EL EVANGELIO DE SANTO TOMÁS

(Redacción griega)

Preámbulo

I 1. Yo, Tomás Israelita, vengo a anunciaros a todos vosotros, mis hermanos entre los gentiles, para que los conozcáis, los actos de la infancia y los prodigios de Nuestro Señor Jesucristo, cumplidos por él después de su nacimiento en nuestro país.

2. Y he aquí cuál fue su comienzo.

Gorriones hechos con barro

II 1. El niño Jesús, de cinco años de edad, jugaba en el vado de un arroyo, y traía las aguas corrientes a posar, y las tornaba puras en seguida, y con una simple palabra las mandaba.

2. Y, amasando barro, formó doce gorriones, e hizo esto un día de sábado. Y había allí otros muchos niños, que jugaban con él.

3. Y un judío, que había notado lo que hacía Jesús, fue acto seguido, a comunicárselo a su padre José, diciéndole: He aquí que tu hijo está cerca del arroyo, y, habiendo cogido barro, ha compuesto con él doce gorriones, y ha profanado el sábado.

4. Y José se dirigió al lugar que estaba Jesús, lo vio, y le gritó: ¿Por qué haces, en día de sábado, lo que no está permitido hacer? Pero Jesús, dando una palmada, y dirigiéndose a los gorriones, exclamó: Volad. Y los pájaros abrieron sus alas, y volaron, piando con estruendo.

5. Y los judíos quedaron atónitos ante este espectáculo, y fueron a contar a sus jefes lo que habían visto hacer a Jesús.

Muerte del hijo de Anás

III 1. Y el hijo de Anás el escriba se encontraba allí, y, con una rama de sauce, dispersaba las aguas que Jesús había reunido.

2. Y Jesús, viendo lo que ocurría, se encolerizó, y le dijo: Insensato, injusto e impío, ¿qué mal te han hecho estas fosas y estas aguas? He aquí que ahora te secarás como un árbol, y no tendrás ni raíz, ni hojas, ni fruto.

3. E inmediatamente aquel niño se secó por entero. Y Jesús se fue de allí, y volvió a la casa de José. Pero los padres del muchacho muerto lo tomaron en sus brazos, llorando su juventud, y lo llevaron a José, a quien reprocharon tener un hijo que hacía tales cosas.

Castigo infligido por Jesús a un niño

IV 1. Otra vez, Jesús atravesaba la aldea, y un niño que corría, chocó en su espalda. Y Jesús, irritado, exclamó: No continuarás tu camino. Y, acto seguido, el niño cayó muerto. Y algunas personas, que habían visto lo ocurrido, se preguntaron: ¿De dónde procede este niño, que cada una de sus palabras se realiza tan pronto?

2. Y los padres del niño muerto fueron a encontrar a José, y se le quejaron, diciendo: Con semejante hijo no puedes habitar con nosotros en la aldea, donde debes enseñarle a bendecir, y no a maldecir, porque mata a nuestros hijos.

José reprende a Jesús

V 1. Y José tomó a su hijo aparte, y lo reprendió, diciendo: ¿Por qué obras así? Estas gentes sufren, y nos odian, y nos persiguen. Y Jesús respondió: Sé que las palabras que pronuncias no son tuyas. Sin embargo, me callaré a causa de ti. Pero ellos sufrirán su castigo. Y, sin demora, los que lo acusaban, quedaron ciegos.

2. Y los que vieron esto, vacilantes y atónitos, decían de Jesús que toda palabra que pronunciaba, buena o mala, se cumplía, y producía un milagro. Y, cuando hubieron visto que Jesús hacía cosas semejantes, José se levantó, lo agarró por la oreja, y se la estiró con fuerza.

3. Pero el niño se enfadó, y le dijo: Bien fácil te es buscar sin encontrar, y acabas de obrar como un insensato. ¿Ignoras que te pertenezco? No me hagas daño.

Exposición del alfabeto

VI 1. Y un maestro de escuela, llamado Zaqueo, que se encontraba allí, oyó a Jesús hablar así a su padre, y lo sorprendió mucho que un niño se expresase de aquella manera.

2. Y, algunos días después, se acercó a José, y le dijo: Tienes un hijo dotado de buen sentido e inteligencia. Confíalo a mi cuidado, para que aprenda las letras, y, con las letras, le enseñaré toda ciencia. Y también le enseñaré a saludar a los mayores, a honrarlos como antepasados, a respetarlos como padres, y a amar a los de su edad.

