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Colaboración de Margarita Torrecilla y Elías Cano Saavedra |
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JESUCRISTO
ÚNICO
SALVADOR |
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NO
HAY BAJO EL CIELO
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Esta
afirmación dirigida al Sanedrín, asume un valor universal, ya que para
todos –judíos y gentiles- la salvación no puede venir más que de
Jesucristo.
San
Pablo reconoce en Cristo resucitado al Señor:
“Pues
... para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas y para el cual somos; y un solo Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas y por el cual somos nosotros” (1 Cor 8, 5-6) |
En el evangelio de San Juan esta universalidad salvífica de
Cristo abarca los aspectos de su misión de gracia, de verdad y de
revelación:
“La
Palabra es la luz verdadera que ilumina a todo hombre” |
Y
añade: “A
Dios nadie lo ha visto jamás; el Hijo único, que está en el seno del
Padre, Él lo ha revelado” (Jn
1, 18)
La revelación de Dios se hace definitiva y completa por
medio de su Hijo unigénito: “Muchas veces y de muchos modos habló Dios en el pasado a
nuestros padres por medio de los profetas; en estos últimos tiempos nos
ha hablado por medio de su Hijo, a quien instituyó heredero de todo,
por quien también hizo todos los mundos” (Heb 1, 1-2)
En
esta palabra definitiva de su revelación, DIOS se ha dado a conocer del
modo mas completo; ha dicho a la humanidad QUIÉN ES. Esta
autorevelación definitiva
de DIOS es el motivo fundamental por el que la Iglesia es misionera por
naturaleza. Ella no puede dejar de proclamar el Evangelio, es decir, la
plenitud de la verdad que DIOS nos ha dado a conocer sobre SÍ MISMO.