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ORGANIZACIONES INTERNACIONALES ATENTAN CONTRA EL DERECHO MAS FUNDAMENTAL

Recriminación del «ministro» de Exteriores vaticano a agencias de la ONU

CIUDAD DEL VATICANO, 11 feb (ZENIT).- Una encíclica publicada «en el momento justo». Con estas palabras, el arzobispo Jean-Louis Tauran, secretario de Estado de la Santa Sede para las relaciones con los Estados comentó esta mañana el momento de la aparición de la «Evangelium vitae», la encíclica de Juan Pablo II sobre la vida que vio la luz hace cinco años.

La Academia Pontificia para la Vida ha dedicado a este acontecimiento su asamblea anual. Monseñor Tauran, conocido comúnmente como «ministro» de Asuntos Exteriores de la Santa Sede, examinó en su ponencia que inauguró las sesiones de la plenaria la situación del derecho más elemental, la vida, en las diferentes organizaciones, políticas y normativas internacionales, constatando que se trata de «un ajedrez complejo», donde «es fácil encontrar incoherencias y contradicciones llamativas».

«En este contexto la defensa de la vida está amenazada por corrientes culturales que se desarrollan siguiendo dos sendas maestras --reveló el purpurado francés--: la primera, caracterizada por previsiones apocalípticas a causa de una exagerada explosión demográfica que amenazaría el acceso a los recursos del planeta y, la segunda, condicionada por un feminismo radical que exige para la mujer un control total de su cuerpo, en especial en lo que se refiere al derecho de decidir la suerte de los niños que están por nacer».

El responsable de la diplomacia vaticana definió estos dos puntos de vista como «hedonistas y maltusianos» y criticó con palabras muy claras la manera en que se organizaron las Conferencias internacionales de las Naciones Unidas sobre Población y Desarrollo en el Cairo (5-13 de septiembre de 1994) y la sobre la Mujer celebrada en Pekín (4-15 de septiembre de 1995). El argumento más debatido en estos dos foros internacionales fue el del aborto.

Ante estas propuestas, la Santa Sede, informó Tauran, se ha esforzado por defender el principio que se alcanzó en la Conferencia de la Ciudad de México, en 1984, según el cual, el aborto nunca debe ser considerado como un instrumento de planificación familiar y el así llamado «derecho al aborto» no tiene fundamento jurídico.

«A pesar de que en El Cairo se habló del fantasma de una explosión demográfica incontrolada, temor que después se ha revelado infundado, y a pesar de que no tiene autoridad para imponer estas políticas a los Estados, las reuniones de las Naciones Unidas han establecido principios generales que influencian las decisiones políticas de los individuos de muchos países; esos mismos principios condicionan la política de asistencia a los países pobres y al mismo tiempo han influenciado las directivas y las políticas de las demás agencias de las Naciones Unidas y de los demás organismos internacionales», precisó el «ministro» de Exteriores vaticano.

Como ejemplos más claros, Taurán citó el CEDAW (el Comité que se dedica a difundir y hacer respetar la convención firmada en 1979 para la eliminación de todas las formas de discriminación de la mujer) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). «El CEDAW difundió en febrero de 1999 una Recomendación general en la que condena las leyes que prohíben el aborto, pidiendo que sean enmendadas. En la misma recomendación, se dice que el Estado debería ofrecer los servicios de salud reproductiva incluso en aquellos casos en los que se opongan las autoridades sanitarias».

Según el prelado, es bastante grave la posición asumida en estos momentos por la OMS, quien desde 1998 ha adoptado una posición muy decidida a favor del control de los nacimientos y de la «salud reproductiva». «Las declaraciones oficiales de la OMS --añadió-- reflejan tendencias que son inaceptables para la Santa Sede».

El responsable de las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado del Vaticano no ahorró críticas tampoco contra UNICEF (el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) y contra el ACNUR (Alto Comisionado para los Refugiados de la ONU conocido también con las siglas UNHCR) «por su decisiva involucración en programas de control de los nacimientos».

