CAPÍTULO 10

Comienza a declarar las mercedes que el Señor la hacía en la oración, y en lo que nos podemos nosotros ayudar, y lo mucho que importa que entendamos las mercedes que el  Señor nos hace. Pide a quien esto envía que de aquí adelante sea secreto lo que escribiere,  pues la mandan (1) diga tan particularmente las mercedes que la hace el Señor.

1. Tenía yo algunas veces, como he dicho (2), aunque con mucha brevedad pasaba, comienzo de lo que ahora diré: acaecíame en esta representación que hacía de ponerme cabe Cristo, que he dicho (3), y aun algunas veces leyendo, venirme a deshora (4) un sentimiento de la presencia de Dios que en ninguna manera podía dudar que estaba dentro de mí o yo toda engolfada en El.

Esto no era manera (5) de visión; creo lo llaman mística teología (6). Suspende el alma de suerte, que toda parecía estar fuera de sí: ama la voluntad, la memoria me parece está casi perdida, el entendimiento no discurre (7), a mi parecer, mas no se pierde; mas, como digo, no obra, sino está como espantado de lo mucho que entiende, porque quiere Dios entienda que de aquello que Su Majestad le representa ninguna cosa entiende.

2. Primero había tenido muy continuo una ternura, que en parte algo de ella me parece se puede procurar: un regalo, que ni bien es todo sensual (8) ni bien espiritual. Todo es dado de Dios; mas parece para esto nos podemos mucho ayudar con considerar nuestra bajeza y la ingratitud que tenemos con Dios, lo mucho que hizo por nosotros, su Pasión con tan graves dolores, su vida tan afligida; en deleitarnos de ver sus obras, su grandeza, lo que nos ama, otras muchas cosas, que quien con cuidado quiera aprovechar tropieza muchas veces en ellas, aunque no ande con mucha advertencia. Si con esto hay algún amor, regálase el alma, enternécese el corazón, vienen lágrimas; algunas veces parece las sacamos por fuerza, otras el Señor parece nos la hace para no podernos resistir. Parece nos paga Su Majestad aquel cuidadito con un don tan grande como es el consuelo que da a un alma ver que llora por tan gran Señor; y no me espanto, que le sobra la razón de consolarse: regálase allí, huélgase allí.

3. Paréceme bien esta comparación que ahora se me ofrece: que son estos gozos de oración como deben ser los que están en el cielo, que como no han visto más de (9) lo que el Señor, conforme a lo que merecen, quiere que vean, y ven sus pocos méritos, cada uno está contento con el lugar en que está, con haber tan grandísima diferencia de gozar a gozar en el cielo, mucho más que acá hay de unos gozos espirituales a otros, que es grandísima.

Y verdaderamente un alma en sus principios, cuando Dios la hace esta merced, ya casi le parece no hay más que desear, y se da por bien pagada de todo cuanto ha servido. Y sóbrale la razón, que una lágrima de éstas que, como digo, casi nos las procuramos aunque sin Dios no se hace cosa, no me parece a mí que con todos los trabajos del mundo se puede comprar, porque se gana mucho con ellas; y ¿qué más ganancia que tener algún testimonio que contentamos a Dios? Así que quien aquí llegare, alábele mucho, conózcase por muy deudor; porque ya parece le quiere para su casa y escogido para su reino, si no torna atrás.

4. No cure (10) de unas humildades que hay, de que pienso tratar (11), que les parece humildad no entender que el Señor les va dando dones. Entendamos bien bien, como ello es, que nos los da Dios sin ningún merecimiento nuestro, y agradezcámoslo a Su Majestad; porque si no conocemos que recibimos, no despertamos (12) a amar. Y es cosa muy cierta que mientras más vemos estamos ricos, sobre conocer somos pobres, más aprovechamiento nos viene y aun más verdadera humildad. Lo demás es acobardar el ánimo a parecer (13) que no es capaz de grandes bienes, si en comenzando el Señor a dárselos comienza él a atemorizarse con miedo de vanagloria.

Creamos que quien nos da los bienes, nos dará gracia para que, en comenzando el demonio a tentarle en este caso, lo entienda, y fortaleza para resistir; digo, si andamos con llaneza delante de Dios, pretendiendo contentar sólo a El y no a los hombres.

5. Es cosa muy clara que amamos más a una persona cuando mucho se nos acuerda las buenas obras que nos hace. Pues si es lícito y tan meritorio que siempre tengamos memoria que tenemos de Dios el ser y que nos crió de nonada y que nos sustenta y todos los demás beneficios de su muerte y trabajos, que mucho antes que nos criase los tenía hechos por cada uno de los que ahora viven, ¿por qué no será lícito que entienda yo y vea y considere muchas veces que solía hablar en vanidades, y que ahora me ha dado el Señor que no querría sino hablar sino en El? He aquí una joya que, acordándonos que es dada y ya la poseemos, forzado convida a amar, que es todo el bien de la oración fundada sobre humildad.

Pues ¿qué será cuando vean en su poder otras joyas más preciosas, como tienen ya recibidas algunos siervos de Dios, de menosprecio de mundo, y aun de sí mismos? Está claro que se han de tener por más deudores y más obligados a servir, y entender que no teníamos nada de esto, y a conocer la largueza del Señor, que a un alma tan pobre y ruin y de ningún merecimiento como la mía, que bastaba la primera joya de éstas y sobraba para mí, quiso hacerme con más riquezas que yo supiera desear.

6. Es menester sacar fuerzas de nuevo para servir y procurar no ser ingratos; porque con esa condición las da el Señor, que si no usamos bien del tesoro y del gran estado en que pone (14), nos lo tornará a tomar y quedarnos hemos muy más pobres, y dará Su Majestad las joyas a quien luzca y aproveche con ellas a sí y a los otros.

Pues ¿cómo aprovechará y gastará con largueza el que no entiende que está rico? Es imposible conforme a nuestra naturaleza a mi parecer tener ánimo para cosas grandes quien no entiende está favorecido de Dios. Porque somos tan miserables y tan inclinados a cosas de tierra, que mal podrá aborrecer todo lo de acá de hecho con gran desasimiento quien no entiende tiene alguna prenda de lo de allá. Porque con estos dones es adonde el Señor nos da la fortaleza que por nuestros pecados nosotros perdimos. Y mal deseará se descontenten todos de él y le aborrezcan y todas las demás virtudes grandes que tienen los perfectos, si no tiene alguna prenda del amor que Dios le tiene, y juntamente fe viva. Porque es tan muerto nuestro natural, que nos vamos a lo que presente vemos; y así estos mismos favores son los que despiertan la fe y la fortalecen. Ya puede ser que yo, como soy tan ruin, juzgo por mí, que otros habrá que no hayan menester más de la verdad de la fe para hacer obras muy perfectas, que yo, como miserable, todo lo he habido menester.

7. Estos (15), ellos lo dirán. Yo digo lo que ha pasado por mí, como me lo mandan. Y si no fuere bien, romperálo a quien lo envío (16), que sabrá mejor entender lo que va mal que yo; a quien suplico por amor del Señor, lo que he dicho hasta aquí de mi ruin vida y pecados lo publiquen. Desde ahora doy licencia, y a todos mis confesores, que así lo es a quien esto va. Y si quisieren, luego en mi vida; porque no engañe más el mundo, que piensan hay en mí algún bien. Y cierto cierto (17), con verdad digo, a lo que ahora entiendo de mí, que me dará gran consuelo.

Para lo que de aquí adelante dijere, no se la doy (18). Ni quiero, si a alguien lo mostraren, digan quién es por quien pasó (19) ni quién lo escribió; que por esto no me nombro ni a nadie, sino escribirlo he todo lo mejor que pueda para no ser conocida, y así lo pido por amor de Dios. Bastan personas tan letradas y graves para autorizar alguna cosa buena, si el Señor me diere gracia para decirla, que si lo fuere, será suya y no mía, porque yo sin letras ni buena vida ni ser informada de letrado ni de persona ninguna (porque solos los que me lo mandan escribir saben que lo escribo, y al presente no están aquí) (20) y casi hurtando el tiempo, y con pena porque me estorbo de hilar, por estar en casa pobre y con hartas ocupaciones (21). Así que, aunque el Señor me diera más habilidad y memoria, que aun con ésta me pudiera aprovechar de lo que he oído o leído, es poquísima la que tengo; así que si algo bueno dijere, lo quiere el Señor para algún bien; lo que fuere malo será de mí, y vuestra merced lo quitará.

Para lo uno ni para lo otro, ningún provecho tiene decir mi nombre: (22) en vida está claro que no se ha de decir de lo bueno; en muerte no hay para qué, sino para que pierda la autoridad el bien, y no la dar ningún crédito, por ser dicho de persona tan baja y tan ruin.

8. Y por pensar vuestra merced (23) hará esto que por amor del Señor le pido y los demás que lo han de ver (24), escribo con libertad; de otra manera sería con gran escrúpulo, fuera de decir mis pecados, que para esto ninguno tengo; para lo demás basta ser mujer para caérseme las alas, cuánto más mujer y ruin. Y así lo que fuere más de decir simplemente el discurso de mi vida, tome vuestra merced para sí pues tanto me ha importunado escriba alguna declaración de las mercedes que me hace Dios en la oración, si fuere conforme a las verdades de nuestra santa fe católica; y si no, vuestra merced lo queme luego, que yo a esto me sujeto. Y diré lo que pasa por mí, para que, cuando sea conforme a esto, podrá hacer a vuestra merced algún provecho; y si no, desengañará mi alma, para que no gane el demonio adonde me parece gano yo; que ya sabe el Señor, como después diré (25), que siempre he procurado buscar quién me dé luz.

9. Por claro que yo quiera decir estas cosas de oración, será bien oscuro para quien no tuviere experiencia. Algunos impedimentos diré, que a mi entender lo son para ir adelante en este camino, y otras cosas en que hay peligro, de lo que el Señor me ha enseñado por experiencia y después tratádolo yo con grandes letrados y personas espirituales de muchos años, y ven que en solos veinte y siete años (26) que ha que tengo oración, me ha dado Su Majestad (27) la experiencia con andar en tantos tropiezos y tan mal este camino que a otros en cuarenta y siete y en treinta y siete, que con penitencia y siempre virtud han caminado por él.

