+

EL ISLAM: PARA UN DIÁLOGO NECESARIO

7. LA MUJER EN LA SOCIEDAD ISLÁMICA

MUJER/ISLAM: Junto a un proceso profundo, amplio y silencioso, de promoción de la mujer musulmana, se advierten duras reacciones que aparentemente hacen retroceder en poco tiempo el avance de varias décadas. La situación de la mujer en los países islámicos -especialmente en los países del Próximo Oriente y Norte de África- constituye quizás el aspecto más polémico de la civilización musulmana.

Las costumbres islámicas relativas a la mujer se fundamentan el Corán, la Sunna y también en tradiciones, algunas de la cuales provienen de época preislámica. La sociedad árabe a la que Mahoma dirigió su predicación era una sociedad patriarcal, propia de pueblos tradicionalmente pastores. Las mujeres estaban consideradas como bienes familiares, sometidas a la tutela masculina, con la misión de procrear hijos varones para garantizar la continuidad de la familia patriarcal.

El texto coránico protege a la mujer frente a los excesos de este modelo prohibiendo matar las hijas al nacer, limitando la poligamia y el repudio, reconociendo el derecho de la mujer a la propiedad y a la educación, y exigiendo el consentimiento de la mujer para el matrimonio. Estas disposiciones se encuentran en suras -revelaciones de Dios a Mahoma recogidas en el Corán- pertenecientes a la primera época, cuando Mahoma vive en la Meca con su mujer Jadicha y tiene escasos seguidores.

Tras la muerte de Jadicha y la huida a Medina las nuevas suras recogen más bien las ideas patriarcales de preeminecia del hombre sobre la mujer. El interés por no dañar la estructura social establecida favoreció que la aparente contradicción se resolviera decidiendo que las suras posteriores prevalecían sobre las primeras. Los sectores musulmanes tradicionalistas siguen defendiendo esta interpretación, pero los reformistas reclaman la preeminencia de las primeras suras, más favorables a la mujer11.

Los regímenes laicos surgidos de la descolonización se mostraron preocupados por mantener la personalidad cultural. Temiendo que cualquier evolución de la situación legal de la mujer fuera interpretada como pérdida de identidad, legitimaron la tradicional autoridad del hombre sobre la mujer.

El reciente desarrollo de los movimientos islamistas ha situado la cuestión de la mujer en el centro del debate social. Algunos propugnan incluso apartar a la mujer del trabajo y dejar sus puestos para los varones parados. Cabe hablar de una retradicionalización impulsada desde el Estado como prevención frente a la expansión islamista.

Sorprende ver a tantas mujeres adoptar con entusiasmo este islamismo. Ahora bien, la separación de sexos podría dar lugar a situaciones en las que la subordinación de la mujer tuviera carácter excepcional.

Son muchas las mujeres que apoyan tradiciones que les discriminan. A veces son tradiciones preislámicas que carecen de cualquier base religiosa. Un ejemplo terrible es la ablación del clítoris que en algunas zonas -musulmanas y no musulmanas- de África mantiene su plena vigencia y afecta a decenas de millones de mujeres.

Sin embargo la realidad social está cambiando, especialmente en las ciudades que acogen a una proporción creciente de la población. La explosión demogáfica, la emigración masculina y la necesidad de aportar dinero a la familia están cambiando el comportamiento social de aquellas mujeres que han podido acceder ya a la formación profesional o universitaria.

El uso del velo o hidjab tiene a veces un sentido contrario al que interpretamos los occidentales. No sólo es una prenda tradicional cómoda y barata, sino que además permite a la mujer que lo lleva moverse libremente y acceder a la universidad y al trabajo. La poligamia está poco extendida y en franca regresión. En algunos países está prohibida y en los demás se tiende a pactar en el contrato matrimonial la nulidad automática si hay un segundo matrimonio. Las bodas se conciben como un pacto entre dos familias, aunque en las grandes ciudades los jóvenes tienen más libertad de elección. Una vez casada la mujer debe obedecer a su marido. Asimismo la herencia de la mujer es siempre inferior a la de sus hermanos varones. Además la tradición coránica permite al hombre repudiar a su mujer, mientras que ella para divorciarse precisa de la autorización de un juez islámico.

