Ecoética, a la luz de Gn 1-11

Una clave para releer y comprender los procesos de la creación y de la historia

 

Gonzalo M. de la Torre Guerrero
 Misionero Claretiano

 

Unidad 3.

Nivel literario e histórico de Génesis 1-11

Objetivos

  1. Estudiar el nivel literario de Génesis 1-11 teniendo en cuenta las fuentes que dieron origen al Pentateuco, a fin de comprender que los relatos que hacen parte de estos capítulos son el producto de la pluralidad ética de pensamiento y de visiones del pueblo de Israel.

  2. Realizar un recorrido por la historia de Israel, es decir: La conformación de la nación, el tiempo de la retribalización, el tiempo de la monarquía unida, la monarquía dividida hasta el siglo VI aec., a fin de que, regresando al pasado del pueblo, podamos tener los argumentos necesarios para comprender el contexto histórico de Génesis 1-11, que hace que nazcan determinados valores éticos en el pueblo.

1. El origen literario de Gen 1-11.

1.1 Lo que piensan los especialistas

1.1.1 Hay que buscar el contexto más adecuado de Gn 1-11

En relación al origen literario del libro del Génesis, los especialistas en la materia nos dicen lo siguiente:

  1. No pensemos nunca que, por aparecer de primero en la Biblia, el libro del Génesis fue el primer libro escrito. Las partes más antiguas de la Biblia no son libros, sino poemas, o cantos, o fragmentos de leyes o cosas parecidas, que se encuentran en otras partes de la Biblia y no precisamente en los primeros capítulos del Génesis.

  2. Tampoco es necesario que pensemos que el libro del Génesis está de primero por tener relatos de la creación del mundo. Aunque contenga relatos de creación -cosa innegable- hay que preguntarse si dichos relatos están en servicio de otra u otras ideas. En su momento retomaremos este planteamiento.

  3. El Pentateuco (= "los cinco depósitos" que contenían los cinco libros que constituían la Toráh y el primero de los cuales es el libro del Génesis) fue compuesto -en la forma en que actualmente lo conocemos- en torno al s. 6º-5º aec.

  4. La redacción final del Pentateuco (por lo mismo del Génesis), muestra una mezcla inmensa de tradiciones teológicas, algunas de ellas muy antiguas, como la tradición Yahvista ("J") configurada en torno al s. 10º aec., con motivo del afianzamiento de la monarquía davídica; algo de la tradición Elohista ("E"), creada en torno al s. 9º aec., con motivo de la creación del Reino del Norte (Israel), muy contrario al Reino del Sur (Judá); y, sobre todo, mucho de la tradición Presbiterial o Sacerdotal ("P"), originada en torno al s. 6º-5º aec., después de la destrucción del Reino de Judá.

La configuración literaria definitiva del Génesis obedece, pues, a planteamientos sociales, culturales y teológicos del tiempo del destierro. Es aquí, en definitiva, donde hay que poner la mirada para poder entender los contenidos teológicos y sociales del Gn 1-11 que hemos recibido y que contienen todas nuestras Biblias.

2. Las fuentes del Pentateuco

2.1 Las distintas visiones de la historia

Hace dos siglos, la escuela bíblica de la Ilustración planteó sus sospechas sobre la interpretación tradicional del Pentateuco y, de una manera especial, del Génesis. Cualquier lector del Pentateuco se daba cuenta de los frecuentes duplicados, de las repeticiones y contradicciones del texto. Esto mismo ponía en duda que el Pentateuco hubiera tenido un solo autor que, según la enseñanza ordinaria, era el mismo Moisés. Se le aplicó entonces a la historia de Israel el principio de todo pueblo y toda religión: todo grupo humano suele evolucionar en sus ideas y costumbres. El hecho de que Israel, en sus documentos finales de la Ley o Toráh, no presentara unidad en la recopilación de su pensamiento era la mejor señal de que dentro de él había diversas corrientes de interpretación de la historia, corrientes que respondían a una clara evolución de sus principios o creencias y a distintas posiciones o visiones teológicas. En el folleto de introducción al Pentateuco se habló de las cuatro tradiciones o cuatro líneas de pensamiento socio-religioso más notorias en Israel. Ellas son: tradición Yahvista (J); tradición Elohista (E), tradición Deuteronomista (D) y tradición Presbiterial (P).