Subrayó que la posición en defensa del derecho a la vida de la Santa Sede refleja las normativas de los textos jurídicos aprobados a nivel internacional y, en este sentido, citó la Declaración de la Convención para el Derecho de los Niños en la que se afirma que cada niño necesita «protecciones legales apropiadas, antes y después del nacimiento». Asimismo, la Convención Americana para los Derechos Humanos «garantiza un reconocimiento jurídico de la vida desde el momento de la concepción».

Monseñor Tauran puso de relieve cómo existe en el mundo de hoy un auténtico conflicto de intereses entre una persona nacida y la que debería venir a la luz. «La vida que está por nacer es con frecuencia sacrificada», exclamó el obispo en recuerdo de los 50 millones de abortos anuales que existen en el mundo. Y concluyó con una propuesta: «Es necesario ser solidarios con las madres e insistir en el derecho a la objeción de conciencia sin discriminaciones para el personal sanitario (que se niega a practicar abortos), apoyando la investigación científica que respeta la vida».


 

EL PAPA CON SU AMIGO PRESIDENTE DE LA FEDERACION MUNDIAL DE CIENTIFICOS

Zichichi le entrega el ejemplar 100 mil de su libro sobre fe y ciencia

CIUDAD DEL VATICANO, 10 feb (ZENIT).- El profesor Antonino Zichichi, presidente de la World Federation of Scientists (Federación Mundial de Científicos) entregó esta mañana a Juan Pablo II el ejemplar número cien mil de su libro «Por qué creo en el que ha hecho el mundo» («Perché io credo in colui che ha fatto il mondo», editorial «Il Saggiatore») que durante meses se ha encontrado en el primer lugar de las clasificaciones italianas de ventas de libros de ensayo.

«Le he entregado a Su Santidad este éxito para expresarle todo mi agradecimiento por haberme animado a escribir el libro, que nació en parte de nuestros diálogos y cuyo título fue escrito por el mismo Papa», explica este físico, autor de estudios e investigaciones sobre las estructuras y fuerzas fundamentales de la naturaleza que han abierto nuevos caminos en la física subnuclear.

Según Zichichi, quien ha sido también presidente de la European Physical Society, su libro es «la prueba matemática y científica de la validez de la encíclica "Fides et ratio", dos dimensiones que van totalmente juntas y que no pueden ser enfrentadas, como sostiene la cultura atea».

Al hablar de su éxito editorial, lo define como «un análisis riguroso de lo que han hecho la lógica matemática y la ciencia desde que nacieron hasta nuestros días». En esta época sumamente tecnológica fascinada por lo irracional, Zichichi considera que «el gran público se interesa por temas ligados a las extraordinarias conquistas de la inteligencia humana cuando se explican con claridad, pues hay mucha confusión en la información sobre materias que no son científicas, como es la astrología».

Por lo que se refiere a la divulgación científica, Zichichi considera que los expertos se han quedado en los «Principia matematica» de Bertrand Russell, y olvidan a Kurt Godel, «quien 30 años después de la confianza axiomática de Russel en la lógica puramente matemática, demuestra que incluso la matemática más rigurosa siempre tendrá un teorema que no puede demostrar y que, si trata de hacerlo, acaba cayendo en una contradicción».

De hecho, para el físico de la Universidad de Bolonia, «la ciencia no nació por un acto de la razón, sino por un acto de fe, como lo testimonian el «Dialogo su due nuove scienze» (Diálogo sobre dos nuevas ciencias) y «Il saggiatore» de Galileo, quien quiso estudiar la realidad porque en ella está la mano del Creador: «estudiando las piedras estaba seguro de descubrir las leyes fundamentales de la naturaleza, sosteniendo que aquel que hizo el mundo ha escrito estas leyes utilizando caracteres matemáticos», explica el físico italiano.