La mujer está ampliamente integrada en un sistema educativo generalmente de carácter mixto. Su presencia está generalizada en la enseñanza primaria y es bastante amplia en la enseñanza secundaria. Sin embargo las diferencias entre países son notables y hay zonas donde se resisten a enviar a las niñas a los centros de enseñanza secundaria. En la universidad hay menos mujeres que hombres pero las diferencias se han atenuado. En algunos círculos intelectuales se defiende la creación de universidades exclusivamente femeninas como único medio de garantizar a las mujeres una amplia presencia en los niveles educativos superiores.

La participación de la mujer en el trabajo es normal en medios campesinos, pero encuentra grandes dificultades en las profesiones modernas. Muchos hombres creen que las mujeres les arrebatan ilegítimamente los escasos puestos de trabajo.

La convivencia laboral entre personas de diferente sexo provoca recelos en la sociedad. Algunos países han establecido espacios separados en locales y transportes públicos. Sólo en algunas profesiones -como maestra o enfermera, donde la presencia femenina es masiva- se disipan estos recelos. Sin embargo nuevos hábitos de consumo obligan a las familias a procurarse un segundo sueldo y -pese a las resistencias- incorporar a la mujer al trabajo12.

Cuando los islamistas alcanzan el poder, la implantación de la Sharía convierte su situación en insoportable. En Afganistán los talibanes han impuesto una absoluta separación de hombres y mujeres, llegando incluso a expulsar a las mujeres enfermas de los hospitales.

En el área musulmana abundan las situaciones extrañas a la sensibilidad moderna y radicalmente contrarias a los derechos humanos. Sin embargo el Islam no es igual en todas partes: en Europa, en Asia Central, en Asia Meridional y en el Sudeste Asiático la presencia de otros componentes culturales concede a la mujer musulmana una mejor condición, comparable a la de otras mujeres de las mismas zonas.

Paradójicamente nunca en la historia del Islam había tenido la mujer un papel tan relevante. En 1995 había tres primeras ministras en grandes países musulmanes: Tansu Ciller en Turquía, Benazir Bhuto en Pakistán y Jaleda Zia en Bangladesh. Hay más mujeres poetas y novelistas que en ninguna otra época y sorprende la energía y el valor con que muchas mujeres denuncian los problemas que conlleva su situación en la sociedad islámica13.

8. CONFLICTOS RECIENTES

El avance -en ocasiones violento- del islamismo está generando conflictos en numerosos países. Los intereses del petróleo, la proliferación de dictaduras y el malestar generado por el conflicto de Palestina han convertido al Próximo Oriente y Norte de África en una de las áreas más inestables del planeta.

8.1. LA GUERRA ENTRE IRÁN E IRAK

El conflicto entre Irán e Irak es una herencia de las disputas entre los imperios persa y turco. Las disputas se centraban en el canal de Shatt-al-Arab -que había quedado bajo control de Irak- y la región de Khuzestán, rica en yacimientos petrolíferos, que quedó en poder de Irán pese a que su población no era iraní sino árabe de religión chiíta. Cuando en 1978 triunfa en Irán la revolución islámica parecía que iba a extenderse por el golfo Pérsico, donde se encuentran dos tercios de las reservas mundiales de petróleo. En Irak los abundantes recursos procedentes del petróleo habían permitido construir un poderoso ejército con el que el dictador Sadam Hussein creía poder enfrentarse a Israel, y convirtirse así en el líder de todo el mundo árabe.

Sadam Hussein venía reprimiendo ferozmente a los chiítas del Sur, favorables a la revolución islámica iraní. En 1980 creyendo debilitado al ejército iraní a causa de las purgas revolucionarias ataca a Irán. Quería así prevenir el contagio islámico y apoderarse del petróleo de Khuzestán. Sin embargo, la inesperada resistencia de los revolucionarios iraníes dio paso a un larga guerra que duró ocho años y desangró a los dos países. Las potencias occidentales vieron en este conflicto la oportunidad de exportar armas -que ambos países podían comprar con sus grandes recursos petrolíferos- y de debilitar de paso a dos peligrosas potencias. En 1988 se llega a un armisticio ante la evidencia de que ninguno de los contendientes podía ganar esta guerra.