2.2 Presencia de estas tradiciones o visiones en Gn 1-11

Los especialistas en la materia nos presentan, a este propósito, los siguientes datos:

  1. Presencia del pensamiento "J": relato sobre el Paraíso (2,4b-25); relato sobre la Caída (3,1-24); relato sobre Caín y Abel (4,1-24); Set y sus descendientes (4,25-26); presencia de Yahvéh en la historia de Noé (5,29); mito sobre las hijos de Dios y las hijas de los hombres (6,1-4); corrupción de la humanidad (6,5-8); algunas secciones del relato del diluvio: datos sobre los preparativos del diluvio (7,1-5.7.10.12.16b); dato sobre la inundación (17b.22-23); datos sobre el fin del diluvio (8,2b-3ª.6-12.13b.220-22); relato de Noé y sus hijos (9,18-27; precisiones sobre la descendencia de Jafet (10,1b); precisiones sobre la descendencia de Cam: 10,8-19.21) y sobre la descendencia de Sem (10,24-30); el relato de la Torre de Babel (11,1-9); finalmente, algunas precisiones sobre la familia de Abraham (11,27b-30).

  2. Presencia del pensamiento "P": primer relato de la creación (Gn 1,1-2,4ª); los patriarcas antediluvianos (5,1-28.30-32); Noé y los preparativos del diluvio (6,9-22; 7,6.11.13-16ª.17ª.18-21.24); precisiones sobre el fin del diluvio (8,1-2ª.3b.-5.13ª.14); salida de Noé del arca (8,15-19); datos sobre el orden nuevo del mundo (9,1-17.28-29); precisiones sobre los descendientes de Noé (10,1ª.2-7.20.22-23); datos sobre la familia de Abraham (10,31-32); finalmente, datos sobre los patriarcas postdiluvianos (11,10-27ª.31-32).

Ni el pensamiento "E", ni el "D" tienen presencia directa en los once primeros capítulos del Génesis.

3. Nivel histórico de Gn 1-11.

3.1 Los relatos teológicos o las simplificaciones de la historia

Un mejor estudio histórico, geográfico, arqueológico y antropológico de Israel nos ha hecho cambiar la visión que teníamos del mismo. Hoy nos damos cuenta de que, pensar a Israel como el pueblo que nació de una pareja original que se fue multiplicando, a través de mil peripecias y contradicciones, hasta llegar a ser el pueblo numeroso que invadió y conquistó a Canaán, es una interpretación teológica (por lo mismo no histórica) de la tradición o corriente teológica denominada "P" (Presbiterial), propia del siglo 6º-5º aec. Esta visión sacerdotal tenía el interés de simplificar una historia complicada que había comenzado con largos y difíciles procesos de alianza de tribus, grupos, pueblos etc., hasta llegar, en el tiempo de David, a una unión de tribus que antes nunca se había dado. Frente a la imposibilidad de reconstruir una historia tan complicada, a los sabios de Israel del postexilio les pareció que lo mejor era simplificarla, darle unidad y llenarla de sentido teológico. La experiencia de siglos y el talento de los sacerdotes, dedicados por vocación a labores de este género, se puso al servicio de esta causa. A esta idea y a esta tradición tardía de pensamiento corresponde, entre otros, el relato de Gn 1.

3.2 Necesidad de buscar el contexto histórico de Gn 1-11

3.2.1 Regresar al pasado para comprender el presente.

Urge darle un vistazo a la Historia. A fin de comprender a Gn 1-11 es necesario conocer su contexto histórico. Es decir, saber qué circunstancias estaba viviendo el pueblo de Israel que lo llevaron a crear estos capítulos. No olvidemos lo dicho anteriormente: si no conocemos el trasfondo social, político, económico y religioso que llevaron a Israel a la catástrofe del s. 6º aec., no llegaremos a comprender los mitos que le leyeron y le explicaron al pueblo el origen de esas raíces pervertidas de la realidad económica, social, política y religiosa que arruinaron a Israel. El libro del Génesis no toca sólo una parte de la historia. Toda la historia queda afectada con sus principios o planteamientos. Por eso, no hay otra alternativa que darle un vistazo a toda la historia de Israel. La lógica de la historia nos hará ver también la lógica de estos capítulos. Lo que sucedió en el s. 6º aec. Ya estaba iniciado siglos atrás, cuando Israel permitió que su razón de ser le fuera cambiada. Las grandes etapas de la historia de Israel las podemos resumir así:

