Catequesis sobre el Credo
 
La Iglesia (VII)

 

La Catolicidad de la Iglesia hace referencia no sólo a su expansión inversal, sino a que en ella se ofrece la doctrina íntegra revelada por Cristo.
Esta integridad de la doctrina es lo que garantiza que en la Iglesia Católica, y sólo en ella, se dé la plenitud de los medios de salvación. Fuera de la Iglesia la salvación es posible, pero al no contar con la plenitud de esos medios, ésta será más difícil, y no sólo para la salvación eterna sino para alcanzar la felicidad en la tierra.

La Iglesia se realiza en cada Diócesis, si está en comunión con el Papa.

Catolicidad de la Iglesia:

“Católico” significa “universal” y también “pleno”, “íntegro”, “completo”. La Iglesia Católica es la única que ofrece a los hombres la plenitud de los medios de salvación aportados por Cristo y la totalidad de su mensaje.
La Iglesia Católica está formada por Diócesis en comunión con el Papa.

La tercera nota distintiva de la Iglesia es la de su catolicidad. “Católico” quiere decir “universal”, pero no sólo en el sentido geográfico, sino sobre todo en el sentido de que esa Iglesia ofrece íntegramente la doctrina de Cristo, sin dejar fuera ningún aspecto de la misma. Así, pues, una Iglesia podría estar presente en tantas naciones como la Iglesia Católica y no serlo, por no ofrecer a sus fieles el mensaje íntegro de Cristo.

Sobre esto, el Catecismo dice con claridad: “La Iglesia es Católica porque Cristo está presente en ella. En ella subsiste la plenitud del Cuerpo de Cristo unido a su Cabeza, lo que implica que ella recibe de Él la plenitud de los medios de salvación que Él ha querido: confesión de fe recta y completa, vida sacramental íntegra y ministerio ordenado en la sucesión apostólica” (nº 830).

Medios de salvación

Este párrafo alude directamente a una de las cuestiones fundamentales en el debate con los miembros de otras Iglesias y de otras religiones, el de los “medios de salvación”. Esos medios existen, en mayor o menor medida, en las otras Iglesias y religiones, pero en ninguna de ella se dan en plenitud, excepto en la Iglesia Católica. Por ejemplo, la Iglesia luterana tiene un gran aprecio por la Palabra de Dios, que es un medio valiosísimo para comunicar la salvación que Cristo trae; sin embargo, no cree, por ejemplo, en el sacramento de la penitencia con el perdón de los pecados a través de la confesión y tiene muchas dudas acerca de la presencia real del Señor en la Eucaristía transcurrida la Misa. Los musulmanes, por poner otro ejemplo, tienen una fe maravillosa en el Dios único y resaltan el señorío de Dios; dan una gran importancia a la oración y siembran entre sus seguidores un sentimiento ejemplar de respeto hacia Dios; sin embargo, no creen en la Trinidad, en la divinidad de Cristo, en ninguno de los sacramentos.

Indudablemente, la cuestión que se plantea a continuación es la de si, aun no teniendo esa plenitud e medios de salvación, es posible salvarse dentro de las otras Iglesias o de las otras religiones. Sobre este importantísimo asunto, también se pronuncia el Catecismo.

¿Salvación fuera de la Iglesia?

“Fuera de la Iglesia no hay salvación. ¿Cómo entender esta afirmación tantas veces repetida por los Padres de la Iglesia? Formulada de modo positivo significa que toda salvación viene de Cristo-Cabeza de la Iglesia que es su Cuerpo” (nº846). En este mismo número del Catecismo, se incluye una larga cita de la Constitución Lumen Gentium del Vaticano II, que aclara este tema: “No podrían salvarse los que, sabiendo que Dios fundó, por medio de Jesucristo, la Iglesia católica como necesaria para la salvación, sin embargo, no hubiesen querido entrar o perseverar en ella” (LG 14).

“Esta afirmación -sigue diciendo el Catecismo- no se refiere a los que, sin culpa suya, no conocen a Cristo y a su Iglesia” (nº847).

Queda, pues, claro en qué sentido se habla de que fuera de la Iglesia no hay salvación. Sin embargo, este concepto de salvación es bastante limitado, pues se refiere sólo a la vida eterna. Allí, ciertamente, entraremos después de haber pasado por el juicio misericordioso de Dios, el cual conoce lo más íntimo del corazón humano. Pero hay otra salvación más próxima, más inmediata: la que recibimos ya en esta tierra; si nosotros no conocemos la plenitud de la revelación, no podremos disfrutar del concepto de Dios-Amor, por ejemplo, con lo cual nuestras vidas quedarán condicionadas por esa ignorancia y padeceremos las consecuencias, consecuencias que se pagan en infelicidad. Si nosotros, no perteneciendo a la Iglesia católica, no tenemos una voz autorizada como es la del Papa que nos ayuda en medio de la confusión reinante a distinguir entre el bien y el mal, quizá nos sintamos muy contentos al principio de poder decidir por nosotros mismos lo que es bueno y lo que es malo, pero a no tardar mucho eso repercutirá en contra nuestra y nos dejaremos arrastrar por las fuertes presiones ambientales que tienden hoy en día a diluir el concepto de pecado y a reconocer como bueno sólo aquello que nos conviene.

