Macabeos, Los
EnciCato
(Gr. Hoi Makkabaioi; Lat. Machabei; muy probablemente del arameo maqqaba =
“martillo”)
Una familia sacerdotal que bajo la dirección de Matatías inició la rebelión
contra la tiranía de Antioco IV Epifanes, rey de Siria, y después de conseguir
la independencia judía gobernó la nación hasta ser derrocada por Herodes el
Grande. El nombre Macabeo fue originariamente el apelativo de Judas, el tercer
hijo de Matatías, pero más tarde se extendió a todos los descendientes de
Matatías, e incluso a todos los que tomaron parte en la rebelión. También se da
a los mártires mencionados en II Mac., 6,18-7. De las varias explicaciones de la
palabra, la dada arriba es la más probable. Macabeo significaría según eso
“martilleador” o “semejante a un martillo”, y se le habría dado a Judas por su
valor al combatir a los enemigos de Israel. El patronímico de los Macabeos era
Hasmoneos o Asmoneos, de Hashmon, gr. Asamonaios, un antepasado de Matatías.
Esta denominación, que es utilizada siempre por los antiguos autores judíos, es
ahora comúnmente aplicada a los príncipes de la dinastía fundada por Simón, el
último de los hijos de Matatías.
Acontecimientos que condujeron a la rebelión de Matatías:
El levantamiento dirigido por Matatías fue provocado por el intento de Antioco
IV de imponer a sus súbditos judíos el paganismo griego. Fue el clímax de un
movimiento tendente a helenizar a los judíos, comenzado con la aprobación del
rey por un partido de la aristocracia judía, que estaba a favor de romper el
muro de separación entre judíos y gentiles y de adoptar las costumbres griegas.
El líder de este partido era Jesús, o Josué, más conocido por su nombre griego
de Jasón, el indigno hermano del digno sumo sacerdote, Onías III. Prometiendo al
rey una gran suma de dinero, y ofreciéndole convertirse en el promotor entre los
judíos de su política de helenizar a la población no-griega de sus dominios,
obtuvo la deposición de su hermano y su propio nombramiento al sumo sacerdocio
(174 a.C.). Tan pronto como se instaló comenzó la obra de helenización y la
llevó a cabo con considerable éxito. Se construyó un gimnasio bajo el Acra
(ciudadela), en estrecha proximidad al templo, donde los jóvenes de Israel se
ejercitaban en los deportes griegos. Incluso los sacerdotes se aficionaron a los
juegos y descuidaron el altar por el gimnasio. Muchos, avergonzados de lo que
constituía la gloria de un verdadero judío, habían borrado las señales de la
circuncisión para evitar ser reconocidos como judíos en los baños o el gimnasio.
El propio Jasón llegó al extremo de enviar dinero para los juegos celebrados en
Tiro en honor de Hércules ( I Mac., 1,11-16; II Mac., 4,7-20) Después de tres
años, Jasón fue obligado a ceder el pontificado a Menelao, su agente ante el rey
en asuntos financieros, quien consiguió el cargo sobrepujando a su patrón. Para
satisfacer sus compromisos con el rey, este hombre, que sólo era judío de
nombre, se apropió de los vasos sagrados, y cuando el anterior sumo sacerdote
Onías protestó contra el sacrilegio organizó su asesinato. Al año siguiente
Jasón, envalentonado por el rumor de la muerte de Antioco, que estaba entonces
guerreando contra Egipto, atacó Jerusalén y forzó a Menelao a refugiarse en el
Acra. Al tener noticia del suceso, Antioco marchó contra la ciudad, mató a
muchos de sus habitantes, y se llevó los vasos sagrados que habían quedado (I
Mac., 1,17-28; II Mac., 4, 23-5, 23).
En 168 a.C. Antioco emprendió una segunda campaña contra Egipto, pero fue
detenido en su victorioso avance por un ultimátum del Senado romano. Desahogó su
rabia sobre los judíos, y comenzó una guerra de exterminio contra su religión.
Apolonio fue enviado con la orden de helenizar Jerusalén, exterminando a su
población nativa y poblando la ciudad con extranjeros. Los confiados habitantes
fueron atacados durante el Sabbath, cuando no podían defenderse; los hombres
fueron brutalmente muertos, las mujeres y los niños vendidos como esclavos. La
ciudad misma fue devastada y sus murallas demolidas. Se publicó una orden
aboliendo el culto judío y prohibiendo la observancia de los ritos judíos bajo
pena de muerte. Un altar pagano fue erigido en el altar de los holocaustos,
donde se ofrecían sacrificios a Júpiter Olímpico, y el templo fue profanado por
orgías paganas. Se erigieron altares por todo el país en los que los judíos
tenían que ofrecer sacrificios a las divinidades del rey. Aunque muchos
aceptaron las órdenes, la mayoría permaneció fiel y una cantidad de ellos
sacrificó sus vidas antes que violar la ley de sus padres. El Segundo Libro de
los Macabeos narra con detalle la heroica muerte de un anciano, llamado Eleazar,
y de siete hermanos con su madre (I.Mac.,1, 30-67; II Mac., 5,24-7,41).
