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BIBLIOTECA CATÓLICA DIGITAL

 

PRIMER CONGRESO DE LA SOCIEDAD URUGUAYA DE TEOLOGIA

20 y 21 de Agosto de 1997

Ponencia

La Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia

Pbro. Jesús Antonio Weisensee

 

INTRODUCCIÓN

El acceso fácil a la Sagrada Escritura (D.V. 22) que pedían los Padres Conciliares

del Vaticano II, se está logrando poco a poco en América Latina. Son en efecto, numerosos los grupos, comunidades de base, familias y agentes de pastoral que han hecho de la Sagrada Escritura su libro de cabecera y, sobre todo, de inspiración para su vida, su compromiso apostólico y su acción pastoral. En ninguna época de su historia, el pueblo cristiano ha tenido, como lo tiene en la actualidad, al libro Sagrado tan al alcance de su mano. Este acceso sin pensar que sea ya el mejor, responde al hambre de la Palabra de Dios que el Espíritu ha suscitado en nuestro pueblo creyente según el anuncio del profeta (cf. Am. 8,11).

 

1.- LA BIBLIA EN EL DOCUMENTO DE PUEBLA

 

1.1. LA PALABRA DE DIOS Y LA IGLESIA LATINOAMERICANA

El documento de Puebla, en su parte final, cuando concentra sus deliberaciones y propuestas de las secciones anteriores en las "Opciones Pastorales" reduciéndolas a tres -* Una Iglesia sacramento de Salvación, *una Iglesia servidora, * y una Iglesia misionera, indica con claridad y firmeza que "..esas actitudes fundamentales del ser pastoral de nuestras Iglesias en el continente exigen una Iglesia en proceso permanente de evangelización, una Iglesia evangelizada que escucha, profundiza y encarna la Palabra y una Iglesia evangelizadora que testimonia, proclama y celebra esa Palabra de Dios, el Evangelio, Jesucristo en la vida y ayuda a construir una nueva sociedad en total fidelidad a Cristo y al hombre en el Espíritu Santo, denunciando las situaciones de pecado, llamando a la conversión y comprometiendo a los creyentes en la acción transformadora del mundo".

La Evangelización es una tarea fundamental de la Iglesia (E.N. 14), que es un proceso complejo y constante y que tiene como fuente imprescindible de vida la Palabra de Dios : escuchada, profundizada y encarnada en la comunidad ; Palabra de Dios testimoniada, proclamada y celebrada para construir una nueva sociedad en total fidelidad a Cristo y al hombre bajo el soplo del Espíritu.

En este número (1305) tenemos una síntesis programática de todo lo que han dicho los obispos en el documento sobre la palabra de Dios en la vida de la iglesia de nuestro continente : es un programa de evangelización centrado en la Palabra de Dios.

Lo primero que presenta el Documento de Puebla es "escuchar" la Palabra. En esto coinciden con la primera actitud señalada en la Dei Verbum : "Este Concilio escucha con devoción la Palabra de Dios" entrando en sintonía con la primera comunidad apostólica que, por boca del Apóstol Juan, nos dice : "Lo que hemos escuchado...lo que hemos oído les anunciamos.."(1Jn.1,3).

La segunda actitud la llama "profundizar", en la Palabra, y consiste en su interiorización, meditación en el corazón del creyente, es "oír la Palabra por dentro", de modo que no seamos predicadores vacíos o distraídos de la misma (cf. DV. 25). El que la escucha y medita devotamente viene como a quedar impregnado de esa santa Palabra que, por tener su origen en el Espíritu, trae la fuerza y la vida de Dios ; así llega a "hacerse carne" en el hombre y comparte su propia vida en un modo análogo a como la Palabra de Dios se hizo carne y tomó cuerpo y vida en seno de María.

Esta palabra del Padre escuchada con fe, interiorizada por el Espíritu y hecha carne en el creyente, da como resultado una comunidad viva y sensible, una Iglesia evangelizada que no se encierra en sí misma, sino que se vuelve hacia los demás conviertiéndose en una Iglesia evangelizadora. Ahora bien, la evangelización comienza por el testimonio, prosigue con la proclamación y culmina con la celebración que es precisamente lo que Puebla pide a la Iglesia respecto a la Palabra.

