AMOR ENTRE ESPOSOS

Por: Georgina Peart de Ramos.
"Artículo de Desarrollo y Formación Familiar A.C."

  • Amor, una palabra tan común a la que se le ha atribuido desde lo más sagrado hasta lo más profano...¡¡¡y todo mundo cree darle el mismo significado!!!.
¿Qué significan esas cuatro letras: a-m-o-r?

Pregunta difícil, que por siglos nadie ha acertado a definir adecuadamente. Sin embargo, a las cosas hay que llamarlas por su propio nombre para así evitar que se les dé un uso distinto, que sólo hará caer en confusiones perjudiciales, y conductas que se justifican en las palabras "lo hice por amor".x

Entonces, bien vale un este esfuerzo, que definirá al amor que une y hace fuerte a la pareja: el amor de los esposos.

¿En qué consiste realmente amar?

El amor conyugal tiene un doble juego, dar y recibir, para así mantenerse y crecer.

  • Si uno da sin recibir, termina dependiendo del otro.
  • Si uno recibe sin dar, termina dominando al otro.
El intercambio de darse y recibir crea una relación de iguales: precisamente por haber dado, recibe en compensación y por haber recibido, siente deseos de seguir dando.

El amor visto así no radica en la posesión del otro sino en la donación de uno mismo.

¿Cuál es la finalidad del amor?

Hay quienes creen que la persona amada es el objeto del amor y toman a esta persona como un fin, como si lo fuera todo y pretenden "saciarse" con él o ella.

El pensar así es estar destinado al fracaso, porque el hombre y la mujer no se llenan mutuamente, aunque en un principio así lo parezca.

El fin del amor es algo que trasciende y ese fin son los hijos. Paulo VI anunció así una gran ley del amor. "Darse el uno al otro para darse luego juntos".

Porque el amor no es la persona amada, sino una capacidad, una facultad. Por lo tanto, la persona no debe negarse a la trascendencia, porque la raíz del amor es la fecundidad.

Cuando por decisión propia la pareja decide no tener hijos está entrando en un círculo limitado y egoísta, buscando sólo su propia satisfacción, sin darse cuenta del daño que se causan.

 

  • El amor mutuo protege a los hijos.
  • Los hijos son un estímulo para la pareja.
  • Hay una correlación entre hijo y estabilidad del matrimonio, porque los hijos purifican el amor de la pareja, haciéndolo menos egoísta.
En la unión libre esto está muy lejos de ser. Su misma inestabilidad, al dejar abierta la posibilidad de separarse por cualquier motivo, no permite el amor de donación y de fecundidad, pues hay una decisión de antemano a la no procreación.

¿Es el amor es una fuerza ciega que arrastra?

Hay quienes creen que el amor es una fuerza ciega que arrastra, por lo tanto justifica todo y no se puede hacer nada para evitarlo. A esto se le llamaría amor-pasión, donde más que gozar el amor, se padece el amor.

 

  • El amor es una fuerza, ciertamente pero no ciega.
  • Es algo que de alguna manera depende de nosotros, porque el amor es edificable.
  • Es la razón la que debe dictarle al corazón lo que debe hacer.
  • Cuando se considera el amor una atracción momentánea, y se guía sólo por un impulso de deseo sexual, entonces a esto se le llama soledad, vanidad, afán de dominio, conquista, etc., pero no amor.
Ya que, todo acto de "amor" que involucre sólo el cuerpo, es un acto egoísta. Y qué fácil es acomodarse detrás de actos tan innobles y atribuirlos a un sentimiento tan noble como es el verdadero amor.

En el amor conyugal, lo físico ha de ser la expresión del amor de dos personas (con toda la dignidad que en sí la persona tiene) y no de dos cuerpos. Si no, esto correspondería a un simple instinto carnal, que en otros términos sería animal.

Por otro lado, las relaciones sexuales precoces deforman el amor, se cae en el gran peligro de creer que el atraerse mutuamente y que el apasionamiento, son la muestra de la intensidad del amor.

La vida matrimonial:

 

  • Es esforzarse día con día para mantenerse y crecer, incluso en el aspecto sexual.
  • Exige respeto mutuo, adaptación de caracteres, un sinnúmero de sacrificios.
Es lo que llamaríamos un amor maduro, y no en años sino en lo que esto implica: amar con libertad, una verdadera libertad (que es dominio del espíritu sobre la materia). La libertad hace al hombre más persona, más creativo, más equilibrado, más dueño de sí mismo.

El amor debe llevar a una madurez que se logra por continuas conquistas hechas a base de esfuerzos y renuncias a sí mismo. Sólo en este plano se entiende el verdadero amor. El amor de los esposos: total, fiel y exclusivo.