¿Por qué la «Nueva
Era» es un desafío para el cristianismo?
Entrevista con el padre Alessandro Olivieri
Pennesi
CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 28 junio 2004 (ZENIT.org).-
No sólo su difusión, sino el hecho de que la «Nueva Era» (o «New Age») incorpore
elementos del cristianismo alterando su significado originario hacen de ese
movimiento un desafío para los bautizados, reconoce a Zenit un especialista en
la materia --profesor en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas «Ecclesia
Mater» de la Universidad Pontificia Lateranense (Lateranenese)--, el padre
Alessandro Olivieri Pennesi.
De hecho, una Consulta Internacional convocada del 14 al 16 de junio por la
Santa Sede sobre la «Nueva Era» subrayó la necesidad de conocer mejor este
fenómeno para ofrecer respuestas cristianas más adecuadas (Cf.
Zenit, 21 de junio
de 2004).
Dicha Consulta fue convocada por una comisión de diferentes organismos vaticanos
sobre «Sectas y nuevos movimientos religiosos» en la que participan
representantes de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, del
Consejo Pontificio para la Promoción de las Unidad de los Cristianos, del
Consejo Pontificio de la Cultura y del Consejo Pontificio para el Diálogo
Interreligioso.
Participaron igualmente en el encuentro delegados designados por las
Conferencias Episcopales de 22 países de los cinco continentes y un
representante de la Unión de Superiores Generales.
Objeto de la reunión fue analizar las respuestas de los episcopados a algunas
preguntas de profundización enviadas a las Conferencias Episcopales, junto al
documento
«Jesucristo, portador de agua viva. Una reflexión cristiana sobre la Nueva Era»,
publicado el año pasado por los Consejos Pontificios para la Cultura y para el
Diálogo Interreligioso, con la participación de la Congregación vaticana para la
Evangelización de los Pueblos y del Consejo Pontificio para la Unidad de los
Cristianos.
Para profundizar en los temas tratados, las acciones pastorales indicadas y las
razones del encuentro, Zenit ha entrevistado a uno de sus participantes, el
padre Alessandro Olivieri Pennesi.
--¿Por qué la difusión del New Age representa un «desafío» para los
cristianos?
--P. Alessandro Olivieri Pennesi: El New Age constituye un gran desafío
para el cristianismo. No sólo porque se está difundiendo a nivel planetario,
sino sobre todo porque incorpora elementos del cristianismo, modificando su
significado originario; por ejemplo, Jesucristo ya no es considerado como Hijo
de Dios y único Salvador del mundo.
Existe la pérdida del concepto de «verdad», estamos en pleno subjetivismo. Dios
tiene mil facetas (energía cósmica, extra-cósmica, una Mente, el Todo, somos
nosotros mismos, etc.).
Si Jesucristo ya no es el Salvador, se va en busca de otras salvaciones que se
convierten en «auto-salvaciones» a través de métodos, meditaciones, prácticas
varias, incluso mágicas. Se vacía el sentido de la espera escatológica en cuanto
que a la salvación se llegará en cualquier caso tras una serie, tal vez
larguísima, de reencarnaciones.
Tal vez el mayor escollo a enfrentar sea indudablemente el de la pérdida de la
conciencia de verdad que hace vano todo intento de usar los paradigmas de la
razón.
--¿Es cierto que el pensamiento débil y una aproximación particularmente
emotiva a la espiritualidad New Age son fenómenos bastante difundidos en
el mundo católico?
--P. Alessandro Olivieri Pennesi: Algunos han afirmado que el New Age «es
un fenómeno típico de la cultura postmoderna, basada en el pensamiento débil, en
el relativismo ético y en el consumismo»; no puedo sino compartir esta
afirmación.
El pensamiento del New Age se difunde sutil y casi imperceptiblemente de
muchas formas y por muchas vías, según afirma el secretariado para el ecumenismo
y el diálogo de los obispos italianos, y es presentado señalándose con los
rasgos del amor universal y de la defensa de la naturaleza.