Es digno de subrayarse que Puebla nos invita a "celebrar" la Palabra. Ella adquiere una presencia "personal y sacramental" de modo que no hay contraposición entre proclamación (palabra) y celebración (sacramento), sino que ambas están estrechamente ligadas como lo dice la Dei Verbum de las palabras y las obras (D.V. 2) de Dios en la Escritura. Toda proclamación de la Palabra de Dios (Pan de la Palabra) debe unirse a la Palabra hecha carne en el Pan de la Eucaristía de modo que los dos panes formen la misma mesa del Señor. Aquí tenemos, pues, la visión plena, católica, del papel que desempeña la Palabra de Dios en la Iglesia.

La relación de la Palabra de Dios con el mundo, por cuya salvación fue pronunciada y escrita, viene señalada a continuación por el texto de Puebla : "construir una sociedad en total fidelidad a Cristo y al hombre". Esto se realiza en tres pasos : a) Denunciando las situaciones de pecado, b) llamando a la conversión, c) comprometiendo a los creyentes en la acción transformadora del mundo.

1.2. LA BIBLIA Y LA FE VIVA DE LA IGLESIA

Otro texto de capital importancia en el documento de Puebla es el nº 372, cuando señala los criterios fundamentales "de una evangelización auténtica y viva", ocupando el primer lugar la Palabra de Dios : "La Palabra de Dios contenida en la Biblia y en la tradición viva de la Iglesia, particularmente expresada en los símbolos o profesiones de la fe y dogmas de la Iglesia. La escritura debe ser el alma de la evangelización. Pero no adquiere por sí sola su plena claridad. Debe ser leída e interpretada dentro de la fe viva de la Iglesia. Nuestros símbolos o profesiones de fe resumen la Escritura, explican la sustancia del mensaje, poniendo de relieve la ‘jerarquía de verdades ?"

Aquí el documento sitúa a la Biblia dentro de la ‘tradición viva de la Iglesia’, ‘en la fe viva de la Iglesia’, y señala concretamente los símbolos, profesiones y dogmas de fe como portadores de la Palabra de Dios que resumen la Escritura, explican la sustancia del mensaje jerarquizando las verdades que el creyente debe aceptar.

De esta manera la Biblia queda situada dentro del contexto más amplio de la Palabra de Dios, no identificándola simplemente con ella sino haciéndola su lugar privilegiado (cf. DV.10). Por eso afirma que "la Escritura debe ser el alma de la Evangelización", pero que no adquiere por sí sola su plena claridad. Queda pues excluida la "sola scriptura", y el biblismo de corte protestante que opacó la verdadera dimensión eclesial de la Escritura. La Iglesia de Jesucristo es la Iglesia de la Palabra, más no del libro, si bien el libro la contiene de manera singular mediante el hecho humano de la escritura y el divino de la inspiración.

Así como la Sagrada Escritura no es el libro primera de la revelación, sino el segundo y ordenado al primero, es decir, como guía para interpretar la creación según aquello de San Agustín. "Sin el pecado habría bastado el símbolo del mundo en su inalterada transparencia, pero ahora para descifrarlo, tenemos la necesidad de la ayuda de la Escritura" ; así también la Escritura es posterior a la Tradición. La Escritura fue dada a la Iglesia para fijar en parte e interpretar en conformidad con ella, la voz viva de Dios que resonó y sigue resonando en la comunidad de salvación, en la Iglesia. La Biblia está al servicio del libro de la vida y al servicio de la Palabra viva de Dios en la Iglesia, la Tradición.

1.3. LA PALABRA DE DIOS Y EL HOMBRE LATINOAMERICANO

Estos números son, los núcleos centrales en los que el Documento de Puebla concentra la doctrina católica y la práctica pastoral que espera el continente por lo que se refiere a la Palabra de Dios en general y a la Escritura de manera particular. Pero, en realidad, todo el documento está como salpicado de referencias a la Palabra de Dios, al Evangelio.

Ya en el Documento de Medellín, se percibe a llevar "el mensaje de salvación del Evangelio a todos los hombres, preferentemente a los más pobres y olvidados (12) ; quieren ubicarse "en la realidad del hombre latinoamericano" "a partir del Evangelio" discerniendo los signos de los tiempos (15), optando "por un auténtico compromiso evangélico"(42) ya que hay falsas expectativas de salvación que contradicen "los valores fundamentales de nuestra cultura latinoamericana y del Evangelio" (62). Mas adelante llegan a preguntarse si toda esa realidad lacerante del continente, la Iglesia la ha enfocado y esclarecido "a la luz del Evangelio"(74) confesando que la realidad demográfica "ha desbordado las posibilidades actuales de la Iglesia para llevar a todos la Buena Nueva" (78) no obstante que el pueblo sigue pidiendo "el pan de la Palabra de Dios" junto con la justicia (93).

