LA VIRGEN MARIA ES MARIA DE NAZARET (1)
Por el Padre Félix Moracho, S.J.
INDICE
Presentación
María de Nazaret: una mujer pobre, mujer del pueblo
María de Nazaret: una mujer humillada
María de Nazaret: una mujer creyente
María de Nazaret: una mujer solidaria
María de Nazaret: una mujer que es madre
María de Nazaret: la mujer que es más que madre de Jesús según la carne
María de Nazaret: la mujer que es madre de todos los hombres,
madre de los cristianos,
madre de la Iglesia
María de Nazaret: una mujer Inmaculada
María de Nazaret: una mujer Glorificada
María de Nazaret, ¿es la Virgen de algunas apariciones?
PRESENTACIÓN
Nuestro pueblo tiene muy presente a la Virgen María, a la Madre de Dios, a la Inmaculada,
a la Virgen bajo diversas advocaciones (Coromoto, La Chiquinquirá, Guadalupe, Carmen,
Fátima, del Valle…) a nuestra Madre, Sin mancilla, Sin pecado, Virgen pura, Reina,
Señora…
"Sus misterios pertenecen a la identidad propia de estos pueblos y caracterizan la piedad
popular" (Juan Pablo II, Homilía Zapopán, México, 30 enero 1979, 2 AASLXXI p. 28)
Todo eso y más es la Virgen María. Esa es nuestra fe. Y hay que conservarlo.
Pero si nos quedamos sólo en esa Virgen María tenemos el peligro, y caemos en él:
De divinizar a María, hacer de ella "La cuarta persona de la Santísima Trinidad". ¿No
tratan algunas a la Virgen como si fuera más poderosa que Jesucristo, hasta como a una
"Diosa" femenina al lado del Dios Trino y Uno?
De convertirla en mediadora sí, pero sólo entre un Dios exigente y altivo, y el pueblo que
sufre y espera el perdón. Cristo paga a un Dios "bravo" por nuestros pecados, y María nos
protege e intercede ante ese Dios juez implacable. ¿No se fomenta en bastantes templos
una atención preferencial a la Virgen, a sus imágenes, sobre Cristo y el Sagrario donde está
vivo, presente?
De quedarnos pasivos admirando a la Virgen, llenándonos la boca de sus grandezas, que
nos quedan lejanas, inalcanzables. En todos esos dones, "gracias" que Dios ha concedido a
María, ella es irrepetible, no la podemos "seguir". Y nos contentamos sólo con admirarla,
alabarla, pedirle favores, remedios y pagarle promesas…
Así nos apartamos de lo que está en el origen de nuestra fe, de la fe de las primeras
comunidades cristianas, de la fe que nos transmite el Nuevo Testamento. Tenemos que
volver a él, sobre todo a los Evangelios, para comprobar que, para las primeras
comunidades cristianas, "esa" Virgen María (la "Madre de Dios", la "Inmaculada", etc.) no es
otra que MARIA DE NAZARET.
Y esa sí que está a nuestro alcance como la "primera cristiana", "seguidora de Jesús".
María de Nazaret nos enseña a ser cristianos, comunidad cristiana, Iglesia-Pueblo-Dios.
Ella sí que es una llamada, una exigencia para nuestro vivir diario.
Y eso es lo que quiere ser este librito.
Félix Moracho, S.J.
* * * * *
TEMA 1
MARIA DE NAZARET:
UNA MUJER POBRE, MUJER DEL PUEBLO
Juan es un cura maduro, ya entrando en años. Me dice que en su mesa de trabajo tenía
una fotografía de la imagen de la Virgen de su Colegio.
Le parecía bella con su corona de estrellas, con sus rasgos delicados, con sus ojos
dulces, con su rostro "divino". Su cabello (estaba en "blanco y negro" pero era "rubia") le
caía artísticamente sobre los hombros. Vestía túnica de lino y sus finas manos apretaban
sobre el pecho los pliegues de su manto de púrpura.
Muchos años le acompañó esa imagen. Se sentía protegido por ella; para todo acudía a
la Virgen, sobre todo antes cuando era muchacho.
Y María le ayudaba a elevarse sobre lo terreno, a sublimarlo.
Hace ya algún tiempo que Juan retiró de su mesa esa imagen. Se siente mal ante ella y
con ella. Ahora anda buscando una buena imagen de María, una imagen que sea más fiel
reflejo de María de Nazaret, mujer de pueblo, madre de Jesús, el Cristo.
¿A qué "señora" corresponde la imagen de María que tenía Juan?
¿Qué imagen de la Virgen te gusta más a tí? ¿Por qué?
¿Cómo se da de hecho en tí, en tu comunidad, la devoción a la Virgen María?
¿Qué rasgos tiene esa devoción? ¿A qué cosas dan Uds. más importancia en ella?
¿Hemos pasado de un "divinizar" a María a un "olvidar" a María?
¿Qué rasgos tiene ese "divinizar"? ¿Y ese "olvidar"?
¿Por qué se ha dado ese paso?
¿Lo del cura Juan es un "olvidar" a María?
Vamos a ver qué pensaban las primeras comunidades cristianas de la Virgen María. Lo
que el Nuevo Testamento (sobre todo Evangelios y Hechos de los Apóstoles) nos dicen
sobre María de Nazaret responde a una realidad, está inspirado por Dios, no lo podemos
devaluar, ni perder, debe estar en el centro, en la base, tiene que vivificar todo nuestro
amor y devoción a María, a la Virgen María que no es otra que María de Nazaret.
¿Cómo veían, pues, las primeras comunidades cristianas a María? ¿Qué creían de ella?
1 - QUE DIOS SE HABIA HECHO HOMBRE EN MARIA.
Eso está muy claro para la comunidad: que María es la madre de Jesús de Nazaret, y
que este Jesús, y no otro, es el Hijo de Dios que se hizo hombre en María.
Para los primeros cristianos, Dios Padre, por medio del ángel Gabriel, anunció a María,
una jovencita en Nazaret, que iba a ser la Madre de su Hijo.
Se presentó Gabriel a María y le dijo:
"Alégrate tú, la Amada y favorecida, el Señor está contigo. Ella se turbó al oír esta
palabras, preguntándose qué saludo era aquel. El ángel le dijo: Tranquilízate, María, que
Dios te ha concedido su favor. Pues, mira, vas a concebir, darás a luz un hijo y le pondrás
de nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo y el Señor Dios le dará el trono
de David su antepasado; reinará para siempre en la casa de Jacob y su reinado no tendrá
fin. María le dijo al ángel: ¿Cómo sucederá eso si no vivo con un hombre? El ángel le
contestó: El Espíritu Santo bajará sobre tí y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra:
por eso al que va a nacer lo llamarán "Consagrado", Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente
Isabel: a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y la que decían que era estéril está ya de
seis meses; porque para Dios no hay nada imposible. María contestó: Aquí está la esclava
del Señor, cúmplase en mí lo que has dicho. Y el ángel le dejó". (Lc. 1, 28-38)
2. QUE MARIA, LA MADRE DE JESUS, ES MUJER ANTES QUE MADRE.
María, antes que madre, fue mujer. Una mujer que consciente y libremente se arriesgó y
asumió sus responsabilidades:
Ante Dios: dio su SI a Dios después de cerciorarse bien sobre lo que se le pedía (Lc. 1,
34-38)
Ante la sociedad: arriesgándose a ser criticada (Mt. 1,18).
