MAYOR DECLARACIÓN DEL DECRETO GENERAL E INDIFERENTE CON EL QUE DIOS CONCURRE A LAS OPERACIONES DE LAS CRIATURAS.

 

1. Antes de la ciencia media se da ya el objeto de la ciencia media, constituido con una existencia real fuera de sus causas, pero no futura, sino condicionada o futurible; puesto que todo objeto ha de preceder intencionalmente a su conocimiento. Por ejemplo: Si Pedro se pone en tales circunstancias, y Dios le ofrece su concurso para todo lo que entonces puede hacer, Pedro se convertirá.

             

En este objeto se da un antecedente y un consiguiente. El antecedente contiene la oblación del concurso divino para todo, y la omnipotencia queda aplicada y ligada a la voluntad creada, a la manera de una causa necesaria; pero esto por sola la libre voluntad de Dios. Todo esto es hipotético, puesto que de hecho, antes de la ciencia media no se da ningún decreto.

             

Este antecedente no tiene conexión ninguna con el acto que se vaya a poner ni intrínseca, puesto que el decreto se supone que es indiferente y válido para cualquier acto que se haga, ni extrínseca, proveniente de la verdad condicional, puesto que aun no está constituida la condicional, sino sólo el antecedente o condición.

             

El consecuente o condicionado, contiene el consentimiento libre da la criatura libre, debido a la sola determinación de la criatura, concurriendo con ella eficientemente Dios. Todo esto ocurre sólo hipotéticamente.

             

La razón por qué coincide la potencia divina con la criatura en la misma acción y en el momento conveniente, no es porque se haya previsto en otra ciencia media, pues ninguna ha precedido, sino por sola la aplicación de la omnipotencia divina con la voluntad creada a la manera de causa necesaria. La omnipotencia está aplicada para actuar con la criatura a todo lo que ella puede hacer. La criatura determina tal acción, en tal momento y consiguientemente, la omnipotencia hace con la criatura tal acción en tal momento.

             

La determinación hipotética de la criatura, es de sola la voluntad creada, concurriendo Dios con ella. Porque cuando concurren dos, de los cuales un está aplicado a concurrir con el otro a manera de causa necesaria, aquel se dice y en realidad determina la acción, a quien se debe que ponga la acción, y tal acción en tal momento. Ahora bien, esto no se debe al decreto que es indiferente, dispuesto, y aplicado para actuar con la criatura según la índole de esta; luego se debe a sola la criatura libre.

             

La voluntad creada es también indiferente, para hacer una cosa o su opuesto; pero ella es la que determina la acción y no Dios, que aunque indiferente y capaz para cualquier acción, respeta la índole libre e indiferente de la voluntad creada, a fin de que sea ella y no El, quien determine la acción. El se aplica y se une a la voluntad creada, a la manera de causa necesaria, es decir, que no tomará El la decisión o la determinación, entre las diversas opciones.

             

Esto no significa que la criatura haga algo antes que Dios, o sin el concurso de Dios, o que ejerza algún influjo en Dios para moverle y avisarle que concurra a tal acción que la criatura quiere. El sentido del decreto divino no es: “me ofrezco a concurrir con la criatura, a todo lo que la criatura quiera en tales circunstancias”. Así supondría un querer de la criatura hecho sin el concurso de Dios, querer que Dios espera conocer para concurrir con la criatura. El decreto de Dios es de este tenor: “me ofrezco a concurrir con la criatura a todo lo que ella pueda hacer en tales circunstancias, si cuenta con todos los prerrequisitos para actuar”. Significa únicamente que una vez que la omnipotencia se ha aplicado y unido a la voluntad creada, a la manera de una causa necesaria, la criatura hará juntamente con la omnipotencia divina lo que ella quiera, cuando quiera, y como quiera. Quereres que eficientemente producen al mismo tiempo, y conjuntamente Dios y la criatura, siendo la determinación de la criatura.

