2. La revelación sobrenatural
Por Pbro. Pablo Arce Gargollo

2. LA REVELACION SOBRENATURAL
 

2.1 LA RELIGION REVELADA O REVELACION
 

2.1.1 Naturaleza de la Revelación
 

a) Noción
 

La Revelación es la manifestación
que Dios hace a los hombres en forma extraordinaria, de algunas
verdades religiosas, imponiéndoles la
obligación
de creerías.

 

Se dice: "en forma extraordinaria", para distinguirla
del conocimiento natural y ordinario que alcanzamos por la razón.


Generalmente Dios revela así: manifiesta las
verdades que desea se conozcan a algún hombre elegido
por El, le manda que las enseñe a los demás,
y comprueba con milagros que en verdad El las reveló.

 

"Sólo Dios puede otorgarnos un conocimiento
recto y pleno de Sí mismo, revelándose a Sí
mismo como Padre, Hijo y Espíritu Santo, de cuya vida eterna
estamos llamados por la gracia a participar aquí, en la tierra,
en la oscuridad de la fe, y, después de la muerte, en la
luz sempiterna" (Pablo VI, El Credo del Pueblo de Dios, n. g).


b) Revelaciones públicas y privadas
 

Hablando en un sentido general, podemos distinguir
dos clases de revelaciones: la Revelación pública
y las Revelaciones privadas.

 

lo. Revelación pública es la que
ha hecho Dios directamente para la utilidad de todo el género
humano.
Por ejemplo, la hecha a Moisés en el Sinaí
y la efectuada por Nuestro Señor Jesucristo.

 

2o. Revelaciones privadas son las que ha hecho a
algunas personas para su utilidad particular.

 

Ejemplos: las hechas a Santa Gertrudis, a Santa
Teresa de Jesús, a Santa Margarita María cuando Nuestro
Señor le pidió el establecimiento de la fiesta del
Sagrado Corazón y de la devoción de los primeros viernes,
etc.


La Revelación pública ha sido hecha por
Dios directamente para la utilidad de todo el género
humano,
e impone la obligación de aceptarla a todos
los hombres.

 

Las revelaciones privadas directamente son
hechas para la utilidad particular, y no imponen la obligación
de aceptarlas sino a las personas a quienes fueron hechas, o
a las personas que tienen plena certeza de ellas, lo que ocurre
raras veces.

 

Respecto a las revelaciones privadas conviene
advertir:


 

a) Las revelaciones privadas no forman parte de
la fe, ni enseñan verdades nuevas; sino que han sido hechas
para ilustrar las verdades ya reveladas, y hacernos adelantar
en la perfección cristiana.
 

b) La Iglesia no las aprueba sino después
de maduro examen; y al aprobarlas no pretende enseñar que
cuanto de ellas se diga sea verdadero, ni mucho menos hacerlas
obligatorias. Unicamente garantiza que en ellas no se dice
nada contrario a la fe y a las buenas costumbres.
 

c) No podemos despreciar las revelaciones privadas,
pues en general contienen enseñanzas de gran utilidad
para la vida cristiana.
 

d) Algunas veces la aprobación de la Iglesia
no es una simple certificación de que no hay en ellas nada
contra la fe y la moral; sino una afirmación de su origen
divino.
Tal pasa, por ejemplo, con las revelaciones de¡
escapulario del Carmen a San Simón Stok, de la devoci6n
al Sagrado Corazón a Santa Margarita María, etc.
Aunque en ningún caso llegan a ser artículo de fe.
 

Las demás revelaciones sólo nos merecen
fe humana, de acuerdo con las condiciones intelectuales y morales
de la persona que las tuvo.
 


La Revelación pública terminó con
los Apóstoles: después de ellos Dios no ha revelado
nuevas verdades que sean objeto de fe.

 

c) Contenido de la Revelación
 

"Por la divina Revelación Dios quiso comunicarse
El mismo y también los decretos eternos de su voluntad acerca
de la salvación de los hombres, para hacerles partícipes
de los bienes divinos que sobrepasan de modo absoluto la inteligencia
de la mente humana" (Conc. Vaticano II, Const. dogm. De¡
Verbum,
núm. 6).


El contenido de la Revelación es el mismo
Dios y sus decretos eternos de salvación.

 

De estas verdades: a) unas no podía conocer
nuestra razón; b) otras podía conocerlas, pero
con mucha dificultad e incertidumbre.

 

Así de ninguna manera podíamos
conocer el misterio de la Santísima Trinidad. Podíamos
conocer, pero
con dificultad, incertidumbre y mezcla de error
otras verdades; por ejemplo, que no hay sino un solo Dios, y que
es Espíritu Puro Y Creador de cuanto existe, que el alma
humana es inmortal, etc.


lo. Dios ha querido revelarnos verdades que de, ninguna
manera
podíamos conocer por la pura razón, con el
objeto de darnos a conocer el orden sobrenatural.