Ante la historia: respondiendo a Dios con todo su yo humano, femenino, en la misión más
importante encomendada por Dios a una persona (Lc. 1,31-33. 38; Jn.19,25).
María contó con un esposo, José, que la respetó (Mt. 1,18-19), creyó y confió en ella (Mt.
1,24-25), la defendió (Mt. 2,14).
3. QUE MARIA, LA MADRE DE JESUS, ES UNA MUJER POBRE, UNA MUJER DEL
PUEBLO.
Dios fue enteramente libre para escoger a la madre de su Hijo. ¿A qué María escoge
Dios, de entre tantas mujeres, para Madre de su Hijo hecho hombre? ¿A qué "señora"
elige?
A UNA MUJER JUDIA. María pertenece al pueblo judío, un pueblo pequeño, entonces
pobre, colonizado y ocupado militarmente por el Imperio Romano (Lc. 2,1-7).
María es de una región, Galilea, despreciada por los de la capital (Jn. 7,52), de un
pueblito del que se dice "¿De Nazaret puede salir algo bueno?" (Jn. 3,46)
A UNA MUJER POBRE. Esta es la realidad. Dios no escoge a una princesa, a una
persona importante, Lo podía hacer. Pero María ni siquiera es la prometida de un sacerdote
judío (y había 7.200 en aquella nación tan pequeña), ni de un doctor (escriba), ni siquiera
de un piadoso fariseo. Mucho menos es la mujer de un hacendado, ganadero o
comerciante judío. De una mujer pobre nació el Hijo de Dios en la tierra.
A UNA MUJER DEL PUEBLO. La madre de Dios es María de Nazaret, un pueblecito
pequeño, más bien caserío. Es una mujer campesina. Como su hijo Jesús "el de Nazaret"
(Cf. 1,45-46), nació y vivió pobre en medio de su pueblo.
Da a luz a su hijo en un establo y no tiene otra cuna para él que un pesebre de animales
(Lc. 2,7-19).
Cuando su esposo José lo lleva por primera vez al templo, presentan la ofrenda de los
pobres (Lc. 2,34; cfr. Lv.12,8).
María y José no tenían plata para dar estudios a Jesús:
"Los dirigentes judíos se preguntaban extrañados ¿cómo sabe éste tanto si no ha
estudiado?" (Jn. 7,15)
Cuando Jesús vuelve a Nazaret, donde se había criado, como profeta que dice y hace
cosas maravillosas, lo desprecian por ser hijo de una pobre mujer de pueblo: "El hijo de
María" (Mc. 6,1-6).
4. QUE A ESA MARIA Y NO A "OTRA" ESCOGIO DIOS.
Los hijos queremos lo mejor para nuestras madres. Y lo mejor que quiso Dios, lo mejor
que quiso Jesucristo para su madre es que ella fuese una mujer pobre, una mujer del
pueblo, ¿por qué será?
Por supuesto que María era consciente de ser una mujer pobre, del pueblo, y lo aceptó, y
lo quiso, y dio gracias por el hecho de que ella, siendo pobre y del pueblo, fuese la
favorecida por Dios:
"Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador,
porque se ha fijado en su humilde esclava" (Lc. 1,46-48-49)
El buen hijo no se avergüenza de su madre. Dios, Jesús, no se avergüenza de María de
Nazaret. ¿Y nosotros nos vamos a avergonzar de ella cubriéndola con galas que no van
con una mujer del pueblo, con una mujer pobre? Dios la quiso con otras "prendas".
María de Nazaret, la única Virgen María que existe, no es un ídolo extraño, de otro
mundo, con afeites, enjoyado, arrancada del pueblo, apartada, y sentada e identificada con
los poderosos. Así no la quiso Dios. El único Dios vivo y verdadero, el Dios de Jesús, quiso
y buscó a la madre de su hijo donde mejor, según El, podía estar al alcance de todos y ser
buscada: en el pueblo pobre y humillado, donde todos, pobres y ricos, podían fácilmente
encontrarla. Porque así es Dios.
'YO, EL SEÑOR, QUE SOY EL PRIMERO, YO ESTOY CON LOS ULTIMOS' (Is. 41.4)
5. MARIA DE NAZARET Y LA ESPERANZA DEL PUEBLO
El pueblo, la comunidad que es también popular, formada por gente del pueblo (1 Cor.
1,26-31), sabe que Dios escogió a María, mujer pobre y sencilla, para que naciese su Hijo
en la tierra: ella es de los suyos, del pueblo. Y, precisamente por eso, de todos
Cuando la Virgen se ha querido mostrar a sus hijos (Guadalupe, Chiquinquirá, Coromoto,
Lourdes, Fátima…), no ha acudido a Obispos, a hombres poderosos… Y ella no ha querido
tener su casa entre los ricos (Guadalupe…) Esto también lo sabe el pueblo.
Y es por todo esto por lo que la Virgen María da tanta confianza al pobre para expresar
sus penas y sus alegrías. Porque sabe que es de los suyos, que es suya, que está con él,
siempre a su favor. Todo le puede fallar. Pero ella pobre y el Dios de ella, el de los pobres,
no le van a fallar nunca.
El que quiera de veras a María de Nazaret, y al Dios de María y de Jesús, no puede ni
debe amargar la vida al pueblo, le tiene que querer bien y solidarizarse con él, como Dios,
como Jesús de Nazaret, como María (Lc. 1,51-55; Mt. 25,53-40)
REFLEXIONA Y RESPONDE
1 - ¿Cuáles fueron los criterios de elección que tuvo Dios para escoger a la madre de su
Hijo?
2 - ¿Qué relación existe entre el hecho de que María, mujer que se sabe y siente pobre,
se vea a sí misma favorecida por Dios, y lo que ella canta en el Magnificat (Lc. 1,48-53)
3 - ¿Qué nos dice a nosotros, a nuestra vida, ese amor preferencial de Dios por María de
Nazaret, una mujer pobre, una mujer del pueblo, sencilla y humilde?
4 - ¿Qué "imagen" representará mejor a "esta" María, la única a quien Dios eligió para
madre de su Hijo?
5 - ¿Qué nos quiere decir el Papa Juan Pablo II, en su Carta Encíclica "REDEMPTORIS
MATER", del 25/3/1987; cuando afirma que "como enseña el Concilio, María sobresale
entre los humildes y pobres del Señor, que de El esperan con confianza la salvación" (Vat.
II, "Lumen Gentium, 55, n. 8)
* * * * *
TEMA 2
MARIA DE NAZARET:
UNA MUJER HUMILLADA
Sucedió en una de las haciendas de nuestra tierra. Ningún venezolano había entre los
peones. Preferían a colombianos, dominicanos… Y los mantenían indocumentados.
Así les daban, sin problema alguno, un salario menor que el mínimo del país. Sin
"papeles, ¿cómo protestar?
Y en la misma hacienda les vendían lo que necesitaban. ¿Cómo ir de compras a la
ciudad indocumentado?
