LA VIRGEN MARIA ES MARIA DE NAZARET (2)

 

 

TEMA 6 

MARIA DE NAZARET:
LA MUJER QUE ES MAS QUE MADRE
DE JESUS SEGÚN LA CARNE

Ligia quiere mucho a "Mama Eña". Esta no la dio a luz. Ha sido siempre una señorita. 
Pero Eugenia es su madre de crianza y afecto.
Isbelia dice que no puede amar a su mamá. Ana Teresa le abandonó cuando tenía unos 
días de nacida, porque quería seguir "libre y suelta". Hoy, Isbelia, ya de 24 años, ha 
conocido a su madre según la carne, pero no le sale el afecto, el cariño. Dice que le es 
imposible quererla aunque sea su madre.
Mary Coromoto se siente más unida a su mamá Luisa que a su esposo. Claro que quiere 
mucho a Fernando, pero le tiene más cariño y más confianza a su mamá que a él. Lo peor 
es que muestra sus preferencias con frecuencia.
Xiomara quiere ser religiosa ("monjita"). Cuando lo dijo en su casa, sus padres le hicieron 
toda una escena. Y se han opuesto tenazmente a su vocación. No ha habido modo de 
hacerles cambiar de opinión. A la semana de haber cumplido sus 21 años, Xiomara, con lo 
puesto, tomó el bus y se fue al convento.
¿Qué piensas de las actitudes de Ligia, Isbelia, Mary Coromoto y Xiomara? ¿Y qué 
pensará Dios?
¿Hay lazos más fuertes que los de la carne y la sangre?

1. UN VINCULO Y UNA DICHA MAYOR
María engendró a Jesús: lo concibió en su seno, lo dio a luz, lo amamantó 
maternalmente. Es la maternidad biológica, natural. Jesús es su hijo, de su misma carne y 
sangre: parentesco humano.
María soportó el peso de la tarea continua que llevaba consigo la formación humana de 
Jesús, según iba creciendo de bebé a niño, de niño a adolescente, de adolescente a 
adulto.
Un día, cuentan los evangelios: "llegaron su madre y sus hermanos y, quedándose fuera, 
le mandaron recado para llamarle. Tenía gente sentada a su alrededor, y le dijeron: Oye, tu 
madre y tus hermanos te buscan ahí fuera. El les contestó: ¿Quién es mi madre y mis 
hermanos? Y pasando la mirada por los que estaban sentados en corro a su alrededor, 
dijo: Aquí tienen a mi madre y a mis hermanos. El que pone por obra el designio de Dios 
ése es hermano mío y hermana y madre" (Mc. 3,13-35).
Otro día, una mujer que escuchaba lo que decía Jesús entusiasmada le dijo gritando: 
"¡Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron!" Eran palabras de alabanza, 
de bendición para la madre de Jesús según la carne. Pero Jesús responde como 
corrigiendo y orientando su espontaneidad: "Mejor: ¡Dichosos los que escuchan el mensaje 
de Dios y lo cumplen!" (Lc. 11,27-28).
¿Qué nos quiere decir Jesús con esas palabras? Son dos respuestas claras, rotundas, 
desconcertantes.
Para Jesús, lo más importante, lo que interesa ante todo y sobre todo no es la relación 
natural, biológica de parentesco, sino escuchar el mensaje de Dios y ponerlo por obra 
haciendo lo que Dios quiere. Ese es el vínculo mayor. Esa es la dicha y felicidad verdadera. 
La familia de Jesús la integran aquellos que cumplen la voluntad del Padre-Dios. ¿Por 
qué?

2. LA MATERNIDAD EN LA DIMENSION DEL REINO
Jesús viene al mundo con una misión, con una vocación. ¿Cuál? Jesús trae una "Buena 
Noticia": Que Dios es el Padre de todos y, por consiguiente, todos los hombres somos 
hermanos. La misión de Jesús, la vocación de Jesús, la causa por la que Jesús da su vida 
es el Reinado de Dios:
Que escucharemos la "palabra" del Dios solidario, del Dios de la vida que es El. 
Que le queramos más que a todos y a todo, con todo el corazón, en toda la mente, con 
todas nuestras fuerzas.
Que pongamos por obra esa "Palabra de Dios" cumpliendo su voluntad: viviendo como 
hermanos de Jesús, como hermanos solidarios unos con otros, para así ser y vivir como 
hijos de Dios.
Eso no es ningún capricho suyo, ni ventaja para El. Eso es todo ventaja para los 
hombres: libertad, amor, solidaridad, fraternidad, justicia, reconciliación, felicidad…
Esa es la "Buena Noticia" del Reinado de Dios que trae Jesús.
Jesús no está contra la familia. Pero para Jesús la familia no es lo primero. Para Jesús lo 
primero es escuchar la Palabra de Dios y ponerla en obra.
Por eso es por lo que Jesús no acepta sin más el elogio que hacen de esa su relación de 
parentesco con su propia madre: "¡Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te 
criaron!"
Sobre la relación familiar de carne y sangre, aun entre madre e hijo, está el escuchar la 
palabra de Dios y cumplirla: "Mejor: ¡Dichosos los que escuchan el mensaje de Dios y lo 
cumplen!".
Jesús no reconoce más familia que la familia de la fe formada por cuantos hacen la 
voluntad del padre: "Aquí tienen a mi madre y mis hermanos; el que pone por obra el 
designio de Dios, ése es hermano mío y hermana y madre" (Mc. 3.34-35).
Jesús antepone el seguimiento (el escucharle, quererle, seguirle cumpliendo la voluntad 
de Dios) a la familia (lee Mt. 10, 37-38: Lc. 14,25-27) Por eso Jesús se siente más 
vinculado a su comunidad de seguidores que a su familia humana.