Sea bendito por todo y sírvase de mí, por quien Su Majestad es, que bien sabe mi Señor que no pretendo otra cosa en esto, sino que sea alabado y engrandecido un poquito de ver que en un muladar tan sucio y de mal olor hiciese huerto de tan suaves flores. Plega a Su Majestad que por mi culpa no las torne yo a arrancar y se torne a ser lo que era. Esto pido yo por amor del Señor le pida vuestra merced (28), pues sabe la que soy con más claridad que aquí me lo ha dejado decir.

NOTAS CAPÍTULO 10

1 Nueva alusión al mandato inicial de componer el libro (Prólogo, 1) insistiendo más en las misericordias de Dios que en las miserias propias. - El epígrafe del capítulo alerta al lector sobre el relato de las gracias místicas a partir del presente capítulo, que la autora quiere queden en secreto: "de aquí adelante sea secreto lo que escribiere". El P. Gracián, íntimo conocedor de la autora, escribió: "Todo el tiempo que vivió la Madre Teresa nunca su pensamiento ni el mío fue que estos libros se imprimiesen y viniesen tan a público y a manos de todos los que los quisiesen leer... No podía sufrir que viniesen las cosas altas de espíritu que aquí se declaran, a bocas de perros murmuradores..., o a gente engolfada en los vicios, que no les parece puede haber otros deleites mayores que los sensuales" (BMC, 18, 10).

2 Lo dicho en el c. 9, 9; y 4, 7.

3 Ib. en el c. 9, 4. - Cabe Cristo: junto a Cristo, ante El.

4 A deshora: de improviso, inesperadamente (cf. 20, 9).

5 No era manera de visión: probable elisión por haplografía, en ves de "a manera de v." Cf. otros casos: 7, 8; 18, 2; 25, 10; 7, 6 y 11, 3. Respetamos la lectura hecha por fray Luis (p. 112).

6 Mística teología: equivale aquí a "experiencia mística". La expresión "creo la llaman" subraya una cierta resistencia de la autora a utilizar términos técnicos de teología. Obsérvese esa misma reticencia en el c. 11, 5. Otras menciones de esa terminología: 12, 5 y 18, 2. Esta última vez, con la acotación: "en la mística teología se declara, que yo los vocablos no sabré nombrarlos". De hecho no volverá a utilizarlos en los restantes libros que escriba.

7 No discurre: no "obra" había escrito primero. Luego corrigió "discurre" añadiendo entre líneas "a mi parecer". Pero se olvidó de que una línea más abajo repetía el "como digo, no obra". - La rectificación de la Santa no disipó los escrúpulos teológicos de los editores, desde fray Luis, quien en su segunda edición de Vida (1599) anotó al margen de este pasaje: "Dice que no obra el entendimiento, porque, como ha dicho, no discurre de unas cosas en otras, ni saca consideraciones, porque le tiene ocupado entonces la grandeza del bien que se le pone delante; pero en realidad de verdad, sí obra, pues pone los ojos en lo que se le presenta, y conoce que no lo puede entender como es; pues dice "no obra", esto es, "no discurre", sino está como espantado de lo mucho que entiende, esto es, de la grandeza del objeto que ve, no porque entienda mucho dél, sino porque ve que es tanto él en sí que no lo puede enteramente entender".

8 Sensual: sensible (cf. c. 3, n. 2, nota 3).

9 Más de: más que.

10 No cure de...: no se preocupe de...

11 Tratará de esas humillaciones en el c. 13, 4.

12 Había escrito: nos despertamos. Borró el "nos". Mantenemos la lectura de fray Luis (p. 114).

13 Acobardar el ánimo a parecer: acobardarlo hasta parecer o creer que...

14 Pone: otra mano corrigió entre líneas "nos pone". Fray Luis retuvo esta segunda lectura (p. 116).

15 Estos: es decir "los perfectos", que no han menester más que la fe. - "Los perfectos" (n. 6): en el sentido técnico de la teología espiritual, en contraposición a "principiantes" y "aprovechados".

16 Probablemente se trata del P. García de Toledo (cf. prólogo de la obra). A continuación había escrito: "sabrán" y corrigió "sabrá". Pero la alusión al grupode "mandantes" persiste en el contexto: "me lo mandan", "lo publiquen". Lo cual está indicando los dos planos de destinatarios o lectores inmediatos del libro. - El precedente "romperálo", alude a la hipótesis de que el libro sea destruído o "quemado" por el P. García de Toledo: "aunque v.m. luego lo queme", recordará en el epílogo (40, 23).

17 Cierto, cierto, es superlativo intensivo o por repetición: fue muy del agrado de la Santa, que lo usa en formas variadísimas y originales: bien bien, (n. 4); muchas muchas (c. 15, n. 2); muy muy sobrenatural (c. 20, n. 15); nada nada (c. 15, n. 3); qué de ello, qué de ello, qué de ello (c. 39, 6); y cuán vanos, y cuán vanos (c. 38, n. 18); ya ya (c. 16, n. 3); luego, luego (c. 28, n. 4); en fin, en fin (Fund., c. 7, n. 7), etc...

18 No se la doy: no le doy licencia.

19 Por quien pasó: la persona por quien pasó. Al margen de la frase siguiente: para no ser conocida y así lo pido por amor de Dios..., uno de los censores -quizá Báñez o más probablemente García de Toledo- trazó una línea vertical, que permite vislumbrar el momento en que se paró a hacerse cargo de la responsabilidad de su cometido.

20 No están aquí: no están en Avila los que le han mandado escribir el libro. Gracián anotó en su ejemplar: "El Maestro fray Domingo Báñez y García de Toledo". La edición facsímil de V. de La Fuente ha inducido la lectura errónea: "no está aquí".

21 El largo período que comienza "porque yo" queda inconcluso. Saltando el inciso diversivo, puede leerse: "porque yo... si algo bueno dijere..." - Por estar en casa pobre...: escribe estas páginas en San José de Avila, y no en el palacio deDñaLuisa (Toledo), donde redactó la obra por primera vez.

22 Decir mi nombre: efectivamente, el relato mantiene constantemente ese anonimato. Tampoco menciona por su nombre a otras personas y poblaciones. Unicos personajes mencionados explícitamente serán fray Pedro de Alcántara (27, 3...) y san Francisco de Borja "que era duque de Gandía" (24, 3). - Frecuentemente se ha explicado esta decisión de anonimato, como encubrimiento, de cara a la Inquisición. El contexto del presente capítulo lo hace inverosímil. Desde luego, "escribo con libertad", afirma la autora (n. 8).

23 Por pensar que vuestra merced: la construcción infinitiva con omisión del "que" completivo es frecuente en la Santa. - Vuestra merced: García de Toledo.

24 Los demás lo han de ver: ante todo, Báñez y García de Toledo; quizá también el P. Ibáñez; y sin duda, san Juan Avila. Otro posible lector-censor, el P. Baltasar Alvarez.

25 Después diré: en el c. 13, 17 y ss.; 28, 6; 22, 3.

26 En solos 27 años: nuevo indicio cronológico. Está escribiendo en 1565. Su cómputo, por tanto, se eleva a los entornos de 1538, a sus 23/24 de edad (cf. c. 8, nota 6).

27 Por lapsus o titubeo de pluma, en el autógrafo repite: "me ha dado el Señor me ha dado Su Majestad". Mantenemos la opción de fray Luis (p. 120).

28 Vuestra merced: de nuevo el P. García de Toledo, dialogante número uno en la intención de la escritora.

 

CAPÍTULO 11


Dice en qué está la falta de no amar a Dios con perfección en breve tiempo. Comienza a
declarar, por una comparación que pone, cuatro grados de oración. Va tratando aquí del primero. Es muy provechoso para los que comienzan y para los que no tienen gustos en la oración (1).

1. Pues hablando ahora de los que comienzan a ser siervos del amor (que no me parece otra cosa determinarnos a seguir por este camino de oración al que tanto nos amó), es una dignidad tan grande, que me regalo extrañamente en pensar en ella. Porque el temor servil (2) luego va fuera, si en este primer estado vamos como hemos de ir. ¡Oh Señor de mi alma y bien mío! ¿Por qué no quisisteis que en determinándose un alma a amaros, con hacer lo que puede en dejarlo todo para mejor se emplear en este amor de Dios, luego gozase de subir a tener este amor perfecto? (3) Mal he dicho: había de decir y quejarme porque no queremos nosotros; pues toda la falta nuestra es, en no gozar luego de tan gran dignidad, pues en llegando a tener con perfección este verdadero amor de Dios, trae consigo todos los bienes. Somos tan caros y tan tardíos de darnos del todo a Dios, que, como Su Majestad no quiere gocemos de cosa tan preciosa sin gran precio, no acabamos de disponernos.

2. Bien veo que no le hay con qué se pueda comprar tan gran bien en la tierra; mas si hiciésemos lo que podemos en no nos asir a cosa de ella, sino que todo nuestro cuidado y trato fuese en el cielo, creo yo sin duda muy en breve se nos daría este bien, si en breve del todo nos dispusiésemos, como algunos santos lo hicieron. Mas parécenos que lo damos todo, y es que ofrecemos a Dios la renta o los frutos y quedámonos con la raíz y posesión (4). Determinámonos a ser pobres, y es de gran merecimiento; mas muchas veces tornamos a tener cuidado y diligencia para que no nos falte no sólo lo necesario sino lo superfluo, y a granjear los amigos que nos lo den y ponernos en mayor cuidado, y por ventura peligro, porque (5) no nos falte, que antes teníamos en poseer la hacienda.

Parece también que dejamos la honra en ser religiosos o en haber ya comenzado a tener vida espiritual y a seguir perfección, y no nos han tocado en un punto de honra (6), cuando no se nos acuerda la hemos ya dado a Dios, y nos queremos tornar a alzar con ella y tomársela como dicen de las manos, después de haberle de nuestra voluntad (7), al parecer, hecho de ella señor. Así son todas las otras cosas.

3. ¡Donosa manera (8) de buscar amor de Dios! Y luego le queremos a manos llenas, a manera de decir. Tenernos nuestras aficiones (ya que no procuramos efectuar nuestros deseos y no acabarlos de levantar de la tierra) y muchas consolaciones espirituales con esto, no viene bien, ni me parece se compadece (9) esto con estotro. Así que, porque no se acaba de dar junto, no se nos da por junto este tesoro. Plega al Señor que gota a gota nos le dé Su Majestad, aunque sea costándonos todos los trabajos del mundo.

