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EL JESÚS HISTÓRICO                                                                                   Tema 7

La actuación de Jesús > Documento 4

 

 

 

 

EL SIGNIFICADO
DE LA ACTUACIÓN DE JESÚS

 

 

Jesús quiso manifestar el proyecto de Dios no sólo a través de sus palabras, sino también a través de su forma de actuar. Su comportamiento tiene un profundo valor simbólico, es como una parábola viviente de lo que anuncia de palabra. Es algo muy parecido a lo que hicieron algunos profetas del Antiguo Testamento, aunque en Jesús estos gestos no son algo externo a sí mismo (una especie de representación), sino que forman parte de su propia vida. Por eso, cuando relacionamos su predicación con su vida, descubrimos una coherencia que resulta cautivadora. Jesús no vivió al margen de su predicación, sino que su vida fue ella misma predicación y explicación de lo que significaba en concreto el proyecto de Dios que Él vino a anunciar y la nueva vida que vino a comunicar. Los comportamientos  en los que nos hemos detenido en el estudio de este tema hay una serie de rasgos comunes que ahora vamos a tratar de sintetizar.

 

En primer lugar hemos podido comprobar que la actuación de Jesús tuvo un fuerte carácter contracultural, es decir, que muchas actuaciones de Jesús no se atenían a las normas de comportamiento de su época. Esta forma de actuar provocó un fuerte rechazo de parte de sus contemporáneos, sobre todo de aquellos a quienes esta forma de actuar perjudicaba más. Esta reacción frente a la actuación de Jesús revela que sus adversarios se daban cuenta de lo que pretendía Jesús: instaurar una nueva forma de relación entre las personas más acorde con el plan de Dios, que con los privilegios que confería a algunos el sistema israelita de pureza.

  • Resulta clara es la reacción que provocaron sus sanaciones. Nadie podía negar que sanara a los enfermos, pero podían acusarse de hacerlo en sábado, como de hecho ocurre en bastantes pasajes (Mc 3,1-6; Jn 5).

  • Más clara aún es la reacción que provocaron sus exorcismos y la acusación de realizarlos con el poder del Príncipe de los Demonios. Esta acusación se difundió tanto que hasta sus mismos parientes se sintieron afectados por ella y fueron a buscarlo para llevárselo (Mc 3,21: no porque estuviera loco o fuera de sí, sino porque estaba poseído).

  • También conocemos con detalle la acusación de comer con publicanos y pecadores. Son una vez más los fariseos quienes le acusan. Observemos que las acusaciones contra Jesús no provienen de la gente sencilla, que suele recibir con gozo sus curaciones, exorcismos y su comensalidad abierta, sino de aquellos que más se beneficiaban del sistema establecido.

 

A pesar de la fuerte presión que estas acusaciones suponían en una sociedad cerrada y con un intenso control sobre sus miembros, Jesús no cambió de actitud, sino que siguió actuando de esta forma, y además trató de explicar el sentido que tenía para Él esta actuación. Sus palabras explican la motivación que tenía para actuar así, y también la finalidad de dicha actuación.

  • La principal motivación de esta forma de actuar es que Dios actúa también así. Jesús comía con los pecadores porque Dios no hace distinciones entre las ovejas del redil y la extraviada, ni entre el hijo que se ha quedado en casa y el que se marchó (Lc 15). Sus exorcismos y sus sanación revelan cómo actúa en él la fuerza de Dios. Estas motivaciones revelan dos cosas: primero, que la fuerza de Jesús para mantenerse firme a pesar del rechazo que suscitaba su forma de actuar procede de su unión con el Padre; y segundo, que tenía una conciencia clara de su filiación divina. Jesús justificaba su forma de actuar diciendo que Él imitaba la actuación de su Padre. Esta ìimitación del padreî era lo que mejor caracterizaba a un hijo en la antigüedad, y esto significa que la relación de Jesús con el Padre es fundamental para entender su actuación.

  • La finalidad de la actuación de Jesús es mostrar cómo el Reinado de Dios ha comenzado a hacerse presente. Este fue, como sabemos, el contenido principal de su predicación: ìEl Reinado de Dios ha comenzado a llegarî (Mc 1,15), y también el centro de su oración: ìVenga tu Reinadoî (Lc 11,2). Esta es también la clave para entender su actuación. Jesús llamó a un grupo de discípulos para enviarlos a anunciar y hacer presente este mismo Reinado, sus curaciones y sus exorcismos eran un signo patente de que Satanás había sido vencido y dicho reinado había comenzado a llegar, y sus comidas mostraban el rostro de este Reinado. En todos estos casos los destinatarios preferenciales de Jesús fueron los marginados, y su actuación consistió en sacarlos de su marginación. El Reinado de Dios se construye desde los márgenes y crea nuevas relaciones que dan un sentido nuevo a la vida de la gente.

 

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