3. MARIA DE NAZARET, LA MADRE QUE ESCUCHA LA PALABRA DE DIOS Y LA 
PONE EN PRACTICA.
En realidad nos encontramos que María está vinculada a Jesús con lazos más fuertes 
que los de la carne y sangre, por ser ella la primera entre aquellos que escuchan la palabra 
de Dios y la cumplen (Lc. 11,28).
María es, pues, digna de bendición "Bendita tú entre las mujeres" (Lc. 1,42):
Por haber sido para Jesús Madre según la carne: "¡Dichoso el vientre que te llevó y los 
pechos que te criaron!" (Lc. 11,27). 
Por haber acogido siempre la palabra de Dios: "la conservaba en su interior, meditando" 
(Lc. 2,19.51).
Por haber creído: "¡Dichosa tú que has creído!" (Lc. 1,45).
Porque fue obediente a Dios totalmente en su vida: "Aquí está la esclava del Señor, 
cúmplase en mí lo que has dicho" (Lc. 1,38).
Por "estar en las cosas del Padre", anunciando su reinado, el reinado del Dios que 
"desbarata los planes de los soberbios, derriba del trono a los poderosos y a los ricos los 
despide vacíos" (Lc. 1,51-53).
María fue Madre de Jesús, pero madre cristiana, no egoísta, no posesiva: no frenó, no 
puso dificultades a la misión, a la vocación de su hijo Jesús, aunque está llevase consigo la 
separación (Mt. 4,13: Mc. 1,9.14.21: 2,1).
María había renunciado a comprender los planes de su hijo que se le escapa para 
ocuparse de "sus cosas", que son las del Padre y de los hombres, pero lo acepta (Lc 
2,41-51). 
María, madre cristiana, se fió de Dios, viviendo impotente la lucha del hijo como tantas 
madres del pueblo, sin saber pero confiando (Mc. 3,21-22; Lc. 4,16-30; Jn. 7,1; Mc. 
11,15-18; Mc. 12,13; Jn. 11,47.50.53.57; Jn. 19,5-7.12.14.15.25).
María, madre, acompañó como mujer del pueblo la lucha de su hijo, viviendo con él su 
fracaso y esperando ciegamente en Dios (Jn. 19,5-7.12.14.15.25).
En definitiva lo que cuenta en el proyecto de Jesús, en su seguimiento por el Reino. Lo 
que cuenta es el cumplir siempre la voluntad del Padre, el seguir a Jesús 
incondicionalmente. Familia de Jesús son los que le siguen y mantienen su adhesión a su 
persona. Es claro que el precio del seguimiento de Jesús, de la libertad evangélica será, 
muchas veces, la liberación real y efectiva de las ataduras familiares. Y esto es lo que 
entendió y vivió, como nadie, la misma María.
María es la primera entre los cristianos:
Por ir a la cabeza de aquellos que en todos los tiempos "escuchan el mensaje de Dios y 
lo cumplen" (Lc. 11,28), de los que "ponen por obra el designio de Dios" (Mc. 3,35).
Por ser la "primera discípula" de su Hijo, la primera que respondió a su "sígueme" con 
toda su vida: "Desde el momento de la anunciación y de la concepción, desde el momento 
del nacimiento en la cueva de Belén, María siguió paso a paso tras Jesús en su maternal 
peregrinación de fe…" (Juan Pablo II, Carta Encíclica "La Madre del Redentor", 25/3/87, nn 
20.26).

REFLEXIONA Y RESPONDE
1.Explica cómo la causa de la grandeza de María está, sobre todo, en el hecho de que 
ella había escuchado la "palabra de Dios" cumpliéndola siempre en su vida. 
2.¿Puedes resumir en unas palabras, pronunciadas por las misma María lo que fue su 
vida toda? 
3.Explica cómo María era de Dios.
4.Y tú, ¿eres de Dios como María? ¿Por qué?
5.¿Le fue a María fácil ser siempre de Dios? ¿Por qué?
6.Y a ti, ¿te es fácil? ¿Por qué?
7.Lo que María es y representa en la devoción del pueblo, ¿se refiere, ante todo, a su 
maternidad biológica? Explícate.
8.¿Por qué Jesús relativiza lazos de la sangre (Mc. 3,31-35) y no quiere representarnos 
en María un modelo en el que lo primario sean las vinculaciones de carne y sangre, de 
parentesco? Responde y lee Jn. 1,11-13.
9.Explica cómo María es madre fecunda, que engendra hombres y mujeres dispuestos a 
vivir, luchar y morir como Jesús.
* * * * *
 
TEMA 7 

MARIA DE NAZARET: LA MUJER QUE ES
MADRE DE TODOS LOS HOMBRES,
MADRE DE LOS CRISTIANOS,
MADRE DE LA IGLESIA.

 Estanislao de Kostka, nacido en Polonia en el año 1550, se aparta de su familia 
principesca, de su carrera diplomática y, liberado de los lazos familiares y sociales, camina 
cientos de kilómetros a través de Europa para ser admitido en la Compañía de Jesús, en 
Roma, por Francisco de Borja en 25 de octubre de 1567. El 15 de agosto del año siguiente, 
antes de terminar su primer año de noviciado, muere. San Estanislao de Kostka solía 
repetir: "LA MADRE DE DIOS ES MI MADRE". ¿Podemos decir nosotros lo mismo? ¿Lo 
digo yo?
El pueblo latinoamericano dice de la Virgen "mi madre", "nuestra madre" ¿En qué sentido 
dice eso el pueblo? ¿Cuál es la vivencia que tiene el pueblo de la maternidad? ¿Cómo se 
relaciona con la madre? ¿Qué relación hay entre el machismo y la madre?

1. UN ACTO DE PIEDAD FILIAL.
Dice el Evangelio de Juan:
"Estaban de pie junto a la cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María de 
Cleofás y María Magdalena. Al ver a su madre y a su lado el discípulo a quien él quería, 
dijo Jesús: Mujer mira a tu hijo. Luego dijo al discípulo: Mira a tu madre. Y desde aquella 
hora la acogió el discípulo en su casa" Jn. 19,25-27)
María de Nazaret tendría ya unos 50 años. Está junto a la cruz donde agoniza su hijo. 
Parada, firme, no le importa ya que la maten a ella también. Es la entereza de la madre 
consciente de la causa por la que Jesús ha luchado, por la que matan a su hijo, y 
totalmente de acuerdo con él.
Jesús agonizante se preocupa de que alguien cuide de su madre después de su muerte.
"Sin lugar a dudas se percibe en este hecho una expresión de la particular atención del 
hijo por la madre que dejaba con tan grande dolor". (Juan Pablo II, Encíclica "La Madre del 
Redentor", 23)

