CUARTO PERÍODO

EL NOVICIADO

(enero de 1889-septiembre de 1890

Cta 60 A la señora de Guérin

El Carmelo, 28 de agosto de 1888,

Jesús + J.M.J.T.

6 de la mañana

Querida tía:

Ayer tarde nos enteramos de la muerte del señor David. Aunque esperábamos recibir en cualquier momento la triste noticia, me conmoví mucho al saber el desenlace. Ruego a Dios que acoja en su paraíso a esa alma tan santa; tal vez esté ya allí, pues con unas disposiciones tan perfectas como las suyas se puede ir derecho al cielo.

[1vº] Pido a Dios, querida tía, que derrame en su alma el consuelo. Ya se mostró muy bondadoso al escuchar todas las oraciones que ustedes le dirigieron para ofrecerle el alma de su querido pariente. Si desde lo hondo de su soledad, su hijita pudiese esperar haber tenido una pequeña parte en ello, se sentiría muy dichosa.

Pienso, querida tía, que en los momentos de gran tristeza necesitamos de mirar al cielo; allí, en lugar de llorar, todos están alegres porque nuestro Señor posee un elegido más, un nuevo sol1 ilumina con sus rayos a los ángeles del cielo, todos viven ya el rapto del éxtasis divino y se extrañan de que nosotros podamos [2rº] llamar muerte al comienzo de la vida. Para ellos, nosotros estamos en un estrecho sepulcro, mientras que su alma puede trasladarse hasta el confín de las "playas celestes, de horizontes infinitos"2... Querida tía, cuando se piensa en la muerte del justo, no se puede por menos de envidiar su suerte. Para él ya no existe el tiempo del destierro; para él ya no hay más que Dios, nada más que Dios.

¡Cuántas cosas, querida tía, tendría para decirle esta su hijita! ¡Piensa tanto, tanto, su corazón! Esta mañana está toda ella perdida en la inmensidad y en la añoranza de la muerte de los santos. Pero me falta tiempo para terminar este borrador, y tengo que cortar, porque la campana acaba de advertirme que es hora de terminar. Ofrezco este pequeño sacrificio a Jesús, para que se digne consolarles con su mano bondadosa.

Su hijita, que está con el corazón cerca de usted y de sus queridas hermanitas3,

Teresa del Niño Jesús

p.c.ind.

NOTAS Cta 60

1 Cf Arminjon, op. cit., p. 312.

2 Lamennais, Une voix de prison. A la señora de Martin le gustaba citar este texto.

3 Sus primas Juana y María Guérin.

Cta 61 Al señor Martin

Jesús + Carmelo, 25 de agosto de 1888

Querido papaíto:

Por fin, ha llegado el día en que tu Reina puede felicitarte tu santo en todos los tonos, ya que está en el Carmelo en compañía de tus joyas: el Diamante y la Perla fina...

¡Pobre Reinecita! Debiera hacerse a un lado para dejar paso a las espléndidas alhajas de su Rey; pero la verdad es que no puede, resignarse a ello. También ella tiene su título y puede mostrarlo [1vº] a quien quiera verlo, está sellado por la mano misma de su Rey: Reina de Francia y de Navarra. No tiene otra cosa, pero creo que basta para ser admitida a la presencia de su Rey. Por lo demás, nadie intenta disputarle su derecho, que hasta en el extranjero le reconocen: en Italia, en Roma, todos sabían que la Reina estaba allí...

Mi querido Rey, tu reinecita querría tener magníficos presentes que ofrecerte, pero no tiene nada. Además, ella no es nada fácil de contentar. Todos los palacios del Vaticano, cargados de regalos, no le parecerían lo bastante bellos para su Rey. Ella sueña con algo más [2rº] regio, necesita tesoros inmensos, horizontes infinitos1. Lo que ella quisiera dar a su Rey no se encuentra aquí en la tierra, sólo Jesús lo posee. Por eso va a pedirle que colme a su Rey de alegrías celestiales. A un padre que no es de la tierra nada terreno puede llenarlo.

Ya ves, querido papaíto, que aunque parece que no te ofrezco nada, te hago un magnífico regalo; si no cautiva tus ojos, cautivará al menos tu corazón, porque espero que Dios escuche mi plegaria.

Sin embargo, papaíto querido, aun diciéndote que sólo deseo cautivar tu corazón, te mando [2vº] una estampita pintada por tu reina. Espero que, a pesar de mi escaso talento, te guste; la Perla fina ha querido ayudarme con sus consejos de artista y compuso el precioso dibujo, pero se empeñó en que la pintase yo sola. El mérito no es mucho; pero mi impericia es tan grande y mi Rey tan indulgente, que espero darle un poquito de gusto enviándole esta estampita.

Hasta pronto, papaíto querido. Si tu Reina no está hoy a tu lado, no te quepa la menor duda de que lo está con el pensamiento y con el corazón, te desea la mejor de las fiestas que hayas tenido nunca en tu vida, y te abraza con todo su corazón.

Tu Reinecita,

Teresa del Niño Jesús

p.c.ind.

NOTAS Cta 61

1 Cf Cta 60, n. 2.

Cta 62 A María Guérin

septiembre de 1888

J.M.J.T.

Jesús + El Carmelo, jueves.

Querida hermanita:

Empecé a escribirte el martes por la noche, y hace un momento quise continuar la carta; pero las cosas que entonces te decía no son las que hoy quiero decirte, así que he preferido volver a empezar.

Gracias por tu preciosa carta. Si me hubiese escrito Mme. de Sevigné, seguro [1vº] que no me habría dado mayor alegría.

Si mi primita se acuerda mucho de mí, también yo estoy con mucha frecuencia espiritualmente con ella. Igual que tú, yo también necesito oír hablar a menudo de mi Mariíta, y sobre todo hablar yo misma de ella. Me desahogo hablándole a Dios de mi querida hermanita, no temo nunca que a él le parezca que le hablo demasiado de ti, pues estoy segura de que a mi Mariíta Dios la tiene muy dentro de su corazón.