3. Y le escribió todas las letras del alfabeto desde Alpha hasta Omega muy puntualmente y con toda claridad. Mas Jesús, mirando a Zaqueo, le dijo: Tú, que no conoces la naturaleza del Alpha, ¿cómo quieres enseñar a los demás la Beta? Hipócrita, enseña primero el Alpha, si sabes, y después te creeremos respecto a la Beta. Luego se puso a discutir con el maestro de escuela sobre las primeras letras, y Zaqueo no pudo contestarle.

4. Y, en presencia de muchas personas, el niño dijo a Zaqueo: Observa, maestro, la disposición de la primera letra, y nota cómo hay líneas y un rasgo mediano que atraviesa las líneas que tú ves comunes y reunidas, y cómo la parte superior avanza y las reúne de nuevo, triples y homogéneas, principales y subordinadas, de igual medida. Tales son las líneas del Alpha.

Perplejidad de Zaqueo

VII 1. Y, cuando Zaqueo, el maestro de escuela, oyó al niño exponer las alegorías tan numerosas y tan grandes de la primera letra, quedó perplejo ante tal respuesta y ante tal enseñanza, y dijo a los asistentes: ¡Desventurado de mí, a qué extremo me veo reducido! Me he cubierto de vergüenza, al traer a mi escuela a este muchacho.

2. Así, pues, hermano José, te ruego que lo lleves contigo, porque no puedo soportar la severidad de su mirada, ni penetrar el sentido de su palabra en modo alguno. Este niño no ha nacido en la tierra, es capaz de domar el fuego mismo, y quizá ha sido engendrado antes de la creación del mundo. ¿Qué vientre lo ha llevado? ¿Qué pecho lo ha nutrido? Lo ignoro. ¡Ay, amigo mío, tu hijo me pone fuera de mí, y no puedo seguir su pensamiento! Me he equivocado en absoluto. Yo quería tener en él un discípulo, y me he encontrado con que tengo en él un maestro.

3. Me doy cuenta de mi oprobio, amigos míos, porque yo, que soy un viejo, he sido vencido por un niño. Y no me queda sino abandonarme al desaliento o a la muerte, a causa de este niño, ya que no puedo, en este momento, mirarlo cara a cara. ¿Qué responderé, cuando digan todos que he sido derrotado por un pequeñuelo? ¿Y qué podré explicar acerca de lo que él me ha dicho de las líneas de la primera raya? No lo sé, amigos míos, por cuanto no conozco, ni el comienzo, ni el fin, de este niño.

4. Así, pues, hermano José, te ruego que lo lleves contigo a tu casa. Es algo muy grande, sin duda: un dios, un ángel o algo parecido.

Conclusión de la historia de Zaqueo

VIII 1. Y, mientras los judíos daban consejos a Zaqueo, el niño rompió a reír, y dijo: Ahora que tu aventura produce sus frutos, y que los ciegos de corazón ven, he aquí que yo vengo de lo alto para maldecirlos, y para llamarlos a lo alto, como me lo ordenó el que me ha enviado a causa de vosotros.

2. Y, cuando el niño hubo acabado de hablar, pronto todos los que habían caído antes bajo su maldición, quedaron curados. Y nadie, desde entonces, se atrevió a provocar nunca su cólera, por miedo a que los maldijese, y los hiriese de enfermedad.

Niño caído de una terraza

IX 1. Algunos días después, Jesús jugaba en una terraza, sobre lo alto de una casa, y uno de los niños que jugaba con él, cayó de la terraza, y murió. Y, Viendo esto, los demás niños huyeron, y Jesús quedó solo.

2. Y, habiendo llegado los padres del niño muerto, acusaron a Jesús de haberlo hecho caer. (Jesús les dijo: Yo no hice tal.) Y lanzaron invectivas contra él.

3. Mas Jesús se tiró de la terraza abajo, se detuvo cerca del cuerpo del niño caído, y gritó a gran voz, diciendo: Zenón (porque tal era su nombre), levántate, y dime: ¿Soy yo quien te hizo caer? Y, habiéndose levantado inmediatamente, el niño repuso: No, Señor, tú no me has hecho caer, sino que me has resucitado. Y los espectadores del lance quedaron conmovidos de asombro. Y los padres del niño glorificaron a Dios por el milagro cumplido, y adoraron a Jesús.

Resurrección de un joven

X 1. Pasados otros cuantos días, un joven cortaba leña en las proximidades del pueblo. Y he aquí que su hacha le hendió la planta del pie, y murió, por haber perdido toda su sangre.