Zichichi tiene una gran amistad con Juan Pablo II a quien conoció poco después de que fuera elegido Papa. En mayo de 1979 presentó al pontífice el Consejo de Físicos Europeos y «en ese momento volvió a resonar el nombre de Galileo en el Vaticano», explica. Desde entonces se han encontrado en numerosas ocasiones. «El Santo Padre es un hombre de una cultura extraordinaria, que se apasiona sobre temas de física y de lógica matemática. El tema del que más le gusta discutir es el del infinito, argumento sobre el que también he escrito un libro. Me pide explicaciones más detalladas y me obliga a profundizar».


 

¿COMO DESCUBRIR LA PRESENCIA DE DIOS EN LA HISTORIA? Intervención de Juan Pablo II en la audiencia general de este miércoles

CIUDAD DEL VATICANO, 9 feb (ZENIT).- Al recibir esta mañana a unos 13 mil fieles de 15 países, que se congregaron en la plaza de San Pedro del Vaticano con motivo de la tradicional audiencia de los miércoles, Juan Pablo II aclaró que el Jubileo quiere ayudar a todos los hombres a descubrir la «presencia secreta y eficaz» de Dios en la historia, para que todos puedan esperar en «un mundo nuevo, más cristiano y humano».

Entre las personas que le escuchaban se encontraba una representación de indios Tamiles, un grupo de la Iglesia baptista estadounidense de Wisconsin y numerosos obispos pentecostales afroamericanos quienes vinieron a Roma con el deseo explícito de comprender mejor cuál es el papel y el trabajo que desempeña la Santa Sede.

El Papa se sumergió en los pasajes más bellos del Antiguo y del Nuevo Testamento, que revelan la ternura y el cariño de Dios por el hombre, para concluir que «a la luz del Padre, del Hijo y del Espíritu la historia deja de ser una sucesión de eventos que se disuelven en el abismo de la muerte para convertirse en un terreno fecundado por la semilla de la eternidad, un camino que lleva a esa meta sublime en la que "Dios será todo en todos"».

El tema del encuentro del Papa con los fieles, «La gloria de la Trinidad en la historia», constituyó un capítulo más de la serie de meditaciones sobre el misterio de los misterios del cristianismo, Dios uno y trino, que el pontífice ha emprendido en este Jubileo del año 2000.

La desconcertante presencia del Padre
Comenzó profundizando la manera en que se hace presente el Padre en la vida del hombre. Para ello entresacó textos que desconciertan por la fuerza de su cariño paterno, como aquel del profeta Oseas que pone en los labios de Dios estas palabras: «Cuando era niño, yo le amé, y de Egipto llamé a mi hijo... Yo le enseñé a caminar, tomándole por los brazos, pero ellos no comprendieron que yo cuidaba de ellos. Con cuerdas humanas los atraía, con lazos de amor, y era para ellos como los que alzan a un niño contra su mejilla, me inclinaba hacia él y le daba de comer... Mi corazón está en mí trastornado, y a la vez se estremecen mis entrañas».

El zenit del amor, el Hijo
La presencia de Dios Padre en la historia alcanza su zenit cuando Cristo se hace hombre. «El Hijo entra en el tiempo y en el espacio como el centro vivo y vivificador que da sentido definitivo al fluir de la historia, salvándola de la dispersión y de la banalidad --constató el sucesor de Pedro--. Hacia la cruz de Cristo, manantial de salvación y vida eterna, converge toda la humanidad con sus alegrías y lágrimas, con su azarosas vicisitudes de bien y mal».

La presencia del Espíritu
Ahora bien, «para descubrir en el flujo de los acontecimientos esta presencia secreta y eficaz» de Dios, «es necesario ir más allá de la superficie de las fechas y de los acontecimientos históricos», aclaró Juan Pablo II. «Aquí entra en acción el Espíritu Santo». «El Espíritu de Dios no sólo desvela el sentido de la historia, sino que da la fuerza para colaborar en el proyecto divino que en ella se cumple».