Querido diablillo, ¡cuántas cosas tendría que decirte! [2rº] Pero el tiempo se pasa volando, veo que se me escapa con asombrosa rapidez. Es tarde y te estoy escribiendo a la luz de tu lamparilla; ya ves que mi escritura se resiente de mi prisa. Lo que me consuela de tener tan mala letra es pensar que en el cielo no tendremos necesidad de este medio para comunicarnos nuestros pensamientos, ¡será una suerte para mí...!

Ayer recibí una visita. Te apuesto que no la adivinas ni a la de cien... Una elegante dama de MUNDO, su querido marido, una señorita de dieciséis años y un señorito de catorce... ¿Vas cayendo...? Era la madrina [2vº] que plantaba verbenas1... Venía acompañada de su sobrina Th. Gilbert y de su sobrino Pedro. ¡Ay, mundo, mundo! ¡Si la hubieras visto en el locutorio! Al verme tras de la reja, casi cantaba: "¡Cuánto pena mi corazón, mi corazón!"

Es hora de acabar con mi cháchara, y, sin embargo, no he dicho nada interesante a mi querida primita. Pero ¿qué puede esperarse de una persona como yo, que escribe sin pensar que su papel se va llenando de trivialidades, teniendo tantas cosas serias que decir...? Perdóname...

[2rºtv] Termino, querida Mariíta, pidiéndote un favor: serías muy amable si, mientras te paseas por ese hermoso parque2, pudieses encontrar algunos musgos secos, cortezas de árboles, etc. Es para hacer trabajitos, belenes por ejemplo. Si es molestia, no me lo envíes, sólo si lo encuentras paseándote.

Siento mucho que mi tía esté enferma. Me acuerdo mucho de ella y no dejo de rezar por su pronta curación. Dale un beso muy FUERTE de parte de su hijita, ¡pero sin hacerle daño...!

[2vºtv] Dale un beso también a mi QUERIDA Juanita, y a Celina y Elena3. De ellas, que no están enfermas, no tengo compasión: así que te pido que las beses lo más fuerte que puedas.

Veo, querida Mariíta, que mis besos no tienen fin, pero todavía no he terminado, pues no te los he dado a ti, que eres la encargada de repartirlos. Así que a todas las personas a quienes se los vas a dar les pido que te devuelvan todos los que puedan. Y como dudo que mi petición sea cumplida, te mando yo un beso yo con todo el corazón, pero muy fuerte, tan fuerte que si tuvieses un flemón, se reventaría, como pasó antes del viaje a Roma.

Tu hermanita,

Teresa del Niño Jesús

p.c.ind.

NOTAS Cta 62

1 Madamme Tifenne, madrina de Leonia.

2 En el castillo de La Musse, que acababan de heredar los Guérin a la muerte del señor David.

3 Celina y Elena Maudelonde, primas carnales de Juana y María.

Cta 63 Al señor Martin

30 de septiembre de 1888

J.M.J.T.

El Carmelo, 30 de septiembre

Mi rey querido:

Tu Reinecita se siente abrumada bajo el peso y la magnificencia de tus regalos1, ya se ve que es un Rey quien se los ofrece a su Reina.

Lo primero que vi llegar fue el encaje de punto de Alençon; es, de verdad, absolutamente regio. No sé cómo darte las gracias [1vº] por tan hermosos regalos. ¿Dónde quedan ya los tiempos en que tu Reinecita saltaba de alegría ante una chuchería de CINCO CENTIMOS que su Rey le regalaba?2. También ahora su corazón se sentiría dichoso, pero el del Rey necesita dar más, por eso ofrece a su Reina un encaje digno de LA REINA DE FRANCIA Y DE NAVARRA.

Es verdad, querido papaíto, que si tu Reina no es digna de tantas riquezas, éstas nunca serán demasiado hermosas para el Esposo divino a quien tú la has entregado; por eso, [2rº] seré feliz llevándolas; de lo contrario, realmente no me atrevería a llevarlas, pues todavía no soy más la Huerfanita de la Berezina, y hasta el día de mi toma de hábito no mereceré llevar mi título de Reina.

Todavía tengo una dulce misión que cumplir: la de darte las gracias, en mi nombre de Reina y en nombre del Diamante de y la Perla fina, por el alud de peras, cebollas, ciruelas y manzanas que salió del torno como de una cornucopia. ¿De dónde venía todo aquello? Un viejecito dijo que se trataba de un señor que vivía por el jardín de la Estrella3. [2vº] No podía ser nadie más que tú. Por eso, papaíto querido, la provisión fue bien recibida y se le dispensó un buen recibimiento sin hacernos de rogar. Tiene gracia la cosa: le costó menos entrar que a tu Reina, que tuvo que ir a Roma para conseguir que le abrieran la puerta...

Las enormes cebollas me alegraron el corazón, me hicieron pensar en las de Egipto, no las echaremos de menos como los israelitas. Pensé también en las de Lion4, que costaban 0'50 céntimos y eran tan gordas.

Bueno, Rey mío, creo que tu Reina te está aburriendo con su cháchara, pero está tan contenta que no puede menos de decírtelo. Te da las gracias por todo, y te abraza con todo su corazón.

Teresa del Niño Jesús

NOTAS Cta 63

1 En previsión de la toma de hábito de Teresa, el señor Martin le manda ya una pieza de encaje de punto de Alençon.

2 Cf Ms A 14rº.

3 Parque privado situado en las proximidades de los Buissonnets.

4 Teresa había visitado Lyon al regreso de su viaje a Roma.

Cta 64 Al señor Martin

8-15 de octubre (?) de 1888

Mi querido Rey:

Me gustaría escribirte una larga carta, pero no puedo, porque estoy de retiro. ¡No sabes cuánto te quiere tu Reinecita...!

