56
(113)
Estando
una vez con esta presencia de las tres Personas que traigo en el alma, era con
tanta luz que no se puede dudar el estar allí Dios vivo y verdadero, y allí se
me daban a entender cosas que yo no las sabré decir después. Entre ellas era
cómo había la Persona del Hijo tomado carne humana y no las demás. No sabré,
como digo, decir cosa de esto, que pasan algunas tan en secreto del alma, que
parece el entendimiento entiende como una persona que, durmiendo o medio
dormida, le parece entiende lo que se habla. Yo estaba pensando cuán recio era
el vivir que nos privaba de no estar así siempre en aquella admirable
compañía, y dije entre mí: Señor, dadme algún medio para que yo pueda
llevar esta vida. Díjome: "Piensa, hija, cómo después de acaba no me
puedes servir en lo que ahora, y come Mí y duerme por Mí, y todo lo que
hicieres sea por Mí, como si no lo vivieses tú ya, sino Yo, que esto es lo que
decía San Pablo" (114).
NOTAS
113
En Sevilla, 1575. - Texto del códice de Avila (f. 30r; cf. Ribera IV, 4, p.
350).
57
(115)
Una
vez acabando de comulgar, se me dio a entender cómo este santísimo Cuerpo de
Cristo le recibe su Padre dentro de nuestra alma, como yo entiendo y he visto
están estas divinas Personas, y cuán agradable le es esta ofrenda de su Hijo
porque se deleita y goza con El -digamos- acá en la tierra; porque su Humanidad
no está con nosotros el alma, sino la Divinidad, y así le es tan acepto y
agradable y nos hace tan grandes mercedes; entendí que también recibe este
sacrificio aunque esté en pecado el sacerdote, salvo que no se comunican las
mercedes a su alma como a los que están en gracia: y no porque dejen de estar
estas influencias en su fuerza, que proceden de esta comunicación con que el
Padre recibe este sacrificio, sino por falta de quien le ha de recibir; como no
es por falta del sol no resplandecer cuando da en un pedazo de pez, como en uno
de cristal. Si yo ahora lo dijera, me diera mejor a entender. Importa saber
cómo es esto, porque hay grandes secretos en lo interior cuando se comulga. Es
lástima que estos cuerpos no nos lo dejan gozar.
NOTAS
115
Fecha probable: 1575, en Sevilla. - Texto del códice de Avila, f. 30v.
58
(116)
1.
Octava de Todos los Santos, tuve dos o tres días muy trabajosos de la memoria
de mis grandes pecados, y unos temores de persecuciones que no se fundaban sino
en que me habían de levantar falsos testimonios, y todo el ánimo que suelo
tener a padecer me faltaba. Aunque yo me quería animar y hacía actos y veía
que sería gran ganancia a mi alma, aprovechábame poco, que no se quitaba el
temor y era una guerra desabrida. Topé con una letra donde dice mi buen Padre
(117) que dice San Pablo que no permite Dios que seamos tentados más de lo que
podemos sufrir. Aquello me alivió harto, mas no bastaba, antes otro día me dio
una aflicción grande de verme sin él, como no tenía a quién acudir con esta
tribulación, que me parecía vivir en gran soledad, y ayudaba el ver que no
hallaba ya quien me diese alivio sino él, y que lo más había de estar
ausente, que me fue harto gran tormento.
2.
Otra noche después, leyendo en un libro otro dicho de San Pablo que me comenzó
a consolar, estaba pensando cuán presente había traído de antes a nuestro
Señor, que tan verdaderamente me parecía ser Dios vivo. Pensando en esto, me
dijo y parecióme muy dentro de mí, como al lado del corazón, por visión
intelectual: "Aquí estoy, sino que quiero que veas lo poco que puedes sin
Mí".
3.
Luego me aseguré y se quitaron todos los miedos, y estando la misma noche en
maitines, el mismo Señor, por visión intelectual, tan grande que casi parecía
imaginaria, se me puso en los brazos a manera de como se pinta la "Quinta
angustia". Hízome temor harto esta visión, porque era muy patente y tan
junta a mí, que me hizo pensar si era ilusión. Díjome: "No te espantes
de esto, que con mayor unión, sin comparación, está mi Padre con tu
ánima".
