LIBRO III

 

LA CONSTITUCIÓN ESENCIAL DE LOS CUERPOS

 


460.- Introducción.-
Abordaremos ahora la esencia física de los cuerpos. Esencia, en términos generales, es aquello por lo que una cosa está constituida, primaria y formalmente, en su propio grado u orden de entidad. Y la esencia puede ser metafísica y física.

 

Esencia metafísica es la esencia expresada por dos conceptos: uno común, que se obtiene por la semejanza con todas aquellas cosas que no son la que se toma en consideración, y otro diferencial, que se obtiene por aquello en que la cosa se diferencia de todas las demás.

 

En este sentido, la esencia metafísica del cuerpo se define: la substancia creada, compuesta integralmente y constituida en raíz de la cantidad y de las fuerzas unidas al movimiento en su ejercicio. En esta definición, substancia creada es el género, en que conviene incluso con los ángeles. Compuesta integralmente, es la diferencia específica, en que se distingue de los espíritus. Constituí da en raíz de la cantidad y de las fuerzas unidas al movimiento, son propiedades que, aunque están fuera de la definición de la esencia metafísica, indican sin embargo la índole y características de di­cha esencia, de la que se derivan como "a priori".

 

No nos preocupa, en este sentido, la esencia de los cuerpos, sino que nos ocupamos de la esencia física.

 

461.- Esencia física es la esencia en cuanto que se halla en las cosas con independencia de la consideración de la mente y de sus comparaciones, y consta de principios intrínsecos y últimos de donde las cosas son o proceden.

 

Principio es aquello a partir de lo cual algo es, se hace o se conoce.

 

El principio puede ser extrínseco e intrínseco. Principio extrínseco es algo no perteneciente a la enti­dad del ser principiado, como son la causa eficiente, la final y la ejemplar.

 

Principio intrínseco es el que pertenece a la entidad intrínseca del principiado, como son la materia prima y la forma substancial, la substancia y el accidente.

 

El principio intrínseco puede ser próximo y último, o remoto. Principio próximo es el que se deriva de otro anterior intrínseco, y así las potencias son principios próximos, porque se derivan de la forma substancial. Remoto o último, es el que no se deriva de ningún otro intrínseco anterior, sino que es el primero en la constitución del ente.

 

Por esto se entiende ya lo que es la esencia física de los cuerpos.

 

462.- Pero cuando preguntamos por la constitución del cuerpo, preguntamos por aquel cuerpo que es "ente per se", y no entes. Ahora bien, el cuerpo que es "ente per se", no es simplemente el tamaño o las dimensiones del cuerpo, ni lo es la molécula, sino tal vez únicamente el átomo, o los solos corpúsculos. Así pues, preguntamos en concreto por la esencia de los átomos o de los corpúsculos, porque todo lo demás no son un ente corpóreo, sino puros agregados de entes corpóreos.

 

Muchas son las respuestas dadas a este problema, pero principalmente hemos de considerar tres, que son: el atomismo filosófico, el dinamismo y el hilemorfismo. Pero antes de exponer estas soluciones, trataremos del atomismo químico, que sí debe admitirse.

 

De donde toda la materia habrá de constar de tres capítulos; que son el VII, el VIII y el IX, de toda la obra; el capítulo VII trata, de las soluciones insuficientes; el capítulo VIII, de la solución escolástica, o del hilemorfismo. El capítulo IX considerará una explicación más desarrollada de la teoría escolástica.

 

CAPITULO VII

 

SOLUCIONES INSUFICIENTES

 

463.- El problema de la esencial constitución de los cuerpos ha recibido varias soluciones insuficientes, de entre las cuales será útil examinar las siguientes: la primera es el atomismo científico; la segunda es el mecanicismo filosófico, rígido y mitigado; la tercera es el dinamismo; todas ellas las expondremos en otros tantos artículos. Y así, el artículo primero versará sobre el atomismo científico; el segundo, sobre el atomismo filosófico; y el tercero, so­bre el dinamismo.

 

Articulo  I

EL ATOMISMO CIENTÍFICO

 

TESIS 22.- El atomismo científico puede admitirse como teoría científica, pero no como explicación filosófica.

 

465.- Nociones.- El atomismo científico es de dos clases: el primero es el atomismo científico-filosófico de Demócrito, de Leucipo y de Epicuro, que son totalmente casualistas. Estos afirmaban que no hay otra cosa en el mundo más que átomos increados, infinitos en número, totalmente desiguales en cuanto a la figura, agita dos constantemente por un movimiento sumamente veloz, de manera que pueden colisionar; y así, por la colisión puramente casual de dichos átomos, proceden en absoluto todos los cuerpos. Este atomismo es rechazable, tanto por su impiedad, como por fundarse en presupuestos filosóficos del todo erróneos.

 

La segunda clase es el atomismo científico que se cultivó en los siglos XVIII y XIX, y que goza todavía de gran predicamento. Este atomismo, por lo común, no pretende elaborar metafísica alguna, ni hablando con propiedad ninguna filosofía, sino que lo único que intenta es describir adecuadamente los fenómenos, descubrir las leyes por que se rigen, y explicar tanto los fenómenos como las leyes por otros fenómenos y leyes más universales; ahora bien, estos fenómenos y leyes de alcanza más universal, quedan expresados en teorías o hipótesis, y se reconocen como causas próximas de los fenómenos que se observan y de las leyes que se descubren. Este atomismo, en líneas generales, contiene los siguientes puntos, que expondremos con algún desarrollo: Cuerpos elementales, y mixtos perfectos e imperfectos; moléculas, átomos y corpúsculos.

 

466.- Cuerpos elementales son los que no resultan de la combinación de varios cuerpos, ni tampoco pueden resolverse en otros cuerpos distintos: p. e., el oxígeno, el hidrógeno, el hierro, el azufre, etc. Hasta hace poco se conocían 92, pero en la actualidad pasan de cien, y en las clasificaciones suelen ordenarse según el número atómico, comenzando a partir del hidrógeno, que posee un solo electrón, y subiendo (o bajando) hasta el uranio, que posee 92 electrones. De su sola consideración, se evidencia como anticuada la teoría de Empédocles, que ponía cuatro elementos la tierra, el agua, el aire y el fuego, de cuya combinación resultaban todos los cuerpos del mundo.

 

467.- Cuerpos mixtos son los que resultan de la mezcla de dos o más cuerpos elementales. Pero lo cuerpos mixtos pueden ser mixtos perfectos e imperfectos, que reciben también los nombres de combinaciones o de mezclas propiamente dichas, y así tenemos mixtos químicos y mixtos físicos.

 

Mixtos perfectos son los que proceden de la mezcla de varios cuerpos elementales, pero de tal manera que dicha mezcla (combinación en este caso) se lleva a cabo con producción o absorción de energía, p. e., calor, luz, sonido, etc., y los elementos no pueden separarse más que por la electricidad o por reacción con otro cuerpo; ni pueden tampoco mezclarse entre sí en cualquier proporción, sino en proporciones absolutamente determinadas y fijas, que pueden ser simples o múltiples.

