Urbano III, Papa
EnciCato
Reinó desde 1185 a 1187, nacido en Milán; murió en Ferrara, el 19 de octubre de
1187. Uberto, de la noble familia milanesa de los Crivelli, fue hecho cardenal
por Lucio III en 1182 y Arzobispo de Milán en 1185. El 25 de noviembre de ese
año, Lucio murió en Verona, y se eligió al Arzobispo electo para que le
sucediera ese mismo día; fue coronado el 1 de diciembre. Este apresuramiento
probablemente se debió a que tenían temor de que hubiera una intervención
imperial en el proceso. Urbano heredó de su predecesor una enemistad con el Gran
Emperador Federico Barbarroja, y esto empeoró por una enemistad personal, ya que
durante el saqueo de Milán de 1162, el emperador fue responsable de que varios
de los familiares del papa fueran proscritos o mutilados. Se había notado que la
ruptura entre Lucio III y Federico coincidió con la llegada al norte de Italia
(Agosto de 1185) de Constanza, heredera del Reino de Sicilia, quien había estado
comprometida con Enrique, hijo de Federico. El matrimonio, celebrado en Milán el
4 de enero de 1186, seis semanas después de la ascensión de Urbano, "constituyó
para el papado el revés más serio que había sufrido por mucho tiempo. Por dicho
matrimonio se arruinaba todo el edificio político que había sido edificado tan
laboriosamente por los papas durante los siglos once y doce para mantener
controlado el poder imperial en Italia y asegurar así la independencia de los
estados papales" (Chalandon, II, 390). Debido a este matrimonio, se perdió el
apoyo normando que había estado recibiendo el papado desde hacía mucho tiempo en
sus contiendas contra el imperio. Tampoco fue esta la única causa del pleito. El
tratado de 1177 dejó pendiente el asunto de la sucesión de los estados de
Matilda de Toscana, mientras que Federico embargó los ingresos de los obispados
vacantes de Alemania, y suprimió conventos para obtener las propiedades en donde
éstos estaban asentados.
Urbano mantuvo el rechazo de Lucio III a la corona de Enrique, y el Patriarca de
Aquileia fue obligado por el emperador para que llevara a cabo la ceremonia,
aunque pertenecía al papa como Arzobispo de Milán, título que había mantenido
posiblemente con ese fin, hasta después de su elección. Urbano replicó
excomulgando al patriarca y a los obispos que le asistieron en la ceremonia. El
31 de mayo promovió al cardenalato al diácono Folmar, y al siguiente día le
consagró como arzobispo de Trier, contrariando la promesa hecha al emperador
porque, aunque Folmar había sido elegido canónicamente, Federico había asegurado
la investidura a Rudolf, candidato de la minoría. El emperador cerró los pasos
de los Alpes a los mensajeros del Papa hacia Alemania, y envió a Enrique a
destruir los Estados Papales. Urbano estaba esperanzado a recibir apoyo de los
obispos alemanes, pero en la Dieta de Gelnhausen (Abril o Mayo, 1187), de la que
estuvo excluido el delegado papal, Philip von Heinsberg, Arzobispo de Colonia,
Federico atrajo a los obispos a su lado y les hizo enviar cartas al Papa para
urgirlo a "hacer justicia al Emperador en aquellas cosas que fueran justamente
demandadas por él " (Arnoldo de Lübeck, III, 18). Urbano replicó emplazando al
emperador a aparecer ante su tribunal en Verona, y se abstuvo de excomulgarlo
porque los veroneses, sujetos a Federico, no podían permitir que la sentencia
fuera dada en su ciudad. Urbano se marchó a Venecia en donde hubiera podido
llevar a cabo su amenaza, pero falleció en Ferrara, después de un pontificado de
un año y once meses. Su muerte es atribuida, según Benedicto de Peterborough, a
la tristeza que le embargó al enterarse de la derrota sufrida por los cruzados
en la batalla de Hattin, y comúnmente se dice que fue causada por las noticias
de la caída de Jerusalén, pero William de Newburgh nos asegura que el reporte
del desastre de Hattin (3-4 de julio) no llegó a la Santa Sede sino hasta
después de la elección de Gregorio VIII, así que es altamente posible que Urbano
III nunca llegara a saber sobre la rendición de la Ciudad Santa que tuvo lugar
el 2 de octubre.
Pedro de Blois, diácono de Bath y quien dice haber tenido una relación muy
cercana con el Papa, cuenta una historia curiosa, ("in scholis Urbani socius et
descipulus fueram Maldyebyrig") y relaciona su muerte con su ira contra Baldwin,
arzobispo de Canterbury. A comienzos de su pontificado, Urbano accedió a la
solicitud que Enrique II de Inglaterra había hecho a su predecesor, y nombró a
Baldwin delegado apostólico en la Provincia de Canterbury, pero en la pelea que
este último sostuvo con los monjes de su catedral, el Papa se puso del lado de
los monjes, y el arzobispo se mantuvo inflexible. Tal vez ésta no fue la única
causa del enojo del Papa; Baldwin, probablemente movido por los celos, persuadió
al rey que regresara a Normandía a los delegados papales que habían sido
enviados para coronar a Juan como rey de Irlanda (Benedicto de Peterborough,
"Gesta regis Henrici Secundi"). El Papa incluso había enviado una corona de oro
("coronam auro contextam") para este propósito. Él incluso se esforzó para que
hubiera paz entre Inglaterra y Francia y, el 23 de junio de 1187, sus delegados,
ante amenaza de excomunión, impidieron una batalla campal entre los ejércitos de
los reyes rivales cerca de Châteauroux, y esto resultó en una tregua de cerca de
dos años. Las cartas de Urbano muestran entusiasmo por Tierra Santa y un deseo
de promover la paz entre los potentados cristianos de Siria que estaban
combatiendo entre ellos. Desgraciadamente, no puede asegurarse que la carta
dirigida a Felipe de Francia (Jaffé, "Regesta", 15,924) pertenezca realmente a
este Papa. El número de privilegios concedidos a los Caballeros Hospitalarios es
notable. Las cartas y privilegios de Urbano III están en P.L., CCII. Su tumba,
"un hermoso sarcófago que descansa sobre cuatro columnas " (Gregorovius), puede
ser vista aún en la catedral de Ferrara.
RAYMUND WEBSTER
Transcrito por Carol Kerstner
Traducido por Dr. Raúl Toledo, El Salvador