En el fondo, este es el auténtico objetivo del Jubileo: que el hombre descubra la presencia de Dios en su vida y en su historia para que pueda volver a esperar en un mundo más cristiano y humano.

Entre los presentes en la Plaza de San Pedro se encontraban numerosos enfermos, quienes han venido a Roma para participar en su Jubileo que comenzará mañana y terminará el domingo. El Papa imploró para ellos «el consuelo y la esperanza» de la Virgen de Lourdes. La gran cantidad de peregrinos que están participando en las audiencias del Papa en este Jubileo está obligando a realizarlas al aire libre. Hoy, si bien el cielo era plúmbeo, la temperatura era bastante agradable para estas fechas del invierno romano.


 

DEL JUBILEO DE LOS ENFERMOS AL JUBILEO DE LOS ARTISTAS

Palabras de Juan Pablo II en su encuentro dominical con peregrinos

CIUDAD DEL VATICANO, 13 feb (ZENIT).- El Jubileo del año 2000 ha entrado en un ritmo imparable de grandes celebraciones, como la última Jornada mundial de los enfermos, celebrada en esta semana, o el Jubileo de los artistas, que tendrá lugar el próximo 18 de febrero. Estas celebraciones han inspirado las palabras que pronunció Juan Pablo II en este domingo, durante su tradicional encuentro con los fieles a mediodía. Ofrecemos a continuación el texto íntegro.

* * *

Queridos hermanos y hermanas:

1. Sigue vivo el recuerdo de la extraordinaria celebración del Jubileo de los enfermos en la plaza de San Pedro, el viernes pasado, fiesta de la Virgen María de Lourdes.

La enfermedad nos ayuda a comprender el misterio del hombre. Al igual que el leproso de quien habla el Evangelio de este domingo, cuando estamos enfermos experimentamos la fragilidad humana y sentimos intensamente el deseo de curarnos. En Jesús, que con pasión se inclina hacia nosotros, encontramos el apoyo y la respuesta a nuestras expectativas más profundas. En su cruz, todo sufrimiento alcanza la posibilidad de encontrar un sentido; la enfermedad no cesa de ser una prueba, sino que es iluminada por la esperanza.

Sí, Dios no quiere la enfermedad; no ha creado el mal y la muerte. Pero, desde el momento en que, a causa del pecado, han entrado en el mundo, su amor tiende totalmente a resanar al hombre, a curarlo del pecado y de todo mal, a colmarle de vida, de paz de alegría. Éste es el anuncio consolador del Jubileo y, de manera particular, de este gran Jubileo que recuerda los dos mil años de la encarnación de Cristo.

2. En el marco del itinerario jubilar, que con el pasar del tiempo comienza a estar cada vez más cargado de oportunidades espirituales, se celebrará el próximo viernes, 18 de febrero, el Jubileo de los artistas, en el día de la memoria litúrgica del beato Angélico. Con este motivo, tendré la alegría de encontrarme con estos hermanos nuestros que, por haber recibido de Dios especiales capacidades intuitivas y expresivas, cultivadas por ellos con el estudio y la experiencia, son intérpretes privilegiados del misterio del hombre. Llegarán a Roma para manifestar su fe en Jesucristo, verbo de Dios encarnado, epifanía de la belleza divina en la figura humana. Cristo es la fuente suprema de inspiración del arte universal, y lo confirma la época contemporánea, a pesar de que está marcada por el ateísmo: los artistas más grandes de todos los continentes han experimentado la necesidad de vérselas con Jesús y su inagotable misterio. Por esto, la Iglesia da particular importancia al diálogo con el arte.

3. Confiemos a la Virgen, toda hermosa, esta celebración jubilar tan particular. En ella, inmune al contagio de la culpa original, resplandece el fulgor de Cristo, la Belleza que ha redimido al mundo. Que la Virgen nos ayude a amar esta Belleza y a hacerla brillar constantemente en nuestra existencia.


