ORACIONES DE SIEMPRE A LA

VIRGEN MARÍA



Ave María
Bajo tu amparo
Madre del Redentor
Reina del Cielo
La Salve
Salve Reina de los Cielos
Acuérdate
Actos de consagración
Ángelus



AVE MARÍA

Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo;
bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto
de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.


BAJO TU AMPARO

Bajo tu amparo nos acogemos,
Santa Madre de Dios;
no deseches las oraciones
que te dirigimos
en nuestras necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro,
¡oh Virgen gloriosa y bendita!
Amén.


MADRE DEL REDENTOR

Madre del Redentor, Virgen fecunda,
puerta del Cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y quiere levantarse.
Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu Santo Creador,
y permaneces siempre Virgen,
recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros pecadores.


REINA DEL CIELO

Reina del Cielo, alégrate, aleluya,
porque el Señor,
a quien llevaste en tu seno, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya.


LA SALVE

Dios te salve,
Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve.
A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva;
a Ti suspiramos,
gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.
Ea, pues,
Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos
misericordiosos,
y después de este destierro
muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
íOh clemente, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!
D- Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
T- Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de 
nuestro Señor Jesucristo.
Amén.


SALVE, REINA DE LOS CIELOS

Salve, Reina de los Cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.
Alégrate, Virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.
D- Que con el auxilio de tan dulce intercesora,
T- seamos siempre fieles en el terreno caminar.
Amén.


ACUÉRDATE

Acuérdate,
¡oh piadosísima, Virgen María!,
que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que han acudido
a tu protección,
implorando tu auxilio
haya sido
abandonado de Ti.
Animado con esta confianza,
a Ti también yo acudo,
y me atrevo a implorarte
a pesar del peso de mis pecados.
íOh Madre del Verbo!,
no desatiendas mis súplicas,
antes bien
acógelas benignamente.
Amén.


ACTOS DE CONSAGRACIÓN

¡Oh Señora mía, oh Madre mía!,
yo me entrego del todo a Ti
y en prueba de mi afecto,
con amor filial te consagro en este día:
todo lo que soy, todo lo que tengo.
Guarda y protege, y también defiende
a este hijo tuyo, que así sea.
Amén.


¡Oh Señora mía, oh Madre mía!,
yo me entrego del todo a Ti,
y en prueba de mi filial afecto,
te consagro en este día
mis ojos, mis oídos,
mi lengua y mi corazón,
en una palabra, todo mi ser,
ya que soy todo tuyo,
¡oh Madre de bondad!,
guárdame y protégeme
como hijo tuyo. Amén.


ÁNGELUS

D- El Ángel del Señor anunció a María.
T- Y Ella concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.
Ave María

D- He aquí la sierva del Señor.
T- Hágase en mí según tu palabra.
Ave María

D- Y el Verbo se hizo carne
T- Y habitó entre nosotros.
Ave María

D- Ruega por nosotros Santa Madre de Dios
T- Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de 
Nuestro Señor Jesucristo.
Se rezan tres Glorias
D- Oremos.
Derrama Señor tu gracia
sobre nuestros corazones
y concede a quienes hemos conocido
por el anuncio del ángel
la Encarnación de tu Hijo,
que por su Pasión y su Cruz
alcancemos la gloria de la Resurrección.
Por el Señor Jesús, tu Hijo,
que contigo vive y reina, en unidad del Espíritu Santo, y es 
Dios,
por los siglos de los siglos.
T- Amén.


* * * * *

Alégrate María
Reconociendo la maternidad de María Virgen
Para obtener la piedad filial
Oración del Fiat
Presencia del Espíritu
Madre de la confianza
Por su Inmaculado Corazón
María de la solidaridad
Contribuyendo al cambio
Luz para el peregrinar
Ante las tentaciones
Amorosa protección
Gratitud a Santa María
Ante la Inmaculada Concepción



ALÉGRATE MARÍA

Alégrate María,
Inmaculada y Santa,
amada de Dios,
nueva Eva elegida,
cooperadora de la reconciliación.
Madre de Jesús y nuestra,
incansable auxilio de los pecadores,
maternal intercesora,
acuérdate siempre de este hijo tuyo.
Amén.