             

2. Constituido el objeto de la ciencia media, es decir, el futurible, Dios lo conoce. Lo conoce no por, ni en las circunstancias o en el decreto de concurrir juntamente con la criatura, lo que constituye el antecedente de la proposición condicional futurible, porque ese decreto es indiferente y no tiene conexión ninguna con el acto; por consiguiente, no lo puede conocer en él. Sino conoce el acto libre de la criatura (al futurible) en sí mismo, en cuanto salido de su causa. Y no lo conoce en el mismo no causaliter, sino puramente terminative: El futurible no es causa, sino puro término del conocimiento divino.

             

3. Una vez  que Dios ha conocido las proposiciones condicionales por la ciencia media, decreta libremente que se cumplan aquellas condiciones que El, liberrimamente elige. Este decreto aunque indiferente intrínsecamente, sin embargo es particular e infalible extrínsecamente, a saber, en virtud de la verdad condicional. Así mediante decretos intrínsecamente indiferentes y generales, consigue los hechos que El quiere, y el curso de la historia que El pretende o permite.

             

4. Puestos estos decretos (y convertido así el futurible en futuro), Dios por la ciencia de visión prevé con absoluta certeza e infalibilidad, los futuros libres, a saber, que se producirá por su omnipotencia juntamente con la criatura. La criatura queda perfectamente expedita para hacer lo que quiera juntamente con Dios, que le ofrece un concurso válido para hacer muchas cosas. Si la criatura quiere hacer otra cosa distinta de la que por la ciencia media se conoce que va ha hacer,  como puede perfectísimamente, esa otra cosa la hubiese previsto Dios por la ciencia media, y la conocería por la ciencia de visión.

             

Por la ciencia media Dios no conoce que hará la criatura sola, con objeto de concurrir con ella a lo que la criatura hará; sino que será lo que Dios y la criatura conjuntamente harán, Dios ofreciéndole un concurso válido para todo (intrínsecamente, indiferente y general), y la criatura operando con el concurso de Dios. La criatura determina el concurso o acción conjunta de Dios y la criatura: no porque ella sola haga algo, o antes que Dios, sino porque obrando al mismo tiempo con Dios, siendo dos concausas de las que conjuntamente emanará la misma acción, solamente la criatura es libre in signo priori ad accionem, puesto que Dios se ha a la manera de una causa necesaria (como el hábito de la caridad), determinado a concurrir con la criatura según la índole de esta, a quien deja la determinación de la acción.

           

TESIS.- Dios tiene providencia inmediata de todas las cosas, y una providencia particular del hombre.

 

1. Providencia.- Sto. Tomás: Ratio ordinandorum in finem. Ordinatio rerun in finem. Ratio ordinis rerum in finem. (1,q.22,1; 23, 1; 2-2,a. 49,6; De ver. Q. 5)

             

La rezón o conocimiento de las cosas que se han de ordenar al fin. La ordenación de las cosas a sus fines. La razón o conocimiento del orden de las cosas a sus fines.

             

Conocimiento y elección eficaz de los medios y aplicación de ellos a las cosas, para que las cosas consigan su fin.

             

Comprende: 1) un acto de conocimiento de los diversos medios con los que las cosas pueden conseguir su fin; se ordenan al fin. 2) un acto de voluntad que elige y aplica a las cosas los medios que son aptos para conseguir el fin propuesto.

             

¿ En cual de estos dos actos consiste formalmente la providencia, disputan los autores? A nosotros nos parece que en el acto de voluntad, presupuesto el conocimiento.

             

2. De todas las cosas.- Aun las más pequeñas. Aun el mismo pecado cae bajo la divina providencia, no intentado, sino permitido, en cuanto que previsto por la ciencia media, Dios con esa ocasión elige medios, que de otro modo no hubiera elegido, para la obtención de determinados fines, como es la manifestación de su justicia, su clemencia, su paciencia, su misericordia, su mayor santidad que otros, etc.

             

3. La providencia se refiere a los medios con que Dios dirige a las criaturas, hacia sus fines, los que el elige y suministra a las criaturas, para que consigan su fin.

             

a) Los fines que Dios pretende y a los que por lo tanto se deben proporcionar los medios, son: 1) Fin absolutamente último.- determinada gloria extrínseca, objetiva y formal de Dios (finis qui de la creación); o sea, la manifestación objetiva y formal de las perfecciones divinas.