En medio de este desierto espiritual hay signos de esperanza, pues florecen grupos de seglares "que reflexionan a la luz del Evangelio sobre la realidad que los rodea y buscan formas originales de expresar su fe en la Palabra de Dios y de ponerla en práctica (99), y en las celebraciones litúrgicas "la proclamación de la Palabra de Dios ha hecho que la vida cristiana vaya ganando en iluminación"(101) y, en general, la Iglesia "invita a todos a transformar su mente y sus corazones según la escala de valores del Evangelio"(148).

El documento mirando hacia el futuro augura que "la Evangelización dará prioridad a la proclamación de la Buena Nueva, a la catequesis bíblica y a la celebración litúrgica, como respuesta al ansia creciente de la Palabra de Dios (150) que descubre en nuestro continente.

La segunda parte, cuando trata del "designio de Dios sobre la realidad de A.L." al constatar "la insuficiente proclamación del Evangelio y las carencias de nuestro pueblo en su vida de fe", el documento ve con gozo "un mayor acercamiento al Evangelio" que descubrirá el rostro siempre nuevo de Cristo y la legítima liberación integral (cf. nº 173) del hombre latinoamericano.

Al tocar el tema específico de la Evangelización (342-384) tenemos afirmaciones categóricas como ésta : "la Iglesia se convierte cada día a la Palabra de la Verdad", "se hace servidora del Evangelio" (349), y el texto programático del 372, ya mencionado, con explicaciones en 374 y siguientes. Más adelante los obispos "la preocupación por la Palabra de Verdad (380) y "la alegría de saberse ministro del Evangelio" (383), como actitudes y signos que acompañan y avalan al auténtico evangelizador.

La Palabra de Dios, por ser "Palabra encarnada" en una cultura, pero dotada al mismo tiempo de la fuerza de Dios que supera todo reducto cultural, es apta para fecundar y transformar las culturas, "particularmente en los períodos en que decaen viejas formas... para dar lugar a nuevas síntesis" culturales (cf. 393). "Por esto, la Iglesia latinoamericana busca dar un nuevo impulso a la evangelización de nuestro continente" (393) mediante el recurso a la Palabra de Dios.

Un ejemplo del todo singular de la inculturación de Evangelio es la llamada "religiosidad popular" que debe ser nuevamente evangelizada (451), porque "en cuanto contiene encarnada la Palabra de Dios, es una forma activa con la cual el pueblo se evangeliza continuamente a sí mismo" (450). La religiosidad popular se basará en la Palabra de Dios" para alcanzar su madurez y profundidad (960) y sólo así será instrumento apto para la evangelización (935) como vivencia de la Palabra y testimonio de vida" (963). Hay, pues, en todas estas formas religiosas, no sólo las semillas del Verbo, sino una presencia activa y vital de la Palabra de Dios, aunque existen grupos autóctonos o africanos que están "en espera de la Palabra viva" (451).

En la tarea de la liberación humana es imprescindible la presencia de la Palabra de Dios, pues ella "ilumina las situaciones particularmente conflictivas de nuestros pueblos" (470), la misma enseñanza social de la Iglesia "tiene su fuente en la Sagrada Escritura" (472), en los Padres de la Iglesia y en el Magisterio, de modo que "en plena fidelidad a la Palabra de Dios", las luchas por la liberación se aparten de ambigüedades y reduccionismos estériles (498).

 

2.- LA BIBLIA Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN

 

2.1. LA PASTORAL BIBLICA EN EL CONTEXTO DE UNA NUEVA EVANGELIZACIÓN

"La reflexión sobre la Biblia de cara a la nueva evangelización adquiere mayor importancia para un renovado anuncio de la Palabra de Dios, Buena Nueva de Salvación". La Iglesia que está inserta en el mundo, tiene la tarea primaria de la Evangelización, como constitutiva de su misión. La misma evangelización posee una novedad básica, que radica en el hecho de ser la obra salvadora del mismo Señor Jesucristo. La Biblia permanece como un punto de referencia constante. La Palabra de Dios permanece por siempre (Is. 40,8). Las Escrituras hacen resonar en las palabras de los profetas y apóstoles la voz del Espíritu Santo (DV 21).