3.3 La conformación de la nación (s. 13º-11º)

3.3.1 Los hechos: rebelión contra un esquema social generador de injusticia

Sabemos que Israel no nació por multiplicación de una familia que, viniendo desde Adán, llegó hasta Abraham, para multiplicarse milagrosamente hasta llenar a Canaán. Esta interpretación de la tradición "P" tenía la intención de simplificar la historia, descubrir en ella la acción protectora de Dios y darle a Israel elementos teológicos que alimentaran su identidad y le hicieran ser fiel a su destino. Por lo mismo, no es una interpretación que pueda ser despreciada. Sin embargo, lo históricamente cierto es que el nacimiento de Israel se da por un proceso largo y difícil de alianzas, pactos o uniones de tribus. Estos grupos, oprimidos por el sistema tributario egipcio, emprendieron un proceso de liberación, en el cual se sintieron acompañados por su Dios. Este proceso comenzó hacia mediados del s. 13º aec. Se trató de una revolución de los campesinos que se encontraban en Canaán bajo el dominio de las ciudades regidas por reyezuelos o gobernadores controlados por Egipto. Las Cartas de Tell-el-Amarna dan suficiente prueba de este movimiento, liderado por los Hapiru. El grupo de Moisés -cuya liberación de Egipto será el paradigma de todos los éxodos libertarios de este tiempo- va a aprovechar esta ola de descontento, la va a apoyar y la va a afianzar por medio de la fe en "Yahvéh", el Dios que está de parte de los esclavos y oprimidos.

3.3.2 Los resultados sociales de este tiempo, que tendrá en cuenta Gn 1-11.

Los resultados sociales de este tiempo los podemos recoger en los siguientes puntos:

  1. De estas múltiples alianzas fue surgiendo una nación -Israel- cuyo nombre es citado en los documentos egipcios del siglo 13º, aunque no sabemos con qué dimensión social: si se trataba simplemente de una tribu poderosa, o de algo más: del comienzo de una nación que empezaba ya a inquietar.

  2. Esta nación era el fruto de pequeñas, pero múltiples derrotas ocasionadas al poder económico, político e ideológico del Imperio egipcio, que en ese momento estaba representado por el modelo de "ciudad" cananea, establecido por Egipto en Canaán, y que estaba constituido por los siguientes elementos:

1’. Un poder supremo, absoluto, sin apelación, representado por el rey o Faraón.

2’. Un triple poder que servía, alimentaba, protegía, defendía y justificaba ante el pueblo al poder supremo y sus decisiones. Describamos esta triple estructura :

  1. En primer lugar, existía una estructura militar, compuesta por un ejército profesional de soldados asalariados y de reclutas de guerra seleccionados de entre los grupos humanos conquistados. La fuerza principal del Faraón estaba en el poder de su ejército.

  2. En segundo lugar, existía una estructura económica que organizaba, recaudaba, controlaba y administraba los tributos que el propio pueblo y los pueblos sometidos debían pagar, tanto en dinero o especies, como en personas.

  3. En tercer lugar, existía una estructura religiosa que apoyaba, bendecía, aprobaba y justificaba ante el pueblo a la monarquía y su sistema. Uno de los instrumentos más poderosos que empleaba era el de convertir al rey en hijo de Dios o en ser divino. De esta manera, lo religioso servía de control sobre cualquier intento revolucionario del pueblo.

3’. Un sistema tributario férreo, inquebrantable y brutal, tanto en especies como en personas y tanto a nivel personal como familiar y grupal.

4’. Un pueblo o pueblos sin derechos, convertidos en siervos o esclavos, de cuyo trabajo y de cuyos excedentes económicos vivía la clase alta o poderosa, en base a la ley de los tributos.