4. Harto gran misericordia hace a quien da gracia y ánimo para determinarse a procurar con todas sus fuerzas este bien. Porque si persevera, no se niega Dios a nadie. Poco a poco va habilitando él el ánimo para que salga con esta victoria. Digo ánimo, porque son tantas las cosas que el demonio pone delante a los principios para que no comiencen este camino de hecho, como quien sabe el daño que de aquí le viene, no sólo en perder aquel alma sino muchas. Si el que comienza se esfuerza con el fervor de Dios a llegar a la cumbre de la perfección, creo jamás va solo al cielo; siempre lleva mucha gente tras sí. Como a buen capitán, le da Dios quien vaya en su compañía.

Póneles tantos peligros y dificultades delante (10), que no es menester poco ánimo para no tornar atrás, sino muy mucho y mucho favor de Dios.

5. Pues hablando de los principios de los que ya van determinados a seguir este bien y a salir con esta empresa (que de lo demás que comencé a decir de mística teología, que creo se llama así, diré más adelante) (11), en estos principios está todo el mayor trabajo; porque son ellos los que trabajan dando el Señor el caudal; que en los otros grados de oración lo más es gozar, puesto que primeros y medianos y postreros (12), todos llevan sus cruces, aunque diferentes; que por este camino que fue Cristo han de ir los que le siguen, si no se quieren perder. ¡Y bienaventurados trabajos, que aun acá en la vida tan sobradamente se pagan!

6. Habré de aprovecharme de alguna comparación, aunque yo las quisiera excusar por ser mujer y escribir simplemente lo que me mandan. Mas este lenguaje de espíritu es tan malo de declarar a los que no saben letras (13), como yo, que habré de buscar algún modo, y podrá ser las menos veces acierte a que venga bien la comparación. Servirá de dar recreación a vuestra merced (14) de ver tanta torpeza.

Paréceme ahora a mí que he leído u oído esta comparación que como tengo mala memoria, ni sé adónde ni a qué propósito, mas para el mío ahora conténtame: (15) ha de hacer cuenta el que comienza, que comienza a hacer un huerto en tierra muy infructuosa que lleva muy malas hierbas, para que se deleite el Señor. Su Majestad arranca las malas hierbas y ha de plantar las buenas. Pues hagamos cuenta que está ya hecho esto cuando se determina a tener oración un alma y lo ha comenzado a usar. Y con ayuda de Dios hemos de procurar, como buenos hortelanos, que crezcan estas plantas y tener cuidado de regarlas para que no se pierdan, sino que vengan a echar flores que den de sí gran olor para dar recreación a este Señor nuestro, y así se venga a deleitar muchas veces a esta huerta y a holgarse entre estas virtudes.

7. Pues veamos ahora de la manera que se puede regar, para que entendamos lo que hemos de hacer y el trabajo que nos ha de costar, si es mayor que la ganancia, o hasta qué tanto tiempo se ha de tener.

Paréceme a mí que se puede regar de cuatro maneras:

o con sacar el agua de un pozo, que es a nuestro gran trabajo; (16).

o con noria y arcaduces, que se saca con un torno; yo lo he sacado algunas veces: (17) es a menos trabajo que estotro y sácase más agua;

o de un río o arroyo: esto se riega muy mejor, que queda más harta la tierra de agua y no se ha menester regar tan a menudo y es a menos trabajo mucho del hortelano;

o con llover mucho, que lo riega el Señor sin trabajo ninguno nuestro, y es muy sin comparación mejor que todo lo que queda dicho.

8. Ahora, pues, aplicadas estas cuatro maneras de agua de que se ha de sustentar este huerto porque sin ella perderse ha, es lo que a mí me hace al caso y ha parecido que se podrá declarar algo de cuatro grados de oración, en que el Señor, por su bondad, ha puesto algunas veces mi alma. Plega a su bondad atine a decirlo de manera que aproveche a una de las personas que esto me mandaron escribir (18), que la ha traído el Señor en cuatro meses harto más adelante que yo estaba en diecisiete años. Hase dispuesto mejor, y así sin trabajo suyo riega este vergel con todas estas cuatro aguas, aunque la postrera aún no se le da sino a gotas; mas va de suerte que presto se engolfará en ella con ayuda del Señor. Y gustaré se ría, si le pareciere desatino la manera del declarar (19).

9. De los que comienzan a tener oración podemos decir son los que sacan el agua del pozo, que es muy a su trabajo, como tengo dicho (20), que han de cansarse en recoger los sentidos, que, como están acostumbrados a andar derramados (21), es harto trabajo. Han menester irse acostumbrando a no se les dar nada de ver ni oír, y aun ponerlo por obra las horas de la oración, sino estar en soledad y, apartados, pensar su vida pasada. Aunque esto primeros y postreros todos lo han de hacer muchas veces, hay más y menos de pensar en esto, como después diré (22). Al principio aún da pena, que no acaban de entender que se arrepienten de los pecados; y sí hacen, pues se determinan a servir a Dios tan de veras. Han de procurar tratar de la vida de Cristo, y cánsase el entendimiento en esto.

Hasta aquí podemos adquirir nosotros, entiéndese con el favor de Dios, que sin éste ya se sabe no podemos tener un buen pensamiento. Esto es comenzar a sacar agua del pozo, y aun plega a Dios lo quiera tener. Mas al menos no queda por nosotros, que ya vamos a sacarla y hacemos lo que podemos para regar estas flores. Y es Dios tan bueno que, cuando por lo que Su Majestad sabe por ventura para gran provecho nuestro quiere que esté seco el pozo, haciendo lo que es en nosotros como buenos hortelanos, sin agua sustenta las flores y hace crecer las virtudes. Llamo "agua" aquí las lágrimas y, aunque no las haya, la ternura y sentimiento interior de devoción.

10. Pues ¿qué hará aquí el que ve que en muchos días no hay sino sequedad y disgusto y dessabor y tan mala gana para venir a sacar el agua, que si no se le acordase que hace placer y servicio al Señor de la huerta y mirase a no perder todo lo servido y aun lo que espera ganar del gran trabajo que es echar muchas veces el caldero en el pozo y sacarle sin agua, lo dejaría todo? Y muchas veces le acaecerá aun para esto no se le alzar los brazos, ni podrá tener un buen pensamiento: que este obrar con el entendimiento, entendido va que es el sacar agua del pozo.

Pues, como digo, ¿qué hará aquí el hortelano? Alegrarse y consolarse y tener por grandísima merced de trabajar en huerto de tan gran Emperador. Y pues sabe le contenta en aquello y su intento no ha de ser contentarse a sí sino a El, alábele mucho, que hace de él confianza (23), pues ve que sin pagarle nada tiene tan gran cuidado de lo que le encomendó. Y ayúdele a llevar la cruz y piense que toda la vida vivió en ella y no quiera acá su reino ni deje jamás la oración. Y así se determine, aunque para toda la vida le dure esta sequedad, no dejar a Cristo caer con la cruz. Tiempo vendrá que se lo pague por junto. No haya miedo que se pierda el trabajo. A buen amo sirve. Mirándole está. No haga caso de malos pensamientos. Mire que también los representaba el demonio a San Jerónimo en el desierto (24).

11. Su precio se tienen estos trabajos, que, como quien los pasó muchos años (que cuando una gota de agua sacaba de este bendito pozo pensaba me hacía Dios merced), sé que son grandísimos y me parece es menester más ánimo que para otros muchos trabajos del mundo. Mas he visto claro que no deja Dios sin gran premio, aun en esta vida; porque es así, cierto, que una hora (25) de las que el Señor me ha dado de gusto de Sí después acá, me parece quedan pagadas todas las congojas que en sustentarme en la oración mucho tiempo pasé.

Tengo para mí que quiere el Señor dar muchas veces al principio, y otras a la postre, estos tormentos y otras muchas tentaciones que se ofrecen, para probar a sus amadores y saber si podrán beber el cáliz (26) y ayudarle a llevar la cruz, antes que ponga en ellos grandes tesoros. Y para bien nuestro creo nos quiere Su Majestad llevar por aquí, para que entendamos bien lo poco que somos; porque son de tan gran dignidad las mercedes de después, que quiere por experiencia veamos antes nuestra miseria primero que nos las dé, por que no nos acaezca lo que a Lucifer (27).

12. ¿Qué hacéis Vos, Señor mío, que no sea para mayor bien del alma que entendéis que es ya vuestra y que se pone en vuestro poder para seguiros por donde fuereis hasta muerte de cruz (28) y que está determinada a ayudárosla a llevar y a no dejaros solo con ella?

Quien viere en sí esta determinación, no, no hay que temer. Gente espiritual, no hay por qué se afligir. Puesto ya en tan alto grado como es querer tratar a solas con Dios (29) y dejar los pasatiempos del mundo, lo más está hecho. Alabad por ello a Su Majestad y fiad de su bondad, que nunca faltó a sus amigos. Tapaos los ojos de pensar (30) por qué da a aquél de tan pocos días devoción, y a mí no en tantos años. Creamos es todo para más bien nuestro. Guíe Su Majestad por donde quisiere. Ya no somos nuestros, sino suyos. Harta merced nos hace en querer que queramos cavar en su huerto y estarnos cabe el Señor de él, que cierto está con nosotros. Si El quiere que crezcan estas plantas y flores a unos con dar agua que saquen de este pozo, a otros sin ella, ¿qué se me da mí? Haced vos, Señor, lo que quisiereis. No os ofenda yo. No se pierdan las virtudes, si alguna me habéis ya dado por sola vuestra bondad. Padecer quiero, Señor, pues Vos padecisteis. Cúmplase en mí de todas maneras vuestra voluntad. Y no plega a Vuestra Majestad que cosa de tanto precio como vuestro amor se dé a gente que os sirve sólo por gustos.

