Persona
EnciCato


La palabra latina persona fué originalmente usada para designar la máscara usada por un actor. De ésta, se aplicó al rol que éste asumía y, finalmente, a cualquier carácter en el escenario de la vida, a cualquier individuo. Este artículo discute:

la definición de "persona", especialmente en referencia a la doctrina de la Encarnación;
al uso de la palabra "persona", y su equivalente griego en conexión con las disputas Trinitarias. Para el tratamiento psicológico del tema ver Personalidad.
1. Definición

La definición clásica es la dada por Boecio en "De persona et duabus naturis", c. ii: Naturæ rationalis individua substantia (substancia individual de naturaleza racional).

Sustancia – es usado para excluir los accidentes: "Vemos que los accidentes no pueden constituir a la persona" (Boecio, op. Cit) La substancia es usada en dos sentidos: de la sustancia concreta como existiendo en el individuo, llamada substancia primera, lo que en Aristóteles corresponde a la ousia prote; y de las abstracciones, substancia como existiendo en género y especies, llamada substancia segunda y en Aristóteles, llamada ousia deutera. Se discute cuál de la dos acepciones tomadas en sí mismas significan en este artículo. Es muy probable que en sí mismas, ella prescinda de la substancia primera y substancia segunda, y sea restringida a la significancia primera solo por la palabra individua. Individua — Individua, i.e., indivisum in se, es aquel tal que, distinto a los brazos más altos del árbol de Profirio, género y especies, no pueden ser ulteriormente subdivididos. Al dar Boecio su definición pareciera que no le adjunta ninguna otra definición a la palabra. Es, meramente sinónimo de singularidad.

Naturaleza Racional – Persona se predica sólo de seres intelectuales. La palabra genérica que incluye a todas las substancias individuales existentes, es una suppositum. Por lo tanto, la persona es una subdivisión de suppositum, el cual es aplicado igualmente a lo racional e irracional, individuos vivos e inertes. Una persona es, por lo tanto, algunas veces definida como una suppositum naturae rationalis.

La definición de Boecio tal como está, puede dificilmente ser considerada satisfactoria. Las palabras tomadas literalmente pueden ser aplicadas al alma racional del hombre y también a la naturaleza humana de Cristo. Que Santo Tomás la aceptara, presumiblemente se debió al hecho que la encontró en posesión y reconocida como una definición tradicional. El la explica en términos que prácticamente constituyen una nueva definición: La Individua substantia dice, significa, substancia, completa, por sí subsistente, separata ab aliia, es decir, una sustancia completa, subsistente por sí, existiendo aparte de otras (III,Qxvi, a. 12, ad 2um).

Si a esto le sumamos rationalis naturae, tenemos una definición que comprende las cinco notas que constituyen una persona:

substantia – lo que excluye el accidente;
completa – debe formar una naturaleza completa; el que sea una parte, ya sea actual o "aptitudinalmente", no satisface la definición;
per se subsistens – la persona existe en sí misma y para sí misma;ella es en justicia (sui juris), la esencial poseedora de su naturaleza y todos sus actos, el sujeto fundamental de predicación de todos sus atributos; aquel que existe en otro no es persona;
separata ab aliis- Esto excluye la universal substancia segunda, la cual no tiene existencia fuera del individuo;
rationalis naturae – excluye toda supposita no intelectual.
Pertenece, por lo tanto, a la persona una triple incomunicabilidad, expresada en las notas (b), (c) y (d). El alma humana pertenece a la naturaleza como parte de ella y, por lo tanto no es una persona, aún cuando existe separadamente. La naturaleza humana de Cristo no existe per se seorsum, pero in alio en la Divina Personalidad de la Palabra. Es por lo tanto comunicada por asunción y, por lo tanto, no es una persona. Finalmente, la Divina Esencia, aunque subsistente per se, está tan comunicada con las Tres Personas que no existe aparte de ellos; es, por lo tanto, no una persona.

Los teólogos concuerdan que en la Unión Hipostática la razón inmediata porqué la Sagrada Humanidad, aunque completa e individual, no es persona es que no es una subsistencia, no per se seorsum subsistens. Sin embargo, han discutido por siglos lo concerniente a la determinación fundamental de la naturaleza la cual si estuviera presente podría hacerla subsistente y por lo tanto una persona, lo que en otras palabras es el fundamento esencial de la personalidad. De acuerdo a Scoto, tal como es usualmente entendido, el fundamento esencial es una mera negación. Que la naturaleza individual intelectual es una persona, la cual no está en su naturaleza destinada a ser comunicada-como lo es el alma humana-tampoco está actualmente comunicada-como lo está la Sagrada Humanidad. Si cesa la Unión Hipostática el último podría ipso facto, sin ninguna determinación posterior, pasar a ser persona. Por esto se objeta que la persona posee la naturaleza y todos sus atributos. Es difícil creer que este poseedor como distinto a los objetos poseídos, esté constituído solo por una negación. Consecuentemente, el Tomismo tradicional, que siguió a Cayetano, sostenía que hay una determinación positiva que llamaron "modo" de subsistencia. Es la función de este modo que hace a la naturaleza incomunicable, terminada en sí misma y capaz de recibir su propio ser o existencia, Sin este modo, la naturaleza humana de Cristo existe sólo por el creciente ser de la Palabra.

