¿Qué es un grupo y su evolución?
La mera unión física no constituye un grupo. Varias personas pueden
encontrarse unidos por que asisten a una reunión, a una clase o porque habitan
juntos. Todas éstas variantes son externas a los individuos. La unión de los
individuos debe partir del interior de ellos mismos y quedará definida por tres
variantes esenciales:
1- La intercomunicación entre ellos por relaciones personales de amistad.
2- La interacción dependiente en la que unos se apoyan en otros para una acción común. Nótese que no se trata de una acción competitiva sino cooperativa, es decir aquella en la que nadie puede conseguir el objetivo “independientemente” de los demás.
3- Una meta u objetivo común que une los esfuerzos de todos en una sola dirección. Es como un imán que atrae las aspiraciones de todos. Es en una palabra el alma del grupo.
Un grupo es por lo tanto, la unión de varias personas que se intercomunican
entre sí, en una relación de amistad e interactúan en una cooperativa con
miras a conseguir un objetivo común, con motivaciones y mística propia.
ETAPAS DEL GRUPO JUVENIL
Todo grupo sea de jóvenes o de adultos, nucleado con fines religiosos o con cualquier otro fin, tiene su propia evolución. Se desarrolla durante un determinado período de tiempo en el que va pasando por sucesivas etapas.
Numerosos aportes han sido publicados sobre esta realidad. Casi todos admiten
que las fases y secuencias son comunes en la gran mayoría de los casos, aunque
los contenidos y la duración de las mismas varían según la clase de grupo y
la tarea que éste desarrolle.
Muchos autores comparan la vida y crecimiento del grupo con la vida y el
crecimiento de las personas, desde su nacimiento hasta la muerte. Lógicamente,
el grupo no es igual a la persona pues tiene sus leyes propias basadas en la
interrelación y en la toma de conciencia colectivas. Pero pasa por fases muy
similares y se desarrolla en etapas muy semejantes a las del crecimiento humano.
Es necesario aclarar que al hablar de etapas no se pretende decir que éstas se
dan de manera mecánica y obligatoria; evidentemente, no hay limites
absolutamente claros entre una etapa y otra, puede pasar en algunas veces una se
superpongan a otras e incluso que ocasionalmente se pueda saltar alguna de
ellas. Con todo, parece importante tener conciencia de existencia y su aporte
para entender lo que sucede en la vida de los grupos.
NACIMIENTO:
El grupo nace como la persona nace... con gran dificultad. Como la vida que
comienza necesita muchos cuidados pues existe el peligro de una muerte
prematura. Como recién nacido, se sorprende por lo que lo rodea, balbucea sus
primeras palabras y da sus primeros pasos con incertidumbre, pero al mismo
tiempo se alegra porque comienza hablar, porque prestan atención a su lenguaje
y porque descubre que es capaz de moverse y andar. Gusta estar junto a otros y
sentirse en grupo... Como la madre para el recién nacido, es importante la
presencia del animador para acompañar los primeros momentos del grupo que nace.
Se dan unas necesidades básicas que son: necesidad de inclusión-pertenencia;
necesidad de tener una voz activa, necesidad de cariño de cariño y necesidad
de un sentido espiritual.
1. PRIMERA INFANCIA
El grupo comienza a crecer... Aunque muchos comienzan a participar sólo para ver que pasa o qué se puede hacer, no hay mayor conocimiento interpersonal, se es muy dependiente del animador y se tiene el afán inmediatista de conseguir enseguida grandes cosas, se va descubriendo lentamente que es posible que distintas personas puedan llegar a hacer algo en común. Pese a que existen todavía temores y expectativas no expresados y no hay objetivos definidos, se empieza a vislumbrar hacia donde se va. Se siente gusto por estar juntos, por apoyarse y acompañarse mutuamente y crece el deseo de conocerse más y de llegar a tener una identidad propia.
Esta vivencia grupal favorece la relación sistemática con otros que
generalmente piensan distinto, tienen experiencias diferentes, gustos variados y
escalas de valores que no siempre coinciden con la propia. Es un tiempo de
imaginación de planes fabulosos y de imitación de otros grupos. Lo sensible
juega un papel importante, por lo que fácilmente surgen disputas, se asumen
entusiastamente responsabilidades que luego no se pueden cumplir y hay poca
capacidad de evaluación. Es tiempo de momentos amargos y momentos agradables.
2. ADOLESCENCIA
Es el momento de toma de conciencia del yo grupal, de las crisis de integración y de autoridad, de la búsqueda de sentido del grupo y de su ubicación en la realidad. Es el momento de su afirmación como grupo y su búsqueda de identidad y de los caminos para su realización. Es tiempo de crecimiento, de incertidumbres, de definiciones, de marchas atrás y marchas adelante. Frente a la crisis, el grupo se autoafirma o se desintegra.
Es muy importante identificar la fuente de la crisis. El diálogo se hace
fundamental. Con su experiencia y sus conocimientos el animador podrá prestar
también una ayuda invalorable. En la profundización de la interrelación
personal que hace surgir un “nosotros” del grupo, en la búsqueda de
todo lo que haga “sentirse bien en el grupo” y en la realización de
acciones que permitan poner en práctica sus ideales, surgen caminos de superación
de la crisis y de nuevas etapas de maduración.
3. JUVENTUD
Si supera la crisis, el grupo alcanza mayor estabilidad, va logrando una
personalidad grupal más definida, adquiere más autonomía respecto al
animador, profundiza relaciones humanas, asume compromisos con más seriedad,
comienza a definir una escala de valores, busca el verdadero sentido del amor,
se abre más a la realidad social y comienza a tomar opciones importantes en la
vida. La propia maduración lo lleva a buscar más el sentido comunitario y la
efectividad, a definir sus objetivos de manera más realista y a exigir
compromisos concretos y firmes a sus integrantes.
4. ADULTEZ
Un grupo es adulto cuando es ya casi una comunidad sincera y sin barreras, con objetivos claros y definidos, con decisión de continuar juntos, con niveles de comunicación profunda y corrección fraterna, con aceptación mutua incondicionada, con un compromiso encarnado en la realidad y con una organización que le permita cumplir con los fines previstos.
Cuando esto se logra, el grupo descubre la necesidad de ser multiplicador y de
hacer nacer de él otros grupos con impulsos nuevos. Aunque puede suceder, también
que el grupo sienta que ha llegado a la meta caiga en la tentación de
estancarse y descansar.
5. MUERTE-VIDA NUEVA
El grupo no puede permanecer para siempre. No es inmortal. Así como la familia se divide y se forman nuevas familias, así el grupo está llamado a multiplicarse y a formar nuevos grupos. No se trata de morir y desaparecer, sino de transformarse y seguir viviendo de una manera nueva. Es la ley del crecimiento, la ley de todo grupo rico en potencialidades que no se encierra en si mismo. Los nuevos grupos podrán independizarse y realizarse según su propia creatividad, pero manteniendo una activa coordinación entre ellos.
Si este necesario morir para volver a nacer no se produce, los grupos se hacen generalmente rutinarios, comienzan a conformarse con poco, viven pensando sobre todo en el pasado, se estancan en su proceso de crecimiento y terminan finalmente por morir sin generar vida nueva.