Faraón
EnciCato


(De prah, Par‘o, o, luego de la vocal, Phar‘o; Gr. Pharaó; Lat. Pharao).

Se trata de la denominación dada en las Sagradas Escrituras a los antiguos reyes de Egipto. El término se deriva del egipcio Per‘o, "gran casa", el cual originalmente designó el palacio real, pero gradualmente se aplicó al gobierno y luego al gobernante en sí, tal y como sucedió en los tiempos modernos por ejemplo, con el Vaticano y el Quirinal. Ya en los tiempos de las décimo octava dinastía (siglos 16 a 14 A.C.) fue común que se estableciera esta designación reverencial respecto al rey.
En los inicios de la vigésima segunda dinastía (del siglo 10 al 8 A.C.) en lugar de utilizarse como una denominación sola, se agregaba a los títulos, antecediendo el nombre de los reyes, y desde la vigésimo quinta dinastía (del siglo 8 al 7 A.C.) ya fue de uso ordinario, el único título que se utilizaba como prefijo del apellido real. Mientras tanto, la vieja costumbre de referirse al Per´o aún se puede encontrar en ciertas narrativas. El uso bíblico del término refleja la usanza griega con bastante precisión.

En los reinados más antiguos se le encuentra mencionado el título como el de Farao, o Faraón, Rey de Egipto. Pero en los nombres personales principia a aparecer a partir de la vigésima segunda dinastía, aún cuando la vieja denominación también es utilizada, especialmente cuando se mencionaban gobernadores contemporáneos. La ausencia de nombres propios en los primeros libros de la Biblia no es indicación de tiempos tardíos en la composición o bien de la vaguedad en cuanto al conocimiento de la historia egipcia, es todo lo contrario. Lo mismo es aplicable al uso del título Faraón, para reyes más antiguos respecto a la décimo octava dinastía, lo que está acorde al uso egipcio ya en la décimo novena dinastía.

El primer rey que se menciona por su nombre es Sesac (Sheshonk I) el fundador de la vigésimo segunda dinastía y contemporáneo de Roboam y Jeroboam (III Reyes, xi, 40; Par., xii, 2 y siguientes). Faraón no es prefijado en función de su nombre, probablemente porque los hebreos no estaban aún familiarizados con el nuevo estilo. El siguiente Sua, o So, aliado de Osi, Rey de Israel (IV Reyes, xvii, 4) comúnmente se le identifica con Shabaka, el fundador de la vigésimo quinta dinastía, pero muy probablemente fue desconocido antes del reinado de Shabaka.

La opinión de Winckler en el sentido de que fue un gobernante de Musri, en el norte de Arabia, es aceptada por muchos, pero parece no tener suficiente fundamento. Taraca, quien fue oponente de Senaquerib, es llamado Rey de Etiopía (IV Reyes, xix, 9; Is., xxxvii, 9) y por ello no recibe el título de Faraón, de conformidad con lo que existe en documentos egipcios. Necao, quien derrotó a Josias (IV Reyes, xxiii, 29 y siguientes.; II Par., xxxv, 20 y siguientes), y Efri, u Hofra, el contemporáneo de Sedecius (Jer., xliv, 30) tenían la denominación Faraón Necao o Faraón Efri, de conformidad con la usanza griega.

Faraones no mencionados en la Biblia

1. El Faraón de Abraham

Por causa de las incertidumbres que se tienen en la antigua cronología, se hace imposible determinar la identidad del faraón que gobernaba Egipto cuando Abraham llegó a ese país. El texto masorético menciona 1125 años entre la migración de Abraham a Canaán y la construcción del templo, en tanto que la Septuagésima indica 870 (véase CRONOLOGÍA). Algunos académicos sitúan la construcción en el 1010 A.C. y otros en el 969 A.C. Los tiempos de la migración de Abraham se situarían entre 2135 o 2094 según el texto masorético, y entre 1880 y 1839, según la Septuagésima. La cronología egipcia es tan incierta en este sentido como la Biblia.

Si las fechas dadas por Meyer, y adoptadas en el artículo sobre Egipto, son correctas, el viaje de Abraham a Egipto se habría realizado durante el reinado de Mentuhoteps, en la undécima dinastía, o durante los tiempos de Usertesen (Sesotris) III, o en el de Amenemhet III de la duodécima dinastía.

2 El Faraón de José

Generalmente se admite que José tuvo poder bajo el reinado de uno de los reyes pastores o Hiksos, quienes gobernaron Egipto entre las dinastías duodécima y décima octava, y quienes finalmente fueron expulsados por Ahmose I inmediatamente después de 1580. Se desconoce la duración de ese tiempo, pero probablemente no duró más de 100 años. El tiempo de gobierno de José se puede colocar, en función de ello, en el décimo siglo A.C.

Si el Éxodo tuvo lugar al principio del reinado de Merneptah, por ejemplo, cerca del 1225, tal y como varios académicos mantienen, y el tiempo de los israelitas duró 430 años, como lo indica el texto masorético, (Ex., xii, 40) ese tiempo se puede ubicar en 1665. Los nombres de los cuatro Hiksos son revelados a nosotros por medio de los monumentos egipcios, como Khian y tres Apofises. George Syncellus puntualiza que en ese tiempo (siglo octavo A.C.) había consenso general en el sentido de que el faraón de José fue Apofis, probablemente Apofis II, el más importante de los tres. Es muy probable que este señalamiento sea verdadero, pero la historia de este período es muy obscura como para tener un dato definitivo.

3 El Faraón de la Opresión y el Éxodo
Véase ISRAELITAS.

4 Los otros Faraones

El Faraón con quien Abad buscó refugio en los tiempos de David (III Reyes, xi, 17) fue un rey de la vigésimo primera dinastía, ya sea Paynozem o Amenemopet. El suegro de Salomón (III Reyes, iii, 1) habría sido Amenemopet, Siamon o Pesibkhenno II. El faraón mencionado en IV Reyes, xviii, 21, e Is., xxxvi, 6, piensan muchos que sería Tharaca. Pero si la expedición de Senaquerib tuvo lugar en 701, como generalmente se acepta, hay pocas dudas acerca de que el faraón al que se haría referencia sería Shabaka, o posiblemente Shabataka.

Tharaca llegó al trono unos años después, y el título Rey de Etiopía (IV Reyes, xix, 9; Is., xxxvii, 9) está dado con anticipación. El no nombrado faraón de Jer., xxv, 19 es probablemente Necao, quien ciertamente sería al que se refieren xlvi, 17 y xlvii, 1, en todos los lugares en los que se quiere decir Efri. Este último es también el faraón de Ezequiel.

Véase la literatura mencionada en los artículos a los que se ha hecho referencia.

F. BECHTEL
Transcripción de W.G. Kofron
Traducción al castellano de Giovanni E. Reyes
Con gratitud a la iglesia de Santa María, Akron, Ohio.