CONCLUSIÓN.

 

 

 

     Si se quisiera hacer un epilogo de todo lo que se ha dicho por los ilustres Padres de nuestra Iglesia sobre la critica, el chisme, la maledicencia y la calumnia a lo largo de los siglos, se podrianse podrían citar las palabras del Beato Isidoro de Pelusio ( + finales del siglo IV ) <<Verdaderamente me impresiona el hecho el hecho de que nos convirtamos en jueces impasi- bles de los desórdenes y pecados ajenos, mientras que pasamos por alto los nuestros, que tienen necesidad de un perdón mayor. Para nuestros pecados somos ciegos, pero para los de nuestro prójimo tenemos la vista demasiado aguda.

 

    >> Sucede lo contrario con nuestros éxitos: los pequeños los vemos enormes, pero los de nuestro prójimo, por grandes y maravillosos que sean, los vemos pequeños y despreciables>>.

 

     Simeón Metafrasto sugiere: << No seas juez parcial de ti mismo y no examines las cosas pa- ra tu interés. No des importancia lo poco bueno que hay en ti, ni te olvides por completo de tus muchos defectos. No presumas de lo que has logrado hoy para después menospreciar lo que has hecho mal en un pasado próximo o lejano. Cuando el presente te adule, acuérdate enseguida del pasado y así no te enorgullecerás >>

 

     Estas ultimas palabras podrían concluir nuestro tema y, para muchos, cuanto se ha dicho será suficiente. Sin embargo, para otros, entren los que me incluyo también yo, aun falta algo. Falta la respuesta a una pregunta muy justificada: las cimas alcanzadas por los Padres ¿ Son alcanza- bles también para los hombres?   ¿ Es posible que el hombre llegue a evitar el juicio?.

 

     La pregunta no es nueva y muchos, antes que nosotros se la han hecho. También se ha dado la respuesta y puede encontrarse en las palabras de un gran experto: Isidoro de Pelusio.

 

     En una carta al presbitero Teodosio, escribe: << Resistir, por una parte, a las blasfemias e injusticias y, por otra parte, a los que las cometen y rezar por ellos con corazón puro, es algo di- ficil y supera tus fuerzas. Es todavía mas arduo cuando los que te dañan no quieren arrepentirse y se mofan de ti por que rezas por ellos. Si ya lo has conseguido, te elogio con todo mi corazón.

 

     >> Por lo que a mi respecta ( no quiero esconder mis defectos ) he tratado muchas veces de rezar por mis enemigos, pero a menudo solo he sido capaz de pronunciar unas pocas palabras . No dudo que algunos hayan alcanzado tales niveles de valor: me alegro de ello y espero poder llegar yo también .

 

     >> Pero tampoco quiero en el defecto tan extendido, de encontrar mil excusas cuando una virtud parece inalcanzable. Hay algunos que dudan de poder conseguirla, porque razonan en términos humanos y todos opinan sobre el Prójimo a partir del juicio sobre si mismos.

 

     >> Hay otros que, para no ser tachados de incapaces o débiles, encuentran pretextos vergonzosos y fingen haber llegado a la meta. Por ultimo hay otros que evitan por completo el combate y, para no ser acusados de pereza, recurren a teorías y pretenden encontrar mil razones para rechazar la lucha del Espiritu >>