2. LA NUEVA MATERNIDAD DE MARIA
Hay algo más en este hecho que un acto de piedad filial del Hijo hacia la Madre. 
El que muere en la cruz es nuestro Redentor, el Salvador de todos los hombres.
En su muerte y resurrección todos hemos sido salvados. Por todos los hombres muere 
Cristo, para que todos reconozcamos a Dios como Padre bueno y seamos hijos suyos 
viviendo como hermanos (Mt. 5,43-48; Lc. 6,31-36).
En esa muerte y resurrección en el bautismo, del agua y del Espíritu, nacemos los 
cristianos: hombre y mujeres "nuevos en Cristo" (Jn. 3,3-7).
Indudablemente es Jesús y sólo Jesús el que nos redime, salva, engendra a esta 
novedad de vida. Y de nadie tiene necesidad.
María ha estado siempre unida a Jesús. María quiere activamente que ser realice la 
misión de su hijo: el Reinado de Dios, la salvación. El sólo puede "reunir a los hijos de Dios 
dispersos" (Jn. 11,52). El designio del Padre es "que todo el que reconoce al Hijo tenga 
vida definitiva y lo resucite yo en el último día" (Jn. 6,40).
Por eso María está parada junto a la cruz totalmente unida a su Hijo, a su voluntad, a su 
amor redentor.
María sufre profundamente. ¡Es su Hijo, el único, el amado!, el que agoniza como si fuera 
un criminal, condenado a muerte por lo jefes religiosos y civiles del pueblo.
La fe, amor y entrega de María es total.
A Abraham., Dios le pidió la muerte de su hijo Isaac. Abraham aceptó la voluntad de Dios, 
respetó a Dios, y "porque no me has negado a tu hijo, tu único hijo", Isaac no murió 
sacrificado. (Gn. 22,1-31).
A María, en el camino de su fe, Dios le pide a su Hijo, el único, el amado…, sobre el que 
descansa toda "bendición" (El Reino, la salvación…). Y no hay ningún carnero que lo 
sustituya.
El amor del Padre parece ausente. La misión del Hijo termina en el fracaso de su muerte. 
El silencio de Dios resuena en el corazón de Cristo y de María: "Dios mío, Dios mío ¿Por 
qué me has abandonado?" (Mc. 15,34)
De pié, acompañando a su hijo crucificado, está su Madre María, clamando al Padre con 
su Hijo.
Entonces oye María las palabras que Cristo le dirige desde la cruz: "Mujer, mira a tu 
hijo".
Jesús agonizante pone ante los ojos de María a toda la humanidad, representada en 
Juan, a todos y cada uno de nosotros (también a los soldados que lo clavaron en la cruz y 
ahora están sorteando su túnica: Jn. 19,23-24; y a los sumos sacerdotes y letrados que se 
burlan del Hijo asesinado por ellos; Mt. 27,41-43;…) para que en su lugar (¡es el Hijo que 
muere en la cruz!) nos acepte como hijos suyos.
Entonces "un nuevo amor" madura en María: ¡es la última voluntad de su Hijo, de Dios!
Esta "nueva maternidad" de María, engendrada por la fe, es fruto del "nuevo amor", que 
maduró en ella definitivamente junto a la cruz, por medio de su participación en el amor 
redentor del Hijo (Juan Pablo II, Encíclica "La Madre del Redentor", n. 23).

3. LA MADRE DE TODOS LOS HOMBRES
En su casita de Nazaret aceptó María la "palabra de Dios": "Aquí está la esclava del 
Señor, cúmplase en mí lo que has dicho" (Lc. 1,38). Y María quedó embarazada de Jesús, 
el hijo de Dios hecho hombre.
Al pie de la cruz, en las afueras de Jerusalén, acepta María la "palabra de Dios": "Mujer, 
mira a tu hijo" (Jn. 19,26). Y María queda de nuevo como embarazada por todos los 
hombres, amados por Dios (1 Jn. 4,9-10), salvados por él (Jn. 3,16-17), llamados a "nacer 
de nuevo" por esa muerte (y resurrección) de su Hijo Jesús (Jn. 3,3-5). 
Al pie de la cruz, María:
Acepta la voluntad del Padre y entrega a su hijo, Jesús.
En su lugar acoge como hijos, con el mismo derroche de misericordia y ternura a todos 
los hombres pecadores que Jesús le presenta. En adelante, todos y cada uno de ellos 
serán su hijo, lo mismo que Jesús.

4. MARIA, LA MADRE DE LOS CRISTIANOS.
Cuando Jesús desde la Cruz dice: "Mujer, mira a tu hijo", tiene ante El a una persona 
concreta: el "discípulo a quien él quería" (Jn. 19,26).
Ese discípulo representa, como hemos dicho antes, a todos y a cada uno de los 
hombres.
Y más particularmente a los discípulos de Jesús, a sus seguidores, a los cristianos.
Es un discípulo sin nombre, porque Jesús, de su parte, los quiere a todos (Jn. 13,1; 
15,13-15).
Por eso, todos y cada uno de los cristianos podemos decir con San Estanislao de Kostka: 
"La Madre de Dios es mi madre". 
¿También los "malos" cristianos, los "pecadores"?
No sólo también, sino sobre todo ellos:
El Dios-Padre de Jesús, ¿No es el "que hace salir el sol sobre malos y buenos y manda 
la lluvia sobre justos e injustos" (Mt. 5.45). ¿No es María la madre de Jesús de Nazaret, el 
que afirma "no he venido a invitar a justos, sino a pecadores"? (Mt. 9,13).

5. MARIA, LA MADRE DE LA COMUNIDAD CRISTIANA, DE LA IGLESIA. 
Este es un título que procede prácticamente del siglo pasado. Desde 1748 hasta 1961 
sólo tres papas hablaron de María en ese sentido ( Benedicto XIV, León XII y Juan XXIII)
El Concilio Vaticano II evitó darle este título a pesar de los intentos del Papa Pablo VI 
porque la incluyese . La negativa a incluirlo era porque María no ha engendrado a la 
Iglesia, no está por encima de la Iglesia. María está en la Iglesia, es la primera cristiana. 
¿En qué sentido podemos decir que María es Madre de la Iglesia?
Esto es lo que nos dice el Papa Juan Pablo II en su Encíclica "La Madre del Redentor" n. 
24:
"Las palabras que Jesús pronuncia desde lo alto de la Cruz significan que la maternidad 
de su madre encuentra una "nueva" continuación en la Iglesia y a través de la Iglesia, 
simbolizada y representada por Juan" 

6. LA HERENCIA QUE JESUS NOS DEJA
"Mira a tu madre" nos dice Jesús desde la cruz. María como Madre es la herencia del 
hombre, el don que Cristo hace personalmente a todos y a cada uno de los hombres. Y 
nosotros, los cristianos "lo sabemos".
"Y desde aquella hora la acogió el discípulo en su casa". Juan, en su papel de "hijo":
No solamente dio a María, su Madre, el mero alojamiento material.
Sino que la acogió, la respetó, tuvo en cuenta, la quiso, la cuidó, siguió sus consejos, 
como madre del "Maestro" amado: la tomó como madre propia.

7. EL TESTAMENTO QUE LA MADRE DEJA A SUS HIJOS
Juan escribió su evangelio unos 50, años o más después de la muerte de Jesús. En él 
nos transmite las últimas palabras que en los evangelios se conservan como dichas por 
María. Son, pues, como el testamento que ella, Madre, deja a sus hijos.
Las dice María en las boda de Caná a la que María, Jesús y los discípulos de Jesús 
fueron invitados. Lee Jn, 2,1-11.
¿Cuáles son esas últimas palabras? "Cualquier cosa que les diga, háganla"
¿A quiénes se dirige María? A los sirvientes y en ellos a todos los hombres sus hijos.
¿Qué quiere decirnos María con estas palabras?
a - Que oigamos a Jesús por encima de cualquier otra voz. 
b- Que nos fiemos de El, que le sigamos fielmente. Y por eso:
c - Que no nos contentemos con mirar, caer en la cuenta de las cosas, dejarlas pasar, 
sino "HAGAN": pongan por obra lo que Dios quiere (lee Mc. 3,35), que no se queden sólo 
en escuchar la palabra de Dios, ¡hagan lo que El dice! (lee Lc. 11,28). Siguiendo a Jesús, 
el Dios de la vida (lee Jn. 10,10), haciendo lo que él dice, el agua se convierte en vino, 
abundante y nuevo, el mejor, muestras clara de que Dios, bueno y generoso, sólo quiere 
nuestra felicidad.
"¿No estoy yo aquí soy tu madre?
¿No estás bajo mi sombra?
¿No soy yo tu salud?
¿No estás tú por ventura en mi regazo?
¿Qué más has menester?"
(Nican Mopohua, v.76)

Son las palabras que dice María de Nazaret cuando se aparece en el rostro mestizo de 
María de Guadalupe, en el cerro de Tepeyac al indio Juan Diego. Está naciendo esa nueva 
personalidad histórica que llamamos América Latina. Lee Puebla nn. 446, 282, 283, 168.
 