RECONOCIENDO LA MATERNIDAD
DE MARÍA VIRGEN

íOh Señora Santa María!,
aclamamos con júbilo
las grandezas
que el Altísimo
ha realizado en Ti.
Con alborozo
elevamos nuestra gratitud
por los dones extraordinarios
con que te ha adornado
el Señor.
Y con honda piedad filial 
te reconocemos
como verdadera Madre nuestra,
cumpliendo así
el testamento que nos dio
el Señor Jesús
desde el árbol de la Cruz:
"He ahí a tu MadreÇ.


PARA OBTENER LA PIEDAD FILIAL

Madre del Amor Misericordioso,
bien sabes que tu Hijo,
desde lo alto de la Cruz,
señaló el camino de la piadosa filiación
como aquel que deberíamos recorrer.
Te imploro me obtengas la gracia
de acercarme a tu Inmaculado Corazón,
desde mi propio corazón,
para aprender a amarte
y a honrarte
con el amor
que el Señor Jesús te tiene.
Cuida que este hijo tuyo
ingrese así 
en el proceso de amorización
y vea algún día cumplida
la gran esperanza
de verse conformado
con el Salvador.
Amén.


ORACIÓN DEL FIAT

Santa María,
ayúdame a esforzarme
según el máximo de mi capacidad
y el máximo de mis posibilidades
para así responder al Plan de Dios
en todas las circunstancias
concretas de mi vida.
Amén.


PRESENCIA DEL ESPÍRITU

Santa María,
Madre del Señor Jesús y nuestra,
obténnos la presencia vivificante
del Espíritu,
y la gracia de andar siempre
por los caminos de Dios;
por tu bondadosa intercesión
consigue que estemos libres:
de las tristezas presentes,
de las acechanzas del enemigo,
de las flaquezas en la lucha,
de la permisividad
con nuestras inconsistencias;
y para cuando seamos
convocados por el Padre
consigue para nosotros
las alegrías sin fin.
Amén.


MADRE DE LA CONFIANZA

Madre siempre fiel,
cuando te asaltó la incertidumbre,
cuando las cosas se te hacían complicadas,
supiste confiar.
íY cómo confiaste!
En el momento cumbre de la historia
con decisión y firmeza
pronunciaste aquel bienaventurado
"HágaseÇ,
del que viene nuestra salud.
íY siempre lo mantuviste!
Las desconfianzas de otros,
los decires de tantos
nunca te apartaron
de la santa confianza.
Obténme,
Santa María de la Confianza,
el auxilio divino
que me permita superar
las incertidumbres que ahora me acosan.
Que así sea.


POR SU INMACULADO CORAZÓN

Quiero dar gracias
al Señor
por tu Inmaculado Corazón
y quiero pedirte,
¡oh Virgen de las vírgenes!,
que me obtengas la gracia
de descubrir sus encantos
y los necesarios auxilios
para recorrer esta vida
aprendiendo a amar
a ese tu Dulce Corazón
y a ser educado
en la gran lección
que de su inmaculada pureza
brota para bien
de toda la humanidad.
Amén.


MARÍA DE LA SOLIDARIDAD

Al considerar
el designio divino
que te ha honrado
como excelsa e incomparable
cooperadora
en la gesta de la salvación;
al reflexionar
sobre tus desvelos
al cuidar al Niño
y al Joven Jesús;
al ver tus intercesiones
en Caná,
modelo de tus desvelos;
cómo no ver
tu Corazón solidario
con el destino
de la humanidad,
cómo no comprender
lo inabarcable
del horizonte
de tu amor,
cómo no sentir
el impulso de pedirte
aprender de Ti
a vivir atento
a las necesidades
de los demás
y a poner los medios
para que esa
solidaridad afectiva
se haga
efectivamente concreta.
Madre de la Solidaridad,
intercede
para que yo pueda
recorrer
el camino de amar
a mis hermanos
como me lo pide
el Señor Jesús.
Amén.