Háseme
así quedado esta visión hasta ahora representada. Lo que dije de nuestro
Señor, me duró más de un mes. Ya se me ha quitado.
NOTAS
116
"Fue en Sevilla, año de 1575", anota el P. Manuel en el ms. de Avila,
f. 31v. Por tanto, el 8 de noviembre. La merced está relaicionada con las
acusaciones de la Santa a la Inquisición. - Tomo el texto de la copia de J. V.
del Mármol.
117
El P. Gracián. - 1 Cor 10, 13.
59
1.
Estando una noche con harta pena porque había mucho que no sabía de mi Padre
(118), y aún no estaba bueno cuando me escribió la postrera vez, aunque no era
como la primera pena de su mal, que era confiada y de aquella manera nunca la
tuve después, mas el cuidado impedía la oración; parecióme de presto, y fue
así que no pudo ser imaginación, que en lo interior se me representó una luz,
y vi que venía por el camino alegre y rostro blanco, aunque de la luz que vi
debió de hacer el rostro blanco, que así me parece lo están todos en el
cielo, y he pensado si del resplandor y luz que sale de nuestro Señor les hace
estar blancos. Entendí: "Dile que sin temor comience luego, que suya es la
victoria" (119).
2.
Un día después que vino (120), estando yo a la noche alabando a nuestro Señor
por tantas mercedes como me había hecho, me dijo: "¿Qué me pides tú que
no haga yo, hija mía?"
NOTAS
118
El P. Gracián. - "Era esto en Sevilla", anota el P. Manuel (ms. de
Avila, f. 32r); hacia noviembre de 1575. - Texto de J. V. del Mármol.
119
"Esto era al tiempo que yo había sacado el Breve del Nuncio Ormaneto con
cartas del Rey para la Visita de los Calzados de Andalucía y venía a Sevilla a
Presentarle, que había tenido una enfermedad, aunque no muy grave".
Gracián, Peregr. de Anastasio, diálogo 16.
60
El
día que se presentó el Breve (121), como yo estuviese con grandísima
atención (122), que me tenía toda turbada, que aun rezar no podía, porque me
habían venido a decir que nuestro Padre estaba en gran aprieto, porque no le
dejaban salir y había gran ruido, entendí estas palabras: "¡Oh mujer de
poca fe!; sosiégate, que muy bien se va haciendo".
2.
Era día de la Presentación de nuestra Señora, año de mil y quinientos y
setenta y cinco. Propuse en mí si la Virgen acababa con su Hijo que viésemos a
nuestro Padre libre de estos frailes, y a nosotras, pedir ordenase que en cada
cabo se celebrase con solemnidad esta fiesta en nuestros monasterios de
Descalzas.
3.
Cuando esto propuse no se me acordaba de lo que entendí, que había el Padre de
establecer fiesta, de la visión que vi (123). Ahora, tornando a leer este
cuadernillo, he pensado si ha de ser ésta la fiesta.
NOTAS
121
Véase la Rel. 59, nota 2. - 21 de noviembre de 1575.
122
Atención: alteración se lee en el códice de Consuegra.
123
Alude probablemente a la Merced 44.
61
Estando
un día en oración, sentí estar el alma tan dentro de Dios, que no me parecía
había mundo, sino embebida en él dióseme aquí a entender aquel verso de
Magnificat: "Et exultavit spiritus", de manera que no se me puede
olvidar (124).
NOTAS
124
En Sevilla, 1575 ó 1576. Cf. la merced 29, 1, y Ribera IV, 4, p. 439. - Texto
del códice de Avila, f. 25r.
62
Estaba
una vez pensando sobre el querer deshacer este monasterio de Descalzas (125), si
era el intento poco a poco irlas acabando todas. Entendí: "Eso pretenden,
mas no lo verán, sino muy al contrario".
NOTAS
125
Probablemente el de Sevilla; en la primavera de 1576 (cf. Ribera III, 8, p.
264). - Texto del ms. de Avila, f. 25r.