Así, pues, estar en la Iglesia Católica, precisamente porque en ella están todos los medios que Cristo creó para otorgarnos la salvación -la de la vida eterna y la de la felicidad en la tierra- es tener la garantía de que ese camino hacia la salvación va a ser más fácil de recorrer. Por ejemplo, es como si un estudiante tuviera que aprender por su cuenta matemáticas, o si tuviera que hacerlo con un profesor mediocre; siempre aprenderá mejor si cuenta con la ayuda del mejor profesor que existe en el mundo. No obstante, puede darse el caso de que, aun teniendo ese buen profesor, no aprenda nada, pues no quiera estudiar, mientras que otro alumno, sin ayuda de nadie pero con mucho esfuerzo suyo, termine por saber más matemáticas que el anterior.
De todo ello se deduce el deber de ser misioneros, la obligación de llevar a los demás la plenitud del mensaje de Cristo, bien a los que no conoce nada de él o a los que conocen sólo una parte del mismo. Así se les ayudará a tener todos los medios para la salvación, en el cielo y en la tierra.

Las Diócesis

La Iglesia, además, es Católica no sólo mirada en su conjunto, sino también considerando cada una de las “Iglesias particulares” o “Diócesis”. Sin embargo, las Diócesis no son “Iglesia Católica” por su cuenta, sino sólo en la medida en que están unidas al Papa: “Las Iglesias particulares son plenamente católicas gracias a la comunión con una de ellas: la Iglesia de Roma ‘que preside en la caridad’ (S.Ignacio de Antioquía). ‘Porque con esta Iglesia en razón de su origen más excelente debe necesariamente acomodarse toda Iglesia, es decir, los fieles de todas partes’ (S. Ireneo)” (nº 834). No se trata, pues, de una suma o de una federación, sino de una unidad en torno al Papa, sin el cual no hay Iglesia.

Catequesis sobre el Credo

Cuestionario sobre la Iglesia (VI)

44.- ¿La Iglesia puede ser santa y pecadora a la vez?. 45.- ¿Reconoce la Iglesia sus defectos?. 46.- ¿Qué ocurriría si en la Iglesia cupieran sólo los perfectos?. 47.- ¿Quién es en la Iglesia un modelo perfecto de santidad?. 48.- ¿Qué decimos al afirmar que la Iglesia es “católica”?. 49.- ¿Las otras Iglesias o religiones ofrecen instrumentos de salvación?. 50.- ¿Hay salvación fuera de la Iglesia?.

44.- ¿La Iglesia puede ser santa y pecadora a la vez?
“Esta Iglesia santa es, a la vez y paradójicamente, pecadora. El Catecismo lo expresa así: "La Iglesia, en efecto, ya en la tierra se caracteriza por una verdadera santidad, aunque todavía imperfecta. En sus miembros, la santidad perfecta está todavía por alcanzar" (nº 825). Y en el número 827 afirma: "Mientras que Cristo, santo, inocente, sin macha, no conoció el pecado, sino que vino solamente a expiar los pecados del pueblo, la Iglesia, abrazando en su seno a los pecadores, es a la vez santa y siempre necesitada de purificación y busca sin cesar la conversión y la renovación. Todos los miembros de la Iglesia, incluso sus ministros, deben reconocerse pecadores... La Iglesia, pues, congrega a pecadores alcanzados ya por la salvación de Cristo, pero aún en vías de santificación".”.

Acto de humildad

45.- ¿Reconoce la Iglesia sus defectos?
“La Iglesia no duda en afirmar que en su seno hay la cizaña del pecado mezclada con la buena semilla del Evangelio. En un gesto de extraordinaria humildad, con motivo del Año Santo que celebraba el inicio del tercer milenio del cristianismo, Juan Pablo II hizo un gesto simbólico de purificación, pidiendo perdón por los errores cometidos no sólo por la jerarquía de la Iglesia, sino también por los fieles laicos, desde las Cruzadas a la Inquisición, pasando por cualquier tipo de connivencia con el mal. Este gesto, sin embargo, ha sido utilizado por algunos para hacer escarnio de la Iglesia, aunque para otros ha servido para confirmar la presencia del Espíritu en la misma, pues sólo quien es verdaderamente grande es capaz de reconocer públicamente sus defectos”.

