María de Nazaret

José María Vigil

 

INDICE

Presentación

1. Haced lo que él os diga

2. Culto mariano renovado

3. Hija del Padre

4. Hacia el rostro real de María

5. María, verdaderamente humana

6. Mujer oprimida y liberada

7. María, en camino

8. Fe en la oscuridad

9. El Hijo de María como signo de contradicción

10. María, pobre

11. María y José fueron refugiados

12. María, del pueblo

13. Profetisa de los pobres

14. Tipo de la Iglesia

15. La madre de Jesús

16. Dichosa por haber puesto en práctica la palabra

17. Madre de corazón responsable

18. Flor del reino de Dios

19. Llena eres de gracia

20. Hija de Sión, Madre de la Esperanza.

21. María, victoria de Dios contra el mal.

22. Madre del Salvador

23. María, familiar y vecina

24. Mujer del sí

25. Feliz porque has creído

26. María, Mujer Nueva

27. Fiel hasta la muerte

28. Madre de la comunidad cristiana

29. Mujer del difícil todo...

30. Madre de todos los cristianos

31. María en la alegría eterna

 

PRESENTACIÓN

  Lo que aquí presentamos no es más que un conjunto de sencillos materiales para diversas celebraciones marianas: ya sea la celebración del mes de María, alguna novena a María o cualquier otra celebración mariana.

Es un material para la comunidad cristiana. Ello significa que se ha pretendido expresamente un lenguaje sencillo y sin complicaciones, así como una sucinta presentación para hacer este material lo más asequible posible a todos. En efecto, no se trata de un libro concebido como ayuda técnica para el animador o el agente pastoral. Se trata más bien de algo que quiere ser puesto en las manos de los miembros de la comunidad y, dentro de ella, de sus animadores o responsables. Lo utilizarán con provecho los catequistas y los educadores para ayudarse en sus celebraciones marianas con niños. También el sacerdote o el animador del culto de la comunidad para dirigir la celebración comunitaria de una novena o del mes dedicado a María. Pero también lo utilizarán con provecho los simples fieles de la comunidad cristiana para prolongar en casa, en familia, con los hijos o con los vecinos, la reflexión y la oración de la celebración comunitaria. También, y muy especialmente los enfermos privados de asistir a la celebración comunitaria, podrán participar en espíritu en ella sobre los mismos esquemas o guiones sobre los que la comunidad realiza su celebración; será una forma bien práctica de no marginar a los enfermos Y de hacerlos participar en la vida espiritual de la comunidad cristiana.

En esta perspectiva de sencillez y de utilización comunitaria, estos materiales han sido experimentados con fruto Y con éxito en una amplia comunidad cristiana antes de decidirnos a publicarlos Y ofrecerlos así a la comunidad cristiana global.

Según lo dicho, es claro que caben diversas posibilidades de utilización.

Podrá ser utilizado dentro de la misa. Se puede hacer entonces alguna de las lecturas bíblicas señaladas. Tanto el texto antológico como la reflexión, examen y conversión pueden servir de material para la homilía. Los cantos adecuados y algunas moniciones pueden redondear la celebración.

También podrá hacerse fuera de la misa, en forma de una sencilla celebración de la Palabra. El orden lógico podría ser: canto de entrada, saludo, lectura bíblica, canto de respuesta a la Palabra, texto antológico (si se quiere utilizar), comentario, homilía o diálogo comunitario, oración de los fieles expresada en peticiones espontáneas, padrenuestro y avemaría, rito de la paz, oración comunitaria final, invocación y canto de despedida. En esta forma, fuera de la misa, podrá hacerse en casa, en familia, con los hijos, con los vecinos, en la reunión de grupo, en la comunidad de base, etc.

También podrá hacerse en privado, individualmente, si uno está privado de asistir a la celebración comunitaria por enfermedad o cualquier otra causa.

En ese caso, aunque el individuo utilice este material con toda libertad, poniéndolo todo al servicio de una intensa oración personal, siempre le será motivo de solidaridad y unión con la comunidad el saber que está haciendo su oración personal con los mismos temas y sobre los mismos materiales que utiliza su grupo, familia, comunidad de base, parroquia...

En cuanto a los contenidos, es claro que cada comunidad, familia o grupo debe seleccionar, elegir, corregir o incluso sustituir los temas que aquí se aportan, para acomodarlos a su propia espiritualidad y sus peculiares necesidades. Es una tarea irrenunciable de cada comunidad o de sus animadores o agentes pastorales.

En cuanto a la ordenación que aquí hacemos de los temas sólo habrá que decir que es una, pero que hay otras muchas posibles. Debe procederse en esto con mucha libertad. También aquí cada comunidad o agente pastoral tiene su propia responsabilidad.