Como tengo que enviar una carta a la hija del Rey -la princesa Leonia-, he pensado que la mejor forma de [vº] hacerle llegar mi mensaje era por medio del mismo Rey. Y por esa razón me dirijo a "Su Majestad el Rey de Francia y de Navarra". Si no brilla su dignidad a los ojos de los hombres, yo sé muy bien que en el cielo se manifestará a los ojos de Dios. Y entonces, el menor de los elegidos será como el jefe de un pueblo numeroso1, y, Rey mío, ¡qué dignidad...!

Tu Reinecita,

Teresa del Niño Jesús

NOTAS Cta 64

1 Citado en Im III, 58, 9.

Cta 65 A Celina

Jesús + El Carmelo, 20 de octubre de 1888

Mi querida Celina:

Así que mañana es tu santo1. ¡Cómo me gustaría ser yo la primera en felicitarte! Pero si no es posible, puedo hacerlo al menos en mi corazón.

¿Qué quieres que te regale para tu santo? Si escuchase a mí corazón, le pediría a Jesús que me enviase a mí todas las penas, todas las tristezas, todos los problemas de la vida de mi querida Celina; pero, ya ves, no lo escucho, porque tengo miedo a que [1vº] Jesús me diga que soy una egoísta, pues entonces querría que me diese a mí lo mejor que él tiene, sin dejar ni siquiera un poco para su prometida, a quien tanto ama.

Si le hace sentir la separación2, es para demostrarle su amor; por tanto, no puedo pedirle eso a Jesús. Y, además, él es tan rico, tan rico, que tiene de sobra para enriquecernos a las dos...

¡Y pensar que, si Dios nos diese el universo entero con todos sus tesoros, eso no sería comparable con el más ligero sufrimiento! ¡Qué gracia tan grande cuando por la mañana nos sentimos sin ánimo y sin fuerzas para practicar la virtud! Ese es el momento de poner el hacha a la raíz del árbol3. En vez de perder el tiempo en reunir unas pocas pepitas de oro, extraemos [2rº] diamantes, ¡y qué ganancia al final de la jornada...! Es cierto que a veces nos despreocupamos durante algunos instantes de acumular nuestros tesoros. Ese es un momento peligroso, pues se ve una tentada de mandarlo todo a paseo; pero con un acto de amor, aun no gustado, todo queda reparado, y con creces: Jesús sonríe, nos ayuda sin parecer que lo hace, y nuestro y débil amor enjuga las lágrimas que los malos le hacen derramar. El amor todo lo puede: las cosas más imposibles no le parecen difíciles4. Jesús no mira tanto la grandeza de las obras, ni siquiera su dificultad, cuanto el amor con que se hacen5...

Hace algún tiempo encontré una frase que me parece muy hermosa. Es ésta, creo que te va a gustar: "La resignación es todavía distinta de la aceptación de la voluntad [2vº] de Dios; existe entre ellas la misma diferencia que entre la unión y la unidad. En la unión hay todavía dos, en la unidad no hay más que uno"6. ¡Sí, no seamos más que uno con Jesús! Despreciemos todo lo que es pasajero. Nuestros pensamientos deben dirigirse al cielo, pues allí está la morada de Jesús. Pensaba hace unos días que no debemos apegarnos a lo que nos rodea, pues podríamos vivir en otro lugar distinto de éste en que vivimos, y entonces nuestros afectos y nuestros deseos ya no serían los mismos... No sé explicarte mi pensamiento, soy demasiado torpe para hacerlo, pero cuando te vea te lo diré de palabra.

¿Por qué te habré dicho todas estas cosas que tú sabes mucho MEJOR que yo? Perdóname. Necesitaba tener contigo una conversación como las que teníamos antaño. Pero ese tiempo no pasó, seguimos siendo las dos una MISMA ALMA, y nuestros pensamientos siguen siendo los mismos que eran en las ventanas del mirador7...

Me llena de alegría pensar que un día celebraremos tu santo en la ciudad celestial.

Tu hermanita,

Teresa del Niño Jesús

[2vºtv] Sí, es muy triste pensar que el Padre8 se va para el Canadá. ¡Pero nos queda Jesús...!

NOTAS Cta 65

1 Santa Celina, virgen, patrona de Meaux y compañera de santa Genoveva.

2 La separación de Teresa.

3 Im I, 11, 4.

4 Ibid., III, 5, 4.

5 SANTA TERESA DE JESÚS, M7,4,15.

6 Mme. Swetchine: cf CA 23.7.5.

7 Cf Ms A 48rº.

8 El P. Pichon. Se embarcaba el 3 de noviembre en El Havre. Teresa ya no volvería a verlo en esta vida.

Cta 66 Al señor Martin

15 de noviembre de 1888

Mi querido Rey:

¡Qué bueno es Dios por haberte curado!1 Te aseguro que tu Reinecita estuvo muy preocupada, y realmente había motivos para ello, pues estuviste [1vº] muy enfermo. Todo el Carmelo estaba en oración, y por eso Dios acabó por escuchar sus plegarias y me devolvió a mi Rey. Pero ya sabes, querido papaíto, que ahora que Dios ha hecho lo que deseábamos, te toca a ti hacernos completamente felices. La Huérfana de la Berezina [2rº] te suplica que te cuides MUCHO, todo lo que haga falta, ya sabes que la Intrépida nº 22 entiende de eso. Así que te ruego que respetes ese título (que le ha dado el mismo Rey) y que te cuides cuanto sea necesario.

Tu Reinecita está siempre a tu lado [2vº] con el corazón. ¿Cómo va a olvidar a su Rey tan bueno...? Y, además, me parece que el cariño se agranda, si es posible, cuando se ha sufrido tanto...

Adiós, mi Rey querido. Y sobre todo, cuídate mucho para dar gusto a tu Reina,

Teresa del Niño Jesús

p.c.ind.

NOTAS Cta 66

1 Cf Ms A 72rº. [El señor Martin había sufrido un nuevo ataque de parálisis. N. del T.].

2 Sobrenombre que el señor Martin había puesto a Celina. La Intrépida nº 1 era María.

Cta 67 A la señora de Guérin

18 de noviembre de 1888

J.M.J.T.

