La sabiduría del catequista


por Marcelo A. Murúa


En todo el país me ha tocado compartir talleres de formación de catequistas con muchísimas personas de una profunda espiritualidad. Muchos de ellos, sencillas mujeres y hombres del pueblo, me enseñaron con su testimonio y ejemplo la sabiduría de una vida enraizada en la palabra de Dios.


Feliz la persona que busca la Palabra

«Feliz el que se dedica a la sabiduría y puede responder al que lo interroga; que hace suyos los caminos de la sabiduría y profundiza sus secretos; que sale a cazarla y acecha su paso; que mira a través de sus ventanas y escucha a su puerta; que instala su tienda al lado de su casa y clava las estacas en sus muros. Pone su tienda en manos de la sabiduría y se queda en esa feliz morada. Deja a sus hijos bajo su protección y se tiende al abrigo de sus ramas; lo protege del calor y él se instala en su gloria.» Eclo. (Sir.) 14, 20-27

La Palabra, cimiento de la vida del catequista

Este pequeño texto, escondido en uno de los libros sapienciales de la Biblia, nos ayuda a pensar en el alimento que nutre la vida de un catequista. El autor alaba a la persona que se dedica a la sabiduría, que para el pueblo de Israel estaba contenida en la Palabra de Dios. Ella brinda respuestas de vida y nos orienta para vivir el proyecto de Dios.

El texto invita a acercarse a la Palabra, a profundizar en su lectura, para descubrir significados siempre nuevos. ¡Quién puede decir «ya conozco la Palabra»! Si el mismo Dios nos sale al encuentro cada vez que la leemos con apertura de corazón y sencillez. La Palabra nos ayuda a comprender la vida que vivimos, nos devuelve la mirada de Dios sobre las cosas, nos introduce en la voluntad del Padre. Por eso es vital para la vida de fe el contemplar la realidad desde su lectura y oración. La Palabra nos ayuda a discernir, nos permite conocer y adentrarnos en los misterios de Dios, siempre infinitamente Otro, cercano y compañero, pero también por descubrir, pura sorpresa y gratuidad.

El texto nos propone instalar nuestra existencia a su lado, abrigarnos a su amparo, permanecer en su presencia: «saborear» su compañía.

 

Para rumiar el texto y la vida
La sabiduría del catequista

Dedicale un tiempo a la evaluación y discernimiento de tu tarea. A la luz del texto te invitamos a revisar tu espiritualidad de catequista:

- ¿Qué presencia tiene la Palabra de Dios en tu vida?

- ¿Haces tuyos sus caminos? ¿Cómo mejorar?

- ¿Contemplas la vida a través de sus ventanas...? ¿Te ayuda la lectura de la Palabra a conocer la voluntad de Dios en los tiempos que vivimos? ¿Te guía para interpretar la realidad que vivimos desde la mirada de Dios?

- ¿Dónde tienes instalada la carpa de tu existencia? ¿Dónde buscas amparo y protección en los momentos difíciles?

- Como catequista, ¿qué pasos puedes ir dando para dedicar más tiempo a la Palabra de Dios?

- Aprende a rumiar los textos y rezar la vida con la Palabra. Relee versículo por versículo la cita bíblica sugerida y aplicala a tu propia vida. ¿Qué aprendes? ¿Qué puedes comentarle a Dios? ¿A qué te puedes comprometer para crecer en la sabiduría que nace de la Biblia?

- Escribe un propósito concreto en el que expreses un compromiso de crecimiento con relación a la Palabra de Dios en tu vida.