13. Hase de notar mucho y dígolo porque lo sé por experiencia que el alma que en este camino de oración mental comienza a caminar con determinación y puede acabar consigo de no hacer mucho caso ni consolarse ni desconsolarse mucho porque falten estos gustos y ternura (31) o la dé el Señor, que tiene andado gran parte del camino. Y no haya miedo de tornar atrás, aunque más tropiece, porque va comenzado el edificio en firme fundamento. Sí, que no está el amor de Dios en tener lágrimas ni estos gustos y ternura, que por la mayor parte los deseamos y consolamos con ellos, sino en servir con justicia y fortaleza de ánima y humildad. Recibir, más me parece a mí eso, que no dar nosotros nada (32).

14. Para mujercitas como yo, flacas y con poca fortaleza, me parece a mí conviene, como Dios ahora lo hace, llevarme con regalos (33), porque pueda sufrir algunos trabajos que ha querido Su Majestad tenga; mas para siervos de Dios, hombres de tomo, de letras, de entendimiento, que veo hacer tanto caso de que Dios no los da devoción, que me hace disgusto oírlo. No digo yo que no la tomen, si Dios se la da, y la tengan en mucho, porque entonces verá Su Majestad que conviene; mas que cuando no la tuvieren, que no se fatiguen y que entiendan que no es menester, pues Su Majestad no la da, y anden señores de sí mismos. Crean que es falta. Yo lo he probado y visto. Crean que es imperfección y no andar con libertad de espíritu, sino flacos para acometer.

15. Esto no lo digo tanto por los que comienzan (aunque pongo tanto en ello, porque les importa mucho comenzar con esta libertad y determinación) (34), sino por otros; que habrá muchos que lo ha que comenzaron y nunca acaban de acabar. Y creo es gran parte este no abrazar la cruz desde el principio, que andarán afligidos pareciéndoles no hacen nada. En dejando de obrar el entendimiento, no lo pueden sufrir y por ventura entonces engorda la voluntad y toma fuerza, y no lo entienden ellos.

Hemos de pensar que no mira el Señor en estas cosas, que, aunque a nosotros nos parecen faltas, no lo son. Ya sabe Su Majestad nuestra miseria y bajo natural mejor que nosotros mismos, y sabe que ya estas almas desean siempre pensar en El y amarle. Esta determinación es la que quiere. Estotro afligimiento que nos damos no sirve de más de inquietar el alma, y si había de estar inhábil para aprovechar una hora, que lo esté cuatro. Porque muy muchas veces (yo tengo grandísima experiencia de ello, y sé que es verdad, porque lo he mirado con cuidado y tratado después a personas espirituales) que (35) viene de indisposición corporal, que somos tan miserables que participa esta encarceladita (36) de esta pobre alma de las miserias del cuerpo. Y las mudanzas de los tiempos y las vueltas de los humores (37) muchas veces hacen que sin culpa suya no pueda hacer lo que quiere, sino que padezca de todas maneras. Y mientras más la quieren forzar en estos tiempos, es peor y dura más el mal; sino que haya discreción para ver cuándo es de esto, y no la ahoguen a la pobre. Entiendan son enfermos. Múdese la hora de la oración, y hartas veces será algunos días. Pasen como pudieren este destierro, que harta malaventura es de un alma que ama a Dios ver que vive en esta miseria y que no puede lo que quiere, por tener tan mal huésped como este cuerpo.

16. Dije "con discreción", porque alguna vez el demonio lo hará; y así es bien ni siempre dejar la oración cuando hay gran distraimiento y turbación en el entendimiento, ni siempre atormentar el alma a lo que no puede.

Otras cosas hay exteriores de obras de caridad y de lección (38), aunque a veces aun no estará para esto. Sirva entonces al cuerpo por amor de Dios, porque otras veces muchas sirva él al alma, y tome algunos pasatiempos santos de conversaciones que lo sean, o irse al campo, como aconsejare el confesor. Y en todo es gran cosa la experiencia, que da a entender lo que nos conviene. Y en todo se sirve Dios. Suave es su yugo (39), y es gran negocio no traer el alma arrastrada, como dicen, sino llevarla con suavidad (40) para su mayor aprovechamiento.

17. Así que torno a avisar y aunque lo diga muchas veces no va nada que importa mucho que de sequedades ni de inquietud y distraimiento en los pensamientos nadie se apriete ni aflija. Si quiere ganar libertad de espíritu y no andar siempre atribulado, comience a no se espantar de la cruz, y verá cómo se la ayuda también a llevar el Señor y con el contento que anda (41) y el provecho que saca de todo. Porque ya se ve que, si el pozo no mana, que nosotros no podemos poner el agua. Verdad es que no hemos de estar descuidados para que, cuando la haya, sacarla; (42) porque entonces ya quiere Dios por este medio multiplicar las virtudes.

NOTAS CAPÍTULO 11

1 El epígrafe advierte que este capítulo "comienza a declarar..." los grados de oración. Y que lo hará sirviéndose de "una comparación": el símil del huerto del alma. Esa explicación doctrinal ocupará los cc. 11-22, que formarán un "tratadillo" doctrinal insertado en pleno relato biográfico, en el punto crucial en que la narración pasa de la vida de lucha (ascética) de la Santa a su vida mística. En los últimos grados ("tercera y cuarta agua"), la exposición se irá adhiriendo más de cerca a la aventura personal de la autora; de suerte que los cc. 18-22 serán densamente autobiográficos. - El "tratadillo" tiene además una intención polémica contra una falsa teoría de iniciación mística muy en boga por aquellas fechas (ver los títulos de los cc. 12 y 22, al comienzo y al fin de la exposición).

2 Temor servil: miedo o temor del castigo, en contraposición al "temor filial" (vestigios del léxico teológico; cf. 3, 6; 15, 14).

3 Interrogante que se planteará la Santa más veces. Ver 22, 15.

4 Esa imagen de corte financiero (la renta, los frutos, la raíz, la posesión), reaparecerá con relativa frecuencua en sus obras (cf. C. 2, 2; 22, 5; hasta su último escrito: R. 6, 1).

5 Porque: para que.

6 Punto de honra: detalle en el imaginario estatuto del honor o de la propia estima. Escribirá más adelante: "no cumple perder punto en puntos de honra" (37, 10).

7 De nuestra voluntad: voluntariamente. El sentido es: "después de haberle hecho voluntariamente señor de nuestra voluntad". Fray Luis omitió "de ella" (p. 122).

8 Donosa manera: ironiza. Como: "bonita manera...".

9 No viene bien: no se aviene. - Ni... se compadece: no es compatible lo uno con lo otro (cf. 13, 8; 37, 8; 40, 4).

10 Póneles el demonio (cf. c. 3, 6, nota).

11 Había "comenzado a decir" de ella en el c. 10, n. 1; de ella "dirá más adelante" en el c. 12, n. 5. - Es digna de notar la insistencia con que la Santa se remite de un lugar a otro en materia de "teología mística": en el c. 10, n. 1, escribe: "como he dicho" en el c. 9, n. 9. Ahora, en el c. 11, n. 5, escribe de nuevo: "comencé a decir" en el c. 10, n. 1 y "diré más adelante" en el c. 12, n. 5; y en este último lugar, "comencé a decir" (en los textos citados) y "después declararé" en los cc. 18-22. Así y todo, al comenzar este último pasaje (c. 18, n. 2) no tendrá empacho en escribir: "esta que llaman unión y lo que es... en la mística teología se declara, que yo los vocablos no sabré nombrarlos, ni sé entender qué es mente, ni qué diferencia tenga el alma o espíritu tampoco..."

12 Primeros, medianos, postreros: evita el léxico teológico equivalente: principiantes, aprovechados, perfectos.

13 Lenguaje de espíritu: expresión técnica que equivale a: hablar (¿por experiencia?) de cosas espirituales: cf. 12, 5; 14, 8; 23, 16; 27, 6.7; 36, 16. - Tan malo de declarar a los que no saben letras: a quienes no tienen estudios les es tan difícil explicar o expresar...

14 Vuestra merced: García de Toledo.

15 Alude quizá a vagas reminiscencias de los salmos y las parábolas evangélicas (Mt 21, 33), o al huerto del Cantar de los Cantares (1, 5; 4, 12), o a cualquier otro pasaje de los profetas o de los salmos. - En el Tercer Abecedario había ciertamente leído la Santa esta misma comparación (tr. 4, c. 3). - Sin embargo, para indagar los orígenes de la presente alegoría teresiana, cf. c. 14, n. 9 de Vida.

16 A nuestro trabajo: con nuestro esfuerzo. La alternativa "con trabajo" o "sin trabajo ninguno nuestro", subraya en el símil del riego las dos vertientes de la oración: ascética y mística.

17 En casa de la Santa había una noria: cuando ella y Rodrigo huyeron a "tierra de moros", su madre, "los hacía buscar por todas partes con mucha tristeza y miedo no hubiesen caído en una noria de casa y ahogádose" (RIBERA, Vida de la Santa, L. I, c. 4).

18 Una de las personas que me mandaron escribir: Al margen de su ejemplar anotó Gracián: "el P. fr. Pedro Ibáñez". Con todo, el aludido es probablemente García de Toledo, ambos dominicos.

19 La manera de declarar: el estilo o los recursos expositivos de la autora.

20 Como tengo dicho: en el n. 7.

21 Andar derramados (los sentidos): distraídos en lo exterior. Frecuente en la Santa (C. 28, 1.2; Moradas 1, 2, 9).

22 Después diré: en el c. 13, 14-15; 15, 6.

23 Hace de él confianza: tiene confianza en él.

24 Alusión de la carta del Santo a Eustoquio, en que recuerda su lucha contra las imaginaciones de los placeres, mientras vivía en la soledad del desierto. La Santa leyó las Cartas de s. Jerónimo (3, 7).

25 Que una hora: que con una hora. Así lo enmendó fray Luis en la fe de erratas de la 1ª edición. Y en la de 1589, p. 98.

26 Alusión al evangelio de Mt 20, 22.

27 Lucifer, que cayó del cielo por su soberbia (Is 14, 12).

28 Reminiscencia de Fil. 2, 4.

29 Tratar a solas con Dios, es su concepto de oración: cf. 8, 5.

30 Tapaos los ojos de pensar: cerrad los ojos (de la mente) para no pensar; es decir, no penséis.

31 Gustos y ternura: repetido unas líneas más abajo. En acepción mística (cf. 8, 5; 9, 9; 10, 2; 25, 11).

32 Hipérbaton atrevido. Equivale a: "eso más me parece a mí recibir que no dar (= que dar) nosotros nada".

33 Regalos: en la acepción de gracias místicas (cf. 8, 5; 9, 9).

34 Comenzar con libertad y determinación: serán las consignas que dará al principiante en el c. 13, 1 y ss.

35 Que viene: es redundante ese "que".

36 Esta encarceladita de esta pobre alma: resonancia de la idea platónica del cuerpo cárcel del alma. "Mal huésped (del alma) este cuerpo", escribirá al fin de este número. Y en su poema "Vivo sin vivir en mí": "esta cárcel... en que el alma está metida".