 

Mixto imperfecto es el que procede de la simple mezcla de varios cuerpos elementales, de tal manera que la mezcla en cuestión se lleva a cabo sin producción o consumo de energía, y los elementos pueden separarse entre sí por medios físicos, como el imán, la evaporación, la congelación, etc., y de suerte que los componentes pueden mezclarse en cualquier cantidad y proporción; y así, p. e., se mezclan el nitrógeno y el oxígeno en el aire, el  agua y el azú­car, el hierro y el azufre (ambos en polvo), etc.

 

468.- Las moléculas. Tanto los cuerpos elementales como los mixtos perfectos constan de moléculas separadas entre sí. Se en tiende por molécula la porción mínima de cuerpo que puede existir separada, conservando la naturaleza de todo el cuerpo elemental o del mixto perfecto.

 

La molécula de un cuerpo elemental consta de dos o de más átomos de la misma clase; la molécula del mixto consta de varios átomos de distinta clase.

 

Así, la molécula de hidrógeno consta de dos átomos de hidrógeno; la molécula de agua consta de dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, H20. Algunas veces también una molécula de un cuerpo elemental consta de un solo átomo elemental, como ocurre con los gases nobles (Helio, Argón, Kriptón, Neón, Xenón).

 

Las moléculas se hallan divididas en sí mismas, ya que constan de átomos separados espacialmente, si bien ligados por la afinidad. Las moléculas están también divididas de las demás moléculas espacialmente, aunque están unidas entre sí por la cohesión.

 

Por consiguiente, mucho se duda de si la molécula es un "uno per se", informado por una sola forma substancial, o un "uno per accidens".

 

469.- Los Átomos según la terminología, es el mínimo natural, que es ya naturalmente indiviso e indivisible, aunque en sentido matemático, considerado como extenso, puede dividirse hasta el infinito (o es divisible “in infinitud”). Pero en realidad el átomo es la mínima partícula del cuerpo elemental que pueden combinarse  en otro elemento aunque posea división dentro de sí. Los antiguos escolásticos admitían átomos separados, pero solo en el momento de la combinación y en el momento de la resolución; los llamaban mínimos naturales, y los concebían como algo indiviso en sí, y que no constaba de otros corpúsculos. Pero ahora hemos de concebir el átomo en cuanto que posee división interna en otros corpúsculos menores.

 

470.- Los corpúsculos.- Expondremos la teoría de la discontinuidad de la materia incluso dentro del mismo átomo, según los experimentos realizados por Perrin, Mosely, Rutherford, Sommerfeld, Langmir, si bien no pocos niegan esta teoría, como Heisenberg, E. - Mach.

 

En efecto, el átomo no es algo internamente indiviso, tal como podría colegirse por su nombre, pues átomo significa indiviso; sino que, en la realidad, está dividido en muchos corpúsculos conté nidos en el núcleo y en la corteza. El núcleo •del átomo consta de - protones y de neutrones; la corteza consta tan sólo de electrones, y acaso de otros corpúsculos.

 

471.- Los protones son las partículas mínimas intraatómicas cargadas de electricidad positiva. Todos los protones de todos los cuerpos elementales poseen exactamente la misma masa y electricidad positiva, como el protón que constituye el núcleo de hidrógeno, y por ello todos los protones se denominan átomos de hidrógeno.

 

En el núcleo hay también algunos neutrones o partículas de las mismas dimensiones y peso que los protones, pero que no poseen carga eléctrica alguna, por lo que en el núcleo sólo existe la electricidad positiva. En el átomo de hidrógeno hay un único protón, pero en los demás átomos existen varios, tantos cuantos son suficientes para constituir con los electrones el equilibrio eléctrico; pues el átomo considerado en su integridad no posee carga eléctrica debí do al equilibrio de la carga eléctrica positiva, que se da en el núcleo, y de la negativa, que reside en la corteza.

 

472.- El electrón es la partícula mínima separada intra-atómica, cargada con electricidad negativa. Los electrones giran en torno al núcleo del átomo con velocidad rapidísima alrededor de 120.000 kilómetros por segundo, y a una distancia que es proporcionalmente mayor a la que se da entre el sol y los planetas. Por esta causa, la estructura atómica se compara con nuestro sistema planetario. Los electrones son tantos cuantos son necesarios para componer con los protones el equilibrio eléctrico, o el estado eléctrico neutro. Se distribuyen en órbitas y pisos concéntricos alrededor del núcleo.

 

473.- La carga eléctrica, tanto en los protones como en los electrones, es siempre y exactamente múltiplo de la unidad, y nunca un número fraccionario. Así, si se toma como unidad de cantidad de electricidad positiva el protón de hidrógeno, todos los demás átomos poseen una carga eléctrica positiva que es exactamente un número múltiplo de dicha Unidad. Y si para la electricidad negativa se toma también como unidad la cantidad del electrón de hidrógeno, resultará que la cantidad de electricidad negativa de los demás átomos es exactamente un número múltiplo de la citada unidad.

 

Así pues, la electricidad consta de "quantos" o "gránulos", como si fuesen "átomos" de electricidad. Y lo que ocurre con la carga eléctrica, después de ha descubierto que se verifica también en todas las transformaciones energéticas, es decir: todas las energías constan de los que podríamos llamar átomos de energía, átomos que siempre se dan en un número entero, y nunca fraccionario.

 

Así pues, los corpúsculos conocidos hasta el presente son: protones y antiprotones, neutrones y antineutrones, electrones y positrones, neutrinos, fotones y mesones, a los que se atribuye la fuerza que mantiene ligados a los protones positivos del núcleo pa­ra que no se repelan entre sí, dispersándose.

 

474.- Esta teoría se denomina "atomismo", porque defiende la existencia de átomos discontinuos entre sí, tanto en los cuerpos "in fieri", como en los ya constituídos. Se llama "químico", porque se deduce, de fenómenos químicos. Se llama también teoría "electrónica", porque todas las actividades de los átomos se explican por la electricidad, y, más en concreto, por los "quantos" de electricidad. Se denomina asimismo teoría de la discontinuidad, porque aunque todos los corpúsculos poseen su masa y su volumen, en contra de los postulados del dinamismo, sin embargo dichas partículas mínimas es­tán entre sí separadas en sentido espacial, aunque en sentido dinámico se hallan ligadas por la afinidad o por otras fuerzas.

 

475.- Puede admitirse. Afirmábamos en el enunciado de la tesis que esta teoría puede admitirse: y ello no como tesis cierta, sino como una opinión bien fundada, que, sin embargo, no impide el ulterior examen filosófico acerca de la esencia de los cuerpos. Y la razón es porque una teoría o hipótesis científica no puede producir certeza por su propia naturaleza. Y es que el modo en que procede es siempre, partiendo de la afirmación de algo condicionado, concluir la verdad de la condición, lo que siempre es ilegítimo.

