Los dos socialismos
Indice
La socialdemocracia alemana se convirtió en el primer partido político
socialista de la historia, partiendo de Karl Marx, el ideólogo del socialismo
científico, y además miembro afiliado a esta agrupación política. Desde los
comienzos, dentro de éste mismo partido había una fracción cuasi burguesa de
centro izquierda que no tardó en plantear un revisionismo de la teoría y
terminó por provocar una escisión que acabó por hacer que hoy día tengamos
que clasificar al socialismo como género, y dentro de éste, al marxismo y la
social democracia (socialismo democrático) como especies distintas.
Nada mejor para ilustrar la fractura del partido que la "polémica Berstein-Kautsky",
a principios del siglo XX. En ella, los dos grandes dirigentes y teóricos del
marxismo realizan una discusión profunda, de carácter mundial, en la cual
discrepan, sobre temas tan importantes como el carácter científico del
socialismo, hasta cuál tenía que ser la táctica que debía adoptar el
partido, el punto fundamental fue tratar de dilucidar si la interpretación
marxista de la realidad era justa y correcta.
Eduard Berstein había comenzado su carrera en el partido como marxista, ya que
había sido amigo incondicional de Marx y Engels (he incluso albacea de este último).
Sin embargo se fue apartando de la ortodoxia, como resultado de la atención con
que seguía y del modo como interpretaba la evolución del capitalismo y de la
clase obrera en Inglaterra y Alemania. El movimiento que él inició dio por
llamarse "revisionismo". Sus principales escritos revisionistas son
"Socialismo teórico y práctico" y "Socialismo democrático";
Karl Kautsky era para muchos el marxista más ilustre de la época, dedicó su
obra "La doctrina socialista" a refutar los postulados de Berstein,
ubicándose por tanto en una posición ortodoxa.
2. La Socialdemocracia Alemana.
Origen: Es un partido político fundado en 1869 por Augusto Babel y Wilhem
Liebknecht, ilustres figuras del socialismo mundial, ambos marxistas. La SPD
(según las siglas alemanas) fue la conclusión de un proceso de más de veinte
años en los que el movimiento obrero había registrado evidentes progresos. El
desarrollo industrial de Alemania había comenzado aproximadamente con la
revolución de 1848, época de grandes conmociones en Europa occidental. El
capitalismo, impulsado por la ampliación del mercado interno, debida al aumento
de la población, al ascenso de los salarios y a los descubrimientos científicos
y tecnológicos, fue ocupando el lugar del artesanado tradicional, de la
manufactura y de la economía campesina cimentada en la gran propiedad de la
tierra. La producción se fue "socializando", en el sentido de que
eran muchos los obreros que contribuían en la fabricación del mismo objeto, lo
que suscitaba entre ellos la conciencia de que era inicuo un sistema en el que
esta producción social daba lugar a la apropiación individual de esta mercancía
creada. Marx y Engels seguían desde Londres los pasos del proletariado de su
patria y trataban de orientarlo a fin de que tomara la ruta revolucionaria. Los
intelectuales que en Alemania actuaban al lado de los trabajadores adoptaron el
socialismo científico: en 1878 el marxismo se convirtió en la doctrina oficial
del partido.
Pero ya en el partido existía una tendencia reformista inspirada por el
multifacético Fernando Lassalle, que alcanzó una brillante carrera hasta
encontrar una temprana muerte en un duelo, a los 39 años. El, siguiendo a Hegel,
veía en el Estado al supremo pedagogo y organizador de la sociedad por encima
de las clases. Por ello, no podía aceptar la tesis marxista si esta terminaba
por hacer desaparecer al Estado. Para él lo esencial era que los trabajadores
tomaran el Estado, lo cual era posible a través del sufragio universal. Como en
la década del '60, Alemania no había alcanzado aún la unidad nacional,
Lassalle abogaba por un Estado unitario, salido del voto secreto de los
ciudadanos, que se dedicara a realizar obras en favor de los desposeídos y que
pusiera especial ahínco en el desarrollo de las cooperativas. Rechazando la
lucha de clases, Lassalle pensaba que para derrotar a la burguesía el
proletariado podría unirse inclusive con el Emperador, la aristocracia y el ejército.
A poco de fundado, el partido obtuvo éxitos electorales tan vistosos como la
obtención de la cuarta parte de los votos emitidos, así fue como la SPD fue el
primer bando socialista en enviar diputados al Reichstag (cámara de diputados)
uno de los cuales precisamente fue Babel. A la par, sus primeros logros fueron
supresión la de los impuestos indirectos, la enseñanza gratuita, la limitación
de la jornada laboral de las mujeres y niños, el derecho de asociación y el
fomento oficial de las cooperativas. Empezó a tener cada vez más importancia
entre los militantes el parlamento y el significado de la función legislativa.
Aunque había sectores que no abandonaban su fe en la revolución, poco a poco
se convirtió en verdad lo que dijo el publicista francés Joseph Rovan en su
obra Historie de la Social-Democratie Allemande (París, 1978), que "el
alma de esta organización se encontraba dividida entre las reformas y la utopía
revolucionaria".
Esta situación se aclara si se tiene en cuenta que los integrantes del SPD eran
demócratas al mismo tiempo que socialistas, y como demócratas pensaban que una
revolución no se debe planear sino cuenta con el apoyo de la mayoría del
pueblo. También fue importante la circunstancia de que desde el principio del
partido se estableció que podrían ingresar los pequeños burgueses urbanos y
rurales al mismo. Debe destacarse también el papel que desempeñó poco después
la aparición de lo que hoy se llama la aristocracia obrera. Por la alta
calificación de algunos trabajadores, en un país de tan marcada vocación técnica
como Alemania, desde aquella época se hizo sentir la influencia de este sector,
ampliamente remunerado. En el siglo XX esa influencia sería mayor, como explica
Ardaiev en su estudio sobre el programa de la SPD, lo cual se ha reflejado en un
aburguesamiento del partido.
