CELEBRACIÓN DE LA PRIMERA COMUNIÓN



ACOGIDA
-MONICION INTRODUCTORIA (un catequista).
Dentro de unos momentos va a comenzar la celebración de la Eucaristía. Esta de hoy es una Eucaristía extraordinaria para todos. Lo es para vuestros hijos, que se acercan por primera vez a hacer la comunión. Lo es para vosotros, padres, que les disteis la vida y la fe y que hoy los veis dar un paso tan importante en su camino cristiano. Y lo es para nosotros,
los catequistas, que hemos ayudado a estos niños a conocer y seguir a Jesús. Lo es también para todos los que estamos hoy reunidos en esta celebración solemne de la Eucaristía, porque toda la comunidad cristiana se alegra al compartir con estos niños el Pan de Cristo Viviente.
¡Por favor, vamos a guardar el mayor silencio y así ayudaremos a estos niños en este día tan importante! Ahora nos ponemos de pie y los recibimos a ellos y al sacerdote.

Sacerdote:
Esta mañana Jesús nos ha reunido a todos en su fiesta; todos como hermanos alrededor de Jesús, que está presente en medio de nosotros y quiere estar más cerca de todos, en especial de vosotros. Por eso estáis contentos, porque sabéis lo mucho que os quiere Jesús; os ha llamado hoy para acercarse mucho a vuestro corazón, pues quiere estar muy
cerca de vosotros.

MONICION NIÑO.
Por fin hoy es el día que tanto esperábamos, el día de nuestra Primera Comunión. Estamos, de verdad, muy contentos porque Jesús nos invita a participar junto a todos vosotros en su banquete de fiesta, que es la Eucaristía; Él va a venir a nuestro corazón cuando nos acerquemos a comulgar y quiere estar siempre con nosotros.
Y estamos también muy alegres porque vosotros, nuestros padres y familias, estáis aquí con nosotros. Una cosa os tenemos que pedir y es que os necesitamos, para que con vuestro ejemplo nos ayudéis a vivir como verdaderos cristianos; que nos habléis de Dios, que recéis con nosotros, que nos acompañéis aquí, para que juntos celebremos la
Eucaristía y aprendamos a amar a Dios y al prójimo.
Estamos seguros que Dios os ayudará en esta tarea.

RITO PENITENCIAL

Sacerdote:
Pero ahora, antes de seguir, antes de escuchar su palabra y participar de su Cuerpo y de su Sangre, Jesús quiere que hagamos las paces con todos; por eso le pedimos perdón.

PETICIONES DE PERDON/ CANTO.

1.- Padre nuestro, hoy estamos contentos y queremos compartir nuestra alegría contigo; te pedimos perdón por las veces que te hemos puesto triste.

Todos: PERDÓNANOS, SEÑOR.

2.- Hoy queremos hacer las paces con todos, especialmente con nuestros padres, abuelos y hermanos, os pedimos perdón por las veces que os hemos disgustado.

Todos: PERDÓNANOS, SEÑOR.

3.- Señor Jesús, es difícil parecerse a Ti; te pedimos perdón por las veces que no hemos ayudado a los que nos necesitaban.

Todos: PERDÓNANOS, SEÑOR.

4.- Señor, te pedimos perdón por las veces que nos olvidamos de rezar a nuestro Padre, Dios; de escuchar con atención tu Palabra y de amarnos como Tú nos has enseñado.

Todos: PERDÓNANOS, SEÑOR.

Sacerdote:
Dios, Padre bueno,
que nos perdona siempre,
si estamos arrepentidos de corazón,
tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

Todos: AMEN.


GLORIA.

ORACION COLECTA.

Señor y Dios nuestro,
Tú nos invitas hay a compartir el Pan que da Vida.
Enséñanos a hacer lo que hizo Jesús
y a tener los pensamientos de paz y de amistad que tuvo El.
Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.

Todos: AMEN.

LlTURGIA DE LA PALABRA.