 

Conjeturalmente se forma una hipótesis, e inmediatamente se afirma: Si esta hipótesis se diera, se darían también tales fenómenos y tales leyes; es así que tales fenómenos se dan; luego esta teoría o hipótesis es verdadera. De la misma manera que si se afirmase: si existe el águila, tiene alas; es así que este animal tiene alas, luego es un águila. Una hipótesis: así fundada no puede trans­formarse en tesis más que cuando se pruebe, además, que los fenómenos y las leyes comprobadas lo explican perfectamente si se pone la tesis en cuestión, y no pueden explicarse por ninguna otra hipótesis. Pero las ciencias, de ordinario, no suelen hacer esto más que en rarísimos casos.

 

476.- En cuanto teoría científica. Propio de una teoría o hipótesis científica es, en primer lugar, que no puede proporcionar certeza más que cuando se transforma en tesis; en segundo lugar, que no da la esencia íntima de las cosas, ni las causas ultimas en su orden, ni tampoco las causas: próximas en sentido estricto, sino solo en sentido puramente positivista (es decir, cuál es el antecedente necesario para que se de un tal fenómeno). Y en este sentido, si no niega la posibilidad de una ulterior investigación filosófica, afirmamos que puede admitirse el atomismo puramente científico.

 

No en cuanto explicación filosófica. Pues toda explicación filosófica investiga la esencia íntima de la cosa y las causas eficientes verdaderas; ahora bien, esto no lo hace, ni lo puede hacer, el atomismo científico, ya que sólo señala determinados fenómenos universales por los que pueden explicarse otros fenómenos posteriores y más particulares.

 

477.- Estado de la cuestión.- Así pues, nos preguntamos si el atomismo científico puede admitirse al menos como teoría científica, que explica los hechos por unos fenómenos más universales, pero no como explicación filosófica última.

 

478.- Opiniones.- La primera opinión es la del mecanicismo, tanto rígido como mitigado, que admite sólo la masa, el movimiento y, todo lo más, las fuerzas motrices, y entre los mecanicistas pueden citarse Demócrito, Descartes, Tongiorgi, y la mayoría de los científicos modernos; consideran éstos que por semejante atomismo se consigue ya todo lo que puede investigarse acerca del cuerpo, y no hay por qué buscar ninguna otra esencia fuera de las moléculas, los átomos, los corpúsculos y las cargas eléctricas.

 

479.- La segunda opinión es muy frecuente entre los antiguos escolásticos, e incluso la defienden algunos más modernos. Sostiene esta opinión que hay que admitir átomos separados en los cuerpos "in fiéri", no en los cuerpos una vez constituidos, toda vez que en este segundo caso los cuerpos, por grandes que sean, son continuos y constituyen un "uno per se", aunque no se niega la existencia de poros.

 

En cuanto a las lucubraciones científicas en torno a las moléculas, los átomos y los corpúsculos, dicen que s6lo'pueden admitirse dichos elementos como símbolo matemático, en orden a los cál­culos y a su expresión en fórmulas matemáticas; pero "a parte rei" el cuerpo es siempre continuo. Todo lo más, conceden que puede admitirse en el continuo una cierta variedad de heterogeneidad, que consiste en que en el mismo continuo existen unas partes más densas y otras menos densas, con la correspondiente cantidad de electricidad más intensa o menos intensa. Pero a continuación añaden que, si se admitiera la discontinuidad dé los científicos, no podría explicarse cómo el cuerpo de un animal es un "uno per se", y, consiguientemente, cómo puede estar informado por una única alma, etc. Esta postura la mantienen los padres Hoenen y Gredt.

 

480.- La tercera opinión es la de los escolásticos modernos, que sostienen que es preciso admitir todos los hechos, tanto vulgares como comprobados por la ciencia, y todas las leyes ciertas de tales hechos; pueden admitirse también todas las conclusiones científicas, y especialmente la discontinuidad entre las moléculas, los átomos, los corpúsculos y las cargas eléctricas, con tal que se admitan como causas próximas de los fenómenos, y nunca como la esencia íntima o como una explicación filosófica. Esta será también nuestra opinión .

 

481.- Prueba de la tesis.- I P. El atomismo químico puede admitirse, en cuanto suficientemente comprobado por los hechos.

 

Prueba de toda la tesis.- 1.- (Indicando tan sólo brevísimamente, para ayudar a la memoria, las pruebas correspondientes a cada uno de los elementos que en dicho. atomismo se contienen).

 

I.- La realidad de las moléculas separadas.

 

A. Un mismo cuerpo puede hallarse en estado sólido, líquido y gaseoso; ahora bien, esto se explica perfectamente si supone­mos que, en el estado sólido existen las moléculas con una distancia mínima, y por tanto, con gran fuerza de cohesión; de donde también se explica por qué un cuerpo sólido se rompe con tanta dificultad. En el estado líquido, las moléculas, debido a la mayor cantidad de calor que absorben, están más separadas,.y por ello la cohesión es menor, de donde los líquidos se modifican con toda facilidad en  cuanto a la figura, no en cuanto al volumen. En el estado gaseoso, las moléculas, por el mayor calor absorbido, se hallan más distantes, y de aquí que apenas si se da cohesión, por lo que las moléculas se hallan más distantes, y tienden constantemente a ocupar un espacio cada vez mayor.

 

482.- B. A partir de la consideración más particular de la teoría cinética de los gases. 1) Los gases se expanden de manera que producen mayor presión contra las paredes del recipiente que los contiene, si está cerrado; lo que se explica si las moléculas están separadas, si colisionan entre sí y si van a chocar con gran fuerza nuevamente contra sí mismas y contra las paredes del recipiente, de manera que tiendan a ocupar un espacio cada vez mayor.

 

2) Los gases, a mayor presión, ocupan un espacio menor, y a menor presión, ocupan un espacio mayor: lo que se explica perfectamente si suponemos que las moléculas están separadas, y por la presión disminuye su distancia, ocupando un espacio menor; si se disminuye la presión, se aumenta la distancia, por lo que vienen a ocupar un espacio mayor.

 

3) Pongamos dos gases distintos en dos globos bien cerrados; unamos después los dos globos por un conducto común, y así entrarán los gases en contacto; y no mucho después los dos gases se habrán mezclado por igual, con mezcla física; lo que se explica muy bien si suponemos que los gases poseen moléculas separadas; que tienden a una mayor separación y expansión, y que dejan grandes intervalos que pueden ocuparse por las moléculas de otro gas.