Querida tía:

Permítale a su hijita ir también ella a ofrecerle su humilde felicitación. Le va a parecer bien poca cosa, comparada con las que ya habrá recibido; pero no importa, su corazón no puede dejar de decir a su tía querida cuánto la quiere.

[1vº] Esta mañana, en la comunión, he pedido mucho a Jesús que la colme de sus alegrías. ¡Ay, no es eso precisamente lo que él nos está enviando desde hace algún tiempo! Es la cruz, sólo la cruz, lo que él nos ofrece para descansar... Si yo fuera la única que sufriese, querida tía, no me importaría; pero sé muy bien hasta qué punto ustedes comparten nuestro dolor1.

Yo quisiera, en este día de su santo, quitarle todas las tristezas y cargar sobre mí todas sus penas. [2rº] Así se lo pedía hace un momento a aquel cuyo corazón late al unísono con el mío; y comprendí que lo mejor que él podía darnos era el sufrimiento, que no lo da más que a sus amigos predilectos. Y esta respuesta me hacía ver que no estaba siendo escuchada, pues veía que Jesús amaba demasiado a mi querida tía para quitarle la cruz...

Me ha emocionado mucho, querida tía, con la hermosa tarta que nos ha mandado. En vez de [2vº] felicitarle nosotras su santo, es usted quien nos lo felicita a nosotras. La verdad, ¡es demasiado! ¡Yo no tengo para regalarle a mi querida tía más que una pobre estampita, pero confío que sólo mirará a la intención de su hijita!

Adiós, querida tía, me parece que en la tribulación usted está más cerca aún de su hijita,

Teresa del Niño Jesús

post. carm.ind.

La carta de sor María del Sagrado Corazón estaba ya terminada cuando recibimos la tarta. Me encarga que se lo agradezca mucho.

NOTAS Cta 67

1 La enfermedad del señor Martin.

Cta 68 Al señor Martin

El Carmelo, 25 de noviembre de 1888

Querido papaíto:

Tu Reina piensa constantemente en ti y reza todo el día por su Rey. Soy muy feliz en el dulce nido del Carmelo, y lo único que deseo ya en la tierra es ver a mi Rey completamente curado. Pero sé muy bien por qué nos manda Dios esta prueba: para que ganemos el [1vº] cielo. Él sabe que nuestro padre es lo que más amamos en la tierra; pero sabe también que es necesario sufrir para alcanzar la vida eterna, y por eso nos prueba en aquello que nos es más querido.

Presiento también que Dios va a dar a mi Rey, en el reino del cielo, un trono magnífico; tan bello y tan por encima de todo pensamiento humano, que se puede decir con san Pablo: "Ni el ojo del hombre [2rº] vio, ni su oído oyó, ni su corazón puede comprender lo que Dios tiene reservado para los que ama".

¿Y hay alguien a quien Dios ame en la tierra más que a mi querido papaíto...? La verdad es que no puedo creerlo... Hoy, además, él nos está dando la prueba de que no me equivoco, pues Dios prueba siempre a los que ama. Y estoy convencida de que Dios hace sufrir tanto en la tierra, a fin de [2vº] el cielo les parezca mejor a sus elegidos. Él dice que, en el último día, enjugará todas las lágrimas de sus ojos. Y, sin duda alguna, cuantas más lágrimas haya que enjugar, tanto mayor será la alegría...

Adiós, querido Rey mío, tu Reina se regocija pensando en el día en que reine contigo en el hermoso y único verdadero reino del cielo.

Teresa de Jesús

post. carm. ind.

Cta 69 A María Guérin

Noviembre (?) de 1888

Jesús M.J.T.

Mi preciosa Muñeca:

No puedo resistir al deseo de darte las gracias por tu carta; me ha gustado mucho. No puedes imaginarte cómo me acuerdo de ti. Mi Mariíta está siempre presente en mi pensamiento. Además, aunque quisiera olvidar a mis primitas, no lo conseguiría, ¡me alumbra tan bien mi linda lamparilla...!

[1vº] Teresa va a pedirte un nuevo favor. Acaba de decirme sor Inés que necesito un par de zapatos forrados, como los que te vi muchas veces en invierno; son una especie de botas forradas de astracán. Si mi tía quisiera comprármelos, me daría una gran alegría. Se los podría probar Juana, que tiene exactamente el mismo pie que yo.

Tengo muchas cosas que decirle a mi Muñeca, pero esperan estas letras y tengo que dejarte, el jueves podré contarle muchas cosas a mi querida hermanita. Mientras tanto, dale un fuerte abrazo a mi QUERIDA tía, a mi tío y a mi querida Juanita.

[2rº] En cuanto a mi Lulú, me es imposible decirle cuánto la quiero, mi corazón está demasiado lleno de cariño hacia él.

Me alegraría mucho poder tener los zapatos para esta tarde. No puedes imaginarte lo bien que nos cuidan en el Carmelo: siempre tengo que estar comiendo y calentándome los pies1...

Hasta el jueves, mi preciosa muñeca viviente. Me siento muy muy feliz, en el colmo de mis deseos.

Teresa del Niño Jesús

Muchos recuerdos a mi querida Marcelina.

NOTAS Cta 69

1 Hasta los veintiún años, Teresa estuvo dispensada del ayuno. Y en este primer invierno, le dieron sin duda a la postulante un infiernillo de brasas.

Cta 70 A la madre San Plácido

Primeros de diciembre de 1888

J.M.J.T.

Jesús + El Carmelo, diciembre de 1888

Querida Profesora:

Su atento detalle me ha emocionado profundamente. Con mucho gusto recibí la circular de las Hijas de María1. Puede estar segura de que no dejaré de asistir con el corazón a tan hermosa fiesta. Porque ¿no fue en esa capilla bendita donde la Santísima Virgen tuvo a bien adoptarme como hija suya en el hermoso día de mi primera comunión y en el de mi ingreso en la Congregación de las Hijas de María?