8.2. LA GUERRA DEL GOLFO: "SANGRE POR PETRÓLEO"

En 1990 Sadam Hussein conserva un poderoso ejército, que quiere utilizar para convertirse en líder del mundo árabe. Convencido de que tanto Occidente como las monarquías del Golfo le ven como el escudo que impide la expansión de la temida revolución islamista de Irán, se decide a invadir Kuwait. Este pequeño país, escasamente habitado y con inmensas reservas de petróleo, formaba parte históricamente del territorio iraquí. Al llegar la descolonización los británicos prefirieron segregarlo para poder explotar con mayor facilidad sus riquezas. Irak jamás aceptó una independencia que consideraba una simple expoliación.

La revolución del Este de 1989 había quebrado el orden internacional establecido en Yalta. La ambición de Sadam Hussein proporcionó al presidente Bush una excelente oportunidad de definir el marco de un nuevo orden internacional. A la vez conseguía al fin poner bajo control militar occidental la zona del Golfo, de la que depende el suministro energético de los países desarrollados. La embajadora americana garantizó a Sadam Hussein la neutralidad americana en un posible conflicto días antes de la invasión de Kuwait.

El Consejo de Seguridad -con Rusia y China neutralizados por sus problemas internos- dirigió aparentemente el conflicto, enmascarando el carácter claramente occidental de la intervención. La opinión pública de los países musulmanes percibió desde el principio esta guerra como una agresión a la Umma. Ciertamente Sadam Hussein era un feroz dictador, pero en el mundo islámico apenas hay democracias. La perspectiva de que su poderoso ejército se hiciera con el control del Golfo y sus inmensas reservas de petróleo gozaba de grandes simpatías. La población era hostil a unas monarquías que vivían en la opulencia mientras el Islam era reiteradamente humillado. Un líder poderoso y decidido, capaz de enfrentarse a Occidente y unificar el territorio del Golfo, podría crear una potencia mundial capaz de enfrentarse a Israel y devolver a los musulmanes su dignidad.

La exhibición de poderío militar y la victoria de las potencias occidentales -aliadas de las impopulares monarquías del Golfo- fue percibida por la población árabe como una nueva derrota y agravó su resentimiento hacia Occidente. Toda la propaganda realizada sobre las innegables crueldades de Sadam Hussein no impidió que, en el momento decisivo, Estados Unidos evitara su completa derrota. Su feroz dictadura no fue nunca el motivo de la intervención y Estados Unidos seguía necesitando su escudo frente a la revolución iraní.

8.3. LA GUERRA CIVIL DE ARGELIA

Durante la colonización francesa se trató de eliminar de raíz la cultura argelina: el francés fue la única lengua oficial y se eliminó el Islam de los programas escolares. Cuando Argelia se independiza en 1962 se constata la fuerza que el Islam conserva entre la población a pesar de las décadas de hostilidad de los colonizadores. La lucha revolucionaria contra la colonización fue interpretada por unos en términos marxistas, y por otros como la Yihad frente a los enemigos de la Ummma.

Esta confusión generó un larvado conflicto en el nuevo Estado. Se instaura un régimen socialista y dictatorial, próximo al modelo soviético. La proclamación del Islam como religión oficial y la construcción de más de 10.000 mezquitas resultó insuficiente para un sector de la población que habría visto con agrado la implantación de algunas normas de la Sharía. El Islam era, para unas autoridades argelinas, claramente laicas, más un signo de identidad que un modo de vida.

La colonización legó una sociedad escindida, con una minoría muy occidentalizada controlando el ejército y la política, y una mayoría de la población muy tradicional, con muy escasa presencia de la mujer en el mundo laboral.

En los años 70 aparece un movimiento, próximo a los Hermanos Musulmanes, apoyado indirectamente por Arabia Saudí. El ejemplo de la revolución iraní y la predicación del egipcio Kichk -conocida a través de sus populares cassettes- multiplicaron la influencia de este núcleo. La relativa tolerancia de sus actividades permitió que canalizaran el descontento popular con el régimen dictatorial. La guerra de Afganistán atrajo a numerosos voluntarios islámicos que regresaban dispuestos a seguir luchando en la Yihad.