             

2) Fines próximos y subordinados al último: La perfecta realización de cada criatura, según su propio tipo. En la criatura racional esta realización perfecta, se obtiene y se cumple con la beatitud, o bienaventuranza eterna.

             

El fin absoluto último es infrustrable, y siempre se obtiene de parte de Dios. De parte de la criatura libre, no siempre se obtiene, porque no siempre glorifica formalmente a Dios, ie. Cumple la ley moral, que es su ley; y no siempre todas las criaturas se salvan, alcanzan la bienaventuranza eterna, donde está la plenitud de su perfección, y por consiguiente de su glorificación formal de dios, fin último de la creación.

             

b) Los medios que Dios pone a disposición de las criaturas para que consigan setos fines son: 1) la conservación directa e indirecta de las mismas. 2) El concurso ofrecido (oblatus). 3) Los prerrequisitos necesarios para obrar (todas las demás cosas sobre la faz de la tierra son criadas para el hombre, y para que le ayuden a la consecución del fin, para el que ha sido creado). 4) La ley natural, física o moral, según la índole de la criatura, que les da la inclinación natural (ley física), o le ofrece el imperativo categórico (ley moral) para que la criatura obre de un modo regular, uniforme y constante a la consecución de su fin. Con el cumplimiento de la ley, prácticamente se realiza la criatura y alcanza su fin próximo, y según la ordenación de Dios también el fin general del Cosmos universo.

             

Los signos de razón. 1. Dios conoce por la ciencia de simple inteligencia diversos fines posibles o manifestaciones objetivas de su gloria. Conoce una infinita variedad de circunstancias y combinaciones, que en cada clase de seres, y según diversas circunstancias de la infinita serie de individuos distintos de cada una de ellas, pueden existir.

             

2. Dios conoce también por la misma ciencia que tales fines, estos o aquellos, se consiguen por la creación y conservación de tales criaturas, dotadas de tales actividades: irracionales y racionales. Dios conoce también el comportamiento regular que esas criaturas deben seguir según su naturaleza (conoce las leyes físicas y morales).

             

3. Dios conoce por la ciencia media, lo que de hecho haría cada uno de los individuos humanos, si se colocan en estas o estas circiunstancias.

             

4. Dios conoce por la ciencia media refleja, los diversos modos que Dios tiene de reducir al fin general, que se haya propuesto, las desviaciones que ocasione la criatura libre por no sujetarse a la ley moral, que la conduce a su fin; en el caso que quiera permitir tales desviaciones.

             

También conoce por la ciencia media, las consecuencias que pueden tener tales desviaciones en la marcha general del universo.

             

En una palabra, conoce por la ciencia media un mundo futurible formado por los innumerables seres que forman y que actuarán en este universo, si son creados y colocados en las diversas circunstancias que se va produciendo, unas en función de las otras.

             

5. Dios para la consecución de determinada gloria suya decreta la creación, y que se verifiquen las condiciones del mundo futurible que ha escogido.

             

En este decreto puesto a la luz de la ciencia media, se contiene la voluntad de Dios de conseguir ciertos fines –el fin último absoluto, determinada gloria suya objetiva y formal; y los fines particulares de las criaturas irracionales de un modo determinado según las leyes físicas, y de las criaturas racionales, según una voluntad o intención primaria, cuando cumplen la ley, y según una intención secundario cuando no la cumplen y Dios busca por otros caminos, supuesto esa desviación, que se consigan los fines. Esta voluntad de Dios de conseguir ciertos fines, y de que las criaturas los consigan dándoles los medios apropiados, es la providencia: Conocimiento y voluntad eficaz de aplicar los medios, para que las criaturas lleguen a su fin. Estos medios son el concurso ofrecido en tales condiciones, y la ley física o moral.

             

6. Por medio de las leyes físicas (que en acto primero es la inclinación de la criatura a obrar en determinada dirección), y el concurso, Dios conduce a las criaturas irracionales a sus fines, que alcanzan según lo previsto en la ciencia media. Por medio de la ley moral y el concurso indiferente (intrínsecamente indiferente, pero extrínsecamente determinado), Dios conduce a la criatura racional y libre a la realización de sus fines propios, y en definitiva a la realización del fin último de toda la creación actual. Esto de un modo infalible, y salva libertate.