La tendencia reformista creció a la par de la evolución del capitalismo: éste
tiene que reformarse para subsistir. El mismo Estado, después de una política
represiva en contra del joven proletariado, resolvió, bajo el impulso férreo
del canciller Bismark, dictar medidas benéficas que iban desde la legislación
de accidentes de trabajo, hasta las primeras regulaciones que se conocerían en
Europa sobre seguridad social. En el fondo de la socialdemocracia existía la
contradicción. Viendo el margen favorable para las reformas, empezó a
plantearse una actitud más conservadora. Pero al mismo tiempo, el marxismo iba
ganando adeptos en Europa y Alemania no podría escapar a esta influencia, y fue
así como en el Congreso de 1878 el partido se declaró marxista. En ese año
aparecieron dos obras medulares: el "Anti-Duhring" de Engels y
"La mujer" de Bebel. Estos textos daban la impresión de que se habían
unificado las mentes y derrotado la influencia que aún quedaba de Lassalle. Los
acontecimientos posteriores demostraron la fugacidad de aquella victoria.
Mientras, el capitalismo continuaba su ascenso. La indemnización pagada por
Francia como resultado de la derrota en la guerra del ´70, acentuaba la
industrialización. Los medios de producción se concentraban y los trusts
nacientes, financiados por la banca, obtenían visible influjo en el poder político.
Se creía que dialécticamente a mayor concentración de la riqueza correspondería
un mayor crecimiento del proletariado y una profundización de su conciencia política.
En 1887 se había derrotado a Bismark en las elecciones. Llegado el congreso de
Eufurt en 1891, parecía llegada la hora del radicalismo. Eso se reflejó en el
programa aprobado en aquél congreso, en el que se encuentran párrafos tan
ortodoxos como éste: "Unicamente la transformación de la propiedad
individual de los medios de producción en propiedad colectiva y la transformación
de forma de producción capitalista en forma de producción socialista, puede
hacer para las clases hasta aquí explotadas en un manantial de miseria y opresión,
convertir eso en una fuente de bienestar y perfeccionamiento armónico
universal". Pero la realidad electoral conducía a los militantes hacia la
vía parlamentaria, una vía democrática de socialismo alejada de posibles
movimientos revolucionarios. En 1890 la SPD había obtenido 1.427.000 votos
(19,7% del total); en 1893 llegó a 1.786.000 (23,28% del padrón electoral)
para trepar en 1903 a 3.110.000 (31,7% de los votos). Balanceándose entre las
reformas y la revolución, la socialdemocracia podía ser definida como lo hizo
Kautsky: "un partido revolucionario que no hace revoluciones". El
mismo Babel, con su gran autoridad, justificaba en 1891 las dos líneas al
enfrentarse al extremismo de los jóvenes: "El inmenso aflujo y la
confianza de las masas obreras, los hemos logrado solamente porque ellas ven que
nosotros obramos en la práctica en beneficio suyo y que no nos limitamos a
remitirlas al porvenir del Estado socialista del cual nadie sabe cuándo vendrá"
Había sin embargo quienes creían que la SPD era esencialmente un vivero
revolucionario. Lenin, quien militaba en la socialdemocracia rusa llegó a decir
en 1907 que "Es la SPD alemana la que ha sostenido siempre el punto de
vista revolucionario del marxismo". Tanto Lenin como Trotsky tuvieron
siempre la seguridad, que solo abandonaron en 1923, de que los socialistas
alemanes se tomarían el poder, lo cual era a su juicio vital para defender la
revolución rusa.
El Movimiento Revisionista: Podemos decir que la tendencia revisionista surge
con Berstein. La base fundamental de la labor revisionista "solo podía
llevarse a cabo poniendo de manifiesto sin reservas las lagunas y
contradicciones de la teoría. En otras palabras, la elaboración y el
desarrollo ulteriores de la doctrina marxista debe comenzar con la crítica de
la misma. Hoy la posición en que hay que colocarse es probarlo todo fuera de
Marx y Engels" (Socialismo teórico y práctico, pág. 31).
Hubo en el seno de la socialdemocracia, luego de la polémica de Berstein-Kautsky,
una segunda controversia, cuando Rosa de Luxemburgo en su libro "Reforma y
revolución", combatió las tesis de Berstein. La doctrinaria política
reafirmó, no solo la exactitud de las formulaciones del marxismo, sino también
quiso hacer evidente el hecho de que para un verdadero marxista entre
"reforma y revolución" hay un vínculo indestructible, sin que una
excluya a la otra. Dijo que por medio de la primera se avanza hacia la segunda,
que entra en acción cuando aquella se vuelve ineficaz. Es lo opuesto a la
concepción de Berstein, en que la reforma hace inútil la revolución. Rosa de
Luxemburgo rebatió la afirmación bersteniana de que el capitalismo tiene un
asombroso poder de adaptación que lo hace esquivar las crisis y la pendiente
que lo lleva a la ruina. Todas las medidas que según Berstein le sirven a dicho
sistema para renovarse, por caso la formación de monopolios, el progreso en la
condición material de los trabajadores, el perfeccionamiento de los mecanismos
de crédito, todo esto que liberaría al capitalismo del colapso económico,
tiene, de acuerdo con Rosa, un límite intraspasable: el que hace que en ciertos
momentos entren a jugar un papel definitivo el socialismo y la revolución.