37 Las vueltas de los humores: alusión a las viejas teorías psico-físicas de los cuatro humores del compuesto humano, y su vario influjo en los estados de ánimo (cf. Fund. 4, 2).

38 Lección: lectura.

39 Alusión a Mt 11, 30.

40 Suavidad: por lapsus, al pasar la línea, la Santa esscribió "su / suavidad". Mantenemos la lectura de fray Luis (p. 134).

41 Y con el contento que anda: por "el contento con que anda".

42 Cuando la haya, sacarla: frase elíptica: para que cuando la haya (agua), podamos sacarla.

 

CAPÍTULO 12

Prosigue en este primer estado. Dice hasta dónde podemos llegar con el favor de Dios por  nosotros mismos, y el daño que es querer, hasta que el Señor lo haga, subir el espíritu a cosas sobrenaturales (1).

1. Lo que he pretendido dar a entender en este capítulo pasado aunque me he divertido (2) mucho en otras cosas por parecerme muy necesarias es decir hasta lo que podemos nosotros adquirir, y cómo en esta primera devoción podemos nosotros ayudarnos algo. Porque en pensar y escudriñar lo que el Señor pasó por nosotros, muévenos a compasión, y es sabrosa esta pena y las lágrimas que proceden de aquí. Y de pensar la gloria que esperamos y el amor que el Señor nos tuvo y su resurrección, muévenos a gozo que ni es del todo espiritual ni sensual (3), sino gozo virtuoso y la pena muy meritoria. De esta manera son todas las cosas que causan devoción adquirida con el entendimiento en parte, aunque no podida merecer ni ganar si no la de Dios. Estále muy bien a un alma que no la ha subido de aquí (4), no procurar subir ella; y nótese esto mucho, porque no le aprovechará más de perder (5).

2. Puede en este estado hacer muchos actos para determinarse a hacer mucho por Dios y despertar el amor, otros para ayudar a crecer las virtudes, conforme a lo que dice un libro llamado Arte de servir a Dios, que es muy bueno y apropiado para los que están en este estado, porque obra el entendimiento (6). Puede representarse delante de Cristo y acostumbrarse a enamorarse mucho de su sagrada Humanidad y traerle siempre consigo y hablar con El, pedirle para sus necesidades y quejársele de sus trabajos, alegrarse con El en sus contentos y no olvidarle por ellos, sin procurar oraciones compuestas, sino palabras conforme a sus deseos y necesidad (7).

Es excelente manera de aprovechar y muy en breve; y quien trabajare a traer consigo esta preciosa compañía y se aprovechare mucho de ella y de veras cobrare amor a este Señor a quien tanto debemos, yo le doy por aprovechado (8).

3. Para esto no se nos ha de dar nada de no tener devoción como tengo dicho (9), sino agradecer al Señor que nos deja andar deseosos de contentarle, aunque sean flacas las obras. Este modo de traer a Cristo con nosotros aprovecha en todos estados, y es un medio segurísimo para ir aprovechando en el primero y llegar en breve al segundo grado de oración, y para los postreros andar seguros de los peligros que el demonio puede poner.

4. Pues esto es lo que podemos. Quien quisiere pasar de aquí y levantar el espíritu a sentir gustos que no se los dan (10), es perder lo uno y lo otro, a mi parecer, porque es sobrenatural; (11) y perdido el entendimiento, quédase el alma desierta y con mucha sequedad. Y como este edificio todo va fundado en humildad, mientras más llegados a Dios, más adelante ha de ir esta virtud, y si no, va todo perdido. Y parece algún género de soberbia querer nosotros subir a más, pues Dios hace demasiado, según somos, en allegarnos cerca de Sí.

No se ha de entender que digo esto por el subir con el pensamiento a pensar cosas altas del cielo o de Dios y las grandezas que allá hay y su gran sabiduría; porque, aunque yo nunca lo hice (que no tenía habilidad como he dicho (12) y me hallaba tan ruin, que aun para pensar cosas de la tierra me hacía Dios merced de que entendiese esta verdad, que no era poco atrevimiento, cuánto más para las del cielo), otras personas se aprovecharán, en especial si tienen letras (13), que es un gran tesoro para este ejercicio, a mi parecer, si son con humildad. De unos días acá lo he visto por algunos letrados (14), que ha poco que comenzaron y han aprovechado muy mucho; y esto me hace tener grandes ansias porque muchos fuesen espirituales, como adelante diré.

5. Pues lo que digo "no se suban sin que Dios los suba", es lenguaje de espíritu (15). Entenderme ha quien tuviere alguna experiencia, que yo no lo sé decir (16) si por aquí no se entiende. En la mística teología que comencé a decir (17), pierde de obrar el entendimiento, porque le suspende (18) Dios, como después declararé más, si supiere y El me diere para ello su favor. Presumir ni pensar de suspenderle nosotros, es lo que digo no se haga, ni se deje de obrar con él, porque nos quedaremos bobos y fríos, y ni haremos lo uno ni lo otro; que cuando el Señor le suspende y hace parar, dale de qué se espante (19) y se ocupe, y que sin discurrir entienda más en un "credo" (20) que nosotros podemos entender con todas nuestras diligencias de tierra en muchos años. Ocupar las potencias del alma y pensar hacerlas estar quedas, es desatino.

Y torno a decir que (21), aunque no se entiende, es de no gran humildad; aunque no con culpa, con pena sí, que será trabajo perdido, y queda el alma con un disgustillo como quien va a saltar y la asen por detrás, que ya parece ha empleado su fuerza, y hállase sin efectuar lo que con ella quería hacer; y en la poca ganancia que queda verá quien lo quisiere mirar esto poquillo de falta de humildad que he dicho (22). Porque esto tiene excelente esta virtud, que no hay obra a quien ella acompañe, que deje el alma disgustada.

Paréceme lo he dado a entender, y por ventura será sola para mí. Abra el Señor los ojos de los que lo leyeren, con la experiencia; que, por poca que sea, luego lo entenderán.

6. Hartos años estuve yo que leía muchas cosas y no entendía nada de ellas; y mucho tiempo que, aunque me lo daba Dios, palabra no sabía decir para darlo a entender, que no me ha costado esto poco trabajo. Cuando Su Majestad quiere, en un punto lo enseña todo, de manera que yo me espanto.

Una cosa puedo decir con verdad: que, aunque hablaba con muchas personas espirituales que querían darme a entender lo que el Señor me daba, para que se lo supiese decir, y (23) es cierto que era tanta mi torpeza, que poco ni mucho me aprovechaba; o quería el Señor, como Su Majestad fue siempre mi maestro (sea por todo bendito, que harta confusión es para mí poder decir esto con verdad), que no tuviese a nadie que agradecer. Y sin querer ni pedirlo (que en esto no he sido nada curiosa porque fuera virtud serlo sino en otras vanidades), dármelo Dios en un punto a entender con toda claridad y para saberlo decir, de manera que se espantaban y yo más que mis confesores, porque entendía mejor mi torpeza. Esto ha poco (24). Y así lo que el Señor no me ha enseñado no lo procuro, si no es lo que toca a mi conciencia.

7. Torno otra vez a avisar que va mucho en "no subir el espíritu si el Señor no le subiere". Qué cosa es, se entiende luego. En especial para mujeres es más malo, que podrá el demonio causar alguna ilusión; aunque tengo por cierto no consiente el Señor dañe a quien con humildad se procura llegar a El, antes sacará más provecho y ganancia por donde el demonio le pensare hacer perder.

Por ser este camino de los primeros (25) más usado, e importan mucho los avisos que he dado, me he alargado tanto. Y habránlos escrito en otras partes muy mejor, yo lo confieso, y que con harta confusión y vergüenza lo he escrito, aunque no tanta como había de tener.

Sea el Señor bendito por todo, que a una como yo quiere y consiente hable en cosas suyas, tales y tan subidas.

NOTAS CAPÍTULO 12

1 El sentido del capítulo es: trata del primer grado de oración. - Establece la línea diferencial entreeste estado y los siguientes: hasta qué punto puede llegar el principiante con su esfuerzo; y dónde comienza la oración infusa, a la que él no puede elevarse por sus fuerzas. - En el capítulo insistirá en este sengundo punto: que la oración infusa o la experiencia de Dios no es fruto del esfuerzo humano, sino puro don de Dios. - Todo el capítulo tiene tono polémico, contra corrientes de su época. Seguirá siendo objeto de polémica después de publicado el libro. Fray Luis de León tendrá que acotarlo con una larga nota marginal en la segunda edición de Vida (Salamanca 1599: pp. 105-107), ante los ataques provocados por la edición primera de la obra (cf. la nota 18 de este capítulo). - "Subir el espíritu" y "cosas sobrenaturales" son expresiones técnicas: quedarán aclaradas en el texto. - Al final del epígrafe de este capítulo, una segunda mano añadió en el autógrafo "y extraordinarias". Aunque fray Luis aceptó la corrección (p. 135), no la retenemos en el texto.

2 Me he divertido: en su acepción etimológica "distraer", "salir de tema".

3 Sensual: en la acepción de "sensible" (cf. 3, 2). Una distinción psicológica muy parecida la hará en C. 4, 13 y 6, 1, a propósito del amor, entre espiritual y sensible.

4 Un alma a la que el Señor no la ha subido de aquí (= de este primer grado de oración a otro superior).

5 Más de perder: no le aprovechará más que para perder.

6 Porque obra el entendimiento: porque es estado (u oración) en que actúa el entendimiento. En el fondo de estas afirmaciones está la convicción de la autora del doble modo de "conocer" que tiene el entendimiento: activamente (discurriendo, etc.) y pasivamente (en la contemplación infusa). - El libro aludido líneas antes, es el del franciscano Alonso de Madrid, leidísimo en tiempo de la Santa. Ediciones en Sevilla 1521, Alcalá 1526, Burgos 1530 y sucesivamente en 1542, 1551, 1555, 1570... Reeditado en 1911 en la Nueva Biblioteca de Autores Españoles, y más recientemente por J.B Gomis en la BAC (Madrid 1948).