Esta propuesta puede llevar a engaño en cuanto presenta algunas metas sobre las
cuales es fácil estar de acuerdo: armonía entre hombre y naturaleza, toma de
conciencia y compromiso para hacer mejor el mundo, movilización de todas las
fuerzas del bien por un nuevo proyecto unitario de vida.
El New Age vacía de su verdad, singularidad y plenitud el significado del
acontecimiento salvífico de Cristo; de hecho el hombre, según tal orientación de
pensamiento, puede hacerse capaz, a través de determinadas técnicas, de hacer
experiencia de lo divino sin el auxilio de la gracia divina, llevando a cabo con
sus propias fuerzas su salvación, de la que depende la armonía universal.
El documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe de 1989, Carta a los
obispos de la Iglesia católica sobre algunos aspectos de la meditación
cristiana, es un texto de referencia sobre la atención que hay que poner en la
reactualización de las antiguas gnosis, donde la salvación sucedería a través de
la conciencia, esotérica, para pocos.
Acerca de las prácticas New Age (o gnósticas, que es decir más o menos lo
mismo) a nivel de base, existen numerosos ejemplos. Por mencionar uno, el último
texto vaticano sobre el New Age se remite al uso --en alarmante
expansión-- del eneagrama: un símbolo originalmente de carácter de iniciación
desarrollado en contexto esotérico-sincretista, que se ha transformado
sucesivamente en sistema de clasificación de la personalidad en nueve tipos
psicológicos, que sirve para la búsqueda de una autorrealización por vía
esotérica y/o mágica.
Estamos en plena gnosis. En ámbitos cristianos angloamericanos, tal método tiene
espacio en el terreno de la guía y de la dirección espiritual, por lo que los
obispos estadounidenses han creado una comisión adecuada para discernir el
fenómeno.
--¿Cuáles son las características conceptuales que definen el New Age?
¿Y cuáles las principales diferencias que caracterizan la doctrina cristiana?
--P. Alessandro Olivieri Pennesi: Un autor americano, Douglas R. Groothuis, ha
reconocido seis características del pensamiento New Age: todo es uno;
todo es Dios; la humanidad es Dios; debemos transformar nuestra conciencia;
todas las religiones son una; el optimismo hacia la evolución cósmica. Podemos
sintetizar en los siguientes puntos lo que generalmente los «new agers» afirman:
1. No existe una fuente de autoridad exterior –sólo interior («el dios dentro»
de nosotros). La verdad como realidad objetiva no existe, afirma una de las más
conocidas portavoces del New Age: la actriz Shirley McLaine.
2. Se confunden el Creador con Su creación, creyendo que Dios sea parte de la
creación y no separado de ésta. Ellos adoptan de las religiones orientales el
credo del monismo –que «todo es Uno»--, una sola esencia del universo, todos y
todo formando parte de esta esencia.
3. Cristo es un tipo de energía más que un individuo. Esta idea de «conciencia
crística» afirma que Jesús no fue el único Cristo, sino que Él predispuso para
recibir la «conciencia de Cristo», así como probablemente hicieron Buda, Krishna
y Mohammed. Esta es una conocida enseñanza del ocultismo gnóstico que tiene sus
raíces en las religiones mistéricas babilónicas.
4. En cuanto al pecado, mientras que se silencia la referencia al pecado de
Adán, se afirma, como presenta «Un curso en milagros», que el problema principal
del hombre es la ignorancia de su divinidad. Toda perceptible falta que el
hombre cree tener es más una ausencia de conocimiento; con ello se elimina la
necesidad de salvación y de un Salvador.
5. El seguidor del New Age toma lo considera su bien donde lo encuentra.
Su moralidad se da sus criterios confiando en lo que «siente» como bien.
6. El tradicional modo de ver la personificación del mal como diablo o Satanás
está claramente ausente de la literatura New Age. Más bien Satanás es
descrito como poderoso ser de luz y «soberano de la humanidad», como afirma
Alice Bailey, una de las principales inspiradoras del movimiento New Age.
En cuanto a la historia y a la tarea de Lucifer, Benjamin Creme, conocido
conferenciante del movimiento, sostiene: «Lucifer vino del planeta Venus hace 18
millones y medio de años; es el director de la evolución de nuestro planeta, es
el cordero del sacrificio y el hijo pródigo. Lucifer hizo un sacrificio
increíble, un sacrificio supremo por nuestro planeta».