Sacerdote:
Ahora, así sentados, vamos a escuchar lo que Jesús nos dice, lo que quiere que nosotros aprendamos para vivir y ser felices como El y con El.
¡Tenemos que estar muy atentos! Vamos a escuchar al mismo Jesús, su Palabra.

HOMILÍA.

CREDO.

S.: -¿Creéis en Dios, que es nuestro Padre, y ha creado el Cielo y la Tierra?

Niños: Sí, creo.

- ¿Creéis en Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido de María virgen y hermano nuestro; creéis en su Muerte y Resurrección?

Sí, creo.

- ¿Creéis en el Espíritu Santo, en la Iglesia católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados que nos da la esperanza de vivir con Dios para siempre?

Si, creo.

ORACION DE LOS FIELES.
(Intenciones hechas por niños, padres y catequistas)

S.: Presentamos ahora nuestras oraciones a Dios por las necesidades de la Iglesia, de todos los hombres y también por nosotros.

1.- Por la Iglesia, el grupo de los amigos de Jesús, para que anuncie por todo el mundo el mensaje de AMOR de Dios a los hombres. Roguemos al Señor.

2.- Por los niños y niñas que participamos hoy por primera vez de la Eucaristía, para que permanezcamos siempre unidos a Jesús. Roguemos al Senor.

3.- Para que todos nosotros continuemos en la catequesis y así conozcamos más y mejor a Jesús y seamos verdaderos discípulos suyos. Roguemos al Senor.

4.- Por todos los padres de familia, para que tomemos cada vez mayor conciencia de la responsabilidad que hemos contraído en la educación de nuestros hijos. Roguemos al Señor.

5.- Por todos los catequistas, para que, con nuestro entusiasmo y alegría, ayudemos a todos, y en especial a los niños, a conocer y amar más a Jesús. Roguemos al Señor.

6.- Por los niños y niñas que no tienen hogar, por los padres que no tienen trabajo, para que todos colaboremos con nuestro esfuerzo a solucionar estos problemas. Roguemos al Señor.

7.- Por los pobres, los enfermos, los que están solos, para que estemos siempre dispuestos a ayudarles como hizo Jesús. Roguemos al Señor.

8.- Por las personas que gobiernan los países de la Tierra, para que trabajen siempre por la Paz y la Justicia. Roguemos al Señor.

9.- Por los que han muerto, para que estén ya en tu Casa junto a Dios y puedan vivir la gran fiesta del Cielo. Roguemos al Señor.

10.- Por todos los que estamos aquí reunidos, para que vivamos siempre en el Amor como verdaderos hijos de Dios. Roguemos al Señor.

6.- ACCIONDE GRACIAS.

Acoge, Señor, nuestras oraciones
y concédenos lo que te pedimos con fe
en un día tan gozoso como el de hoy.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Todos: AMEN.

PRESENTACION DE LOS DONES.

CERA (catequista)
Padre nuestro, te presentamos estas velas, que se van a quemar en el altar. Su llama encendida expresa nuestro amor a Ti, que eres nuestro Padre. Te prometemos mantener siempre encendida su llama en nuestros corazones.

FLORES (catequista)
Te presentamos, Padre Dios, estas flores que van a adornar el altar; su belleza y olor nos habla de Ti. Nosotros también queremos ser el buen olor de Cristo.

DINERO (niño)
Esta es nuestra aportación para las necesidades de la Iglesia; las queremos hacer nuestras, pues es tarea de todos.

LIBRO CATEQUESIS (niña)
También te traemos este libro de catequesis; así te decimos que queremos seguir a Jesús.

PAN (madre)
Señor, nos has elegido, junto a los otros padres, para dar la vida y hacer que nuestros hijos te conozcan y vivan una vida cristiana. Te presentamos el pan que se transformará en el alimento que Jesús nos dará en la Eucaristía.

VINO (padre)
Te presentamos, Señor, este vino, fruto de la vid y del trabajo de los hombres; lo traemos en nombre de todos los padres de familia que trabajamos para poder vivir unidos con nuestros hijos y con los demás en el amor y la paz. En la Eucaristía el vino de tu Sangre será para nosotros bebida de salvación y fuerza de nuestra unión.