La Nueva Evangelización es una preocupación y una tarea de toda la Iglesia y su realización afecta a todos los aspectos de su vida: la proclamación kerigmática, la catequesis, la celebración litúrgica, el servicio al mundo, la reflexión teológica, la práctica pastoral y las estructuras institucionales. El apostolado bíblico es un aspecto importante de la Nueva Evangelización. "Toda la predicación de la Iglesia, como la religión cristiana misma, se ha de alimentar y regir por la Sagrada Escritura"

2.2. Contexto donde llevar la Nueva Evangelización

La variedad de contextos en los que actualmente vivimos pide que nuestra proclamación de la Palabra afecte las vidas de los hombres y permita a esta Palabra convertirse en Buena Nueva de Salvación para todos. Veamos algunos de éstos aspectos:

2.2.1. Pluralismo cultural

El Vaticano II describió a la Iglesia como una realidad en el mundo (GS 1). Estos exige de ella que su identidad basada en Cristo se vaya redescubriendo constantemente en su relación con los pueblos y culturas. La Palabra que debe proclamar se hace efectiva sólo en la medida en que sea significativa para esas culturas. A través de toda la historia de la iglesia se han hecho muchos esfuerzos de inculturación. Esto tiene serias consecuencias para la Palabra y para el mundo. Ella desplegará las riquezas del Evangelio. Cuestionará a las ambigüedades presentes en las culturas humanas. Le dará mayor relevancia a la Palabra para el pueblo. Exigirá que la Iglesia revise sus métodos de proclamación y desarrolle una nueva hermenéutica (haciendo la exégesis del texto relevante para el contexto) en la interpretación de la Palabra.

2.2.2. Situación socio-politica y económica

La Biblia debe llegar a ser un libro para el mundo, porque no podemos entender la Biblia sin la realidad humana necesitada de salvación; pero tampoco podemos entender la realidad humana sin la Biblia. Contemplando el mundo de hoy nos damos cuenta de que es un mundo que sufre por la injusticia, la explotación y la desigualdad. He aquí algunas manifestación de lo anterior:

Estamos necesitados de una nueva visión de fe, donde todos los seres humanos puedan experimentar la fraternidad entre hombres y mujeres con un Dios que es nuestro Padre y nuestra Madre (Os. 11,1-9; Is. 49,15). El Apostolado bíblico debería cuestionar esta situación que atenta contra el hombre. La luz del Evangelio debería hacernos capaces de descubrir y destruir los ídolos que hemos fabricado y hacer desaparecer las sombras que impiden al hombre caminar a la luz de Dios.

2.2.3. Pluralismo religioso

El cristianismo se encuentra hoy en algunas regiones en la misma situación que el antiguo Israel en el Exilio. Las comunidades cristianas están viviendo en medio de otros grupos religiosos. Algunos de estos grupos religiosos están reviviendo sus tradiciones religiosas y a veces se vuelven agresivamente fundamentalistas. Por consiguiente, nuestro ministerio de la Palabra tiene que tener en cuenta la realidad religiosa del pueblo que nos rodea.

La apertura hacia las demás religiones nos debería permitir descubrir bases comunes como creyentes en el mismo Dios, que caminan hacia el mismo destino. De esta forma, la Biblia vendrá a ser el libro de la esperanza para todos los pueblos. Esta es la Buena Nueva que les podemos proclamar. Para esto, es necesario que la Iglesia se haga consciente de que su tarea consiste en ser levadura en medio del mundo.

2.2.4. Nuevo despertar de grupos marginados

Nuestra sociedad experimenta hoy más que nunca los gemidos y lamentos de grupos que han sido marginados por razones étnicas, lingüísticas, económicas, sociales, sexistas o políticas. Mientras que algunos de esos grupos son minoritarios, también constituyen mayorías en algunos países.

La Biblia es uno de los pocos libros de la humanidad que está de parte de los pobres y marginados. Como ministros de la Palabra nosotros estamos llamados a continuar la misión de liberación. Nuestro ministerio bíblico tiene que capacitar a las comunidades cristianas para escuchar el Evangelio que estas gentes oprimidas nos predican, y responder a las exigencias de la Palabra, cooperando activamente en la construcción de una sociedad de justicia y libertad para todos.

