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Un amigo invita al otro diciéndole:
-te invito a una fiesta de quince años.
-Dale pues, vamos; pero sólo me puedo quedar 6 meses porque después tengo que ir a un matrimonio.

Estoy confundido. ¿Por qué si este país es rico somos tantos los pobres? Y si realmente este es un país pobre, ¿por qué hay tantos ricos?

-Doctor vengo a que me haga un examen de la vista, para ver como sigo.
-Creo que sigues muy mal.
¡está es la ferretería y el hospital está a una cuadra de aquí!

-Policía, ¿no ha visto pasar por aquí a un hombre? Es que salió corriendo y no me quiere pagar el corte de pelo que le hice.
-Señor peluquero, ¿y cómo era ese hombre?
-Pues era bajito, moreno y le faltaba esta oreja.

-Su muela está muerta y necesita ponerle una corona.
-¿y no saldrá más barato enterrarla sin ceremonia ni nada?

-Yo quisiera saber cuándo voy a morir.
-¿y eso para qué?
-para irme a mi pueblo a morir allá.
-Pues yo lo que quisiera saber es dónde voy a morir.
-¿ Y para qué?
-Para nunca pasar ni siquiera cerca de allí.

Un niño dice a la vecina:
-Dice mi mami que si le presta las tijeras.
-Bueno, ¿y tu mamá no tiene tijeras?
-pues sí... pero como va a cortar un pedazo de lata, no quiere arruinar las de ella.

-En este restaurante tenemos de todo. Puede verlo en la carta, dice el mesero.
-¡sí, ya lo estoy viendo! Hágame el favor y me trae una más limpia

Se encuentran dos amigos y uno le dice al otro:
-No se que hacer con mi bisabuelo, se come las uñas todo el tiempo.
-Al mío le pasa igual y le quité la maña en un momento.
-¿Cómo? ¿le amarraste las manos?
-No le escondí los dientes

Una vez murió un político y los vecinos le pusieron un letrero que decía: “Aquí yace un hombre que hizo el bien e hizo el mal. Eso sí... cuando hizo el bien... lo hizo mal... y cuando hizo el mal... lo hizo bien”.

¡Señor le vendo este reloj!
¿Qué marca?
¡pues las horas! ¿qué más va a marcar?

A un señor le venden un búho diciéndole que es un loro. Meses después se encuentran el comprador y el vendedor y éste le pregunta:
-¿Ya aprendió a hablar el loro?
-Todavía no ha aprendido ¡pero viera como pone antención!

Un policía viene persiguiendo a un ladrón, lo pierde en una esquina y le pregunta a un hombre: -¿vio a alguien doblar esta esquina?
-No cuando yo vine ya estaba doblada.

Un amigo le dice al otro:
Ayer mi mujer me dio una muestra de que las mujeres hablan poco.
-¿Cómo lo hizo?
- ¡Me lo estuvo explicando durante 5 horas!

Un tacaño entra a una barbería y pregunta:
-¿Cuánto cuesta el corte de cabello?
-Cuatro pesos.
-¿Y la rasurada?
-Dos pesos.
-Entonces... ¡rasúreme la cabeza!

Entra Juancito corriendo a la casa y le pregunta a su papá:
-Papi, papi... ¿me dejas ver el eclipse?
-Claro que sí, hijito... ve a verlo, pero eso sí, ¡no te acerques mucho!

Dos amigos que compartían un cuarto estaban enojados y no se hablaban. Cierta noche uno de ellos llegó tarde y necesitaba levantarse temprano. Siempre le pedía el favor a su amigo que lo despertara y por eso, le dejo una nota que decía:
-“Por favor, Juan despiértame a las 5 de la mañana”.
Al otro día se despertó y miró el reloj: eran las diez y media. Se levantó y sobre la mesita encontró una nota de su amigo que decía:
-“ Despiértate, José. Ya son las cinco de la mañana”.

-Le dice una amiga a la otra:
-rompí mi compromiso con Eduardo.
-¿Por qué?
-Tenía muchos defectos.
-Y aquel anillo de brillantes que te regaló, ¿se lo devolviste?
-No, el anillo no tenía defectos.

Le dice un señor al vendedor:
-Cuando me vendió usted estos calcetines me dijo que me durarían toda la vida, pero apenas los he llevado quince días y ya están rotos.
-Es que cuando le aseguré que los calcetines le durarían toda la vida, parecía usted tan enfermo...

Le dice el señor a la esposa:
-María... he comprado un cerdo-.
-¿Pero dónde lo vamos a meter y sobre todo en las noches? No hay lugar para ese animal.-
-Ah! Lo meteremos debajo de la cama.-
-pero Juan. ¿Y el mal olor?-
-Ya se acostumbrará el pobre.-

Le dice el dueño del hotel a un tipo que llega en busca de habitación:
-Tome las llaves,  pero le advierto que no sale de aquí si no me paga la pensión.-
-El tipo contesta, -un millón de gracias, señor. Al fin voy a tener un hogar para siempre.