Sacerdote:
Acepta, Padre bueno, estos pequeños dones
y la ilusión que estos niños han puesto en ellos.
Recibe el pan y el vino,
frutos de la naturaleza, creada por Ti,
y del trabajo de los hombres.
Haz que sean para nosotros alimentos de salvación.

PLEGARIA EUCARISTICA.
Plegaria Eucarística II para misas con niños, con sus aclamaciones cantadas:

-¡Gloria a ti, Señor, porque nos amas!

- Santo, santo, santo.

- Bendito el que viene...

- ¡Señor Jesús, tú te entregaste por nosotros!

- Alabaré, alabaré,...

- ¡Que todos sesmos una sola familia para gloria tuya!

RlTO DE LA COMUNION.
Padrenuestro cogidos de las manos.
Paz a padres.
Comunión bajo las dos especies, en el centro del altar.

ACCION DE GRACIAS.

A) Niño.
¡Gracias, Señor!
Muchas gracias, porque nos amas de verdad,
porque te quedas con nosotros,
porque ya te tenemos en nuestro corazón.

Papás, familiares, amigos,
dad gracias con nosotros a Dios
por este día tan importante para nosotros.
Queremos ser siempre tan felices como hoy;
se lo pedimos a la Virgen María,
nuestra Madre del Cielo
y le prometemos quererla cada día más.

¡Gracias, Jesús!
¡Gracias, María!
¡Muchas gracias a todos!

Sacerdote: Poscomunión:
Gracias, Señor, por los regalos que nos has hecho,
en especial hoy por habernos recordado
que la Eucaristía es el sacramento de tu Amor.
Que no lo olvidemos nunca
y que nuestra vida sea signo de tu presencia entre nosotros.
Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.

Todos: AMEN.

B) Padre.
¡Dios y Padre nuestro! Hoy hemos tenido la alegría de participar con nuestros hijos de la Eucaristía. Y nos han confiado la responsabilidad de ayudarles a crecer en su vida cristiana.

Lo queremos seguir intentando y nos comprometemos a continuar con ellos en el camino de Jesucristo, para que su Primera Comunión sea para ellos un nuevo punto de partida para progresar en el cumplimiento de las exigencias del Evangelio.

Te pedimos por medio de Jesucristo que seamos fieles a este compromiso que hoy renovamos.

¡ Santa María, madre de Jesús, haz que nuestra oración sea escuchada! AMEN.

C) Catequista
Nuestra celebración de la Eucaristía ha concluido, pero la fiesta continúa. La paz y la alegría de Jesús, la que El nos ha comunicado, se va a esparcir por vuestras casas, a vuestra familia y a vuestros amigos. Estará allí donde vosotros estéis celebrando esta gran fiesta.

D) Padre
Esta alegría nos va a hacer recordar este encuentro con Jesús que hemos vivido juntos. Pero recordarlo es volver cada domingo a reunirnos con los demás cristianos para celebrar la Eucaristía.

E) Madre
Y para nosotros, padres, recordarlo es también continuar dando ejemplo de vida cristiana a nuestros hijos, y que nuestra presencia hoy aquí no haya sido un simple compromiso social y no se quede en agua de borrajas.

F) Niño
Y recordar esta Primera Comunión es para nosotros y para todos mantener la necesidad de recibir a Jesús para ser mejores en la vida y mejorar el mundo.


BENDICION FINAL


 

2. HOMILÍAS

Lecturas: 1 Corintios 11,23-26 / Lucas 24, 13-16.28-35

Hoy, queridos niños y niñas, os encontráis en el mismo caso que aquellos discípulos de Jesús de los que nos han hablado las lecturas. Hoy Jesús viene a vuestro encuentro para estar a vuestro lado, para estar con vosotros cuando estéis en casa o cuando juguéis con vuestros amigos, cuando estéis en la escuela o cuando venís a la catequesis... El es vuestro amigo con quien podéis hablar: durante este tiempo en que habéis hecho catequesis os han enseñado todo esto, os han enseñado a rezar, a hablar con Jesús y con Dios, su Padre y Padre nuestro. (También vuestros padres os habían enseñado a rezar antes de que vinierais a la catequesis, y siguen haciéndolo).