             

7. Pero ocurre que la criatura libre abusando de su libertad, se aparta de su ley moral, y por lo tanto no consigue el fin que Dios le ha señalado primariamente, que es su realización como persona, en lo que está la glorificación formal de Dios. Entonces Dios que por la ciencia media ha previsto este desvío e incumplimiento, ha previsto la forma de que con ocasión de ese pecado, la criatura dé gloria a Dios arrepintiéndose, etc. El arrepentimiento es un medio que Dios prevé subsidiariamente, con una voluntad o providencia, que se dice secundaria. Esta providencia puede también fallar; pero lo que no falla es el último medio que Dios por la ciencia media a previsto, y que por su voluntad creadora y providente a decretado: La punición de esas acciones pecaminosas de las que la criatura no se arrepiente, resistiendo libremente a la gracia de la conversión. En esta punición, se manifiesta la justicia punitiva divina, que es un modo de gloria de Dios.

             

Así pues Dios, conduce a todas las criaturas a sus fines , por medio de la ley física o moral, y por la oblación del concurso adecuado, que no daña su libertad, según lo explicado.

             

3. División de la providencia.

             

1.- Puede ser: a) Física: se da a todas las criaturas y consiste en la conservación, en la ley física y en el concurso correspondiente. b) Moral: es la que se da a las criaturas racionales, y consiste en la ley moral con su sanción de pena y premio, para ayudar más eficazmente a la criatura libre, salva libertate; en al doctrina moral recta; en oír y acceder a las oraciones de los hombres (no sólo ordenando ab eterno las leyes de la naturaleza con la excepción prevista que El, a la invocación del hombre quiere hacer, sino también haciendo excepciones milagrosas o cuasi milagrosas de estas leyes por razón de la ordenación prevista); la ceración de hombres providenciales /santos o malvados) que nos ayuden por su ejemplo, o persecución, a glorificar a Dios en el ejercicio de las virtudes.

             

2. La providencia moral puede ser a su vez: a) simple providencia (concurso suficiente, pero no eficaz para el bien): da el concurso suficiente a la criatura racional, para que , si quiere, se pueda salvar y conseguir su fin.

             

b) predestinación: da los medios que de hecho usará la criatura para la consecución de sus fines. Providencia eficaz, no intrínseca sino extrínseca.

             

3. Providencia: a) PRIMARIA: la que da los medios para que los hombres consigan sus fines, v.g. que todos los hombres se salven, que todo ser se realice convenientemente, según su tipo. B) SECUNDARIA: es la que ofrece los menos para la consecución de otros fines subordinados, que Dios obtiene en el supuesto de que no se obtengan los primarios, debido al abuso de la libertad, v.g. que los hombres hagan penitencia, que sean castigados justamente. Son manifestaciones de la gloria de Dios, manifestaciones subsidiarias, o suppositione.

             

4. a) ABSOLUTA: la que ofrece medios y mira a las criaturas que no se subordinan nada más que a Dios; cuyo fin particular coincide con el fin absoluto último. Tal es el hombre, mejor el alma humana, el universo en conjunto, los ángeles. Cuentan siempre con todos los medios, y no se pueden frustrar por su subordinación a otros seres, (cfr. la primera parte del P. Y F. De San Ignacio).

           

b) RELATIVA: es la que se da a las otras cosas sobre la haz de la tierra, y al hombre en tanto que cuerpo.

             

Prueba. La providencia es la ordenación de los medios que conduzcan a las criaturas hacia sus fines. Aquí Dios conoce los fines de las criaturas, y los medios convenientes para conseguirlos; y no ha podido menos de escoger y ordenar aquellos medios que ha juzgado oportunos para que las criaturas consigan sus fines. Ergo Dios tiene providencia de todas las cosas.

             

Menor.- Quien quiere el fin, quiere los medios para conseguirlo. A. Dios quiere que las criaturas consigan su fin. Ergo no ha podido menos de escoger y ordenar aquellos medios que ha juzgado oportunos para que las criaturas consigan sus fines, particulares y últimos. Lo que Dios se propuso al crear.

             

Corolario.- La providencia coincide con el decreto de Dios de verificar el futurible, conocido por la ciencia media, y que ha escogido hacer futuro