46.- ¿Qué ocurriría si en la Iglesia cupieran sólo los perfectos?
"Una Iglesia que estuviera compuesta sólo por santos, por perfectos, dejaría fuera de sí misma a la mayor parte de los hombres. Hay que recordar que fue el propio Cristo el que dijo que Él había venido para salvar a los pecadores y que en la parábola del hijo pródigo, se nos muestra a un Padre que acoge benévolo al hijo arrepentido. Además, Nuestro Señor dio muchas veces ejemplo de eso al no rehuir la compañía de los pecadores oficiales de su época: los publicanos y las prostitutas. El escándalo que Él provocó entonces es muy parecido al que ahora dicen tener algunos cuando comprueban que en la comunidad de los bautizados, tanto entre sus fieles como en su jerarquía, hay hombres y mujeres que cometen pecados. En definitiva, si en la Iglesia no cupieran los pecadores, la mayoría de nosotros seríamos excluidos de la misma y, con ello, se nos privaría del acceso a las fuentes de la santificación. Y somos precisamente nosotros, los pecadores, los que más necesidad tenemos de esas fuentes.”.

47.- ¿Quién es, en la Iglesia, un modelo perfecto de santidad?
“La Iglesia en la Santísima Virgen llegó ya a la perfección, sin mancha ni arruga. En cambio, los creyentes se esfuerzan todavía en vencer el pecado para crecer en la santidad. Por eso dirigen sus ojos a María: en ella, la Iglesia es ya enteramente santa", dice el Catecismo. Nuestra Madre ha alcanzado ya la santidad, santidad que tuvo por don divino desde su Inmaculada Concepción y que mantuvo, con la gracia de Dios y con su respuesta fiel a esa gracia, durante toda su vida. Ella, junto con el resto de los santos por encima de los cuales está, son el mejor de los tesoros de la Iglesia, la realización de un modelo de santidad”.

48.- ¿Qué decimos al afirmar que la Iglesia es “católica”?
"La tercera nota distintiva de la Iglesia es la de su catolicidad. "Católico" quiere decir "universal", pero no sólo en el sentido geográfico, sino sobre todo en el sentido de que esa Iglesia ofrece íntegramente la doctrina de Cristo, sin dejar fuera ningún aspecto de la misma. Así, pues, una Iglesia podría estar presente en tantas naciones como la Iglesia Católica y no serlo, por no ofrecer a sus fieles el mensaje íntegro de Cristo. Sobre esto, el Catecismo dice con claridad: "La Iglesia es Católica porque Cristo está presente en ella. En ella subsiste la plenitud del Cuerpo de Cristo unido a su Cabeza, lo que implica que ella recibe de Él la plenitud de los medios de salvación que Él ha querido: confesión de fe recta y completa, vida sacramental íntegra y ministerio ordenado en la sucesión apostólica" (nº 830).”.

49.- ¿Las otras Iglesias o religiones ofrecen instrumentos de salvación?
“Esta pregunta alude directamente a una de las cuestiones fundamentales en el debate con los miembros de otras Iglesias y de otras religiones, el de los "medios de salvación". Esos medios existen, en mayor o menor medida, en las otras Iglesias y religiones, pero en ninguna de ella se dan en plenitud, excepto en la Iglesia Católica. Por ejemplo, la Iglesia luterana tiene un gran aprecio por la Palabra de Dios, que es un medio valiosísimo para comunicar la salvación que Cristo trae; sin embargo, no cree, por ejemplo, en el sacramento de la penitencia con el perdón de los pecados a través de la confesión y tiene muchas dudas acerca de la presencia real del Señor en la Eucaristía transcurrida la Misa. Los musulmanes, por poner otro ejemplo, tienen una fe maravillosa en el Dios único y resaltan el señorío de Dios; dan una gran importancia a la oración y siembran entre sus seguidores un sentimiento ejemplar de respeto hacia Dios; sin embargo, no creen en la Trinidad, en la divinidad de Cristo, en ninguno de los sacramentos”.

Salvación fuera de la Iglesia

50.- ¿Hay salvación fuera de la Iglesia?
“La cuestión que se plantea es la de si, aun no teniendo esa plenitud e medios de salvación, es posible salvarse dentro de las otras Iglesias o de las otras religiones. Sobre este importantísimo asunto, también se pronuncia el Catecismo. "Fuera de la Iglesia no hay salvación. ¿Cómo entender esta afirmación tantas veces repetida por los Padres de la Iglesia? Formulada de modo positivo significa que toda salvación viene de Cristo-Cabeza de la Iglesia que es su Cuerpo" (nº846). En este mismo número del Catecismo, se incluye una larga cita de la Constitución Lumen Gentium del Vaticano II, que aclara este tema: "No podrían salvarse los que, sabiendo que Dios fundó, por medio de Jesucristo, la Iglesia católica como necesaria para la salvación, sin embargo, no hubiesen querido entrar o perseverar en ella" (LG 14). "Esta afirmación -sigue diciendo el Catecismo- no se refiere a los que, sin culpa suya, no conocen a Cristo y a su Iglesia" (nº847)”.