 

4) Otro tanto se prueba por los movimientos brownianos. En los líquidos se dan partículas microscópicas que se hallan en perpetuo movimiento irregular: lo que encuentra su explicación si suponemos que las moléculas de un líquido están separadas entre sí y que tienen un determinado movimiento vibratorio, por lo que van a dar contra la partícula microscópica de una a otra molécula, y por eso la partícula en cuestión se mueve con un movimiento continuo e irregular.

 

483.- II.- La realidad de los átomos discontinuos.

 

A. (A partir de la ley de las proporciones simples y múltiples). Pues las combinaciones no se hacen en una cantidad cualquiera de los cuerpos que se combinan, sino en una proporción fija, que se expresa por números enteros; dicha proporción es simple, si un cuerpo con otro no puede dar origen más que a un único mixto; o múltiple, cuando un cuerpo puede originar varios mixtos con otro; en este caso, las distintas proporciones del otro cuerpo siempre se expresan por un número que es múltiplo del peso de la primera combinación. Así, el N y el O originan varios mixtos perfectos; con este orden: N2O; N2O2; N2O3; N2O4. Esto se explica si suponemos que existen determinadas partículas mínimas que pueden formar una combina­ción perfecta con otros cuerpos: Así, en el caso propuesto, se da una mínima partícula de oxígeno que puede combinarse con el nitrógeno (N20); ahora bien, la mínima partícula que puede hallarse en combinación con otro cuerpo, se denomina átomo; luego, existen los átomos, y además separados; de lo contrario no podan buscar con tanta rapidez un átomo compañero con que tener afinidad.

 

484.- B. (A partir de la radiactividad). Los elementos radiactivos (como por ejemplo, el radio), emiten rayos a, que están compuestos de Heliones, o de partículas que poseen electricidad positiva y dotadas de gran velocidad. Las demás substancias compuestas de dichos elementos, tienen la misma propiedad; p. e.: El Cloruro de radio (Cl2Ra) y el Sulfato de radio (SO4Ra). Lo que significa que en las moléculas de dichos cuerpos se da la partícula mínima de radio, que se combina con los otros cuerpos, y que dicha partícula mínima permanece formalmente, siendo causa de tales fenómenos; ahora bien, la partícula mínima que entra en composición con otro cuerpo y permanece en dicha composición formalmente, se denomina átomo; luego, existe el átomo de radio, formalmente permanente, y por ello discontinuo del átomo de cloro, y difícilmente podrá explicarse el fenómeno de otra manera.

 

485.- C. (A partir de la difracción de los rayos X en los cristales). Las partículas de que constan los cristales poseen la propiedad de desviar los rayos X que inciden sobre ellas según un ángulo determinado, que puede medirse por la imagen proyectada en una pantalla. En los cristales de los mixtos perfectos se observandos clases de partículas, que desvían con distinto ángulo los rayos X. Ahora bien, tales partículas no pueden ser moléculas homogéneas, porque de lo contrario no existiría semejante diferencia en la desviación del ángulo de refracción; y por el contrario, el fenómeno se explica perfectamente si damos por supuesto que en las moléculas permanecen formalmente, y diferenciadas, las partículas mínimas de los elementos componentes; pero precisamente las partículas mínimas de un elemento que, entran en composición con otro cuerpo se denominan átomos; luego, el fenómeno se explica del todo si afirmamos que se dan átomos permanentes formalmente, y diferenciados en el compuesto.

 

486.- III.- Los corpúsculos. Comprobación de su realidad por distintos procedimientos.

 

A. (Ante todo, por los rayos catódicos descubiertos por Crookes en sus tubos). Se produce un vacío lo más perfecto posible; seguidamente se hace pasar una corriente eléctrica y es entonces cuando se verifican dichos fenómenos. En la dirección opuesta al cátodo, se observa una cierta fluorescencia; si se sitúa en tal dirección una lámina, la sombra de ella viene a proyectarse en la pared última del tubo; si en el intermedio se coloca una bolita sumamente ligera ésta se mueve con vertiginosa rapidez.

 

Todo esto halla perfecta explicación si suponemos que, una vez hecho el vacío, quedan en el tubo algunos iones positivos del gas anterior. (Entendemos por iones los átomos dejados por el gas que primeramente se contenía en el tubo; los cuales átomos perdieron algún electrón, y por ello ahora los átomos poseen carga positiva). Estos iones se mueven con gran fuerza contra el cátodo, que posee carga eléctrica negativa; de los átomos del metal del cátodo se desprenden electrones negativos, que son lanzados con enorme rapidez en la dirección opuesta al cátodo; y en esta dirección producen fluorescencia en el cristal del tubo, que es más visible si se interpone un cuerpo capaz de causar sombra; o si se pone en la misma dirección la bolita mencionada, que se moverá a su vez con enorme rapidez por efecto de los citados electrones negativos.

 

487.- B. (Por los rayos Röntgen, o "X"). Desarrollemos ahora el mismo experimento por el que antes vimos que se producían los rayos catódicos. En el tubo se ha producido un vacío no perfecto, pero sí considerable; se hace circular una corriente eléctrica y se crea el correspondiente campo eléctrico en el cátodo y en el ánodo. Así se producen los rayos catódicos, y por ellos, los rayos X, del modo siguiente.

 

Si se coloca en dirección opuesta a los rayos catódicos un anticátodo - es decir, un cuerpo que no se torna líquido fácilmente, dejan de emitirse los rayos catódicos, y se producen a partir del anticátodo dos rayos: uno menos duro o penetrante a través de los cuerpos opacos, y otro más duro o penetrante a través de dichos cuerpos opacos. Esto tiene su explicación si suponemos que los átomos del anticátodo tienen en su envoltura o capa exterior, unos electrones que se encuentran dispuestos en las órbitas concéntricas exteriores, y otros electrones que se hallan en las órbitas más pro fundas cerca de los protones: los rayos menos duros, que proceden del anticátodo, constan de los electrones de la envoltura o capa exterior, y los rayos más penetrantes que son los denominados rayos Röntgen y rayos X, constan de los electrones situados en la zona más profunda, cerca del núcleo.

 

488.- C. (Por la radiactividad). Hay cuerpos radiactivos como el radio, el torio, el actinio, el uranio, el paladio, etc., que emiten espontáneamente, y sin ningún influjo exterior, determinadas radiaciones que se denominan rayos; α, β, γ. Tales radiaciones se explican perfectamente mediante los corpúsculos del modo siguiente.

 

Los rayos a son átomos de Helio; los rayos β son rayos catódicos de electricidad negativa; los rayos y son los mismos rayos Röntgen: pero además se emite una "emanación", llamada "niton", que también es radiactiva; dicha emanación emite un rayo de una intensidad que va variando, hasta que termina por reducirse a un simple átomo de plomo.

 

Todo ello bien se explica si suponemos que los átomos de los cuerpos en cuestión constan de protones positivos y de electrones negativos en cantidad extremadamente grande; en la radiación espontánea dichos átomos se rompen, emitiendo entonces, bien protones bien electrones, mezclados en las proporciones que se dan en el átomo de helio y en el átomo de plomo; emiten además muchos electrones negativos procedentes de la envoltura o capa exterior, que son los rayos catódicos, y electrones negativos de la envoltura más profunda, que son los rayos Röntgen.