7 Cf. un pasaje paralelo en C. 26, 3-6.

8 Aprovechado: en el sentido de "avenyajado", o bien en la acepción técnica teológica (cf. 11, nota 12), y en este cap., n. 3.

9 Como tengo dicho: en el c. 11, nn. 13-14.

10 Gustos que no se los dan: cuando no se los dan. - "Gustos" en su acepción técnica de "oración mística", de la que hablará en el c. 14 (cf. el título).

11 Es sobrenatural: "sentir gustos" es cosa sobrenatural". - "Sobrenatural en el léxico de la Santa no tiene el significado de la teología de hoy. Equivale "grosso modo" a místico e infuso. La Santa misma nos dio su definición diez años más tarde: "sobrenatural llamo yo lo que con industria ni diligencia no se puede adquirir aunque mucho se procure, aunque disponerse para ello sí" (Rel. 5, 3).

12 Como he dicho: en el c. 9, 5.

13 Si tienen letras: estudios.

14 Algunos letrados que ha poco comenzaron: "letrados", personas con estudios, especialmente teólogos, biblistas, filósofos... Los aludidos aquí coinciden en gran parte con los destinatarios del libro: Pedro Ibáñez, García de Toledo, probablemente Báñez, y algún otro. Sobre el afán de la Santa por "espiritualizar a los letrados", cf. c. 33, 5-6 y 34, 6 y ss. Y C. 3.

15 No suban sin que Dios los suba / es lenguaje de espíritu: la primera expresión significa, según la autora, hacer un esfuerzo por suspender el discurso (n. 5) o por sentir "gustos espirituales" (n. 4), sin que Dios pasivamente los otorgue al orante. Era terminología en uso en los libros leídos por la Santa (Tercer Abecedario de Osuna, 9, c. 8; Subida del Monte Sión de Bernardino de Laredo, 3, c. 41). - "Lenguaje de espíritu" es la manera de hablar y escribir de los "espirituales" o los místicos (cf. c. 11, nota 13).

16 En el autógrafo: no lo sé "de" decir: sigo pensando que se trata de un lapsus material ocasionado por el paso de línea, como en otras ocasiones (c. 13, 14). En la autora es frecuentísimo: "sé decir / saber decir", nunca: "saber "de" decir". - Recuerdo el pasaje del c. 7, 22: "de mí sé decir que...": fray Luis: "sé decir" (p. 138).

17 Comencé a decir: en el c. 11, 5, o en el c. 10, 1. - Y lo declarará más en los cc. 18-22.

18 Le suspende Dios (el entendimiento): Fray Luis, en su 2ª edición de la Vida (pp. 105-107), parte de esa expresión para hacer la defensa de la autora. He aquí su nota marginal: "El suspender Dios el pensamiento o entendimiento de que habla aquí la santa madre, y lo llama Mystica Theología, es presentarle delante un bulto de cosas sobrenaturales y divinas y infundir en él gran copia de luz para que las vea con una vista simple y sin discurso, ni consideración ni trabajo. Y esto con tanta fuerza que no puede atender a otra cosa, ni divertirse. Y no para el negocio en sólo ver y admirar, sino pasa la luz a la voluntad, y tórnase fuego en ella que la encienda en amor. De manera que quien esto padece, tiene el entendimiento enclavado en lo que vee y espantado de ello, y la voluntad ardiendo en amor dello mismo, y la memoria del todo ociosa, por que el alma ocupada con el gozo presente no admite otra memoria. Pues deste elevamiento o suspensión, que es sobrenatural, quiere dezir que nuestra alma en ello más propiamente padece, que haze, y dize que nadie presuma elevarse desta manera antes que la eleven, lo uno porque excede toda nuestra industria y ansí será en balde, lo otro porque será falta de humildad. Y avisa desto la santa madre con grande causa, porque ay libros de oración que aconsejan a los que oran, que suspendan el pensamiento totalmente, y que no figuren en la imaginación cosa ninguna, ni aun resuellen, de que succede quedarse fríos e indevotos".

19 De qué se espante: se asombre o se admire.

20 En un credo: la duración del rezo de un Credo. La Santa sigue el uso popular de utilizar el credo y el avemaría como unidades de medida del tiempo (cf. Vida 4, 7; 38, 1.10; 15, 7; 30, 16).

21 Torno a decir que...: que "presumir suspender el pensamiento" es de poca humildad. Lo ha dicho en el n. 4.

22 Que he dicho: en el n. 4.

23 Y es cierto: es redundante la "y". Fray Luis la omite (p. 140).

24 Esto ha poco: hace poco que la autora es consciente de poseer esa posibilidad de expresar (escribir) sus experiencias profundas. Testificará su impotencia expresiva en el c. 13, 11-12. En el c. 17, 5 distinguirá las tres etapas de su proceso expresivo-místico: experimentar, entender, expresar. Cf. c. 30, 4.

25 Este camino de los primeros: el primer grado de oración. "Más usado": los que llegan a este primer grado son más que los iniciados en los grados sucesivos.

 

CAPÍTULO 13

Prosigue en este primer estado y pone avisos para algunas tentaciones que el demonio  suele poner algunas veces. Da avisos para ellas. Es muy provechoso.

1. Hame parecido (1) decir algunas tentaciones que he visto que se tienen a los principios, y algunas tenido yo, y dar algunos avisos de cosas que me parecen necesarias.

Pues procúrese a los principios andar con alegría y libertad, que hay algunas personas que parece se les ha de ir la devoción si se descuidan un poco. Bien es andar con temor de sí para no se fiar poco ni mucho de ponerse en ocasión donde (2) suele ofender a Dios, que esto es muy necesario hasta estar ya muy enteros en la virtud; y no hay muchos que lo puedan estar tanto, que en ocasiones aparejadas a su natural se puedan descuidar, que siempre, mientras vivimos, aun por humildad, es bien conocer nuestra miserable naturaleza. Mas hay muchas cosas adonde se sufre (3), como he dicho, tomar recreación aun para tornar a la oración más fuertes. En todo es menester discreción.

2. Tener gran confianza, porque conviene mucho no apocar los deseos, sino creer de Dios que, si nos esforzamos, poco a poco, aunque no sea luego, podremos llegar a lo que muchos santos con su favor; que si ellos nunca se determinaran a desearlo y poco a poco a ponerlo por obra, no subieran a tan alto estado. Quiere Su Majestad y es amigo de ánimas animosas (4), como vayan con humildad y ninguna confianza de sí. Y no he visto a ninguna de éstas que quede baja en este camino; ni ninguna alma cobarde, con amparo de humildad (5), que en muchos años ande lo que estotros en muy pocos. Espántame lo mucho que hace en este camino animarse a grandes cosas; aunque luego no tenga fuerzas el alma, da un vuelo y llega a mucho, aunque como avecita que tiene pelo malo cansa y queda.

3. Otro tiempo traía yo delante muchas veces lo que dice San Pablo, que todo se puede en Dios (6). En mí bien entendía no podía nada. Esto me aprovechó mucho, y lo que dice San Agustín: Dame, Señor, lo que me mandas, y manda lo que quisieres. Pensaba muchas veces que no había perdido nada San Pedro en arrojarse en la mar, aunque después temió. Estas primeras determinaciones son gran cosa, aunque en este primer estado es menester irse más deteniendo y atados a la discreción y parecer de maestro; mas han de mirar que sea tal, que no los enseñe a ser sapos, ni que se contente con que se muestre el alma a sólo cazar lagartijas (7). ¡Siempre la humildad delante, para entender que no han de venir estas fuerzas de las nuestras!

4. Mas es menester entendamos cómo ha de ser esta humildad, porque creo el demonio hace mucho daño para no ir muy adelante gente que tiene oración, con hacerlos entender mal de la humildad, haciendo que nos parezca soberbia tener grandes deseos y querer imitar a los santos y desear ser mártires. Luego nos dice o hace entender que las cosas de los santos son para admirar, mas no para hacerlas los que somos pecadores.

Esto también lo digo yo; mas hemos de mirar cuál es de espantar (8) y cuál de imitar. Porque no sería bien si una persona flaca y enferma se pusiese en muchos ayunos y penitencias ásperas, yéndose a un desierto adonde ni pudiese dormir ni tuviese qué comer, o casas semejantes. Mas pensar que nos podemos esforzar con el favor de Dios a tener un gran desprecio de mundo, un no estimar honra, un no estar atado a la hacienda; que tenemos unos corazones tan apretados, que parece nos ha de faltar la tierra en queriéndonos descuidar un poco del cuerpo y dar al espíritu; luego parece ayuda al recogimiento tener muy bien lo que es menester, porque los cuidados inquietan a la oración.

De esto me pesa a mí, que tengamos tan poca confianza de Dios y tanto amor propio, que nos inquiete ese cuidado. Y es así que adonde está tan poco medrado el espíritu como esto, unas naderías nos dan tan gran trabajo como a otros cosas grandes y de mucho tomo. ¡Y en nuestro seso presumimos de espirituales!

5. Paréceme ahora a mí esta manera de caminar un querer concertar cuerpo y alma para no perder acá el descanso y gozar allá de Dios. Y así será ello si se anda en justicia y vamos asidos a virtud. Mas es paso de gallina (9). Nunca con él se llegará a la libertad de espíritu. Manera de proceder muy buena me parece para estado, de casados, que han de ir conforme a su llamamiento; mas para otro estado, en ninguna manera deseo tal manera de aprovechar ni me harán creer es buena, porque la he probado, y siempre me estuviera así si el Señor por su bondad no me enseñara otro atajo (10).

6. Aunque en esto de deseos siempre los tuve grandes (11), mas procuraba esto que he dicho: tener oración, mas vivir a mi placer. Creo si hubiera quien me sacara a volar, más me hubiera puesto en que estos deseos fueran con obra. Mas hay por nuestros pecados tan pocos, tan contados, que no tengan discreción demasiada en este caso, que creo es harta causa para que los que comienzan no vayan más presto a gran perfección. Porque el Señor nunca falta ni queda por El; nosotros somos los faltos y miserables.