CONTRIBUYENDO AL CAMBIO

Hay tanto que hacer
y cada quien
tiene su propia tarea
en la gesta
de nuestro tiempo.
Madre Santísima,
intercede para que
yo reciba la fuerza
y el aliciente
para cooperar
con la gran tarea
de cambiar este mundo nuestro
poniendo
mi grano de arena,
que bien podría
hacer la diferencia.
Amén.


LUZ PARA EL PEREGRINAR

Brillante Luna
de la nueva evangelización,
que con tu fulgor
iluminas la noche
por la que tantos
deambulan sin rumbo
en el mundo de la "cultura de muerteÇ,
alumbra todo humano caminar
con la luz del Señor Jesús
que sin igual sabes reflejar.
Amén.


ANTE LAS TENTACIONES

Madre querida
acógeme en tu regazo,
cúbreme con tu manto protector
y con ese dulce cariño
que nos tienes a tus hijos
aleja de mí las trampas del enemigo,
e intercede intensamente
para impedir
que sus astucias me hagan caer.
A Ti me confío
y en tu intercesión espero.
Amén.


AMOROSA PROTECCIÓN

Madre bondadosa,
protege a los tentados,
auxilia a los pecadores,
ayuda a los pusilánimes,
socorre a los necesitados,
conforta a los atribulados,
intercede por los consagrados,
cúbrenos con tu manto protector
y obténnos el don de experimentar
tu maternal y amorosa protección.
Que así sea.


GRATITUD A SANTA MARÍA

Gracias por ser Santa María.
Gracias por haberte abierto a la gracia,
y a la escucha de la Palabra,
desde siempre.
Gracias por haber acogido
en tu seno purísimo
a quien es
la Vida y el Amor.
Gracias por haber mantenido
tu "HágaseÇ
a través de todos
los acontecimientos de tu vida.
Gracias por tus ejemplos
dignos de ser acogidos
y vividos.
Gracias por tu sencillez,
por tu docilidad,
por esa magnífica sobriedad,
por tu capacidad de escucha,
por tu reverencia,
por tu fidelidad,
por tu magnanimidad,
y por todas aquellas virtudes
que rivalizan en belleza
entre sí
y que Dios nos permite
atisbar en Ti.
Gracias por tu mirada maternal,
por tus intercesiones,
tu ternura,
tus auxilios y orientaciones.
Gracias por tantas bondades.
En fin,
gracias por ser Santa María,
Madre del Señor Jesús
y nuestra.
Amén.


ANTE LA INMACULADA CONCEPCIÓN

Reconozco y confieso
con ardiente fe
el maravilloso privilegio
de tu Inmaculada Concepción.
Elevo mi plegaria
de acción de gracias
por lo que tan maravilloso don
significa para toda la humanidad,
como efecto adelantado
de la reconciliación,
y en lo que a mí en particular respecta,
al haber iluminado tanto
mi humano peregrinar.
Te ruego, Madre amada
que me permitas unir mi voz
a la de todos aquellos
que en el mundo
y a lo largo de la historia
te proclaman
con sobria y alegre firmeza:
íBienaventurada!

* * * * *

OTRAS ORACIONES MARIANAS

Oración del siglo III
Letanía de San Efrén de Siria
Stella Maris ( Lope de Vega)
Glosa de la Salve (Pedro F. Carrascosa)
Refugio de los pecadores (Antonio Arnao)
Consuelo del mortal (Antonio Arnao)
Maternal Intercesora (José Sebastián Segura)
Décima popular invocando a la Virgen
íOh Corazón de María! 
Implorando la reconciliación (S.S. Pio XII)



Oración del siglo III

A la sombra de tu misericordia
nos refugiamos,
íOh Madre de Dios!
No ignores nuestras suplicas
en las tentaciones,
mas libranos de los peligros.
íOh toda pura,
toda bendita!

Esta oración aparece en un papiro encontrado en Egipto y 
fechado como del siglo tercero. En esta oración se pueden 
reconocer los rasgos del Bajo tu amparo.