 

489.- Prueba de toda la tesis.- 2.- (Por la autoridad de los científicos).

 

En efecto, es necesario prestar crédito a los expertos en un arte o disciplina, siempre y cuando se desenvuelvan dentro de la materia de su ciencia y con los métodos igualmente de su ciencia. Ahora bien, actualmente la mayoría de los científicos, que se desenvuelven con plena sinceridad dentro de la materia de su ciencia físico-química, y con los métodos que son propios de la misma, afir­man haber llegado a tales conclusiones; luego, éstas deben admitirse.

 

La Mayor consta, y la menor podría comprobarse mediante ilustres testimonios; para citar uno, baste aducir el de los Padres P. del Pulgar y J. Orland en la obra "Introducción a la Filosofía de las ciencias físico-químicas; p. 298-9: "En resumen, la viscosidad de los gases, la composición espectral de la radiación en equilibrio en un recinto de temperatura dada, la difusión de las materias disueltas, la repartición por alturas de emulsiones en equilibrio, la actividad del movimiento browniano de traslación o de rotación, la difusión lateral de la luz en los fluidos, la discontinuidad de las cargas eléctricas transportadas por electrólisis, la numeración de los proyectiles emitidos en ciertas transmutaciones, en fin, la medida directa del espesor de hoja elemental de un cristal líquido o sólido, no solamente se explican por la existencia de las moléculas y átomos, sino que en los límites de precisión de las experiencias, determinan en perfecto acuerdo las magnitudes y las masas de estos elementos materiales. Esta convergencia maravillosa apenas puede dejar dudas sobre la realidad objetiva de las moléculas y de los átomos". (Riaza, S. I., p. 155-156).

 

490.- Prueba de toda la tesis.- 3.- La teoría del atomismo químico puede admitirse si está bien fundada y no se opone a una ulterior investigación filosófica acerca de la constitución de los cuerpos; es así que, está bien fundada y no se opone a dicha investigación filosófica; luego, puede admitirse.

 

La Mayor es evidente. Prueba de la menor: que está bien fundada, consta ya por las pruebas anteriores, y que no se opone a una ulterior investigación filosófica, se declara simplemente porque el atomismo científico sólo establece la estructura de las moléculas, de los átomos y de los corpúsculos, pero nada dice acerca de la esencia de dichas partículas; por el contrario, la Filosofía no niega tal estructura, pero investiga ulteriormente acerca de la esencia de los cuerpos; ahora bien, una cosa no se opone a la otra; luego, la teoría del atomismo químico no se opone. a una ulterior investigación filosófica.

 

491.- II P. Sin embargo, no puede admitirse como explicación filosófica de la esencia de los cuerpos.

 

En efecto, el atomismo químico tan sólo establece la discontinuidad de la materia y la disposición de los corpúsculos entre sí: es así que, esto no es establecer o fijar la esencia de los cuerpos; luego, el atomismo químico no puede admitirse como explicación filosófica de la esencia de los cuerpos.

 

492.- Objeciones.- (En contra de la discontinuidad; v. Donat, p. 145).

 

1.- Si tan grande es la discontinuidad de la materia, el cuerpo del animal o el del hombre no puede ser un "uno per se"; es así que, esto es absurdo; luego, no puede admitirse la discontinuidad de la teoría atómica. La Mayor: porque donde hay división, no hay unidad; es así que, en el cuerpo del viviente, según el ato mismo científico, hay división; luego, no hay unidad. La menor: pues si no existe el "uno per se" en el cuerpo, tampoco el cuerpo podrá ser informado por una sola alma.

 

Distingo la Mayor: no podrá ser un "uno per se" materialmente, concedo; formalmente, niego. Contradistingo la menor: es absurdo que los cuerpos vivientes no sean un "uno per se" formalmente, concedo; materialmente, niego.

 

El cuerpo del viviente debe considerarse un "uno per se", pero por razón de la forma que informa todo el cuerpo, haciéndolo tender a la unidad de finalidad y de cooperación; pero no debe considerarse un "uno per se" en el sentido de que se niegue toda división actual de la materia: pues puede concederse tal división de la materia, dentro de los límites que permita la experiencia, y no según una determinación apriorística. La experiencia no permite separaciones visibles, pero sí que permite las separaciones propias de los corpúsculos.

 

En los cuerpos inorgánicos el "uno per se" ha de buscarse, no en la gran cantidad, sino en la molécula, en el átomo, o tal vez en los solos corpúsculos. Pero en los cuerpos orgánicos el "uno per se" debe buscarse en toda la cantidad que está informada por el alma que es una y común a todo el organismo.

 

493.- 2.- La sensación, p. e., de frío o de tacto en la mano, se siente como algo que es uno; es así que, si el cuerpo no fuera continuo, no se percibiría como algo uno; luego, el cuerpo es continuo, y no tiene división actual en si.

 

La Mayor consta, y la menor se prueba de la siguiente manera: pues el cuerpo afectado por el frío es múltiple, al constar de muchas moléculas, de muchos átomos y de muchos corpúsculos.

 

Distingo la Mayor: Se siente como algo "uno", en sentido asertivo, para lo que basta la unidad del alma, concedo; se siente como algo "uno" en sentido exclusivo, o sea, negando la discontinuidad en la materia, niego. Contradistingo la menor: si se percibiese la unidad con exclusión de la discontinuidad en el cuerpo, concedo; si se percibiese la unidad en sentido meramente asertivo, para lo que basta la unidad del alma, niego.

 

3.- Si las últimas partículas de los cuerpos distaran entre sí proporcionalmente como distan el sol y los planetas, y más aún como dice la teoría atómica, se daría la acción "in distans" entre dichas partículas; es así que, la acción "in distans" no puede admitirse; luego, dichas partículas no pueden estar tan distantes.

 

Niego el antecedente: pues si ponemos el eter continuo entre las partículas en cuestión, ya no se dará la acción "in distans"; o sino se pone el eter continuo, actuarán entre sí mediante colisiones, pero no "in distans"; o en último lugar, habrá que explicar semejante acción a la manera como se explica la acción entre el sol y los planetas.

 

4.- Instancia: La acción mediante colisiones conduce a un proceso in finito; luego, no puede admitirse. El antecedente: pues la colisión se explica por la elasticidad; y la elasticidad o compresión de los cuerpos se explica de nuevo por el hecho de que las partículas estén separadas; y si están separadas, deberán actuar no "in distans" sino mediante colisiones; y las colisiones nuevamente por la elasticidad, y la elasticidad, a su vez, por las partículas separadas; por donde se ve que desembocamos en un proceso infinito en la composición de las cosas a base de partículas; niego el antecedente; en cuanto a la prueba aducida, niego también el antecedente; se explica la elasticidad por el hecho de .que las últimas partículas poseen una cualidad que se denomina densidad y "raridad", de las que ya anteriormente hemos hablado (n. 329-331).

