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San
Alberto Magno
Perfil Histórico
San
Alberto nace en el seno de la noble familia de los Ingollstad en Lauingen, Diócesis
de Augsburgo en la Baviera Alemana en 1.206.
Desea cursar la carrera de Leyes por lo que sus padres le envían primero a
Bolonia, que más tarde será cumbre de los estudios juristas; pasa más
adelante a Venecia, para terminar en Padua. En 1.223 conoce a su compatriota el
Bto. Jordán de Sajonia que sucederá a Santo Domingo de Guzmán en el gobierno
de la Orden Dominicana. Queda prendado por la predicación y las cualidades de
este hombre; recibe la llamada de Dios y decide ingresar en la Orden de
Predicadores en 1.224. La oposición de su familia es frontal, pero él
permanece fiel a su decisión.
En 1.228 es enviado a su Patria como profesor y enseña, primero en Colonia, con
posterioridad en Hildesheim, Friburgo, Ratisbona, Estrasburgo y en la Sorbona de
París, donde tendrá como discípulo predilecto a Santo Tomás de Aquino.
En 1.248 le encontramos, de nuevo, en Colonia dirigiendo el Estudio General de
la Orden en esta ciudad. En los años 1.254 a 1.257 es elegido Provincial de la
Provincia de Teutonia. En 1.256 está en Roma y allí, con San Buenaventura,
franciscano, defiende los derechos de las Ordenes Mendicantes, frente a
Guillermo de San Amor y otros profesores, el derecho de enseñar en las
Universidades de entonces. San Alberto Magno es profesor en la Curia Pontificia.
Cuatro años más tarde el Papa Alejandro IV le nombra Obispo y, a pesar de su
oposición, es consagrado Obispo de Ratisbona; organizó la Diócesis. A los dos
años, con nostalgia de su vida conventual dominicana, el Papa Urbano IV le
acepta la renuncia. De 1.261 al 1.263 es nombrado Predicador de la Cruzada y
profesor de la Curia Pontificia.
Destaca San Alberto Magno por su capacidad, sagacidad y equilibrio en solucionar
casos conflictivos como el del Obispo de Wurzburgo con sus fieles. Su misión y
su campo es la enseñanza, la investigación por la que sigue dictando su
sabiduría en las Cátedras Wurzburgo, Estrasburgo y Lyon. Participa en el II
Concilio de Lyon, donde media para que sea reconocido como Rey de Alemania
Rodolfo de Augsburgo.
En 1.279 se debilita física y mentalmente. Ese mismo año redacta su testamento
y muere, con serenidad y paz, sobre su mesa de trabajo. Era el 15 de noviembre
de1.280.
El Maestro General de la Orden Dominicana, Humberto de Romans, nos ha dejado
estas pinceladas: "Era de buena talla y bien dotado de formas físicas.
Poseía un cuerpo formado con bellas proporciones y perfectamente moldeado para
todas las fatigas del servicio de Dios".
San Alberto es Magno por la grandeza de su espíritu. Era un hombre abierto a lo
universal; escritor y profesor incansable. Como naturalista era un hombre de
vocación analítica y observador nato. En sus obras destacan afirmaciones talas
como: "Yo lo observé" "Yo hice el experimento" "Esto
me lo han referido pescadores o cazadores expertos".
Pero es preciso destacar que San Alberto estudia, investiga, analiza todo en
función de la
Santa Predicación; por eso utiliza tanto las Ciencias Naturales, Biología, Botánica,
Química, Zoología, Arqueología, como la Filosofía y la Teología.
Semblanza Espiritual
San Alberto es un científico, pero ante todo es un teólogo, observante y
mortificado, hombre de oración ininterrumpida. Pasa muchas noches en la oración,
amante de la Eucaristía: "Celebraba los Misterios Divinos con la más
grande pureza y el más ardiente amor".
Pero San Alberto Magno es un místico que descubre a Dios en el encanto de la
creación. Y un místico mariano, con una sencilla y profunda devoción a la
Virgen María. Su amor a la Virgen es ingenuo y profundo a la vez.
Fue canonizado por Pio Xl el 16 de diciembre de 1.931. Pio XII, en 1.941, lo
declara Patrono de los científicos. La gran gloria de San Alberto es sin duda
su discípulo Santo Tomás de Aquino.