7. Los «new agers» retoman la antigua doctrina de las religiones orientales
sobre la reencarnación modificándola sustancialmente a fin de alcanzar una
perfección a través de innumerables ciclos de muerte y renacimiento. Junto a
ello se sitúa la práctica del llamado «channelling» (canalización) a través de
la cual entidades desencarnadas guiarían la evolución espiritual de la
humanidad.
8. En el documento redactado por los Consejos Pontificios para la Cultura y para
el Diálogo Interreligioso --«Jesucristo, portador de agua viva. Una reflexión
cristiana sobre la Nueva Era»-- se lee: «El New Age tiene una marcada
preferencia por las religiones orientales y pre-cristianas, porque las considera
incontaminadas de distorsiones judeo-cristianas. Por lo tanto tributa gran
respeto a los antiguos ritos agrícolas y a los cultos ligados a la fertilidad».
Poco más adelante se critica «Gaia», la «Madre Tierra».
Me parece evidente una denuncia de ciertas ideologías animalistas y
ambientalistas que tienden a reproponer una forma moderna de panteísmo
neopagano.
--¿Qué opina al respecto?
--P. Alessandro Olivieri Pennesi: La divinización de la naturaleza, conocida
también como «hipótesis Gaia», en homenaje a la mitología griega, es el fruto
del paso de una justa tutela del ambiente a formas de protección que me parece
que recuerdan la reverencia por las vacas sagradas de los hindúes.
Esta marca la influencia de las ideas New Age en el movimiento ecológico
a partir de la primera «Jornada de la Tierra», en 1970, cuando el planeta fue
reconocido como ser viviente, digno de adoración. La incompatibilidad de esta
veneración con las enseñanzas cristianas resulta evidente y es subrayada por los
propios partidarios de Gaia.
Muchas publicaciones esotéricas ven las enseñanzas bíblicas como la causa de
grandes problemas ecológicos. En un número de la revista «Time» relativo a los
problemas ambientales, la Biblia, y en particular el Libro del Génesis, donde al
hombre se le da el dominio sobre la tierra y sus habitantes, es citada como uno
de los motivos para el maltrato de la naturaleza por parte del hombre. Según
algunos ambientalistas, la difusión del cristianismo habría llevado a un
desarrollo negativo de la tecnología que dañaría la tierra.
En línea con esta atribución de culpa, el culto de la Madre Tierra y la
ideología ambientalista se acompañan también de la desvalorización del ser
humano, situado al mismo nivel que las otras «especies» y acusado incluso de
excesiva y nociva fecundidad.
Es sintomático de hecho que ninguna de las muchas organizaciones ambientalistas
presentes en el mundo asocien a la defensa de la naturaleza también la defensa
de la vida humana pronunciándose contra el aborto.
--El cardenal Georges-Joseph Marie Martin Cottier ha declarado que el New
Age es «incompatible con la doctrina católica». ¿Cuáles son las razones de
una condena tan explícita?
--P. Alessandro Olivieri Pennesi: Es verdad. El purpurado afirma que «las tesis
principales del New Age son incompatibles con el cristianismo, mucho más,
son opuestas».
Según el documento vaticano «Jesucristo, portador de agua viva. Una reflexión
cristiana sobre la Nueva Era»: «Resulta difícil separar los elementos
individuales de la religiosidad de la Nueva Era, por inocentes que puedan
parecer, de la estructura general que penetra todo el mundo conceptual del
movimiento New Age».
«La naturaleza gnóstica de este movimiento exige que se lo juzgue en su
totalidad. Desde el punto de vista de la fe cristiana, no es posible aislar
algunos elementos de la religiosidad de la Nueva Era como aceptables por
parte de los cristianos y rechazar otros. Puesto que el movimiento de la
Nueva Era insiste tanto en la comunicación con la naturaleza, en el
conocimiento cósmico de un bien universal –negando así los contenidos revelados
de la fe cristiana–, no puede ser considerado como algo positivo o inocuo» (n.
4).
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