 

Respuesta. 2: De modo que no habrá que admitir la acción "in distans", o por colisiones, sino por el eter que se halla entre medias.

 

494.- 5.- Si las moléculas, los átomos y los corpúsculos distasen entre sí tan desmesuradamente, mas bien darían la impresión de intersticios que de materia, porque habrá más espacio vacío que lleno; es así que, esto no ocurre; luego, las citadas partículas no pueden ser tan distantes.

 

Distingo la Mayor: si los intersticios actúan en los sentidos de la misma manera que la masa, concedo; pero si actúan de modo (distinto, niego. En el cinematógrafo, p. e., son más largos los espacios en los que no existe ninguna imagen delante de los ojos, que el espacio en que la imagen existe, y sin embar­go no advertimos los espacios vacíos, mientras que sí advertimos las imágenes que duran bastante menos.

 

Articulo II

EL ATOMISMO FILOSÓFICO

 

TESIS 23.- El atomismo filosófico o mecanicismo no explica suficientemente la esencia de los cuerpos.

 

495.- Nociones.- El atomismo es la teoría de aquellos que afirman que los cuerpos constan de partículas mínimas, extensas, incompenetrables, dotadas de movimiento, y que todos los fenómenos se explican por la agregación de semejantes partículas. El atomismo puede ser químico o científico, y filosófico.

 

El atomismo químico o científico pretende probar la realidad de estas partículas mínimas, y de las fuerzas electromagnéticas; y a partir de la recta disposición de ellas, explica todos los fenómenos y todas las leyes por su causa próxima o antecedente, con lo que próximamente se tornan inteligibles los fenómenos o las leyes; ahora bien, no pretende explicar la esencia íntima y substancial de los cuerpos, ni, de por sí, niega cuanto puede establecerse mediante una filosofa bien fundada acerca de la esencia de los cuerpos.

 

Mientras que el atomismo filosófico es, en realidad, la misma teoría, en cuanto que afirma que los corpúsculos y las fuerzas en cuestión, constituyen la esencia íntima de las cosas, y que no hay que proceder más allá para conocer dicha esencia y para encon­trar la plena explicación de los fenómenos. Este atomismo se llama también mecanicismo.

 

496.- El atomismo filosófico es doble: el primero es pura mente mecánico, mientras que el segundo es mecánico moderado o dinámico.

 

A. El atomismo puramente mecánico, o rígido, sostiene que los átomos, de que constan los cuerpos, son corpúsculos increados y extensos, impenetrables y naturalmente indivisibles; todos son de la misma especie, y solo se diferencian en la dirección del movimiento: unos se mueven perpendicularmente y otros en sentido oblicuo, de suerte que puedan colisionar entre sí y llegar a constituir los agregados que denominamos cuerpos naturales. Son numéricamente infinitos, y se admite el vacío en el que pueden moverse libremente. No se da entre ellos mutación alguna más que la puramente local, que llaman mutación extrínseca, según la doctrina de Parménides.

 

Un tal atomismo mecanicista lo profesaron en la antigüedad Leucipo, Demócrito, Lucrecio y Epicuro. Tomaron el fundamento de la teoría de Parménides, si bien con abundantes modificaciones.

 

497.- a) Pues Parménides decía que el ente es uno, y además inmutable. Es "uno", porque si fuesen muchos, o se diferenciarían en el ente, o en el no-ente. No pueden diferenciarse en el ente porque precisamente en él coinciden: ni pueden diferenciarse en el no-ente, o en la nada, porque diferenciarse en el no-ente es no diferenciarse. El ente es además "inmutable": porque si fuese mudable, algo nuevo surgiría: pero esto repugna. Pues o surgiría del ente o del no-ente; no puede surgir del ente, porque el ente ya es ente, y no debe ni puede surgir de nuevo; ni surge del no-ente, porque de la nada, nada puede salir. Igualmente, si se produjera alguna mutación, en tal caso el ente sería el mismo y no sería el mismo; sería el mismo, porque de lo contrario no sería algo que se mudase y pasase de un estado a otro; y no sería el mismo, en el supuesto de verse mudado. Por último, no debemos admitir más que lo que puede comprenderse por el entendimiento: ahora bien, la mutación es algo incomprensible para el entendimiento; luego , no ha de admitirse (y. n. 16).

 

b) Y Zenón eleata, para demostrar que el ente no puede moverse en sentido local, sostuvo que el vacío no existe, porque el vacío es no-ente, y por tanto, el no­ente no existe.

 

498.- c) Demócrito niega, a partir de la teoría de Parménides, la mutabilidad intrínseca del ente, y sólo admite la extrínseca, que, según él, es el movimiento local: en todo lo demás, se apartó de Parménides. Admitió la pluralidad de los átomos, para poder explicar la multitud real de las cosas; admitió el movimiento local en direcciones distintas, para que pudiese darse la colisión y la posterior cohesión en las unidades que se denominan cuerpos; admitió el vacío, para poder explicar cómo es posible que se de el movimiento local.

 

d) Un mecanicismo semejante lo siguió también Descartes, si bien apoyado sólo en el fundamento último de Parménides, que es de carácter gnoseológico. Dice, en efecto, que nosotros no debemos admitir más que aquello que se nos manifiesta en la idea clara y distinta; ahora bien, la idea clara y distinta muestra sólo la extensión, la división de esta extensión en partículas y el movimiento: de aquí, que es preciso rechazar todas las cualidades locomotrices o no locomotrices. Admite también, como es lógico, la creación de la materia por parte de Dios.

 

499.- B. El atomismo mecanicista mitigado, o dinámico, admite los átomos, el movimiento y además las fuerzas, al menos las locomotrices extrínsecas e intrínsecas, como son el impulso y las afinidades, pero no las fuerzas de otra clase. Todos los cuerpos surgen como consecuencia de la distinta disposición, del número y de la distancia de tales corpúsculos. Así, Tongiorgi y otros.

 

Estado de la cuestión.- En consecuencia, nosotros afirmamos que todo mecanicismo filosófico, que pretenda explicar en último lugar la esencia de los cuerpos acudiendo sólo a la masa o extensión y a las fuerzas puramente motrices, es falso e insuficiente para explicar la esencia de los cuerpos.

 

500.- Prueba de la tesis.­

 

Al establecer la esencia de los cuerpos, ha de procederse de manera que se explique cómo los cuerpos pueden tener, no sólo movimiento local y fuerzas motrices extrínsecas, sino también fuerzas motrices extrínsecas, y fuerzas intrínsecas que no sean reducibles a las fuerzas puramente locomotrices; es así que, esto no lo hace el atomismo filosófico rígido o mitigado; luego, el atomismo filosófico, tanto rígido co­mo mitigado, es falso.