2.2.5. Ecumenismo

El espíritu ecuménico es un fenómeno universal hoy. Las Iglesias cristianas y las comunidades eclesiales trabajan juntas en muchas áreas del testimonio evangélico y del servicio al mundo.

La Biblia debe fortalecer este compromiso común. Nuestros esfuerzos por una lectura ecuménica de la Biblia tienen que encauzarse hacia la construcción de comunidades basadas en el amor y la comunión cristiana.

2.2.6. Comunidades Cristianas

La Iglesia, a quien se ha encomendado la proclamación del Evangelio, continuamente necesita renovar sus estructuras y métodos de evangelización. La Biblia tiene que ser cada vez más el libro de la comunidad cristiana. Especialmente el laicado ha de tener más acceso a ella. Todo el ministerio de la Iglesia debería ser entendido como ministerio de la Palabra (Rom. 15,16; PO 2; LG 21; GS 38). Un lugar privilegiado para la lectura e interpretación de la Biblia son las pequeñas comunidades cristianas. Es necesario preparar líderes que puedan animar dichas comunidades. En un contexto de pluralismo religioso, debemos impulsar la creación de pequeñas comunidades humanas en las cuales los miembros puedan reflexionar sobre temas y valores humanos, a la luz de la Biblia y de otros libros sagrados.

2.3. Criterios de acción

2.3.1. Biblia y Pastoral

La Biblia es Palabra de Dios en lenguaje humano para la salvación de todos los hombres hoy, y sus fuerza evangelizadora, santificadora y liberadora es el alma de la acción pastoral de la Iglesia.

2.3.2.Lectura de la Biblia y el contexto L.A.

La Sagrada Escritura debe leerse en el contexto de nuestra situación latinoamericana, a la luz de los documentos de Medellín y Puebla y de acuerdo con la opción preferencial por los pobres que ha proclamado la Iglesia en nuestro Continente, con el fin de ayudar a nuestras comunidades a saciar el hambre que tienen de la Palabra de Dios.

2.3.3. Biblia, libro del Pueblo de Dios

La Biblia es el libro del Pueblo de Dios que, con los sacramentos, convoca y construye nuestras comunidades. Por consiguiente, todos los miembros de la Iglesia, en diálogo de carismas, deben compartir la lectura de las Escrituras, acatando la misión del magisterio jerárquico, la responsabilidad de los seglares en la iluminación evangélica de los problemas que le competen y la función necesaria de la ciencia exegética y teológica.

2.3.4. Biblia y ciencias auxiliares

Los estudios de la exégesis, con una adecuada pedagogía de acuerdo con la Dei Verbum y los recientes documentos del magisterio eclesiástico, deben ponerse al servicio de las comunidades cristianas, de tal forma que se comprenda la Revelación en el proceso histórico del Pueblo de Dios, en el contexto de las diversas culturas y géneros literarios, sin buscan en ella una mera información científica.

 

2.4. DESAFIOS

Surgen varios desafíos dentro de esta perspectiva de lectura bíblica en un contexto de la Nueva Evangelización.

  1. Religiosidad Popular, terreno fértil de acogida de la Palabra de Dios, que ésa debe iluminar y purificar.

  2. Los nuevos grupos religiosos, con su interpretación fundamentalista.

  3. Los medios de comunicación social, que a menudo son instrumentos de manipulación y que deben transformarse en medios al servicio del hombre.

  4. El pluralismo de ideologías, que influyen en las culturas y en el actuar socio-político.

  5. La necesidad de dinamizar la dimensión sociopolítica de la fe (D.P. 513-520)

  6. . El mundo secularizado, llamado a abrirse a la transcendencia.

  7. El diálogo ecuménico.

2.5. UN NUEVO MODO DE LEER LA BIBLIA

La nueva Evangelización exige de nosotros nuevas formas de leer y proclamar la Palabra en armonía con la sana tradición de la Iglesia. Esto tiene que capacitarnos para descubrir el plan de Dios hoy en medio de nosotros y responder a él adecuada y convenientemente.

