Catequesis sobre el Credo
 
Dios Creador (I)

 

El Credo afirma que Dios es el Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. En esta primera catequesis sobre Dios Creador vamos a responder a dos preguntas: ¿Quién crea? y ¿Qué crea?.

A la primera pregunta contestamos afirmando que es el Dios uno el que crea, es decir que la Creación es obra de la Santísima Trinidad, lo mismo que lo es la Redención o la Santificación.

A la segunda pregunta contestamos diciendo que crea el cielo y la tierra, es decir todo lo que existe, y que lo crea de la nada.

¿Quién crea?:

El uno y único Dios. Es decir, la Santísima Trinidad.

¿Qué crea?:

Todo lo que existe. Lo crea de la nada. Crea también las leyes que rigen la naturaleza, incluida la de la evolución. Una parte especial de la creación es el hombre, que se diferencia de los animales en que tiene alma.

Dice el Catecismo en sus artículos 283 y 284: “La cuestión sobre los orígenes del mundo y del hombre es objeto de numerosas investigaciones científicas que han enriquecido magníficamente nuestros conocimientos sobre la edad y las dimensiones del cosmos, el devenir de las formas vivientes, la aparición del hombre..... El gran interés que despiertan estas investigaciones está fuertemente estimulado por una cuestión de otro orden y que supera el dominio propio de las ciencias naturales. No se trata sólo de saber cuándo y cómo ha surgido materialmente el cosmos, ni cuándo apareció el hombre, sino más bien de descubrir cuál es el sentido de tal origen: si está gobernado por el azar, un destino ciego, una necesidad anónima, o bien por sun Ser trascednete, inteligente y bueno, llamado Dios. Y si el mundo procede de la sabiduría y de la bondad de Dios, ¿por qué existe el mal?, ¿de dónde viene? ¿quién es responsable de él? ¿dónde está la posibilidad de liberarse del mal?.

Trinidad creadora

Para responder a estas preguntas, los cristianos empezamos afirmando que el Dios en el que creemos -ya hemos visto algo sobre él: es un solo Dios, es el Señor Todopoderoso y es Padre bondadoso- es también el Creador de todo cuanto existe.

Decimos también algo más: el Dios en el que creemos es trino además de uno. Por lo tanto no es una de las personas divinas -el Padre, por ejemplo-, el que ha creado, sino que es el uno y único Dios, la Santísima Trinidad, quien lo ha hecho. “La creación es la obra común de la Santísima Trinidad”, dice el Catecismo (nº 292). Y citando a San Ireneo, en ese mismo artículo, afirma que Dios Padre ha hecho todas las cosas “por el Hijo y el Espíritu, que son como sus manos”.

El Hijo y el Espíritu no quedan al margen de la Creación, sino que participan en ella. San Juan, refiriéndose a Cristo, lo dice con toda claridad en el prólogo de su Evangelio: “En el principio existía el Verbo... y el Verbo era Dios... Todo fue hecho por él y sin él nada ha sido hecho” (Jn 1, 1-3).

Creador de todo

Lo segundo que afirmamos sobre la obra creadora de Dios es que ésta lo abarca todo: “cielo y tierra, visible e invisible”. No hay nada que se escape a esa obra creadora. No hay nada que no dependa, en última instancia, del Dios que ha creado todo lo que existe. Incluso las muchas maravillas que son fruto del ingenio humano, son también creación de Dios, puesto que han sido hechas con materiales creados por Dios y han salido de las manos de una criatura de Dios como es el hombre.

Dios ha creado todo y lo ha hecho de la nada. El Señor, precisamente porque es Todopoderoso, no ha necesitado basarse en algo preexistente para, transformándolo, crear lo que ahora existe. (Catecismo, nº 296-297). Si así hubiera sido, en realidad él no habría sido el Creador, lo mismo que el carpintero no es el creador de la silla o el pintor del cuadro en un sentido estricto.

Además, la obra creadora de Dios ha estado bien hecha. El Señor no es un “profesional chapucero”, al que unas cosas le han salido mejor y otras peor. Todo lo ha hecho bien. Dentro de esa bondad de lo creado, entra el concepto de orden. Es decir, el Señor no sólo ha creado cuanto existe, sino que incluso, como una obra más, ha creado un orden en las cosas. La ley de la evolución, por lo tanto, también sería una creación de Dios, lo mismo que son una creación de Dios las otras leyes que gobiernan el universo (selección natural, gravedad, atracción entre los cuerpos, el atractivo sexual en orden a la reproducción de la especie). Por eso no representa ningún problema para el creyente aceptar que Dios ha creado al hombre como tal,entendiendo el primate previo al ser humano como el “barro” del que habla el Génesis.

