CATECUMENADO 64 
 


EL MAL EN EL MUNDO OCULTA LA GLORIA DE DIOS



OBJETIVO CATEQUÉTICO 
* Descubrir que el mal en el mundo no sólo oscurece y degrada la 
creación, sino que oculta la gloria de Dios Creador.

35. La tentación ante la experiencia del mal 
La observación del mal en el mundo y, sobre todo, los ataques del mal 
en la propia carne nos ponen al borde de nosotros mismos y nos 
sugieren la sospecha de que el fundamento último de lo real es irracional 
y sin sentido, que en su origen no hay un ser personal que ame su obra 
y la guarde y dirija conforme a las exigencias del sentido y del bien. La 
experiencia del mal parece negar una fundamental proclamación bíblica: 
el mundo y la vida son don de Dios, y sugieren una objeción dirigida al 
propio corazón de la fe: Dios es amor. En este contexto, resuena la 
proclamación bíblica (Gn 2-3) de que Dios no es culpable del mal que 
hay en el mundo: la raíz más profunda de la miseria humana no está en 
Dios, sino en el hombre mismo (cfr. tema 24) (40).

36. Este no es el mundo querido por Dios 
Según la Escritura, el mundo de nuestra experiencia es un mundo 
oscurecido, degradado por el pecado. En un mundo que- en cuanto 
salido de las manos de Dios- es bueno (Gn 1 y 2), se ha introducido el 
pecado del hombre (Gn 3). Con ello, se muestra no sólo cómo vino el 
pecado y el mal al mundo, sino cómo viene todavía hoy. El pecado 
contamina la tierra y hace que ésta sea, en realidad, maldita (Gn 3, 
17-18). En el nombre de Dios, los profetas condenan las abominaciones 
del pueblo, que profanan su mundo ambiente (Jr 7, 20; 9, 10ss; Ez 6, 14; 
Is 13, 9-11). Denuncian las diferencias escandalosas entre ricos y 
pobres, la opresión que sufren los débiles, la rapacidad de los 
poderosos, la ambición de los acreedores sin entrañas, los fraudes de 
los comerciantes, la venalidad de los jueces, la avaricia de los 
sacerdotes y falsos profetas, la tiranía de las clases dirigentes, la 
persecución del propio provecho a cualquier precio en los más pequeños 
y en los más grandes (Is 3, 15; Am 2, 8; 6, 1-7; 5, 7-13; 8, 5; Mi 3, 11; Is 
3, 2ss; Jr 6, 4ss). Este no es el mundo querido por Dios (41).

37. La fuerza del pecado en nuestro mundo 
Conoceremos mejor la fuerza destructora y envilecedora del pecado si 
vemos sus consecuencias en nuestro mundo contemporáneo. Los 
conflictos sociales han llegado a tomar dimensiones mundiales. Mientras 
la riqueza, el poder y la cultura se acumulan en una pequeña parte de la 
humanidad, la mayor parte de ella está «privada de casi todas las 
posibilidades de iniciativa personal y de responsabilidad, y aun muchas 
veces incluso viviendo en condiciones de vida y de trabajo indignas de la 
persona humana» (PP 9; cfr GS 63). «Los pueblos hambrientos 
interpelan hoy, con acento dramático, a los pueblos opulentos. La Iglesia 
sufre ante esta crisis de angustia y llama a todos para que respondan 
con amor al llamamiento de sus hermanos» (PP 3). Las aspiraciones 
legítimas de muchos hombres quedan defraudadas. «Hacer, conocer y 
tener más para ser más: tal es la aspiración de los hombres de hoy. Y. 
sin embargo, gran número de ellos se ve condenado a vivir en 
condiciones que hacen ilusorio este legítimo deseo» (PP 6). Con ello, 
queda truncado el desarrollo integral del hombre y queda dividido, 
desgarrado y enfrentado en sí mismo con violencia extrema el propio 
hombre (42).

38. Un mundo que oculta la gloria de Dios Creador 
Un mundo oscurecido y desfigurado por el pecado oculta la gloria de 
Dios Creador (cfr. /Rm/03/23). El sentido del mundo y de las cosas y la 
verdad de Dios están aprisionados en la injusticia de los hombres. Como 
dice San Pablo: «La cólera de Dios se revela desde el cielo contra la 
impiedad e injusticia de los hombres que aprisionan la verdad en la 
injusticia; pues lo que de Dios se puede conocer está en ellos manifiesto: 
Dios se lo manifestó. Porque lo invisible de Dios, desde la creación del 
mundo, se deja ver a la inteligencia a través de sus obras» 
(/Rm/01/18-20) (43).