Algunos de los peones vivían con sus mujeres e hijos en ranchos miserables de una
pieza. Unas hermanitas quisieron ayudar a aquellas pobres mujeres, promocionarlas con
cursos de medicina preventiva, alfabetización, costura, etc. Pero "sus hombres" compraron
candados y las dejaban bien "trancadas" en el rancho. Eran mujeres oprimidas entre los
oprimidos, oprimidas por los mismos oprimidos.
¿No pasa algo de esto entre muchas mujeres de nuestro pueblo? ¡Cuántas mujeres hay
resignadas pero no felices!
1. MARIA DE NAZARET: UNA MUJER OPRIMIDA ENTRE LOS OPRIMIDOS
María de Nazaret es una mujer judía. Entonces los judíos estaban sometidos económica
y militarmente a los romanos: "opresores".
En aquella sociedad patriarcal judía, la mujer era "oprimida entre los oprimidos": en todo
era inferior al varón.
Las hijas no tenían los mismos derechos que sus hermanos varones, pero sí los mismos
deberes.
La joven pasaba del poder del padre, que la podía casar con quien él quisiera, al poder
del esposo como objeto para su placer, como instrumento de fecundidad para la familia. El
marido tenía el derecho de repudiar a su esposa. A ella sólo se le reconocía el deber de
aguantarle todo. La mujer, soltera o esposa, se pasaba la vida siempre obedeciendo,
siempre sirviendo.
La mujer (niña, joven, adulta) no podía estudiar, ser discípula, participar en la vida
pública. Impensable que una mujer pudiera ocupar algún cargo o función pública. Ni
siquiera tenía derecho a ser testigo en los tribunales.
En lo religioso, la mujer estaba equiparada a los esclavos (paganos) y niños (menores).
No se le tenía en cuenta ni en el templo, ni en el culto, ni en la sinagoga. Impensable que
una mujer leyese la Biblia en la sinagoga.
¿Sería por esto que el judío varón diariamente alababa y daba gracias a Dios porque "no
me hiciste mujer"?
María, mujer judía, era, como todas las mujeres judías pobres, "oprimida entre los
oprimidos". (Cf. F. .Moracho, "Para entender lo que Jesús hacía y decía",
2. MARIA FUE UNA MUJER HUMILLADA
María de Nazaret no sólo fue una mujer del pueblo, pobre, sin recurso, sin padrinos, una
mujer oprimida por el hecho de ser mujer, sino que además fue una mujer humillada.
Y al decir "humillada" no me refiero a un sometimiento espiritual interno: a la humildad
ante Dios, sino a las humillaciones reales que padeció María de Nazaret, la madre de
Jesús. Por ejemplo:
Cuando, sin tener relaciones conyugales (Lc. 1,34) le daría mucha pena ver a su esposo
José que era "hombre recto" (Mt. 1,19) angustiado porque "antes de vivir juntos" se daba
cuenta de que ella "esperaba un hijo" (Mt. 1,23-25)
Con las habladurías y chismorreos que su embarazo originaría en un pueblecito tan
pequeño como era Nazaret (casi un caserío).
Cuando su misma gente, la de su pueblo, trataron de despeñar a Jesús por un barranco,
su hijo, el hijo de una pobre mujer de pueblo (Lc. 4,16-30; Mc. 3,1-6)
Cuando la señalarían con desprecio (a veces el desprecio más humillante es el
compasivo) como la madre de Jesús, del que las autoridades religiosas y civiles decían
públicamente:_ que "echa a los demonios con poder de Belcebú, el jefe de los demonios"
(Lc. 11,15)4 que anda en malas compañías: "¡Vaya un comilón y un borracho, amigo de
recaudadores y descreídos!" (Lc. 7,34)4 que es samaritano (un gran insulto para un judío) y
está loco (Jn. 8,48)4 que es un blasfemo merecedor de la pena de muerte (Mt.
26,65-66)Cuando le contaron que "los sumos sacerdotes y los fariseos tenían dada la
orden de que si alguien se enteraba donde estaba (su hijo Jesús), avisara para prenderlo"
(Jn. 11,57)Cuando en todas partes la señalarían como la madre del criminal (Lc. 22,37)
crucificado entre "dos bandidos, uno a su derecha y el otro a su izquierda" (Mc. 15,27)3.
EL EJEMPLO DE MARIA HUMILLADA PARA LA COMUNIDAD CRISTIANA
En las reacciones y compromisos de María oprimida y humillada, la primera comunidad
cristiana siente una "llamada", una "vocación" para su vivir diario. La comunidad cristiana ve
a María de Nazaret: 4 Humillada, pero no amargada, sin resentimiento alguno:"Proclama mi
alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador" (Lc. 1,46-47)4
Agradecida, pero no por la "gracia" barata de la posición, del brillo social, sino porque
Dios:"se ha fijado en su humilde esclava" (Lc. 1,48)4 Viendo la mano de Dios en todo,
sintiendo que Dios está siempre con ella, siempre a su favor, aun en la humillación."porque
el Poderoso ha hecho tanto por mí" (Lc. 1,49)4 No como una mujer pasivamente resignada
y sumisa ante el destino, sino como la "mujer que no dudó proclamar que Dios es
reivindicador de los humildes y oprimidos y derriba de sus tronos a los poderosos del
mundo" (Pablo VI, Encíclica "Marialis Cultus", 2 de febrero de 1974, Nº 37):"Su brazo
interviene con fuerza, desbarata los planes de los soberbios, derriba del trono a los
poderosos y exalta a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los
despide vacíos" (Lc. 1,51-53)María de Nazaret, la madre de Jesús de Nazaret, el hijo de
Dios hecho hombre:
Acompaña como una mujer del pueblo, también con humillaciones, la lucha de su hijo.
Vive con él su fracaso: "estaban de pie junto a la cruz de Jesús su madre…" (Jn. 19,25)
No acepta sin más el sufrimiento, el dolor impotente, sino que espera que sea Dios el
que derribe del trono a los poderosos que han sido los que han matado a su hijo.
La causa de su Hijo es su causa, es la causa de los pobres, es la causa de Dios.
"María en el Magnificat se manifiesta como modelo para quienes no aceptan
pasivamente las circunstancias de la vida personal y social, ni son víctimas de la alienación,
como hoy se dice, sino que proclama con ella que Dios ensalza a los humildes y, si es el
caso, derriba a los potentados de sus tronos…" (Juan Pablo II. Homilía Zapopán, México, 4
ASS LXXI P. 230) (Puebla 297).
REFLEXIONA Y RESPONDE
1. El que haya pobres y ricos, opresores y oprimidos ¿lo quiere Dios? ¿Por qué?
2. El que la mujer, en nuestra sociedad machista, sea la "oprimida entre los oprimidos",
"viva resignada pero no feliz", ¿lo quiere Dios? ¿ Por qué?
3. ¿Siente María, mujer pobre, oprimida y humillada, su responsabilidad social? ¿O es la
mujer que se resigna a que los "varones-machistas" y la "sociedad injusta" tienen que ser
así y no pueden ser de otro modo? Razona tu respuesta.
4. ¿Cómo reacciona María de Nazaret ante las humillaciones que le vienen por la causa
de Jesús?
¿Es fatalista o despierta una esperanza de liberación?
¿Cuál es para ella el pensamiento de Dios, lo que El desea?
5. ¿Qué te dice esto a tí y a tu comunidad?