Nunca podré olvidar, querida Maestra, lo buena que fue usted conmigo en esas fechas tan importantes de mi vida. Y no dudo que la gracia insigne de mi vocación religiosa [1vº] germinó aquel día feliz2 en que, rodeada de mis santas profesoras, me consagré a María al pie de su altar, escogiéndola especialmente por Madre, después de recibir a Jesús aquella mañana por primera vez. Me gusta pensar que la Virgen no miró entonces mi indignidad y que, en su gran bondad, tuvo a bien poner los ojos en la virtud de aquellas profesoras que con tanto esmero habían preparado mi corazón para recibir a su divino Hijo. Me gusta pensar que por esa razón la Virgen quiso hacerme todavía más perfectamente hija suya concediéndome la enorme gracia de traerme al Carmelo.

Creo, querida Profesora, que habrá estado usted al corriente de la enfermedad de mi queridísimo. Durante algunos días temí que Dios le arrebatase a mi ternura; pero Jesús se dignó concederme la gracia de que se restableciese para el momento de [2rº] mi toma de hábito.

Todos estos días estaba pensando escribirle, para comunicarle que había sido aprobada por el capítulo3; pero como no sabía le fecha que Monseñor tendría a bien fijar, seguía esperando. Confío, querida Profesora, que no haya tomado esta demora por indiferencia. No, mi corazón sigue siendo el mismo, y creo que después de mi entrada en el Carmelo se ha hecho todavía más tierno y más capaz de amar. Por eso, me acuerdo con frecuencia de mis santas profesoras, y me gusta nombrarlas a todas en particular delante de Jesús durante las horas benditas que paso a sus pies. Me atrevo a pedirle, querida Profesora, que tenga a bien ser mi intérprete ante ellas, encomendándome a sus fervorosas oraciones; en particular a las de la Madre priora, hacia quien conservo el más filial y agradecido afecto. No me olvide tampoco antes mis afortunadas compañeras, de quienes sigo siendo siempre su hermanita en María.

Adiós, querida Profesora. Espero que no olvide en sus santas oraciones a la que es y será siempre su agradecida hija,

Sor Teresa del Niño Jesús

post. carm. ind.

NOTAS Cta 70

1 Como antigua alumna en el internado de las benedictinas e hijas de María, Teresa había recibido la tarjeta de invitación para el 25º aniversario de la erección de la Asociación, el 13 de diciembre. Según una tradición, sor Inés redactó le borrador de esta carta, que Teresa se limitó a copiar.

2 Interpretación gratuita por parte de sor Inés, para "agradar" a la destinataria.

3 Admisión a la toma de hábito por parte del capítulo conventual.

Cta 71 A la señora de Guérin

Jesús + 28 de diciembre de 1888

Querida tiíta:

Tengo una gran pena porque ayer noche, al no saber que mis hermanas iban a escribirle, me dormí como una perezosa1. Esta mañana tengo ya muy poco tiempo, y hasta tengo que quitárselo al Oficio2.

Querida tía, quisiera ser la primera en desearle un feliz año nuevo para 1889...

[1vº] Cuando pienso, querida tía, que pronto hará nueve meses que su hijita está en el Carmelo, no me lo acabo de creer; me parece que fue ayer cuando estaba todavía a vuestro lado... ¡Qué deprisa pasa la vida! Hace ya dieciséis años que estoy en la tierra. ¡Pronto estaremos todos reunidos en el cielo! Me gusta mucho esta frase de los Salmos: "Mil años a los ojos del Señor son como el día de ayer que ya pasó". ¡Qué rapidez! Pero yo quiero trabajar mientras luzca todavía el día de la vida, porque enseguida vendrá [2rº] la noche, en la que no podré ya hacer nada3. Ruegue por su hijita, querida tía, para que no abuse de las gracias que Dios le prodiga en el fértil valle del Carmelo.

No puedo por menos de reír al ver mi carta. Porque no se parece en nada a una carta de felicitación del año nuevo. Lo que pasa es que a usted, querida tía, yo le hablo como una niña que da rienda suelta a su corazón sin pensar en lo que va a decir...

¡Si supiera, querida tía, lo mucho que voy a pedir por usted y [2rº] por mi tío el día de año nuevo...! No, usted no lo sabe, y no voy a intentar decírselo, la aburriría porque sería demasiado largo.

¿Y mis primitas (mis hermanitas queridas)? ¡Cómo rezaré por ellas...!

Adiós, querida tía, y, por favor, dígale a mi tío cuánto le quiero; debería haberle escrito a la vez que a usted, querida tía, pero soy demasiado boba para hablar a dos personas a la vez... Le pido que me perdone, y les mando a los dos el mejor beso de su más pequeño benjamín4,

Teresa del Niño Jesús

post. carm. ind.

[2vºtv] Acabo de acordarme de que aún no le he dado las gracias a mi querida tía por la corona que piensa regalarme para mi toma de hábito5. ¡Si supiese lo agradecida que le estoy y cuán grato será ese recuerdo para el corazón de su hijita...!

NOTAS Cta 71

1 Durante la hora de tiempo libre antes de Maitines, de 8 a 9 de la noche, estaba permitido acostarse a descansar.

2 En aquella época, una postulante podía ser dispensada con bastante facilidad del rezo coral de las horas menores (prima, tercia, sexta y nona), que se rezaban a las 7 de la mañana.

3 Cf Im I, 1, Reflexiones.

4 Acerca de este sobrenombre de Teresa, cf CG p. 423+e.

5 Una corona de lirios artificiales: cf Cta 73.

Cta 72 Al señor Martin

Jesús + 30 de diciembre de 1888

Mi Rey querido:

¡Qué dicha poder enviarte este año desde el Reino del Carmelo mis felicitaciones de año nuevo! Nunca tu Reinecita pudo ofrecerte su cariño con mayor alegría; se siente tan cerca de su Rey, tan cerca, que nada podrá alejarla de él.

Los reyes de la tierra se sienten completamente felices cuando logran hacer contraer a sus [1vº] hijas nobles alianzas. ¡Y qué gratitud sienten esos hijos hacia sus padres...! Con tu Reinecita sucede algo totalmente distinto: tú, como padre y como verdadero Rey, no has querido entregarla a nadie más que al Rey del cielo, al mismo Jesús; de Huérfana de la Berezina he pasado al título nobilísimo de carmelita.