REFLEXIONA Y RESPONDE
1 - ¿Cuál es mi relación con María como Madre, la herencia, el don que Cristo me ha 
dejado personalmente?
2 - Alejado de ella, ¿Qué hago para entrar en el radio de acción de ese amor maternal 
con el que María, la Madre del Redentor, cuida de los hermanos de su Hijo que son sus 
hijos? (ver en Vaticano II. L.G. 62-26; Juan Pablo II, "La Madre del Redentor", nn. 44-45).
3 - En nuestra realidad latinoamericana machista, la madre, de una parte:
Es idealizada por sus hijos, la adornan con todas las virtudes, ocupa en su corazón un 
lugar extraordinario. 
La miman, la festejan.
Los hijos la consideran cercana a su vida: la que siempre los comprende y perdona, 
última solución y esperanza, cuando ya no hay solución ni remedio.
Para los hijos tiene un rostro concreto, un nombre propio, una casa-hogar en la que 
recibe y acoge siempre a sus hijos.
Por otra parte:
Es objeto de las apetencias sexuales, prepotentes y dominantes de su hombre-macho. 
Sufre sus arbitrariedades en el hogar porque "aquí se hace lo que yo mando".
Su dependencia económica de él es muchas veces humillante, de esclava.
Es celada por él hasta lo inverosímil.
Y víctima casi siempre de sus infidelidades, muchas veces de su abandono.
4 - ¿Qué tienen que ver estos aspectos de la relación hijos-madre, con la devoción que 
yo/nosotros tenemos a nuestra madre, la Virgen?
5 - ¿Qué hay en esta devoción de positivo? ¿Qué hay de negativo?
6 - ¿Dónde quedan en esta devoción:
La relación hombre-mujer (la mujer en cuanto tal y el varón en cuanto no es hijo). 
La valoración más completa de la personalidad femenina.
La dimensión y responsabilidad de la mujer en el mundo de lo social, económico, político 
(que no puede reducirse a su responsabilidad de madre, de mujer del hogar)
7 - La devoción a la Virgen de nuestro pueblo machista, ¿no valora a la mujer 
exclusivamente por lo sexual-hogareño:
De madre.
De Virgen consagrada?
¿Eso es lo que quiere el Dios que hizo al "hombre" (es decir: varón y mujer) "a su imagen 
y semejanza": los dos con la misma dignidad, con responsabilidad equivalentes, iguales en 
relación a Dios, a la sociedad, a la Iglesia, a la Historia?
8 - Es indudable que María es Madre y es Virgen. Pero limitar prácticamente la devoción 
a María a lo que dice relación no más con estas dos realidades:
¿No limita la energía evangelizadora de María sobre la mujer?
¿No contribuye a acentuar la distinción entre el hogar y la sociedad, entre la fe y la vida? 
¿Entonces…?
9 - ¿En qué sentido María es Madre de los oprimidos y Madre de los opresores?
10 - ¿Qué significa hoy el "cualquier cosa que les diga, háganla", para mí, para mi familia, 
para mi ciudad, etc…?
* * * * *
  
TEMA 8 

MARIA DE NAZARET:
UNA MUJER INMACULADA

 El pueblo latinoamericano ha llamado y llama a María "La sin pecado" o "La sin mancha". 
En el Cuzco la llaman "La Linda" y en Lima "La Sola". En Nicaragua, donde "La purísima" se 
celebra hasta en los caseríos más remotos de las montañas, un antiguo documento 
remonta la fiesta de "La Inmaculada" hasta el 7 de diciembre de 1742:
"Pongan la noche de este día, por ser Víspera de la limpia y pura concepción de Nuestra 
Señora, luminarias en sus ventanas y nadie lo excuse".
¿Qué queremos decir los cristianos cuando a María la llamamos "La Inmaculada", "La 
Purísima"?
¿Qué es lo más grande de María de Nazaret: ser "La Inmaculada" o ser "La Madre de 
Dios"? ¿Por qué?

1 - LO QUE LA BIBLIA DICE
En la Biblia no encontramos ninguna afirmación explícita y directa sobre la Inmaculada 
Concepción de la Virgen María.

2 - LO QUE LA IGLESIA AFIRMA
El Papa Pío IX el año 1854, en la Bula "Inefabilis Deus", solemnemente proclama como 
dogma de fe la Inmaculada Concepción de María:
"Con la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, la de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo 
y la nuestra, declaramos, pronunciamos y definimos que la doctrina que sostiene que la 
Bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de pecado original en 
el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios Omnipotente, en 
atención a todos lo méritos de Jesucristo, Salvador del género humano, está revelada por 
Dios".
¿Qué es lo que nos quiere decir el Papa?
1 - El Papa proclama, con todo el peso de su autoridad infalible, la Inmaculada 
Concepción como dogma de fe que debe ser creído firme y constantemente por todos los 
fieles. 
2 - Se trata de María de Nazaret, la María de los Evangelios.
3 - El Papa afirma positivamente que María no tuvo pecado original.
4 - María desde el primer momento de existencia como persona estuvo libre de pecado. 
Es decir: que desde siempre María fue toda y radicalmente de Dios.
5 - Ese es un favor que Dios ha hecho gratuitamente a María. Es el único caso en toda la 
humanidad. Al menos sólo consta que se le ha concedido a ella.
6 - La santidad de María depende de los méritos de Cristo. Pues, Cristo es el único 
salvador de todos los hombres.
7 - El Papa no afirma más que el hecho de la revelación. Nada dice de cómo ha sido 
revelada esta doctrina. Ciertamente no por la Biblia que es la revelación escrita. Podemos 
decir que la fe de la comunidad cristiana se ha ido abriendo camino a través de los siglos.

3 - LO QUE LA INMACULADA SIGNIFICA PARA NOSOTROS.
El que María sea "Inmaculada" ¿no la hace totalmente una fuera de serie? Añadiendo 
nuevos "privilegios" a la corona de María, ¿no la alejamos del pueblo pobre, pecador y 
creyente?
Puebla nos habla de María y dice:
a - Que "en nuestros pueblos… María constituyó el gran signo de rostro maternal y 
misericordioso, de la cercanía del Padre y de Cristo" (Puebla 282), "presencia sacramental 
de los rasgos maternales de Dios (Puebla 291).
b - Citando palabras de la Encíclica "Marialis Cultus" de Pablo VI, dice de María que es 
"algo del todo distinto de una mujer remisiva o de espiritualidad alienante" (Puebla 293).