Las primeras elecciones democráticas dieron el triunfo a los islamistas moderados del Frente Islámico de Salvación, tanto en las elecciones municipales de 1990 como en las legislativas de 1992. Su voluntad de implantar inmediatamente la Sharía causaba terror entre los sectores urbanos, fuertemente occidentalizados, especialmente entre las escasas mujeres que trabajaban. La victoria de Frente Islámico de Salvación en las elecciones legislativas fue anulada -con el poco democrático apoyo de los países europeos-, sus dirigentes encarceladaos y la actividad de sus mezquitas severamente restringida. La respuesta fue la aparición del terrorismo islámico. De una violencia selectiva -dirigida primero contra los extranjeros y luego contra las m<%6>ujeres trabajadoras- se ha pasado a una violencia masiva, con atroces matanzas de barrios y pueblos enteros.

La acción de las fuerzas de seguridad -con frecuentes torturas, ejecuciones sin juicio, campos de concentración y numerosos desaparecidos- no ha hecho sino aumentar la espiral de la violencia. Algunos desconfían de la incomprensible inoperancia de la policía y el ejército durante las masacres islamistas, y sospechan que permiten estas matanzas para justificar la represión y restaurar a medio plazo el régimen dictatorial. Se trata de una auténtica guerra civil que ha dejado ya decenas de miles de muertos. Esta guerra se libra a las puertas de Europa y sus consecuencias son aún imprevisibles.

8.4. LA GUERRA DE AFGANISTÁN

Afganistán fue un "Estado-tapón" entre las colonias inglesas del Próximo Oriente y el Imperio de los zares. Sus fronteras integran a pueblos muy diversos y separan artificialmente su territorio tradicional. Durante muchos años el nomadismo ha hecho que estas fronteras no tuvieran apenas efectividad práctica.

Cuando en 1978 estalla la revolución islámica iraní la Unión Soviética teme que se contagie a Afganistán -donde había un régimen prosoviético- e incluso que pudiera influir sobre la población soviética del Asia Central, mayoritariamente musulmana. En 1979 las tropas soviéticas invaden Afganistán e imponen un gobernante aún más fiel que el anterior. La acción se interpretó en el contexto de la guerra fría y los Estados Unidos financiaron una guerrilla anticomunista, con base en Pakistán donde llegaron a acogerse cuatro millones de refugiados. Los islamistas vieron en el conflicto un ataque de la Unión Soviética a la Umma y enviaron numerosos voluntarios financiados por Arabia Saudí. En 1988 los soviéticos abandonaban Afganistán, dejando la situación aparentemente estabilizada. En 1991 el pacto entre la URSS y Estados Unidos para suspender el suministro de armas, cedió todo el protagonismo a Arabia Saudí e Irán, países que financiaban diferentes guerrillas islamistas. En el Norte la guerrilla de tadjikos y uzbekos -Tadjikistán y Uzbekistán son ya países independientes- presentaba un claro perfil étnico. En el Sur la guerrilla tenía sus bases en el Pakistán islamista. Pese a pertenecer en su mayoría al pueblo pashtú -etnia compartida con Pakistán- esta guerrilla de mujaidines presentaba mayor acento religioso. La creciente debilidad del régimen -Afganistán es uno de los países más pobres del mundo- otorgó finalmente el poder a una coalición de varios grupos guerrilleros. Las desavenencias convirtieron pronto a la capital Kabul en escenario de sangrientos combates provocando el éxodo de buena parte de su población.

Surge entonces el movimiento de los talibanes, jóvenes estudiantes de teología formados en los campos de refugiados de Pakistán que defienden la aplicación de la Sharía con un rigor rayano en la crueldad. Su rígida disciplina les otorgó primero el control sobre los mujaidines del Sur y posteriormente, en 1996, la victoria sobre los grupos que luchaban en Kabul. Su llamamiento a la Yihad islámica contra los gobernantes respaldados por extranjeros fue bien recibido por la población, como también la paz que impusieron en sus territorios tras décadas de enfrentamientos étnicos. Sin embargo su intransigencia puede acabar por enajenarles el apoyo popular incluso entre la población pashtú que les da el principal soporte.