¡Cómo tengo que querer a un padre que me ha deparado una dicha tan grande, y cuánto lo quiero...! Si el guía de Roma estuviera aquí, podría decir: "Señores Abades, voy a presentaros [2rº] un padre como nunca habéis visto otro, razón hay para caer en éxtasis"1. ¿No es verdad, querido papaíto, que no podrías hacer más por tu Reinecita? Si no es santa, será por su culpa, porque con un padre como tú no será por falta de medios...

Querido padre, cae el día, es ya hora de dejarte, pero para encontrarte al lado de Jesús, que es tu verdadero lugar.

Pronto lucirá para nosotros el día sin sombras, ¡y entonces [2vº] no terminaremos nunca nuestro coloquio...!

¡Feliz año nuevo, querido Rey, y gracias por todas las delicadezas que has tenido con nosotras esta semana... y durante TODO el año...!

Que Jesús te colme de sus bendiciones. Que te dé, como lo ha prometido, el céntuplo en esta vida y su HERMOSO cielo en la otra. Esa es la felicitación de tu Reinecita, que te quiere más que nunca reina alguna amó a su rey.

Sor Teresa del Niño Jesús

post. carm. ind.

NOTAS Cta 72

1 Cf Cta 46, n. 3. [Imitando al guía francés, Teresa escribe "émerveillaison" N. del T.]

Cta 73 A la señora de Guérin

Jesús + 2 de enero de 1889

Querida tía:

¡Su hijita está en el colmo de su alegría...! ¡Qué buena es usted con ella! Realmente, es demasiado... ¿Cómo se lo podré agradecer...? Pero ¿acaso una madre no sabe leer en el corazón de su hijita? Por eso, no quiero preocuparme, segura de que usted adivinará mi gratitud.

Los lirios son PRECIOSOS, se diría que acaban de ser cortados. ¡Qué buenas son mis hermanitas al [1vº] regalármelos! Será para mí una gran alegría, el día de mi toma de hábito, pensar que son ellas quienes me han engalanado para ir al encuentro de mi divino prometido. Esas flores hablarán por ellas a Jesús, quien, estoy segura, las colmará de sus gracias, y a usted también, querida tía.

¡Si supiera qué feliz me sentí de recibir el enorme jugo de manzana para ofrecérselo a nuestra Madre! Es todo un retrato de mi tía querida, que busca siempre lo que más gusto pueda darle a su hijita. Y no fue menor mi alegría [2vº] al ver el hermoso paquete de alajú1. Me sentí muy orgullosa en el refectorio cuando nuestra Madre dijo a la comunidad que usted nos había hecho ese regalo en honor de mis 16 años.

Gracias, querida tía, ¡si supiera qué buena me parece! El día de mi toma de hábito rezaré mucho por usted, y también por mi querido tío, a quien doy las gracias de todo corazón, pues sé que también él me ha hecho todos esos regalos tan hermosos que he recibido [2vº] esta tarde.

A nuestra Madre le parece muy bonita la corona, lo mismo que a toda la comunidad. Nunca he visto unas flores que me hayan gustado tanto, ¡son tan puros los lirios! Quisiera que mi alma estuviese adornada toda ella de lirios para ir al encuentro de Jesús, pues no basta con llevarlos sólo en el pelo: lo que los ojos de Jesús miran siempre es el corazón...

Adiós y gracias, querida tía. Rece para que su hijita esté tan bien adornada en lo interior como lo va a estar en lo exterior...

Sor Teresa del Niño Jesús

post. carm. ind.

NOTAS Cta 73

1 "Pasta de almendras, nueces y, a veces, piñones, pan rallado y tostado, especia fina y miel bien cocida". N. del T.

Cta 74 A sor Inés de Jesús

6 de enero de 1889

Corderito querido de Jesús, ¡gracias...! ¡Si supieras cómo me gustaron tus letras...!

Pídele a Jesús que sea muy generosa durante mis ejercicios espirituales. ¡Él me ACRIBILLA a alfilerazos, la pobre pelotita ya no puede más, por todas partes está llena de pequeños agujeros que la hacen sufrir más que si sólo tuviera uno grande...! Al lado de Jesús, nada, ¡sequedad...!, ¡sueño...! ¡Pero al menos, hay silencio...! El silencio hace bien al alma...Pero las criaturas, ¡ay, las criaturas...! ¡La pelotita se estremece a su contacto...!

¡Comprende a este juguetito de Jesús...! Cuando es él, el dulce amigo, quien pincha a su pelota, el sufrimiento no es sino dulzura, ¡es tan dulce su mano...! Pero las criaturas... Las que me rodean son muy buenas, pero [1vº] hay en ellas un no sé qué que me repele... No sé explicártelo, comprende tú a esta tu pobre alma. Sin embargo, me siento MUY dichosa, dichosa de sufrir lo que Jesús quiere que sufra. Si no es él quien pincha directamente a su pelotita, sí que es él quien guía la mano que la pincha1... Si Jesús quiere dormir, ¿por qué se lo voy yo a impedir? Yo ya soy muy dichosa con que no se moleste por mí; tratándome así, me demuestra que no soy para él una extraña [2rº], pues te aseguro que él no hace el menor gasto por darme conversación...

¡Si supieras qué indiferente quiero ser con las cosas de la tierra! ¿Qué me importan todas las bellezas creadas? Sería desdichada poseyéndolas, ¡estaría tan vacío mi corazón...! Es increíble lo grande que me parece mi corazón cuando contemplo todos los tesoros de la tierra, pues veo claro que todos juntos no podrían llenarlo; ¡pero qué pequeño me parece cuando contemplo a Jesús...! ¡Quisiera amarle tanto...! ¡Amarle como nunca lo ha amado nadie...! Mi único deseo es hacer siempre la voluntad de Jesús, enjugar las lágrimas que le hacen derramar los [2vº] pecadores... ¡No, no QUIERO que Jesús sufra el día de mis esponsales, quisiera convertir a todos los pecadores de la tierra y salvar a todas las almas del purgatorio2...!