 

El orden sobrenatural consiste en la elevación
de¡ hombre por la gracia santificante, de simple criatura
a la dignidad de hijo de Dios y heredero del cielo. Y también
en los medios que Dios eligió para devolvernos la
grada y el derecho al cielo que perdimos por el pecado; principalmente
los misterios de la Encarnación y Redención.


2o. Dios quiso manifestarnos verdades que nuestra
razón podíaconocer pero con dificultad, incertidumbre
y
mezcla de error, para que todos - los hombres pudieran
conocerla con facilidad, con certeza y sin mezcla de error (cfr. Conc.
Vaticano I, Const. dogm. Dei Filius, Dz. 1786).


 
 

2.2 NECESIDAD DE LA REVELACION
 

2.2.1
Necesidad absoluta y necesidad moral
 

Una cosa puede ser necesaria de dos modos:
 

a) Es absolutamente necesaria, cuando sin ella
nos es de todo punto imposible conseguir lo que deseamos.

 

b) Es moralmente necesaria cuando sin ella podemos
alcanzar lo que deseamos, pero con grave dificultad y deficiencias.

 

Así sin estudiar en alguna forma
nos es absolutamente imposible aprender. Y sin maestro nos es muy
difícil, esto es, casi imposible aprender una ciencia con
alto grado de dificultad, como la física nuclear o la filosofía.
 

En efecto son muy pocos los que tienen la inteligencia
y la constancia suficientes para coronar solos un estudio de esa
naturaleza.
 

Además, los que estudian sin maestro están
expuestos a graves deficiencias, por ejemplo errores, dudas,
lagunas
; a hacer un estudio errado. incompleto y poco firme:
 


2.2.2 En qué sentido es necesaria la Revelación
 

La Revelación es absolutamente necesaria
en un sentido, y moralmente necesaria en otro.


lo. La Revelación es absolutamente necesaria
para conocer el orden sobrenatural, al que Dios se dignó
elevarnos.

 

"Puesto que nos elevó al orden sobrenatural,
era indispensable que nos manifestara ese orden", dice Santo Tomás
(S. Th., q. 1, a. l).

 

¿Qué gana un niño con que
una persona muy rica lo acepte por hijo, y lo nombre heredero de
una cuantiosa suma, si no le avisa que lo constituyó heredero,
ni las condiciones necesarias para recibir la herencia? De la misma
manera, ¿qué habríamos ganado con que Dios
nos hubiera hecho sus hijos y herederos, si no nos hubiera revelado
nuestra condición de hijos y los medios necesarios para alcanzar
la herencia del cielo?


2o. La. Revelación es moralmente necesaria
para que las verdades religiosas de orden natural puedan ser conocidas
por todos con facilidad, con firme certeza y sin mezcla de error alguno
(cfr. Dz. 1786, Conc. Vat. II, Const. Dei Verbum, n. 6).

 

En efecto, aunque no es imposible que los
mejores dotados puedan llegar por sí solos a esos conocimientos,
lo harán con dificultad e incertidumbre, y, para la generalidad
de los hombres la Revelación seguiría siendo necesaria.

 

Ya Santo Tomás advertía que gran
parte de los hombres por carecer de talento, o de tiempo, o de formación,
o por hallarse dominados por pasiones e intereses personales, no
llegarían por sí mismos a este conocimiento (cfr.
C. G., 1, 4).


Por su parte, también la historia prueba esta
necesidad: aun los más grandes filósofos de
la antigüedad cayeron en graves errores
de orden religioso
y moral; y que los pueblos a quienes no ha llegado actualmente la
luz de la Revelación viven aún hoy sumergidos en
graves errores.

 

2.3 NOCION DE MISTERIO Y DOGMA
 

2.3.1 Los misterios
 

lo - Misterio en general es una verdad que no
podemos comprender,
por trascender a nuestro entendimiento.

 

La naturaleza está llena de misterios y vivimos
rodeados de realidades que no podemos comprender
.
 

Nadie sabe a ciencia cierta - al menos hoy en día-
qué es exactamente la fuerza gravitacional y mucho menos
si es susceptible de control. Aún hay muchos "misterios"
en el organismo humano y no digamos en las realidades que están
físicamente muy alejadas de nosotros, por ejemplo: ¿qué
habrá en Aldebarán, que está a 55 años
luz de la tierra y es 40 veces mayor que nuestro sol?


2o. Misterio en sentido estricto es una verdad que
no podemos
comprender, pero que conocemos
y creemos porque Dios nos la ha revelado. Por ejemplo, el de la Santísima
Trinidad.

 

No debe extrañarnos que en la Religión
haya misterios, porque si a cada paso los encontramos en los seres
limitados de la naturaleza, con mayor razón en Dios, Ser
infinito, que sobrepasa inmensamente la capacidad de nuestro entendimiento.