En "socialismo teórico y práctico" parece haber una clara alusión
al tema, cuando Berstein dice que "No se trata de renunciar al llamado
derecho de revolución... . Este derecho imprescindible e inalienable no lo
tocará nadie si nos colocamos en la vida de las reformas, así como el derecho
de la propia defensa resulta inútil cuando hacemos leyes que regulan nuestras
diferencias personales" (págs. 141-142). Según Berstein no se trataba de
abandonar el derecho a la revolución sino había que abandonar su concepto,
llevándolo a la órbita de las reformas. Nuestra expositora quiso poner en
evidencia que Berstein, en lugar de situarse en las amplias avenidas abiertas
por el marxismo para analizar la evolución mundial, desandó la historia.
Aquella insistencia en que el capitalismo podía resistir todas las pruebas,
aquella repudiación de la lucha de clases, y el principio reiterado de que por
las buenas podían conseguir todo, para ella no era más que el regreso o
retroceso al socialismo pre-marxista: el socialismo utópico.
Los efectos revisionistas se extendieron a todo el mundo. En Rusia el partido
socialdemócrata ruso se dividió en Mencheviques (moderados, revisionistas) y
Bolcheviques (radicales, marxistas).
La Primera Guerra Mundial Y La Socialdemocracia: Todavía no se apagaban los
ecos de la polémica desatada por el revisionismo, cuando se presentaron los síntomas
de la guerra mundial. El 4 de Agosto de 1914, a tres días del inicio del
conflicto, la SPD votó unánimemente los créditos que para conducirla pidió
el káiser. Aun Karl Liebknecht, pacifista revolucionario, hijo de uno de los
fundadores del partido, los votó para mantener la disciplina del partido. La
tesis del internacionalismo proletario parecía entrar en contradicción. Se
hizo hincapié en el hecho de que era conveniente para Rusia y el resto del
mundo desembarazarse de un régimen anacrónico y sanguinario como el del Zar,
aunque esto fue interpretado como solo una excusa. De todas formas la parte más
sensible del SPD comenzó a arrepentirse y cuando llegó el momento de conceder
otros créditos, Liebknecht se negó. En 1915 veinte diputados socialistas se
pronunciaron en contra de la guerra. El carácter imperialista de ella era cada
día más evidente, a pesar de lo cual la SPD se negaba a reconsiderar su posición
belicista. La Segunda Internacional, que actuaba desde 1889 como coordinadora de
los partidos de izquierda, sufrió esta crisis y prácticamente dejó de existir
en 1914.
La escisión que se veía venir ocurrió en 1917, cuando los sectores de
izquierda formaron el "Partido Social Demócrata Independiente", el
cual estaba compuesto por el puñado más radical, estuvo dirigido por Rosa de
Luxemburgo y Karl Liebknecht, se lo conoció también como "grupo espartaco"
del cual se formó luego el "Partido Comunista Alemán".
En noviembre de 1918 Alemania se rindió ante los aliados y concluyó así la 1*
guerra mundial.
Las Reparaciones Economicas Fijadas En El Tratado De Versalles: El 27 de abril
de 1921, la comisión de reparaciones, fijó la cifra que Alemania debía pagar
en concepto de reparaciones de guerra: 137.600.000.000 de marcos oro. La
negativa alemana a aceptar tal astronómica cifra fue contestada con un ultimátum
de Londres, el 5 de mayo de 1921, según el cual, si el Reich no reconocía esa
deuda, la flota anglofrancesa reanudaría el bloqueo de Alemania, y la
permanencia de los ejércitos de ocupación en suelo alemán se prolongaría
sine die.
Peter Kleist escribe, a propósito de las graves reparaciones de guerra: la suma
representaba, en total, el cuádruplo de las reservas de oro mundiales. Se
correspondía, aproximadamente, con la totalidad de los bienes alemanes del año
1914. Las incautaciones de las flotas mercante y de guerra de Alemania no se
dedujeron. Tampoco se tuvieron en cuenta, en el cómputo total, el valor de las
patentes robadas a Alemania, ni los 11.000 millones de marcos correspondientes
al valor de los bienes alemanes en el extranjero, confiscados por los vencedores
ni los centenares de industrias desmanteladas por los franceses.
El fundamento de las reparaciones reposaba en un artículo del tratado que
echaba a Alemania toda la culpa de la guerra. Hoy ningún historiador cree tal
cosa, sino hay consenso de una culpa concurrente, y por ende, las
indemnizaciones debieron ser compartidas aun por los aliados (algo naturalmente
imposible después de una guerra donde hay vencedores y vencidos).
Debemos preguntarnos forzosamente si estas reparaciones, que produjeron una gran
crisis económica (acentuada luego de 1929 por la caída de la bolsa de Nueva
York), no condenaron de muerte a la república socialdemocrática que nacería.
Un gran economista como Jhon Maynard Keynes dijo en "Las consecuencias económicas
de la paz" que las reparaciones llevarían a la economía alemana y aun la
mundial a un peligroso proceso de inflación.
La Republica De Weimar: Al terminar Alemania con una desastrosa derrota en la
guerra se derrumbó el imperio del Káiser, hubo un cambio constitucional que la
convirtió en república (República de Weimar, ciudad alemana donde se
reunieron los constituyentes), y en este Estado revolucionado, la SPD asumió el
poder total: el jefe del partido Friedrich Ebert se convirtió en el primer
presidente de Alemania (fue el primer presidente democrático del socialismo en
la historia).