Hoy, este Jesús de quien os habéis hecho amigos, partirá el pan como hizo un día con sus discípulos. Y os dará un pedazo de ese pan a cada uno de vosotros diciéndoos: Esto es mi cuerpo. Quiere decir que es él mismo quien se os dará para estar en vuestro corazón. Así, este Jesús que os acompaña cada día, lo tendréis presente cada domingo en este pan de la eucaristía y os dará fuerzas para que continuéis con estas ganas de ser buenos, de querer a los padres, a los hermanos y a los amigos, de ayudar a vuestros compañeros de clase, de jugar con todos los niños y niñas, de no burlaros de nadie...

Y vosotros, padres y madres de estos pequeños, también os encontráis hoy en el caso de aquellos discípulos que iban de camino y encontraron a Jesús. Vosotros empezasteis, hace unos años, a caminar juntos. Vuestro hijo/a es uno de los frutos amados de vuestro amor, de vuestro esfuerzo conjunto. Hoy en él/ella, en su primera comunión, Jesús os hace un presente de manera muy concreta. Este Jesús que escoge de manera especial a los pequeños para manifestarse, parte hoy el pan también para vosotros, para daros fuerza y ánimo en vuestra tarea educativa, y especialmente para que déis un buen testimonio de cristianos al hijo/ a que ama a Jesús y quiere seguirle.

Y toda la comunidad aquí reunida recibe también hoy, como cada domingo, este sacramento que la mantiene fiel en el amor de Dios y en el seguimiento del Evangelio. Que esta celebración sea para todos, además de un don del Señor, un compromiso de dar buen testimonio a estos niños y niñas que nos ven como imágenes de Jesucristo.

JOSEP M. ROMAGUERA. MISA DOMINICAL 1992, nº8

..................................

Las cosas pequeñas

Generalmente nos impactan las grandes cosas: los rascacielos de Nueva York, los jugadores de baloncesto de dos metros de altura, los elefantes y las jirafas del zoológico... Y, no obstante, también tendríamos que fijarnos en las cosas pequeñas. Jesús hablaba de semillas diminutas que, sembradas en la tierra, se convierten después en grandes árboles; de tesoros escondidos y perlas preciosas, que valen más que todas las demás cosas juntas.

El que, siendo Dios, es mayor que todo el universo, quiso hacerse un niño pequeño en Belén. Después creció como nosotros, y cuando fue mayor, nos enseñó muchas cosas del Padre del cielo, y nos dijo que nos amáramos los unos a los otros, porque todos somos hermanos.

La noche antes de su muerte en cruz, reunió a los doce apóstoles y les recordó las cosas más importantes. Fue entonces cuando tomó el pan y el vino y les dijo que los comieran y bebieran porque eran su Cuerpo y su Sangre. Aquel día, los apóstoles comulgaron por primera vez.

También vosotros, hoy, comulgaréis por primera vez. La comunión es una de aquellas cosas tan pequeñas a la vista, pero que tienen tanto valor: es la perla preciosa, el tesoro escondido, que tenemos que saber descubrir y amar. Todo lo demás, los regalos que os han hecho, no son nada, comparado con el gran regalo que os hace Jesús. El se os da en forma de alimento, para que tengáis vida abundante, para que tengáis fuerza para crecer y ser cada vez mejores, más generosos, más dispuestos a ayudar a los demás.