Deseamos que tenga el mismo éxito y produzca los mismos frutos que ya produjo en las comunidades cristianas en las que fue experimentado.

 

1. HACED LO QUE EL OS DIGA

Palabra de Dios

Jn 2, 1-5: Haced lo que él os diga.

Lc 11, 27-28: Dichosos más bien los que escuchan la palabra de Dios...

Mt 7, 21-27: No todo el que dice "Señor, Señor"...

 

Texto antológico

"Finalmente, por si fuese necesario, quisiéramos recalcar que la finalidad última del culto a la bienaventurada Virgen María es glorificar a Dios y empeñar a los cristianos en una vida absolutamente conforme a su voluntad. Los hijos de la Iglesia, en efecto, cuando, uniendo sus voces a la voz de la mujer anónima del evangelio, glorifican a la Madre de Jesús, exclamando, vueltos hacia él: 'Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron' (Lc 11,27), se verán inducidos a considerar la grave respuesta del divino Maestro: 'Dichosos más bien los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen' (Lc 11,28). Esta misma respuesta, si es una viva alabanza para la Virgen, como interpretaron algunos Santos Padres y como lo ha confirmado el Concilio Vaticano II, suena también para nosotros como una admonición a vivir según los mandamientos de Dios y es como un eco de otras llamadas del divino Maestro: 'No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre, que está en los cielos' (Mt 7,2 1) y 'Vosotros sois amigos míos si hacéis cuanto os mando' (Jn 15,14)".

Pablo VI, Marialis cultus

 

Reflexión

En la exhortación apostólica sobre el culto a María, el papa Pablo VI nos exhorta a seguir en la devoción mariana, pero siempre sin olvidar su finalidad última: "Glorificar a Dios y empeñar a los cristianos en una vida absolutamente conforme a su voluntad".

La devoción a María nunca podrá ser tomada como una pieza aparte, autónoma, dislocada dentro de la espiritualidad cristiana. Estará orientada, como todo lo demás, hacia la gloria de Dios, que se expresa en el cumplimiento de su voluntad, manifestada en Jesús: el anuncio y la construcción del reino de Dios.

Cabe resaltar en cualquier caso el carácter de vehículo hacia Jesús que tiene la devoción mariana. Ya ella se había anticipado a señalárnoslo en el evangelio: "Haced lo que él os diga"...

 

Examen

-¿Vivimos nuestra devoción mariana como algo autónomo, independizado del conjunto de nuestra fe cristiana?

-¿Qué aspectos no nos llevan a Jesucristo?

-¿Nos compromete a su seguimiento?

-¿Somos de los que dicen "Señor, Señor" sin hacer la voluntad del Padre, o "María, María" sin seguir a Jesús?

 

Conversión

*Revisar la propia vida y tomar después decisiones para poner en práctica aquel consejo de María: "Haced lo que él os diga".

*Encarnar la devoción mariana de nuestra comunidad cristiana en la vida real, en las preocupaciones diarias por el mejoramiento del mundo, en el discernimiento comunitario por encontrar la, voluntad de Dios.

 

Invocación

-Madre de Jesús, fiel discípula suya...

- ...ayúdanos a hacer lo que él nos dice.

 

Oración

Dios, Padre nuestro, que quieres que nuestra mejor alabanza hacia ti sea nuestro empeño personal y comunitario por hacer realidad tu voluntad, expresada en Jesús, ¡el Reino!, haz que, movidos por el ejemplo de María, "hagamos lo que él dijo e hizo".

 

Cantos sugeridos

"Santa María del Camino", de J. A. Espinosa, en Madre nuestra.

"Salve Regina", canto gregoriano, en Cantoral litúrgico nacional, 302.

 

2. CULTO MARIANO RENOVADO

Palabra de Dios

Lc 11, 27-28: Dichosos más bien los que escuchan la palabra...

 