El dilema fue: ¿qué hacer con el poder? ; en medio de una crisis gigante la
SPD tuvo enormes dificultades para gobernar. Se unió con partidos burgueses,
que la usaron según sus propios intereses. El orden social siguió casi
intacto, la constitución de Weimar, era avanzada en algunos aspectos pero no
era de inspiración socialista-marxista, no podía afectar el hecho de que la
distribución del poder económico y cultural, seguía perteneciendo a los
grandes capitalistas. Hubo huelgas salvajes, manifestaciones monstruosas y
atentados horrendos, como los de Rosa de Luxemburgo, Liebknecht y hasta de Ebert,
que sin embargo sobrevivió (moriría luego en 1925).
Sin embargo, no podemos hacer cargar con toda la responsabilidad de la crisis a
la socialdemocracia, ya que sobre todo la posición marxista de extrema
izquierda que se había escindido en nada ayudó a la consolidación de la República
democrática, llegando a provocar una violenta revolución; en efecto, en Abril
de 1919 los comunistas proclamaron una república soviética, pero fueron
repelidos por el ejército del Reich. Luego el comunismo pasó a ocupar un papel
más secundario, caracterizado por sus enfrentamientos con la policía.
Es que en realidad "había llegado el momento para los alemanes de
preguntarse por el sentido de la guerra y las víctimas allí sacrificadas, sin
embargo sucedió lo contrario: se consideró una misma cosa la derrota militar,
y el nacimiento de la República" (Harald Steffahn, el III Reich pág.
349). En consecuencia resultó que ésta había provocado la caída de la
monarquía; la República y los socialdemocratas eran los responsables de la
derrota. Olvidando que, más allá del aval dado en el Reichstag por este
partido, la entrada en la guerra fue principalmente una decisión del Káiser y
fue éste mismo monarca quién abdicó, cuando las tropas estaban casi vencidas,
por temor a una posible revolución comunista. Sin embargo, resultó que los
"pacifistas" y "criminales de Noviembre" habían abandonado
a su suerte y traicionado a sus soldados (existió la leyenda de "la puñalada
por la espalda" que fue supuestamente avalada por el Mariscal de Campo
Hindemburg); esta gran mentira, se sumó (ya citado) lo que ocurrido con las
indemnizaciones del Tratado de Versalles.
La convalidación alemana de Versalles fue vista por muchos como la demostración
de la traición de los líderes socialdemocratas y, tal "traición",
fue una de las recriminaciones de Adolf Hitler al comienzo de su carrera,
convirtiéndose en uno de los puntos claves de su política para exaltar los
valores nacionales, junto con la falta de respuestas del gobierno ante la
inflación, la desocupación y el empobrecimiento que se produjeron en el país.
Su Situación En El Tercer Reich: Este oscuro período de la historia alemana,
se caracterizó por la ausencia de partidos políticos, ya que el canciller
Hitler obtuvo plenos poderes del parlamento y terminó por disolverlo (luego lo
reconstituyó pero solo por nacionalsocialistas). La socialdemocracia puede
jactarse de haber sido el único partido que votó en contra de la delegación
(el 23/3/1933, por 441 votos contra 94).
La Socialdemocracia En La Actualidad: En el congreso de Bad Godesberg, en 1954,
el partido decidió por una enorme mayoría de 324 votos contra 16, borrar de su
programa las referencias al marxismo y a la lucha de clases. En dicho congreso
se hizo el reconocimiento de que la ética cristiana es una de las bases del
socialismo. La vocación reformista del SPD adquirió así una importancia histórica.
Terminó por consolidar el revisionismo, aunque tal vez fue más allá porque éste,
al menos nominalmente, se seguía declarando marxista, mientras que con una
reforma así el partido rompió totalmente con el socialismo científico
estableciendo una doctrina económica social y política que propugna una
distribución más justa de la riqueza pero no condena la propiedad privada y ve
en el capitalismo un sistema económico que debe seguir siendo desarrollado para
beneficio del Estado y sus habitantes.
De todas formas, en los últimos diez años el SPD ha girado tanto a la derecha
(aplicando políticas neoliberales) que ha perdido contacto con su tradicional
base social, la clase obrera. Esto se vió claramente en las últimas elecciones
(2002) donde fué completamente vapuleado; teniéndose que aliar con el partido
verde de los ecologistas para mantenerse en el poder. Por otro lado, a trece años
de la reunificación alemana, el partido ha sido incapaz de alinear detrás suyo
a la clase obrera del este. Esto se puede ver en el hecho de que sólo tiene
alrededor de 23.000 afiliados en toda la ex-RDA, muchos menos que en una sóla
ciudad de la zona industrial de la cuenca del Ruhr en el oeste.
*Teoría del derrumbe: Según Berstein, el capitalismo se extinguirá por sí
solo, por sus propias contradicciones económicas. Se refiere a que llegará un
momento en el cual el desarrollo económico acabará por crear una situación en
la que los hombres no tendrán más remedio que introducir el socialismo. Solo
una gran crisis económica general sería el único medio de transformar la
sociedad en sentido socialista, por ese camino transita según Berstein la
evolución, es para él una ley inevitable. Pero no veía próximo ese derrumbe,
ya que "la gran expansión del mercado ha generado posibilidades de
equilibrio en una medida sin igual en la época anterior... la cartelización de
las industrias ha hecho posible una regulación de la producción de que antes
no existía, y esa regulación así como otros factores muy diversos parece que
logran que las crisis y las depresiones de la vida económica se superen más rápidamente
que antes" (Socialismo democrático, pág. 115).