Los talibanes tienen el completo respaldo de Pakistán y en algún momento han gozado de la "comprensión" de los Estados Unidos. Contra ellos se han posicionado tanto Rusia -que teme su posible influencia en las repúblicas musulmanas del Asia Central- como Irán, que recela ante el carácter expansivo de este movimiento sunnita situado junto a sus fronteras.

9. LOS PAÍSES ISLÁMICOS EN LA ACTUALIDAD

Algunos países musulmanes de Asia oriental conocen un crecimiento económico acelerado mientras los del África Negra parecen sumidos en el subdesarrollo. En el Próximo Oriente la explosión demográfica y la crisis de identidad cultural son los problemas más graves de unos países generalmente gobernados por dictadores.

9.1. ASIA ORIENTAL Y MERIDIONAL

En el Sudeste Asiático países musulmanes como Indonesia o Malasia se encuentran entre los países emergentes que comparten el acelerado crecimiento del área del Pacífico. La población musulmana convive sin excesivos problemas con ciudadanos de otras religiones. Sin embargo los grupos islamistas son cada vez más activos entre la juventud y los gobiernos tienen entre sus prioridades impedir el desarrollo de estos movimientos. Indonesia -el mayor país musulmán con sus 200 millones de habitantes- ha evitado hasta ahora imponer leyes islámicas a su población.

En Filipinas una guerrilla musulmana lleva décadas tratando de forzar la independencia de la isla de Mindanao donde la población islámica es el grupo mayoritario. En la India la minoría musulmana fue hegemónica antes de la independencia, pero al llegar ésta muchos de ellos se vieron obligados a emigrar a Pakistán víctimas de la violencia interreligiosa. Sin embargo permanecen en el país alrededor de 100 millones de musulmanes que padecen con frecuencia la violencia del fundamentalismo hindú. En Bangla Desh el Islam ha sido declarado religión de Estado para combatir la creciente influencia fundamentalista.

En Pakistán el conflicto latente con la India acentúa su identidad religiosa. Durante la década de los 80 el dictador Zia trató de imponer una islamización a ultranza, implantando algunas leyes pertenecientes a la Sharía. Actualmente el ejército pakistaní viene prestando un amplio apoyo al extremismo fundamentalista de los talibanes afganos.

9.2. ÁFRICA NEGRA

En África Negra el Islam crece espectacularmente, especialmente en aquellas zonas que -como el Sur del Sáhara o el África Oriental- tenían contactos comerciales antiguos con el área musulmana. En esta zona la conversión al Islam conlleva una promoción social. Arabia Saudí financia las mezquitas que actúan como centros culturales y educativos. Aquí el Islam se adapta a las tradiciones y costumbres locales al tiempo que elimina las fronteras tribales y étnicas, integrando a todos los fieles en una sola comunidad14. En este sentido no hay que olvidar que el Islam ha sido radicalmente antirracista desde sus orígenes15.

A diferencia de los misioneros cristianos, la acción de los enviados musulmanes es exclusivamente religiosa evitando participar en proyectos de desarrollo económico. Nigeria, el mayor país de África con sus 115 millones de habitantes, es de población mayoritariamente musulmana.

9.3. PRÓXIMO ORIENTE Y NORTE DE ÁFRICA

Aunque son sólo una pequeña parte de la población musulmana, los países árabes del Próximo Oriente constituyen el corazón del mundo islámico. Incluso los iraníes quedan al margen de este núcleo privilegiado por su carácter chíita e indoeuropeo. Egipto, Siria e Irak son países en los que desde hace muchos siglos ha florecido una rica intelectualidad musulmana.

En Egipto se encuentra la universidad de Al-Azhar de El Cairo, la más antigua e influyente institución de estudios islámicos del mundo. Allí se ha desarrollado el pensamiento islamista y ha nacido el movimiento de los Hermanos Musulmanes. El régimen de Hosni Mubarak combina una dura represión de los movimientos más radicales con el diálogo con los islamistas moderados. El creciente radicalismo ha generado los primeros conflictos serios con la minoría cristiana copta, hecho insólito en un país caracterizado por una milenaria tolerancia.