Texto antológico

"Después de haber ofrecido estas directrices, ordenadas a favorecer el desarrollo armónico del culto a la madre del Señor, creemos oportuno llamar la atención sobre algunas actitudes cultuales erróneas. El Concilio Vaticano II ha denunciado ya de manera autorizada, sea la exageración de contenidos o de formas que llegan a falsear la doctrina, sea la estrechez de mente que oscurece la figura y la misión de María; ha denunciado también algunas devociones cultuales: la vana credulidad que sustituye el empeño serio con la fácil aplicación a prácticas externas solamente; el estéril y pasajero movimiento del sentimiento, tan ajeno al estilo del evangelio, que exige obras perseverantes y activas. Nos renovamos esta deploración: no están en armonía con la fe católica y, por consiguiente, no deben subsistir en el culto católico. La defensa vigilante contra estos errores y desviaciones hará más vigoroso y genuino el culto a la Virgen: sólido en su fundamento, por lo cual el estudio de las fuentes reveladas y la atención a los documentos del Magisterio prevalecerán sobre la desmedida búsqueda de novedades o de hechos extraordinarios; objetivo en el encuadramiento histórico, por lo cual deberá ser eliminado todo aquello que es manifiestamente legendario o falso; adaptado al contenido doctrinal, de ahí la necesidad de evitar presentaciones unilaterales de la figura de María que, insistiendo excesivamente sobre un elemento, comprometen el conjunto de la imagen evangélica; límpido en sus motivaciones, por lo cual se tendrá cuidadosamente lejos del santuario todo mezquino interés".

Pablo VI, Marialis cultus

 

Reflexión

La crisis de la renovación del Concilio Vaticano II, provocada por el Espíritu Santo en la Iglesia, ha afectado a todo. También al culto mariano. No es precisamente secundar al Espíritu pensar que las cosas deban seguir igual que hace treinta años, o rechazar todo intento de renovación. El mismo Pablo VI en su exhortación apostólica sobre el culto a María (Marialis cultus), enumera fallos y desviaciones que hay que corregir: actitudes cultuales erróneas, exageración de contenidos y de formas, falseamiento de la doctrina, estrechez de mente, vana credulidad, sentimentalismo, cosas manifiestamente legendarias o falsas...

No podemos cerrar los ojos. Es una llamada de la Iglesia. La fidelidad a la Iglesia incluye hoy día una actitud de querer seguir creciendo en la expresión religiosa de nuestra devoción mariana.

 

Examen

-¿Somos de los inmovilistas que piensan que nada ha cambiado en la Iglesia?

-Hemos hecho un verdadero esfuerzo de renovación? ¿Dificultamos esa renovación con nuestras críticas, rechazos o escándalos?

-¿Qué defectos o fallos de los señalados por Pablo VI tiene nuestra devoción mariana?

 

Conversión

*Apoyar en nuestra comunidad cristiana la renovación del culto mariano con un espíritu de fidelidad creadora.

*Revisar nuestra piedad mariana personal.

 

Invocación

-Madre de la Iglesia...

-...ayúdanos a ser seguidores fieles de Jesús.

 

Oración

Oh Dios, que nos has dado en María un ejemplo acabado de discípula fiel de Jesús, haz que no empañemos su imagen evangélica ni nos apartemos nunca de la verdad del evangelio.

 

Cantos sugeridos

"Canto de María Virgen", de E. V. Mateu, en Madre del pueblo.

"Santa María del Amén", de J. A. Espinosa, en El Señor es mi fuerza.

 

3. HIJA DEL PADRE

Palabra de Dios

Lc 10, 17-22: Nadie es bueno, sino sólo Dios.

Mt 7, 7-1 1: Cuánto más vuestro Padre, que está en el cielo.

Mt 5, 46-48: Sed buenos como vuestro Padre del cielo.

Lc 15, 11-32: El hijo pródigo.

 

Texto antológico

"Asimismo, hemos de ser mucho más cuidadosos en la utilización que hagamos, a este respecto, de las analogías humanas, si es que queremos seguir siendo plenamente conscientes de la función específicamente mariana que la madre de Dios desempeña en el orden cristiano de la redención. Un ejemplo de esto es la idea de la llamada 'Escuela Francesa' de que María está calmando sin cesar la justicia de Dios -y la justicia de Cristo-, y de que en el último instante es capaz de sujetar el brazo de Cristo que se levanta para descargar el castigo. Esta imagen, indudablemente, desempeñó un papel importante en el caso de los visionarios de La Salette. Y no podemos negar que e una manera muy impresionante de ilustrar la intervención de María por medio del poder de súplica. Pero, indudablemente, no promueve u verdadero aprecio de la genuina función salvíflca de Cristo. La misericordia de María se deriva enteramente, tiene su función en la compasión del mismo Cristo, el Dios-hombre, el cual había mostrado superabundancia de compasión hacia María, como primicias que ella era de la redención. María despliega en su persona el aspecto maternal de esta divina misericordia de Dios Pero nunca estará permitido considerar la intervención maternal de María como una especie de contrapeso de la justicia divina de Cristo, aunque la intervención mariana sea realmente eficaz".