2. Y, como ello produjera una aglomeración y un tumulto de gentes, el niño Jesús corrió también allí, y, haciéndose sitio, atravesó la multitud, y tomó el pie herido del joven, que en seguida quedó curado. Y dijo al joven: Levántate, sigue cortando leña, y acuérdate de mí. Y la multitud, al ver lo que había pasado, adoró al niño, diciendo: Verdaderamente, el espíritu de Dios reside en ti.

Jesús en la fuente

XI 1. Y, cuando tenía seis años, su madre le dio un cántaro, y lo envió a tomar agua, para llevarla a casa. Pero, habiendo tropezado el niño con la multitud, el cántaro se rompió.

2. Entonces Jesús, extendiendo la túnica que lo cubría, la llenó de agua, y la llevó a su madre. Y su madre, reconociendo milagro tal, lo abrazó, y guardó en su corazón los misterios que veía cumplidos.

Milagro del grano de trigo

XII 1. Otra vez, en la época de la siembra, el niño salió con su padre para sembrar trigo en su campo, y, mientras su padre sembraba, el niño Jesús sembró también un grano de trigo.

2. Y, una vez lo hubo recolectado y molido, obtuvo cien medidas y, llamando a la granja a todos los pobres de la aldea, les distribuyó el trigo, y José se quedó con lo que aún restaba. Y Jesús tenía ocho años cuando hizo este milagro.

Milagro de las dos piezas de un lecho

1. Y su padre era carpintero, y hacía en aquel tiempo carretas y yugos. Y un hombre rico le encargó que le hiciese un lecho. Mas, habiendo cortado una de las piezas más pequeña que la otra, no sabía qué partido tomar. Entonces el niño Jesús dijo a su padre José: Pon las dos piezas en el suelo, e iguálalas por tu lado.

2. Y José procedió como el niño le había indicado. Y Jesús se puso al otro lado, tiró de la pieza más corta, y la tomó igual a la otra. Y su padre José, viendo tal, quedó admirado, y abrazó a Jesús, diciendo: Felicitarme puedo de que Dios me haya dado este niño.

Relaciones con un segundo maestro

XIV 1. Viendo José que el niño crecía en edad y en inteligencia, y no queriendo que permaneciese iletrado, lo llevó a un segundo maestro. Y este maestro dijo a José: Le enseñaré primero las letras griegas, y luego las hebraicas. Porque el maestro conocía la inteligencia del niño. Sin embargo, después de haber escrito el alfabeto, se ocupó largamente de él, y Jesús no le respondió, hasta que le advirtió:

2. Si eres verdaderamente un maestro, y conoces bien el alfabeto, dime primero el valor de Alpha y yo te diré luego el de Beta. Pero el maestro, irritado, le pegó en la cabeza. Y el niño, en su dolor, lo maldijo, y aquél cayó exánime, con la faz contra tierra.

3. Y el niño volvió a casa de José, que quedó muy afligido, y recomendó a su madre: No le dejes pasar la puerta, porque cuantos lo encolerizan, quedan heridos de muerte.

Jesús confunde a un tercer maestro

XV 1. Y, algún tiempo después, otro maestro que era pariente y amigo de José, le dijo: Tráeme al niño a la escuela, que quizá podré por la dulzura enseñarle las letras. Y José le contestó: Si tienes valor, hermano, llévalo contigo. Y lo llevó con temor y repugnancia, y el niño iba con placer.

2. Y, entrando decididamente en la escuela, encontró un libro sobre un pupitre, y, tomándolo, no leía los caracteres que en él se encontraban, sino que, abriendo la boca, hablaba conforme a la inspiración del Espíritu Santo. Y enseñó la Ley a los presentes. Y, juntándose una gran multitud, lo rodeaba, lo escuchaba, y se admiraba de la belleza de sus descripciones, de lo justo de sus discursos, y de que un niño como él se expresase de tal manera.

3. Al oír esto, José, espantado, fue a la escuela, temiendo por la salud del profesor. Y el maestro dijo a José: Sabe, hermano, que yo he tomado al niño por discípulo, pero está lleno de sabiduría y de gracia. Condúcelo, yo te lo ruego, a tu domicilio.

4. Y, cuando el niño hubo oído estas palabras, sonrió. y le dijo: Puesto que has hablado bien, y has dado un buen testimonio, sea por tu causa curado quien fue herido. Y en seguida el otro maestro fue curado. Y José volvió con el niño a su casa.

