LA PORNOGRAFÍA UN FLAGELO QUE TE ESTA DESTRUYENDO

Me llamó la atención una serie de artículos sobre la pornografía, la cual aparece en la revista evangélica "Conozca". Los escritores (David Argue, Rafael Mendoza, Judy Bartel, Edgardo Muñoz, José Hernández y Cristina Kunsch), son principalmente profesores de seminarios postgraduados, pastores u oficiales de las Asambleas de Dios en varios países. Nos presentan un cuadro gráfico y alarmante de la plaga que amenaza corromper y destruir la familia y la sociedad moderna.

Las etapas de la pornoadicción

     Según personas que estudian la conducta humana, hay algunas etapas progresivas de la inducción hacia la pornografía. Estas son:
 
1. La Tentación. La pornografía apela en primer lugar a un instinto vital del ser humano: el deseo sexual. "La lujuria", Argue observa, "te provoca ver lo prohibido. Te sugiere que necesitas experimentar lo excitante, alimentar los deseos carnales y explorar la intimidad. Se te hace creer que necesitas estar informado acerca de lo que ocurre entre los mundanos. Apela a la curiosidad humana". "En segundo lugar", señala Muñoz, "la pornografía apela a la fantasía. El espectador se identifica con los actores al punto de sentirse protagonista. La fantasía posee su área placentera al punto de reconocérsela como mecanismo de defensa. La soledad, la lascivia, el desorden y desajuste mental y la falta de capacidad para relacionarse con otros individuos de la sociedad contribuyen a la tentación. Matrimonios que experimentan aburrimiento en su relación íntima, son tentados a recurrir a este abominable mal para despertar su pasión".

2. El Encuentro. Sucede exactamente como enseña Santiago: Luego, cuando el deseo ha concebido, engendra el pecado una vez que ha sido consumado, da a luz la muerte. (1:15). Argue elabora "En la pornografía, la muerte se presenta implacable y penetra todo el ser. Le acompaña una actitud diabólica, la cual impacta la mente, el cuerpo y el espíritu, todo a la misma vez". La persona afectada experimenta en su cerebro una reacción química que provoca una variedad de poderosos efectos físicos y mentales. Se establece una unión entre el pecado y una descarga hormonal. "Las imágenes mentales", dice Mendoza, "quedan indeleblemente impresas. Cada vez vuelve el recuerdo con tal fuerza que uno queda incapaz de romper la cadena de sucesos. Va hundiéndose bajo la influencia de estos aterrantes estímulos".

3. La Adicción. Argue nota que la mayoría de las personas no entienden que de acuerdo con las investigaciones hechas por personas que estudian conducta humana, la pornografía es adictiva de la misma forma que lo es la heroína, el "crack", el alcohol y los juegos de azar. El Dr. James McGough de la Universidad de California dice: "Experiencias al momento del despertar emocional o sexual quedan grabadas en la mente por la química epinefrina, y son muy difíciles de borrar". Jesús lo dijo claramente: "Todo el que peca es esclavo del pecado" (Juan 8:34).

4. La Escalada. El mexicano, Rafael Mendoza, la describe así: Debido a que la pornografía involucra estimulación sexual sin satisfacción personal, la búsqueda de placer erótico toma progresivamente una forma más exigente y abusiva. El material viejo ya no es tan estimulante como el nuevo. Se cree estar en necesidad de alimentarse continuamente de emociones mayores y más fuertes. Resulta entonces, viajes cada vez más explícitos y el aumento de la necesidad no tiene fin. Se producen películas con excesiva violencia. Los individuos, ya sean hombres o mujeres, para satisfacer sus bajos deseos carnales y poder lograr una mayor excitación sexual, ven escenas donde individuos golpean salvajemente a hombres, mujeres e incluso niños. Se comete todo tipo de violaciones. Las torturas frecuentes son demandadas por las víctimas y los victimarios. Los actos sadomasoquistas aberrantes conducen a verdaderos asesinatos en tales cintas. Todo esto tiende a corromper cada vez más la mente del porno adicto.