 

EE.UU: RELIGIONES A LA CARTA, PARA TODOS LOS GUSTOS

Concluye nuestra investigación sobre confesiones cristianas y no cristianas

ROMA, 9 feb (ZENIT).- Acabamos esta serie dedicada al cristianismo y a los grupos que se dicen ser cristianos sin serlo con una información somera sobre el florecer de sectas, nuevas religiones y grupos destructivos, sobre todo en Estados Unidos, al amparo de la radical libertad religiosa. Muchos de ellos son pequeñas sectas inofensivas, surgidas en torno a un visionario que ha tenido una revelación particular. Estas revelaciones, a veces, entran en contradicción con la tradición o el magisterio de la Iglesia de la que proceden y acaban separándose. Otros, sin embargo, son grupos destructivos bajo la pretensión de ser una nueva religión. Sirviéndose del tradicional respeto por los cultos que caracteriza a EE.UU. y las facilidades fiscales ofrecidas a los grupos religiosos reconocidos, muchas de estas sectas de han convertido en un próspero negocio para sus fundadores y se han extendido rápidamente, sobre todo en Latinoamérica. Muchas de ellas han dado también el salto a Europa y el resto de los continentes.

Algunos de los líderes de estos grupos, buscados por las autoridades estadounidenses por diversos cargos criminales, acaban exiliándose en otros países. Hay sectas que se han convertido en auténticas mulinacionales de objetos religiosos de lo más variopinto, un verdadero bazar de la superstición y la superchería. Otras, usan a las adeptas como ganchos sexuales para ganar nuevos seguidores. Y los hay que tienen una estructura piramidal, endogámica que tiene constante necesidad de nuevos incautos dispuestos a pagar para lograr la salvación, que acaban llenando los bolsillos de la cúspide.

Una de las más curiosas sectas, separada del protestantismo tradicional, reconocida como religión en Estados Unidos, está integrada por los mormones, o Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días. Con casi cuatro millones de fieles, una de las más numerosas iglesias en Estados Unidos, por delante de los episcopalianos y los pentecostales. Con su sede central en Utah, es conocida por sus jóvenes misioneros, que parecen gemelos, siempre de dos en dos y casi uniformados, con el nombre escrito en el bolsillo de la camisa, simpáticos y educados, que hacen propaganda de su grupo por las calles y casas, en una especie de servicio civil obligatorio de dos años, antes de ir a la Universidad.

La revelación de los mormones está contenida en el Libro de Mormon, su principal libro, que sostiene que los Evangelios no son la última revelación de Dios. Según los mormones, los primitivos habitantes de Norteamérica eran descendientes de israelitas y otras tribus bíblicas que cruzaron el océano desde la Torre de Babel y fueron los antepasados de los indios norteamericanos.

Todo empezó cuando Joseph Smith junior, de Nueva York, publicó en 1830 «El Libro de Mormon». Según Smith, había recibido una revelación que le indicaba dónde estaban escondidos en tablas de oro los anales del pueblo de Nefi y de los lamanitas, por Moroni, hijo de Mormon que los había escrito. Según Smith, que recibió la revelación del mismo Moroni glorificado, Jesucristo se ha manifestado a todas las naciones, y cuando todavía no había subido al cielo, tras la resurrección, se apareció también a los primitivos habitantes de América del Norte.

El que apareciera también Cristo en las revelaciones de Smith enfadó a los cristianos locales, que obligaron a Smith y a sus seguidores a huir a Ohio (Missouri) y luego a Illinois, donde Smith fue linchado por una multitud, en 1844. Brigham Young (1801-1877) le sucedió como líder del grupo y, en 1847, condujo a la mayor parte de la secta a la cuenca de Salt Lake, en Utah, donde la iglesia, que recibió su nombre de Smith, encontró su sede permanente.