7. También se pueden imitar los santos en procurar soledad y silencio y otras muchas virtudes, que no nos matarán estos negros cuerpos (12) que tan concertadamente se quieren llevar para desconcertar el alma (13), y el demonio ayuda mucho a hacerlos inhábiles, cuando ve un poco de temor; no quiere él más para hacernos entender que todo nos ha de matar y quitar la salud; hasta tener lágrimas nos hace temer de cegar. He pasado por esto y por eso lo sé; y no sé yo qué mejor vista ni salud podemos desear que perderla por tal causa.

Como soy tan enferma, hasta que me determiné en no hacer caso del cuerpo ni de la salud, siempre estuve atada, sin valer nada; y ahora hago bien poco. Mas como quiso Dios entendiese este ardid del demonio, y como me ponía delante el perder la salud, decía yo: "poco va en que me muera"; si el descanso: "no he ya menester descanso, sino cruz"; así otras cosas. Vi claro que en muy muchas, aunque yo de hecho soy harto enferma, que era tentación del demonio o flojedad mía; que después que no estoy tan mirada y regalada, tengo mucha más salud.

Así que va mucho a los principios de comenzar oración a no amilanar los pensamientos, y créanme esto, porque lo tengo por experiencia. Y para que escarmienten en mí, aun podría aprovechar decir estas mis faltas.

8. Otra tentación es luego muy ordinaria, que es desear que todos sean muy espirituales, como comienzan a gustar del sosiego y ganancia que es. El desearlo no es malo; el procurarlo podría ser no bueno, si no hay mucha discreción y disimulación en hacerse de manera que no parezca enseñan; porque quien hubiere de hacer algún provecho en este caso, es menester que tenga las virtudes muy fuertes para que no dé tentación a los otros.

Acaecióme a mí y por eso lo entiendo cuando, como he dicho (14), procuraba que otras tuviesen oración, que, como por una parte me veían hablar grandes cosas del gran bien que era tener oración, y por otra parte me veían con gran pobreza de virtudes, tenerla yo (15) traíalas tentadas y desatinadas; y ¡con harta razón!, que después me lo han venido a decir, porque no sabían cómo se podía compadecer (16) lo uno con lo otro; y era causa de no tener por malo lo que de suyo lo era, por ver que lo hacía yo algunas veces, cuando les parecía algo bien de mí.

9. Y esto hace el demonio, que parece se ayuda de las virtudes que tenemos buenas para autorizar en lo que puede el mal que pretende, que, por poco que sea, cuando es en una comunidad, debe ganar mucho; cuánto más que lo que yo hacía malo era muy mucho. Y así, en muchos años solas tres (17) se aprovecharon de lo que les decía, y después que ya el Señor me había dado más fuerzas en la virtud, se aprovecharon en dos o tres años muchas, como después diré (18).

Y, sin esto, hay otro gran inconveniente, que es perder el alma; (19) porque lo más que hemos de procurar al principio es sólo tener cuidado de sí sola, y hacer cuenta que no hay en la tierra sino Dios y ella; y esto es lo que le conviene mucho.

10. Da otra tentación (y todas van con un celo de virtud que es menester entenderse y andar con cuidado) de pena de los pecados y faltas que ven en los otros: pone el demonio que es sólo la pena de querer que no ofendan a Dios y pesarle por su honra, y luego querrían remediarlo. Inquieta esto tanto, que impide la oración; y el mayor daño es pensar que es virtud y perfección y gran celo de Dios.

Dejo las penas que dan pecados públicos si los hubiese en costumbre de una congregación, o daños de la Iglesia de estas herejías, adonde vemos perder tantas almas; que ésta es muy buena (20), y como lo es buena, no inquieta. Pues lo seguro será del alma que tuviere oración descuidarse de todo y de todos, y tener cuenta consigo y con contentar a Dios. Esto conviene muy mucho, porque ¡si hubiese de decir los yerros que he visto suceder fiando en la buena intención!... (21).

Pues procuremos siempre mirar las virtudes y cosas buenas que viéremos en los otros, y tapar sus defectos con nuestros grandes pecados (22). Es una manera de obrar que, aunque luego no se haga con perfección, se viene a ganar una gran virtud, que es tener a todos por mejores que nosotros, y comiénzase a ganar por aquí con el favor de Dios, que es menester en todo y, cuando falta, excusadas son las diligencias, y suplicarle nos dé esta virtud, que con que las hagamos no falta a nadie.

11. Miren también este aviso los que discurren mucho con el entendimiento, sacando muchas cosas de una cosa y muchos conceptos; que de los que no pueden obrar con él, como yo hacía (23), no hay que avisar, sino que tengan paciencia, hasta que el Señor les dé en qué se ocupen y luz, pues ellos pueden tan poco por sí, que antes los embaraza su entendimiento que los ayuda.

Pues tornando a los que discurren, digo que no se les vaya todo el tiempo en esto; porque, aunque es muy meritorio, no les parece como es oración sabrosa que ha de haber día de domingo (24), ni rato que no sea trabajar. Luego les parece es perdido el tiempo, y tengo yo por muy ganada esta pérdida; sino que como he dicho (25) se representen delante de Cristo, y sin cansancio del entendimiento se estén hablando y regalando con El, sin cansarse en componer razones, sino presentar necesidades y la razón que tiene para no nos sufrir allí: lo uno un tiempo, y lo otro otro, porque no se canse el alma de comer siempre un manjar. Estos son muy gustosos y provechosos, si el gusto se usa (26) a comer de ellos; traen consigo gran sustentamiento para dar vida al alma, y muchas ganancias.

12. Quiérome declarar más, porque estas cosas de oración todas son dificultosas y, si no se halla maestro, muy malas de entender; y esto hace que, aunque quisiera abreviar y bastaba para el entendimiento bueno de quien me mandó (27) escribir estas cosas de oración sólo tocarlas, mi torpeza no da lugar a decir y dar a entender en pocas palabras cosa que tanto importa declararla bien; que como yo pasé tanto, he lástima a los que comienzan con solos libros (28), que es cosa extraña cuán diferentemente se entiende de lo que después de experimentado se ve.

Pues tornando a lo que decía (29), ponémonos a pensar un paso de la Pasión, digamos el de cuando estaba el Señor a la columna: anda el entendimiento buscando las causas que allí da a entender, los dolores grandes y pena que Su Majestad tendría en aquella soledad y otras muchas cosas que, si el entendimiento es obrador, podrá sacar de aquí. ¡Oh que si es letrado!... (30). Es el modo de oración en que han de comenzar y demediar y acabar todos, y muy excelente y seguro camino, hasta que el Señor los lleve a otras cosas sobrenaturales.

13. Digo "todos", porque hay muchas almas que aprovechan más en otras meditaciones que en la de la sagrada Pasión; que así como hay muchas moradas en el cielo (31), hay muchos caminos. Algunas personas aprovechan considerándose en el infierno, y otras en el cielo y se afligen en pensar en el infierno, otras en la muerte. Algunas, si son tiernas de corazón, se fatigan mucho de pensar siempre en la Pasión, y se regalan y aprovechan en mirar el poder y grandeza de Dios en las criaturas y el amor que nos tuvo, que en todas las cosas se representa, y es admirable manera de proceder, no dejando muchas veces la Pasión y vida de Cristo, que es de donde nos ha venido y viene todo el bien.

14. Ha menester aviso el que comienza, para mirar en lo que aprovecha más. Para esto es muy necesario el maestro, si es experimentado; que si no, mucho puede errar y traer un alma sin entenderla ni dejarla a sí misma entender; porque, como sabe que es gran mérito estar (32) sujeta a maestro, no osa salir de lo que le manda. Yo he topado almas acorraladas y afligidas por no tener experiencia quien las enseñaba, que me hacían lástima, y alguna que no sabía ya qué hacer de sí; porque, no entendiendo el espíritu, afligen alma y cuerpo, y estorban el aprovechamiento. Una trató conmigo, que la tenía el maestro atada ocho años había (33) a que no la dejaba salir de propio conocimiento, y teníala ya el Señor en oración de quietud, y así pasaba mucho trabajo.

15. Y aunque esto del conocimiento propio jamás se ha de dejar, ni hay alma, en este camino, tan gigante que no haya menester muchas veces tornar a ser niño y a mamar (y esto jamás se olvide, quizás lo diré más veces, porque importa mucho); porque no hay estado de oración tan subido, que muchas veces no sea necesario tornar al principio, y en esto de los pecados y conocimiento propio (34), es el pan con que todos los manjares se han de comer, por delicados que sean, en este camino de oración, y sin este pan no se podrían sustentar; mas hase de comer con tasa, que después que un alma se ve ya rendida y entiende claro no tiene cosa buena de sí y se ve avergonzada delante de tan gran Rey y ve lo poco que le paga lo mucho que le debe, ¿qué necesidad hay de gastar el tiempo aquí?, sino irnos a otras cosas que el Señor pone delante y no es razón las dejemos, que Su Majestad sabe mejor que nosotros de lo que nos conviene comer.

16. Así que importa mucho ser el maestro avisado digo de buen entendimiento y que tenga experiencia. Si con esto tiene letras, es grandísimo negocio. Mas si no se pueden hallar estas tres cosas (35) juntas, las dos primeras importan más; porque letrados pueden procurar para comunicarse con ellos cuando tuvieren necesidad. Digo que a los principios, si no tienen oración, aprovechan poco letras; (36) no digo que no traten con letrados, porque espíritu que no vaya comenzado en verdad yo más le querría sin oración; y es gran cosa letras, porque éstas nos enseñan a los que poco sabemos y nos dan luz y, llegados a verdades de la Sagrada Escritura, hacemos lo que debemos: de devociones a bobas nos libre Dios.