Nuestra fe nos enseña que la creación del hombre no se produce en primer lugar, sino que ocurrió “al sexto día”, es decir cuando ya la Creación llevaba mucho tiempo en marcha. Esto viene confirmado por los datos de la ciencia acerca de la aparición del hombre en el mundo. Pero, aunque el Señor para crear al hombre haya utilizado un “barro” preexistente, este “barro” había sido creado por él. Sobre él tuvo lugar una segunda creación o, dicho de otro modo, una intervención nueva y específica que es la que hizo pasar a aquella criatura calificada de mero “barro” -el primate- a otra que es ya considerada “imagen y semejanza de Dios”. El Génesis lo narra así: “Dios formó al hombre con polvo del suelo e insufló en sus narices aliento de vida y resultó el hombre un ser viviente” (Gn 2,7).

Cuerpo y alma

Este hombre, creado a imagen y semjanza de Dios de una materia preexistente por una intervención especial de Dios, es una criatura singular, original, única. Esta originalidad radica en que, al contrario de los demás seres vivos, no sólo tiene cuerpo sino que también tiene alma. El Catecismo afirma (nº 366) que “cada alma espiritual es directamene creada por Dios, no es producida por los padres, y que es inmortal: no perece cuando se separa del cuerpo en la muerte, y se unirá de nuevo al cuerpo en la resurrección final”.

Pero el alma no es lo único noble o importante en el hombre. También lo es el cuerpo, el cual “participa de la dignidad de la imagen de Dios” (Catecismo, nº 364). El hombre es una unidad con dos dimensiones, corporal y espiritual. Es, pues, toda la persona humana la que ha sido amada y creada por Dios y la que está destinada a ser Templo del Espíritu.

Además, Dios ha creado al ser humano como hombre y como mujer. Ambos han sido creados y queridos por Dios y poseen la misma dignidad.

Creados a la vez, han sido creados el uno para el otro, lo cual no significa que Dios los haya hecho a medias o incompletos. Esta unidad se realiza plenamente en el matrimonio.

 

Catequesis sobre el Credo

Cuestionario sobre Dios Creador (I)

1.- ¿Quién creó el mundo?. 2.- ¿Qué es lo que ha creado Dios?. 3.- ¿Ha utilizado algo preexistente?. 4.- ¿Es posible compaginar la fe en la creación con la teoría de la evolución?. 5.- ¿Cómo se produjo la creación del hombre?. 6.- ¿En qué se diferencia el hombre de los demás animales?. 7.- ¿Qué otras características tiene el ser humano?. 8.- ¿Por qué motivo creó Dios el mundo?. 9.- ¿Se puede amar algo que aún no existe?. 10.- ¿El amor de Dios a las criaturas y a la creación, sólo estuvo presente en el acto creador inicial?

1.- ¿Quién creó el mundo?
“El Dios en el que creemos los cristianos es trino además de uno. Por lo tanto no es una de las personas divinas -el Padre, por ejemplo-, el que ha creado, sino que es el uno y único Dios, la Santísima Trinidad, quien lo ha hecho. "La creación es la obra común de la Santísima Trinidad", dice el Catecismo (nº 292). Y citando a San Ireneo, en ese mismo artículo, afirma que Dios Padre ha hecho todas las cosas "por el Hijo y el Espíritu, que son como sus manos". El Hijo y el Espíritu no quedan al margen de la Creación, sino que participan en ella. San Juan, refiriéndose a Cristo, lo dice con toda claridad en el prólogo de su Evangelio: "En el principio existía el Verbo... y el Verbo era Dios... Todo fue hecho por él y sin él nada ha sido hecho" (Jn 1, 1-3).”

Lo ha creado todo

2.-¿Qué es lo que ha creado Dios?
“Lo segundo que afirmamos sobre la obra creadora de Dios es que ésta lo abarca todo: "cielo y tierra, visible e invisible". No hay nada que se escape a esa obra creadora. No hay nada que no dependa, en última instancia, del Dios que ha creado todo lo que existe. Incluso las muchas maravillas que son fruto del ingenio humano, son también creación de Dios, puesto que han sido hechas con materiales creados por Dios y han salido de las manos de una criatura de Dios como es el hombre”.