6. El pecado, es decir la libertad corrompida y opresora de los que María describe como
"soberbios", "poderosos", "ricos" (Lc. 1,51-53) ¿es causante también hoy de esa situación
de pobreza y opresión? Muestra cómo.
7. El Dios Salvador, Santo, Poderoso que proclama María (Lc. 1,47-49) ¿qué nos pide a
nosotros hoy?: ¿resignación pasiva? ¿ser fatalistas o ser liberadores?
8. En lugar de una libertad al servicio de los ídolos del dinero, del poder, del prestigio
social, del placer sexual, que termina en el libertinaje "desmadrado", ¿cómo debe ser el
ejercicio de tu libertad? ¿puedes concretar?
* * * * *
TEMA 3
MARIA DE NAZARET:
UNA MUJER CREYENTE
Daba un retiro espiritual a señoras, Hablaba de María de Nazaret, la Madre de Jesús de
Nazaret, el Hijo de Dios que "nació de mujer". Jesús, "Hijo del Altísimo", es carne y sangre
de María. María, decía, es la madre que concibe y da a luz a Jesús en una situación de
extrema pobreza: "y lo acostó en un pesebre, porque no encontraron sitio en la posada" (Lc.
2,7); vive con él en Nazaret desde que nace hasta mas o menos los treinta años , y está al
pie de la cruz cuando Jesús es ajusticiado como agitador revolucionario (Lc. 23,1-5), como
malhechor (Jn. 18,30), como blasfemo (Mc. 14,61-64), crucificado entre dos bandidos (Mc.
15,27). "Dios resucitó a este Jesús" (Hech. 2,32) y no a otro. Y añadía: "La Virgen María, la
madre de "este Jesús" es una mujer del pueblo, pobre, humillada, a quien le costó lágrimas
y sangre del corazón permanecer firme en la fe y aceptar la voluntad de Dios sobre ella y
sobre su hijo".
Algunas de las presentes dijeron públicamente que para qué insistía en las dificultades
por las que pasó la Virgen María, porque, afirmaban: "Ella es Inmaculada, nació ya in
pecado original y, al no tener ni ese pecado, no sufrió sus consecuencias. Las tendencias,
las pruebas no la hacían sufrir como a nosotros". Lo decían convencidas, sinceras.
1. ¿UNA VIRGEN MARIA SIN HISTORIA?
Con respeto traté de hacerles ver que, pensando así, de hecho minimizaban, olvidaban,
ocultaban como avergonzadas a la María, tal como aparece en los Evangelios, en la
historia.
Su Virgen María era una mujer sin historia, que no conoció las dificultades que la vida
trae a todo ser humano. Hacían tan "divina" a María que, de hecho suprimían prácticamente
su humanidad, y la despojaban de todo el valor ejemplar y estimulante de su vida. Y esa no
había sido la realidad de su vida.
María de Nazaret, la Virgen María, por gracia de Dios, "ha sido preservada de la herencia
del pecado original" (Juan Pablo II, "La Madre del Redentor", 10). Pero eso no quiere decir
en modo alguno, que no haya tenido tentaciones, pruebas, sufrimientos. Todo eso lo tuvo,
pero también, con la gracia de Dios, libremente, con valiente y perseverante decisión
humana, lo superó y venció en la lucha de la vida diaria. "Ella, que pertenece a los humildes
y pobres del Señor", respondió a Dios "con todo su yo humano, femenino", situada en el
centro mismo de aquella enemistad, de aquella lucha que acompaña la historia de la
humanidad en la tierra (Juan Pablo II, "La Madre del Redentor", 11,13). La Virgen María
tiene su historia en la María de Nazaret de los Evangelios.
2. LA FE DE QUIEN SE FIA Y ENTEGRA TOTALMENTE A DIOS
¿Entendió María de qué se trataba cuando "la palabra de Dios" la habló e interpeló?:
Mira, vas a concebir, darás a luz un hijo y le pondrás de nombre Jesús. Será grande, se
llamará Hijo del Altísimo y el Señor Dios le dará el trono de David su antepasado; reinará
para siempre en la casa de Jacob y su reinado no tendrá fin" (Lc. 1,31-33)
La propuesta-promesa es clara y concreta:
Concebir y dar a luz un hijo (v. 31)
Que se llamará "Hijo del Altísimo" (v. 32)
Que reinará y será fuente de bendición para siempre (v. 33)
Lo que Dios le propone depende de su libre consentimiento. Dios no la obliga. Y es para
las inmediatas.
María entiende bien y responde como cualquier muchacha honesta en las misma
circunstancias: "¿Cómo sucederá eso si no vivo con un hombre?" (Lc. 1,14). Así manifiesta
su condición de Virgen. María ni convive, ni ha vivido con un hombre; ni "conoce", ni ha
conocido varón.
En ese momento María no es más que la prometida de José (lee Mt. 1,18). Y como tal no
podía (no era honesto ni era costumbre) tener relaciones matrimoniales con él. Los novios,
prometidos oficialmente, eran considerados jurídicamente como esposos, pero durante el
año que duraban como "prometidos", hasta el día en que la prometida-esposa era
conducida de la casa de sus padres a la casa de su prometido-esposo, les estaba prohibido
tener vida marital; ni siquiera podían verse si no era con testigos presenciales.
La aclaración que María recibe de parte de Dios tiene la oscuridad de la fe (Lc. 1,35)
Va a tener un hijo. No sabe cómo. Ciertamente no por la unión con su prometido José. Va
a ser hijo suyo, sí, pero también "Hijo de Dios".
María ha escuchado a Dios en su corazón. Se ha fiado de El. Libremente ha dicho "SI" a
Dios con toda su vida: "Cúmplase en mí lo que has dicho" (Lc. 1,38). María concibió. Dios
se hizo carne y sangre en su vientre. Y María dio a luz a Jesús de Nazaret, hijo de Dios e
hijo de María: "¡DICHOSA TU, QUE HAS CREIDO!" (Lc. 1,45)
María realizó perfectamente lo que dice el Papa Juan Pablo II en su Carta Encíclica sobre
María, la "Redemptoris Mater":
"Cuando Dios revela hay que prestarle la obediencia de la fe (Rm. 16,25; cfr. Rm. 1,5: 2,
Cor. 10,5-6), por la que el hombre se confía libre y totalmente a Dios, como enseña el
Concilio" (Const. Dogm. Sobre la divina revelación, Dei Vertum, 5) ("Redemptoris Mater",
del 25 de marzo de 1987, nº 13):
3. EL CAMINO DE FE EN MARIA
En ella nos habla, entre otras cosas, de la fe de la Virgen María. Y nos dice que su fe es
la fe de la mujer del pueblo, pobre y humillada que fue María de Nazaret. Una fe que es al
mismo tiempo confianza: creer, fiarse del otro; que es amor: entrega total de la vida,
desinteresada, generosa; que es también cumplimiento fiel de la voluntad del otro, de su
menor deseo. Una fe siempre atenta a los acontecimientos: los reflexiona (Lc. 2,19,51); una
fe que la lleva a reaccionar ante ellos: ayudando a los demás (Lc. 1,36-39; Jn. 2,1-3).
Juan Pablo II, en la "Redemptoris Mater", hace esta extraordinaria afirmación por la que
sentimos a María totalmente cercana a nosotros:
"María, la Madre, está en contacto con la verdad de su Hijo únicamente en la fe y por la
fe….