Si decimos primera comunión es porque después de ésta vendrán la segunda y la tercera. ¿Qué pasaría si hoy, después de la comida, ya no comieseis nunca más? ¿Verdad que no creceríais y os pondríais enfermos? Pues eso mismo les sucede a los niños y niñas que después de comulgar por primera vez ya no vuelven a comulgar más. Jesús quiere que seamos fuertes para luchar contra todo mal y dispuestos siempre a hacer el bien. El lo enseñó y lo hizo. Y quiere que nosotros también lo hagamos: que pasemos toda nuestra vida al servicio de los demás, amando a los padres, a los hermanos, a los amigos..., estudiando para ser útiles a los demás cuando seamos mayores... Quiere que seamos personas que contagian alegría por donde pasan. Que así sea.

ALBERTO TAULE. MISA DOMINICAL 1992, nº 8 ........................................................................

3. Carta a los padres de los niños de Primera Comunión

Queridos padres: Enhorabuena por la Primera Comunión que vuestros hijos recibirán en estos días!

La Primera Comunión es un paso importante en el proceso de la iniciación cristiana de vuestros pequeños. Todo empezó el día de su bautismo, semilla de vida nueva llamada a crecer. Porque el amor siempre se adelanta, el amor de Dios, lo mismo que vuestro amor, se adelantó llamándolos a la vida. A medida que el niño va creciendo en conciencia y en la responsabilidad el Amor pide ser correspondido. Por eso es imprescindible un proceso catequético que, adaptado a la edad y condiciones del niño, vaya permitiéndole responder al Amor con amor.

Hacia los nueve años, momento en que la psicología señala la hora de la madurez infantil en un desarrollo normal, la Primera Comunión marca también un momento fuerte de la iniciación cristiana. La coherencia con el sacramento que se celebra, demanda que el niño aprenda, a su nivel, a contar con Jesús, a ir teniendo un comportamiento cristiano dentro del pequeño mundo de sus relaciones y acciones.

Nada de lo anterior será posible si los padres no apoyáis la labor de los catequistas. La Primera Comunión de vuestros hijos tendría que ser una oportunidad para la revitalización cristiana de los padres. Más aún, si queremos que la labor catequética no quede malograda, los padres tendríais que ser los continuadores de la catequesis parroquial en vuestras casas. A este respecto, me alegra mucho que vaya creciendo el número de parroquias que han empezado a poner en marcha la catequesis familiar.

Preparad y celebrad con alegría cristiana la fiesta de la Primera Comunión de vuestros hijos. No hagáis de ello ni una fiesta de sociedad, ni una especie de boda prematura. Los alardes, el despilfarro, la ridícula estupidez de la competencia, los excesos de videos y listas de regalos -todo lo que algún periodista ha llamado la feria de las vanidades- aturden a los niños y les impiden vivir intensamente la verdad profunda de su Primera Comunión. Ya sé que es difícil sustraerse a las exigencias que marca nuestra sociedad consumista, pero fueran pobres o ricos los que lo hicieran resultaría, por diversas razones, siempre escandaloso.

Más importante que organizar los detalles externos es que os preocupéis de ayudar a vuestros hijos a rezar en su intimidad, a ser conscientes de la celebración religiosa, de la escucha de la palabra, del compromiso de fraternidad y amor al prójimo que la participación en la Eucaristía conlleva.

Sabed, además, que la Comunión no es un punto final, sino un punto seguido. No sería un contrasentido y una falta de verdad ante el niño armar un tinglado fastuoso en torno a una celebración que se olvidara al día siguiente? La Primera Comunión es primera porque se supone que luego vendrán otras, vividas no con menos alegría y acompañamiento por la familia; que seguirá el proceso de iniciación con otras catequesis o con la participación en grupos cristianos, de adolescentes o jóvenes, hasta completar la iniciación cristiana en la incorporación plena a la comunidad, que es lo propio de un cristiano bien identificado con su fe y capaz de dar en su vida un digno testimonio evangélico.

Nada menos que eso es lo que merece el significado de la Primera Comunión. Nada menos que eso merecen vuestros hijos.

Ciriaco Benavente
Semanario "Iglesia en camino"
Archidiócesis de Mérida-Badajoz
Número 256. 31 de mayo de 1998