SAN AMBROSIO    12-07

1. CLARETIANOS 2002

 A san Ambrosio, cuya fiesta celebramos hoy, nadie podrá discutirle su buen ojo al conseguir para Cristo a su discípulo Agustín. También él conocía el texto evangélico de hoy: "la mies es abundante, pero los obreros son pocos". Antes había captado la compasión de Jesús por la gente al ver que eran como ovejas sin pastor. Y se propuso ser un buen pastor. En las Confesiones Agustín comenta cómo su madre, Mónica, redoblaba sus oraciones y lágrimas "y acudía con mayor solicitud a la iglesia para quedar suspensa de los labios de Ambrosio, como de la fuente de agua viva que salta hasta la vida eterna. Porque amaba a este varón como a un ángel de Dios".

Este buen pastor que era Ambrosio tenía por costumbre, cuando estaba en casa leyendo, dejar que cualquiera pudiera entrar a consultarle sin avisar. Agustín era una de aquellas ovejas "extenuadas y abandonadas" que acudían a él, pero le gustaba observarlo leyendo calladamente la Escritura. Se quedaba largo rato observándole en silencio sin atreverse a molestarle. Así fue cómo en su casa sin puertas, leyendo la Palabra, Ambrosio atrajo el corazón de Agustín.

En vísperas de la Inmaculada es imprescindible tender un puente para prepararnos a su fiesta. Hoy en muchos lugares de nuestra geografía se va a celebrar la solemne Vigilia. No podemos quedarnos al margen de una comunidad que se encomienda a María, a aquella que despertó la ADMIRACIÓN de su prima Isabel, a aquella que ha despertado la admiración de todas las generaciones. Y todo porque el Poderoso hizo obras grandes en Ella. Será una buena manera, también, para prepararnos ya a vivir por adelantado aquella feliz noche de Navidad en la que los pastores "fueron deprisa y encontraron a María y a José y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que el ángel les había dicho de este niño. Y cuantos escuchaban lo que decían los pastores, se quedaban ADMIRADOS".

Vuestro hermano en la fe, Vicente.