La práctica mormona de tener varias mujeres escandalizó de tal modo que se vieron obligados a abandonarla en 1890, para poder seguir en Utah. Una decisión conocida como la «Gran adaptación». Sin embargo, en 1985, Michael Quinn, un mormón educado en Yale, descubrió evidencias de que los líderes mormones siguieron esta práctica en forma secreta durante 14 años. Los mormones creen en la revelación continua y mantienen que su libro y otras dos obras escritas posteriormente son añadidos legítimos de la Biblia que también aceptan. Pasajes importantes de su doctrina y de sus costumbres les colocan fuera del cristianismo.

Otra importante nueva religión nacida en EE.UU. es la Ciencia Cristiana, la única importante fundada por una mujer. Aunque no llega al millón de fieles, sus medios de difusión (el periódico «Christian Science Monitor» y «Monitor Radio») y su creencia radical en la curación con el poder de la mente, le hace tener una constante presencia en la opinión pública.

Mary Baker Eddy (1821-1910), nacida en el seno de una familia calvinista de Nueva Inglaterra, rechazaba la predestinación mantenida por esta rama protestante y fundó su propia iglesia. Mary sufría desde pequeña ataques convulsivos y, ya adulta, una serie de tragedias familiares la llevaron al borde de la muerte, quedando casi inválida. Con la sospecha de que su enfermedad podía ser de origen mental, exploró métodos curativos alternativos. Un sanador e hipnotizador de Maine, Phineas Quimby (182-1866), convencido de que la mente podía causar y curar las enfermedades, le ayudó a aliviar sus dolores. Pero tras la muerte de Quimby cayó mortalmente enferma. Tras leer los pasajes evangélicos de las curaciones de Jesús, Mary sanó y «tuvo la certeza científica de que la causa estaba en la mente y de que todos sus efectos eran un fenómeno mental».

Mary escribió su interpretación de la Biblia desde esta perspectiva y la llamó «Ciencia y Salud» (1875), explicando que Jesús enseñaba «nuestro dominio sobre la materia». En 1879 organizó la Primera Iglesia de Cristo, Científica, en Boston. La iglesia principal fue construida allí en 1894. La iglesia cuenta con miembros especialmente entrenados para sanar a través de la oración, el pensamiento y la lectura. Recientemente, se han realizado denuncias criminales contra miembros de la secta, luego que sus hijos gravemente enfermos muriesen tras recibir oraciones como único tratamiento. La secta no cree en la divinidad de Jesús. Hacen una separación entre las dos naturalezas de Jesús. Por lo que, a pesar de aceptar el resto del mensaje cristiano, parece difícil considerarles como tales.

El protestantismo ha dado otras manifestaciones como el fundamentalismo, y las sectas de tele-evangelistas, que se consideran a sí mismos como «cristianos renacidos». El telepredicador más famoso de EE.UU. es Robert Schuller, cuyo programa «Hora de poder» tiene un millón y medio de audiencia en 50 países, y predica un cristianismo considerado vehículo para la prosperidad personal.

Se podría hablar de otras sectas fundadas por personas que se constituyen en maestros o gurús, integrando diversos elementos religiosos tomados de aquí y allá. Uno de los grupos más preocupantes, reconocido también como religión en Estados Unidos, es la Iglesia de la Cienciología, que dice contar con dos millones de seguidores en todo el mundo. En Europa, ha realizado numerosos intentos de reconocimiento como iglesia o religión, sin éxito hasta la fecha.

Según los resultados de una encuesta Gallup de 1993, sólo el 4% de los estadounidenses se declaran ateos o agnósticos. Del 96% restante, el 82% se reconoce como cristiano. Mientras que las Iglesia católica y ortodoxa han permanecido bastante compactas, los protestantes se han dividido en innumerables denominaciones, e iglesias individuales. Las siete ramas tradicionales más importantes del protestantismo son una pequeña fracción de todas las iglesias existentes en EE.UU. y el número de sus miembros ha disminuido notablemente en los últimos 25 años, pasando a formar parte de otras sectas o nuevas religiones.


