MUJER MADRE


1. A-MATERNO:
Amor materno.
"Pero el niño debe crecer. Debe emerger del vientre materno, del pecho de la madre; 
eventualmente debe convertirse en un ser humano completamente separado. La esencia 
misma del amor materno es cuidar de que el niño crezca, y esto significa desear que el niño 
se separe de ella. Ahí radica la diferencia básica con respecto al amor erótico... En el amor 
materno, dos seres que estaban unidos se separan. La madre debe no sólo tolerar, sino 
también desear y alentar la separación del niño. Sólo en esta etapa el amor materno se 
convierte en una tarea sumamente difícil, que requiere generosidad y capacidad de dar todo 
sin desear nada, salvo la felicidad del ser amado... Una mujer sólo puede ser una madre 
verdaderamente amante si puede amar: a su esposo, a otros niños, a los extraños, a todos 
los seres humanos. La mujer que no es capaz de amar en este sentido, puede ser una 
madre afectuosa mientras su hijo es pequeño, pero no será una madre amante... aun 
después de la separación" 
(·Fromm-E. El arte de amar, pp. 59-60)
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2. DIA-MADRE
Día de la Madre: motivo para el agradecimiento
Vencido un primer asalto de resistencia a tomar en consideración la fiesta del Día de la 
Madre, por aquello de su origen comercial, como un reclamo más para el consumo masivo, 
no está demás servirnos de ella para dirigir una mirada agradecida a las madres; sobre todo 
si se tiene en cuenta que, en los tiempos que corren en nuestro país, la maternidad 
constituye un verdadero acto de heroísmo de las mujeres, ya que existe un escaso amparo 
social y laboral cuando éstas se quedan embarazadas y crían a sus hijos. A ello contribuye 
también la falta de valoración social de la maternidad, en aras de una pretendida liberación 
y realización de la mujer, cuando no la aversión al hogar.
Somos además unos de los países con una de las tasas de natalidad más bajas del 
mundo (1,20 hijos por mujer en 1996), con lo que al heroísmo, que siempre ha existido en la 
generosidad de una madre, se va empezando a unir la rareza en este hecho tan humano.
Todo estos datos debieran hacer pensar a las familias cristianas sobre sus 
responsabilidades en este sentido, proclamando sin ningún silencio con respecto a otras 
formas legítimas de realización de la mujer la grandeza de la maternidad; acontecimiento y 
situación que afecta a la totalidad del ser de la mujer y permanece de por vida. 
Así lo hace el Papa Juan Pablo II, quien señala que "el humano engendrar es común al 
hombre y a la mujer. Sin embargo, aunque los dos sean padres de su niño, la maternidad de 
la mujer constituye una parte especial de este ser padres en común, así como la parte más 
cualificada. Aunque el hecho de ser padres pertenece a los dos, es una realidad más 
profunda en la mujer, especialmente en el periodo prenatal. La mujer es la que paga 
directamente por este común engendrar, que absorbe literalmente las energías de su 
cuerpo y de su alma. Por consiguiente, es necesario que el hombre sea plenamente 
consciente de que en este ser padres en común, él contrae una deuda especial con la 
mujer". (MD, 18). Gracia por todo ello, mujeres, madres.