Siria e Irak son sedes de viejas civilizaciones. Están económicamente más desarrollados que los países de su entorno, y en ellos se advierte el protagonismo de unas clases medias de larga tradición. Prácticamente desde su independencia han sido gobernados por ramas rivales del partido Baas, laico, socialista y panarabista. En Siria la férrea dictadura de Hafed el-Assad -tras dos guerras con Israel y una dura represión de los islamistas- presenta cierta estabilidad y un apreciable crecimiento económico. Irak padece una terrible recesión como consecuencia del bloqueo decretado por la ONU tras la guerra del Golfo, mientras se mantienen latentes las rebeliones de los árabes chiítas y los kurdos, oprimidos por la minoría de árabes sunnitas.

En esta zona se asiste al drama de los kurdos, un pueblo de orígen indoeuropeo con más de 25 millones de habitantes que con el reparto colonial quedó dividido entre Turquía, Irak e Irán, y que en los tres países padece una feroz represión. Sólo las mutuas rivalidades entre estos países les proporciona algún apoyo esporádico.

En Turquía el ascenso de los partidos islamistas moderados no ha modificado el carácter radicalmente laico del régimen, garantizado por un ejército que se siente guardián de la herencia de Kemal Ataturk. Alejada culturalmente de sus vecinos árabes, Turquía tiene una clara vocación europea y ha solicitado su adhesión a la Unión Europea. Pero la constante violación de los derechos humanos de la minoría kurda hace inviable por ahora esta incorporación. Por otro lado la independencia de los países turcos del Asia Central han renovado su identidad musulmana y su vocación de proyectar su liderazgo sobre esa área asiática.

Desde la revolución iraní la monarquía wahhabita de Arabia Saudí aplica aún con mayor dureza la Sharía, que contiene preceptos como la pena de azotes o la amputación de la mano para los ladrones. Las autoridades religiosas de La Meca, a través del Consejo de Ulemas de Arabia Saudí mantiene una incuestionable autoridad religiosa en todo el mundo musulmán. Los abundantes ingresos del petróleo permiten a Arabia Saudí financiar la peregrinación de millones de musulmanes a La Meca y la construcción y mantenimiento de mezquitas en numerosos países, especialmente los del África Negra. Además con su dinero mantienen a los refugiados palestinos y fomentan discretamente la expansión de los movimientos integristas por todo el mundo islámico.

En Sudán el gobierno integrista islámico ha implantado la Sharía y mantiene con los cristianos del Sur una larga y agotadora guerra que en algún momento ha presentado cierto aspecto de genocidio.

En Marruecos el rey Hassan II es al tiempo jefe político y religioso. El suyo es un régimen autoritario que tolera el funcionamiento limitado de algunas instituciones democráticas. Descendiente directo de Mahoma, Hassan es reconocido como Comandante de los creyentes por los fieles marroquíes. Su carácter de jefe religioso ha reforzado siempre su poder político y le ha conferido autoridad para frenar el desarrollo del islamismo en Marruecos. Cuando lo ha creído necesario ha reprimido con dureza a los integristas islámicos y actualmente mantiene sobre ellos una estrecha vigilancia ante el temor de que los sucesos de Argelia terminen por contagiar a su país. El sentimiento de identidad islámica está muy arraigado en Marruecos, como se evidenció en la actitud popular favorable a Sadam Hussein durante la Guerra del Golfo. Sin embargo es difícil prever cuál será su evolución, ya que es también un país estrechamente vinculado a Europa a través de la emigración y se encuentra en plena transformación social como consecuencia de su acelerado crecimiento económico e industrialización.

10. EL ISLAM EN EL ORDEN INTERNACIONAL

El colonialismo de los últimos siglos y el problema de Palestina en las últimas décadas han situado a la civilización musulmana en un estado de postración. Sin embargo -como se ha visto- se asiste recientemente a un cierto despertar de la identidad islámica. Su vertiginoso crecimiento demográfico constituye un grave obstáculo para el desarrollo de los países musulmanes, pero les confiere unas perspectivas de creciente protagonismo en la esfera internacional. La radicalidad de su antirracismo permite extender el Islam entre las numerosas minorías discriminadas por su raza. El auge de los movimientos islamistas está generando una seria conflictividad interna y una grave inestabilidad en estos países, pero al tiempo está reforzando sus signos de identidad colectiva y devolviéndoles la confianza en el valor de su cultura.