Jacobo, curado de una mordedura de víbora

XVI 1. Y José envió a su hijo Jacobo a cortar madera, el niño Jesús lo seguía. Y, mientras Jacobo trabajaba, una víbora le mordió en la mano.

2. Y, como sufría y parecía herido de muerte, Jesús se aproximó, y le sopló en la mordedura, y en seguida cesó el dolor, y murió el reptil, y, al instante, Jacobo quedó sano y salvo.

Resurrección de un niño

XVII 1. Más tarde, murió un niño en la vecindad, y su madre lloraba mucho. Y Jesús oyó el clamor de su gran pena y se apresuró a acudir. Y, hallando al niño muerto, le tocó el pecho, y dijo: Yo te mando, niño, que no mueras, sino que vivas, y que te quedes con tu madre. Y en seguida el niño abrió los ojos, y sonrió. Y Jesús dijo a la mujer: Tómalo, y dale leche, y acuérdate de mí.

2. Y, viendo esto, la gente se llenó de admiración, y decía: En verdad, este niño es un Dios o un ángel de Dios, porque toda palabra suya se convierte en un hecho. Y Jesús se fue a jugar con los demás niños.

Resurrección de un hombre

XVIII 1. Algún tiempo más tarde, habiéndose producido en una casa que se construía un gran tumulto, Jesús se levantó, y acudió al lugar. Y, viendo a un hombre que yacía sin vida, le tomó la mano y dijo: Levántate, hombre, y continúa laborando en tu obra, pues yo te lo ordeno. Y el hombre se levantó, y lo adoró.

2. Viendo lo cual, quedó la gente admirada, y decía: Este niño viene del cielo, porque ha salvado almas de la muerte, y las salvará durante toda su vida.

Jesús en medio de los doctores

XIX 1. Cuando tuvo la edad de doce años, sus padres, siguiendo la costumbre, fueron a Jerusalén por las fiestas de Pascua con otros compañeros de viaje, y, después de las fiestas, regresaron a su morada. Y, mientras ellos volvían, el niño Jesús quedó en Jerusalén, y sus padres pensaron que estaba entre sus compañeros de viaje.

2. Mas, tras una jornada de camino, buscaron entre sus deudos, y, no hallándolo, se afligieron, y tomaron a la ciudad para buscarlo. Y, tres días después, lo hallaron en el templo, sentado entre los doctores, escuchándolos e interrogándolos. Y todos estaban atentos y sorprendidos de que un niño redujese al silencio a los ancianos del templo y a los doctores del pueblo, explicando los puntos principales de la Ley y las parábolas de los profetas.

3. Y su madre María, aproximándose, le dijo: ¿Por qué nos has hecho esto, hijo mío? He aquí que estábamos afligidos, y que te buscábamos. Pero Jesús les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabéis que es preciso que yo atienda a las cosas que afectan a mi Padre?

4. Y los escribas y los fariseos dijeron a María: ¿Tú eres madre de este niño? Ella respondió: Lo soy. Y ellos dijeron: Feliz eres entre las mujeres, porque Dios ha bendecido el fruto de tus entrañas. Nunca hemos visto ni oído tanta gloria, tanta virtud, tanta sabiduría.

5. Y Jesús, levantándose, siguió a su madre, y estaba sometido a su familia. Y su madre guardaba estas cosas en su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría, en edad y en gracia. Gloria a él por los siglos de los siglos. Amén.

Fuente: Evangelios Apócrifos, por Edmundo González Blanco


HISTORIA DE LA INFANCIA DE JESÚS

SEGÚN SANTO TOMÁS

(Redacción latina)

De cómo Maria y José huyeron con Jesús a Egipto

I 1. Cuando Herodes hizo buscar a Jesús, para matarlo, el ángel dijo a José:

2. Toma a María y a su hijo, y huye a Egipto, lejos de los que quieren matar al niño.

3. Y Jesús tenía dos años cuando entró en Egipto.

4. Y ocurrió que, como cruzasen un sembrado, recogió espigas, y las puso al fuego, y las asó, y las comió.

5. Y, llegados a Egipto, fueron admitidos en la casa de una viuda.

6. Y pasaron un año allí.

7. Y Jesús cumplió los tres años. Y, viendo jugar a los niños, comenzó a tomar parte en sus diversiones.

8. Y, encontrando un pez seco, lo puso en un plato, y le ordenó que palpitase.

9. Y el pez comenzó a palpitar.

10. Y Jesús le dijo: Quítate la sal que has tomado, y ve al agua.

11. Y fue así. Mas los vecinos, viendo lo que había hecho, llevaron la noticia a la casa de la viuda en que vivía María, la madre de Jesús.