Edward. Schillebeeckx

 

Reflexión

Ha habido una visión mariológica que, inconscientemente, ha desarrollado una imagen de María como una especie de correlato femenino de la divinidad. Ha querido poner en Dios las cualidades pretendidamente masculinas, como el poder la creación, la ley, la fuerza legisladora, el poder judicial, el poder sancionador y castigador implacable... Y, por otra parte, ha imaginado conconcentradas en María las cualidades de la bondad, el perdón, la misericordia...

Fruto de todo ello es una imagen mítica de María deteniendo en el cielo el brazo de la cólera de Dios...

Esto es sencillamente falso, inaceptable en una visión cristiana realmente concorde con el evangelio. Es un flaco servicio a la piedad mariana. Hay que superarlo.

Pero todavía nos quedan vestigios de esta mentalidad cuando atribuimos a ciertas prácticas de piedad una eficacia automática de salvación eterna desconectada enteramente del evangelio, cuando no tenemos nuestra visión cristiana enteramente centrada en el Padre de nuestro Señor Jesucristo, cuando no centramos toda nuestra práctica en la lucha por la causa de Jesús tal como aparece en el evangelio.

 

Examen

-¿Hay en nuestra piedad mariana algo desenfocado?

-¿Qué cosas, ideas o prácticas, que en otro tiempo tuvimos, debemos dar ya por superadas?

-¿Qué hacemos por recuperar a aquellas personas que abandonaron la fe escandalizadas ante prácticas cristianas alejadas del evangelio?

 

Conversión

*Situar a María en nuestra espiritualidad dentro de un marco enteramente centrad en el evangelio.

*Desterrar toda idea negativa sobre Dios que pudiera filtrarse en la devoción mariana.

*Dar testimonio de un cristianismo entera mente evangélico ante aquellos que tienen la idea de religión como superstición, mitificaciones, prácticas ritualistas...

 

Invocación

-María, hija del Padre...

-...llévanos siempre por Jesús hacia el Padre.

 

Oración

Dios, Padre nuestro, fuente y origen de todo don y de toda bondad, haz que nunca dudemos de tu amor de Padre, que supera toda capacidad humana de comprensión.

 

Cantos sugeridos

"Madre de nuestra alegría", de C. Gabaráin, en María siempre.

"Estrella y camino", de C. Gabaráin, en María siempre.

 

4. HACIA EL ROSTRO REAL DE MARIA

Palabra de Dios

Lc 1, 26-38: Hágase en mí según tu palabra.

Mt 7, 24-29: El que practica estas palabras mías construye sobre roca.

 

Texto antológico

"En el desarrollo de la mariología, y particularmente de los dogmas marianos, ha influido históricamente aquel viejo principio: potuit, decuit, ergo fecit, que aplicado al tema mariológico Podemos traducir: Dios pudo otorgar a María un privilegio determinado; éste se adecuaba a su dignidad; luego se lo confirió de hecho. San Alfonso de Ligorio partía de este principio y de la convicción de que toda prerrogativa que no desdiga de María puede serle atribuida. Este convencimiento preside su libro sobre Las glorias de María, que representa, sin duda, una de las joyas más valiosas de la literatura mariana de todos los tiempos. San Alfonso daba expresión así al cariño incalculable por la Señora, que distinguió toda su vida que legó a su familia religiosa.

Hoy nos movemos dentro de otras coordenada culturales y antropológicas a la hora de formula nuestra teología. Y si la tónica del amor reverencial sigue siendo constante de nuestro que hace teológico sobre María, también somos especial mente sensibles a las posibles sobrecargas ideológicas y a las mistificaciones excesivas que el curso de los tiempos y de las culturas ha ido acumulan do sobre su figura. Nos resistimos a aceptar como genuinamente cristiana cualquier imagen de Ma ría ataviada de un ropaje ornamental que terminó por alienar su natural frescura.

El primer principio hermenéutica que orienta nuestra reflexión pretende descubrir el rostro rea de María, nos guste más o nos guste menos, est de acuerdo con nuestra visión convencional d ello o en cierto desacuerdo. La principal prerrogativa de María radica precisamente en la verdad de su realidad histórica. Aunque los datos de que disponemos para recomponer su fisonomía histórica son muy exiguos, sabemos con todo que ella no pertenece al mundo de los mitos, sino al mundo de la historia: fue un ser humano real que vivió en un tiempo y en una geografía reales bajo unos condicionamientos socioculturales reales que no sólo precisan la veracidad de su existir concreto, sino que, como tales condicionamientos, determinaron el desarrollo y la modalidad de su misma personalidad".

Miguel Rubio

 

Reflexión

Los evangelios no fueron escritos para que sepamos cosas, sino para que creamos. Son mensajes para la fe. No están escritos como crónicas periodísticas ni como narraciones informativas. Son expresiones de la fe de las primeras comunidades cristianas, a veces llenas de difíciles elaboraciones teológicas.