 

"Nunca creería en la divinidad de una religión
que no tiene misterios", dijo un célebre pensador. En efecto,
un Dios que cabe dentro de mi entendimiento ya no es Dios; y una
religión que en todo está al alcance de los hombres,
no es divina.


Los misterios no son contrarios a la razón humana,
sino que únicamente están por encima de ella.

 

Por ejemplo, las leyes de la electricidad, que
son conocidas por un buen físico, son un misterio para el
ignorante. Mas esto no quiere decir que vaya contra su razón,
sino que le son superiores.


No puede haber contradicción entre la razón
y los misterios revelados, porque siendo Dios a la vez autor de
la razón y de la Revelación,
cualquier contradicción
entre la razón y los misterios revelados implicaría
contradicción en el mismo Dios; lo que no es dado suponer.

 

2.3.2 Dogmas
 

Dogma en sentido amplio, es una verdad
contenida en la Revelación divina.

 

Dogma en sentido estricto, son las verdades reveladas
por Dios
y propuestas como tales por el Magisterio de la Iglesia
a los fieles, con la obligación de creer en ellas.

 

La palabra dogma tiene dos sentidos: unas
veces significa una verdad determinada y definida, por ejemplo,
el dogma de la Asunción de la Virgen; otras, el conjunto
de las verdades reveladas, como cuando decimos: el dogma católico.


El dogma en sentido estricto es objeto de fe divina
y católica. Es de fe divina por proceder de una revelación
divina, y es objeto de fe católica por ser una verdad propuesta
por el Magisterio infalible de la Iglesia. Quien niega opone en
duda de un modo pertinaz las verdades que han
de ser creídas,
comete el pecado de herejía.

 

Como puede observarse en el dogma hay dos
elementos:


 

1) Es una verdad revelada por Dios y se
halla por tanto contenida ya en la Sagrada Escritura, ya en la Tradición
o en ambas.
 

2) Es una verdad propuesta por el Magisterio
de la Iglesia con obligación de creer en ella.
Esa
propuesta puede hacerla la Iglesia, bien de forma extraordinaria,
por una solemne definición del Papa o de un Concilio Universal
de acuerdo con el Papa, o por el magisterio ordinario y universal
de toda la Iglesia.

 
 


2.4 EL DEPOSITO DE LA REVELACION
 

El conjunto de verdades reveladas por Dios, que
se entregaron a la Iglesia y que el Magisterio eclesiástico
custodia es el depósito de la Revelación.

 

La Revelación está contenida en la
Sagrada Escritura y en la Tradición:


a) Una parte de las verdades reveladas fue escrita
por aquéllos a quienes Dios las reveló, y se llama
Sagrada Escritura;


b) La otra parte no fue escrita sino transmitida verbalmente
y se llama Tradición

 

La Sagrada Escritura y la Tradición contienen,
pues, toda la doctrina revelada; el Magisterio de la Iglesia
custodia e interpreta esa doctrina.

 

Tanto la Escritura como la Tradición son la
palabra de Dios, esto es, su enseñanza comprobada por
milagros y profecías;
con la diferencia de que la Tradición
no fue escrita por aquéllos a quienes Dios la reveló;
aunque después con el tiempo otras personas sí
pudieron escribirla, para conservarla y transmitirla con mayor fidelidad.

 

El conjunto de las verdades de la Escritura y de
la Tradición se llama "Depósito de la fe ", o "Depósito
de la Revelación ".

 

El Concilio Vaticano II, en continuidad con el
de Trento y con el Vaticano I, enseña: "Dios dispuso, con
su gran bondad, que todo lo que había revelado para la salvación
de toda la gente se conservara íntegro para siempre y se
fuera trasmitiendo a todas las generaciones" (Conc. Vaticano II,
Const. Dogm. Dei Verbum, núm. 7).


2.4.1 La Sagrada
Escritura
 

a) Su naturaleza
 

La Sagrada Escritura es la palabra de Dios, puesta
por escrito bajo la
inspiración del Espíritu
Santo,
por aquéllos a quienes Dios la reveló.
En con-secuencia, "tiene a Dios por autor", como dice el Concilio
Vaticano I (Dz. 1 7 8 7).

 

La Sagrada Escritura se llama Biblia (del griego
biblos, que significa libro), porque es el libro por excelencia.

 

A la Biblia se le llama también:
Sagrada Escritura, Libros Sagrados, Libros Inspirados, Palabra de
Dios.


 

Se llaman Versiones de la Sagrada Escritura
a las traducciones que se han hecho de la Biblia a otras lenguas
distintas de aquéllas en las que se escribieron originalmente,
los 1ibros que la forman (hebreo, griego y arameo).
 

Es célebre la traducción de los
setenta,
que se remonta más o menos al año 130
antes de Cristo. Es la versión de los libros del Antiguo
Testamento, del hebreo al griego, hecha, según la tradición,
por setenta sabios de Alejandría.
 

