Antropología Teológica I: Creación y Pecado

2. Teología del Pecado

 

0. Introducción

 

La comunicación de la gracia solo se logra por mediación de Cristo. Nuestra vocación es vocación en Jesús y esta vocación no se tiene separadamente, sino en el mismo cuerpo de Cristo, dentro de la comunidad. Una vocación que nos une al cuerpo de Cristo. Esta vocación es anterior a todo vínculo humano.

El pecado no es algo previo a la Revelación de Cristo. El pecado descubre cuando experimentamos el perdón de Dios en nuestras vidas.

En el AT no se sabe a ciencia cierta lo que es el pecado original, pero sí se tiene conciencia de que está fallando al plan divino. El pecado se descubre de acuerdo a lo que se piense de Dios mismo. Puede ser definido, desde la teología, como “estado de pecado por el que el hombre está afectado desde su origen” [1]

La dimensión comunitaria del hombre es esencial. La vocación en la solidaridad es la posibilidad de colaborar o no con Cristo. Cooperar con Cristo es estar en gracia.

Pero ¿qué es pecado original? No es un alejamiento personal de Cristo; es una mediación frustrada por nuestra parte: es no dar al cuerpo aquello a lo que el cuerpo tiene derecho de recibir la gracia. Es un bloqueo de la presencia de Dios. El hombre mismo desea ser autosuficiente, y se esconde de su presencia; deja así un hueco que debía ser llenado por el Espíritu de Dios, y se va llenando de el mal.

Es herencia e incapacidad dialogal respecto a Dios y a los demás hombres (San Agustín), que se ha originado por la fallida participación en la vida divina debido a una iniciativa libre del hombre, anterior a toda toma de posesión de cada miembro de la humanidad actual.


[1]  Se puede consultar: SCHOONENBERG Piet, “El Pecado Original” en: Mysterium Salutis, T.II, V. II, pp. 998-1039.