Catequesis sobre el Credo
 
Dios Creador (III)

 

Contestadas ya a las cuatro preguntas básicas sobre la Creación: ¿quién crea? ¿qué crea? ¿por qué crea? y ¿para qué crea?, dedicaremos esta tercera catequesis sobre la fe en el Dios Creador a analizar con detalle el pecado original. En la siguiente veremos cuáles son las consecuencias de este pecado y cómo superarlas.

Por “pecado original” entendemos el acto de desobediencia, de ruptura con Dios, que llevaron a cabo nuestros primeros padres. Esa ruptura fue transmitida a sus descendientes que la heredan del mismo modo que la vida.

Los ángeles:

La Creación de Dios es también del mundo invisible. En ese mundo están los ángeles, que son seres espirituales, no corporales. El demonio es un ángel que se rebeló contra Dios

Pecado original:

Arranca de una tentación del demonio. Adán y Eva caen en la desobediencia y en la desconfianza.

Para terminar de completar el tema de la Creación del mundo por Dios debemos ver tres puntos que aún faltan y a los que dedicaremos los siguientes dos capítulos: la creación del mundo invisible, el pecado original y la victoria de la gracia divina.

El Credo dice que Dios, además de ser Creador del Cielo y de la Tierra es creador de “todo lo visible y lo invisible”. Esta palabra, “invisible”, hace referencia a esos seres espirituales, no corporales, a los que denominamos “ángeles”. Creer en su existencia es obligatorio, pues es una verdad de fe (nº 328). Toda la vida de la Iglesia, dice también el Catecismo (nº 334), “se beneficia de la ayuda misteriosa y poderosa de los ángeles”. “Desde la infancia a la muerte, la vida humana está rodeada de su custodia y de su intercesión” (nº 336).

Pecado original

Pues bien, a la hora de hablar del pecado original, tenemos que empezar por hablar de la caída o pecado de los ángeles.

La Iglesia enseña que el primer pecado corrió a cargo de un ángel bueno creado por Dios que, junto con los otros demonios, “se hicieron a sí mismos malos” (nº 391). “La Escritura habla de un pecado de estos ángeles. Esta caída consiste en la elección libre de estos espíritus creados que rechazaron radical e irrevocablemente a Dios a su Reino. Encontramos un reflejo de esta rebelión en las palabras del tentador a nuestros primeros padres: ‘Seréis como dioses’ (Gn 3,5). El diablo es ‘pecador desde el principio’ (1 Jn 3,8), ‘padre de la mentira’ (Jn 8,44)” (nº 392).

“Es el carácter irrevocable de su elección y no un defecto de la infinita misericordia divina lo que hace que el pecado de los ángeles no pueda ser perdonado. No hay arrepentimiento para ellos después de la caída, como no hay arrepentimiento para los hombres después de su muerte” (nº 393)

Pues bien, el demonio se convirtió no sólo en pecador, sino en enemigo de todo bien y en incitador al pecado, en tentador. “La más grave consecuencia de estas obras -dice el Catecismo- ha sido la seducción mentirosa que ha inducido al hombre a desobedecer a Dios” (nº 394).

Ser como Dios

A esta seducción, a esta incitación al mal, se enfrenta el hombre. El demonio le invita a que haga lo que él mismo ha hecho antes: rebelarse contra su Creador, intentar ser como Dios.

El motivo concreto radica en una prohibición que le había sido impuesta al hombre por Dios, la de no comer del árbol del conocimiento del bien y del mal. No es difícil entender el significado de esta prohibición. Quiere decir, abiertamente, que el hombre debe aceptar la existencia de limitaciones en un punto muy concreto, el de decidir qué es bueno y qué es malo, dónde está el bien y dónde está el mal.

“El hombre -dice el Catecismo- depende del Creador, está sometido a las leyes de la Creación y a las normas morales que regulan el uso de la libertad”. El hombre se negó a aceptar esta limitación. Quiso decidir por sí mismo sobre el bien y el mal. Cometió así el primer pecado, que fue, en definitiva, un acto de desobediencia, de soberbia, de falta de confianza. De desobediencia porque contravino una orden de Dios. De soberbia, porque quiso apoderarse del atributo divino de decidir sobre la moralidad de los actos, quiso ser como Dios, tal y como le había sugerido la serpiente. De falta de confianza, porque pensó que en realidad si Dios le había prohibido hacer algo era por miedo a las consecuencias que para el propio Dios tendría el comportamiento del hombre; no creyó en el amor de Dios, no creyó que la prohibición impuesta por el Creador era para el bien del hombre. Tanto Adán como Eva tenían, sin motivo alguno, una falsa imagen de Dios, la de alguien celoso de sus prerrogativas, y por eso pecaron. Y también por eso, basándose en esa falsa imagen, después del pecado empezaron a tener miedo de Dios (nº 399).