La persecución resultó ser una bendición disfrazada; exasperó incluso a los
helenistas moderados, y preparó una rebelión que liberó al país de las
influencias corruptoras del partido helenista extremado. El estandarte de la
revuelta fue alzado por Matatías, un sacerdote de la casa de Joarib (cf. I Par.,
24,7), quien para evitar la persecución había huido de Jerusalén a Modin (hoy El
Mediyeh), cerca de Lydda, con sus cinco hijos Juan, Simón, Judas, Eleazar y
Jonatán. Cuando fue importunado por un funcionario real para que ofreciera
sacrificios a los dioses, con promesas de ricas recompensas y del favor del rey,
rehusó firmemente, y cuando un judío se acercaba al altar para ofrecer el
sacrificio, lo mató así como al funcionario real, y destruyó el altar. Entonces
él y sus hijos huyeron a las montañas, donde fueron seguidos por muchos que
permanecieron fieles a su religión. Entre estos estaban los hasidim, o asideos,
una sociedad fundada para oponerse al invasor helenismo mediante una escrupulosa
observancia de las costumbres tradicionales. Matatías y sus seguidores se
extendieron ahora por todo el país destruyendo altares paganos, circuncidando
niños, expulsando extranjeros y judíos apóstatas, y reuniendo nuevos
adeptos.(Matatías) murió, sin embargo, al año siguiente (166 a.C.). A su muerte
exhortó a sus hijos a continuar la lucha por su religión, y nombró a Judas jefe
militar, con Simón como consejero. Fue enterrado en Modin entre grandes
lamentaciones (I Mac., 2)
Judas Macabeo
(166-161 a.C.)
Judas justificó plenamente la elección de su padre. En un primer encuentro
derrotó y mató a Apolonio, y poco después derrotó a Serón en Bethoron (I Mac.,
3,1-26). Lisias, regente durante la ausencia de Antioco en Oriente, envió
entonces un gran ejército dirigido por tres generales, Ptolomeo, Nicanor y
Gorgias. El pequeño ejército de Judas cayó inesperadamente sobre el cuerpo
principal del enemigo en Emaús (luego Nicópolis, hoy Amwâs) en ausencia de
Gorgias y lo derrotó antes de que éste pudiera llegar en su ayuda; después de lo
cual Gorgias se dio a la fuga (I Mac., 3,27-4,25; II Mac., 8) El año siguiente
el propio Lisias entró en escena con una fuerza aún mayor; pero, él también, fue
derrotado en Bethsura (no en Bethoron, como dice la Vulgata) Judas ahora ocupó
Jerusalén, aunque el Acra permanecía en manos de los sirios. El templo fue
purificado y dedicado de nuevo el mismo día en el que tres años antes había sido
profanado (I Mac., 4,28-61; II Mac., 10,1-8) Durante el periodo de respiro que
le dejaron los sirios Judas emprendió varias expediciones por los territorios
vecinos, bien para castigar actos de agresión, bien para traer a Judea a judíos
expuestos al peligro entre poblaciones hostiles (I Mac.,5; II Mac., 10,14-38;
12,3-40). Tras la muerte de Antioco Epifanes (164 a.C.) Lisias dirigió dos
expediciones más a Judea. La primera terminó con otra derrota en Bethsura, y con
la concesión de libertad de culto a los judíos (II Mac., 11). En la segunda, en
la que Lisias estaba acompañado por su pupilo, Antioco V Eupator, Judas sufrió
un revés en Bethzacharam (donde Eleazar murió gloriosamente); y Lisias puso
sitio a Jerusalén. Justo entonces problemas relativos a la regencia requirieron
su presencia en la capital; por tanto concluyó la paz a condición de que la
ciudad se rindiera (I Mac., 6,21-63; II Mac.,13). Como la finalidad por la que
había comenzado la rebelión se había conseguido, los asideos se separaron de
Judas cuando Demetrio I, que en el intervalo había destronado a Antioco V,
instaló a Alcimo, “un sacerdote de la estirpe de Aarón”, como sumo sacerdote (I
Mac.,7,1-19). Judas, sin embargo, viendo que el peligro para la religión
subsistiría en tanto los helenistas estuvieran en el poder, no quiso deponer sus
armas hasta que el país no fuera liberado de estos hombres. Nicanor fue enviado
en ayuda de Alcimo, pero fue derrotado dos veces y perdió la vida en el segundo
encuentro (I Mac., 7, 20-49; II Mac. 14, 11-15,37) Judas ahora envió una
delegación a Roma para solicitar la intervención romana; pero antes de que la
advertencia del senado alcanzara a Demetrio, Judas con sólo 800 hombres arriesgó
una batalla en Laisa (o Elasa) contra una fuerza inmensamente superior dirigida
por Báquides, y cayó aplastado por el número (I Mac., 8-9,20). Así pereció un
hombre digno de los más heroicos días de Israel. Fue enterrado junto con su
padre en Modin (161 a.C.)