3.4 El tiempo de la retribalización

3.4.1 Los hechos: un sistema comunitario alternativo al egipcio.

Las tribus, que bajo el dominio de las ciudades egipcias, habían perdido en gran parte su autonomía, la recobran, comenzando un proceso llamado de "retribalización", o reconstrucción de sus antiguos valores tribales. Es el tiempo que ordinariamente llamamos de los Jueces, en el cual el Israel tribal trata de vivir una especie de nivelación social. Se trataba de un ideal y un esfuerzo de unidad, de fraternidad, de solidaridad y de igualdad. El valor de este período no estuvo tanto en su duración, como en la calidad de su propuesta, muchas veces confundida y enturbiada por los intereses del egoísmo humano que despertaba en cada nuevo individuo y en cada nueva generación. Tampoco debemos creer que esta experiencia fue algo bajado por inspiración del cielo. Se trató sencillamente del retorno y del afianzamiento de los valores comunitarios vividos por las tribus y que fueron enturbiados o semidestruidos por el sistema de dominio egipcio.

3.4.2 Los resultados sociales de este tiempo, que tendrá en cuenta Gn 1-11

El principal resultado de este proceso de retribalización es el del afianzamiento de un esquema social alternativo al sistema egipcio imperante en Canaán. Las características de este sistema comunitario o tribal, eran las siguientes:

  1. Volver a la autonomía de las tribus, que se gobernaban por medio de sus leyes consuetudinarias o por el respeto a sus tradiciones, y que recibían orientación social a través de sus reuniones de ancianos.

  2. Redistribuir la tierra, que dejaba de ser propiedad del Rey de turno o de sus representantes, para pasar a ser propiedad de las familias. Por medio de esta redistribución de la tierra todos adquirían iguales derechos al trabajo y a la generación de bienes.

  3. Proteger al empobrecido, al necesitado, al oprimido, a la viuda, al huérfano y al forastero, por medio de la administración de la justicia por parte de unos jueces carismáticos (hombres y mujeres), rechazando todo nepotismo.

  4. En caso de necesidad, defenderse mutuamente unas tribus a otras, bajo el principio de "todos defienden a todos", sin necesidad de crear un ejército permanente, que requeriría para su mantenimiento tributos de bienes y de personas.

  5. Ejercitar el sacerdocio de una manera popular, esparciéndose los ministros a lo largo de todas las tribus, y de todo el territorio, en diversidad de santuarios, sin centralizar el culto.

  6. Mantener la unidad religiosa de todas las tribus en torno a Yahvéh, su alianza y los compromisos morales y sociales que dimanaban de la misma.

  7. Tener como principios sociales la igualdad, la solidaridad y la fraternidad.

3.5 El tiempo de la monarquía unida

3.5.1 Los hechos: retorno al sistema social generador de injusticia.

La experiencia de la retribalización no pudo afianzarse, debido a intereses internos de familias que se habían convertido en terratenientes cultivadores de la ganadería extensiva (1S 9,1 ss; 11,7 ss), quitándole la tierra a otros; además, el sistema de administración de la justicia popular inaugurado por los jueces, había perdido su fuerza por corrupción interna (1S 8,1 ss); la unidad de las tribus se había resquebrajado (Jc 19-21); Israel estaba siendo atacado en sus fronteras (1S 11,1 ss); los filisteos, desde dentro, amenazaban con ataques cada vez más profundos (1S 13,1 ss); finalmente, los valores comunitarios se fueron debilitando, el pueblo perdió calidad, y las tendencias a captar poder fueron haciendo mella en los acomodados descendientes de la primera revolución. Las condiciones tanto objetivas como subjetivas para el derrumbamiento de la gran experiencia del éxodo, estaban dadas. Se reinauguraba en Israel, para desgracia del movimiento popular de los pobres, el sistema monárquico o tributario.

3.5.2 Consecuencias que se harán palpables en Gn 1-11

Las nefastas consecuencias del restablecimiento de la monarquía no se hicieron esperar:

1’. Saúl, David y Salomón se encargaron de hacer volver a Israel al viejo esquema de la monarquía, según el otrora odiado modelo de la sociedad faraónico.