Sectas: la ley y la actividad de las sectas

En la revista religiosa inglesa "The Tablet" se están publicando algunos artículos sobre cómo deben reaccionar los gobiernos frente a la actividad de las sectas. En el número del 29 de enero el corresponsal Alain Woodrow reflexiona sobre este debate. En algunas ocasiones los gobiernos de países europeos han tenido dificultades en diseñar leyes que distingan entre iglesias legítimas y sectas que pueden desempeñar actividades dañinas para sus ciudadanos. Además, en los países del Este se está haciendo una distinción entre las iglesias "históricas" y nacionales y las demás. Frente a esta situación el artículo de la semana anterior de "The Tablet" había argumentado que sería mejor evitar las leyes contra las sectas para prevenir que haya una restricción contra la legítima actividad de los grupos.

Sin embargo, Woodrow no está de acuerdo con esta posición. Aunque sí es necesario defender la libertad de conciencia, aún en casos en que se trate de creencias fuera de lo normal, por otra parte el Estado debe defender la libertad y la democracia. Woodrow observa que, pese a que algunas de las sectas no cuentan con un gran número de miembros, de todas maneras sus métodos no son aceptables. En general las leyes civiles que han intentado contrarrestar los abusos de las sectas se han impuesto ya muy tarde y no han sido eficaces.

En Francia, por ejemplo, en los años sesenta y setenta, entraron grupos como los Moonies, la Cienciología, Krishna, etc., y desde entonces los procesos legales contra ellos han dado muy pocos resultados positivos. Además, las sectas han usado las leyes contra la difamación para defenderse de las críticas. Woodrow mismo, al escribir un libro en 1977 sobre las nuevas sectas, fue objeto de seis querellas contra él. Al final ganó cinco de las seis, pero en el proceso tuvo que emplear mucho dinero en gastos legales.

Una de las dificultades al afrontar el peligro de las sectas es la cuestión de cómo definir una secta. En algunos casos las iglesias utilizan este término para describir a los que consideran como heréticos. Woodrow sugiere que se debería juzgar una secta según sus frutos, es decir, según los métodos que emplean. Por ejemplo, si presionan a las personas para entrar mientras que al mismo tiempo ocultan la verdadera naturaleza de su grupo. Otra señal preocupante sería cuando insisten en que los nuevos miembros corten todos los lazos con la familia y entreguen sus bienes. También las técnicas de adoctrinación que buscan quebrar la voluntad y capacidad de juicio del miembro es otra señal que distingue a una secta.

Otras características de las sectas es la insistencia en la obediencia ciega y la existencia de códigos de castigo. En algunos casos ésto se lleva al extremo de imponer sobre los miembros el suicidio de masa, como ocurrió hace poco con la secta del Templo Solar en Suiza. Asimismo las sectas se distinguen por su obsesión con la recaudación de fondos. Sobre el tema de dinero Woodrow observa que, aunque las iglesias también buscan fondos, las sectas dedican sus ingresos exclusivamente para su propio beneficio, mientras que las iglesias tradicionales se notan por sus obras de caridad hacia todas las personas.

¿Qué debe hacer el Estado frente a las sectas que emplean esos métodos no aceptables? Es necesario resistir a la tentación de usar medios autoritarios, opina Woodrow, que dañarían la libertad y la democracia. Sin embargo, se puede luchar contra las sectas por medio de la publicidad de sus abusos. Las sectas florecen mientras la gente permanezca en la ignorancia de sus defectos; así que hace falta sacar a luz la verdad. Otro medio es la aplicación rigurosa de las leyes en vigor, especialmente las que vigilan el fraude y la evasión de impuestos. También se debe asegurar que las sectas respeten las leyes sobre las condiciones de trabajo y descanso y exigir que paguen a sus miembros el sueldo mínimo cuando estén trabajando para la secta.


