Cortesía de http://luventicus.org/articulos/03U023/index.html

Las cinco vías de Tomás de Aquino para
la demostración de la existencia de Dios
Prof. Lic. Andrés A. Luetich
14 de diciembre de 2003
 
En la Summa Theologiæ (obra escrita por El Aquinate para quienes se inician en el estudio de la Teología), Tomás presenta cinco vías para demostrar de la existencia de Dios. Cada una de ellas es independiente de las demás, de modo que bastaría con que una sola fuese verdadera para que la existencia de Dios quedara demostrada.

No se le debe concedr al número cinco una importancia crucial. El propio Tomás, en su Summa Contra Gentiles, reduce las vías a cuatro, y en su Compendium Theologiæ a una sola.

Más importante que el número de las vías es la estructura que todas ellas comparten. Descubrirla nos permitirá comprender cuál es el camino que Tomás considera debe seguirse para demostrar la existencia de Dios.

El siguiente cuadro presenta en forma esquemática las cinco vías de Tomás y su estructura común. Debajo del mismo se explican brevemente cada uno de los elementos que lo componen.

1er paso: Todas las vías tienen un punto de partida empírico, algo que se descubre observando la Naturaleza. En un sentido material, este punto de partida es siempre el mismo: el ente sensible, compuesto de potencia y acto, objeto propio del entendimiento humano. Desde el punto de vista formal, el punto de partida de cada una de las vía es distinto: cada una toma al ser finito bajo una modalidad específicamente diversa (así, por ejemplo, la primera vía no toma al ente en cuanto ente sino al ente en cuanto móvil). Tomás parte de un dato conocido empíricamente porque considera que sólo de una existencia real dada puede deducirse una existencia no dada empíricamente. Éste es el motivo por el cual rechaza el argumento ontológico anselmiano, que "salta" de la idea de Dios a la afirmación de su existencia.

2do paso: Aplicación del Principio de Causalidad con el fin de buscar la causa que dé razón de la existencia del efecto observado empíricamente. La causalidad le permite a Tomás, partiendo de la experiencia, remontarse más allá de la experiencia. Sin la aplicación de este principio las cinco vías se tornarían intransitables. Este segundo paso es, por lo tanto, el paso del efecto a la causa.

3er paso: Si la causa a la que se ha accedido en el segundo paso no tiene en sí la razón de su existencia, deberemos remontarnos entonces a su causa. Este tercer paso es, por tanto, el paso de la causa a la serie de causas. Tomás no considera imposible una serie infinita de causas subordinadas accidentalmente en el pasado (como las piezas de dominó que caen al ser golpeada cada una por la inmediata anterior), pero sí considera imposible un proceso al infinito en la serie de causas esencial y actualmente subordinadas en el ser y en el obrar. El plano en el que se mueve la reflexión, y por tanto el plano en el que se aplica aquí el Principio de Causalidad, es el metafísico y no el físico (Tomás afirma, como filósofo, que no hay modo de dirimir la discusión respecto de si el universo tuvo o no un comienzo, bien podría ser eterno —en cuanto teólogo, y basado en los relatos de la Sagrada Escritura, sostiene que es mejor afirmar lo primero—).

-: La quinta vía pasa directamente del segundo al cuarto paso. Al respecto, Gilson dice que tal vez lo hace “en gracia a la brevedad, y más probablemente  porque, puesto que el punto de partida de la demostración es la presencia de regularidad, orden e intencionalidad en los seres irracionales en general, la necesidad de poner últimamente una providencia para todo el mundo es una evidencia inmediata”.

4to paso: Cada una de las vías concluye afirmando la existencia de la Causa Primera del efecto tomado como punto de partida. Esta afirmación constituye la premisa mayor de un silogismo cuya conclusión es que "Dios existe". La premisa menor es el significado del nombre "Dios" (y no su esencia). Por ejemplo, tomando como premisa mayor el punto de llegada de la primera vía, se puede construir el siguiente silogismo:

Existe un Primer Motor premisa mayor
El Primer Motor es lo que llamamos Dios premisa menor
Dios existe conclusión

 

BIBLIOGRAFÍA

  • Gilson, É. 1981 Elementos de Filosofía Cristiana.
    Madrid: Rialp

  • González Álvarez, Á. 1961 Tratado de Metafísica, Tomo II.
    Madrid: