Conclusión

La Parusía, consumación del Misterio de Cristo y de la Salvación

 

Objetivo

Que el alumno, después de haber estudiado los temas de la Historia de la salvación, identifique con más facilidad su misión como parte de ella.

Resurrección

La pregunta que nos hacemos muchos y que no satisfacemos por más que nos esmeramos en encontrar la respuesta es ¿qué es resucitar? Al morir nuestros cuerpos se corrompen, pero nuestras almas va al encuentro con Dios mientras espera la unificación del alma con el cuerpo glorioso que Dios en su inmensa misericordia nos otorgará la vida incorruptible por la virtud de la Resurrección de Jesús (cf CIC 997).

Por otra parte, nos exalta la duda de quienes resucitarán, pues a ésta pregunta hemos de responder: Todos, los que amaron e hicieron el bien resucitarán para la vida en Dios y los que pasaron odiando y haciendo el mal para la condenación eterna (cf CIC 998).

Pero, aquí no queda todo el asunto, porque también nos preguntamos ¿cómo resucitaremos? Jesucristo, resucitó con su cuerpo y él mismo la afirmó cuando dijo a sus discípulos: "Mirad mis manos y mis pies; soy Yo mismo" (Lc 24, 39).

Del mismo modo nosotros hemos de resucitar con el cuerpo que tenemos ahora, pero glorificado en Cristo. Jesús resucitó con su mismo cuerpo pero transformado, sin embargo no volvió a una vida terrenal, así nuestro cuerpo será cuerpo espiritual (1Cor 15, 44; cf CIC 999).

Dicha situación de nuestro cuerpo y alma es incomprensible a nuestra lógica humana, supera la imaginación, por lo tanto dicho misterio será entendido sólo ala luz de la fe.

Así como en la eucaristía el pan deja de ser sólo harina de trigo con otros elementos materiales, para convertirse en el cuerpo de Cristo, y lo creemos y confirmamos al participar de la comunión, así de la misma manera podemos comprender la resurrección sólo en la fe.

Por otro lado, también nos preguntamos cuándo será esto, sin duda alguna será en el último día, en la segunda venida de Jesús ala que llamamos Parusía.

Parusía

La Parusía o aparición gloriosa de Jesús resucitado al final de los tiempos, es la consumación del misterio de Cristo y de la salvación, pues todos nos esforzamos por algún día llegar a la presencia de Dios glorificado.

Estamos convencidos de que Jesucristo volverá al final del mundo para completar así la consumación de la salvación.

 

En esta palabra de Parusía, se deja entrever también el misterio de Dios en el que una parte es clara a nuestros ojos pero otra es completamente desconocida, porque como todo lo que proviene de Dios es misterio, en el sentido de que es infinito y la mente humana no es capaz de abarcarlo todo.

Así, tendremos que conformarnos con saber que la resurrección, de alguna forma ya la estamos viviendo en Cristo mediante la Iglesia que comparte con los fieles, todo el misterio de Dios.

Lo anterior quiere decir que por medio del sacramento del Bautismo morimos al pecado y resucitamos a una nueva vida en Cristo Jesús por los dones otorgados del Espíritu Santo.

 

La vida terrena tiene su fin en la muerte, cuando sucede esto la alma inmortal recibe el juicio particular de las obras hechas en nuestra vida en la tierra.

De esta forma, somos llevados al cielo, si estamos en gracia de Dios y purificados perfectamente (ésta purificación la podemos obtener a través del sacramento de la unción de los enfermos), pero si tenemos que limpiarnos o purificarnos, somos conducidos al purgatorio, donde es la purificación final.

Por último si morimos en pecado grave o mortal somos llevados al infierno.

También, pasaremos por el juicio final que será cuando vuelva Cristo Glorioso. Sólo el Padre conoce el día y la hora en que tendrá lugar; sólo Él decidirá su advenimiento. Entonces, Él pronunciará por medio de su Hijo Jesucristo, su palabra definitiva sobre toda la historia. Nosotros conoceremos el sentido de toda la obra de la creación y de toda la historia de la salvación y comprenderemos los caminos admirables por los que su providencia habrá conducido todas las cosas a su fin último. El juicio final revelará que la justicia de Dios triunfa de todas las injusticias cometidas por sus criaturas y que su amor es más fuerte que la muerte. (Cf CIC 1040).

Bibliografía

Catecismo de la Iglesia Católica

Librería Juan Pablo II