Jose Vaquero
www.forumlibertas.com/

 

Esopo habla al siglo XXI: Los dos recipientes

¿Por qué no miramos el fin, el negro fin que ven tantos desempleados actuales y próximos, y dejamos de pelearnos entre nosotros?

 

Esta nueva ‘fabula fabulosa’ de Esopo, Los dos recipientes, es útil para reflexionar sobre la amistad y los rifirrafes políticos en los tiempos que corren: “La amistad no se consolida fácilmente entre disímiles”, concluye la moraleja de esta fábula.

 

Ante los constantes choques de un partido contra otro, el autor se pregunta por qué no prestan más atención unos y otros al “negro fin que ven tantos desempleados actuales y prójimos.

 

 

Los dos recipientes

 

“Arrastraba un río en sus aguas a dos recipientes,

uno de barro cocido y otro de bronce.

 

El de barro le dijo al de bronce:

 

-Por favor mantente a distancia de mí, pues si me tocas

aunque sea suavemente, me haré pedazos.

Y además, de ninguna manera deseo estar cerca de ti”.

 

 

 

Mi apreciado amigo Esopo: En esta ocasión has cambiado los cándidos animales de la naturaleza por dos objetos inanimados, y de lo más sencillos: dos vasijas, una de bronce, dura y resistente, y otra de barro, prima hermana del hispánico licenciado Vidrieras: con miedo a recibir cualquier pequeño golpe, so pena de estallar.

 

Concluyes tu fábula haciendo una reflexión interesante sobre la amistad: “la amistad no se consolida fácilmente entre disímiles”. Aristóteles, tres siglos después, diría más o menos lo mismo: surge la amistad cuando hay algo común entre las dos personas. El problema es que, en ocasiones, ese “común entre las personas” es la actitud de conseguir ganancias deshonestas.

 

Si te has asomado estos días a nuestra península, verás que también aquí se disfruta con las cacerías, igual que tus contemporáneos. Cacerías como ambiente para acomodar cuestiones judiciales y políticas, o cacerías de un partido contra otro.

 

¿Llegarán a chocar las dos vasijas? No sé qué sería mejor: el choque frontal, con la mutua destrucción, o los choques continuos, con su pequeña destrucción, igualmente continua. De un modo o de otro, tanto choque no nos ayuda; nos ocupamos por cuidarnos de los que navegan al lado, y dejamos los remos sobre la barca, dejando que la corriente nos arrastre. ¿Por qué no miramos el fin, el negro fin que ven tantos desempleados actuales y próximos, y dejamos de pelearnos entre nosotros?