El Cordero de Jesús se va a reír al ver este deseo del granito de arena... Ya sé que es una locura, pero no obstante quisiera que fuese así, para que Jesús no tuviese que derramar ni una sola lágrima.

¡Ruega para que el grano de arena se convierta en un ATOMO, visible únicamente a los ojos de Jesús!

Teresa del Niño Jesús

post. carm. ind.

NOTAS Cta 74

1 Esa mano, por ahora, es la de sor San Vicente de Paul. Cf Cta 76.

2 Esos mismos deseos aparecerán al año siguiente, en el billete de su profesión, 8 de septiembre de 1890: cf Or 2.

Cta 75 A sor María del Sdo. Corazón

6 ó 7 de enero de 1889

J.M.J.T.

Jesús +

León1 querido de Jesús, el corderito necesita pedirte prestado un poco de fuerza y de ánimo, ese ánimo que hace que el León lo supere todo... El pobre corderito no puede decir nada a Jesús, y sobre todo Jesús no le dice absolutamente nada a él. Pide por él, para que al menos su retiro agrade al corazón del UNICO que sabe leer en lo más profundo de su alma...

¿Por qué buscar felicidad en la tierra? Te confieso que mi corazón tiene una sed ardiente de ella, pero ve muy claro este pobre corazón que ninguna criatura es capaz de apagar su sed. Al contrario, cuanto más bebe de esa fuente encantada, más ardiente se hace su sed2...

Yo conozco otra fuente, de la que, después de haber bebido, se tiene todavía sed; pero una sed que no es ansiosa, sino, al contrario, muy sosegada, porque tiene donde satisfacerse. ¡Esta fuente es el sufrimiento conocido sólo por Jesús...!

León querido, tengo muchas cosas que decirte, pero no tengo tiempo. ¡Lee en el corazón de TU hijita, como sólo tú sabes hacerlo...!

Teresa del Niño Jesús

post. carm. ind.

NOTAS Cta 75

1 Sobrenombre que daba el P. Pichon a sor María del Sagrado Corazón.

2 Alusión a su afecto demasiado intenso hacia la madre María de Gonzaga: cf Ms C 22rº.

Cta 76 A sor Inés de Jesús

7 de enero de 1889

J.M.J.T.

Jesús +

Esta mañana he sufrido con sor San Vicente de Paul1 y me fui con el corazón destrozado...

¿Qué tienes tú que atrae tanto a mi alma? No puedes imaginarte cómo siento no poder hablarte2...

¿Entiendes algo de la forma de actuar de Jesús...? Yo te decía que los niños no saben lo que quieren. Pues así se comporta Jesús con su pelotita. Sin duda ha creído que la fecha del 9 era demasiado maravillosa3, ¡y no quiere nada maravilloso para ella...! Sé muy bien por qué: es porque sólo él es maravilloso en toda la FUERZA de esa palabra, y quiere hacer ver a su pelotita cómo se engañaría si buscase en otra parte una sombra de belleza que podría tomar [1vº] por la misma belleza...

¡Qué bueno es conmigo el que pronto será mi prometido! ¡Qué divinamente amable es al no permitir que yo me apegue a NINGUNA cosa criada! Él sabe muy bien que si me concediese una sola sombra de felicidad, me apegaría a ella con toda la energía y con toda la fuerza de mi corazón. Y me niega esa sombra. Prefiere dejarme en las tinieblas a darme un falso resplandor que no sería él... Y ya que no puedo encontrar ninguna criatura que me satisfaga, quiero dárselo todo a Jesús, no quiero dar a las criaturas ni un solo átomo de mi amor. ¡Ojalá que Jesús me conceda siempre comprender que sólo él es la felicidad perfecta, incluso cuando parece ausentarse...!

Hoy aún más que ayer, si es que esto es posible, he estado privada de todo consuelo. [2rº] Le doy gracias a Jesús, que piensa que eso es bueno para mi alma; además, si me consolase, quizás yo me detendría en esas dulzuras, y él quiere que todo sea para él... Pues bien, será todo para él, todo. Aun cuando sienta que no tengo nada para poder ofrecerle, le daría esa nada, como esta tarde...

Si Jesús no me da consolaciones, me da una paz tan grande que me hace un bien mucho mayor...

¿Y la carta del Padre4...? Me pareció celestial, y mi corazón encontró en ella muchas cosas hermosas, pero ¿y la felicidad...? ¡Pues no!, la felicidad no..., la felicidad sólo se encuentra en el [2vº] sufrimiento, ¡y en el sufrimiento sin ningún consuelo...!

Hermanita, mamaíta querida6, ¿qué estarás pensando de tu hijita? Si no fueras tú, no me atrevería a escribir estos pensamientos, los más íntimos de mi alma... POR FAVOR, rompe estos papeles una vez que los hayas leído...

Pide que tu hijita no niegue a Jesús ni un solo átomo de su corazón.

Teresa del Niño Jesús

NOTAS Cta 76

1 Sin duda con motivo de una prueba de alpargatas (sandalias de tela basta con suelas de esparto). Sor San Vicente de Paul multiplicaba los comentarios punzantes hacia Teresa, que se contentaba con responderle con una sonrisa.

2 Teresa está en ejercicios espirituales. Sólo puede hablar con la priora y con la maestra de novicias.

3 Fecha prevista en un principio para la toma de hábito: cf CG p. 433.

4 El P. Pichon.

5 Sobre este apelativo "mamá", cf Ms A 13rº y 80vº; Cta 106, 110, 252; CA 30.7.12.

Cta 77 Al señor Martin1

Jesús + 8 de enero de 1889

Mi incomparable Rey:

¡Si supieras cómo me ha conmovido tu bondad...! ¡Un melón2...! ¡Champán...! Me darían unas enormes ganas de llorar, si no me contuviera. Pero me contengo, y me alegro enormemente de la hermosa fiesta del jueves.