Sin embargo para Kautsky, este ítem, que es "el punto capital de la crítica
de Berstein" (La doctrina socialista, pág. 63), es incorrecto porque el
capitalismo no provocará por sí solo el fin de su propio sistema económico,
para él, Berstein falseó la teoría marxista en uno de sus puntos elementales.
Nuestro autor se apoya en el "Manifiesto Comunista", cuando dice que
los progresos del proletariado en madurez y en poder son una de las condiciones
primordiales del derrumbamiento de la sociedad capitalista (ob. sit. pág 66).
Ya que, "el modo de producción capitalista [es] el factor que empuja al
proletariado a la lucha de clase contra los capitalistas, que aumenta sus
fuerzas numéricas, su cohesión, su inteligencia, el sentimiento que tiene de
su fuerza, su madurez política, que acrece cada vez más su importancia económica,
que hace inevitable su organización en partido político y la victoria de este
partido, y no menos inevitable también el modo de producción socialista, como
consecuencia de esa victoria" (pág. 70).
Sería la "rebelión de las fuerzas productivas la que provoca la rebelión
en la gente", lo que equivale a decir que en última instancia es el
proletariado (super estructura) el motor de este gran cambio social, pero
condicionado por la economía (estructura). Berstein analiza, entonces, a la
teoría marxista como fatalista y no como tendencia: allí está la principal
diferencia con su discrepante. Además parecería que caracteriza a esta teoría
como economisismo, cosa que el propio Engels, en sus cartas, negó; porque según
éste las continuas alusiones al modo de producción se hacían para dar énfasis
a la teoría, pero de ningún modo podían excluirse otros factores, por más
que el más importante factor del materialismo histórico sea el económico.
*Tendencia en el desarrollo de las clases sociales: Para Kautsky se forman solo
dos clases sociales: los asalariados y la burguesía. Los primeros son la mayoría
de la gente, mientras que los segundos son la minoría. Las otras clases tienden
a extinguirse.
Para Berstein una opinión así es inaceptable, ya que él interpreta, basado en
sus estadísticas, que aumenta la burguesía y no el número de asalariados. A
lo que Kautsky retruca que "si esto fuera así el socialismo no sería más
que el producto del desarrollo de la historia, entonces se transformaría en
algo ético pero no científico", quiere decir que solo sería producto del
desarrollo social. Berstein ofrece principalmente cifras provenientes de
Inglaterra dónde había aumentado el número de propietarios. Sin embargo no
probaba que por ello fuera una ley general en el modo de producción
capitalista. Ya que fundamentalmente para estudiar las leyes de un modo de
producción, hay que estudiar el dominio entero, por ello cuando se refería a
Inglaterra debería haberse referido también a las colonias que componían por
aquel entonces ese imperio y transformaban a Inglaterra en un Estado rentista.
Como decía Kautsky: "... aumenta más... el número de empresas económicas
fundadas en el extranjero con capitales ingleses, bancos, casas de comercio, fábricas
cuyos directores viven en
Inglaterra, donde aumentan y se comen la supervalía producida fuera de
Inglaterra" (ob.sit. pág 125).
*Teoría de la miseria creciente: Al decir de Berstein, Marx se equivocó en
pronosticar la miseria creciente de la sociedad capitalista, ya que "no es
cierto que los asalariados sean cada vez más miserables, porque los
trabajadores de hoy (principios de siglo XX) viven cada vez mejor".
Kautsky opina que Berstein se refiere a la miseria en términos absolutos, o sea
a la miseria física, pero Marx se refería a la miseria en términos relativos,
debe entenderse que se refiere a la "miseria social". Lo que quiere
decir es que un asalariado tendrá siempre muchísimo menos que un burgués
comparando en períodos de tiempo (verbigracia, puede cobrar aún más que hace
10 años por su trabajo, pero un capitalista habrá aumentado vertiginosamente
su patrimonio en el mismo período mucho más que el asalariado) lo que no
implica que aumente la pobreza física.
* Teoría del valor: Esta teoría que sirve para conocer el valor de las
mercaderías, fue también cuestionada por Berstein. Tomó la postura de la
escuela neoclásica (surge a fines del siglo XIX con Yevons, Gossen, Bohm-Bawerk,
entre otros y dura hasta el nacimiento del keynesianismo) que distinge solo un
valor: la utilidad (para Marx valor de uso) entonces el valor depende de la
utilidad para la persona, es subjetivo, atiende sólo a las necesidades del
individuo (por ejemplo: depende de las circunstancias particulares de un
individuo, una botella de agua en el desierto valdrá para el sediento muchísimo
más que para una persona de la ciudad). Kautsky defiende la postura de la
escuela marxista. Por tanto, cada mercadería tiene dos valores: "de
uso", para satisfacer necesidades (igual a la "utilidad") y un
valor "de cambio" o simplemente "valor" dado por el trabajo
humano (hasta acá es igual a la escuela clásica de Ricardo y Adam Smith) pero
Marx dice que se valúa el esfuerzo "socialmente necesario" para darle
así valor a la mercadería, éste ultimo es el valor que se tiene en cuenta en
la circulación, en el mercado. Es por lo tanto, un valor objetivo. Al tomar la
tesis de la escuela neoclásica Berstein rompe totalmente con el marxismo. Además
afirma que "el valor del trabajo... es una pura imagen abstracta... es
sobre todo una teoría equivocada... falsa... No puede darse una base científica
al socialismo o comunismo por el hecho de que el trabajador no recibe el valor
total del producto de su trabajo" (ob. sit. pág. 41).