4 - MARIA, LA INMACULADA: SACRAMENTO DE LA OPCION DE DIOS POR LOS 
POBRES.
Dios ama y defiende a los pobres (ver en Mt. 5,45: St. 2,5) cualquiera que sea la 
situación moral o personal en que se encuentren, porque su imagen está en ellos 
ensombrecida y aun escarnecida (Puebla 1.142).
Esa ha sido siempre la conducta de Dios en toda la Historia de la Salvación (lee Dt. 
7,7-8; Jer. 22,1-5; Sal 72,3-4.12-14; 1 Cor. 1,26-31; Lc. 4,18; San. 2,5-7, etc. etc.)
María, la que Dios elige para Madre de su Hijo hecho Hombre y, por ello, la hace 
"Inmaculada", no es otra que María de Nazaret: 
Una mujer del pueblo, un pueblo pobre, dominado y despreciado por los poderosos. 
Una mujer campesina, desconocida.
Casada con José, un muchacho pobre, emigrante o hijo de emigrantes (lee Lc. 2,4-5).
Que dio a luz a su hijo "y lo acostó en un pesebre, porque no encontraron sitio en la 
posada" (Lc. 2,7).
Una mujer que terminaría siendo la madre del crucificado injustamente "entre bandidos" 
(Mc. 15,10; Mt. 27,24; Lc. 23,2-5, 13-15; Mc. 17,27).
María de Nazaret, no solamente fue pobre sino que siempre estuvo al lado de los pobre 
(Lc. 1,39.56; Jn. 2,1-5), y como Dios, con El, claramente rechazó a los soberbios, a los 
poderosos, a los ricos (¿Quieres comprobarlo? Lee Lc. 1,46-55). 
Dios hace esa "gracia", hace Inmaculada, a la mujer que nace, vive pobre y asume la 
causa de los pobres.
María, todo lo que es María de Nazaret, personifica esta opción de Dios por los pobres, 
la parcialidad de Dios en favor de los que "no cuentan" en el mundo. Dios siempre, 
incondicional, apasionada y exclusivamente a favor de los débiles, marginados, oprimidos, 
empobrecidos, humillados, y nunca comprometido con los poderosos.
Es el Dios que gratuita y generosamente da a quien nada tiene ni merece. Es el Dios que 
regala su perdón y su amistad.
El pueblo sabe que María es suya, del pueblo; que, como él ha experimentado la 
escasez, el destierro, la inseguridad, la angustia, la soledad, el sufrimiento, la paciente 
espera…
El pueblo sabe también que ella es la preferida del buen Dios, la Madre de Cristo, la 
Inmaculada.
Y por eso, el pueblo acude a ella seguro de encontrar en ella y por ella la ternura, la 
bondad, las entrañas de misericordia del buen Dios. 
María Inmaculada personifica la opción de Dios por los pobres: "El Señor está contigo". 
El Señor está con María y está con el pobre.
En María Inmaculada ve el pueblo pobre el rostro materno de Dios.

5 - MARIA LA INMACULADA: LA MUJER COMPROMETIDA
El hecho de ser la Madre de Dios, de ser Inmaculada, ¿se le subió a la cabeza a María? 
¿La hizo pasiva y temerosa en su seguridad?
¿Es María como aquellos que se pasan la vida agradeciendo a Dios y celebrando por los 
privilegios que Dios les ha dado generosamente, sin hacer ellos más nada? ¿O reaccionó 
María como otros que no se comprometen, no se arriesgan por temor a perder los 
privilegios que tienen y celosamente guardan?
El Papa Juan Pablo II dice que María, la Inmaculada, respondió activamente "con todo su 
yo humano, femenino" ("La Madre del Redentor", n. 13) al plan de Dios sobre su reinado en 
el mundo, al plan de Dios sobre ella en función de ese reinado (ver en Lc. 1,26-38).
El no tener pecado no quiere decir no tener tentaciones, dificultades para cumplir la 
voluntad de Dios. Las tuvo Cristo (Mc. 1,13; 3,21; 6,1-6ª; 8,11-12.16-21.31-33; 14,32-36; 
15,34 etc.) Tampoco a María, sin pecado original, llena de la gracia de Dios, se le dio todo 
hecho. Toda gracia y privilegio de Dios es también responsabilidad. La gracia de Dios 
previene y socorre, pero no nos evita las dificultades y tentaciones. María diariamente 
cooperó con la gracia del buen Dios cuyo poder no nos ayuda a evitarlo todo sino a poder 
superarlo todo. Por eso María cooperó para que la Salvación, el Reinado de Dios:
Se diese en ella:
Al hacer de su vida toda, en las alegrías y en las dificultades concretas, un sí al plan de 
Dios.
Recorriendo "todo su camino de fe", con un heroísmo de fe cada vez mayor, a pesar de la 
"particular fatiga del corazón unida a una especie de noche de fe", sin ceder a la 
desesperación, a la amargura, a la venganza, acogiendo al pie de la cruz aun a los 
verdugos de su hijo (ver Jn. 19,26). La Inmaculada nos dice que la victoria sobre el pecado 
es posible, concreta y real en cada uno de nosotros.
Se diese en el mundo:
Puebla dice, citando las palabras de Juan Pablo II, que María "en el Magnificat se 
manifiesta como modelo para quienes no aceptan pasivamente las circunstancias adversas 
de la vida personal y social, ni son víctimas de la alienación" (Puebla 297) y "proclama que 
la salvación tiene que ver con la justicia hacia los pobres" (Puebla 1.144). Y de nuevo, 
citando las palabras del mismo Juan Pablo II, afirma Puebla: que "De María… parte también 
el compromiso auténtico con los demás hombres, nuestros hermanos, especialmente por 
los más pobres y necesitados y por la necesaria transformación de la sociedad" (Puebla 
1.144). La Inmaculada nos dice que la victoria sobre el pecado es también posible, real y 
concreta en nuestra sociedad.
María, La Inmaculada:
No fue la madre posesiva que retiene a su hijo para sí.
Lo dejó ser libre.
Colaboró en su obra liberadora hasta la cruz (Jn. 19,25).
Hasta el nacimiento de la iglesia en Pentecostés María oró juntamente con los apóstoles 
(Hch. 1,14 ; lee Hch. 2,1-4).