2’. La explicación y justificación ante el pueblo de la reimplantación del sistema monárquico, corrió a cargo de la corriente teológica llamada "J" (Yahvista), cuyos principios dejaron huella en la literatura bíblica:

    1. La famosa alianza del Sinaí entre Dios y el pueblo fue suplida por la alianza en Jerusalén entre Dios y el Rey. La alianza deja de ser un compromiso popular.

    2. El rey queda convertido, como los reyes de las otras naciones, en "hijo de Dios". Nace así la enredada y no limpia "teología de la corona" que aún hoy sigue siendo una cruz para la exégesis y para la espiritualidad cristiana.

    3. La monarquía no tuvo escrúpulos en hacer creer al pueblo que Dios se comprometía a mantener viva por siempre la dinastía davídica, aunque ésta hiciera lo que quisiera (2S 7,1-29).

3’. Poco a poco y rey tras rey, el sistema monárquico tributario fue afianzándose en Israel, dándole al rey cada vez más poderes y montando las oscuras estructuras que apoyaban su poder: un ejército permanente (con Saúl); una administración con capital centralizada, tipo cananeo, en Jerusalén (con David); y un templo que centralizaría el culto y el sacerdocio (con Salomón).

    1. La nueva monarquía israelita, por propia dinámica, fue manifestando su corrupción y descubrió, en sólo tres líderes (Saúl, David y Salomón), toda la corrupción y opresión de que iba a ser capaz, a lo largo de la historia del Antiguo Testamento, hasta terminar en estos tres fracasos: el de la monarquía unida, que termina el 931 aec.; el del Reino del Norte que terminará el 722 aec.; y el del Reino del Sur, cuyo fin será el 587 aec. Esto es a lo que llamamos la catástrofe o gran crisis del s. 6º.

    2. Debido a sus propios disparates, la monarquía israelita, centralizada en Jerusalén, entró en crisis y fracasó como tal, con la subida al trono de Roboam, heredero del rey Salomón (931 aec.).

3.6 La división del reino del Norte (Reino de Israel)

3.6.1 Los hechos: multiplicación del sistema monárquico y de su injusticia

A partir del año 931 aec., las tribus del Norte concretaron su desencanto del reino unido, separándose de la dinastía de David, a la que juzgaban corrupta. No resistieron el sistema tributario impuesto y con Jeroboam emprendieron su propia autonomía. Creyeron que el problema era de personas -incapaces o capaces, corruptas o no corruptas- y no de estructura. Pusieron sus propios reyes, nativos del Norte. Pero la corrupción y la injusticia se hicieron presentes, lo mismo o peor que en el reino del Sur. Testigos de todo esto son los profetas Elías y Eliseo, Amós y Oseas, cuyas denuncias son modélicas frente a la injusticia estructural del estado.

3.6.2 Consecuencias éticas que se harán palpables en Gn 1-11

1’. Los líderes del Reino del Norte no cambiaron la forma de gobierno en nada substancial, como lo habían creído y prometido. El pueblo siguió bajo la misma injusticia. La corte se baalizó con la incorporación de Jezabel, princesa procedente de Fenicia y familiarizada con la teología de la corona que le otorgaba al rey el derecho supremo en contra de los derechos del pueblo.

2’. Se olvidaron, lo mismo que la dinastía davídica del sur, de la experiencia de la retribalización del tiempo posterior al éxodo.

3’. Los dirigentes religiosos explicaron y justificaron ante el pueblo esta división, a través de la corriente de pensamiento "E" (Elohista), que era un esfuerzo por completar y corregir la visión "J" (Yahvista) que favorecía y trataba de justificar la dinastía davídica del Reino del Sur.

4’. Reyes y cortesanos del Norte repitieron a su modo las estructuras de toda monarquía:

(a) Construyeron su propia capital y su propio templo.

  1. Implantaron las estructuras militar, económica y religiosa que apoyaban la monarquía.

  2. Total, repitieron el mismo mal estructural del sur y hasta llegaron a agravarlo.

  3. En solo doscientos años asesinaron a nueve de sus reyes.

  4. Los pobres cayeron bajo el poder del poderoso, como lo demuestra el relato de la viña de Nabot y los relatos de los ciclos de los profetas Elías y Eliseo (1R 17-21; 2R 1-13).