Las Versiones más importantes en
la Iglesia son:
 

La Vulgata y la Neovulgata.

La Vulgata es la traducción al latín
que hizo San Jerónimo a finales del siglo IV. Esta versión
fue solemnemente declarada como auténtica por el Concilio
de Trento (1546). Se llama Vulgata porque entonces el latín
era reputado lengua vulgar o popular respecto al griego.
 

La Neovulgata es la misma versión
Vulgata, a la que se han incorporado los avances y descubrimientos
más recientes.
 

El Papa Juan Pablo la aprobó y promulgó
como edición típica en 1979. El Papa lo hizo
así para que esta nueva versión sirva como base
segura para hacer traducciones de la Biblia a las lenguas modernas
y para realizar estudios bíblicos.
 


b) Inspiración de la Sagrada Escritura
 

La inspiración divina de la Escritura consiste
en tres cosas, a saber: a) Dios indujo a los autores a que escribieran
los libros santos; b) les sugirió lo que debían decir;
c) los preservó de error.

 

No consiste pues en que la Iglesia hubiera aprobado
con su autoridad libros escritos por industria humana; sino en las
tres condiciones indicadas.


La Sagrada Escritura es a un tiempo obra de Dios y del
hombre; de Dios, como causa principal; del hombre, como causa
instrumental.

 

Cuando el músico se sirve de un instrumento
para obtener sonidos, el artista es la causa principal del
sonido, y el instrumento la causa instrumental. Así
Dios, dicen los santos Padres, se valió del hombre como de
un instrumento para escribir los libros sagrados.
 

Aunque el autor es un instrumento en las manos
de Dios, no deja de ser un instrumento inteligente y libre,
que usa conscientemente sus facultades: sentidos, inteligencia,
memoria, voluntad.
 

En consecuencia, el escritor sagrado: a) Puede
utilizar conocimientos adquiridos por él de antemano; b)
Conserva su personalidad, su estilo y expresión peculiares,
hasta incorrecciones de lenguaje; pues a estas cosas no se les
extiende la inspiración.
 


La misma Escritura afirma el hecho de la inspiración.
Así Cristo dice que "David habló inspirado por el
Espíritu Santo" (Mc.
12, 3 6). Y S. Pablo declara que "Toda
escritura es inspirada por Dios " (II Tm.
3, 16).

 

c) División de la Sagrada Escritura
 

La Sagrada Escritura se divide en Antiguo y Nuevo
Testamento
. El Antiguo comprende los libros escritos antes de
Cristo. El Nuevo lo escrito después de El.

 

Testamento significa pacto o alianza. La Revelación,
por las promesas que hace Dios en ella, y por las obligaciones que
impone, es un verdadero pacto entre Dios y los Hombres.

 

c. 1 Antiguo Testamento
 

El Antiguo Testamento consta de 46 libros,
que se dividen en 21 históricos, 7 didácticos y 18
proféticos.

 

a) Los históricos describen
la historia de Israel, o de algunos de sus más célebres
personajes.

 

b) Los didácticos (de didakein,
enseñar) son libros de enseñanza religiosa y moral.

 

c) Los proféticos anuncian la venida
del Mesías y reprenden al pueblo por sus infidelidades.

 

Los didácticos y parte de los proféticos
están escritos en verso.
 

 

c.2 Nuevo Testamento
 

El Nuevo Testamento consta de 27 libros: 5 históricos,
a saber: los 4 Evangelios y los Hechos de los Apóstoles;
21 doctrinales, que son las Epístolas; y uno Profético
que es el Apocalipsis.

 

 

Mención especial a los Evangelios
 

Los 4 Evangelios de San Mateo, San Marcos, San
Lucas y San Juan
nos refieren la vida y enseñanzas de
Nuestro Señor Jesucristo.
 

Ellos deben ser para el católico el libro
de mayor estimación y estudio, porque contienen los ejemplos
de¡ divino modelo y las enseñanzas del divino
Maestro.
 

"Tanto enseña Cristo por sus palabras
como por sus obras",
dice San Agustín. Por eso todo el
Evangelio merece ser atentamente meditado.
 

Digamos una palabra sobre los símbolos con
que se representa a los evangelistas. Están tomados de
los hechos narrados en el primer capítulo de cada Evangelio.
 

lo . San Mateo empieza su Evangelio por el origen
de Cristo en cuanto hombre. Por eso se le dio por símbolo
un rostro humano.
 

2o. San Marcos empieza por la predicación
de San Juan Bautista en el desierto. Su símbolo es un león,
animal del desierto.
 

3o. San Lucas empieza por el sacrificio de Zacarías,
padre del Bautista. Su símbolo es un ternero,
animal por excelencia de los sacrificios.
 