* La cuestión del excedente de plusvalía: Para Berstein el excedente de
plusvalía es consumido por nuevos capitalistas, nuevos empresarios. El capital
se divide y no se acumula en pocas manos. Kautsky pensaba lo opuesto: el
excedente se acumula en pocas manos, generando una acumulación del capital, éste
no se divide y se centraliza (lo opuesto ocurrió al inicio del siglo XIX, pero
no en la época de la polémica).
* La dialéctica: De acuerdo con Berstein la dialéctica hegeliana aplicada al
marxismo (materialismo dialéctico), constituye un obstáculo que cierra el
camino a toda apreciación lógica de las cosas. Él propugnó el abandono de la
dialéctica y el acercamiento a Kant: "Estoy convencido de que la
democracia social necesita de un Kant que critique las opiniones hechas y las
examine con mayor precisión; que profundice los puntos en que su aparente
materialismo es la más elevada ideología y advierta que el desprecio del
ideal, el desarrollo de los factores materiales antes que se conviertan en
omnipotentes factores de evolución, es una autodecepción, y así será en todo
momento por la acción de quienes la proclaman..." (ob. sit. pág. 157).
Según nuestro contradictor, no se ofrece ninguna prueba contra la dialéctica y
"aun suponiendo que Marx y Engels no hayan sabido utilizarla, sería esto
un argumento contra ellos, pero no contra el método" (la doctrina
socialista, pág. 41). Según Kautsky tiene valor porque sus resultados son
justificados por los hechos, por ejemplo en "el modo de desarrollo de la
propiedad por la negación de la negación" (pág. 47). Sin embargo
Berstein hace notar que cuando se hecha mano de la teoría para predecir
acontecimientos históricos se falla, por ejemplo en la revolución alemana de
1885, a lo que Kautsky reconoce que solo "se exageró la fuerza de la
resistencia revolucionaria de la burguesía" (pág. 49).
* El dualismo entre el elemento científico y el revolucionario: Según Berstein
la teoría marxista se nutre de los revolucionarios en la idea de la lucha
emancipadora de los trabajadores como si fuera una lucha de clases política, y
también toma de los socialistas la necesidad de conocer las condiciones económicas
y sociales de la emancipación obrera, pero para él esta combinación no
significaba la supresión del antagonismo. Para Berstein el elemento
revolucionario era el que debía ser expurgado, era este mismo elemento quien
hacía falsa e infiel a la dialéctica.
Pero, ¿qué quedará después de quitarle el elemento revolucionario, no se le
quitará así la vida al marxismo? se pregunta Kautsky. Para él "lo que a
los ojos de Berstein aparece como un error intelectual, como un dualismo, es
precisamente... el gran hecho histórico del Socialismo de Marx: la reconciliación
del Socialismo utópico y del movimiento obrero primitivo en una unidad más
elevada. Lo consiguió gracias al materialismo histórico" (pág. 52). Para
Kautsky hay una unidad totalmente coherente y necesaria entre la lucha de clases
(que incluye el elemento revolucionario), y el estudio científico que se le
hace a la estructura económica, "reconociendo las tendencias de la evolución
del modo de producción capitalista, que empujan al proletariado a conquistar
las fuerzas económicas del capital y crean las condiciones de un modo de
producción social" (pág. 53).
* La táctica del partido: Este tema tiene relación directa con la lucha de
clases y con el tipo de política que debía ejercer el partido. Sobre lo
primero Berstein entendió que la democracia tiene por finalidad la supresión
de la tiranía de clase, aun cuando no sea la supresión efectiva de las mismas
clases. La democracia impide la supremacía cualquier clase, incluido el
proletariado, lo que implica anular la vocación revolucionaria del proletariado
científicamente determinada por la forma de producción. Así, por más que se
entienda que por "revolución" se quiere significar una labor del
pueblo obrero de modificar las bases de la sociedad mediante una forma pacífica,
por ejemplo cambiando una constitución liberal, legitimado por vía democrática
(implica abolición de la propiedad privada al menos de los monopolios), esto no
podrá llevarse a cabo porque desde que existe el Estado democrático no hay
ninguna guerra de clases. No hay ninguna clase superior ni relegada con alguna
"misión histórica", ya que el concepto de gobierno del pueblo
implica el de la igualdad de derechos. En tal orden de ideas resulta lógico que
Berstein también rechace la dictadura del proletariado.
Kautsky, que plantea que "la democracia es la forma de soberanía de la
mayoría" (ob. sit. pág. 214), dice que la única forma de gobierno en la
cual es el proletariado la clase que debe conquistar la supremacía es
precisamente la democrática, ya que "siendo la última de las clases
sociales para destruir todas las diferencias que separan las unas de las otras.
Sin la supremacía de la clase proletaria, no habría supresión de clases"
(pág. 215). Fundamenta su opinión en que ni la experiencia ni las previsiones
habían demostrado hasta esa época, ni demostrarían nunca, que las formas
democráticas hagan innecesaria la supremacía de la clase proletaria para su
emancipación. Para él, no se trataba de negar las libertades que confiere la
democracia para quitar la mayor rudeza posible a la lucha de clases, porque
"... se trata... de saber si la democracia puede atenuar la agravación de
los antagonismos sociales que resultan de la evolución económica hasta el
extremo de hacer inútil la supremacía de la clase proletaria. La teoría y la
práctica contestan negativamente a esta pregunta" (pág. 217).