"María ha pronunciado este fiat por medio de la fe. Por medio de la fe se confió a Dios sin
reservas y se consagró totalmente a sí misma … a la persona y a la obra de su Hijo" (nº
13).
¡Como nosotros! Porque así es también nuestra fe. ¿O no?
Creer en la fe cada día con particular fatiga de corazón.
Si algo distingue la fe de María es la de ser una fe puesta continuamente a prueba por la
realidad de la vida. Ella tenía su idea de Dios. La "palabra de Dios", bien conocida por
María, lo nombraba el "Todopoderoso" (Ext. 6,3); "Altísimo" (Gn. 14,18-22), "Dios justo y
salvador" (Is. 45,21), el "Santo" (Ext. 15,11), el que "reina por siempre jamás" (Ext. 15,18). Y
el ángel le había asegurado que su hijo sería nada menos que Hijo de este Dios Altísimo
"para el que no hay nada imposible" (Lc. 1,31-37).
Pero ¿dónde está el "Hijo del Altísimo", el "Consagrado", "Hijo de Dios"? ¿Es ese poco de
carne palpitante que nace de su vientre en una situación de extrema pobreza (Lc. 2,7) y
María recoge en sus brazos y limpia ayudada por José?
¿Ese es el camino para reinar: huir a Egipto, país lejano y extraño porque "Herodes
buscaba al niño para matarlo"? (Mt. 2,13-15)
María tiene que alimentar al bebé Jesús pues llora inconsolable; lo limpia porque si no
hiede; lo arropa y estrecha fuerte en cálido abrazo porque hace frío.
¿Dónde queda el TODOPODEROSO?
Y durante la mayor parte de su vida, su hijo Jesús de Nazaret, bebé, niño, adolescente,
joven, hombre maduro, no se distingue de los demás varones con los que convive (lee Mt.
6,1-3).
¿Dónde está el "Santo", el "Hijo de Dios" del que habló el ángel? Dios calla: "el silencio
de Dios" en la vida.
Un día, Jesús, un muchacho de doce años, un menor de edad, en un viaje que hace con
sus "padres" a Jerusalén, se queda intencionalmente, a ciencia y conciencia de lo que
hacía, sin decirles ni avisarles que se iba a quedar. Lo encuentran después de tres días. Y
a la pregunta que le hace su madre: "Hijo, ¿por qué te has portado así con nosotros? Mira
con qué angustia te buscábamos tu padre y yo", responde de un modo misterioso y hasta
displicente, "malcriado" diríamos hoy: "¿por qué me buscaban? ¿No sabían que yo tenía
que estar en la casa de mi Padre? Ellos no comprendieron lo que quería decir" (Lc.
2,41-50).
María no ve, no oye, no palpa, no comprende a Dios en su hijo Jesús: "María, la Madre,
está en contacto con la verdad de su hijo únicamente en la fe y por la fe", nos dice el Papa
Juan Pablo II.
Verdaderamente que, como afirma Juan Pablo II: "… su Madre vivía en la intimidad con
este misterio (el de su filiación divina ) sólo por medio de la fe. Hallándose al lado de su
Hijo, bajo un mismo techo… avanzaba en la peregrinación de la fe".
Una fe, la de María de Nazaret, que crece:
"Cada día en medio de todas las pruebas y contrariedades del periodo de la infancia de
Jesús y luego durante los años de su vida oculta en Nazaret, donde vivía sujeta a ellos (Lc
2,51)".
María acepta la vida y a Dios presente en ella. Pero ¿cómo? Juan Pablo II lo anota y
subraya:
"No es difícil pues, notar en este…comienzo del Evangelio…que lleva consigo la radical
novedad de la fe…una particular fatiga del corazón, unida a una especie de noche de fe"
(Juan Pablo II, "La Madre del Redentor", (nº 17).
Crecer en la fe ante lo absurdo del sufrimiento y la muerte.
María había acogido, discernido y creído la "palabra de Dios" sobre su hijo, Jesús de
Nazaret:
"En la anunciación, María había escuchado aquellas palabras : <El será grande… el
Señor Dios le dará el trono de David…, reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su
reino no tendrá fin" (Lc. 1,32-33).
Debe ser "grande", debe ser rey, debe reinar,
"Y he aquí que, estando junto a la cruz, María es testigo, humanamente hablando, de un
completo desmentido de estas palabras. Su Hijo agoniza sobre aquel madero como un
condenado" (nº 18).
Y son, precisamente, los representantes oficiales del "Dios bendito", "todos los sumos
sacerdotes, los senadores y los letrados", los que "todos sin excepción pronunciaron
sentencia de muerte", porque Jesús de Nazaret ha blasfemado afirmando que sí, que él es
"el hijo de Dios bendito" (Mc. 14,53-65).
Al pie de la cruz está María, esperando contra toda esperanza ante los insondables
designios de un Dios que parece contradictorio y absurdo. María, impotente ante el mal,
como Jesús, con Jesús:
Unida a su hijo en su despojamiento: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
abandonado?" (Mc. 15,34).
Unida a Jesús también en su fe, en su amor, en su entrega confiada: "Padre, en tus
manos encomiendo mi espíritu" (Lc. 23,46; lee Herb. 12,2).
Mira a tu madre.
Jesús, desde la cruz, nos dice a todos y cada uno de nosotros, a toda comunidad de
seguidores de Jesús, a su Iglesia: "MIRA A TU MADRE" (Jn. 19,27)
Somos hijos de María de Nazaret, la mujer, la madre de Jesús que creyó en Dios y se fió
de él más allá de la muerte, creyendo que Dios no falla nunca porque "tiene poder hasta
para levantar de la muerte" (Heb. 11,19).
Esta, y no otra, es la Madre de Dios, la Inmaculada, la Siempre Virgen.
Esta, y no otra, es la primera cristiana, después de su Hijo, Jesús de Nazaret, que es
también el Hijo de Dios.
Y esta es la verdadera devoción a María (este "parecernos" a ella en semejante fe vivida)
que nos propone Juan Pablo II:
"Los que a través de los siglos…acogen con fe el misterio de Cristo, Verbo encarnado y
Redentor del mundo, no sólo se dirigen con veneración y recurren con confianza a María
como a su Madre, sino que buscan en su fe el soporte, el apoyo para la propia fe" (Juan
Pablo II, "La Madre del Redentor", nº 27)
REFLEXIONA Y RESPONDE
1 - Analiza este texto del Concilio Vaticano II que dice de la Virgen María que "avanzó en
la peregrinación de la fe y mantuvo fielmente la unión con su hijo hasta la cruz" (L. G. 58).
Muestra cómo María, a lo largo de su vida, "avanzó en la peregrinación de la fe". Lee Lc.
1,30; 2,32-33.35; 2,50; Mt. 1,18-19; Lc. 2,19-51
2 - Analiza estos trozos del Evangelio de Marcos (3,20-21.22.31-35; 6,1-6) ¿Se pone en
ellos a prueba la fe de María? ¿Cómo muestra ella su fidelidad?
3 - Jesús nos dice: "Mira a tu madre". ¿Cómo tiene que ser nuestra fe, mirando la fe de
nuestra madre María, mujer del pueblo? Concreta.
4 - María de Nazaret fue siempre de Dios. En cualquier circunstancia de la vida estuvo de
acuerdo con Dios, se fió de él totalmente. ¿Cómo seremos nosotros siempre de Dios a
pesar de las dificultades y tentaciones que se nos presentan en la vida?
* * * * *
TEMA 4
MARIA DE NAZARET:
UNA MUJER SOLIDARIA
1 - "ESTA NO ES LA RELIGION QUE NOS HAN ENSEÑADO"
En el templo parroquial de "Ntra. Señora de Guadalupe", en el barrio "Sierra Maestra", de
Maracaibo, no hay ningún lampadario, ninguna alcancía. En ocasiones el párroco, recién
estrenado, encontraba velones prendidos en el mero suelo, monedas depositadas encima
del altar. Un día decidió hablar del asunto con los grupos parroquiales, y escogió el que
podía parecer más tradicional: el de las "Hermanas del Carmen". "Miren ustedes, les dijo,
en la parroquia hay gentes que expresan su fe prendiendo velas y velones. Los ponen en el
suelo, encima del altar, en cualquier parte… ¿No sería preferible poner un lampadario para
evitar que ensucien el suelo, el altar…, y también una alcancía para que depositen en ella
las monedas que ofrecen a Dios, a los Santos?"
Rosalbina, una viejita con más de 74 años de ojitos zumbones, sentenció: "No, padre,
esa no es la religión que nos han enseñado".
¿Cuál es, pues, "la religión" de esas señoras del pueblo, casadas, viudas, ya todas ellas
mayores de 50 años? Pues estar atentas, averiguar qué personas hay necesitadas,
enfermas en el barrio, visitarlas; subir al altar en las misas de los domingos y pedir ayuda
para ellas: "aunque nada más sea un paquetico de espaguetis, de harina pan, de arroz, de
azúcar; porque aquí estamos nosotros bien, pero en nuestro barrio hay gente que pasa
necesidad. Y los cristianos no podemos permitir eso. Porque somos hermanos, tenemos
que ayudarnos, compartir. Eso es lo que Dios quiere de nosotros. Así será "de verdad"
nuestra misa, nuestra comunión".
Se lo oí a un sacerdote en Santo Domingo, República Dominicana: "Me llamaron para
asistir a una mujer enferma que ya estaba en coma… Cuatro horas de camino a lomos de
mula llevándole los óleos. Cuando llegamos y anunciaron: ya ha llegado el cura, alguien
exclamó: como que despertó Jacinta.
Al entrar en el ranchito, el saludo de la enferma fue: "¡Bendito sea Dios, qué bueno es
conmigo!" Y allí mismo hizo su confesión pública: "Cuando tenía 15 años me junté con este
hombre, Padre. Es que no había ningún Padre por estas montañas. Y en estos 20 años que
llevamos juntos, yo nunca he bajado al pueblo: los hijos, no dejar esto solo… usted sabe.
Yo nunca he hecho mal a nadie. Somos muy pobres (efectivamente ni siquiera una cama
para la enferma había en aquel ranchito), pero ningún necesitado que ha llegado a mi casa
se ha ido sin comer lo que tuviéramos, Padre. Eso es todo. Dame el perdón de Dios, Padre.
Y así voy tranquila".
¿En qué se parecen Rosalbina, Jacinta… a María de Nazaret? ¿Puedes citar otros casos
de mujeres solidarias con la necesidad ajena?
2 - MARIA DE NAZARET: MUJER SOLIDARIA
María de Nazaret se enteró por el ángel (Lc. 1,26-38) de dos cosas: 1ª que Dios estaba
con ella y le pedía que fuese la madre de su Hijo; 2ª que "su pariente Isabel, a pesar de su
vejez, ha concebido un hijo, y la que decían que era estéril está ya de seis meses: para
Dios no hay nada imposible" (Lc. 1,36-37)
¿Cuál es la respuesta María?
A la propuesta de Dios, la libre "obediencia de la fe", su consentimiento: "Aquí está la
esclava del Señor, cúmplase en mí lo que has dicho" (Lucas 1,38).
A la noticia del embarazo de su pariente, ponerse en camino inmediatamente para ir a
ayudarla.
Mujer solidaria en el ayudar, en el ponerse a servir al necesitado.
María de Nazaret, ante el privilegio de haber sido elegida para ser la madre de Dios
encarnado, del Mesías:
No se queda extasiada, fuera de sí por la alegría.
No permanece pasiva, encerrada en su mundo de jovencita embarazada que necesita
atención, cuidados, mimos.
No se lanza a publicar su privilegio y alegría.
María sale de su mundo, de sí misma y viaja " a toda prisa a la montaña, a la provincia de
Judea" (Lc. 1,39), lejos, a más de 120 km de Nazaret para ayudar a Isabel. La colaboración
de María le vendría muy bien: su pariente es ya entrada en años, estéril hasta ahora,
primeriza pues, y en el sexto mes de embarazo, tres circunstancias que hacen que esos
últimos meses sean positivamente molestos y angustiosos para Isabel. Todas estas cosas
no son secreto para las jovencitas del pueblo como es María. Por eso ella va a ayudar, a
servir (Lc. 1,36-40.56)
No hay divorcio entre la fe y la vida de María.
Mujer solidaria que cree en el Dios solidario.
Isabel se contentó mucho con la ayuda eficaz y cariñosa que le llegaba con María. Y
"llena de Espíritu Santo, dijo con fuerte voz: ¡bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto
de tu vientre!"
Entonces María expresó sus sentimientos en ese canto que llamamos "El Magnificat":
Lc.1,46-55. En él, inspirada por el mismo Dios, proclama con fuerza la verdad no ofuscada
sobre Dios:
Lo llama "mi Salvador", que es lo mismo que decir "mi Libertador": "Se alegra mi espíritu
en Dios mi Salvador".
Dice que es "Poderoso". Pero ¿qué tipo de poderoso?
Lo aclara: "él (el Poderoso) es santo". Es decir que el Poder de Dios es su santidad. ¿Y
en qué está esa santidad de Dios? La santidad de Dios es su misericordia siempre fiel: Dios
ha sido misericordioso con ella, y su misericordia perdura y llega, día a día a "sus fieles".
Pero ¿quienes son sus fieles?… "porque el poderoso ha hecho tanto en mí: él es santo y
su misericordia llega a sus fieles generación tras generación". Ahora nos los dirá: Dios es
solidario con los pobres y humildes.
Nos lo dice María en esa definición de "el Dios de la Alianza, cantado por la Virgen de
Nazaret" (como dice el Papa Juan Pablo II), inspirada por su Espíritu, y que es la más larga
de la Biblia:
"Su brazo interviene con fuerza, desbarata los planes de los soberbios, derriba del trono
a los poderosos y exalta a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos
los despide de vacío" (Lc. 1,51-53).
Es decir que el Dios de María, el único Dios vivo y verdadero, no está a favor:
de los soberbios,
de los poderosos,
de los ricos.
El Dios de María, el Dios Santo y Todopoderoso es solidario y está a favor:
de los humildes,
de los humillados,
de los pobres.
Esta es "la fuerza de la verdad sobre Dios, proclamada entonces con tan extraordinaria
sencillez y claridad por María". Así lo subraya Juan Pablo II en su carta encíclica "La Madre
del Redentor", y añade algo muy serio y transcendental:
"desde la profundidad de la fe de la Virgen en la anunciación y en la visitación (en el
Magnificat), la Iglesia llega a la verdad sobre el Dios de la Alianza".
Jesús de Nazaret es, pues, el salvador, el libertador, "el Mesías de los pobres". Por eso
"no se puede separar la verdad sobre Dios que salva… de la manifestación de su amor
preferencial por los pobres y los humildes, que cantado en el Magnificat, se encuentra
luego expresado en las palabras y obras de Jesús (lee todo el Nº 37).
Mujer solidaria al lado de su hijo que muere en la cruz.
La solidaridad lleva a Dios a hacerse hombre en Jesús de Nazaret. Jesús es el Dios
solidario y, por eso, liberador del mal que pesa sobre la vida del hombre bajo diversas
formas y medidas (Lc. 4,19;7,22). Esa solidaridad liberadora del Dios de la vida, lleva a
Jesús a la pasión y a la cruz. Sus parientes que querían que Jesús fuese a Jerusalén, para
ganar en prestigio, no dieron la cara por él (lee Jn. 7,2-4). Los apóstoles que aspiraban a
los primeros puestos (lee Mc. 8,31-33; 9,30-35; 10,35-40) lo dejaron solo (lee Mc. 14,50).
María que había aceptado plenamente en su corazón y en su vida al Dios solidario y
salvador, está junto a la cruz donde agoniza su hijo, preso por causa de la justicia,
torturado, condenado (Jn. 19,25-27). Es la Dolorosa ("a tí una espada te traspasará el
corazón" Lc.2,35), la madre que da la cara, silenciosa, digna, participando en el amor
redentor (liberador)
REFLEXIONA Y RESPONDE
1 - ¿Puedes señalar los rasgos de la solidaridad de María?
2 - ¿Qué hizo María en favor de unos novios pobres, para que no quedasen
avergonzados y la fiesta de boda no se estropease? (Lee Jn. 2,1-11).
3 - Muestra cómo para María el ser del pueblo pobre y vivir sus problemas significó vivir
una vida pobre y asumir la causa de los pobres.
4 - Sin ser solidarios como María, ¿puede darse un "pueblo de Dios" (familia, comunidad,
grupo… cristiano) libre fraterno, feliz como lo quiere Dios? ¿ Por qué?
5 - ¿En qué cosas (en la familia, comunidad, grupo, trabajo…) puedes ser solidario
(colaborador, ayudar, servir, compartir…)con los demás en tu vida hoy? ¿Puedes concretar
y hacer algo?
6 - ¿Cuál es "la verdad" que María dice a la Iglesia (según el Papa Juan Pablo II) sobre el
Dios de la Alianza? (Lee Lc. 1,46-55)
7 - Lee Lc. 10,25-37. ¿Quién fue el hombre solidario como María? ¿Por qué? ¿Cómo fue
su solidaridad?
8 - ¿Tiene algo que ver la solidaridad con la salvación eterna? ¿Por qué? Lee ahora Mt.
25,31-46. ¿Qué te parece lo que has respondido? ¿Y tú qué haces?
9 - ¿A qué extremos llevó la solidaridad a Jesús? ¿Y a María? ¿ Y a tí?
PARA SER HOMBRES Y MUJERES SEGÚN
EL CORAZON DE DIOS HAY QUE SER
SOLIDARIOS COMO MARIA, COMO JESUS
"María Santísima, nuestra Madre y Reina, es la que, dirigiéndose a su Hijo, dice: "No
tiene vino" (Jn. 2,3) y es también la que alaba a Dios Padre, porque "derribó a los
potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y
despidió a los ricos sin nada" (Lc. 1,52-53). Su solicitud maternal se interesa por los
aspectos personales y sociales de la vida de los hombres en la tierra". (Juan Pablo II, Carta
Encíclica "Sollicitudo Rei Socialis", 30/12/87 n. 49)
* * * * *
TEMA 5
MARIA DE NAZARET:
UNA MUJER QUE ES MADRE
Algunos Evangélicos" acusan a los católicos de haber hecho de María una "diosa"
porque decimos que ella es la madre de Dios, una "diosa madre".
¿En qué sentido María de Nazaret es Madre de Dios? ¿Por qué siendo como es Madre
de Dios, María no es una "diosa"?
1 - MARIA DE NAZARET: LA MADRE DE JESUS DE NAZARET.
El pueblo seguía entusiasmado a Jesús. El sí que remediaba sus necesidades, les
hablaba claro sin engañarlos con falsas promesas, y se enfrentaba a los que "con mala
idea, le exigían una señal que viniera del cielo" (Lc. 11,16-26), pues para "esa clase de
gente" no era señal del cielo dar de comer a los que no tenían con qué (Mc. 8,1-12).
Una mujer del pueblo, entusiasmada por todo eso, le dijo gritando: "¡Dichoso el vientre
que te llevó y los pechos que te criaron!" (Lc. 11,27). Toda una alabanza para María como
madre de Jesús según la carne: la madre que concibe a Jesús en su vientre, le da a luz y le
amamanta maternalmente. Jesús es carne y sangre de María. Es "carne" como todo
hombre: es el Verbo (que) se hizo carne (cf.Jn.1,14). Es verdadero hombre.
María, como madre, crió y educó a su hijo. Las cualidades humanas y el carácter de
Jesús (como de todo bebé, niño, adolescente…) se formaron y fueron influenciados por el
modo de ser, por las virtudes de su madre. Generalmente los rasgos de la madre se
reconocen en el hijo. ¿No había algo de lo maternal de María:
En la sensibilidad de Jesús ante los pobres y necesitados (Mc. 1,41; 6,34; 8,2; Lc.
7,13.36-50,etc.)
En su humanismo (Jn. 2,1-10; Mc. 2,15-17; Jn.11,5.33.35.38).
En su corazón acogedor, compasivo, misericordioso, generoso (Jn. 8,2-11; Lc. 13,10-17;
Mt. 11,28-30).
En sus detalles (Mc. 5,43; Lc. 7,15, etc.).
En su aprecio de la oración (con insistencia Mt. 7,7-11; sin rencor Mc. 11,25; con una fe
sin reservas Mc. 11,23-24; espontánea y limpia Mt. 11,25-26; en el peligro de la tentación
Mc. 1,35; 6,46; 14,32-34; dando gracias Jn. 11,41-42; etc. etc.)?
A Dios lo encontramos primero en el regazo de nuestras madres. Su nombre lo
empezamos a balbucear oyéndolo de sus labios. Las madres, con su "práctica" de Dios,
nos hacen sentir, nos "revelan" quién y cómo es Dios. Ellas interpretan maternalmente al
amor de Dios.
Así fue María de Nazaret, la mujer creyente (cf. Lc. 1,45) para su hijo Jesús. Ella (como
nuestras madres para nosotros sus hijos) fue el instrumento que le manifestó a Jesús, su
hijo, sobre todo en sus primeros años, la verdad de un Dios que salva (Lc. 1,47), poderoso,
fuente de todo don (Lc. 1,49), bueno, misericordioso que ama con un amor preferencial a
los pobres y humildes (Lc. 1,50-53). Esa era la fe profunda de María, su experiencia
personal de Dios, reflejada en su vida diaria y cantada en el Magnificat (Lc. 1,46-55).