4o. San Juan empieza con una página sublirne
sobre la generación eterna del Verbo. Su símbolo
es un águila, animal que se cierne en las alturas.
 


El profeta Ezequiel (1, 4-12), tiene una visión,
de la que también se han tomado esas figuras.
 


 

CUADRO SINOPTICO
 

 


 

 


 


CARACTERISTICAS DE LAS PERSONAS


 


CARACTERISTICAS 

DE SUS EVANGELIOS


 


FIN ESPECIAL


 


FECHA E IDIOMA


 


 


 

SAN MATEO


 

Era cobrador de impuestos.
Uno de los Apóstoles.


 

Cita 43 veces el 
Antiguo Testamento haciendo ver que en Cristo
se cumplieron las profecías. Relata el Sermón
de la Montaña


 

Convertir a los judíos,
haciéndoles ver que Cristo era el Mesías.


 

Hacia el año 50-55;
en Arameo quizá en Siria.


 


 


 

SAN MARCOS


 

Era de Jerusalén.
Fue secretario y compañero de viajes de San Pedro.
No fue de los 12.


 

Se detiene mas en los
hechos que en las palabras de Cristo.


 

Escribió su Evangelio
"a ruegos de los cristianos de Roma".


 

Hacia el año 60,
en griego, en Roma.


 


 


 

SAN LUCAS


 

Médico de Antioquía.
Fue secretario y compañero de viajes de San Pablo.
No fue de los 12.


 

Gran Narrador: es el
que tiene mejores prendas literarias. Es el único que
relata la infancia de Cristo.


 

Convertir a los paganos,
como compañero que era de San Pablo. El mismo era pagano
convertido.


 

Hacia el año 62,
en griego, parece que en Roma.


 


 


 

SAN JUAN


 

Pescador de Galilea.
Uno de los 12. Fue "el discípulo amado" de Cristo.


 

De preferencia a la vida
Divina de Cristo. Es quien mejor descubre los tesoros de su
corazón. Narra los discursos de la promesa de
la Eucaristía y el Ser-món de la Ultima Cena.


 

Probar la Divinidad de
Cristo, que empe-zaba a ser negada por los primero herejes.
Completar los otros Evangelios.


 

Hacia el año 100
en griego, en Efeso.


 


 


 

d) Libros "apócrifos" y biblias protestantes
 

Un Libro apócrifo es aquél que, teniendo
un argumento o título semejante a los libros inspirados,
no tiene un autor cierto y no está incluido en el Canon Bíblico
fijado por la Iglesia, porque no fue divinamente inspirado y por
contener algunos errores.

 

¿La Biblia católica y las protestantes
son iguales? No. A las biblias protestantes les suprimieron algunos
libros que están en la Biblia católica; por ejemplo:
del Antiguo Testamento: Sabiduría, Judit, Tobías,
Eclesiástico y 11 Macabeos y del Nuevo: Epístolas
de Santiago, de San Pedro y San Juan. Además, en los libros
que conservan, modifican algunas palabras para apoyar sus ideas
erróneas.

 

2.4.2 La Tradición
 

a) Su naturaleza
 

Se llama Tradición a la doctrina revelada
por Dios que no está contenida en la Escritura, sino que
se ha conservado por diversos medios.

 

Por eso se dice que la Tradición es "complemento"
de la Sagrada Escritura; así, por ejemplo, no todo lo que
Nuestro Señor Jesucristo hizo o dijo fue escrito, y sin embargo
ha sido transmitido infaliblemente, gracias a la asistencia del
Espíritu Santo.


La Tradición ha llegado hasta nosotros por
la predicación, la vida misma de la Iglesia, los escritos de
los Santos Padres, la liturgia y otras diferentes formas, como luego
veremos.

 

b) Valor  de la Tradición
 

La Tradición, acompañada de las debidas
condiciones, tiene el mismo valor que la Sagrada
Escritura, porque también es la palabra de Dios, fielmente
transmitida hasta nosotros.

 

Los protestantes le niegan todo valor, y al hacerlo
contradicen a un mismo tiempo la razón y la Escritura.

 

El Concilio Vaticano II, en continuidad con el
de Trento y con el Vaticano I, enseña.- "Dios dispuso, con
su gran bondad, que todo lo que había revelado para la salvación
detodas las gentes se conservara integro para siempre y se fuera
trasmitiendo a todas las generaciones " (Conc. Vaticano II, Const.
dogm. DeíVerbum, núm. 7).


b. 1 Pruebas de razón
 

la. La Tradición, esto es, la predicación
de los Apóstoles es anterior a la Sagrada Escritura, y durante
muchos años fue la única regla de fe.

 

En efecto la predicación de los Apóstoles
comenzó el mismo año de la muerte de Cristo (año
33). En cambio los libros de la Sagrada Escritura no fueron
escritos sino desde el año 50 al 100; y sobre todo no fueron
conocidos por la Iglesia universal, sino en el curso de los
primeros siglos, porque al principio sólo fueron conocidos,
por las Iglesias particulares a que iban destinados.
 