Normalmente las bodas de una reina se celebran con grandes festejos. Seguramente por eso, la Reina de Francia y de Navarra tendrá [1vº] fuegos artificiales... Es el Rey quien hace el gasto para la Reina ¡y él se las pinta solo para dar sorpresas! ¡Al pequeño abejorro rubio3 sólo le queda darle las gracias...!

Si el jueves va a haber una gran fiesta en la tierra, pienso que será todavía más suntuosa la del cielo: los ángeles estarán asombrados de ver a un padre tan grato a Dios, y Jesús preparará una corona para añadirla a todas las que mi Rey tiene ya reunidas.

No, las fiestas de la tierra nunca serán tan maravillosas como las del [2rº] cielo. No obstante, me parece imposible encontrar una fiesta más celestial que ésta que se está preparando. Sin embargo, yo nada he hecho para ser digna de una gracia tan grande; pero Dios ha querido fijarse en los méritos de mi padre querido, y por eso me concede este insigne favor.

Ahora estoy en ejercicios espirituales y durante ellos no está permitido escribir; pero nuestra Madre me ha dado permiso para enviarte estas letras para darte las gracias. ¡Eres tan bueno con tu Reina! Y además, si [2vº] está prohibido escribir, es para no turbar el silencio del retiro, pero ¿puede turbarse la paz escribiendo a un santo...?

Hasta el jueves, querido Rey. Tu Reinecita te abraza de corazón, mientras espera poder hacerlo de verdad4.

La Reina de Francia y de toda Navarra,

Teresa del Niño Jesús

post. carm. ind.

NOTAS Cta 77

1 Ultima carta que Teresa escribió a su padre a los Buissonnets. Todas las que le escribió después han sido destruidas.

2 Fruta sorpresa que hacía explosión por medio de una mecha encendida, arrojando una lluvia de bombones.

3 Sobrenombre que el señor Martin daba a Teresa, debido a su cabellera rubia.

4 En aquella época, la postulante podía salir de clausura, el día de su toma de hábito, para una parte de la ceremonia.

Cta 78 A sor Inés de Jesús

8 de enero de 1889

J.M.J.T.

Jesús +

No he visto al cordero en todo el día, pero sé que le duele mucho la cabeza. Esto apena al corderito, que tiene mucho miedo de que Jesús haga nacer alas al cordero...

¡Qué líneas más maravillosas...! ¡Son algo celestial, tienen sabor a la Patria...! El cordero se equivoca al creer que el juguete de Jesús no vive en tinieblas: está sumido en ellas. Tal vez, y el corderito está de acuerdo, esas tinieblas sean luminosas; pero, a pesar de todo, son tinieblas... Su único consuelo son una fortaleza y una paz muy grandes; y además, espera estar como Jesús quiere que esté, y ésta es toda su alegría, pues de otra manera todo sería tristeza...

En la celda de nuestra Madre, me veo continuamente interrumpida1; y luego, cuando tengo un momento, no puedo decirle lo que pasa en mi interior. ¡Me voy sin alegría, después de haber entrado sin alegría...!

Creo que el trabajo de Jesús durante estos ejercicios ha consistido en despegarme de todo lo que no es él mismo...

[vº] ¡Si supieras qué grande es mi alegría por no haber tenido ninguna en complacer a Jesús...! Es ésta una alegría refinada (pero en absoluto sentida).

Cordero querido, ¡no falta más que un día para ser la prometida de Jesús...!

No te mueras todavía, espera a que el corderito tenga alas para seguirte...

Teresa del Niño Jesús

juguetito de Jesús

post. carm. ind.

¿Quieres, por favor: 1º dejarme tu tinta china y la de oro; 2º decirme si para las estampitas de la toma de hábito quedarán bien las respuestas de santa Inés; 3º entreabrir nuestra puerta a las 6 si estás allí, si no, ya me despertaré yo sola? Si todas estas cosas te causan alguna molestia, déjalo, puedo pasarme bien sin ellas.

NOTAS Cta 78

1 Por las hermanas que vienen a hablar con la priora.

Cta 79 A sor María del Sdo. Corazón

8 de enero de 1889

J.M.J.T.

Jesús +

Querido León, tus letritas han DADO UNA GRAN ALEGRÍA al corazón de tu hijita... Gracias... ¡Qué buena eres...! ¡Cómo me gustaría parecerme a ti! Pero el juguete de Jesús es la debilidad en persona. Si Jesús no lo lleva, o si no lanza él mismo su pelotita, ella permanecerá allí inerte, en el mismo lugar...

Un día más, ¡y seré la Prometida de Jesús! ¡Qué gracia tan grande...! ¿Qué hacer para agradecérselo, para hacerme menos indigna de un tal favor...?

[vº] ¡Ah, la patria..., la patria1... ¡Qué sed tengo del cielo, donde amaremos a Jesús sin reservas...! Pero para llegar allá, hay que sufrir y llorar... Pues bien, yo quiero sufrir todo lo que le plazca a Jesús, quiero dejarle hacer lo que quiera con su pelotita.

Teresa del Niño Jesús

post. carm. ind.

NOTAS Cta 79

1 Exclamación habitual del señor Martin: cf CG p. 441+c.

Cta 80 A sor Marta de Jesús1

10 de enero de 1889

Recuerdo de mi toma de hábito obsequiado a mi querida hermanita.

Pronto el divino Prometido de Teresa del Niño Jesús será también el de sor Marta de Jesús2.

Pídele a Jesús que yo llegue a ser una gran santa. Yo pediré esa misma gracia para mi querida compañera.

Sor Teresa del Niño Jesús de la Santa Faz3

nov. carm. ind.4

NOTAS Cta 80

1 Dedicatoria al dorso de una estampa.

2 Sor Marta tomará el hábito el 2 de mayo de 1889.

3 Aparece aquí por vez primera, en la firma de Teresa, el apellido "de la Santa Faz". Cf Ms A 71rº; y Cta 87, n. 5.

4 Abreviatura de "novicia carmelita indigna".