Por: Jorge Zuloaga "Artículo de Desarrollo y Formación Familiar A.C."
La discusión había llegado a su momento más álgido y el volumen de las voces se había elevado a tal grado que solamente se escuchaban gritos incoherentes que denotaban coraje y todo tipo de emociones negativas. De repente, se hizo un silencio absoluto, como si la energía de los dos se hubiera terminado. Fue entonces cuando la voz de Miriam sonó mientras sus ojos se fijaban como espadas frente a los ojos de su esposo.
Hay muchas personas, hombres y mujeres, que tienden a actuar como Miriam. En un apartado de su mente han colocado un cajón, en el cual, guardan con doble llave las experiencias negativas, los desengaños y los momentos difíciles o dolorosos que han vivido y en el momento oportuno ¡zas!, abren el cajón y sacan de él lo necesario para poner en evidencia su condición de víctimas y los argumentos para chantajear a la pareja. Mantener archivadas las experiencias negativas, conservar las cuentas pendientes con el "ser amado", pone en evidencia la existencia de rencor y resentimiento, sentimientos que "envenenan" cualquier relación humana. Cuando se guardan resentimientos, cuando se "perdona" pero no se olvida, la relación se envenena y las personas entran en un juego interminable de cobrarse cuentas pendientes, que como resultado hace infelices a todos los involucrados: al que no olvida, porque el simple hecho de estar recordando las cosas negativas le amarga la vida y le impide la felicidad, y al que se le están echando en cara las cuentas pendientes, porque se siente agredido y manipulado cada vez que le presenten una factura de cobro. Un elemento importante para lograr la felicidad es el saber perdonar. ¿Qué es perdonar? Perdonar es abrir una válvula de escape para permitir la salida del veneno acumulado por el rencor y el resentimiento. Cuando una persona perdona, no está ayudando a quien la ofendió, se está ayudando a sí misma, porque se está deshaciendo de los sentimientos negativos y está recuperando el equilibrio y la paz interior. En toda relación humana se generan problemas y desacuerdos, se producen situaciones que pueden causar molestia y enojo, pero eso no implica que se tengan que quedar cuentas pendientes Hay dificultades y malos entendidos, incluso problemas graves de relación, pero si no se perdona, si se guarda rencor, la relación se va a corroer y la infelicidad de ambos va a ser la principal consecuencia. El perdón no es cuestión de razón. El perdón en muchas ocasiones aparece como algo "ilógico", hasta cierto punto irracional, pero lograr perdonar y liberarse del rencor tiene su lógica y su metodología. ¿Cómo evitar el círculo vicioso? Para evitar que esa cadena de resentimientos y agresiones se convierta en algo interminable, es necesario aprender a perdonar, sin condiciones, sincera y generosamente. Para poder llegar al perdón, cuando se ha sufrido una ofensa, es conveniente tomar en consideración los siguientes puntos:
¿Por qué estar luchando contra nuestra propia felicidad? El perdón generoso, desinteresado, es una excelente inversión, ¡se está invirtiendo en la propia felicidad! El autor es licenciado en Sociología y en Economía, con maestría en Administración y Desarrollo Organizacional. Es consultor de empresas. |