Luego, una de dos: o durante estos primeros
años y siglos no había en la Iglesia fuente
ninguna defe, lo que es inadmisible, pues equivale a decir
que no hubo fe en ellos o hay que admitir una fuente de fe distinta
de la Escritura, a saber la Tradición o enseñanza
de los Apóstoles y sus sucesores.

 


2a. No se puede saber con certeza qué libros
contengan en realidad la doctrina de Cristo, ni cuál sea su
verdadero sentido, sino por la enseñanza de la Iglesia. Luego
esta enseñanza es norma o regla importantísima
de nuestra fe
-

 

3a. Si la norma de fe fuera sólo la Escritura,
y no la enseñanza de la Iglesia, sólo podrían
salvarse los que leen la Escritura; conclusión inadmisible.

 

En efecto hay muchas personas que no saben leer,
o no tienen facilidad
de procurarse una Biblia. Y aquí
debemos pensar no sólo en el gran número de personas
ignorantes de nuestros días y países, sino sobre todo
en la dificultad máxima de conseguir una Biblia antes de
que se descubriera la imprenta: y en los cristianos convertidos
en tierra de misiones, que no tienen Biblia en el único idioma
que conocen.


b. 2 Pruebas de la Sagrada Escritura
 

Se prueba que la enseñanza de la Iglesia es
fuente de la fe:

 

lo. Por las palabras de Cristo. Este dijo a los Apóstoles:
"Id y predicad el Evangelio a toda criatura" (Mc. 16,
15) y no "Id y escribid libros"; y "El que a vosotros oye, a
mí me oye"; (Lc. 10,16) y no el que a vosotros lee.

 

2o. Por la enseñanza de San Pablo, que escribe
así a los fieles deTesalónica:

 

"Manteneos firmes en la fe, y conservad las tradiciones
que
habéis aprendido, ya por la predicación,
ya por mi epístola" (II Tes. 2, 14). Aquí le
da exactamente el mismo valor, como fuente de fe, a su Epístola
(Escritura) y a su predicación (Tradición).

 

Dice también a Timoteo: "Lo que has oído
de mí delante de muchos testigos, confíalo a
otros hombres fieles, capaces de instruir a los demás"
(II Tim.
2, 2). Confía, pues la fe a la enseñanza,
ya a la suya propia, ya a la de sus discípulos.


3o - San Juan declara que si se escribiera todo lo que
Cristo dijo no cabrían los libros en el mundo; lenguaje figurado
que da á entender que deja sin escribir muchas cosas acerca
de Cristo (cfr. Jn. 21, 25). Dice también en
su 2a. carta: "Aunque tenía muchas cosas que escribimos, no
he querido hacerlo por medio de tinta y papel, porque espero veros
y hablaros de viva voz" (II Jn. 12).

 

Tanto la razón como la Escritura enseñan,
pues, el valor de la Tradición como fuente de la fe. Y los
protestantes deben aceptarla si en verdad respetan la enseñanza
de la Escritura.

 

c) Fuentes de la Tradición
 

La Tradición se halla contenida principalmente:
 

lo. en los símbolos de la fe,
 

2o. en la liturgia y vida de la Iglesia,
 

3o. en los escritos de los Padres y Doctores de la
Iglesia.

 

c. 1 Símbolos de fe
 

Símbolos de fe son ciertas fórmulas
que compendian las principales verdades de ella. Los
principales son:

 

a) El Símbolo de los Apóstoles,
que remonta a la edad apostólica. Es el Credo.

 

b) El Símbolo de San Anastasio (Quicumque),
que contiene una amplia declaración de los misterios
de la Santísima Trinidad y la Encarnación.

 

A los símbolos deben agregarse las Profesiones
de Fe, que son también formulas en que se confiesan los
dogmas y se condenan los errores contrarios. La principal es la
ordenada por el Concilio de Trento.
 


c.2 La liturgia y la vida de la Iglesia.
 

La Tradición se halla también contenida
en los ritos de la liturgia, que muchas veces son una confesión
implícita de la fe.

 

Así, el rito de difuntos es una confesión
de la creencia en el Purgatorio, pues ni los bien aventurados necesitan
ayuda, ni los condenados pueden recibirla. La Santa Misa es una
confesión del dogma de la Redención, etc.


Por otra parte, como enseña el Concilio Vaticano
II
(cfr. Const. dogm. Dei Verbum), Cristo quiso que su
Revelación incluyera no sólo sus enseñanzas orales
sino también su vida y sus obras. Y este ejemplo suyo, continuado
en la persona y ministerio de los Apóstoles y sus suceso res,
plasmado en las instituciones y la vida y sentir del pueblo cristiano,
forma también parte de la Tradición.