17. Quiérome declarar más, que creo me meto en muchas cosas. Siempre tuve esta falta de no me saber dar a entender como he dicho (37) sino a costa de muchas palabras. Comienza una monja a tener oración; si un simple la gobierna y se le antoja, harála entender que es mejor que le obedezca a él que a su superior, y sin malicia suya, sino pensando acierta; porque si no es de religión (38), parecerle ha es así. Y si es mujer casada, dirála que es mejor, cuando ha de entender en su casa, estarse en oración, aunque descontente a su marido. Así que no sabe ordenar el tiempo ni las cosas para que vayan conforme a verdad. Por faltarle a él la luz, no la da a los otros aunque quiere. Y aunque para esto parece no son menester letras, mi opinión ha sido siempre y será que cualquier cristiano procure tratar con quien las tenga buenas, si puede, y mientras más, mejor; y los que van por camino de oración tienen de esto mayor necesidad, y mientras más espirituales, más.

18. Y no se engañe con decir que letrados sin oración no son para quien la tiene. Yo he tratado hartos, porque de unos años acá lo he más procurado con la mayor necesidad, y siempre fui amiga de ellos, que aunque algunos no tienen experiencia, no aborrecen al espíritu ni le ignoran; porque en la Sagrada Escritura que tratan, siempre hallan la verdad del buen espíritu. Tengo para mí que persona de oración que trate con letrados, si ella no se quiere engañar, no la engañará el demonio con ilusiones, porque creo temen (39) en gran manera las letras humildes y virtuosas, y saben serán descubiertos y saldrán con pérdida.

19. He dicho esto porque hay opiniones (40) de que no son letrados para gente de oración, si no tienen espíritu. Ya dije es menester espiritual maestro; mas si éste no es letrado, gran inconveniente es. Y será mucha ayuda tratar con ellos, como sean virtuosos. Aunque no tenga espíritu, me aprovechará, y Dios le dará a entender lo que ha de enseñar y aun le hará espiritual para que nos aproveche. Y esto no lo digo sin haberlo probado y acaecídome a mí con más de dos. Digo que para rendirse un alma del todo a estar sujeta a solo un maestro, que yerra mucho en no procurar que sea tal, si es religioso, pues ha de estar sujeto a su prelado, que por ventura le faltarán todas tres cosas que no será pequeña cruz sin que él de su voluntad (41) sujete su entendimiento a quien no le tenga bueno. Al menos esto no lo he yo podido acabar conmigo ni me parece conviene. Pues si es seglar, alabe a Dios que puede escoger a quien ha de estar sujeto, y no pierda esta tan virtuosa libertad; antes esté sin ninguno hasta hallarle, que el Señor se le dará, como vaya fundado todo en humildad y con deseo de acertar. Yo le alabo mucho, y las mujeres y los que no saben letras le habíamos siempre de dar infinitas gracias, porque haya quien con tantos trabajos haya alcanzado la verdad que los ignorantes ignoramos.

20. Espántanme (42) muchas veces letrados, religiosos en especial, con el trabajo que han ganado lo que sin ninguno, más que preguntarlo, me aproveche a mí. ¡Y que haya personas que no quieran aprovecharse de esto! ¡No plega a Dios! Véolos sujetos a los trabajos de la religión (43), que son grandes, con penitencias y mal comer, sujetos a la obediencia, que algunas veces me es gran confusión, cierto; con esto, mal dormir, todo trabajo, todo cruz. Paréceme sería gran mal que tanto bien ninguno por su culpa lo pierda. Y podrá ser que pensemos algunos que estamos libres de estos trabajos, y nos lo dan guisado, como dicen, y viviendo a nuestro placer, que por tener un poco de más oración nos hemos de aventajar a tantos trabajos (44).

21. ¡Bendito seáis vos, Señor, que tan inhábil y sin provecho me hicisteis! Mas aláboos muy mucho, porque despertáis a tantos que nos despierten. Había de ser muy continua nuestra oración por estos que nos dan luz. ¿Qué seríamos sin ellos entre tan grandes tempestades como ahora tiene la Iglesia? Si algunos ha habido ruines (45), más resplandecerán los buenos. Plega al Señor los tenga de su mano y los ayude para que nos ayuden, amén.

22. Mucho he salido de propósito de lo que comencé a decir; mas todo es propósito para los que comienzan, que comiencen camino tan alto de manera que vayan puestos en verdadero camino. Pues tornando a lo que decía (46) de pensar a Cristo a la columna, es bueno discurrir un rato y pensar las penas que allí tuvo y por qué las tuvo y quién es el que las tuvo y el amor con que las pasó. Mas que no se canse siempre en andar a buscar esto, sino que se esté allí con El, acallado el entendimiento. Si pudiere, ocuparle (47) en que mire que le mira, y le acompañe y hable y pida y se humille y regale con El, y acuerde que no merecía estar allí. Cuando pudiere hacer esto, aunque sea al principio de comenzar oración, hallará grande provecho, y hace muchos provechos esta manera de oración; al menos hallóle mi alma.

No sé si acierto a decirlo. Vuestra merced (48) lo verá. Plega al Señor acierte a contentarle siempre, amén.

NOTAS CAPÍTULO 13

1 Hame parecido conveniente decir.

2 Donde: había escrito de adonde. Corregido en el autógrafo. Fray Luis ya leyó "donde" (p. 142).

3 Se sufre: se puede, es lícito.

4 Equivale a: "a Dios le gustan las personas decididas". Tesis reiterada por la autora: cf. C. 41, 8; 23, 4.

5 Con amparo de...: so pretexto, a título de...

6 Se suceden dos citas bíblicas y una de San Agustín: Fil. 4, 13; Confesiones, 10, 29; Mt. 14, 29-30.

7 Que el maestro de espíritu no les enseñe a ser sapos (= a caminar lenta y rastreramente) ni a sólo cazar lagartijas (= dar importancia a minucias insignificantes); cf. además el n. 5.

8 Espantar: admirar.

9 Es paso de gallina: "manera de caminar" a paso lento, contrapuesta al "volar" del n. 6, y a la rapidez del "atajo" de este mismo número.

10 Atajo: el de la osada determinación del n. 2. La propondrá decididamente en Camino cc. 21 y 23. Sobre camino y atajo cf. Vida 22, 11 y Moradas 5, 3, 4.

11 Lo testifica de sí insistentemente: c. 6, 9; 30, 17; Rel. 1ª y 3ª; Conc. 2, 29.

12 Estos negros cuerpos: "negros", como adjetivo descalificador, equivalente a "malhadados". ("Negra vicaria", de las cartas: "negros puntos de honra" de C. 36, 6; esta negra honra": C. 36, 4).

13 Concertadamente... desconcertar: es el caminar calculado y poco osado de que viene hablando. Sobre él ironizará en las Moradas 2, 5-7.

14 Como he dicho en el c. 7, 10 y ss.

15 Tenerla yo: oración.

16 Compadecer: ser compatible, compaginar.

17 Solas tres. Gracián anotó en su ejemplar: "Fueron Ma de San Pablo, Ana de los Angeles, doña María de Zepeda". Las tres eran carmelitas de la Encarnación.

18 Alude a los cc. 32-36.

19 Perder el alma: que el alma salga perdiendo. - A continuación: lo más que hemos de procurar: lo que más hemos de procurar.

20 Que esta (pena) es muy buena.

21 Fray Luis completó el sentido añadiendo: "nunca acabaría" (p. 149).

22 Consigna frecuente en la ascética teresiana: cf. Moradas 5, 3, 11.

23 Como yo lo hacía: como era mi caso, cuando no podía meditar u orar discursivamente (c. 4, 7).

24 Día de domingo: pausa de descanso.

25 Como he dicho en el c. 12, 2.

26 Si el gusto se usa: se habitúa o se acostumbra.

27 Cariñoso elogio dirigido, probablemente, a García de Toledo.

28 Cf. su caso, ya referido en el c. 4, 7. Y su exclamación "gran mal un alma sola" (7, 20 y ss.).

29 En el n. 11, y antes en el c. 12, 2.

30 Otra lectura posible del presente texto: "o que si es letrado", en alternativa con el orante de "entendimiento obrador" ("obrador": activo, pensador). Fray Luis leyó a su modo: "o si es letrado es el modo..." (p. 151), enmendado en su fe de erratas.

31 Reminiscencia bíblica: Jn 14, 2. Idea germinal de las moradas de su Castillo interior.

32 Estar: como en otros casos, por lapsus material en el autógrafo, repitió esa palabra al pasar de línea. Sin intencionalidad literaria.

33 Ocho años había: hacía ya ocho años.

34 La necesidad de insistir en el propio conocimiento será una de sus consignas fuertes en las Moradas: 1, 2 título; y 3, c. 2.

35 Tres cosas juntas, requeridas para el buen maestro de espíritu: que sea "de buen entendimiento", "que tenga experiencia", y "letras" (= ciencia)... entonces es "grandísimo negocio". - En la frase siguiente, el sujeto de "pueden" y "tuvieron" no es "letrados", sino "principiantes" (implícito).

36 Frase oscura: al principiante le sirve poco el maestro "letrado", si a la vez no es hombre de oración.

37 Como he dicho: en el n. 12, y ya antes en el c. 11, 6.

38 Si no es de religión: si no es religioso.

39 Creo temen: los demonios.

40 Hay opiniones: acerca de si los letrados "no espirituales" pueden ser directores de "gente de oración". En el n. 18 lo había enunciado así: "no se engañe con decir que letrados sin oración no son para quien la tiene". Es un eco de las tensiones entre "teólogos" y "espirituales" del tiempo de la Santa. Entre los aludidos figura, probablemente, San Pedro de Alcántara, quien poco antes (14.4.1562) había escrito a la Santa una carta que comenzaba: "... cierto que me espanté que vuestra merced (= la M. Teresa) ponía en parecer de letrados lo que no es de su facultad...; en la perfección de la vida no se ha de tratar sino con los que la viven..." (BMC, 2, 125-126).

41 De su voluntad: voluntariamente, por propia voluntad.

42 Espántame: me asombro.

43 Religión: equivale a vida religiosa, orden religiosa.

44 El sentido es: "podrá ser que algunos que estamos libres de estos trabajos..., pensemos que, por tener un poco más de oración, hemos de aventajar a (los letrados, sujetos a) tantos trabajos".

45 Probable alusión al reciente caso de Agustín Cazalla, capellán y predicador de Carlos V, castigado en el auto de Valladolid del 24.5.1559. Aludido de nuevo en el c. 16, 7.

46 Lo que decía en los nn. 11-12, antes de la digresión de los nn. 13-21.

47 Ocuparle: ocúpele... y "le acompañe".

48 Vuestra merced: García de Toledo.