Cuando nosotros nos acercamos a los evangelios, corremos el peligro de malinterpretarlos si los tomamos como lo que no son. Por eso, una lectura sencilla y una interpretación directa pueden ser simplemente una ingenua equivocación.

Hasta hace poco tiempo no hemos tenido medios técnicos y científicos suficientes como para saber distinguir lo que son datos históricos de lo que son elaboraciones teológicas. En realidad, sigue siendo una cuestión abierta, que nunca quedará enteramente definida. Pero hoy estamos en unas condiciones que resultarían envidiables para nuestros antepasados en la fe. Hoy hemos recuperado científicamente muchos datos del ambiente social, cultural, político y económico del tiempo de Jesús y María, y muchos datos de su rostro histórico real. Frente a estas perspectivas, muchas de las vidas de Jesús y María que hace sólo unos decenios alimentaban nuestra fe han quedado superadas definitivamente.

Para una piedad cristiana mínimamente ilustrada es hoy día necesario tener ideas claras sobre la historicidad de los evangelios, sobre cómo y para qué fueron escritos, sobre la posibilidad e imposibilidad de una biografía de Jesús o de Ma Y a la vez es francamente importante tener clara una valoración de la historia concreta en la que se realizaron los hechos de la historia de la salvación, para no caer en la perspectiva desencarnada de quienes pueden pensar que no son relevantes para la fe los datos concretos de las palabras, hechos, la historia real de Jesús de Nazaret, como si pudiesen ser indiferentemente intercambiables con los de cualquier otro hipotético hombre Dios. No confesamos como Dios a un hombre cualquiera, sino a un concreto hombre histórico que se llamó Jesús de Nazaret. En él es donde nos hace inconfundible e inintercambiable su rostro, su rostro cristiano. Y otro tanto pasa con María. María no es una mitológica figura celeste, de la que no importara su genuino rostro real histórico.

Será importante tematizar este aspecto en la reflexión personal y comunitaria para adoptar una actitud que valore debidamente los aspectos redescubiertos en el evangelio.

 

Examen

-¿Estudiamos la palabra de Dios o nos contentamos con lo que nos enseñaron cuando éramos niños? ¿Hemos asistido a algún curso bíblico para adultos?

-¿Tenemos en nuestra cabeza imágenes de Jesús y de María que mezclan lo histórico con lo piadoso, legendario o puramente imaginativo? ¿Hacemos un esfuerzo de formación y estudio para tener una visión sólida de los fundamentos históricos de nuestra fe?

-¿Pensamos acaso que Dios no valora nuestra historia real concreta, que lo que importa es simplemente que lleguemos a la patria celeste, olvidando la tierra?

-¿Valoramos suficientemente que Jesús y María compartieron enteramente nuestra realidad humana, con condicionamientos históricos concretos semejantes a los nuestros, es decir, psicológicos, culturales, físicos, climáticos, políticos, cultuales, económicos, etc., o pensamos inconscientemente que aquí, en la tierra, vivieron una vida medio mítica y celeste?

 

Conversión

*Tomar decisiones concretas para formar e ilustrar más nuestra fe.

*Valorar más y más la historia real, como cuerpo concreto donde Dios se encarnó.

 

Invocación

-María de Nazaret, mujer concreta de nuestra raza y de nuestra historia...

- ...haznos fieles discípulos de Jesús.

 

Oración

Dios nuestro que por María entraste en la historia y tomaste carne en unas circunstancias enteramente determinadas y concretas. Te pedimos que eduques nuestros ojos para que seamos capaces de descubrir tu presencia viva en las envolturas de la historia real.

 

Cantos sugeridos

"En el trabajo", de C. Gabaráin, en Eres tú, María.

"Magnificat", de K. Argüello, en Babilonia criminal.

 

5. MARIA, VERDADERAMENTE HUMANA

Palabra de Dios

Mt 2, 13-15: Huida a Egipto.

Jn 2, 1-12: Fiesta de bodas en Caná de Galilea.