 

La Mayor, es evidente: pues como anteriormente se ha demostrado, no sólo se da el movimiento meramente pasivo, sino también las fuerzas locomotrices extrínsecas, como es el impulso de los proyectiles, y fuerzas locomotrices intrínsecas, y en último lugar, fuerzas intrínsecas que no son reducibles a las fuerzas puramente locomotrices; luego, la esencia de los cuerpos debe ser tal que pueda explicar debidamente todos los fenómenos citados (n. 306-317).

 

La menor. En efecto, el atomismo filosófico rígido niega todas las fuerzas motrices, incluso extrínsecas, como es el impulso; y el atomismo filosófico mitigado admite, sí, las fuerzas puramente motrices extrínsecas e intrínsecas como es, p. e., la atracción, pero niega las fuerzas intrínsecas que no son reducibles a las puramente locomotrices.

 

501.- Cabe objetar: Podría idearse otra clase de atomismo filosófico, que consistiría en que los cuerpos tuviesen fuerzas, no sólo puramente motrices, sino también no puramente motrices, y no constasen de materia y forma, sino que fuesen esencialmente simples: pero la diversidad esencial de los cuerpos se debería a toda la entidad de los cuerpos, y no a una parte realmente distinta de otra.

 

Respuesta: Esta teoría es posible, como afirma el P. Suárez, y no podría refutarse de ninguna manera si no sirviese el argumento a partir de las mutaciones substanciales, o de la doble propiedad activa y pasiva (v. Suárez, DM 13,10,8). Sin embargo, después mostraremos cómo ha de admitirse, de hecho, la composición hilemórfica en los números 552-560.

 

Objeciones.- Ya las hemos resuelto antes, al tratar de la realidad de las actividades, en los números 321-323.

 

Articulo III

EL DINAMISMO PURO

 

TESIS 24.- El dinamismo puro no explica suficientemente la esencia de los cuernos.

 

502.- Nociones.- El DINAMISMO PURO sostiene que los cuerpos constan de entidades simples, que son las fuerzas de atracción y repulsión. Así pues, no se da la extensión en las partículas mínimas, porque sólo existen entes simples: y todos los cuerpos se explican por la agregación y por la diversa disposición espacial de las fuerzas citadas. No existe mutación ninguna intrínseca, sino sólo extrínseca, es decir, lo­cal; muchos afirman también que no hay ninguna diversidad esencial entre las partículas simples. Las generaciones o las corrupciones, o (en lenguaje más. moderno), las combinaciones y soluciones, o los análisis y las síntesis, no son otra cosa más que la distinta disposición local de las partículas, sin que se produzca ninguna mutación intrínseca. Pero esta teoría recibe distintas explicaciones por parte de sus autores, y por ello daremos algunas en particular.

 

503.- a) Los pitagóricos sostuvieron que las fuerzas simples son tan sólo números.

 

b) Leibniz denominó "mónadas" a las entidades simples últimas, que, en cualquier cuerpo, son infinitas en acto; no ocupan lugar o espacio, aunque en nosotros den la sensación de espacio; poseen una actividad inmanente, que es la percepción y la apetición; en cuanto a la actividad transeúnte que nosotros observamos, es tan sólo aparente, y se debe únicamente a la armonía preestablecida, o lo que es lo mismo, a la actividad del Creador que, en proporción al deseo inmanente de cualquier mónada, mueve correspondientemente las mónadas externas. La combinación no es más que la agregación de infinitas mónadas bajo una mónada principal, denominada "mónada reina". Las mónadas se diferencian esencialmente entre sí, según el distinto grado de perfección en la percepción y en la apetición.

 

Wulf, discípulo de Leibniz, sigue a su maestro con algunas modificaciones esenciales. Según él, las mónadas no poseen actividad inmanente, sino transeúnte.

 

c) Kant dice que la esencia de los, cuerpos consta de una doble fuerza simple, a saber, la atractiva y la repulsiva: la atractiva, para que los cuerpos no se desvanezcan en el espacio inmenso; y la repulsiva, para que las fuerzas no tiendan a confluir en un sólo punto y quede destruida la extensión. Los distintos cuerpos son únicamente agregaciones distintas, según el espacio, de estas fuerzas simples. Advierte, sin embargo, que estas afirmaciones son verdaderas, ya que no se trata de la cosa en sí, o del "númeno", que nos es totalmente desconocido, sino de fabricaciones de nuestra mente, por influjo de las formas "a priori".

 

504.- d) Boscowich dice que las fuerzas simples se hallan dotadas de una única fuerza, la cual, cuando las partículas se hallan demasiado próximas, se convierte en repulsiva, para que no confluyan en un solo punto y se destruya la extensión; y cuando las partículas están muy distantes, la fuerza en cuestión se convierte en atractiva, para que no se disipen en el espacio inmenso. Actúan "in distans" entre sí, por que ningún medio se interpone entre las partículas. La diversidad de los cuerpos se debe a la diversa disposición local de estas partículas, pero no a ninguna mutación intrínseca, ni a la extensión de los cuerpos, que formalmente no existe.

 

Carbonelle sigue bastante de cerca al P. Boscowich, aunque en algunos aspectos se aparta de él.

 

e) Palmieri sostiene que las partículas simples son virtualmente extensas, porque existen todas en todo y todas en cada una de las partes de su espacio diminuto, a modo de los espíritus. Son contiguas entre sí y no actúan "in distans". Admite sólo las fuerzas locomotrices; niega todos los accidentes y modos realmente distintos de las partículas, y por ello, en el orden real, tales partículas son del todo inmutables, como las concebían Demócrito y sus seguidores.

 

Palmieri no desea ser dinamista, (Cosmol. p. 175), pero el dinamismo no le desagrada del todo, p. 169-173, y en realidad viene a ser dinamista. Porque las partículas son simples, son sólo virtualmente extensas, p. 175, y realmente se identifican con las fuerzas.

 

Estado de la cuestión.- Nosotros afirmamos que el dinamismo puro es falso y deja sin explicación la esencia de los cuerpos.

 

505.- Prueba de la tesis.­

 

La esencia de los cuerpos ha de establecerse de tal manera que explique la extensión formal, que debe admitirse en los cuerpos, así como el movimiento local y las fuerzas locomotrices extrínsecas como el impulso, y las intrínsecas como la atracción; es así que, la teoría dinámica niega en parte todas estas cosas, y en parte no las explica debidamente; luego, la teoría del dinamismo puro es falsa y explica mal la esencia de los, cuerpos.

 

La Mayor consta: pues todos estos hechos y fenómenos se dan; luego la teoría que los niegue o los deje sin explicar, será mala, y habrá que decir que explica mal la esencia de los cuerpos.

 

La menor: El dinamismo niega la extensión formal, y muchos niegan toda clase de fuerzas, excepto las puramente motrices extrínsecas e intrínsecas.