Sobre el tipo de política partidista concerniente a la admisión de otras
clases en el partido, Berstein se encuentra a favor de que otras clases además
de proletarios se integren al movimiento. Ya que "no es ni histórica ni lógica,
conceptualmente correcto decir que la empresa de la transformación socialista
de la sociedad es asunto exclusivo de la clase obrera"
(Socialismo Democrático, pág.5).
Kautsky se muestra contrario a esta idea ya que la inclusión de otras clases
podría afectar la homogeneidad, "Este sacrificio no le serviría para
nada" ya que si se da tal fusión terminarían los burgueses por hacerse
cargo de su dirección, y llevarían al partido a la decadencia. De todas
formas, Kautsky excluye a los burgueses, a los capitalistas no a los pequeños
burgueses, a los aldeanos, o a los intelectuales. Para él, Berstein "no
quiere que el Partido Socialista tenga el valor de parecer como es, sino que se
convierta en otro distinto... que debiera renunciar al principio fundamental de
La Internacional: 'La emancipación de la clase obrera sólo puede obtenerse por
la misma clase obrera' " (ob.sit. pág. 224). Esto esta en clara oposición
con la opinión de Bestein sobre el punto sexto del programa de Eufurt, el cual
según su opinión debería decir: "... la transformación de la
sociedad... debe, en primer lugar ser tarea de la clase obrera" (ob. sit. pág.
12). Kautsky afirma que un partido popular en el que tengan influencia aun los
pequeños burgueses estará destinado a mantener el 'status quo' social, es
decir mantener incólume la propiedad individual y la libertad de producción
individual. En este sentido "no podrá traspasar los límites de la
Constitución... no podrá jamás, por más esfuerzos que haga, ser otra cosa
que un partido de reformas democrático-socialistas, expresión en que la
palabra 'socialistas' es solo una palabra sonora, pero vacía... una palabra que
a nada compromete ya. El fin de un partido puramente proletario debe ser otro.
El proletario no tiene interés en conservar la propiedad individual de los
medios de producción. Aun en el caso de que triunfe por las vías pacíficas y
legales" (pág. 225).
El revisionismo tuvo un profundo impacto en el partido. Era tal vez la
consecuencia de haber estado el mismo integrado desde un primer momento por una
"aristocracia obrera" o por un pequeño grupo de intelectuales, y de
medio burgueses. Puede decirse que llegó para quedarse, porque fue ganando
adeptos progresivamente. Más allá de su certeza ideológica hay un hecho
trascendental: era un medio para introducir reformas de fondo con el objeto de
llevar al partido hacia la centro-izquierda, esto se iba indefectiblemente a
traducir en más votos y a tener por consecuencia más poder político en una
sociedad mas bien conservadora como la alemana.
Pero el hecho trascendental fue el alejamiento del marxismo, principal fuente
ideológica del partido en su origen, que provocó
que el socialismo mundial se dividiese.
Así como los postulados de Berstein tuvieron una importante base de exactitud,
lo verdaderamente inexacto fue que se haya seguido declarando marxista, cuando,
después de su tajante evaluación a los postulados de la teoría surja
claramente que no podía ya serlo.
Considero que lo más relevante del marxismo está en su faz económica, está
en la teoría del valor, en el análisis pormenorizado de la estructura
capitalista. Lo que se desprende de ello fue muy útil a la ciencia de la economía.
Pero creo que en el materialismo histórico y la dictadura del proletariado están
los puntos criticables de la doctrina.
En el aspecto científico, como ciencia histórica, se recurre a una "ley
de tendencia", la cual muchas veces fracasa en el fin de producir,
precisamente, una ley de tendencia respecto a los futuros hechos históricos. El
objeto central está en la estructura (economía) que condiciona a la
superestructura (política, jurídica, ideológica), pero ese
"condicionamiento", que puede ser descubierto a través de estudiar la
forma de producción y realizar las pertinentes leyes, no llega a ser
determinante; es decir, la economía influye sobre las mentes de las personas, a
través de su manera de vivir, y luego esto llevaría a un modo de pensar o
actuar tendiente a destruir el capitalismo, pero si se quiere saber cuándo, se
concluye en que en última instancia todo radica en la superestrutura. Se le
termina dando tal valor a la ideología que acaba siendo el motor de la historia
y no la estructura. Lo vemos en varios párrafos del libro de Kautsky "...
no podemos descubrir... el momento en que nuestra sociedad estará lista para el
Socialismo. Ese momento depende de un número inmenso de elementos imponderables
que nadie puede calcular, cuyos motivos económicos pueden muy bien comprobarse
a posteriori; pero cuya fuerza no se puede determinar a priori." (págs.
76-77). Otro ejemplo: " [En la revolución de1885] la lucha que debía
levantar a la nación entera no estalló; en parte por razones personales que
nadie podía prever" (pág. 48).
En estos casos el método marxista sólo puede funcionar a posteriori, eso
parece quitarle peso como ciencia. Es que en estos casos, indefectiblemente la
ideología de las personas, su libertad psíquica y espiritual, prevalece con
respecto a lo económico. En tales casos la dialéctica de Hegel es la única
prueba. Se vuelve al terreno de la especulación filosófica y se aleja del de
los hechos fácticos.
En tales ámbitos, por más que se introduzca el elemento materialista a la
referida dialéctica, la prueba vuelve a estar dada por lo ideológico: si
"la evolución es el resultado de la lucha de opuestos y a la tesis se
contrapone la antítesis", entonces ahí sí el comunismo debiera de
llegar. Pero vuelvo a insistir: si queremos saber cuándo tendremos que esperar
(o actuar) dentro del proletariado para que éste se decida a imponer el
comunismo.