Y ese es el Dios que "demostró su amor al mundo, llegando a dar a su hijo único para
que todo el que le preste atención, tenga vida definitiva y ninguno perezca. Porque no
envío Dios a su Hijo al mundo para que de sentencia contra el mundo, sino para que se
salve el mundo por él" (Jn. 3,16-17).
Ese es el Dios que se nos revela "en todo lo que hizo y dijo" (Hch. 1,1) Jesús de Nazaret,
hijo de María, Hijo de Dios.
2 - MARIA DE NAZARET: LA MADRE DE DIOS
Los cristianos confesamos a María de Nazaret como "verdadera MADRE DE DIOS".
¿Qué queremos decir con esto?
Dios, en cuanto Dios, no tiene madre. Eso es clarísimo.
La criatura que nace de María, a la que ponen por nombre Jesús (Mt. 1,21.25), a la que
llamarán Jesús de Nazaret (Jn. 1,45) es el Hijo del Eterno Padre, y sólo de El, que
mediante la encarnación, por obra del Espíritu Santo, ha sido engendrado como hombre,
como criatura humana, en María y se ha convertido en su propio y verdadero hijo. María dio
la vida, como madre, en el orden de la generación terrena a Dios. Por eso decimos que
Jesús de Nazaret es el Verbo encarnado, el Dios hecho hombre.
María, pues, no da la "divinidad" a su hijo.
Por expresarlo de algún modo: nuestras madres no nos dan a nosotros sus hijos nuestra
alma, nuestro espíritu, nuestra personalidad. Sin embargo, son nuestras madres, no
solamente de nuestra carne, sino de toda la persona que engendra. María no le dio a Jesús
su hijo la divinidad, pero bien podemos decir que es madre, no solamente de su carne, sino
de la persona que engendra, que en este caso singular es la persona única de Dios hecho
hombre. Por eso María, la madre de Jesús, es madre de Dios.
"María, la madre de Jesús" (Mt. 1,18.25;2,11.14.20,etc.) es la frase bíblica que resume
toda la grandeza de María, todos los dones que Dios gratuita y generosamente le ha
otorgado. Todas las definiciones de fe que se refieren a María no hacen más que precisar o
desplegar la riqueza incluida en esta maternidad completa. Así lo ha querido Dios: De
hecho María, sólo siendo la Madre de Jesús de Nazaret, es la Madre de Dios.
Y así también lo ha querido Dios: que María, la "llena de gracia" (Lc. 1,28), la "bendita
entre las mujeres" (Lc. 1,42), la MADRE DE DIOS, sea la mujer del pueblo, pobre,
humillada, creyente, solidaria, la esposa de José (Mt. 1,16.19.20; Lc. 2,4-5).
3 - MARIA DE NAZARET: LA MADRE VIRGEN
El pueblo suele decir "Si Dios lo quiere y la Virgen".
¿Qué quiere decir el pueblo con esa expresión? ¿Por qué dice "Y la Virgen", a la par de
Dios?
Lee Mateo 1,18-25. ¿Qué afirma este evangelio sobre la maternidad de María?
En el Credo afirmamos los cristianos que Jesús "nació de Santa María Virgen".
Una mujer, María, está en el origen de la vida de Jesús, el "Emanuel", el "Dios con
nosotros".
Y Dios ha querido hacerse hombre y nacer terrenalmente de esta manera excepcional:
por medio de una madre-virgen. ¿Por qué?
Lo primero que hay que afirmar es que este hecho único no se da porque la sexualidad,
el sexo, el matrimonio consumado sean cosas feas, malas, ni siquiera de por sí
imperfectas.
El matrimonio es un bien de la creación, querido, preparado, planificado y dispuesto por
Dios. La unión sexual y total de los esposos es el medio normal y necesario que Dios ha
dispuesto en la naturaleza y en la gracia para que hombres y mujeres cooperen activa y
responsablemente en la obra creadora de Dios (Gn. 1,27-28; 2,23-24; 5,1-2).
¿Por qué quiso Dios nacer terreno de este modo tan excepcional: de una madre virgen?
No lo sabemos. Dios no nos lo ha dicho.
¿Será porque así queda bien claro que Jesús no tiene otro padre que Dios-Padre?
Lo cierto es que "para Dios no hay nada imposible" (LC. 1,37). El creador del mundo,
Señor Todopoderoso, autor supremo de la vida, que hizo al hombre y a la mujer de modo
que se multiplicaran mediante la sexualidad y unión, ¿no tendrá el poder de hacer fecunda
a una muchacha por la fuerza de su espíritu?: " El Espíritu Santo bajará sobre tí y la fuerza
del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso al que va a nacer lo llamarán "consagrado",
Hijo de Dios" (Lc. 1,35). "No tengas inconveniente en llevarte contigo a María, tu mujer,
porque la criatura que lleva en su seno viene del Espíritu Santo" (Mt. 1,20)
¿Podemos encerrar en los estrechos límites de comprensión de la mente humana, al Dios
siempre Mayor?
Dios es totalmente libre: no lo podemos manipular, reducir, y "hacer" a nuestra imagen y
semejanza.
Dios es Amor Infinito que se hace hombre finito en María, sin dejar de ser lo que siempre
ha sido, es y será: DIOS.
Ese Dios siempre mayor, misterio de Poder, Libertad y Amor, escogió esa manera
concreta de hacerse hombre: Dios se hizo carne en el seno de la Virgen María.
Hoy, a María, Madre y Virgen, la miramos como mujer privilegiada. Y es ciertamente su
gloria. Pero en la realidad de la vida, a María, el ser madre virgen le causó problemas:
Humillaciones (Mt. 1,18-19)
Puso a prueba su fe (Lc. 1,31.34-38) Y María respondió a la elección y llamada de
Dios:
Con su fe: reconoció a Dios como Dios, se fió totalmente de El, del amor del Padre y del
poder del Espíritu: "Aquí está la esclava del Señor, cúmplase en mí lo que has dicho" (Lc.
1,38)
Con su amor totalizante y fiel a Dios que la eligió y amó "entre todas las mujeres", e "hizo
en ella maravillas".
El fruto de su fe y de su amor es Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios hecho hombre,
nuestro Salvador.
¡BENDITA TU ENTRE LAS MUJERES Y BENDITO EL FRUTO DE TU VIENTRE!
(Lc. 1,42)
REFLEXIONA Y RESPONDE
1 - Puedes explicar en qué sentido María de Nazaret es:
Madre de Jesús de Nazaret
Madre de Dios
Madre-Virgen
2 - ¿Qué importancia tienen las virtudes, la conducta de la madre para formar, influir en
las cualidades humanas y el carácter de los hijos? ¿Por qué?
3 - Responde esa misma pregunta en relación al padre:
4 - ¿Qué consecuencias deduces para tí, para tu familia, de las respuestas dadas a las
preguntas 2 y 3?
5 - ¿Qué nos querrá decir Dios con el hecho de haber elegido para Madre suya a "esa"
María de Nazaret y no a otra mujer?
6 - El que María sea Madre-Virgen, es sin duda un privilegio, pero también una
responsabilidad. ¿En qué consiste esa responsabilidad?
7 - Según eso, ¿qué fecundidad es la que hace la virginidad sea agradable a Dios? ¿Por
qué?
CONTINÚA
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