3.- ¿Ha utilizado algo preexistente?
“Dios ha creado todo y lo ha hecho de la nada. El Señor, precisamente porque es Todopoderoso, no ha necesitado basarse en algo preexistente para, transformándolo, crear lo que ahora existe. (Catecismo, nº 296-297). Si así hubiera sido, en realidad él no habría sido el Creador, lo mismo que el carpintero no es el creador de la silla o el pintor del cuadro en un sentido estricto”.

4.- ¿Se puede compaginar la fe en la creación con la teoría de la evolución?
“Además, la obra creadora de Dios ha estado bien hecha. El Señor no es un "profesional chapucero", al que unas cosas le han salido mejor y otras peor. Todo lo ha hecho bien. Dentro de esa bondad de lo creado, entra el concepto de orden. Es decir, el Señor no sólo ha creado cuanto existe, sino que incluso, como una obra más, ha creado un orden en las cosas. La ley de la evolución, por lo tanto, también sería una creación de Dios, lo mismo que son una creación de Dios las otras leyes que gobiernan el universo (selección natural, gravedad, atracción entre los cuerpos, el atractivo sexual en orden a la reproducción de la especie). Por eso no representa ningún problema para el creyente aceptar que Dios ha creado al hombre como tal, entendiendo el primate previo al ser humano como el "barro" del que habla el Génesis. Dios creó el “barro” y las leyes que lo hicieron evolucionar.

La creación del hombre

5.- ¿Cómo se produjo la creación del hombre?
“Nuestra fe nos enseña que la creación del hombre no se produce en primer lugar, sino que ocurrió "al sexto día", es decir cuando ya la Creación llevaba mucho tiempo en marcha. Esto viene confirmado por los datos de la ciencia acerca de la aparición del hombre en el mundo. Pero, aunque el Señor para crear al hombre haya utilizado un "barro" preexistente, este "barro" había sido creado por él. Sobre él tuvo lugar una segunda creación o, dicho de otro modo, una intervención nueva y específica que es la que hizo pasar a aquella criatura calificada de mero "barro" -el primate- a otra que es ya considerada "imagen y semejanza de Dios". El Génesis lo narra así: "Dios formó al hombre con polvo del suelo e insufló en sus narices aliento de vida y resultó el hombre un ser viviente" (Gn 2,7)”.

6.- ¿En qué se diferencia el hombre de los demás animales?
“Este hombre, creado a imagen y semejanza de Dios de una materia preexistente por una intervención especial de Dios, es una criatura singular, original, única. Esta originalidad radica en que, al contrario de los demás seres vivos, no sólo tiene cuerpo sino que también tiene alma. El Catecismo afirma (nº 366) que "cada alma espiritual es directamente creada por Dios, no es producida por los padres, y que es inmortal: no perece cuando se separa del cuerpo en la muerte, y se unirá de nuevo al cuerpo en la resurrección final”

7.- ¿Qué otras características tiene el ser humano?
“El alma no es lo único noble o importante en el hombre. También lo es el cuerpo, el cual "participa de la dignidad de la imagen de Dios" (Catecismo, nº 364). El hombre es una unidad con dos dimensiones, corporal y espiritual. Es, pues, toda la persona humana la que ha sido amada y creada por Dios y la que está destinada a ser Templo del Espíritu. Además, Dios ha creado al ser humano como hombre y como mujer. Ambos han sido creados y queridos por Dios y poseen la misma dignidad. Creados a la vez, han sido creados el uno para el otro, lo cual no significa que Dios los haya hecho a medias o incompletos. Esta unidad se realiza plenamente en el matrimonio”.

Un sólo motivo

8.- ¿Por qué motivo creó Dios el mundo?
“Dios es amor y, por lo tanto, todo lo hace desde el amor y por amor. En el amor está, pues, la causa, la motivación de la Creación. Dios crea el mundo que conocemos, "lo visible y lo invisible" -incluidos los ángeles, que también son criaturas de Dios-, por amor”.

9.- ¿Se puede amar algo que aún no existe?
“Quizá alguien pueda preguntarse cómo es posible amar algo que todavía no existe. Para responder basta con recordar la experiencia de la mayoría de los padres, que quieren a sus hijos antes de haber sido concebidos; precisamente porque los quieren, los conciben”.

10.- ¿El amor de Dios a las criaturas y a la creación sólo estuvo presente en el acto creador inicial?
“El amor de Dios a las criaturas no es sólo precedente a su existencia. La Creación sigue existiendo sólo porque Dios sigue amándola. "Realizada la creación, Dios no abandona su criatura a ella misma. No sólo le da el ser y el existir, sino que la mantiene a cada instante en el ser, le da el obrar y la lleva a su término", dice el Catecismo (nº 301)”.