Letanía de San Efrén de Siria

Salve, canto de los querubines
y alabanza de los ángeles.
Salve, paz y alegría de la humanidad.
Salve, Jardín de las delicias.
Salve, Árbol de la vida.
Salve, Baluarte de los fieles.
Salve, Puerto de los naúfragos.
Salve, reclamo de Adán.
Salve, rescate de Eva.
Salve, Templo santísimo.
Salve, Trono del Señor.
Salve, Virgen, que has aplastado
la cabeza del dragón precipitado al fuego.
Salve, Refugio de los afligidos.
Salve, Rescate de la maldición.
Salve, Madre de Cristo, Hijo de Dios vivo.
A Él toda gloria, honor, adoración y alabanza,
ahora y siempre 
y en todo lugar, 
por los siglos, Amén.

San Efrén es un padre de la Iglesia del siglo IV.


Stella Maris (Estrella del Mar)

Salve, del mar Estrella,
Salve, Madre sagrada
De Dios y siempre Virgen,
Puerta del cielo santa.

Tomando de Gabriel
El Ave, Virgen alma,
Mudando el nombre de Eva,
Paces divinas trata.

La vista restituye,
Las cadenas desata, 
Todos los males quita,
Todos los bienes causa.

Muéstrate Madre, y llegue
Por Ti nuestra esperanza
A quien, por darnos vida,
Nació de tus entrañas.

Entre todas piadosa,
Virgen, en nuestras almas,
Libres de culpa, infunde
Virtud humilde y casta.

Vida nos presta pura,
Camino firme allana;
Que quien a Jesús llega,
Eterno gozo alcanza.

Al Padre, al Hijo, al Santo
Espíritu alabanzas;
Una a los tres le demos,
Y siempre eternas gracias.

Lope de Vega (1562-1635)


Glosa de la Salve

íDios te salve, Virgen pura,
Reina piadosa del mundo,
Madre de vida y dulzura,
Acoge el ruego profundo
De tus hijos sin ventura!

íHijos que por ti clamamos
Desterrados hijos de Eva,
Que a Ti ¡oh Madre! suspiramos
En este valle de prueba
Donde sin cesar lloramos.

¡Tus hijos siempre y ahora
Triste te elevan el alma!...
¡Óyelos, Madre y Señora,
Con esa piedad que calma
Los gemidos del que llora!

¡Ea, pues, nuestra; Abogada,
Vuelve a nos de esos tus ojos
La dulce y tierna mirada
Que purifica de abrojos
Nuestra mísera jornada!

¡Y preséntanos, María,
De este destierro en pasando,
A ese Varón de agonía
Que paz y perdón clamando
Murió por la raza impía!

¡Fruto de tu entraña pura
De la humanidad consuelo!
¡Si Tú, Madre de ternura,
La dicha pides del suelo,
Dicha obtendremos segura!

Y pues tiene prometido
A los dignos, Madre mía,
Gozo eterno y bendecido,
¡Oh dulce! ¡oh clemente! ¡oh pía!
¡Haz nuestro gozo cumplido!

Pedro F. Carrascosa, Obispo de Ávila


Al refugio de los pecadores

Almas que en la lid terrible
De este mundo seductor
Alzáis al cielo los ojos,
Guardáis puro el corazón;

Vírgenes que en el martirio,
Llenas de divino ardor,
Dísteis el postrer aliento
Del Esposo ante la voz;

Arcángeles misteriosos
Que junto al trono de Dios
Véis la hermosura sin mancha
De la Madre que Él amó;

Pues que agradable a los cielos
Fue siempre vuestro clamor,
Dirigid hasta María
Mi amante deprecación.

Volad, volad y decidle,
Aunque a tanto indigno yo,
Que es su nombre mi esperanza,
Que vivo y muero en su amor.

Decidla que amiga torne
Sus ojos de compasión
A las penas que con mi alma
Fiero enemigo sembró.