REFLEXIONA Y RESPONDE
1 - El pueblo presenta a María, La Inmaculada, serena, limpia y sencilla, pisando 
triunfadora a la serpiente del mal que rodea con su veneno al mundo. ¿A qué nos invita esa 
representación de María? 
2 - Explica en qué sentido María es el gran signo, de rostro maternal y misericordioso, de 
la cercanía del Padre y de Cristo.
3 - ¿Cómo traduces tú en tu vida el compromiso de María en la suya?
4 - La Inmaculada nos dice que Dios es más fuerte que el pecado. Y él triunfará 
definitivamente en nosotros, en el mundo. En María no hay pecado, no hay mentira, no hay 
violencia. ¿Y en tí? ¿Cómo superarás eso? "En todo somos vencedores, gracias a Aquel 
que nos amó" (Rom. 8,37)
5 - ¿Qué puedes hacer para superar el mal colectivo de la injusticia, del abuso de poder, 
de la discriminación por el color de la piel, por mentalidad, por militancia en partidos o 
ideologías políticas distintas?
* * * * *
 
TEMA 9 

MARIA DE NAZARET:
UNA MUJER GLORIFICADA

 El pueblo latinoamericano, tan propenso a la devoción a "las ánimas", nunca ha 
pensado, orado o "visto" a la Virgen María reducida a "la ánima". Nunca habla de María 
como la "la finada", la "difunta". Y por ninguna parte venera sus restos. Para el pueblo de 
María está viva, vive, está muy cerca de Dios, es la Madre del Cielo. Y al mismo tiempo 
está como en todas partes. Dondequiera se la encuentra y se puede hablar con ella.
¿Por qué será esto así?

1 - LA DORMICION DE MARIA
Ya en el siglo V los cristianos celebraban la fiesta de la "dormición" de María. Así 
llamaban entonces la fiesta de la Asunción. Pero ya antes del siglo V el sentido común del 
pueblo cristiano nunca pudo admitir que María de Nazaret:
La mujer que es la madre del Hijo de Dios hecho hombre;
La mujer que jamás se contaminó con el más mínimo pecado;
La siempre Virgen;
La primera cristiana que siguió fielmente a Jesús, su Hijo, como mujer creyente, pobre, 
humillada, hasta la cruz:
Se corrompiera en el sepulcro como cualquier difunto, y su cuerpo fuera comido por los 
gusanos.
Tuviera que esperar hasta el final de los tiempos para su glorificación total, para estar en 
cuerpo y alma en el cielo, es decir: ella misma en persona.
Y esto ¿por qué? El pueblo cristiano sentía y siente que el hijo de María, Jesús de 
Nazaret, hijo también de Dios, Jesucristo, vencedor del pecado y de la muerte, no se 
hubiera comportado como buen hijo si hubiera permitido que su madre se pudriera en el 
sepulcro, si la hubiera hecho esperar para hacerla feliz plenamente.
Para el pueblo cristiano la muerte de María había sido como un dormirse, una 
"dormición", y Dios se la había llevado inmediatamente, a toda ella, al Cielo, a la felicidad y 
gloria para siempre.
Ella había sido siempre, total y radicalmente de Dios: desde su Inmaculada Concepción 
hasta su Asunción a los Cielos.
Y eso es lo que el pueblo celebra el 15 de agosto: LA ASUNCION DE NUESTRA 
SEÑORA A LOS CIELOS.

2 - LA FE DE LA IGLESIA
La Biblia no habla de la Asunción de María. Pero el pueblo cristiano, de un modo u otro, a 
través de los siglos, ha creído y celebrado la Asunción de María.
El 1º de noviembre de 1950, el Papa Pío XII proclamó solemnemente la Asunción de 
María a los cielos, ratificando con su magisterio infalible el sentir común de la fe del pueblo 
cristiano:
"Proclamamos, declaramos, y definimos ser dogma divinamente revelado que la 
Inmaculada Madre de Dios, Siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, 
fue elevada a la gloria celestial en cuerpo y alma".
Es decir:
"Proclamamos, declaramos y definimos ser dogma":
La Asunción no es una opinión piadosa. Es una verdad que todos los hijos de la Iglesia 
debemos creer con firmeza y fidelidad. 
"Divinamente revelado".
Esta no es una verdad de sólo sentido común. No es algo que pueda ser conocido con 
las fuerzas naturales. Es algo que proviene de Dios. No dice si explícita o implícitamente.
"La Inmaculada madre de Dios, Siempre Virgen María".
Se trata de María de Nazaret, la María del Evangelio.
"Cumplido el curso de su vida terrestre" 
No afirma que murió. Tampoco lo niega. El dogma de la Asunción no incluye, ni excluye 
la muerte corporal de María.
"Fue llevada a la Gloria Celestial"
La Asunción tuvo lugar inmediatamente, después del fin de su vida terrestre. Sin esperar 
a la corrupción del sepulcro. Se trata de un cambio de estado, no solamente de cambio de 
lugar.
"En cuerpo y alma"
La totalidad del ser personal de María, toda ella., goza de la gloria y felicidad plena.

3 - LO QUE LA ASUNCION DE MARIA SIGNIFICA PARA NOSOTROS.
El aliento y consuelo para nuestra esperanza cierta.
El que María de Nazaret esté ya en el cielo:
Sin afanes, inseguridades, inquietudes, sufrimientos, soledades, muerte… 
Con plenitud de vida, de felicidad, de alegría, amor…
Para siempre ("Nuestra Madre del Cielo", dice el pueblo).
¿Es privilegio exclusivo para María? 
Los cristianos pedimos a Jesús como el buen ladrón: "Acuérdate de mí cuando vuelvas 
como Rey". Y escuchamos su respuesta: "Te lo aseguro. Hoy estarás conmigo en el 
Paraíso" (Lc. 23,42-43). El mismo Jesús lo ha pedido al Padre: "¡Padre, quiero que también 
ellos, los que me han entregado, estén conmigo donde yo estoy!" (Jn. 17,24).
Uno de los nuestros, una mujer del pueblo, pobre y humillada, ha llegado a la meta, ha 
sido glorificada: una cristiana, la primera seguidora de Jesús. Ella ya llegó, pero:
Ese es nuestro destino feliz, último, definitivo. Esa es nuestra esperanza irrenunciable. 
Ese es estímulo para nuestro seguimiento a Jesús, nuestra entrega total a su causa. 
Y la que llegó es nuestra madre también. Y desde allí nos ayuda (¡Somos sus hijos!) a 
encontrar a Jesús, a seguirle fielmente.
María es el fruto pleno y logrado de la resurrección de Cristo, de la predilección de Dios 
por los pobres y pequeños de este mundo.
Sólo resucita quien primero muere. María se desvivió por dar siempre su sí a Dios. Ese 
fue su morir diario.
La última palabra no la tienen los "ídolos de la muerte", sino que la tiene el Dios de la 
vida, el que siendo el primero está con los últimos.

4 - EL VALOR DEL SI
María de Nazaret está en cuerpo y alma en el cielo. ¿por ser la Madre de Dios, o por 
qué?
"¿Quién es mi madre y mis hermanos?" preguntó Jesús cuando le dijeron: "Oye, tu madre 
y tus hermanos te buscan ahí fuera". Y el mismo día la respuesta: "El que pone por obra el 
designio de Dios, ése es hermano mío y hermana y madre" (Mc. 3,31-35).
No está a nuestro alcance el ser "Madre de Dios", "Inmaculada", etc. Pero todo el que se 
esfuerce con la gracia y misericordia de Dios, por no oponer resistencia a Dios, por estar 
siempre a sus órdenes, por ser instrumento dócil en sus manos, por "bailar, en su vida, al 
son que EL marque", aunque no le sea nada fácil, es como María, que dijo siempre SI a 
Dios hasta el final. 
La misericordia de Dios "llega a sus fieles generación tras generación"… "y exalta a los 
humildes" (Lc. 1,50.52) El que María sea la "llena de gracia" es obra de Dios. Y también el 
que nosotros podamos decir siempre SI a Dios.