5’. Sin embargo, fue en este Reino del Norte donde comenzó a explicitarse, por reacción a tanta injusticia, la corriente de pensamiento "D" (Deuteronomista), caracterizada por sus contenidos y exigencias de justicia.

6’. El Reino del Norte o de Israel desapareció definitivamente el año 722 aec., bajo los Asirios. Parte de su gente cayó en la guerra, parte fue llevada al destierro, parte huyó hacia el reino del Sur y parte se mezcló con los inmigrantes traídos por los asirios. Es cierto que la mayor parte del pueblo quedó en su propia tierra, pero gobernada por Asiria.

3.7 El fracaso del Reino del Sur (Reino de Judá)

3.7.1 Los hechos: Dios no se casa con la injusticia

El Reino del Sur interpretó siempre el fracaso del Reino del Norte como un castigo que Dios infligía a éstos por haber renegado de la dinastía davídica (cf. 2R 17). Pero lo cierto era que Jerusalén y sus reyes caminaban también aceleradamente hacia el fracaso, por sus malas políticas, denunciadas por profetas de la categoría de Jeremías. Los profetas hicieron grandes esfuerzos para que Judá escarmentara en cabeza de Israel, pero todo fue inútil. En el Reino del Sur hubo momentos en que se creyó que el rey le iba a dar un cambio al sistema socialmente corrupto de la monarquía. Eran los tiempos de Ezequías (cf. 2R 18-20) y de Josías (cf. 2R 22-23). Sin embargo, el sistema monárquico prosiguió en su maldad estructural y acaeció lo que tenía que acaecer: el Imperio de Babilonia exterminó a Judá (587 aec.). El golpe moral para Judá fue demasiado fuerte. Un pueblo que había interpretado la historia y las profecías siempre en su favor, no podía creer que monarquía, capital, templo y dinastía se derrumbaran en un momento y para siempre.

3.7.2 Consecuencias que se harán palpables en Gn 1-11

1’. Asiria y Babilonia fueron los dos imperios que le abrieron mayor herida física y moral a Israel. Asiria destruyó el Reino del Norte (722 aec) y Babilonia destruyó el Reino del Sur (586 aec). Por lo mismo, estos dos imperios le dieron un golpe mortal a las esperanzas político-económicas que el pueblo israelita había alimentado.

2’. Israel, a lo largo de muchos siglos (desde el s. 11º al s. 6º) había pretendido volver a ser el reino glorioso de David y Salomón. Sin embargo, la historia estaba demostrando que estas esperanzas eran totalmente vanas. El hundimiento del reino de Israel y de Judá no era un acontecimiento cualquiera. Traía para el pueblo y sus estructuras no sólo consecuencias político-económicas, sino también socio-culturales y, sobre todo socio-religiosas.

3’. El mundo simbólico de Israel quedaba profundamente afectado. La destrucción de sus estructuras vitales -políticas, económicas, ideológicas, culturales- era también una amenaza para su fe y su esperanza.

4’. Principalmente el sacerdocio, que había girado en torno a las estructuras cultuales (templo, rituales de pureza, cumplimiento del culto prescrito por la ley etc.), con esta destrucción veía afectaba profundamente su estructura mental simbólico-religiosa. Por eso no debe extrañarnos que un grupo de estos servidores del templo explicitará su mentalidad cultual en una nueva tradición teológica denominada, tradición "P" (Presbiterial), en la que se trataba de explicar la catástrofe ocurrida por la falta de piedad, de culto y de cumplimiento de la Ley.

 

Tarea No. 3

 

  1. Cómo trató el redactor final las fuentes histórico-literarias que tuvo a su disposición. Tenga en cuenta la intención ética que tuvo el redactor final para la selección y organización de los textos.

  2. Trate de explicar con sus propias palabras la situación ética de cada período histórico y qué nuevos valores éticos propone el autor sagrado para ese momento histórico

a)La conformación de la nación (s. 13-12 aec.)

b) El tiempo de la retribalización (s. 12-11 aec)

c) El tiempo de la Monarquía Unida (s. 11-10 aec.)

d) División del Reino del Norte (s. 10 aec.)

e) Fracaso del Reino del Norte (s. 8 aec.)

e) Fracaso del Reino del Sur (s. 6 aec.)