12. Y aquella mujer, al saber lo ocurrido, los arrojó de su casa.

Jesús y los doce pajarillos

II 1. Y Jesús, paseando con su madre María por la plaza de la población, vio a un maestro que enseñaba a sus discípulos.

2. Y he aquí que doce pajarillos descendieron sobre donde estaban los discípulos con el maestro.

3. Y Jesús, al observar esto, se paró, y se puso a reír.

4. Y, viéndolo reír, el maestro se encolerizó.

5. Y dijo a sus discípulos: Id y traédmelo.

6. Y cuando se lo llevaron, el maestro lo agarró de una oreja.

7. Y le preguntó: ¿Qué has visto que te haya hecho reír?

8. Y Jesús le contestó: Maestro, he aquí mi mano llena de trigo.

9. Yo lo he mostrado a esos pájaros, y he esparcido este grano, y ellos se han apresurado a venir por él.

10. Y Jesús estuvo allí hasta que los pájaros se repartieron el trigo.

11. Mas el maestro lo echó de la ciudad, con su madre.

Jesús vuelve de Egipto a Judea

III 1. Y he aquí que el ángel del Señor se apareció a María.

2. Y le dijo: Toma el niño, y vuelve a la tierra de los judíos.

3. Porque los que querían su vida, han muerto.

4. Y María se levantó y se llevó a Jesús.

5. Y fueron a la ciudad de Nazareth, donde estaba la hacienda de su padre.

6. Y cuando José salió de Egipto, después de la muerte de Herodes, condujo a Jesús al desierto, hasta que los que querían la vida del niño no turbasen a Jerusalén.

7. Y dio gracias al Altísimo, porque le había dado la inteligencia.

8. Y porque había hallado gracia ante el Señor Dios. Amén.

Cosas que hizo Jesús en la villa de Nazareth

IV 1. Glorioso es para Tomás Israelita, apóstol del Señor, contar las obras de Jesús, cuando estaba en Nazareth, de regreso de Egipto.

2. Oíd atentamente, hermanos queridos, lo que hizo el Señor Jesús en la ciudad de Nazareth.

3. Jesús tenía cinco años, cuando una gran lluvia cayó sobre la tierra.

4. Y el Señor Jesús andaba bajo la lluvia.

5. Y era espantosa, mas él la reunió en una cisterna y le ordenó ser clara. Y ella lo fue.

6. Y, tomando el barro de aquel pozo, lo modeló, y le dio forma de doce pajaritos.

7. Y Jesús hacía estas cosas un día de sábado, en medio de los hijos de los judíos.

8. Y los hijos de los judíos fueron a José, padre de Jesús, y le dijeron:

9. He aquí que tu hijo jugaba con nosotros.

10. Y ha tomado barro, y ha modelado doce pájaros, y ha violado el sábado.

11. Y José vino al niño Jesús, y le dijo: ¿Por qué has hecho lo que no está permitido hacer en día de sábado?

12. Mas Jesús, abriendo las manos, dijo a los pájaros: Levantaos y volad.

13. Porque nadie ha de daros muerte.

14. Y poniéndose a volar, alababan con sus gritos a Dios Todopoderoso.

15. Y, al ver esto, los judíos, maravilláronse, y empezaron a divulgar los milagros de Jesús.

16. Y un fariseo, que estaba con el niño, tomó un ramo de oliva, y destruyó la fuente que había hecho Jesús.

17. Y, cuando Jesús lo vio, se enojó, y dijo: Sodomita impío e ignorante, ¿qué te habían hecho estas fuentes, que son obra mía?

18. Quedarás como un árbol seco, sin raíces, sin hojas ni frutos.

19. Y el fariseo se secó, y cayó a tierra, y murió.

20. Y sus padres llevaron su cuerpo, y se enojaron con José.

21. Y le decían: He aquí la obra de tu hijo. Enséñale a orar, y no a maldecir.

Los nazarenos se irritan contra José por las cosas que obra Jesús

V 1. Y, unos días después, yendo Jesús con José por la ciudad, un niño corrió ante ellos, y, tropezando intencionadamente con Jesús, lo lastimó mucho en un costado.

