CAPITULO X

LAS DISCIPLINAS DE LA TEOLOGIA

 

 

 

La Teología como ciencia es una; tiene su propio objeto, su propia finalidad y su propio método; esa unidad, sin embargo, es compatible con la pluralidad de disciplinas teológicas. La especialidad en Teología, como en cualquier otra ciencia, es una necesidad impuesta por la inmensidad del saber, por las ventajas pedagógicas, por la evolución paralela de las ciencias humanas, y finalmente por la aparición de nuevos problemas, como por ejemplo los que se presentan en las teologías Pastoral, Misional, Ecuménica, etc., e incluso por nuevos objetivos.

 

Esta división de la Teología en sectores especializados es perfectamente legítima y constituye un progreso real, siempre que se haga con la condición de no olvidar que existe un orden totalmente diferente de metodología entre las Teologías Positiva y Especulativa.

Mientras que la función Especulativa impregna toda la Teología y cada una de sus especialidades, la división en disciplinas particulares proviene de la diversidad de las materias tratadas y de la comodidad pedagógica. No se debe perder nunca de vista, además, que las diversas disciplinas teológicas están al servicio de una única ciencia que tiene como finalidad comprender y contemplar el misterio salvífico del Dios, visto en su sabiduría múltiple e infinita. Por eso todas ellas están íntimamente relacionadas entre sí y son solidarias unas de otras, contribuyendo cada una, a su modo, a la mejor comprensión del único designio de Dios.

 

La agrupación de las disciplinas teológicas puede llevarse a cabo de diferentes maneras, pero he aquí los motivos y el orden que nos parecen más convenientes de seguir:

 

Dios ha intervenido en la historia del hombre y se ha manifestado para darle a conocer su designio de salvación, por esa razón la palabra de Dios en Jesucristo y por Jesucristo es la realidad primera del cristianismo, y por eso las teologías Apologética y Fundamental deben considerarse como las disciplinas básicas, ya que tienen como objeto el hecho y el misterio de esta Palabra en el mundo.

 

Infinitas son las riquezas de la palabra dirigida por Dios y recibida en la fe. La Teología Dogmática, apoyándose en los resultados de la investigación especializada, se esfuerza en comprender el plan de Dios en su totalidad. En la descripción que de ella haremos, la presentaremos como una ciencia general en relación con las especialidades teológicas, porque prepara para las disciplinas particulares y al mismo tiempo las unifica en una síntesis superior. En la Teología, la Dogmática es a la vez punto de partida y meta de llegada.

 

La Palabra en su expresión original, en la Escritura, los Padres y la vida cultual, es el objeto de la Teología Bíblica, de la Teología Patrística y de la Teología Litúrgica. Sobre el fundamento de esta Palabra hay dos disciplinas que estudian la obra cristiana del hombre nuevo: en su estructura universal, la Teología Moral, o en su dimensión personal, histórica y experiencial, la Teología Espiritual. Otras disciplinas se relacionan con la Iglesia como comunidad o como institución, ellas son la Teología Pastoral, la Teología Misional y la Teología Ecuménica. La Teología Pastoral considera a la actividad apostólica de la Iglesia en cuanto que se dirige a sus propios fieles; la Teología Ecuménica, en cuanto que se refiere a los cristianos separados del catolicismo, y la Teología Misional en cuanto que atiende al mundo de los no cristianos.

 

El Derecho Canónico se relaciona con el dogma y la moral, y rige la vida institucional de la Iglesia como sociedad humano-divina fundada por Cristo; esta ciencia impregna una gran parte de la actividad litúrgica, pastoral y misionera de la Iglesia.

 

Finalmente tenemos a la Historia de la Iglesia, que es no solamente descripción, sino conocimiento y comprensión de la vida y del crecimiento de la institución de Cristo en el curso de los siglos; es una disciplina, y al mismo tiempo es una dimensión que afecta a todos los sectores de la Teología.