2.5.1. Iluminar la realidad

Deberíamos empezar por la realidad en la que nos encontramos hoy, y permitir que la Palabra de Dios ilumine esta realidad. Esto llevaría consigo de nuestra parte una atenta escucha de Dios, que habla a través de las Escrituras, de su Iglesia y de las situaciones humanas. De esta manera de leer la Biblia nos revelará el verdadero rostro de Dios: no el Dios de la filosofía abstracta, que permanece impasible ante los acontecimientos del mundo, sino el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, cuyo rostro, en Cristo y por la venida del Reino de Dios, se ha vuelto con amorosa compasión y solicitud hacia todos aquellos que sufren en cada época y que tratan de encontrar el sentido de sus vidas.

2.5.2. Ambiente de oración

Hemos de leer la Biblia en ambiente de oración. La Biblia es la Palabra de amor dirigida por un Dios de amor. Su Palabra no es primariamente una descripción de sí mismo, sino una comunicación de sí mismo a su Pueblo. Para entender esta Palabra es necesario crear una actitud de apertura en el amor a este Dios. Sólo entonces podemos verdaderamente entrar dentro del mensaje que se comunica. En la Biblia el pueblo se encuentra con el Dios vivo y dialoga con El, de manera que siempre lee la Escritura en forma de oración. Esta lectura orante se traduce en solidaridad, servicio, compromiso.

Esto se debe hacer en la lectura privada y comunitaria, especialmente en las celebraciones litúrgicas. En la liturgia, esta Palabra se traduce en signos relacionados con la vida. Las acciones rituales mismas se hacen proclamación. La presencia salvífica de Cristo en la liturgia es así proclamada bajo el signo de la Palabra y del Sacramento.

2.5.3. Comprometida

Nuestra lectura de la Palabra debe permitir al pueblo descubrir su verdadero contenido. Todos los esfuerzos para interpretar la Biblia a fin de justificar posiciones políticas e ideológicas han de ser considerados como una traición al mensaje. La Palabra debe impulsar al Pueblo de Dios a la conversión y al compromiso en el servicio a los hermanos. Cuando es leída en la comunidad de creyentes que están abiertos a Dios, nos puede fortalecer para ser fieles a nuestra vocación de servicio en el mundo.

2.5.4. Fiel a la Palabra

Hemos de tener cuidado para evitar el peligro del fundamentalismo en la lectura e interpretación de la Palabra de Dios. Esto se puede lograr teniendo en cuenta los siguientes elementos en nuestra lectura de la Biblia:

  1. La Biblia es un libro que trata de nuestras relaciones con Dios en el contexto de una comunidad que cree, y no un libro que nos da explicación científica de este mundo.

  2. En la Biblia tenemos una revelación gradual de la Pedagogía de Dios. Por consiguiente, al interpretar los textos se deben tener en cuenta el contenido total y el dinamismo global del plan de Dios que culmina en Cristo.

  3. Puesto que la Biblia utiliza una gran variedad de recursos literarios, en la interpretación de la misma tendrían que explicarse, utilizando una metodología apropiada.

  4. Finalmente, no es posible leer la Biblia y entender su mensaje independientemente de la comunidad y del contexto histórico en el que nació.

2.5.5.Impulso misionero

  1. Impulso desde el libro hacia la Palabra. Hacer que la Palabra de Dios viva en los corazones de todos nuestros hermanos de las comunidades.

  2. Impulso del clero hacia el laicado. Debemos convencernos que cada bautizado es responsable de la difusión de la Buena Nueva, y de que los laicos, hombres y mujeres, están en situación privilegiada para llegar a los hombres y mujeres de este mundo necesitado de salvación.

  3. Impulso de una lectura privada hacia una presencia transformadora en el mundo:

  4. Por supuesto, la piedad personal nunca perderá actualidad. Pero el Espíritu de Dios que inspira las Escrituras tiende a hacer nuevas todas las cosas. Es el fermento que quiere transformar las sociedades, un fuego que nos purifica de nuestros pecados, amor que llena la brecha entre ricos y pobres, luz que da sentido a nuestra vida y guía en el único camino verdadero hacia la felicidad.

CONCLUSIÓN

Estas reflexiones pretendieron situar la Biblia en el contexto histórico que estamos viviendo en América Latina, principalmente por medio de los textos del Documento de Puebla y el llamado de Juan Pablo II a la "Nueva Evangelización". Fueron puntos mas bien genéricos que pretendían mostrar la importancia que tiene la Sagrada Escritura para toda la Pastoral y toda la vida de la Iglesia.

Ojalá que pudiéramos todos asumir la propuesta hecha por el Vaticano II, cuando nos decía.