2. Mas Jesús le dijo: No acabarás el camino que has comenzado a recorrer.

3. Y el niño cayó a tierra, y murió.

4. Y los que vieron tal milagro, exclamaron: ¿De dónde es este niño?

5. Y dijeron a José: No conviene que semejante niño esté entre nosotros. Aléjalo de aquí.

6. Mas si es preciso que tú estés entre nosotros, enséñale a orar, y no a maldecir, porque nuestros hijos han perdido la razón.

7. Y José llamó a Jesús y le dijo: ¿Por qué maldices?

8. He aquí que los habitantes de esta ciudad nos odian.

9. Mas Jesús dijo: Yo sé que a ti, y no a mí, afectan esos discursos.

10. Y me callaré por ti, mas que ellos vean lo que hacen, según su discreción.

11. Y todos los que hablaban contra Jesús, quedaron ciegos.

12. Y se fueron diciendo: Todas las palabras que salen de su boca tienen una potencia fatal.

13. Y viendo José lo que había hecho Jesús, se enfureció, y le agarró de una oreja.

14. Y Jesús se enojó, y dijo a José: Bástete mirarme, mas no me toques.

15. Tú no sabes quién soy. Y si lo supieras, no me contrariarías. Porque, aunque estoy aquí contigo, he sido creado antes que tú.

De cómo fue tratado Jesús por un maestro de escuela

VI 1. Y un hombre llamado Zaqueo escuchaba lo que Jesús decía a José.

2. Y lleno de admiración por Jesús, dijo: Nunca he visto un niño que hablase así.

3. Y se acercó a José y le dijo: Tienes un hijo muy inteligente. Envíamelo, para que le enseñe las letras.

4. Y luego que las sepa, yo lo instruiré con esmero, para que no permanezca en la ignorancia.

5. Y José contestó: Nadie puede enseñarle, sino Dios. ¿Crees que este niño es como los demás?

6. Y oyendo Jesús lo que Zaqueo hablaba a José, le dijo: Maestro, todas las palabras que salen de mi boca son verdaderas.

7. Y yo he sido el Señor antes que todos los hombres, y la gloria de los siglos me ha sido dada. Mas nada se os ha dado a vosotros.

8. Porque yo soy antes que los siglos, y sé cuál será el número de los años de tu vida, y que serás desterrado.

9. Y tú debes comprender lo que ha dicho mi padre, porque cuantas palabras salen de mi boca son verdaderas.

10. Y oyendo los judíos lo que decía Jesús, se maravillaban.

11. Y decían: Estamos escuchando de este niño discursos que no hemos oído nunca, y que no oiremos jamás de nadie.

12. Ni aun de los príncipes de los sacerdotes, ni de los doctores de la Ley, ni de los fariseos.

13. Y Jesús les contestó: ¿De qué os maravilláis?

14. Miráis como increíble lo que os he dicho, y he aquí que os he dicho la verdad.

15. Porque yo sé cuándo habéis nacido vosotros y vuestros padres, y os puedo decir cómo fue hecho el mundo, y conozco a quien me ha enviado a vosotros.

16. Y los judíos estaban tan asombrados que no acertaban a responder.

17. Y el niño, recogiéndose en sí mismo, se gozó, y dijo: Os he hablado en parábola, porque sé que sois débiles e ignorantes.

18. Y el maestro dijo a José: Tráemelo, para que le enseñe las letras.

19. Y José llevó a Jesús a la casa del maestro, donde había otros niños instruyéndose.

20. Y el maestro, hablándole con dulzura, se puso a enseñarle las letras.

21. Mas él escribió el primer versículo, que va desde A a T, y se puso a instruirlo.

22. Y el maestro pegó al niño en la cabeza, y el niño le dijo: Conviene que yo te instruya a ti, y no tú a mi.

23. Porque yo conozco las letras que quieres enseñarme, y sé que nada puede salir de ti, más que palabras, y no sabiduría.

24. Y comenzando el versículo, recitó desde A hasta F muy rápidamente. Y mirando al maestro dijo: Tú no sabes explicar lo que es A ni lo que es B. ¿Cómo quieres enseñar las otras letras?

25. Hipócrita, dime qué es A, y te diré que es B. Y queriendo aquel doctor explicar la A, no pudo dar ninguna respuesta.

26. Y Jesús dijo a Zaqueo. Escucha, doctor, y comprende la primera letra.

27. Nota que tiene dos trazos que se unen, se separan y engruesan, y que son el símbolo de la permanencia, de la dispersión y de la variedad.