 

Texto antológico

"Haremos bien en considerar la familia de Nazaret como compuesta de personas que estaban comprometidas en una batalla por su fe, de personas que se enfrentaban valientemente con todas las dificultades de la vida gracias a una completa sumisión a las disposiciones supremas de Dios. La verdadera y completa pintura de la vida de María no la hallamos en los apócrifos del Nuevo Testamento, sino en el sobrio relato de los evangelios. La vida de María no sigue el esquema de los cuentos de hadas, como el de Blancanieves. No hay pajaritos silvestres que le traigan aderezos preciosos en su piquito ni que la saquen del peligro en medio de una deliciosa música celestial. Si María hubiese sido así, no habría constituido para nosotros un ejemplo de fortaleza en nuestro cotidiano batallar con las duras realidades de una vida que es cualquier cosa menos un bello cuento de hadas. La vida de María sería sencillamente un narcótico. Y una vez pasados sus efectos, tendríamos que enfrentarnos en la austera realidad de la vida, llevando en nosotros un sentimiento de inconsolable aridez: de una aridez mucho mayor que la que teníamos antes. La vida de María, como la nuestra, fue verdaderamente humana. Y también ella estaba envuelta en la misma clase de situaciones sociales opresoras, desesperanzadoras y con frecuencia insolubles, al parecer: esas situaciones en que todo ser humano se encuentra situado de vez en cuando. Pero María, con su ejemplo, nos mostró cómo la fe en el misterio del Dios vivo es más poderosa que la vida humana, más poderosa -también- que la muerte, e incluso que la muerte de su propio Mesías".

Edward Schillebeeckx

 

Reflexión

La tradición piadosa volcó tantas alabanzas imaginadas sobre María que acabábamos por verla alejada, distante, de otro planeta, inimitable, cuasi divina. Las imágenes de escayola optaron por presentárnosla revestida de su gloria celeste, ocultándonos el ropaje de su vida diaria, como madre laboriosa y sencilla del caserío de Nazaret... Alguien llegó a decir que fue preservada por Dios de todo dolor desde el primer instante de su ser natural...

Al pensar en María, nos fuimos dejando llevar, a lo largo de los siglos, por un sentimiento de fantasía y romanticismo y por un vergonzante sentido de desprecio maniqueo hacia todo lo que es "muy humano": el cuerpo, la vida cotidiana, las servidumbres humanas más sencillas... Pensábamos que enaltecíamos a María cuanto más la alejábamos de su sencilla y verdadera y profunda humanidad. Como si el nacimiento de Jesús fuera más digno de él y de su madre siendo "como un rayo de sol que atraviesa un cristal"...

Fue una filosofía, unos influjos, una mentalidad extrabíblica, hecha de platonismo, de maniqueísmo, de idealismo.

Lo mismo nos había pasado. con Jesús. Hoy redescubrimos con fe admirada su profunda y completa humanidad. En Jesús, Dios nos manifiesta su rostro profundamente humano. La vida y la persona de Jesús nos muestran que tan profundamente humano sólo puede ser Dios mismo.

María puede ser modelo para nosotros porque es una mujer de nuestra raza, de nuestra tierra, miembro del pueblo de Dios, la primera creyente, profundamente humana.

 

Examen

-¿Dejamos que nuestra fe nos modele y nos haga ser profundamente humanos al irnos purificando de todo vestigio de intolerancia, rigorismo, legalismo, puritanismo, escrúpulo?...

-¿Da la Iglesia -y nosotros con ella- testimonio de ser profundamente humana?

-¿Tenemos alguna idea maniquea de precio de lo humano en pretendido beneficio de lo "espiritual" o "sobrenatural como contrapuesto, alternativo, opuesto?

-¿Somos de los que se extrañan y no aceptan redescubrir a Jesús y a María, según evangelio, como profundamente humano

-¿Tenemos acaso (inconscientemente) la idea de que Jesús es Dios a costa de ser menos hombre? ¿Somos de los que piensan que a veces se presenta a Jesús y a María como "demasiado humanos"?

 

Conversión

*Valorar y desatar las energías humanizadoras que posee nuestra fe.

*Emprender alguna acción concreta para hacer más humana a la Iglesia.

*Comprender a los que abandonaron la religión porque la encontraron demasiado ¡idealista o poco humana.

*Humanizar las acciones y relaciones en nuestra comunidad cristiana, en nuestra familia

*Educar los ojos de la fe para saber ver la presencia de Dios, que palpita detrás de las vivencias de verdadera humanidad.

 

Invocación

-Madre de Jesús, el Hombre Nuevo...

- ...haznos participar de su Humanidad Nueva.

 

Oración

Padre, tú que nos has dado en María, la madre de Jesús, un ejemplo de vida verdaderamente humana, no sustraída a ninguna de las duras realidades de la vida real cotidiana, y en Jesús nos has mostrado tu rostro humano, tipo y modelo de toda humanidad, haznos profundamente humanos, para ser mejor hijos tuyos, en Jesús, tu Hijo, el Hombre Nuevo.

 

Cantos sugeridos

"Mujer fuerte", de F. Palazón, en Madre de los creyentes.

"Madre de los pobres", de C. Gabaráin, en María siempre.