 

LA CASTIDAD SE PONE DE MODA

Enrique Iglesias anuncia que es virgen y lo será hasta el matrimonio

MADRID, 21 FEB (ZENIT).- Son ya un buen número de ídolos de quinceañeros que anuncian que quieren mantenerse vírgenes y castos antes del matrimonio. La generación del 68, sus padres, no se lo puede creer. Ellos se batieron en aquél mayo de protesta estudiantil por lemas como «Haz el amor y no la guerra» o «La virginidad da cáncer, vacúnate». Hoy, sus hijos declaran sin complejos que es hermoso esperar hasta encontrar a la persona de tu vida.

La revista «US Magazine» ha publicado una lista de jóvenes estrellas que han optado por vivir la castidad hasta el matrimonio. Entre los que anuncian con orgullo esta decisión se encuentra el jugador de baloncesto A.C. Green, uno de los hombres clave de los Angeles Lakers, la joven tenista rusa Ana Kournikova, Leelee Sobieski, de 17 años, protagonista de la miniserie Juana de Arco, y Jonathan Jackson, también de 17 años, que actúa como «Lucky» en la serie «General Hospital».

Enrique, el cantante e hijo del mítico Julio Iglesias, se ha sumado a esta declaración, pues quiere probar otros caminos que eviten a sus hijos la propia experiencia del abandono materno y paterno. El anuncio de Iglesias hijo, con récords de ventas en todo el mundo, ha sido tal vez la mayor sorpresa. Pese a ser protagonista de videos promocionales marcadamente eróticos, Enrique ha declarado lo siguiente: «Soy virgen y quiero seguir así hasta el matrimonio, y cuando le menciones, por favor no lo hagas en tono de broma».

Aunque las cifras de precocidad sexual en todo Occidente no hacían prever un movimiento contracorriente semejante, los clubes de castidad van incrementando sus adeptos. El movimiento surgió en el seno de la iglesia baptista de Nashville (Tennessee), en 1993, cuando el reverendo Richard Ross celebraba la primera «promesa de castidad». En pocas semanas, decenas de iglesias baptistas, pentecostales, escuelas y comunidades de barrio seguían la idea y miles de chavales hacían lo propio. En pocos meses, surgieron grupos como «Las Mejores Amigas», «Escoger», «Chicas S.A», «Siguiente Generación». Las primeras defensoras de la idea fueron las jóvenes.

En realidad estos jóvenes no han descubierto nada. La virginidad ha sido desde siempre un valor cristiano, tan novedoso en su nacimiento como parece serlo ahora su recuperación. La sociedad en la que vivió Cristo, de cultura judía, valoraba la fecundidad por encima de todo y morir virgen para una mujer era una desgracia. Los romanos apreciaban la virginidad temporal de las vestales, las sacerdotisas del templo de Vesta, que se abstenían de relaciones sexuales mientras prestaban servicio a la diosa. En el helenismo tardío fue un valor reconocido entre mujeres que se dedicaban a la religión o al estudio.

Pero la novedad cristiana, la llamada a optar por el celibato como modo de vida, sorprendió a los mismísimos discípulos, que lo consideraban muy exigente y así se lo expresaron al mismo Jesús. En los primeros siglos del cristianismo, cuando los sacerdotes en general se casaban, la virginidad consagrada en las mujeres era muy valorada en la nueva religión, y se dieron casos de vírgenes con un gran prestigio social, féminas ilustradas que cultivaban las letras y las tertulias filosóficas. La vida de una virgen afamada, Tecla, contemporánea del apóstol Pablo, ha llegado hasta nuestros días en múltiples testimonios literarios.

Por su parte, el catecismo católico define la castidad como «la integración lograda de la sexualidad en la persona, y por ello en la unidad interior del hombre en su ser corporal y espiritual».

En el fondo, esta joven proclama de la abstención tiene un carácter profético: la afirmación de la persona por encima de una determinada función o utilización, la reacción a una época de trivialización de la experiencia sexual, y el rechazo a unas relaciones tempranas que, por falta de previsión o información, desembocan en embarazos adolescentes no deseados, o en el hastío de una exacerbación del goce corporal.