Jonatán
(161-143 a.C.)
El puñado de hombres que aún permanecían fieles a la política de Judas eligió
como su líder a Jonatán. Juan fue poco después muerto por los árabes cerca de
Madaba, y Jonatán con su pequeño ejército escapó de las manos de Báquides sólo
cruzando a nado el Jordán. Su causa parecía desesperada. Gradualmente, sin
embargo, el número de adeptos se incrementó y los helenistas fueron de nuevo
obligados a pedir ayuda. Báquides volvió y asedió a los rebeldes en Bethbessen;
pero disgustado de su escaso éxito volvió a Siria. (I Mac. 9,23-72) Durante los
siguientes cuatro años Jonatán fue prácticamente el amo del país. Comenzó
entonces una serie de luchas por la corona siria, que Jonatán aprovechó tan bien
que mediante una sagaz diplomacia obtuvo más que su hermano había sido capaz de
ganar con su estrategia y sus victorias. Ambos (pretendientes) Demetrio I y su
oponente Alejandro Balas, buscaron ganarlo para su facción. Jonatán tomó partido
por Alejandro, que le nombró sumo sacerdote y le otorgó las insignias de
príncipe. Tres años después, en recompensa por sus servicios, Alejandro le
confirió la autoridad civil y militar sobre Judea ( I Mac., 9,73-10,66). En el
conflicto entre Alejandro y Demetrio II Jonatán de nuevo apoyó a Alejandro, y a
cambio recibió la ciudad de Acarón con su territorio.(I Mac., 10,67-89) Tras la
caída de Alejandro, Demetrio citó a Jonatán a Ptolemaida para responder por su
ataque al Acra; pero en vez de castigarle Demetrio le confirmó en sus
dignidades, e incluso le concedió tres distritos de Samaria. Habiendo prestado
Jonatán una eficaz ayuda en reprimir una insurrección en Antioquia, Demetrio
prometió retirar la guarnición siria del Acra y de otras plazas fuertes de
Judea. Como incumplió su promesa, Jonatán se pasó al partido de Antioco VI, hijo
de Alejandro Balas, cuyas pretensiones estaba sosteniendo Trifón. Jonatán fue
confirmado en todas sus posesiones y dignidades, y Simón nombrado comandante del
litoral. Mientras prestaban una valiosa ayuda a Antioco los dos hermanos
tuvieron ocasión de reforzar su propia posición. Trifón temiendo que Jonatán
pudiera interferir en sus ambiciosos planes traidoramente le invitó a Ptolemaida
y le hizo prisionero ( I Mac., 11,19-12,48)
Simón
(143-135 a.C.)
Simón fue elegido para ocupar el lugar de su hermano cautivo, y con su
vigilancia frustró el intento de Trifón de invadir Judea. En venganza Trifón
mató a Jonatán y a sus dos hijos, a los que Simón había enviado como rehenes por
la promesa de Trifón de liberar a Jonatán. (I Mac.,13, 1-23) Simón obtuvo de
Demetrio II la exención de impuestos y de ese modo estableció la independencia
de Judea. Para garantizar las comunicaciones con el puerto de Joppe, que había
ocupado inmediatamente después de su nombramiento, tomó Gazara (la antigua Gazer
o Gezer) y la pobló con judíos. También expulsó finalmente del Acra a la
guarnición siria. En reconocimiento a sus servicios el pueblo decretó que el
sumo sacerdocio y el mando supremo, civil y militar, fuera hereditario en su
familia. Después de cinco años de paz y prosperidad bajo su prudente gobierno
Judea fue amenazada por Antioco VII Sidetes, pero su general Cendebeo fue
derrotado en Modin por Judas y Juan, hijos de Simón. Unos meses después Simón
fue asesinado con dos de sus hijos por su ambicioso yerno Ptolomeo, y fue
enterrado en Modin con sus padres y hermanos sobre cuyas tumbas había erigido un
magnífico monumento (I Mac., 13,25-16,17) Tras él, la estirpe degeneró
rápidamente.
LOS ASMONEOS
Juan Hircano
(135-105 a.C.)