 

6. MUJER OPRIMIDA Y LIBERADA

Palabra de Dios

Gál 5, 1: Para que seamos libres nos liberó el Mesías.

Jn 19, 25-27: Estaba su madre junto a la cruz.

Gál 3, 26-28: No hay diferencia entre hombre y mujer.

Mc 15, 37-41: Estaban allí unas mujeres, las que le habían seguido y servido en 4 Galilea, y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.

Lc 8, 1-3: Le acompañaban los doce y muchas mujeres que le ayudaban con sus bienes.

Mc 15, 40-41: Magdalena, María y Salomé, cuando estaba en Galilea, lo seguían y lo atendían. Muchas mujeres habían subido con él a Jerusalén.

 

Texto antológico

"En Oriente no participa la mujer en la vida pública. Cuando la mujer judía de Jerusalén salía de casa, llevaba la cara cubierta con un tocado, que consistía en dos velos sobre la cabeza, una diadema sobre la frente con cintas colgantes hasta la barbilla y una malla de cordones y nudos; de este modo no se podían reconocer los rasgos de su cara. La mujer que salía sin el tocado que ocultaba su rostro ofendía hasta tal punto las buenas costumbres que su marido tenía el derecho, incluso el deber, de despedirla, sin estar obligado a pagarle la suma estipulada para el caso de divorcio en el contrato matrimonial. Había incluso mujeres tan estrictas que tampoco se descubrían en casa.

Las mujeres debían pasar en público inadvertidas. Las reglas de la buena educación prohibían encontrarse a solas con una mujer, mirar a una mujer casada e incluso saludarla; era un deshonor para un alumno de los escribas hablar con una mujer en la calle.

La situación de la mujer en casa corresponda a ,esta exclusión de la vida pública. Las hijas, en la casa paterna, debían pasar después de los muchachos; su formación se limitaba al aprendizaje de los trabajos domésticos. Respecto al padre, tenían ciertamente los mismos deberes que los hijos. Pero no tenían los mismos derechos que sus hermanos; respecto a la herencia, por ejemplo, los hijos y sus descendientes precedían a las hijas. La patria potestad era extraordinariamente grande respecto de las hijas menores antes de su matrimonio.

Los deberes de la esposa consistían, en primer lugar, en atender a las necesidades de la casa. Debía moler, coser, lavar, cocinar, amamantar a los hijos, hacer la cama de su marido y, en compensación de su sustento, elaborar la lana (hilar y tejer); otros añadían el deber de prepararle la copa a su marido, de lavarle la cara, las manos y los pies. La situación de sirvienta en que se encontraba la mujer frente a su marido se expresa ya en estas prescripciones; pero los derechos del esposo llegaban aún más allá. Podía reivindicar lo que su mujer encontraba, así como el producto de su trabajo manual, y tenía el derecho de anular sus votos. La mujer estaba obligada a obedecer a su marido como a su dueño, y esta obediencia era un deber religioso. Este deber de obediencia era tal que el marido podía obligar a su mujer a hacer votos. Los hijos estaban obligados a colocar el respeto debido al padre por encima del respeto debido a la madre. En caso de peligro de muerte había que salvar primero al marido.

Hay dos hechos significativos respecto al grado de dependencia de la mujer con relación a su marido: a) la poligamia estaba permitida. La esposa, por consiguiente, debía tolerar la existencia de concubinas junto a ella; b) el derecho al divorcio estaba exclusivamente de parte del hombre. La opinión de la escuela de Hillel reducía a pleno capricho el derecho unilateral al divorcio que tenía el marido.

La mujer viuda quedaba también en algunas ocasiones vinculada a su marido: cuando éste moría sin hijos (Dt 25,5-10; cf Mc 12,18-27). En este caso debía esperar -sin poder intervenir en nada ella misma- que el hermano o los hermanos de su difunto marido contrajesen con ella matrimonio o manifestasen su negativa, sin la cual no podía ella volver a casarse.

Las escuelas eran exclusivamente para los muchachos, y no para las jóvenes. Según Josefo, las mujeres sólo podían entrar en el templo al atrio de los gentiles y al de las mujeres. Había en las sinagogas un enrejado que separaba el lugar destinado a las mujeres. La enseñanza estaba prohibida a las mujeres. En casa la mujer no era contada en el número de las personas invitadas a pronunciar la bendición después de la comida. La mujer no tenía derecho a prestar testimonio, puesto que, como se desprende de Gén 18,15, era mentirosa. Se aceptaba su testimonio sólo en algunos casos excepcionales, los mismos en que se aceptaba también el de un esclavo pagano. El nacimiento de un varón era motivo de alegría, mientras que el nacimiento de una hija era frecuentemente acompañado de indiferencia, incluso de tristeza.