28. Y viendo Zaqueo explicar así la primera letra, se asombró de que un niño tuviera ciencia tan profunda, y exclamó: ¡Malhaya yo!

29. Porque he traído sobre mí una gran vergüenza por causa de este niño, y estoy lleno de estupefacción.

30. Y dijo a José: Yo te ruego, hermano, que te lo lleves, pues no puedo mirarlo a la cara, ni escuchar sus discursos asombrosos.

31. Porque este niño puede dominar el fuego y encadenar la mar, por haber nacido antes que los siglos.

32. Y yo no sé qué vientre lo ha engendrado ni qué pecho lo ha nutrido.

33. He aquí que quedo abatido en espíritu, porque seré objeto de irrisión. Yo lo creía discípulo, y resulta ser maestro.

34. Y no puedo sobrellevar mi oprobio porque soy viejo, y, sin embargo, nada hallo que responderle.

35. Y quiero caer enfermo, y dejar este mundo, o, a lo menos, abandonar esta ciudad, donde todos han visto mi afrenta de ser confundido por un niño.

36. ¿Qué podré ya decir a los otros? ¿Qué discursos haré, si él me ha vencido ya en la primera letra?

37. Estoy estupefacto, ¡oh amigos!, y no hallo ni el principio ni el fin de la contestación que habría de darle.

38. Y ahora, hermano José, llévate al niño a casa, porque es un maestro, y un Señor, o un ángel.

39. Y volviéndose Jesús a los judíos que estaban con Zaqueo, les dijo: Que los que no creían, crean, y que los que no comprendían, comprendan, y que los sordos oigan y que los muertos resuciten.

40. Y cuando hubo callado el niño Jesús, todos los que habían sido heridos por su palabra, curaron.

Jesús resucita a un niño

VII 1. Subiendo un día Jesús con unos niños a la azotea de una casa, se puso a jugar con ellos.

2. Y uno cayó al patio y murió. Y todos los niños huyeron, mas Jesús se quedó.

3. Y, habiendo llegado los padres del niño muerto, decían a Jesús: Tú eres quien lo has tirado. Y lo amenazaban.

4. Y Jesús, saliendo de la casa. se puso en pie ante el niño muerto, y le dijo en voz alta: Simón, Simón, levántate y di si yo te he hecho caer.

5. Y el niño se levantó, y dijo: No, Señor. Y viendo sus padres el gran milagro que había hecho Jesús, lo adoraron y glorificaron a Dios.

Jesús cura el pie de un niño

VIII 1. Y un niño partía madera, y se hirió un pie.

2. Y, sobreviniendo allí mucha gente, Jesús se acercó también al niño, y le tocó el pie, y curó.

3. Y díjole Jesús: Levántate, y parte tu leña, y acuérdate de mi.

4. Y la gente, al ver este milagro, adoró a Jesús, diciendo: Verdaderamente, creemos que es Dios.

Jesús lleva el agua en su ropa

IX 1. Y tenía Jesús seis años. Y su madre lo envió a buscar agua.

2. Y como llegase Jesús a la fuente, había mucha multitud, y se rompió su cántaro.

3. Y en la ropa que vestía, recogió agua y la llevó a María, su madre.

4. Y viendo ella el milagro que había hecho Jesús, lo abrazó, y dijo: Señor, óyeme, y salva a mi hijo.

Jesús siembra trigo

X 1. Y, al advenir la sementera, José fue a sembrar, y Jesús iba con él.

2. Y cuando empezó a sembrar José, Jesús tomó un puñado de trigo, y lo esparció por el suelo.

3. Y llegado el tiempo de la siega, José fue a recolectar.

4. Y Jesús recogió las espigas del trigo que había sembrado, e hizo cien haces de buen grano, y lo repartió a los pobres, a las viudas y a los huérfanos.

Jesús iguala dos maderos desiguales

XI 1. Y Jesús cumplió la edad de ocho años.

2. Y José era carpintero, y hacía carretas y yugos para los bueyes.

3. Y un rico dijo a José: Maestro, hazme un lecho grande y hermoso.

4. Y José estaba afligido, porque uno de los maderos que iba a emplear era más corto que el otro.

5. Mas le dijo Jesús: No te aflijas. Toma el madero de un lado, yo lo tomaré del otro, y tiremos.

6. Y, haciéndolo así, el madero adquirió la longitud precisa. Y Jesús dijo a José: Trabaja. He ahí el madero que necesitabas.