 

El Concilio Vaticano II viene pues a decirnos que,
en el fondo, la Tradición no es otra cosa que la misma
Iglesia,
que en su doctrina, en su vida y en su culto, perpetúa
y trasmite a todas las generaciones todo lo que ella es y todo
lo que Ella cree (cfr. Dei Verbum,
n. 8).


c.3 Padres y Doctores de la Iglesia
 

a) Padres de la Iglesia son los escritores de la
antigüedad cristiana (anteriores al siglo VII) que se distinguieron
por la pureza de su fe y por su santidad. Llámanse Padres
apostólicos a los que conocieron a los Apóstoles,
como San Ignacio de Antioquía, San Policarpo de Esmirna,
San Clemente Romano, etc.

 

b) Doctores de la Iglesia son aquellos escritores
que además de distinguirse por la pureza de su fe y la santidad,
destacaron por su ciencia eminente.



Los cuatro grandes doctores en la
Iglesia griega son: San Atanasio, San Basilio, San Gregorio
Nacianceno y San Juan Crisóstomo.
 

Y los cuatro grandes doctores en ía Iglesia
latina
son: San Ambrosio, San Jerónimo, San Agustín
y San Gregorio Magno .
 

Se distinguen también entre los doctores:
San Bernardo, San Anselmo, San Buenaventura, San Isidoro de Sevilla,
San Francisco de Sales, San Juan de la Cruz, San Alfonso María
de Ligorio y sobre todo Santo Tomás de Aquino.
 


Santo Tomás de Aquino es quizá la mayor
luminaria de la Iglesia. Sobresalió especialmente en Sagrada
Teología.

 

Su obra más conocida es la Suma Teológica.
En muchos documentos los Papas han manifestado su voluntad de
que la doctrina de Santo Tomás oriente la enseñanza
católica.


Sobre la legitimidad y valor de las diversas fuentes
de la Tradición, le compete juzgar únicamente a la Iglesia
Católica, que es Maestra de toda la verdad revelada, columna
y fundamento de la verdad. En otras palabras, la Tradición
es infalible sólo cuando está reconocida y sancionada

por el Magisterio de la Iglesia.

 

2.4.3 El Magisterio de la Iglesia
 

El oficio de interpretar auténticamente la
palabra de Dios, oral o escrita, ha sido encomendado por Dios únicamente
al Magisterio de la Iglesia. Ya hemos dicho cómo es el Magisterio
quien sanciona la infalibilidad de una verdad contenida en la Tradición;
ahora nos detendremos a hablar de su intervención respecto
a la Biblia.

 

a) La Iglesia depositaria de la Palabra de Dios
 

Tres poderes corresponden a la Iglesia respecto a
los libros sagrados: fijar su canon, determinar su sentido y
velar por su integridad (cfr.
Const. dogm. Dei Verbum, n.
10)

 

lo. Fijar el canon de las Escrituras significa
determinar qué libros se deben tener por revelados, y cuáles
no.

 

Canon significa aquí
lista u orden de los libros revelados. Cristo, al dejar a
su Iglesia la facultad de velar por su doctrina, tuvo que darle
el poder de determinar en qué libros se hallaba esta doctrina.
De otra suerte los fieles no hubieran sabido a qué atenerse
en materia de tanta trascendencia. Es de advertir que en los primeros
siglos muchos libros no revelados trataron de pasar por revelados.


2o. Determinar el sentido significa interpretar
cuál es la verdadera manera de entenderla, especialmente en
los pasajes obscuros y difíciles.

 

La Sagrada Escritura es un libro divino y misterioso,
en el cual, como dice San Pedro, "Hay cosas difíciles
de entender,
cuyo sentido falsean los indoctos para su propia
perdición" (II Pe. 3, 16). Habrá muchos pseudoprofetas
seguidos por muchedumbres dice el mismo apóstol (II Pe.
2, 1 y 2).


3o - Velar por su integridad quiere decir estar
alerta, para que la Escritura no vaya a sufrir alteración o
menoscabo.

 

Sólo la Iglesia tiene este triple poder, porque
sólo a ella confió Cristo el depósito
de la fe, y le dio la misión de enseñar.

 

b) Falsedad del libre examen
 

El libre examen de la Escritura, doctrina fundamental
del Protestantismo,
consiste en admitir que cada uno "tiene
derecho" de interpretar a su gusto la Sagrada Escritura.

 

El libre examen no puede aceptarse, porque resultarían
tantas doctrinas e Iglesias cuantas interpretaciones; y es evidente
que Cristono quiso fundar sino una sola Iglesia con una sola
doctrina.

 

Como consecuencia del libre examen el Protestantismo
se halla dividido en innumerables sectas, que profesan doctrinas
contradictorias.

 

Otra prueba de que el libre examen conduce al error,
es que los herejes de todos los tiempos han preferido defender
sus errores
con falsas interpretaciones de la Escritura.
 


