¡TU SILENCIO ME MATA!

Conferencia dictada por el doctor Roberto Opazo.

  • El 84% de las mujeres que consultan por problemas de comunicación son dueñas de casa.
  • Un buen comunicador debe tener la capacidad de la empatía: ponerse en el lugar del otro, en su psicología, lo que involucra tener interés por el otro. Debe, además, tener un repertorio emocional variado, no ser rígido y captar al otro haciéndole sentir que lo entiende. Además, debe ser capaz de recibir las reacciones del interlocutor como una retroalimentación.
¿Qué es la comunicación?


Es una pregunta frecuente y difícil de responder.
Pero, se puede considerar como un intercambio de información en el cual existe un emisor y un receptor, que codifican y decodifican respectivamente.

La comunicación cumple dos funciones medulares en las que se puede tener distintos grados de éxito:

 

    a) Satisfacer la necesidad de comunicación, de convivencia y cumplir un rol social.
    b) Resolución de problemas, lograr acuerdos o enfrentar situaciones.

La mayor parte de los pacientes de clínica consideran la comunicación como el elemento clave en la relación de pareja. Al comunicarnos, nos adaptamos al interlocutor. Escogemos que aspectos activar en nuestro núcleo, dependiendo de quien es nuestro interlocutor.

Algunos interlocutores nos potencian y otros nos aplanan generando sinergia negativa.

En la pareja, se ponen en contacto dos mundos internos y estos determinan el carácter de la comunicación. Mundos internos con distintos coloridos y significados. Entre más colorido, más rico es el proceso de comunicación.

Por ejemplo, una pareja que comparte la televisión:

 

  • Ella reclama que él prefiere tocar su estúpida guitarra antes que acompañarla un rato.
  • Él reclama que ella pretende que prefiera ver la teleserie antes que tocar guitarra.
De eso se desprende que situaciones compartidas tienen significados diferentes para cada uno.

Estímulos que afectarían negativamente la comunicación:

  • Interlocutor poco motivante
  • Interlocutor poco motivado
  • Agresividad
  • Y desde nosotros mismo: el egocentrismo (como cuando Oscar Wilde decía: "habla de algo interesante, háblame de mí")
Algunas fuentes frecuentes de mala comunicación son:

 

  • En uno mismo: la agresividad, infidelidad o muy posesivo.
  • Altas expectativas de dueñas de casa al recibir a sus maridos (84% de las mujeres que consultan por problemas de comunicación son dueñas de casa).
  • Amor mutuo o vida sexual deficientes.
  • En la pareja: egoísmo, agresividad, ser poco celoso, ser muy posesivo o poco posesivo, infidelidad, introversión, frialdad.
El silencio puede originarse por distintas causas:

 

  • introversión
  • inseguridad o timidez
  • resentimiento
  • temor (a la reacción del interlocutor)
  • descalificación
  • desesperanza
  • temor al descontrol
  • desamor
¿Qué podemos hacer para mejorar la comunicación?

Un buen comunicador debe tener la capacidad de la empatía. Es decir, ponerse en el lugar del otro, en su psicología, lo que involucra tener interés por el otro. Debe, además, tener un repertorio emocional variado, no ser rígido y captar al otro haciéndole sentir que lo entiende. Además, debe ser capaz de recibir las reacciones del interlocutor como una retroalimentación del proceso de comunicación adaptando su esfuerzo.

Habilidades sociales:

 

  1. Empatía

     

  • Que le importe que está sintiendo el otro.
  • Que tenga capacidad de hacerse eco del otro... Si se tiene un repertorio amplio de emociones, puede escoger lo que combine mejor con el interlocutor.
  • Que la otra persona lo sienta.
  • Procesos de retroalimentación: recibir el eco de los interlocutores
  • Interés en el otro.
  • La tolerancia: más fácil de decir que de hacer. Es frecuente el caso de los que se casan con la expectativa de cambiar a la pareja... "Más adelante lo lograré cambiar".
  • Calidez: hay personas amables que invitan afectivamente a comunicarse.
  • Autoapertura: ser capaz de compartir la propia intimidad sin quedarse solamente en temas neutros.
  • Capacidad de abordar temas conflictivos: vida sexual o económica y familias de origen, son campos minados y se les saca la vuelta convirtiéndose en separadores en la relación.
  • Asertividad afectiva: capacidad para decir a los demás, con respeto, lo que se siente. Involucra no acumular rabia y la capacidad de reforzar o estimular al otro.
  • Autenticidad: coincidencia entre el lenguaje corporal y oral.
  • Habilidad de codificar y decodificar.
  • Amenidad: que no se vuelva tedioso por haberse dicho todo.
  • Tiempo: Un momento para cada cosa, saber cuando está interesado el interlocutor.
  • Lenguaje corporal.
El aspecto social de la comunicación:

Las personas que tienen redes sociales activas, que cumplen adecuadamente sus roles, tienen menor riesgo de deprimirse, y en caso de deprimirse, tienen mejores probabilidades de superarlo.
La capacidad de comunicación es fundamental para insertarse en las redes sociales.
Las mujeres se deprimen mayoritariamente por relaciones dañadas y los hombres por problemas laborales. Lo que más aporta para apoyar la recuperación, es el contacto interpersonal.

La comunicación exige ganas, deseo.
Necesita el espacio mental para darle importancia.
Además, necesitamos el espacio físico, la oportunidad de conversar.
Estos espacios son cada vez más reducidos, por el estrés de la vida actual.
El espacio requiere de personas que se preparan para la comunicación para que no se conviertan en espacios de silencio.
Una ayuda es registrar los momentos personales para usarlos en los momentos de compartir.
Lo más importante de todo es la actitud.
En esto el lenguaje no verbal es clave y la sonrisa es muy relevante.
"La sonrisa es la distancia más corta entre dos personas"