7. Y, al ver José lo que había hecho Jesús, lo abrazó, diciendo: Bendito sea Dios, que me ha dado tal hijo.

Jesús es llevado a otro maestro para aprender las letras

XII 1. Y viendo José el poder de Jesús, y que crecía, pensó enviarlo a un maestro que le enseñase las letras, y lo llevó a un doctor.

2. Y este doctor dijo a José: ¿Qué letras quieres que aprenda tu hijo?

3. Y José le contestó: Enséñale primero las letras extranjeras y luego las hebreas. Porque estaba informado de que aquel doctor era muy sabio.

4. Y cuando el doctor escribió el primer versículo, que es A y B, se lo explicó a Jesús varias horas.

5. Mas Jesús callaba y nada respondía.

6. Y dijo luego al doctor: Si eres verdaderamente un maestro, y sabes las letras, dime la potencia de la letra A, y yo te diré la potencia de la letra B.

7. Mas el maestro, colérico, le pegó en la cabeza. Y Jesús, irritado, lo maldijo, y el maestro cayó al suelo, y murió.

8. Y Jesús volvió a su casa, mas José prohibió a María que lo dejase pasar el umbral.

Jesús es llevado por tercera vez a un maestro

XIII 1. Mas, transcurridos pocos días, vino un doctor, amigo de José.

2. Y dijo: Llévame el niño, y yo le enseñaré las letra tratándolo con mucha dulzura.

3. Y José contestó: Si puedes conseguirlo, instrúyelo.

4. Y recibiendo el doctor a Jesús, lo llevó con alegría.

5. Y llegado Jesús a la morada del doctor, encontró un libro en un rincón, y tomándolo, lo abrió.

6. Mas no leía lo que estaba escrito en él, sino que abría la boca y hablaba por inspiración del Espíritu Santo, y enseñaba la Ley.

7. Y todos los asistentes lo escuchaban atentos, y el maestro lo oía con placer, y le pidió que enseñase con más extensión.

8. Y mucha gente se reunió para escuchar los discursos que salían de su boca.

9. Mas José, sabiendo esto, se espantó. Y el maestro le dijo: Hermano, yo he recibido a tu hijo para instruiro.

10. Empero, he aquí que él está lleno de sabiduría. Llévalo a tu casa con gozo, porque la sabiduría que tiene es un don del Señor.

11. Y oyendo Jesús hablar así al maestro, se regocijó y dijo: Tú ahora, maestro, has dicho la verdad.

12. Y por ti, el que es muerto, debe resucitar. Y José lo llevó a casa.

Jesús cura a Jacobo de la mordedura de una vibora

XIV 1. José envió a Jacobo a recoger paja, y Jesús iba con él.

2. Y mientras Jacobo recogía la paja, una víbora lo mordió, y cayó al suelo como muerto.

3. Y viendo esto Jesús, sopló sobre la herida, y Jacobo quedó curado, y la víbora murió.

Jesús resucita a otro niño

XV 1. Y habiendo muerto el hijo de un vecino, su madre se entregó a un gran dolor

2. Y sabiéndolo Jesús, llegóse al cadáver del niño, y se inclinó sobre él, y sopló sobre su pecho.

3. Y le dijo: Niño, yo te ordeno no morir, sino vivir.

4. Y el niño resucitó. Y Jesús dijo a la madre: Toma a tu hijo, y dale de mamar, y acuérdate de mí.

5. Y viendo este milagro, decía la gente: En verdad, este niño es del cielo.

6. Porque ha librado varias vidas de la muerte, y cura a todos los que esperan en él.

7. Y los escribas y los fariseos se llegaron a María, y le preguntaron: ¿Eres tú la madre de este niño? Y ella dijo: En verdad que lo soy.

8. Y ellos le dijeron: Dichosa eres tú entre todas las mujeres.

9. Porque Dios ha bendecido el fruto de tu vientre, pues que te ha dado un hijo tan glorioso y dotado de una sabiduría como nunca hemos visto ni oído.

10. Y Jesús se levantó, y seguía a su madre. Y María conservaba en su corazón todos los milagros que había hecho entre el pueblo, curando a muchos que habían enfermado.

11. Y Jesús crecía en talla y en sapiencia, y todos los que lo veían, glorificaban a Dios, el Padre Todopoderoso, que bendito sea por los siglos de los siglos. Amén.

Fuente: Los Evangelios Apócrifos, por Edmundo González Blanco