Occidente percibe al Islam como un rival de consideración y tiene la tentación de satanizarlo.

Tras la revolución del Este de 1989 el mundo capitalista se había quedado sin "enemigo". Pero su estructura ideológica y militar necesita del miedo a un enemigo exterior para imponer cierta disciplina social y justificar muchas decisiones políticas y económicas. La inmensa y emergente China podía haber desempeñado este papel. Pero su clara orientación hacia la cultura occidental y el capitalismo hace que -pese a sus innumerables violaciones de los derechos humanos- se le vea más como un magnífico mercado potencial que como un peligroso rival.

La resistencia de la población musulmana a asimilar la influencia occidental hace que el Islam resulte el candidato ideal para este papel de "enemigo". La proliferación de regímenes dictatoriales en los países musulmanes y su escaso respeto a los derechos humanos favorece su demonización.

Sin embargo, más de dos tercios de las reservas mundiales de petróleo se encuentran en países musulmanes. Se prevé que durante mucho tiempo el petróleo seguirá siendo la principal fuente de energía. Occidente se ha visto obligado a pactar -a veces sin ninguna ética- con las oligarquías dirigentes de estos regímenes autoritarios para seguir garantizando el suministro de petróleo. Por otro lado Estados Unidos apoya masivamente a Israel, a pesar de sus sistemáticas violaciones del Derecho Internacional y de los derechos humanos en los territorios ocupados de Palestina.

Cabe entender, aunque no se justifique, que buena parte de la población musulmana -sobre todo los más desfavorecidos- haya desarrollado un sentimiento de odio a Occidente. La Umma está siendo agredida en todos los terrenos -la reciente tragedia de Bosnia parece confirmarlo- y el deber de los creyentes es defenderla. Muchos musulmanes se creen obligados a lanzarse a la Yihad, interpretada ahora como una lucha armada contra la agresión occidental. Cuando un dictador impresentable como Sadam Hussein se atreve enfrentarse a Occidente y a las impopulares oligarquías del petróleo, este sector de la población tiende a olvidar sus crueldades y lo ve más bien como un héroe que defiende el orgullo islámico.

El distanciamiento entre la población de los países occidentales y la de los países musulmanes es cada vez más profundo. A medio plazo quizá no sea un problema grave para Estados Unidos o para Japón, pero sí para Europa. Son nuestros vecinos, con una población que crece espectacularmente. Están en clara expansión en África Negra y en los propios países europeos a través de una creciente y necesaria inmigración. Poseen las reservas energéticas que precisará nuestra economía en el próximo siglo.

Nuestra prosperidad económica y nuestra estabilidad social dependen en gran parte de que seamos capaces de establecer una buena relación con nuestros amigos musulmanes. Urge abrir una vía de diálogo que nos encamine por la senda de la convivencia y de la comprensión. Sin duda las comunidades de musulmanes que se han establecido en territorio europeo realizarán una aportación decisiva a este diálogo.

Luis Sols Lucia
Cuadernos CRISTIANISME I JUSTICIA
Roger de Llúria, 13, ler. 08010 Barcelona

........................

NOTAS

1. La escuela hanafí (fundada por Abu Hanifa en 767) es la más liberal; la maliquí (Malik, 767) es hoy muy minoritaria; la shafeí (Chafii, 820), extendida sobre todo en Egipto y Arabia; y la hanbalí (Ibn Hanbal, 855) la más rígida se origino en Bagadad y domina actualmente en Arabia Saudí.

2. El grupo Irgun -al que pertenecían el futuro primer ministro y premio Nobel de la Paz Menahem Begin y el también primer ministro Isaac Shamir- asesinó al representante de las Naciones Unidas conde Bernardotte y voló el hotel Rey David provocando una masacre. También atacó Deir Yassin, un poblado árabe que se había convertido en símbolo de concordia por haber establecido buenas relaciones con las autoridades sionistas. Mataron a todos sus habitantes -más de doscientos cincuenta- hombres, mujeres y niños. De este modo lograron que muchos árabes atemorizados abandonaran la zona que había correspondido al Estado judío. Inicialmente esta zona tenía 498.000 habitantes judíos y 497.000 habitantes árabes. Se trató pues de una "limpieza étnica" similar a la que recientemente ha padecido la antigua Yugoslavia.