Un segundo punto criticable es la dictadura del proletariado, la cual parece
legitimar a la violencia para imponer el comunismo, algo que quedaría sin
embargo zanjado si, democráticamente, los comunistas ganasen una elección y
cambiasen la Constitución capitalista-democrática por una comunista, pero tal
hecho no es mencionado nunca por Marx y queda como un punto muy oscuro. La
historia probó que los comunistas han recurrido siempre a la violencia.
Ahora bien, ¿qué tipo de socialismo siguió entonces Berstein (y el partido
socialdemócrata a partir de Bad Godesberg en 1954)? Karl Kautsky y luego Rosa
de Luxemburgo responden que se retrocedió cualitativamente a una etapa previa:
el socialismo utópico. Los utópicos fundaron sus doctrinas y también sus
propuestas y reivindicaciones prácticas sobre principios morales y éticos,
además no sostenían la lucha de clases ni el materialismo dialéctico.
Se les achaca la "ingenuidad" de creer que el espíritu progresista
del hombre pueda modificar la sociedad o llevarla al socialismo. No podría
calificárcelos de "utópicos", porque si entendemos por utopía un
gobierno solo posible en el plano de lo ideal, o algo imaginario o imposible de
realizar, podemos oponer a eso todos los avances que los trabajadores han
obtenido sobre la base de la democracia social en el siglo XX, son palpables; se
considera que el estado de bienestar tiene un claro sello socialdemócrata; se
ha avanzado sobre muchas de las injusticias del liberalismo y se tiende a
disminuir las del neoliberalismo y la globalización, así lo declaran varios
importantes pensadores socialdemócratas: "los capitales deben regularse a
nivel mundial... así como la variabilidad del precio de las monedas más
importantes... hay que desarrollar políticas neo-kantianas" (Oscar
Lafontaine, 'globalización...' revista Debate Político, pág. 53, Madrid,
1999).
Por supuesto que en este camino los partidos socialdemócratas han cometido, y
cometen, muchos errores, lo señalábamos cuando hicimos mención a que una
excesiva unión con partidos de derecha puede trastocar las bases socialistas
(lo que, en un principio, pasó en la República de Weimar) y no solo por la unión
a los partidos de derecha sino también por la unión con sectores del poder
económico.
Pero al menos las sociedades que han tratado de aplicar la justicia social han
sido aquellas dónde indefectiblemente se ha tendido a equilibrar la brecha que
el capitalismo abre entre los grandes capitalistas y los asalariados, en tales
sociedades ha sido seguro encontrar que los grandes capitalistas paguen más
impuestos (a la ganancia, aportes patronales, impuesto a la herencia, etc.)
mientras que las clases media y baja paguen menos (eso genera que el mercado se
mantenga funcionando), y reciben ayuda social. Eso ha sucedide en varios de los
gobiernos socialdemócratas del mundo.
Con respecto a la actual socialdemocracia podríamos preguntarnos: ¿representa
el ideal del socialismo que se conforme con la existencia de un capitalismo con
carácter social? Ciertamente, la socialdemocracia no trata de destruir la
estructura económica, sino trata de combatir las tendencias negativas del
capitalismo "El socialismo democrático ha nacido y se ha desarrollado, en
una permanente relación crítica con el capitalismo. Las luchas por la justicia
social, por la igualdad de género, contra la discriminación, por las mejoras
en la redistribución, que definen la solidaridad, explican esa relación crítica
como razón de ser" (Declaración de París, Internacional Socialista,
1999).
Y aunque sin embargo, hasta el momento, todo pareciera concordar con el análisis
marxista económico, de que la salvaje acumulación del capital provoca crisis
cada vez más grandes, están permanentemente contrarrestando a eso las nuevas
doctrinas socialdemócratas como las de Lafontaine, Müller, e incluso las de La
Internacional Socialista, combatiendo los efectos negativos de la globalización,
y de los monopolios. Doctrinas que quizá parezcan contradictorias con algunos
de los propios gobiernos socialdemócratas actuales (de tendencia neoliberal),
pero que marcan el progreso ideológico del nuevo socialismo.
En síntesis, si para el marxismo el proceso total es el siguiente: Esclavismo-
Feudalismo- Capitalismo- Socialismo y por
último, Comunismo; para la socialdemocracia el esquema actual del sistema de
producción capitalista debe ser conservado atemperando sus defectos. De ahí,
los razonamientos de Berstein, de no provocar la caída.
Debo concluir afirmando que la esencia del socialismo está dada por la
restricción de la propiedad privada, a fin de ser usada ésta en función
social para redistribuir la riqueza. El socialismo, es una etapa intermedia
entre dos polos: capitalismo y comunismo; a su derecha está la
socialdemocracia, están los postulados mencheviques, a su izquierda está el
modelo soviético que estaba inspirado por los bolcheviques, está el modelo
chino. La socialdemocracia ya no se plantea que historicamente llegará el
comunismo, si es movimiento de transición solo el tiempo lo dirá. En cambio,
el socialismo de extrema izquierda estaba planteado como una etapa claramente de
transición, pero en rigor de la verdad, éste nunca fue abandonado porque la
URSS nunca fue totalmente comunista: nunca llegó a desaparecer el estado, los
Koljoses (cooperativas) tenían propiedad privada, había mercado pseudo
capitalista donde los bienes eran onerosos, etc.
Para el marxismo la restricción de la propiedad tiende gradualmente a ser
total, mientras que para la socialdemocracia la restricción es parcial. Por lo
que debemos concluir reconociendo la existencia de dos socialismos.
Trabajo enviado por:
Dr. Gastón Rey.