63
Habiendo
comenzado a confesarme con una persona (126) en una ciudad que al presente
estoy, y ella con haberme tenido mucha voluntad y tenerla después que admitió
el gobierno de mi alma, se apartaba de venir acá. Estando yo en oración una
noche, pensando en la falta que me hacía, entendí que le tenía Dios para que
no viniese, porque me convenía tratar mi alma con una persona del mismo lugar.
A mí me pesó por haber de conocer condición nueva, que podía ser no me
entendiese e inquietase y por tener amor a quien me hacía esta caridad -aunque
siempre que veía u oía predicar a esta persona me hacia contento espiritual-,
y por tener muchas ocupaciones esta persona también, me parecía inconveniente.
Díjome el Señor: "Yo haré que te oiga y te entienda. Declárate con él,
que algún remedio será de tus trabajos". Esto postrero fue, según
pienso, porque estaba yo entonces fatigadísima de estar ausente de Dios.
También me dijo entonces Su Majestad que bien veía el trabajo que tenía, mas
que no podía ser menos mientras viviese en este destierro, que todo era para
más bien mío, y me consoló mucho.
Así
me ha acaecido, que huelga de oírme, y busca tiempo y me ha entendido y dado
gran alivio. Es muy letrado y santo.
NOTAS
126
Fecha: agosto-septiembre de 1576, en Toledo. El confesor cesante es fray Diego
de Yepes, futuro obispo de Tarazona. El nuevo director el canónigo Alonso
Velázquez, más tarde obispo de Osma. Para la inteligencia de esta Merced,
véase la carta de la Santa a Gracián, de 5 de septiembre de 1576. - Texto
tomado del códice de Avila, f. 22v.
64
Estando un día de la Presentación encomendando mucho a Dios a una persona
(127), y parecíame que todavía era inconveniente el tener renta y libertad
para la gran santidad que yo le deseaba; púsoseme delante su poca salud y la
mucha luz que daba a las almas, y entendí: "Mucho me sirve, mas gran cosa
es seguirme desnudo de todo como yo me puse en la cruz. Dile que se fíe de
Mí". Esto postrero fue porque me acordé yo que no podría con su poca
salud llevar tanta perfección.
NOTAS
127
Probablemente en Toledo, 1576-1577. Acaso se refiera al canónigo Velázquez. -
Texto del ms. de Avila, f. 23v.
65
Estando
una vez pensando en la pena que me daba el comer carne y no hacer penitencia,
entendí que algunas veces era más amor propio que deseo de ella (128).
NOTAS
128
Data probable, primeros meses de 1577, en Toledo. - Texto de Ribera IV, 18, p.
458. Cf. ms. de Avila, f. 23v.
66
Estando
una vez con mucha pena de haber ofendido a Dios, me dijo: "Todos tus
pecados son delante de mí como si no fueran; en lo porvenir te esfuerza, que no
son acabados tus trabajos" (129)
NOTAS
129
Probablemente, de la misma fecha que la merced 65. - Texto del códice de Avila,
f. 24r.
67
Estando
en San José de Avila, víspera de Pascua del Espíritu Santo (130), en la
ermita de Nazaret, considerando en una grandísima merced que nuestro Señor me
había hecho en tal día como éste, veinte años había (131), poco más o
menos, me comenzó un ímpetu y hervor grande de espíritu, que me hizo
suspender. En este gran recogimiento entendí de nuestro Señor lo que ahora
diré:
Que
dijese a estos Padres Descalzos de su parte que procurasen guardar esas cuatro
cosas, y que mientras las guardasen siempre iría en más crecimiento esta
religión, y cuando en ellas faltasen entendiesen que iban menoscabando de su
principio. La primera, que las cabezas estuviesen conformes. La segunda, que
aunque tuviesen muchas casas, en cada una hubiese pocos frailes. La tercera, que
tratasen poco con seglares, y esto para bien de sus almas. La cuarta, que
enseñasen más con obras que con palabras.
Esto
fue año de 1579. Y porque es gran verdad, lo firmo de mi nombre.
Teresa
de Jesús
NOTAS
130
Por error repitió y tachó: en esta casa de San José de Ávila. - Fecha: 6 de
junio de 1579. - Autógrafo en el códice de las Fundaciones, f. 96v.
131
Cf. Vida c. 38, n. 9.