El tercer hijo de Simón, Juan, llamado Hircano, que escapó al puñal asesino por
un oportuno aviso, fue reconocido como sumo sacerdote y jefe de la nación. En el
primer año de su gobierno Antioco Sidetes asedió Jerusalén, y Juan fue obligado
a capitular, aunque bajo condiciones más bien favorables. La reanudada guerra
civil en Siria permitió a Juan extender sus posesiones mediante la conquista de
Samaria, Idumea, y algún territorio allende el Jordán. Al forzar a los idumeos a
aceptar la circuncisión, abrió la vía inconscientemente para el acceso de
Herodes al trono. Durante su reinado encontramos por primera vez los dos
partidos de los fariseos y los saduceos. Hacia el fin de su vida Juan se alió
con estos últimos.
Aristóbulo I
(105-104 a.C.)
Juan dejó el poder civil a su mujer y el sumo sacerdocio a su hijo mayor
Aristóbulo o Judas. Pero Aristóbulo tomó las riendas del gobierno y encarceló a
su madre y a tres de sus hermanos. Al cuarto hermano, Antígono, ordenó matarlo,
en un acceso de celos instigado por un tribunal cabalístico. Fue el primero en
asumir el título de Rey de los Judíos. Su apelativo Fileleno muestra su
proclividad helenística.
Alejandro Janneo
(104-78 a.C.)
Aristóbulo fue sucedido por el mayor de sus hermanos encarcelados, Alejandro
Janneo (Jonatán). Aunque generalmente desafortunado en sus guerras, se las
arregló para adquirir nuevos territorios, incluyendo las ciudades de la costa,
excepto Ascalón. Su reinado se vio enturbiado por una sangrienta disputa con los
fariseos.
Los últimos Macabeos
(78-37 a.C.)
Alejandro legó el gobierno a su mujer Alejandra Salomé, y el sumo sacerdocio a
su hijo Hircano II. Aquella gobernó de acuerdo con los deseos de los fariseos. A
su muerte (69 a.C.) estalló la guerra civil entre Hircano II y su hermano
Aristóbulo II. Esto trajo consigo la intervención romana y la pérdida de la
independencia (63 a.C.). Hircano, a quien los romanos reconocieron como etnarca,
fue sólo gobernante de nombre. Aristóbulo fue envenenado en Roma por los
partidarios de Pompeyo (49 a.C.), y su hijo Alejandro decapitado en Antioquia
por orden del propio Pompeyo (49 a.C.). Antígono, hijo de Aristóbulo, fue
proclamado rey por los partos; pero al año siguiente fue derrotado por Herodes
con ayuda de los romanos, y decapitado en Antioquia (37 a.C.) Con él terminó el
gobierno de los Macabeos. Herodes asesinó sucesivamente (a) a Aristóbulo III,
nieto de Aristóbulo II e Hircano II por el matrimonio de Alejandro, hijo del
primero, con Alejandra, hija del segundo (35 a.C.); (b) a Hircano II (30 a.C.) y
a su hija Alejandra (28 a.C.); (c) a Mariamne, la hermana de Aristóbulo III (29
a.C.); y finalmente a sus propios hijos tenidos con Mariamne, Alejandro y
Aristóbulo (7 a.C.). De esta forma la línea de los Macabeos se extinguió.
Nota del traductor: Aunque sin grandes dificultades, me parece obligado explicar
que he traducido la palabra “commonwealth” por “nación”, a falta de un término
español más adecuado. He añadido, entre paréntesis y en cursiva, un par de
palabras que no estaban en el original y que me parecían imprescindibles para la
comprensión del texto. He mantenido en lo posible los nombres de lugares y
personas, dando generalmente, en otro caso, la versión que figura en las
ediciones españolas de la Biblia. Me he permitido, en fin, suprimir la expresión
“(D.V. Ptolemee)”porque al lector español no le dice nada cual sea la forma en
que la Versión de Douai traduce (al inglés) el nombre del yerno de Simón, que yo
he traducido por Ptolomeo, aunque en algunas Biblias viene, simplemente, como
Tolomeo.
JOSEFO, Antiq., XII, v-XV, vii; XVI, iv, x, xi; SCHÙRER, Hist. of the Jewish
People, I (NuevaYork, 1891), i, 186 sq.; GRÄTZ, Hist. of the Jews, I
(Filadelfia, 1891), 435 sq.; II, i sq.; STANLEY, Lectures on the Hist. of the
Jewish Church, III (Londres, 1876); DE SAULCY, Hist. des Machabées (París,
1880); DERENBOURG , Hist. de la Palestine (París, 1867); WELLHAUSEN,
Israelitische und Jüdische Geschichte (Berlín, 1894); CURTISS, The Name
Machabees (Leipzig, 1876).
F. BECHTEL
Transcrito por WG Kofron
Traducido por Francisco Vázquez