Las consecuencias serán inmediatas y espantosas. La pérdida o expulsión del Paraíso, las resume todas. El Catecismo lo expresa así: “La armonía en la que se encontraban, establecida gracias a la justicia original, queda destruida; el dominio de las facultades espirituales del alma sobre el cuerpo se quiebra; la unión entre el hombre y la mujer es sometida a tensiones; sus relaciones estarán marcadas por el deseo y el dominio. La armonía con la creación se rompe; la creación visible se hace para el hombre extraña y hostil. A causa del hombre, la creación es sometida a la servidumbre de la corrupción. Por fin, la consecuencia explícitamente anunciada para el caso de desobediencia se realizará: el hombre ‘volverá al polvo del que fue formado’. La muerte hace su entrada en la historia de la humanidad” (nº 400).

Caín y Abel

Además, el pecado original, el primer pecado, enseguida tiene imitadores, enseguida se ve sucedido por un segundo pecado, por una cadena ininterrumpida de pecados personales que llega hasta nuestros días. Efectivamente, tras la desobediencia de Adán y Eva, tras la ruptura con Dios, tiene lugar el asesinato de Abel a manos de Caín, es decir la muerte de un hombre a manos de su hermano. El hombre, separado de Dios, se convierte rápidamente en asesino de su hermano. La separación de Dios tiene como consecuencia la ruptura de las relaciones entre los hombres.

Antes de ver cómo el pecado de Adán y Eva se hereda y se convierte así en “pecado original” con el que todos nacemos -que será tema de estudio en el próximo capítulo-, conviene detenernos en este punto decisivo: el hombre mata al hombre cuando se ha alejado de Dios. El hombre pecador no sólo está muerto por dentro sino que es portador de muerte. No hay ocpión posible: o se está con el Dios de la vida y del amor, y en ese caso se está con la vida y con el amor, o se está con el demonio, con el pecado, con el odio y la muerte.

Catequesis sobre el Credo

Cuestionario sobre Dios Creador (III)

20.- ¿Tras su caída, qué ha hecho el demonio?. 21.- ¿En qué consistió el primer pecado del hombre?. 22.- ¿Qué consecuencias tuvo el primer pecado del hombre?. 23.- ¿Quiénes imitaron a Adán y Eva en su pecado?. 24.- ¿Por qué se llama “pecado original” al primer pecado?. 25.- ¿Qué dice el Catecismo sobre el pecado original?.

20.- ¿Tras su caída, qué ha hecho el demonio?
“Tras su caída, el demonio se convirtió no sólo en pecador, sino en enemigo de todo bien y en incitador al pecado, en tentador. "La más grave consecuencia de estas obras -dice el Catecismo- ha sido la seducción mentirosa que ha inducido al hombre a desobedecer a Dios" (nº 394). A esta seducción, a esta incitación al mal, se enfrenta el hombre. El demonio le invita a que haga lo que él mismo ha hecho antes: rebelarse contra su Creador, intentar ser como Dios”.

Primer pecado

21.-¿En qué consistió el primer pecado del hombre?
Para arrastrar al hombre al pecado, el demonio se sirvió de la existencia de una prohibición que le había sido impuesta al hombre por Dios, la de no comer del árbol del conocimiento del bien y del mal. No es difícil entender el significado de esta prohibición. Quiere decir, abiertamente, que el hombre debe aceptar la existencia de limitaciones en un punto muy concreto, el de decidir qué es bueno y qué es malo, dónde está el bien y dónde está el mal. "El hombre -dice el Catecismo- depende del Creador, está sometido a las leyes de la Creación y a las normas morales que regulan el uso de la libertad".
El hombre se negó a aceptar esta limitación. Quiso decidir por sí mismo sobre el bien y el mal. Cometió así el primer pecado, que fue, en definitiva, un acto de desobediencia, de soberbia, de falta de confianza. De desobediencia porque contravino una orden de Dios. De soberbia, porque quiso apoderarse del atributo divino de decidir sobre la moralidad de los actos, quiso ser como Dios, tal y como le había sugerido la serpiente. De falta de confianza, porque pensó que en realidad si Dios le había prohibido hacer algo era por miedo a las consecuencias que para el propio Dios tendría el comportamiento del hombre; no creyó en el amor de Dios, no creyó que la prohibición impuesta por el Creador era para el bien del hombre. Tanto Adán como Eva tenían, sin motivo alguno, una falsa imagen de Dios, la de alguien celoso de sus prerrogativas, y por eso pecaron. Y también por eso, basándose en esa falsa imagen, después del pecado empezaron a tener miedo de Dios (nº 399)”.