Así, en vista del peligro de interpretaciones
subjetivas o heterodoxas, la Iglesia indica que las ediciones de la
Sagrada Escritura "sólo pueden publicarse si son aprobadas
por la Sede Apostólica o por la Conferencia Episcopal"
(CIC, c. 825 & l), con notas aclaratorias necesarias y
suficientes, porque son muchos los pasajes difíciles
.
 

2.5 INMUTABILIDAD DEL "DEPOSITO" DE LA REVELACION
 

La Revelación de Dios a los hombres tiene
su culminación en Jesucristo. Ya no es un mensajero de Dios
el que viene a revelar un aspecto del plan salvador: es Dios mismo
el que, en su misma realidad personal, revela el Ser y el actuar
divinos. "Dios últimamente nos ha hablado por medio
de su Hijo" (Heb.
1, l). En Jesús culmina la Revelación,
pues es la Palabra, el Verbo hecho carne (cfr. Jn. 1,14).

 

Jesucristo, "con toda su presencia y manifestación,
con sus palabras y obras, prodigios y milagros, y, ante todo, con
su muerte y resurrección y, finalmente, enviando al Espíritu
de verdad, culmina plenamente la Revelación" (Const, dogm.
De¡ Verbum, n. 4).


De lo anterior se desprende que con la muerte del último
Apóstol -testigo ocular cualificado-, se cerró el contenido
del depósito revelado por Dios.

 

La Iglesia, que es depositaria de la Palabra
de Dios que es inmutable, no puede quitar o añadir nada.

 

Puede hablarse, sin embargo, de un progreso en
el modo de explicar
esas verdades.

 

2.5.1 Cierto
progreso
 

Todas las verdades enseñadas por Dios
a los hombres están contenidas en la Escritura y en la Tradición.
Pero no se han conocido y profundizado en toda su amplitud .

 

De acuerdo con estas dos ideas precisemos en qué
sentido se puede admitir el progreso del dogma católico,
y en qué sentido no.

 

Podemos sentar estos tres principios:
 

lo. Con la muerte de los Apóstoles quedó
terminada la Revelación;
y después de ellos Dios
no ha revelado ninguna verdad nueva.

 

En consecuencia, cuando la Iglesia define solemnemente
un nuevo dogma, no establece una verdad nueva, no contenida en la
Escritura y en la Tradición; sino que por el contrario
declara que esta verdad está contenida en la Sagrada Escritura
y en la Tradición;
y que por lo mismo hay que admitirla.


2o. Los dogmas no pueden cambiar de sentido; pero
sí pueden
cambiar los términos en que son
expresados.

 

a) No pueden cambiar de sentido. Repugna
que lo que la Iglesia aceptó ayer como verdadero, hoy lo
rechace como falso; o el caso inverso. Ello equivaldría a
negar la asistencia que Dios prometió.

 

b) Pero sí sucede que los dogmas se pueden
expresar con palabras más claras y precisas.

 

Ejemplos: El dogma de la Santísima Trinidad
se expresó al principio diciendo que Dios es Padre, Hijo
y Espíritu Santo. Fue Tertuliano quien empleó por
primera vez la fórmula que después quedó
definitiva: En Dios hay Tres Personas y una sola es
su
Naturaleza.
 

Desde un principio se admitió que por las
palabras de la consagración el pan se cambia en el cuerpo
de Cristo. Pero la palabra transubstanciación (cambio
de una substancia a otra) la empleó por primera vez la
Iglesia en el IV Concilio de Letrán (1215).
 

En consecuencia el dogma es invariable, pero las
explicaciones y términos de los teólogos pueden
cambiar. La Iglesia sólo los acepta como la mejor manera
de expresar por el momento el Dogma de que se trata.
 


3o. El progreso del Dogma consiste en que la Iglesia
enseña de
modo claro y explícito, verdades que
estaban contenidas en la Escritura
y en la Tradición
de modo velado e implícito.

 

Así el dogma de la infalibilidad del Papa
estaba contenida en forma implícita y velada en las palabras:
"Tú eres Pedro, y sobre ti edificaré mí Iglesia;
y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella" (Mt.
16, 18). O en estas otras, dirigidas también a San Pedro:
"He rogado por ti para que tu fe no perezca, y tú confirmado
en ella confirma a tus hermanos" (Lc. 22, 32).
 

Y el Concilio Vaticano I definió el dogma
de una manera precisa y explícita, precisando que el Papa
es infalible cuando habla de dogma o de moral a toda la Iglesia
en calidad de maestro supremo.
 


No debe extrañarnos este progreso pues la Sagrada
Escritura es un libro lleno de profunda y misteriosa sabiduría,
de suerte que no entrega de una vez todas las verdades que contiene,
sino a medida que se estudia y se reflexiona sobre ellas.

 

 TEOLOGIA DOGMATICA / PABLO ARCE G.