5 - LA VERDADERA GLORIA
La propaganda de nuestra sociedad consumista "glorifica" a la mujer, como "reina" en los 
concursos de belleza, como "objeto sexual", seductor, que vende; con un igualitarismo 
reinvindicativo que no pocas veces se reduce a asumir lo peor del varón: su libertinaje. Por 
la injusticia de nuestra sociedad machista, otras ponen toda su esperanza y gloria en 
"conseguir un hombre y tener un hijo varón". ¿Es alguna de "esas" la gloria de María?
La "gloria" de María no es el poder ni la gloria de los reinos de este mundo (ver Lc. 
4,5-8); no es tampoco la gloria que se dan los instalados y seguros (ver en Jn. 12,42-43).
La "gloria" de María que está a nuestro alcance es:
La fe en Dios: "¡Dichosa tú que has creído!" (Lc. 1,45) 
El SI consecuente a Dios: "¡Dichosos los que escuchan el mensaje de Dios y lo 
cumplen!" (Lc. 11,27-28)
El esforzarse diariamente por seguir a Jesús siendo "buenos del todo, como es bueno su 
padre del Cielo" (Mt. 5,48).
A éstos es a quienes el Poderoso, Misericordioso, el Santo, el Salvador glorifica, exalta, 
salva, resucita y sube a los cielos (Lc. 1,43-53).
María, humilde y pobre en el Señor, fue elegida por Dios. Dios tomó en cuenta la vida de 
María de punta a cabo, desde su Inmaculada Concepción hasta su Asunción a los Cielos. 
El Padre, por Jesús, su Hijo querido, la hizo grande y bella con la "gloria de su gracia".
Como a María, Dios sigue eligiendo a los humildes y pobres en el Señor, gratuita y 
generosamente, para ser también un "himno a su gloria" (Lee Ef. 1,4-7.12; Rom. 8,29-30).
El poder de la gracia de Dios ha sido efectivo en María, Inmaculada y Asunta al cielo, 
más poderoso que el pecado y la muerte. Si ello es verdad sobre una, es verdad sobre 
todos (lee Romanos 5,12-21). María, en la lucha contra el pecado y la muerte es una señal 
de esperanza segura.
Ya sabemos el camino, nos lo señala María: el ser de Dios siempre, total y radicalmente: 
"¡Dichosos ustedes los pobres, porque tienen a Dios por Rey!" (Lc. 6,20).

REFLEXIONA Y RESPONDE
1 - ¿Cuál es el dogma de la Asunción? 
2 - ¿Qué te dice a ti la Asunción de María?
3 - ¿Cuál es la fe, la esperanza irrenunciable que a los cristianos comprometidos con el 
reinado de Dios, con la liberación de Dios, da coraje para continuar siempre en el esfuerzo, 
en la lucha sin odios, sin violencias, pero también sin entreguismo ni componendas, con 
Jesús, como Jesús, para hacer de todos los hombres, hermanos, amigos, verdaderos hijos 
de Dios?
4 - Según esto, ¿la lucha con el enemigo opresor es para destruirlo, o para convertirlo en 
el hermano y amigo, en el hijo de Dios, con el que se espera vivir en comunión de 
resurrección? ¿No somos todos, oprimidos y opresores, hijos de María, "nuestra Madre del 
cielo"? 
* * * * *
 
TEMA 10 

MARIA DE NAZARET:
¿ES LA VIRGEN DE ALGUNAS APARICIONES?

  Las apariciones de la Virgen se han multiplicado en estos últimos años: Medjugorje 
(Yugoslavia), Los Teques (Venezuela), Cuapa (Nicaragua), Peña Blanca (Chile), San 
Nicolás de los Arroyos (Argentina), y así unas decenas más.
¿Estamos obligados a creer en las apariciones de la Virgen? 
¿Son todas dignas de crédito?
¿Qué piensas de todo eso de las "apariciones de la Virgen"?
El filósofo Celso, un griego del siglo III que se enfrentaba a los cristianos, afirmaba que 
Jesús de Nazaret no podía ser el Hijo de Dios, porque ¿cómo iba Dios a enamorarse de 
una mujer "campesina y pobre que se ganaba la vida hilando", una mujer sin porvenir ni 
nacimiento regio, y a quien nadie conocía, ni siquiera sus vecinos?
Celso se avergonzaba de la María de los Evangelios, de María de Nazaret: ella no daba 
la talla, no tenía méritos, no daba de sí para ser la Madre de Dios.
A María de Nazaret los cristianos la enjoyamos, la coronamos como Reina, le 
levantamos templos magníficos, le atribuimos apariciones, mensajes apocalípticos, 
milagros. ¿No será porque algunos nos sentimos mejor con esa Virgen de ciertas 
apariciones, que con la María del Evangelio, con María de Nazaret? ¿En el fondo no somos 
como Celso? ¿No hay cristianos entre nosotros que, ávidos de apariciones, de milagros, 
huyen del diario bregar comunitario, del lento y pesado caminar de la fe?
De hecho, según los Evangelios, ¿En qué María se fijó Dios? ¿De quién se enamoró 
Dios? ¿A qué María hizo Dios Madre de su Hijo, de Jesús de Nazaret?
Vamos, pues, a ver qué María nos presentan los Evangelios y qué María nos muestran 
algunas de las apariciones. Y antes estas dos Marías reflexionemos sinceramente: ¿en cuál 
de ellas, de hecho, creemos? ¿En cuál ponemos nuestra confianza? ¿Cuál nos ayuda más 
a seguir fielmente a Jesús, a ser fieles a su Evangelio, a ser verdaderos cristianos?

1 - MUJER POBRE - MUJER RICA.
La María del Evangelio es una mujer judía, que nació, vivió y murió pobre. Una mujer del 
pueblo, campesina, sin nacimiento regio, sin porvenir.
Una mujer pobre que ayudó a los pobres (Lc. 1,39-56; Jn. 2,1-11).
Jesús no mejoró la situación social de su madre. En su concepción, las sospechas 
recayeron sobre ella (Mt. 1,18-19). Ante la gente apareció como la madre del malhechor 
entre los malhechores: crucificado fuera de la ciudad entre dos bandidos (Mc. 15,27).
Y eso es lo que el buen Dios-Padre y su Hijo Jesús quisieron de María. ¿O no?
"Dichosos ustedes los pobres porque tienen a Dios por Rey" (Lc. 6,20).
Esa María de Nazaret, pobre, ¿es la que se aparece pidiendo que se le hagan grandes y 
suntuosos santuarios, templos, basílicas?
Esa María de Nazaret ¿se contentará con que le pongan joyas, vestidos lujosos, 
condecoraciones?
¿Cómo reaccionaría hoy María, la primera cristiana, ante lo que Juan Pablo II nos dice a 
los cristianos?:
"Así, pertenece a la enseñanza y a la práxis más antigua de la Iglesia la convicción de 
que ella misma, sus ministros y cada uno de sus miembros, estén llamados a aliviar la 
miseria de los que sufren cerca o lejos, no sólo con lo "superfluo", sino con lo "necesario". 
Ante los casos de necesidad no se debe dar preferencia a los adornos superfluos de los 
templos y a los objetos preciosos del culto divino; al contrario, podría ser obligatorio 
enajenar estos bienes para dar pan, bebida, vestido y casa a quien carece de ello". (Carta 
Encíclica "Sollicitudo Rei Socialis", de Juan Pablo II, del 30 de diciembre de 1987, n. 31).