39. El mal en la naturaleza, interrogante sobre la actividad creadora de 
Dios
Además del pecado y de sus consecuencias, en el individuo y en la 
sociedad, hay en el mundo otros males como inundaciones, terremotos, 
pestes y demás, que no podemos atribuir a una intervención humana. 
Estos males surgen por factores puramente naturales. Juzgamos de 
ordinario sucesos de tal naturaleza como males, porque causan algún 
mal al hombre. Pero independientemente de los males que al hombre 
puedan producir, nos es difícil soslayar el pensamiento de que tales 
sucesos llevan consigo algo así como destrucciones, despilfarros de 
seres y energía y también callejones sin salida en el curso de la 
naturaleza. Tales sucesos pueden hacernos vacilar en la convicción de 
que el curso entero del universo está dirigido inteligentemente hacia su 
bien, conforme a un plan preconcebido. Aunque no del mismo modo 
como el pecado oculta la gloria de Dios, en cierto sentido también estos 
otros males ponen a veces para nosotros sobre la actividad creadora y 
providente de Dios un interrogante (44).

40. El dualismo, respuesta al problema del mal,rechazado por la fe 
cristiana
MAL/DUALISMO
A lo largo de la historia de las religiones y del pensamiento, se ha 
tratado de encontrarle a este enigma y escándalo del mal una salida 
demasiado fácil, el dualismo: la creencia de que dos principios 
igualmente originales han producido todos los seres; el Dios bueno 
habría producido todo lo bueno y su oponente, el principio malo, todo lo 
malo. Frente a todo dualismo, la Iglesia ha sostenido constantemente su 
fe en un único Dios creador de todas las cosas desde la nada. La acción 
creadora de Dios termina en el ser y bien de las cosas creadas. Lo que 
«hay» de malo en ellas es algún fallo o defecto que las afecta. Por ello, 
el mal no puede surgir en el mundo por una acción paralela a la acción 
creadora de Dios. La razón del mal, como tal, hay que buscarla en la 
limitación y debilidad de las cosas creadas (45).

41. El mal, riesgo de la creación 
Los seres creados por Dios desde la nada pueden o bien decaer, 
entrar en un callejón sin salida, o bien avanzar realizando aquellas 
virtualidades que les son propias o que Dios les ofrece de nuevo 
gratuitamente. La creación lleva consigo, por decirlo así, un riesgo. En la 
creación, Dios, movido por un amor sobreabundantemente generoso, 
acepta el riesgo que trae crear muchos y diversos seres: la exclusión de 
unos seres por otros. En el caso del hombre, éste es un riesgo señalado. 
Al crear al hombre para una verdadera comunidad de amor en Dios, 
tenía que crear Dios libre a cada hombre, con su propio centro de 
conciencia y de interés y con su propia perspectiva sobre el universo y, 
por consiguiente, correr el riesgo de que el hombre, individual y 
colectivamente, se cerrase sobre sí mismo y acabase perdiéndose a sí y 
perdiendo al mundo. Dios, creando seres diversos de sí mismo, se 
expone de veras. No hay amor generoso dirigido a seres creados sin 
exposición y riesgo (46).

42. Dios vence el mal a fuerza de bien 
A pesar del riesgo del mal en el mundo, Dios no deja de crear. No se 
deja vencer por el mal, sino vence al mal a fuerza de bien (cfr. Rm 12, 
21). Dios no abandona el mundo a su propia suerte. Regresiones, 
callejones sin salida, fallos y logros parciales a costa de grandes 
pérdidas no pueden ni siquiera detener el impulso hacia adelante del 
proceso de la creación. La acción creadora tiene por objetivo el 
establecimiento del Reino de Dios, en un cielo nuevo y en una tierra 
nueva. Dios, según este designio previo, sustenta y dirige su obra hacia 
su plena realización, en la consumación final de todas las cosas. El 
creyente hace frente al enigma y escándalo del mal desde la promesa de 
Dios: «Mirad, yo voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva; de lo 
pasado no habrá recuerdo ni vendrá pensamiento, sino que habrá gozo 
y alegría perpetua por lo que voy a crear» (/Is/65/17-18; cfr. Ap 21; 
/2P/03/13) (47) 

43. En el Evangelio se manifiesta ya ahora la justicia de Dios, puesta 
en entredicho por el mal en el mundo 
Dios, por el poder salvador del Evangelio, ha iniciado ya la salvación 
definitiva del hombre y del mundo caído. No es el Evangelio únicamente 
un anuncio de la salvación venidera, sino el poder mismo de Dios que ya 
desde ahora lleva a la salvación. «En él se revela la justicia de Dios» 
(Rm 1, 17). En Cristo, Dios es fiel a su obra creada, la reduce a su 
señorío liberador, la salva. De este modo, el Evangelio muestra la justicia 
de Dios en un mundo que se ha separado de Dios por el pecado del 
hombre y, sin embargo, le pertenece inalienablemente por la creación.
Únicamente puede el hombre vencer el escándalo del mal que pone 
en entredicho la justicia y la gloria de Dios, si por la fe se entrega al 
designio salvador de Dios, a su gracia y sabiduría (48).
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TEMA 64-1