Sólo partiendo de este trasfondo de la época podemos apreciar plenamente la postura de Jesús ante la mujer. Lc 8,1-3 y Mc 15,41 hablan de mujeres que siguen a Jesús: es un acontecimiento sin parangón en la historia de la época. Jesús cambia conscientemente la costumbre originaria al permitir a las mujeres que le siguiesen. Jesús no se contenta con colocar a la mujer en un rango más elevado que aquel en que había sido colocada por la costumbre; la coloca ante Dios en igualdad con el hombre (Mt 21, 31-32)".

Joaquim Jeremías

 

Reflexión

La crítica al "machismos sociocultural y los movimientos feministas son algo reciente, pero la realidad a la que se refieren ha sido quizá permanente en la historia humana. La mujer ha sido secularmente sometida al varón, marginada, despreciada y oprimida en muchas culturas. Los avances actuales de los estudios histórico-críticos sobre el mundo bíblico nos hacen saber mejor que nunca cómo fue el ambiente social del tiempo de Jesús y de María: la sociedad judía, por cultura, por instituciones sociales e incluso por tradiciones religiosas, fue fuertemente machista y marginadora de la mujer.

Es claro que Jesús sostuvo frente a la mujer un comportamiento radicalmente revolucionario frente a las costumbres de la época. No se trata de querer convertirlo en un explícito fundador de movimientos feministas, pero sí importa rescatar la impresionante protesta que Jesús, con sus hechos y con sus palabras, levantó contra aquella opresión de la mujer. Con ello estaba honrando también a su madre. María, como mujer, debió sentir el aire fresco liberador que desataba la conducta "feminista" de Jesús. En él se sintió ya anticipadamente liberada.

Ser cristiano, seguir a Jesús implica seguirle también en esta causa de la defensa de la mujer, en la lucha contra todas las injusticias de la historia. También ésa es una forma práctica de honrar a la madre de Jesús.

La Iglesia fue dejando entrar en su seno, con el tiempo, costumbres machistas, ideologías discriminatorias... Tampoco supo ver desde el principio todo el potencial liberador de la práctica de Jesús. Es la tarea de los cristianos en la historia. La Iglesia debería ser el lugar de máxima liberación y realización personal y social de la mujer. Los cristianos deberíamos participar en todos los frentes en los que se juegue la promoción de la mujer..., empezando por nuestra propia casa, nuestras propias costumbres cristianas, nuestras propias prácticas eclesiales y eclesiásticas, poniendo el evangelio y el seguimiento de Jesús también en esto por encima de todo reglamento, disciplina, disposición o canon...

 

Examen

- ¿Está comprometida nuestra comunidad cristiana con la causa de la liberación de la mujer?

- ¿Hay verdadera igualdad entre el hombre y la mujer en nuestra comunidad cristiana? ¿Pueden presentarse las mujeres que participan en nuestra comunidad cristiana como mujeres liberadas?

-¿Hacemos que la imagen que el evangelio nos presenta de Jesús ante la mujer pueda llegar a la mujer de hoy y a los movimientos sociales que luchan por su liberación?

-¿Observamos algunos rasgos de machismo, de explotación o marginación de la mujer en nuestra vida familiar, social, cultural, económica, política?... ¿Qué hacemos ante ello?

¿Hacemos todo lo que podemos para que la Iglesia toda, también dentro de sí misma, apoye la igualdad de hombre y mujer?

 

Conversión

*Tomar a Jesús como modelo de actitud frente a los problemas sociales de la mujer.

*Comprometerse en favor de la promoción de la mujer tanto en la sociedad como en la Iglesia.

*Vivir en el seno de nuestra comunidad cristiana una superación real del machismo y de la infravaloración de la mujer.

*Analizar críticamente las actitudes, usos, costumbres, leyes... que nos rodean, tratando de descifrar los vestigios de ideologías machistas que aún persisten.

 

Invocación

-María, madre de Jesús, mujer oprimida y liberada...

- ...para que fuéramos libres nos liberó tu hijo.

 

Oración

Dios, Padre nuestro: en Jesús, el hijo de María, nos has dado el ejemplo de la lucha que hemos de mantener contra las esclavitudes que oprimen al hombre, contra toda alienación de la dignidad humana. Ayúdanos a no descuidar la lucha contra toda forma de opresión de la mujer, hasta que venga tu Reino.

 

Cantos sugeridos

"Pienso en ti", de E. V. Mateu, en Madre del pueblo.

"Dolorosa", de J. A. Espinosa, en Madre nuestra.

"Mujer fuerte", de F. Palazón, en Madre de los creyentes.