Suárez también considera el modo como el esencial fundamento de la persona. En esta perspectiva, sin embargo, como el sostiene que no hay distinción real entre naturaleza y el esse, no prepara la naturaleza para recibir su propia existencia, sino algo sumado a la naturaleza concebida como ya existente. Muchos teólogos sostienen que el mismo concepto del modo, a saber, la determinación de una sustancia realmente distinta a ella pero que no agrega realidad, involucra una contradicción. Teorías mas recientes como la de Tifano ("De hypostasi et persona", 1634), han encontrado muchos adherentes. El sostiene que la substancia es una suppositum, una sustancia inteligente, una persona por el mero hecho de ser un todo, totum in se. Esta totalidad, sostienen, es una nota positiva, aunque no agrega realidad, así como el todo no agrega nada a las partes que la componen. En la Unión Hipostática la naturaleza humana es perfeccionada al ser asumida, y así cesa de ser un todo, siendo unida en una totalidad superior. Por otro lado, La Palabra no es perfeccionada, y así también se mantiene la persona. Teólogos opositores, sin embargo, sostienen que esta noción de totalidad se reduce en el análisis a la negativa Scotista. Ultimamente, los neo tomistas, Terrien, Billot, etc, consideran la personalidad fundamentalmente constituída por el esse (ser), la existencia actual de una substancia inteligente. Tal que subsiste con su propio esse y por el mismo hecho, incomunicable. La naturaleza humana de Cristo está poseída por la Palabra y existe por Su infinito esse. No tiene un esse separado por sí mismo y por esta razón, no es una persona. La suppositum es una suppositum como siendo ens (ente) en el estricto sentido del término. De todas las teorías latinas, ésta es la más cercana a los padres griegos. Aunque, en los "Diálogos de la Trinidad" dados por Migne entre los trabajos de San Anastasio, el autor, hablando de la persona y naturaleza en Dios dice: He gar hypostasis to einai semainei he de theotes to ti einai (Persona, denota esse, la Divina naturaleza denota la quididad; M28, 114) Un tratamiento elaborado es dado por San Juan Damascene, Dial, xlii.

2. El uso de la palabra persona y sus equivalentes griegos en relación a las disputas trinitarias

Para la constitución de una persona se requiere que una realidad sea subsistente y absolutamente distinta, es decir, incomunicable. Las tres realidades Divinas son relaciones, cada una se identifica con la Esencia Divina. Una relación finita tiene realidad solo y en cuanto es un accidente; tiene realidad de inherencia. Sin embargo, las relaciones Divinas son por naturaleza no por inherencia sino por identidad. La realidad que tienen, por lo tanto, no es aquella de un accidente, sino aquella de una subsistencia. Son una con ipsum esse subsistens. Nuevamente, cada relación, por su propia naturaleza, implica oposición y por lo tanto, distinción. En la relación finita, esta distinción es entre el sujeto y el término. In las relaciones infinitas no hay sujeto distinto de la relación misma; la Paternidad es el Padre-y ningún término se distingue de la relación opuesta; La Filiación es el Hijo. Las realidades Divinas son por lo tanto distintas y mutuamente incomunicables a través de esta relativa oposición; con subsistentes como siendo identificados con la subsistencia del la Mente De Dios, es decir, son personas. El uso de la palabra persona para denotarlos, sin embargo, provocó controversia entre el Este y el Oeste. El equivalente griego preciso fué prosopon, asimismo usado originalmente como la máscara usada por el actor y luego, del carácter que representaba, pero el significado de la palabra no prosperó como aquel de persona, con la significación general de individuo. Consecuentemente tres personae, tria prosopa, tenía sabor a Sabelianismo para los griegos. Por otro lado, su palabra hypóstasis, de hypo-histeme, fué tomada por su correspondiente en latín substancia, de sub-stare. Tres hypóstasis, por lo tanto, aparecían en conflicto con la doctrina Nicómaca de la unidad de substancia en la Trinidad. Esta diferencia fué una causa principal del Antioquenismo del siglo cuarto (ver MELETIUS DE ANTIOQUIA). Eventualmente en el Oeste, se reconoció que el verdadero equivalente de la hypóstasis no era la substancia sino la subsistencia y en el Este que para entender prosopon en el sentido latino de persona se excluyó la posibilidad de una interpretación Sabeliana. Sin embargo, en el Primer Concilio de Constantinopla se reconoció que las palabras hypóstasis, prosopon y persona eran igualmente aplicables a las tres realidades Divinas (ver Encarnación; Naturaleza; Substancia; Trinidad).

BOECIO, De Persona et Duabus Naturis, ii, iii, in P.L., LXIV, 1342 sqq.; RICKABY, Metafísica General, 92-102, 279-97 (London, 1890); DE REGNON, Etudes sur la Triniti, I. studies i, iv; ST. TOMAS DE AQUINO, III, Q. xvi, a. 12; De Potentia, ix, 1-4; TERRIEN, S. Thomae Doctrina de Unione Hypostatica, bk. I, c. vii; bk. III, cc. vi-vii (Paris, 1894); FRANZELIN, De Verbo Incarnato, sect. III, cc. iii-iv (Rome, 1874); HARPER, Metaphysics of the School, vol. I, bk. III, c. ii, art. 2 (London, 1879).

L.W. GEDDES
Transcrito por Rosalie Nesbit
Traducido por Carolina Eyzaguirre A. Dic’2001.