Pues cual iris que en el cielo
Pinta en la tormenta el sol,
Es a mi afán su sonrisa,
Su clemencia a mi dolor.

Ya que quiere el dulce Esposo
Que para los hombres hoy
Brille en la gloria infinita
Con que pródigo la ornó,

Recordadle cuando estaba
En esta humana aflicción,
Junto a la cruz en que el Hijo
Madre nuestra la nombró.

Así en piedad rebosando
Su celestial corazón,
Nos amparará en el seno
Que Jesús santificó.

Antonio Arnao


Consuelo del mortal

María cuya frente
Baña la aurora eterna,
Cual sol resplandeciente,
Consuelo del mortal;

A todo el que te implora
Con voz humilde y tierna,
Muestra por fin, Señora,
La patria celestial.

María, cuyo seno
Del Verbo fue morada;
Edén por gracia lleno
Del más divino amor:

Pues miras el quebranto
Del alma conturbada,
Preste tu excelso manto
Refugio al pecador.

María poderosa,
Reina del cielo y tierra,
Que huellas victoriosa
La frente de Luzbel;

Por Dios que hacerte pudo
Vencer en cruda guerra,
Sé del cristiano escudo,
Imán del pecho infiel.

Cual siervo de tu nombre
Lucero de los mares
Así se humilla el hombre
Buscando vida y luz.

Y al fin de polo a polo
Del mundo en los altares
Reine doquier tan solo
La gloria de la Cruz.

Antonio Arnao


Maternal Intercesora

Virgen bella de Dios Madre
Honra y lustre del cristiano,
En todo tiempo no en vano
Invocamos tu favor.

Aunque se alce el hondo averno
Del dragón al ronco grito
Y talar mande el precito
Los verjeles del Señor,

Dañar no pueden las furias
Al pecho limpio que fía
En la fuerza de María
Vencedora de Satán.

Si la Virgen nos protege
No habrá guerra ni mal fiero,
Que caballo y caballero
Cual plomo al profundo irán.

Ella levanta en Solima
Como torre la cabeza:
Es murada fortaleza
En la ciudad de David.

La defienden los escudos
De mil valientes guerreros,
Los impíos altaneros
Huyen ante Ella en la lid.

Que armada por Dios su diestra
Llena de dones prolijos,
Alejará de sus hijos
Los golpes de la maldad.

Humíllense las naciones
Y cual de ángeles los coros
Canten en versos sonoros
A la augusta Trinidad.

José Sebastián Segura (México, 1872)


Décima popular invocando a la Virgen

Quisiera, Virgen María,
Madre mía muy amada,
Tener el alma abrasada
En vuestro amor noche y día.
íOh, dulce Virgen María,
Madre de mi corazón!

¿Quién tuviera tanto amor
Que sobrepujara en ardor
A los serafines todos,
Amándoos por cuantos modos
Inventó el más fino amor?


¡Oh Corazón de María!

¡Oh Corazón de María, 
Madre de Dios y Madre nuestra!
¡Corazón amabilísimo, 
objeto de las complacencias de la adorable Trinidad,
y digno de la veneración y ternura de los ángeles y de los 
hombres!
¡Corazón el más semejante al de Jesús, 
cuya imagen más perfecta sois!
Corazón lleno de bondad
y en gran manera compasivo de nuestras miserias!
¡Ah! Hacednos sentir ahora, 
¡oh Virgen piadosísima!,
la dulzura de vuestro corazón maternal
y la fuerza de vuestra intercesión
ante el de Jesús.

S. Cong. De Indulgencias (1807)


Implorando la renconciliación

¡Oh Madre de misericordia!
Intercede ante Dios
y obténnos la gracia
de la reconciliación cristiana de los pueblos.
Obténnos las gracias 
que en un instante puedan convertir los corazones 
humanos,
aquellas gracias que puedan preparar y asegurar la 
anhelada paz.
Reina de la Paz,
ruega por nosotros
y logra para el mundo
la paz en la verdad,
en la justicia,
en la caridad de Cristo.

S.S. Pio XII (1942)