seed manifestó su intención de montar en Estados Unidos una clínica para realizar clonación en humanos, con la idea de utilizar esta técnica en parejas que no pudieran tener hijos por otros medios.

Sin embargo, ya desde entonces comenzaron a oírse algunas llamadas a la calma y a la racionalidad. Se planteó una moratoria internacional hasta aclarar la situación.

(La diferencia entre clonar a un ser humano o a un chimpancé radica en que el hombre es persona; su naturaleza trasciende la materia. Posee un componente espiritual que puede subsistir sin la materia.)


INDICE

INTRODUCCIÓN 5

CAPÍTULO I
¿QUÉ ES Y CÓMO SE HACE? 7

1. ¿QUÉ ES LA CLONACIÓN? 7
2. ¿CÓMO SE HACE LA CLONACIÓN?
3. ¿POR QUÉ HAY TANTA POLÉMICA? 15

CAPÍTULO II
¿Y SI CLONAMOS SERES HUMANOS? 21


1. ¿QUÉ OCURRIRÍA? 21
2. TIPOS DE CLONACIÓN 24
3. CLONACIÓN REPRODUCTIVA 27
4. CLONACIÓN TERAPÉUTICA 30
5. ALTERNATIVAS A LA CLONACIÓN CON FINES TERAPÉUTICOS 38

CAPÍTULO III
CONSIDERACIONES ÉTICAS Y BIOLÓGICAS 47


1. ¿QUÉ DICE LA BIOLOGÍA? 47
2. CONSIDERACIONES ÉTICAS 52

CAPÍTULO IV
LA CLONACIÓN DE SERES HUMANOS EN EL DERECHO 67


NORMAS INTERNACIONALES 68
CÓDIGO PENAL ESPAÑOL DE 1995 74


Folletos mc Nº 724. (Pgs. 5-20). Ediciones Palabra. Madrid 2002.

Gentileza de http://www.arvo.net/
para la BIBLIOTECA CATÓLICA DIGITAL