3. Especialmente dramático es el robo del agua, recurso vital en esta zona. En 1990 de los 807 millones de m3 de agua que se originaron en la Cisjordania ocupada, 510 millones fueron desviados a Israel, 160 millones fueron para los colonos judíos (unos 100.000) y sólo 137 millones de m3 fueron para los 1'2 millones de palestinos. Mientras tanto entre el 34 % y el 55 % -según las zonas- de los niños palestinos padecen desnutrición.

4. Pasquier, Roger du: El despertar del Islam. Desclée de Bouver. Bilbao, 1992. Pág. 53

5. Jauregui Adell, Juan: Y en el centro, el Islam. Ediciones 29. Barcelona, 1996. Pág. 167

6. Pasquier, Roger du: El despertar del Islam. Desclée de Bouver. Bilbao, 1992. Pág. 75

7. Pasquier, Roger du: El despertar del Islam. Desclée de Bouver. Bilbao, 1992. Pág. 31

8. Santoni, Erik: El Islam. Acento Editorial. Madrid 1994. Pág. 63

9. Ayubi, Nazih: El Islam político. Teorías, tradición y rupturas. Biblioteca del Islam Contemporáneo. Edicions Bellaterra. Barcelona 1996. Pág. 83

10. El PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) publica anualmente un informe adjudicando un IDH (Indice de Desarrollo Humano) a cada país. Los que presentan un índice entre 0,5 y 0,8 se considera que tienen un grado intermedio de desarrollo. En el informe de 1994 se encuentran ahí todos los países musulmanes del Próximo Oriente y Norte de Africa, salvo Aganistán, que es uno de los países más atrasados del mundo.

11. Martin Muñoz, Gema: Mujeres musulmanas: Del Corán a los Códigos de Familia. "África-América Latina. Cuadernos" n. 9. Madrid 1992. Pág. 40.

12. Jauregui Adell, Juan: Y en el centro, el Islam. Ediciones 29. Barcelona, 1996. Pág. 49.

13. Balta, Paul: El Islam. Ed. Salvat. Barcelona 1996. Pág. 145.

14. Santoni, Erik: El Islam. Acento Editorial. Madrid 1994. Pág. 52

15. Este antirracismo es uno de los rasgos más notables de la religión musulmana desde época de Mahoma, como muestra el hecho de que Bilal, el primer imán que llamó a la oración desde una mezquita, fuera un esclavo negro liberado.

------------------------

PREGUNTAS PARA EL TRABAJO EN GRUPOS

1. En primer lugar convendría familiarizarse con una serie de términos fundamentales en el Islam, y de no fácil traducción castellana:

-¿Entiendes ya lo que significa Islam, Imán, Sunna, Sharía, Yihad, Mullah, Umma, Sufismo?

-¿Sabes quiénes son los chiítas, los sunníes, los wahabbitas, los fedayim, los ulemas...? El texto del Cuaderno te debe ayudar a ello.

2. De una lectura reposada del Cuaderno puede sacarse también una lista de quejas y acusaciones que el Islam tiene contra el occidente actual.

- ¿Cuáles serían?

- ¿Qué postura tomáis ante esas acusaciones? (También puede ayudar a ello una relectura de nuestro Cuaderno 38, sobre la "guerra del Golfo").

3. Atendiendo sobre todo al cap. 9 del Cuaderno, analizad estas dos posturas:

- El Islam constituye ahora una amenaza decisiva y un enemigo total para el mundo que nosotros llamamos "civilizado".

- Occidente necesita labrarse un enemigo absoluto (como hiciera antes con el comunismo) para asegurar su unidad, y para justificar (o distraer) una serie de conductas contrarias a los más elementales valores occidentales: armamentismo, injusticia económica creciente...

- Argumentad en pro de cada una de esas posturas, a ver si llegáis a una opinión común.

4. Es inegable la presencia en algunos países musulmanes de eso que llamamos "fundamentalismo islámico" (Argelia, Afganistán...).

- ¿Cuáles os parece que son las causas de ese fenómeno?

- ¿Cuáles son interiores y cuáles exteriores al Islam?

- ¿Es el mundo musulmán el único cobijo de los fundamentalismos?

_________________________________________________