2 - MUJER CREYENTE - MUJER MILAGRERA
La María del Evangelio es una mujer creyente (¡La primera cristiana!):
Que libre y totalmente acoge la palabra de Dios, su voluntad, en la fe: "Aquí está la 
esclava del Señor, cúmplase en mí lo que has dicho" (Lc. 1,38).
Que se mantiene fiel a Dios en su fe, sin signos y prodigios, sin milagros; "estaban de 
pie junto a la cruz de Jesús su madre…" (Jn. 19,25), mientras los soldados se reparten la 
ropa de Jesús echándola a suertes (lee Mc. 15,24) y los sumos sacerdotes, en compañía 
de los letrados se burlan del agonizante Jesús, el "Hijo del Altísimo" (lee Lc. 23,35; Mc. 
15,31-32, Lc. 1,31-33).
Esa María del Evangelio, María de Nazaret ¿es la que se aparece en medio de una 
parafernalia de signos, prodigios, milagros, multitudes "para que la gente crea": "para que le 
veamos y creamos" (Mc. 15,32)?
María de Nazaret, la única Madre de Dios ¿es la que presenta en la apariciones 
dispuesta a "vendernos" a un Dios, que compramos al bajo precio de creer en esas 
apariciones, de realizar ciertos ritos y penitencias, de rezar determinadas oraciones?
La fe de los cristianos pendientes de las apariciones, que van a ellas a ver si les toca la 
"lotería", "el 5 y 6" de un milagro, ¿es como la María de Nazaret?
¿o se acerca a mucho a la de aquellos a quienes Jesús reprocha: "como no ven señales 
portentosas, no creen" (Jn. 4,48). ?
Si nuestro Dios no es el "mago todopoderoso" que milagrosamente nos evita todos los 
males y sufrimientos de la vida, sino el "Dios todo débil" que, muriendo en Jesús, 
abandonado en la cruz, nos da fuerza para superarlo todo, ¿será María la santera y maga 
"todopoderoso"? ¿Estaría María en lugar de Dios?

3 - MUJER QUE INVITA, PROPONE - MUJER QUE SE IMPONE A LA FUERZA
La María del Evangelio, María de Nazaret, es un mujer que:
Sugiere:
Cuando faltó el vino en la boda de Caná de Galilea a la que habían sido invitados la 
madre y el hijo. 
" le dijo a Jesús su madre: No tienen vino".
Invita propone: (compruébalo en Jn. 2,1-5).
Ante la respuesta de Jesús "¿Qué nos importa a tí y a mí, mujer?", María propone a los 
sirvientes: "Cualquier cosa que les diga, háganla" (Jn. 2,1-5).
Esa María del Evangelio ¿es la que se aparece amenazando con calamidades y castigos 
terribles, hasta de guerras nucleares, trastornos cósmicos, si no se hace lo que ella dice?

4 - LAS APARICIONES, LA IGLESIA Y LA FE
Tan sólo apuntó algunos aspectos de la doctrina de la Iglesia que pueden ayudarnos a 
situarnos cristianamente ante el fenómeno de las apariciones:
Todo lo que los hombres necesitamos saber en orden a Dios y a la salvación, nos ha 
sido comunicado definitiva y plenamente por Cristo. Dios no hace las cosas a medias. 
Jesucristo es nuestro único y definitivo salvador (Concilio Vaticano II, Constitución "Dei 
Verbum", n. 4).
Esta comunicación o revelación de Dios está contenida en la Sagrada Escritura y en la 
Tradición Apostólica (Dei Verbum, nn. 7-9).
Esta revelación está ya completa. No esperemos nuevas recetas de salvación, ni 
fórmulas inéditas de santificación. Sólo puede crecer la compresión de los contenidos de 
esa revelación.
El Magisterio de la Iglesia no puede aumentar esa revelación, ni reconocer una nueva 
revelación que exija la fe de los fieles como la exigen la Escritura y la Tradición Apostólica.
El Magisterio de la Iglesia, y sólo él, tiene el oficio de interpretar auténticamente la 
Palabra de Dios, oral o escrita, la revelación en ella contenida (Dei Verbum, N. 10). 
Indudablemente que a Dios no le podemos poner límites. Dios puede revelarse, 
comunicarse a alguna o algunas personas por medio de María. Esa revelación siempre 
será privada, porque la revelación divina destinada a todos los hombres acabó con los 
apóstoles, con lo que ellos transmitieron (Dei Verbum, n. 8).
Cuando la Iglesia interviene reconociendo una "aparición", no impone, ni puede imponer 
la obligación de fe divina, la obligación de creer en el mensaje de esa aparición como 
mensaje divino, ni siquiera en el hecho de la aparición como hecho divino.
Esa aprobación de la Iglesia (que da rarísima vez) significa única y exclusivamente, que 
ese hecho no contiene nada en contra de la fe, ni de la moral de la Iglesia Católica.
Un cristiano conserva íntegra y salva su fe católica cuando, actuando en conciencia, no 
cree, no presta asentimiento a esa apariciones, revelaciones y mensajes.
Si todas las apariciones resultasen falsas, la fe católica no sufriría menoscabo alguno. El 
depósito de la fe, la fe de la Iglesia, no dependen de las "apariciones" y revelaciones 
consiguientes. Y nuestra fe personal y comunitaria tampoco deben depender de ellas.

RELEXIONA Y RESPONDE
1 - Examina con quienes entra en conflicto Jesús en los Evangelios. Y contra quienes 
habla la Virgen en algunas de estas apariciones. 
2 - Examina las recomendaciones que da la Virgen en algunas de estas apariciones: 
recomendaciones de oraciones, ayunos, penitencias, sobre todo. Y examina las 
recomendaciones de Jesús de amor hasta a los enemigos, de solidaridad con los más 
pobres y necesitados. Lee sobre todo lo que dice el Papa Juan Pablo II, en su Carta 
Encíclica "Sollicitudo Rei Socialis" sobre la solidaridad y servicio (Nº 38), sobre el amor 
preferencial por los pobres (Nº 42).
·Moracho-Félix