OBJETIVO: 
INICIACIÓN EN LA VISIÓN CRISTIANA DEL MUNDO: 
EL MAL EN EL MUNDO OCULTA LA GLORIA DE DIOS CREADOR 

«LA CREACION/ANTICREACION» 
La lectura de este texto, tomado de la «Misa Jove», expresa lo 
contrario de lo que Dios hizo al comienzo del mundo. Se titula 
«Anticreación», y ayuda a tomar conciencia de que, con los diversos 
géneros de violencia, estamos destruyendo la obra maravillosa del 
Padre. Quien se siente «Dios», no se deja guiar de su Espíritu Creador 
y, lejos de «renovar", destruye la Tierra 
Al fin el hombre acabó con el cielo y con la tierra, la tierra era bella y 
fértil, la luz brillaba en las montañas y en los mares y el Espíritu de Dios 
llenaba el universo. 

El hombre dijo: «Que posea yo todo el poder en el cielo y en la tierra». 
y vio que el poder era bueno, y puso el nombre de «Grandes Jefes» a 
los que tenían el poder y llamó desgraciados a los que buscaban la 
reconciliación. Y así fue el sexto día antes del fin. 

Y el hombre dijo: «Que haya gran división entre los pueblos, que se 
pongan a un lado las naciones a mi favor y del otro las que están contra 
mí.» Y hubo buenos y malos. Y así fue el quinto día antes del fin. 

Y el hombre dijo: «Reunamos nuestras fortunas, todo en un lugar, y 
creemos instrumentos para defendernos, la radio para controlar el 
espíritu de los hombres, los uniformes para dominar las almas de los 
hombres.» Y así fue. El mundo quedó dividido en dos bloques, en 
guerra. El hombre vio que tenía que ser así. Y así fue el cuarto día antes 
del final. 

Y el hombre dijo: «Impongamos nuestro proyecto de sociedad con las 
armas y la sangre. El pueblo está engañado, grita por nuestras 
gargantas. En su nombre ejecutamos a los opresores, liberamos al 
pueblo.» Y el hombre convirtió en cenizas el fruto del sudor de muchas 
generaciones. ¡Pánico, destrucción y muerte! El hombre lo vio y lo 
encontró normal. Así fue el tercer día antes del fin. 

Y el hombre dijo: «Fabriquemos armas que puedan destruir grandes 
multitudes, millares y centenares de millones a distancia.» El hombre 
creó los submarinos nucleares que surcan los mares y los misiles que 
cruzan el firmamento. El hombre lo vio y se enorgulleció. Entonces los 
bendijo diciéndoles: «Sed numerosos y grandes sobre la tierra, llenad las 
aguas del mar y los espacios celestes, multiplicaos.» Así fue el segundo 
día antes del fin. 

Y el hombre dijo: «Hagamos a Dios a nuestra imagen y semejanza, que 
actúe como actuamos nosotros, que piense como pensamos nosotros, 
que mate como nosotros matamos.» El hombre creó un Dios a su 
medida y lo bendijo diciendo: «Muéstrate a nosotros y pon tierra a 
nuestros pies: no te faltará nada si haces siempre nuestra propia 
voluntad». Y así fue. El hombre vio todo lo que había hecho y estaba 
muy satisfecho de ello. Así fue el día antes del fin. 

* De pronto se produjo un gran terremoto en toda la superficie de la 
tierra, y el hombre y todo lo que había hecho dejaron de existir. 

* Y así acabó el hombre con el cielo y con la tierra. La tierra volvió a 
ser un mundo vacío y sin orden. Toda la superficie del océano se cubrió 
de oscuridad. Pero... el Espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas. 
(DIÓCESIS DE BILBA0, CAD 13, 1982, 3-4)
Nota: Esta ficha puede utilizarse como complementaria de la siguiente
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TEMA 64-2 

OBJETIVO: 
INICIACIÓN EN LA VISIÓN CRISTIANA DEL MUNDO: 
EL MAL EN EL MUNDO OCULTA LA GLORIA DE DIOS CREADOR 

PLAN DE LA REUNIÓN 
* Presentación del objetivo y plan de la reunión. 
* Oración inicial: Sal 77. 
* Presentación del tema 64 en sus puntos clave. 
* Lectura de Gn 3,17-18; Rm 1,17-20. 
* Oración comunitaria: desde la propia situación. 

PISTA PARA LA REUNIÓN 
PUNTOS CLAVE 
* El escándalo del mal. 
* Este no es el mundo querido por Dios (...). 
* La fuerza del pecado en nuestro mundo (...). 
* Aprisionan la verdad en la injusticia (Rm 1,18-20). 
* El mal en la naturaleza. 
* Sin dualismos. 
* El mal, riesgo de la creación. 
* El evangelio: justicia de Dios.