22.- ¿Qué consecuencias tuvo el primer pecado del hombre?
“Las consecuencias fueron inmediatas y espantosas. La pérdida o expulsión del Paraíso, las resume todas. El Catecismo lo expresa así: "La armonía en la que se encontraban, establecida gracias a la justicia original, queda destruida; el dominio de las facultades espirituales del alma sobre el cuerpo se quiebra; la unión entre el hombre y la mujer es sometida a tensiones; sus relaciones estarán marcadas por el deseo y el dominio. La armonía con la creación se rompe; la creación visible se hace para el hombre extraña y hostil. A causa del hombre, la creación es sometida a la servidumbre de la corrupción. Por fin, la consecuencia explícitamente anunciada para el caso de desobediencia se realizará: el hombre 'volverá al polvo del que fue formado'. La muerte hace su entrada en la historia de la humanidad" (nº 400)”.

Caín y Abel

23.- ¿Quiénes imitaron a Adán y Eva en su pecado?
"Además, el pecado original, el primer pecado, enseguida tuvo imitadores, enseguida se ve sucedido por un segundo pecado, por una cadena ininterrumpida de pecados personales que llega hasta nuestros días. Efectivamente, tras la desobediencia de Adán y Eva, tras la ruptura con Dios, tiene lugar el asesinato de Abel a manos de Caín, es decir la muerte de un hombre a manos de su hermano. El hombre, separado de Dios, se convierte rápidamente en asesino de su hermano. La separación de Dios tiene como consecuencia la ruptura de las relaciones entre los hombres. Este “segundo pecado” nos demuestra que el hombre mata al hombre cuando se ha alejado de Dios. El hombre pecador no sólo está muerto por dentro sino que es portador de muerte. No hay opción posible: o se está con el Dios de la vida y del amor, y en ese caso se está con la vida y con el amor, o se está con el demonio, con el pecado, con el odio y la muerte”.

24.- ¿Por qué se llama “pecado original” al primer pecado?
El pecado original tiene como consecuencias la introducción del dolor y de la muerte en el mundo y la pérdida del estado inicial de amistad con Dios, es decir del paraíso. Pero tan grave como eso es el hecho de que ese primer pecado fue transmitido a toda la descendencia de los que lo cometieron, la cual nace con él. De ahí viene precisamente el nombre: "pecado original". Lo tenemos desde nuestro origen, desde el momento de la concepción. Del mismo modo que heredamos la naturaleza humana, con todas sus consecuencias, heredamos también la falta cometida por nuestros primeros padres..

Textos del Catecismo

25.- ¿Qué dice el Catecismo sobre el pecado original?
El Catecismo afirma con total claridad la existencia del pecado original, sin dejar lugar a dudas, desautorizando así a los que, incluso dentro de la Iglesia, niegan o minimizan este dogma de fe. "Todos los hombres están implicados en el pecado de Adán" (nº 402). "Siguiendo a San Pablo, la Iglesia ha enseñado siempre que la inmensa miseria que oprime a los hombres y su inclinación al mal y a la muerte no son comprensibles sin su conexión con el pecado de Adán y con el hecho de que nos ha transmitido un pecado con que todos nacemos afectados y que es muerte del alma" (403). "¿Cómo el pecado de Adán vino a ser el pecado de todos sus descendientes? Todo el género humano es en Adán 'como el cuerpo único de un único hombre' (Santo Tomás de Aquino). Por esta unidad del género humano, todos los hombres están implicados en la justicia de Cristo. Sin embargo, la transmisión del pecado original es un misterio que no podemos comprender plenamente. Pero sabemos por la Revelación que Adán había recibido la santidad y la justicia originales no para él solo sino para toda la naturaleza humana: cediendo al tentador, Adán y Eva cometen un pecado personal, pero este pecado afecta a la naturaleza humana, que transmitirán en un estado caído. Es un pecado que será transmitido por propagación a toda la humanidad, es decir por la transmisión de una naturaleza humana privada de la santidad y de la justicia originales. Por eso, el pecado original es llamado 'pecado' de manera análoga: es un pecado 'contraído', 'no cometido', un estado y no un acto" (nº 404).