 

506.- Escolio.- El energetismo.- El energetismo es el sistema que enseña la existencia de las más variadas energías, y no sólo de la locomotriz; es más, afirma que todo puede explicarse por las energías: la misma extensión no es otra cosa si no la energía que impide que entre otra nueva donde ya había una precedente; y la masa no es más que la energía que se mide por la fuerza necesaria para que se le proporcione una velocidad, o para que la misma velocidad se modifique.

 

El energetismo prescinde de la determinación de las esencias de las cosas, así como de las verdaderas causas, e incluso de las teorías que pretendan determinar cuál es la realidad ontológica de los fenómenos: sólo pretende describir los, hechos y las leyes de los fenómenos.

 

Esta teoría difiere en gran manera del mecanicismo, porque admite toda clase de fuerzas que realmente se prueben. Se distingue también del dinamismo, porque no afirma que se den sólo fuerzas con exclusión de la extensión, sino que sólo pretende describir los hechos y explicarlos por las fuerzas y las energías, sin excluir ni afirmar la extensión.

 

Este sistema es legítimo, siempre y cuando se mantenga en la precisión que establece como método. Pero existe, desde luego, el peligro de convertir la precisión en negación, y de afirmar que realmente no existen más que fuerzas inextensas, y más aún, que no haya otra cosa más que fenómenos, pero no esencias o causas, y así se vendría a caer en el fenomenalismo, como, de hecho, a muchos les ocurrió.

 

507.- Objeciones.- 1.- Los primeros elementos de los cuerpos deben ser simples; es así que, esto es lo que enseña el dinamismo; luego, el dinamismo explica debidamente los últimos elementos de los cuerpos. La Mayor: pues si no son simples, deberían resolverse en otros; y, por tanto, ya no serían últimos (Urráb., 548).

 

Distingo la Mayor: simples al menos esencialmente, porque no constan de otros elementos esenciales, concedo; simples integralmente, como lo afirma el dinamismo, niego. Contradistingo la menor: el dinamismo pone elementos simples esencialmente últimos y también integralmente, concedo; sólo esencialmente, niego. Al menos el elemento material en los cuerpos debe ser integralmente compuesto, y debe poseer extensión formal.

 

2.- Los cuerpos no se explican sin las fuerzas atractivas y repulsivas; ahora bien, una vez puestas éstas se explican debidamente; luego, los elementos últimos de los cuerpos son fuerzas y únicamente fuerzas.

 

Concedo la primera parte del antecedente y niego la segunda. No basta poner fuerzas atractivas para que se expliquen los cuerpos; es necesario poner también otras fuerzas, así como la extensión; todo lo cual lo niega el dinamismo.

 

3.- Los cuerpos poseen la fuerza de actuar; es así que, la fuerza de actuar es simple; luego, los cuerpos que son sujeto de dichas fuerzas, son simples o constan de elementos simples. La menor: pues se definen sin mención alguna de la ex­tensión.

 

Concedo la Mayor.- Distingo la menor: considerada en abstracto, concedo; en cuanto que se da en tal sujeto, o sea, en concreto, niego. Contradistingo el consecuente: si fueran simples en concreto, y según se dan en tal sujeto, concedo; consideradas meramente en abstracto, niego. Distingo la prueba aducida: se definen en abstracto sin mención ninguna de la extensión, concedo; en concreto, niego.

 

4.- Los cuerpos se conocen solamente por las acciones; es así que, éstas, no reclaman un sujeto extenso; luego, basta que tengan un sujeto simple.

 

Distingo la Mayor: por las acciones tomadas en abstracto, niego; por las acciones tomadas en concreto, concedo; contradistingo la menor: si se toman en abstracto, concedo; si se toman en concreto, en cuanto que se trata de la acción de tal sujeto extenso y compuesto y según que va a terminar a tal modificación del sujeto extenso, niego.

 

508.- 5.-En determinadas mutaciones desaparece algo de masa y aparece una energía equivalente, o por el contrario, desaparece la energía y aparece la masa equivalente; es así que, la masa es aquello que se considera materia; luego, la materia se convierte en energía, y así, sólo se da la energía. Pruebo el antecedente: En el proceso de la desintegración radiactiva, el peso de los elementos resultantes es menor que el peso del cuerpo radiactivo desintegrado, en dos décimas; estas dos décimas se han convertido en energía de radiación.

 

Respuesta 1.- Concedo la Mayor. Distingo la menor: en energía de radiación corpuscular, concedo. En fuerza, en el verdadero sentido filosófico, que es un auténtico accidente, y no substancia, niego; contradistingo la menor: si se convirtiera en energía propiamente dicha, que es accidente y fuerza, concedo; si se convierte en energía de radiación, que es corpuscular, niego.

 

La desintegración que consideramos se produce por el hecho de que el radio, p. e., emite electrones solos, o también electrones mezclados con protones, y ello en la proporción adecuada para que se formen átomos íntegros de helio y plomo. Si aparece el peso del cuerpo radiactivo desintegrado, disminuido en dos décimas, ello significa que dichas emanaciones del cuerpo no han podido ser sometidas a medida. El cuerpo radiactivo se disuelve en partículas que poseen su propio volumen y masa, pero no en puras fuerzas.

 

Respuesta 2.- La masa no es materia, sino energía de inercia (n. 332-333). Esto por delante, puede afirmarse: a) o los corpúsculos materiales han sufrido una de terminada mutación accidental, por la que han perdido la energía-masa, y han adquirido otro modo de energía: de donde la materia no es energía cambiada en energía, sino verdadera substancia que ha recibido determinada modificación accidental; o b) cabe decir que la materia ha sufrido determinada mutación substancial, y por ello ha cambiado una cierta cantidad de energía-masa en otro modo de energía (R. Masi, "Struttu­ra...", p. 144-149).

 

6.- En algunos experimentos, disminuye la masa del electrón; es así que, esto se explica porque el electrón parcialmente se convierte en energía; luego, la masa puede convertirse en energía, y por ello es sólo energía; de lo contrario, no po­dría convertirse en otra energía.

 

Distingo la Mayor: disminuye la masa de inercia, o la fuerza que ofrece resistencia (y por ello, también la fuerza necesaria para que se le comunique cierto movimiento o aceleración), concedo; la masa que sea verdadera cantidad de materia, niego; y contradistingo la menor: si disminuye sólo la masa de inercia, niego; si también la masa que sea verdadera cantidad de materia, concedo.

 

7.- Si los últimos elementos tuviesen un determinado volumen formalmente extenso, se daría el continuo; es así que, el continuo repugna; luego, no existe una masa formalmente extensa, sino sólo entidades simples. La menor: por las innumerables dificultades contra el continuo.

 

Respuesta.- Las dificultades que suelen proponerse contra el continuo, ya han sido solucionadas en los nn. 53-55.